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¿QUE ES LA INTELIGENCIA?

La polémica desatada por el libro que afirma que los blancos son más inteligentes que los
negros ha puesto sobre el tapete las preguntas del millón: ¿La inteligencia se hereda? ¿Se
puede medir?
Se dice que un día isadora duncan le propuso al dramaturgo Bernard Shaw tener un hijo
juntos. "Con tu inteligencia y mi gracia tendría todas las posibilidades", le anotó la famosa
bailarina. "Ni lo sueñe, señora -respondió el irlandés-. ¿Qué tal si sucede a la inversa?".
Esta anécdota podría resumir los conocimientos que existen sobre la transmisión hereditaria
de la inteligencia. Aunque los biólogos localizan un nuevo gen cada semana, se ignoran
todos los eventuales determinantes biológicos de la base de las matemáticas o del don de
las lenguas. La idea de programar el nacimiento de pequeños genios creando un banco de
esperma para los premios Nobel, es una cuestión más ligada a la ciencia ficción que a la
realidad.
Como lo sugirió el dramaturgo inglés: nadie domina la lotería cromosómica.
Pero este no es el único interrogante en torno de la inteligencia. Se sabe, por ejemplo, que
en los últimos 50 años el cociente intelectual (más conocido como IQ: Intelligence
Quotient) medio ha aumentado 15 puntos. Sin embargo los especialistas no saben explicar
ese fenómeno, así como tampoco se han podido poner de acuerdo sobre una definición
universal de la inteligencia.
La última teoría surgió hace unos meses en forma de best seller con 'La Curva Campana' -
nombre de la gráfica que representa la distribución del cociente intelectual dentro de una
población- y armó una tempestad que no ha podido ser apaciguada. Los autores del libro, el
sicólogo Richard Herrnstein (fallecido recientemente) y el politólogo Charles Murray,
avivaron la llama racista con la tesis de que los negros contribuyen enormemente a bajar el
promedio del nivel intelectual de Estados Unidos. Estadísticas a la mano, Herrnstein y
Murray hacen aparecer un desfase de 15 puntos en el cociente intelectual medio entre
blancos y negros. El mismo que separa a los norteamericanos de 1995 con los de 1945.
El polémico mensaje de los autores es que los pobres son pobres porque son menos
inteligentes que los ricos. Lo que esto significa es que, por deplorable que sea esta
situación, no se puede cambiar. Aunque controvertidos, los dos autores no son miembros
del Ku Klux Klan. Richard Herrnstein, especialista en sicometría, enseño en Harvard, y
Charles Murray fue asesor del presidente Ronald Reagan. Pero con su teoría no sólo han
reencendido las llamas del eugenismo y la segregación sino que han creado una polémica
que ha puesto sobre el tapete las preguntas del millón: ¿Qué es la inteligencia? ¿Se hereda?
¿Puede medirse?

