Los riñones son órganos excretores. Esto significa que son responsables de la separación y excreción
de ciertos componentes del organismo. Esencialmente se trata de separar el exceso de agua, de
electrolitos y productos de desecho. Estos productos de desecho se filtran desde la sangre y pasan a
componer orina. Cada día, unos 200 litros de sangre son filtrados por nuestros riñones, pero solo una
pequeña parte se convierte en orina.
El riñón es también un órgano productor de hormonas y segrega renina (que indirectamente regula la
presión sanguínea) y eritropoyetina (que regula la producción de glóbulos rojos en la médula ósea).
Además, los riñones transforman la Vitamina D en Vitamina D3 (forma activa de la vitamina), que
aumenta la absorción de calcio.
El cuerpo humano tiene dos riñones situados uno a cada lado de la parte posterior de la cavidad
abdominal, a nivel de las vértebras T12 y L3, que están de alguna forma protegidos por las costillas más
inferiores. Los riñones reciben suministro sanguíneo de la aorta, por la arteria renal.
Están cubiertos por tres capas de tejido de soporte y, en su parte más externa, encontramos una
especie de tejido conectivo que los fija. Por debajo de este tejido hay una capa de tejido adiposo que
los protege de traumatismos, etc. A continuación, se encuentra la cápsula de tejido conectivo que
define la capa renal externa. Bajo esta cápsula, está la corteza renal, y a continuación la médula renal.
En la médula se distinguen unas ocho pirámides que contienen miles de nefronas, que son las
unidades funcionales y estructurales más pequeñas del riñón. En el centro de los riñones encontramos
la papila renal de cada pirámide, que actúa a modo de embudo y que conduce el fluido excretado a la
pelvis renal. La pelvis renal es un embudo, o una canalización, que finalmente forma el uréter. Este
conduce la orina a la vejiga, donde se almacenará hasta su eliminación.
Los riñones reciben un 25% del gasto cardíaco en condiciones normales, o sea, una media de unos
1,2 litros de sangre por minuto. La mayor parte de esta sangre va a parar a la corteza renal, desde
donde se distribuye.
Los riñones están inervados por las neuronas simpáticas, que regulan el suministro sanguíneo renal,
y el sistema nervioso autónomo que regula la producción renal de orina.
La función principal de los riñones es regular:
La excreción de productos de desecho
El equilibrio hidroelectrolítico
El equilibrio ácido-base
Para que estos procesos se lleven a cabo, los riñones regulan la composición del plasma sanguíneo utilizando
los siguientes mecanismos:
Filtrado glomerular
Reabsorción tubular
Secreción tubular
Nefrona: la célula de riñón
La nefrona es la unidad estructural y funcional básica del riñón. Está situada principalmente en
la corteza renal. Es un hombre adulto existen aproximadamente de 1,5 a 2 millones de nefronas
repartidas por la corteza renal.
Las nefronas tienen un sistema de canalizaciones o conductos (túbulos) separados de los vasos
sanguíneos. Cuando la sangre se filtra en los riñones, el líquido de la sangre (que dará lugar a la
orina) es conducido por estos túbulos, donde va cambiando su composición, de modo que
cuando llega a la vejiga contiene agua, electrolitos y productos de desecho.
Glomérulo
Túbulo contorneado proximal
Asa de Henle (ramas descendente y ascendente)
Túbulo contorneado distal
La arteria renal conduce la sangre desde la aorta al riñón y se ramifica en un gran número de
arteriolas cuando llega al riñón. Estas llevan sangre hasta el glomérulo. La sangre que no es
filtrada en el glomérulo, sino que sale por los capilares, es conducida por la arteriola eferente.
La mayor parte de los fluidos y sustancias transmitidas a las nefronas en los glomérulos, son
devueltos al torrente sanguíneo a través de estos capilares.
El glomérulo
En el glomérulo las nefronas y las arteriolas aferentes están organizadas de forma que la porción
ascendente del asa de Henle está situada entre las dos arteriolas. Las células situadas en la pared de
la parte superior del asa de Henle están especializadas y se las conoce como células de la mácula
densa. En esa misma área, alrededor de las arteriolas aferentes, encontramos las células
yuxtaglomerulares que son células de la musculatura lisa especializadas. Además, entre la macula
densa y las células yuxtaglomerulares, encontramos un tercer grupo de células llamadas células
mesangiales. Todas estas células especializadas forman el aparato yuxtaglomerular.
Las células yuxtaglomerulares, que son las células del músculo liso que rodean las arteriolas aferentes,
sirven de mecanorreceptores y captan la presión sanguínea en las arteriolas. Estas células contienen
renina, una enzima que se segrega cuando la presión sanguínea baja en exceso.
Las células de la mácula densa son quimiorreceptores que registran los niveles de sodio en el filtrado
que llega a la porción superior del asa de Henle ascendente. Un nivel de sodio bajo en la parte final
del asa de Henle indica presión venosa baja.