b.- ¿Pero porque fueron exiliados específicamente? Por miedo y ¿miedo a que? Miedo a este
mensaje de poder, mensaje que cambia las vidas, mensaje que entrega salvación gratuita, mensaje
que rompe toda tradición interpuesta por hombre, pasando de un templo hecho a manos a un
templo hecho de carne en el mismo corazón de cada hombre, mujer y niño, de toda lengua, tribu y
nación y en donde ya no hay un arca en su centro que representa la presencia de Jehová, sino un
trono establecido en cada corazón y donde está la presencia misma de Dios sentado reinando en
nuestras vidas por toda la eternidad.
c.- Hoy nos unimos a esta iglesia exiliada, a esta iglesia sin patria, a esta iglesia sin nación, a este
grupo de extranjeros en la carne. Pero Pablo no señala en Efesios 2:19 “Asi que ya nos sois
extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.”
Esa es nuestra gente, ese es nuestro pueblo ahora “Porque nuestra ciudadanía está en los cielos.”
Filipenses 3:20.
b.- Santificar a Dios es honrarlo a él, en nuestros corazones, si lo honramos en nuestros corazones,
lo honraremos en público, con nuestros actos, nuestros dichos, nuestra manera de vivir. Pedro
sabía que honrar a Dios desde el corazón nos llevaría a mostrar en todo lugar que somos hijos de
Dios, santificar a Dios es procurar el bien para con los demás, siendo siervos en primer lugar.
Santificar a Dios no es solo un conjunto de rituales religiosos llevados a cabo para estar en la lista
de la iglesia y ser nombrado como parte de un equipo de trabajo, ni tampoco andar por las calles
en silencio con las manos juntas de forma sacrosanta, sino que santificar a Dios es demostrar
públicamente y por nuestros actos que somos parte de este pueblo santo, de este linaje escogido y
de esta nació santa, eso es santificar a Dios, eso es honrarlo a el, desde nuestro corazones al
corazón de aquellos que no conocen a Cristo.
III.- El siguiente llamado es a presentar defensa de nuestra esperanza.
a.- Colosense 1:27 nos dice con claridad que Cristo es nuestra esperanza de Gloria, no es el dinero,
no es nuestro trabajo, no es nuestro pastor es Cristo el es nuestra esperanza, los inconversos hoy
están sin esperanza (Ef. 2:12) así como lo estuvimos en el tiempo antiguo pero hoy hemos sido
llamados a su luz admirable, hemos sido sacado de aquel pozo cenagoso y hoy podemos ser
llamados hijos de Dios, de esa esperanza es a la que nos llama la palabra de Dios a presentar
defensa cuando sea necesario.
La palabra “apologetica” viene del griego que significa fundamentalmente “dar una defensa.” La
Apologética Cristiana, entonces, es la ciencia de dar una defensa de la fe cristiana. Hay muchos
escépticos que dudan de la existencia de Dios y/o atacan una creencia en el Dios de la Biblia. Hay
muchos críticos que atacan la inspiración y la verdad de la Biblia. Hay muchos falsos maestros que
promueven doctrinas falsas y niegan las verdades claves de la fe cristiana. La misión de los
apologéticos cristianos es combatir estos movimientos, y en su lugar, promover al Dios cristiano y
la verdad cristiana.
Pedro sabía que los hermanos hallarían resistencia en donde quiera que vayan, sabía que habrían
falsos maestros y falsas doctrinas en las tierras en las cuales estaban exiliados, sabía que sus
principios espirituales serían trastocados por ateos e incrédulos, no es ditinto a nuestro tiempos,
en donde debemos enfrentar distintas corrientes y falsas doctrinas interpuestas por hombres, pero
también sabía que el poder de este mensaje sería más grande que cualquier argumento que se les
pudiese presentar, sabía que la palabra de Dios es como una espada de doble filo que penetra
hasta partir el alma y las coyunturas y que esta palabra es tan poderosa que discierne los
pensamiento y las intensiones de cada corazón, (Heb. 4:12-13).
Por esta razón Pedro no les dice a sus hermanos escóndanse o dejen que los demás hablen sino
llama a presentar defensa de este evangelio santo y poderoso.
Alguien podrá decir, “Seré un testigo silencioso del Señor. Dejaré que mi vida sea un testimonio. No
predicaré el evangelio; viviré el evangelio.” Vivir el evangelio es esencial, pero no es suficiente.
Una parte de la vida incluye el hablar. Dios no quiere que solo tu vida esté dedicada a ÉL, sino ÉL
quiere que también tus labios estén dedicados a ÉL. No puedes divorciar tus labios de tu vida.
Recordemos “MUESTRA” y “HABLA”. Ambos son necesarios. Debemos mostrar con nuestra vida y
hablar con nuestros labios.
Estemos siempre preparados para exponer clara y convincentemente nuestro caso. Estemos
siempre preparados para presentar defensa. Contemos con que las preguntas vendrán y estemos
preparados para cuando vengan. No te sorprendas cuando se hagan esas preguntas. Debes estar
preparado para ellas
Grandes hombres y mujeres han presentado defensa de su fé en diversas ocasiones, Pablo fue el
principal Apologista, presentando defensa ante reyes emperadores y concilios completos, Esteban
antes de morir apedreado presenta una defensa de fe que no fue escuchada pero que fue dada
con poder y llena del espíritu Santo. Pedro hace defensa de la fe en frente na gran multitud y
aprox. 3.000 persona reciben este mensaje de salvación y en la segunda oportunidad en el pórtico
de salomón 5000 personas son impactadas por este poderoso mensaje.
3.- Solo fe
La fe es la única vía de unión entre Dios y el ser humano, por ende, la fe es lo único necesario para
la salvación y Vida Eterna. La fe es la «certeza de lo que se espera y confianza de lo que no se ve»
(Hebreos 11:1), es decir, la fe implica tanto creer en Dios, como confiar en Dios, entregarse a Él y
vivir la vida en esa fe. La cita «el justo por la fe vivirá» (Romanos 1:17) será la que cambiaría la vida
de Lutero y también del mundo, al entender que el justo(el bautizado) vive por su fe, y no por sus
obras ni trabajo.
Somos llamados a ser defensores de la fe en el tiempo en el cual nos hayamos, no somos llamados
a alzarnos violentamente contra las leyes que se establecen o contra las personas que tienen un
pensamiento distinto, sino a estar preparados cuando sea el momento de hacerlo. Dios es quien es
soberano por sobre todas las cosas, nosotros somos el instrumento que el usará para anunciar lo
que ya ha sido revelado y recuerde que si no lo hace usted hasta las piedras hablaran. (Lc. 19:40)