EL CUENTO DEL IQ
Todo comenzó con la creación, a principios de siglo, de la primera escala para medir la
inteligencia, hecha por el francés Alfred Binet. Su intención no era construir una
clasificación jerárquica de los individuos, sino rastrear a los niños susceptibles de tener
dificultades escolares. Con este fin creó un conjunto de test correspondientes, para cada
año, a esfuerzos que un niño sin dificultades particulares debería poder hacer. Por ejemplo,
se sabe que un niño de tres años no puede recitar sin errores los 12 meses del año; pero si
no es capaz a los 10 años sí existe un problema. De ahí se acuñó el término 'edad mental'.
Según Binet, si la edad real es más baja, indica un retardo, si es más alta, indica avanzado.
Sus sucesores convirtieron este concepto en una proporción. Al dividir la edad mental por
la edad real y multiplicarlo por 100 se obtenía el cociente intelectual (IQ en inglés). Un CI
igual a 100 corresponde a lo normal. Inferior, se traduce en un retardo de los conocimientos
adquiridos comparados a la media de los niños de la misma edad. Superior a 100 significa
avanzado. Más tarde los sicólogos anglosajones extendieron la prueba a los adultos e
hicieron de ella un instrumento de clasificación de los individuos. Un CI de 100 no
significa que la edad real y la mental coincidan, sino que el sujeto examinado se encuentra
dentro de lo normal. Según esta escala, el 68 por ciento de la población tiene un CI
comprendido entre 85 y 115. El 16 por ciento está por debajo y otro 16 por ciento está por
encima de este rango. Y de ellos sólo 2 por ciento están por debajo de 70 o por encima de
130. Y sólo una de cada 1.000 personas posee un CI inferior a 55 o superiora 145.
Según los autores del polémico libro, la áctriz Sharon Stone ostenta un CI de 150 y
Madonna uno de 140, sin duda, la más llamativa de sus medidas. Pero al mundo le cuesta
trabajo creer que una actriz y una cantante exhibicionista tengan una inteligencia fuera de lo
común. ¿Por qué? No tanto por machismo sino porque nadie sabe exactamsnte qué mide el
CI. Si en alto están de acuerdo los estudiosos del tema es que la inteligencia abarca
aptitudes muy distintas y que las pruebas indagan sobre capacidades muy diferentes. Se
puede, por ejemplo, tener mucha facilidad para las estrategias verbales pero mucho menos
para las relaciones espaciales. Y si el CI se reduce a una sola cifra, equivale a sumar peras y
manzanas.
El neurólogo colombiano Rodolfo Llinás, cuyos estudios sobre el cerebro han sido
reconocidos a nivel internacional, señala: "La inteligencia neta es muy difícil de medir. Es
imposible describir con precisión todos los aspectos de la inteligencia humana y menos
resumirlos en un número. Se consideran y comparan muchas cosas, algunas culturales que
tienen que ver con el saber, pero no con la inteligencia. Otras, como la imaginación, son
imponderables. Es posible que el cociente de inteligencia sea el mejor método que exista
actualmente para hacerlo, pero hay que recordar que los cocientes altos son más reales que
los bajos". Por su parte el genetista Emilio Yunis agrega: "Medirla no es el problema.
Nosotros medimos todo. Lo que es detestable es la utilización que le dan a esas mediciones,
ya sea para formar clubes exclusivos de personas superiores o para sustentar tesis racistas,
como, por ejemplo, que los negros son menos inteligentes".
Todas las investigaciones recientes muestran que el cerebro -la estructura más compleja del
universo- funciona más como una red de microprocesadores que como un gran ordenador
central. Muchos de los procesos cerebrales son especializados en una función muy precisa.
Por ejemplo, hay distintos circuitos para controlar la visión lateral y la visión central. Existe
un área especializada en el reconocimiento de los rostros. Las memorias a corto y largo
término recurren a diferenporte biológico también está compartimentado .
No obstante entonces ¿qué miden realmente esas pruebas? Globalmente, la capacidad
lógica, la memoria, las adquisiciones culturales básicas. Desde un punto de vista
pragmático se trata de cualidades que condicionanel éxito escolar, universitario y hasta
profesional. Y de hecho en los países occidentales son utilizadas para seleccionar a las
personas que ingresan a colegios, universidades y empresas. El director de la fundación
Alberto Merani para el Desarrollo de la Inteligencia, Rafael de Zubiría, las defiende: "Son
útiles a temprana edad porque con las 11 variables que contiene el test se detecta no solo al
niño que está por encima del promedio sino también a aquellos que tienen vacíos en
determinada área, para asì poder corregirlos a tiempo", dice. La fundación ha tenido dos
promociones de alumnos superdotados, algunos de los cuales -entre 12 y 15 años- están
trabajando como auxiliares en distintas instituciones públicas y privadas. Para De Zubiría
no hay duda que estos niños salieron genéticamente premiados.

¿EL GENIO NACE O SE HACE?


La idea de que la inteligencia esté sometida a la influencia de los genes es lógica.
Cualquiera que sea el modo en que se defina, no hay duda en que se manifiesta a través del
funcionamiento del cerebro, el cual, como cualquier otro órgano, no escapa a su naturaleza
biológica. Pero según los científicos eso en ninguna forma significa que las aptitudes
intelectuales estén determinadas de una vez por todas desde el momento de la concepción.
Esquemáticamente los genes contienen un programa pero no lo aplican de forma insensible
al medio ambiente.
Aunque en el polémico libro se afirma que el 60 por ciento o más de la inteligencia es
hereditario, para la mayoría de los científicos no es muy claro qué tanto influye lo
hereditario y qué tanto el medio ambiente. "Se sabe que, entre otras cosas, el número de
neuronas influye en la capacidad del cerebro. Pero la neurona es una célula y la célula es
proteìna, de modo que si la persona no está bien alimentada el cérebro puede
subdesarrollarse. Lo mismo suele suceder si no está estimulada", señala Rafael de Zubiría,
quien se ha dado a la tarea de descubrir niños superdotados en Colombia. Haciendo simples
cálculos estadísticos, uno de cada 100 niños que nace en Colombia viene equipado con un
cerebro de capacidades superiores a las normales. "Esto quiere vecir que son buenos para
muchas cosas, casi para todo, como un deportista de decatlón", dice. Para De Zubiría, la
inteligencia es capacidad y no conocimiento. Capacidad para comprender, interpretar y
producir sistemas simbólicos. "Sin embargo -agrega-, las nuevas teorìas señalan que existen
muchos tipos de inteligencia".
Si bien la inteligencia está sometida a una influencia genética, no se tiene idea del número
de genes a los que se refiere y menos aún de su distribución en la población. Y la opinión
de la mayoría de los científicos es que es atrevido establecer una relación entre raza e
inteligencia. Cuando una función depende de un gran número de genes variables hay poca
posibilidad de que la selección natural alcance a acumular los buenos dentro de una
población y los malos dentro de otra. Y ese es un golpe de gracia para la teoría de que la
inteligencia es un don de ricos y blancos.

LOS SABIOS RESPONDEN


1. ¿QUE ES LA INTELIGENCIA?
2. ¿ALGUNA VEZ SE HA SENTIDO BRUTO?

GARY KASPAROV, CAMPEON MUNDIAL DE AJEDREZ:


1. La inteligencia es la anticipación. Es también la capacidad de analizar una situación y de
hacer la mejor evaluación para preparar el mejor golpe. No comprendo a los políticos que
no llegan a prever los eventos. ¿Se acuerda de las declaración del embajador de Estados
Unidos en Kuwait que pensaba que Irak no iba a invadir? La sociedad hoy no recurre a
nuestra inteligencia. Somos bombardeados con información que nos impide reflexionar y
nos vuelve pasivos.
2. Soy tan exigente conmigo mismo que ha habido numerosas situaciones en que me he
sentido insatisfecho.
FRANCOISE SAGAN, ESCRITORA FRANCESA:
1. Es tener el número más grande posible de puntos de vista sobre el mismo tema. O,
cuando un mismo tema puede inspirarle muchos puntos de vista. Inteligente es quien tiene
la capacidad para no detenerse en una sola idea. Cuando una persona dice "estoy segura
que", ahí es donde para su inteligencia.
2. Sí. Y cuando me pasa me da risa. Una noche me encontraba en una gran cena contando
una historia y de pronto me di cuenta que me había olvidado del final....

ETIENNE BAULIEU, INVENTOR DE LA PILDORA ABORTIVA:


1. Saber lo que no se sabe, pensar con independencia y rigor. Para mi no hay gran
inteligencia que no sea igualmente intuitiva y afectiva y que no conlleve imaginación.
2. Muy a menudo. Cuando tengo todas las cartas del saber en la mano, y no se me ocurre la
idea o la buena respuesta que convencería sin reticencia.

RODOLFO LLINAS, NEUROLOGO:


1. Es la capacidad del ser humano, y de otros seres vivos, de reconstruir en su mente el
medio que lo rodea, es decir, de formarse una imagen mental del medio, de sus propiedades
y de las implicaciones de sus acciones en tal medio
2. Muchas veces por falta de conocimiento; no tan frecuente por falta de inteligencia.

EMILIO YUNIS, GENETISTA:


1. La inteligencia va más allá del sentido común, y sentido común es todo lo que el cerebro
puede hacer sin necesidad de aprendizaje o adiestramiento. Hay que aclarar que los niños
de hoy solucionan cosas por sentido común. Yo considero que el rasgo fundamental de la
inteligencia es la creatividad.
2. Toda la vida. Yo era muy bruto hasta hace pocos años, cuando descubrí cual era el
sentido de la ciencia. Antes hacía el trabajo de manera inconsciente, hasta que descubrì que
la vida había que mirarla de otra forma.

MANUEL ELKIN PATARROYO, INVENTOR DE LA VACUNA SINTETICA:


1. Es la capacidad de conocer distintos mundos para crear uno nuevo.
2. Muchísimas veces me he sentido estúpido porque con el conocimiento que tenía no fui
capaz de hacer lo que era lógico o hice lo contrario.

CARLOS VASCO, MATEMATICO:


1. Es la capacidad de traer a la conciencia y manejar rápidamente gran cantidad de
información pertinente para una situación problemática dada, y de producir con ella
soluciones oportunas y creativas.
2. Me he sentido así con demasiada frecuencia en congresos internacionales de matemáticas
cuando, a pesar de creer que conozco algo de un tema, no entiendo prácticamente nada de
una conferencia de un experto.
El secreto de la inteligencia: hacer más con menos
Siempre nos hemos preguntado cómo para algunas personas es tan sencillo aprender cosas
nuevas y desarrollar tareas que para nosotros son complicadas.
Un grupo de investigadores del Instituto Federal de Tecnología de Zúrich (Suiza) por fin ha
demostrado empíricamente la teoría de la eficiencia neuronal, que ya contaba con un amplia
aceptación de la comunidad neurocientífica. Según esta hipótesis, la gente lista emplea más
eficazmente sus recursos neuronales. O en palabras de Elsbeth Stern, profesora del citado
instituto suizo, “las personas más inteligentes requieren menos actividad cortical para
resolver los problemas”.
Con el fin de poner a prueba la teoría, los investigadores reclutaron a 80 estudiantes y los
sometieron a distintas pruebas relacionadas con la llamada “memoria de trabajo”, que exige
esfuerzos, sobre todo, al lóbulo frontal. Podría definirse como la habilidad para
relacionar recuerdos con nueva información, adaptarse a nuevos objetivos y filtrar la
información irrelevante. Mientras realizaban las pruebas, fueron sometidos a
electroencefalogramas.
Según los tests previos que les hicieron, los voluntarios se dividían en dos categorías: los
que tenían un coeficiente intelectual ligeramente superior a la media y los que puntuaban
muy por encima del promedio. En las tareas muy difíciles o muy fáciles no se registraron
grandes diferencias, pero la cosa cambiaba con los problemas de dificultad moderada:
entonces la actividad eléctrica era sensiblemente inferior en las personas con
mayor cociente intelectual.
Los expertos lo comparan con los coches: cuando van a una velocidad mediana es cuando
se pueden valorar las diferencias en su gestión de los recursos. A poca velocidad, los
vehículos gastan poco combustible, y si circulan muy rápido, mucho, todos por igual.
Además, los científicos suizos afirman que, pese a la creencia de otros colegas, la memoria
de trabajo no se puede ejercitar. Sí podemos entrenarnos para realizar tareas concretas, pero
cuando nos enfrentamos a un nuevo reto, todos partimos de cero.
Son muchas las disciplinas que se ocupan de investigar todo lo referente a la inteligencia
humana, como la psicología, la medicina, la filosofía, etc. Hasta ahora se había medido la
inteligencia humana con ayuda de tests en que se ponía a prueba las capacidades numéricas,
lingüísticas o espaciales de cada persona. Pero se ha visto que esto ha sido un error, pues
hemos estado tan interesados en medir la inteligencia dedicada a resolver problemas
técnicos, que hemos olvidado otras habilidades del ser humano como son la comunicación
afectiva o la inteligencia emocional.
La teoría que más se ha impuesto últimamente es la de la inteligencia múltiple de Howard
Gardner. Dice que no tenemos una sola capacidad mental, sino varias, concretamente
siete: la lógico-matemática, la espacial, la lingüística, la musical, la corporal, la
interpersonal y la intrapersonal .
Por tanto, cuando queremos medir la inteligencia de un sujeto, lo debemos hacer
basándonos en todas ellas, no sólo en unas cuantas. Se están intentando generar nuevos test
que midan estas capacidades, pero este es un proceso difícil y que todavía está en sus
inicios.
La inteligencia de una persona está formada por un conjunto de variables como la
atención, la capacidad de observación, la memoria, el aprendizaje, las habilidades sociales,
etc., que le permiten enfrentarse al mundo diariamente. El rendimiento que obtenemos de
nuestras actividades diarias depende en gran medida de la atención que les prestemos, así
como de la capacidad de concentración que manifestemos en cada momento. Pero hay que
tener en cuenta que, para tener un rendimiento adecuado intervienen muchas otras
funciones como, por ejemplo, un estado emocional estable, una buena salud psico-física o
un nivel de activación normal.
La inteligencia es la capacidad de asimilar, guardar, elaborar información y utilizarla para
resolver problemas, cosa que también son capaces de hacer los animales e incluso los
ordenadores. Pero el ser humano va más allá, desarrollando una capacidad de iniciar, dirigir
y controlar nuestras operaciones mentales y todas las actividades que manejan información.
Aprendemos, reconocemos, relacionamos, mantenemos el equilibrio y muchas cosas más
sin saber cómo lo hacemos. Pero tenemos además la capacidad de integrar estas actividades
mentales y de hacerlas voluntarias, en definitiva de controlarlas, como ocurre con nuestra
atención o con el aprendizaje, que deja de ser automático como en los animales para
focalizarlo hacia determinados objetivos deseados.
La función principal de la inteligencia no es sólo conocer, sino dirigir el comportamiento
para resolver problemas de la vida cotidiana con eficacia. Hasta ahora la interpretación
errónea de que la inteligencia sólo servía para resolver problemas matemáticos o físicos
había dejado de lado las capacidades personales de resolver problemas que afectan a la
felicidad personas o a la buena convivencia social. No se incluía lo que hoy se
denomina inteligencia emocional.

1. Pensar.
Una de las cosas que nuestra inteligencia hace constantemente es pensar. Por eso utilizamos
tanto esta palabra. Decimos: “Sólo pienso en ti”; “Tienes que pensar antes de actuar”;
“Estuve pensando en lo que me dijiste”. Casi siempre pensamos con palabras, como si nos
estuviéramos hablando a nosotros mismos. Pero también podemos pensar sin ellas, pasando
de una imagen a otra como cuando hacemos un ejercicio físico.
Pensamos en cosas muy diversas, pero el filósofo, en vez de pasar sobre este hecho sin
darle importancia, se fija en él y comienza a hacerse preguntas. ¿Qué es pensar? ¿Para qué
pensamos? ¿Por qué hay personas que piensan mejor que otras? ¿Qué puedo hacer para
pensar mejor?-
Pensar es operar mentalmente con informaciones para conseguir una meta, de acuerdo con
reglas, métodos y criterios adecuados.
2. Elementos necesarios del pensamiento.
Para pensar, por tanto, son necesarios cuatro elementos:
*Información: son los datos o conocimientos que debemos manejar y que han de estar
conservados en la memoria, o en algún instrumento auxiliar de la memoria, como son los
libros, las notas o los ordenadores. Por ejemplo, para pensar sobre fútbol hay que saber
cómo se juega, los reglamentos, etc. Para pensar sobre matemáticas, habrá que conocer una
serie de nociones, qué es un número, una integral, un polinomio, etc. Un avión no puede
volar sin combustible, y una inteligencia no puede volar sin información, que es su peculiar
combustible. No hay que aprender por aprender. Hay que aprender para pensar. Y hay que
pensar para actuar.
*Operaciones: son las actividades mentales que realizamos con la información: comparar,
relacionar, descomponer, componer, multiplicar, sacar integrales, buscar parecidos,
deducir, imaginar, etc.
*Reglas, métodos y criterios.
- Regla es la norma o pauta que debe llevarse a cabo para realizar un razonamiento
correcto. Cada tipo de pensamiento tiene sus reglas para hacerlo bien. Las reglas para
escribir poesía son distintas a las reglas para hacer ciencia. Si digo “dientes de perlas y
labios de rubí” estoy estableciendo un enlace metafórico, válido en poesía, pero prohibido
en ciencia.
-Método es el procedimiento o conjunto de reglas para alcanzar un conocimiento o realizar
un proyecto.
-Criterio es la regla para evaluar la verdad o la corrección de algo. Necesitamos tenerlo para
saber si vamos por el camino adecuado, si estamos consiguiendo el resultado que
deseamos. Una persona sin criterio es la que juzga las cosas o toma decisiones
caprichosamente. No se utiliza el mismo criterio para escribir una carta de amor que para
escribir un trabajo de Ciencias Sociales. Cuando confundimos los criterios provocamos
errores o injusticias.
*Meta: es el objetivo que se quiere alcanzar. Necesitamos saber lo que queremos conseguir.
Las operaciones que hacemos con las palabras, por ejemplo, no serán las mismas si nuestro
propósito es contar un chiste o explicar una demostración.
3. Pensar y discurrir.
Pensar no es un lujo, sino una necesidad. Queramos o no, estamos siempre captando
información, relacionándola, de una manera automática. En ocasiones, lo hacemos
mecánicamente: si vamos andando por un monte, elegimos el camino, calculamos la
distancia antes de dar un salto, evitamos una rama. En otras situaciones, pensamos
voluntariamente en algún asunto. El pensamiento es la herramienta que tenemos para
resolver el problema de alcanzar una meta.
Nacemos con la capacidad de pensar, pero podemos desarrollarla más o menos. La
inteligencia humana es perfectible, puede mejorar, ampliarse, o, por el contrario,
debilitarse. Sobre todo, puede usarse bien o mal. Hay muchas formas de pensar, pero la más
poderosa, la que nos caracteriza como especie, utiliza el lenguaje. Pensamos con palabras,
discurriendo, elaborando discursos.
Un discurso es todo lo que resulta de la actividad de discurrir, de exponer con palabras lo
que pensamos. No podemos saber lo que pensamos sobre una cosa hasta que no lo hayamos
dicho, a nosotros mismos o a otra persona. Las palabras nos permiten darnos cuenta de lo
que creemos o de lo que sentimos.
Pensar no es estar dando vueltas a una cosa, como cuando estamos preocupados o
atemorizados. Ni repetir de memoria lo que hemos aprendido. Es una actividad productiva,
creadora, que nos permite conseguir unos objetivos. Hay pensamientos prácticos (que se
dirigen a hacer una cosa) y pensamientos teóricos (que se proponen conocer las cosas). Para
ampliar nuestra capacidad de pensar, debemos ejercitarnos en algunas operaciones:
*Expresar. En el uso de la inteligencia podemos distinguir dos momentos. En primer lugar,
el momento receptivo de la inteligencia, presente en todas las actividades en las que se
recibe información, como ver, escuchar, leer, sentir. Aprender, por ejemplo, es una
actividad receptiva. Pero hay un segundo momento activo, productivo, creador, expresivo,
que es el más importante. No aprendemos solo por el gusto de aprender, sino para vivir,
para actuar, para comunicarnos.
Expresar consiste en dar forma y exponer nuestras ideas o nuestros sentimientos, y eso, a
veces, supone un esfuerzo, por eso puede darnos pereza hacerlo. Sin este momento activo,
no hay verdadero desarrollo de la inteligencia. Una inteligencia pasiva es como un
automóvil con un motor que no funciona; no vale para nada. La pereza es uno de los
enemigos más temibles de la inteligencia. Muchas veces cuando nos hacen una pregunta,
preferimos decir que no lo sabemos antes de intentar buscar la respuesta en nuestra
memoria. En realidad, sabemos muchas más cosas de las que creemos.
*Describir. A veces el pensamiento pretende contar cómo son las cosas o los sucesos. Hay
artes descriptivas- como la novela- y ciencias descriptivas- como alguna rama de la
zoología o de la geografía-, y un modo de filosofar muy interesante- la fenomenología- que
también quiere describir, filosóficamente, la realidad. La descripción debe ser objetiva,
exacta y completa. Si quiero describir a un médico lo que me pasa debo cumplir estos tres
requisitos; de lo contrario, no podrá diagnosticar la enfermedad.
*Explicar. Significa sacar fuera, exponer, poner a la luz lo que está oculto, aclarar. Cuando
queremos explicar algo necesitamos indicar las causas, las razones o, si se trata de un
comportamiento, los fines que se pretendían alcanzar. Explicar es necesario para
comprender. Cuando alguien dice: “No me explico cómo he podido hacerlo”, lo que quiere
decir es que no puede indicarnos ni la causa ni el fin de lo que hizo. Explicar lo que sucede
es una de las funciones del pensamiento.
*Justificar. Lo que se dice, lo que se describe, lo que se explica necesita ser justificado, es
decir, deben darse las razones por las que se dice eso y no otra cosa. Es lo que pretende
hacer la “razón”.
Pensar racionalmente significa poder dar justificaciones, pruebas, argumentos de lo que se
está diciendo, que puedan ser comprendidos, comprobados y aceptados por otras personas.
Las demostraciones que se hacen en matemáticas o en física son un tipo de justificación.
4. Los problemas y las preguntas.
La vida, con sus necesidades y aspiraciones, nos plantea continuamente problemas que
resolver. Hay problemas infantiles, problemas adolescentes, problemas de adultos y
problemas de ancianos. Nadie se libra de ellos. Esto es un hecho. Lo que caracteriza a
la filosofía es que no se limita a reconocerlos, sino que se hace peguntas sobre ellos. ¿Qué
es un problema? ¿Cuántos tipos de problemas hay? ¿Cómo puedo solucionarlos? ¿Cómo sé
que los he resuelto bien?
Problema significa etimológicamente “lo que ha caído en medio de nuestro camino y nos
impide avanzar”. Es un obstáculo que se opone a nuestros intereses o proyectos. En cada
problema hay un conocimiento y una ignorancia: sabemos adónde queremos llegar pero no
sabemos cómo hacerlo.
Preguntar es una de las características más propias de la inteligencia humana. Con
frecuencia, formulamos los problemas en forma de preguntas.
Los animales también tienen problemas-huir, salvarse, cazar-, pero los resuelven mediante
la acción, aprovechando los mecanismos instintivos con los que nacen. En cambio, los
humanos nos hacemos preguntas que plantean y concretan el problema, facilitando así su
resolución mediante el pensamiento.
Una pregunta es:
-un modo de pedir información a los demás.
-Un modo de orientar nuestra búsqueda de información. Por eso hacemos preguntas sobre
la realidad: ¿Por qué se forman las nubes? ¿Quién hizo el mundo? ¿Qué le pasa a mi moto,
que no arranca? También nos hacemos preguntas a nosotros mismos, y de esta manera
buscamos información en nuestra memoria, o intentamos conseguirla mediante el
pensamiento. ¿Qué hice ayer? ¿Qué puedo hacer para que ese chico se fije en mí?
Las preguntas son esenciales para que la inteligencia y el conocimiento progresen. Por eso,
todos los niños espontáneamente hacen muchas preguntas. Y también las hacen los grandes
sabios, que, además, se esfuerzan en contestarlas. Podemos definir al ser humano como el
ser que se hace continuamente preguntas.
5. El pensamiento en los distintos saberes.
Respondemos a las preguntas mediante el pensamiento. Pensar nos permite conocer. Y
conocer nos permite actuar inteligentemente. Todas las materias que estudiamos pretenden
enseñarnos a pensar en un campo determinado. Las matemáticas a pensar sobre números,
relaciones, operaciones. La lengua y literatura a pensar sobre el lenguaje y con el lenguaje.
La ética a pensar sobre el mejor modo de comportarnos.
No se trata de que solo aprendamos datos y contenidos, sino a pensar sobre esos datos. Así
todo resulta más interesante.
Por lo tanto, lo importante no es memorizar el contenido de una materia, sino investigar,
pensar, discurrir, demostrar teoremas. En el caso de la filosofía, es especialmente
claro. Filosofar es una actividad, una actitud, la energía de la inteligencia reflexiva
desplegándose.
La filosofía reflexiona sobre todo lo que la inteligencia humana hace, sobre todo lo que
conoce, sobre lo que sentimos, sobre lo que hacemos. Cada materia enseña su contenido,
pero la filosofía estudia qué es la ciencia, cómo piensan los matemáticos, cómo saben los
científicos que una teoría es verdadera, por qué debemos estudiarlas. La filosofía es
un conocimiento de segundo nivel. Es como si nos subiéramos a una torre para ver mejor
todo el paisaje. Por ello, desde la filosofía podemos preguntarnos por todas las demás
materias.
6. Diferencias en el pensamiento.
Todas las materias son modos de pensar, y, por lo tanto, tienen los cuatro componentes del
pensamiento. Se diferencian en que manejan distintas informaciones, se hacen diferentes
preguntas y tiene distintos criterios para saber si han conseguido resolverlas.
*Información. Cada materia maneja un tipo de información. La historia, los datos del
pasado. La ética, los valores y el comportamiento humano. El inglés, la lengua inglesa.
*Metas. Cada saber tiene unos objetivos, pretende responder a preguntas concretas. La
historia quiere averiguar lo que sucedió en el pasado. La física quiere descubrir las leyes de
la naturaleza. El lenguaje se interesa por las funciones comunicativas, las estructuras
gramaticales y sintácticas, el modo de expresarse con rigor y belleza.
*Reglas, métodos, criterios. Cambian también según las materias. Cada una tiene su
criterio. Para el arte es la belleza, la ética tiene como criterio la bondad, las ciencias, tienen
como criterio la verdad, la técnica tiene como criterio la utilidad. En todas ellas, el
pensamiento que quiera argumentar bien debe seguir las reglas de la lógica, que es la
ciencia del pensar correctamente.
*Operaciones mentales. Mientras que la información, las metas, los métodos que utilizamos
al pensar cambian de unas materias a otras, las operaciones que realizamos al pensar son
comunes, aunque a veces no lo parezcan. Precisamente por serlo podemos utilizar la misma
inteligencia para pensar en cosas tan distintas. Ocurre lo mismo en la vida práctica. Es
importante conocer estas semejanzas para que no nos asusten las diferencias.
7. ¿Cómo se piensa en Filosofía?
¿Qué tipo de pensar es la Filosofía? ¿A qué tipo de preguntas se refiere? ¿Cuál es su tema?
¿Cuáles son sus criterios? La filosofía, al igual que las demás ciencias, nace de ese afán de
preguntar, de conocer, de investigar, de encontrar salidas, que impulsa a la especie humana.
El filósofo quiere conocer, saber, se hace preguntas y el que no es filósofo se limita a creer
lo que le cuentan, a obedecer las órdenes sin reflexionar sobre ellas, a someterse a los
prejuicios.
Quien no tiene una actitud filosófica desarrolla poco su inteligencia y su libertad. Por eso,
Sócrates, uno de los primeros filósofos griegos, decía:”Una vida sin filosofía no es una vida
humana”.
Como en todas las formas de pensamiento, en la filosofía se pueden analizar los cuatro
elementos del pensamiento:
*Información. La filosofía se interesa por la propia inteligencia, por sus capacidades y
límites, por la realidad entera. No tiene un campo determinado, como el resto de las
materias. Necesita conocerlas para poder seguir adelante.
*Metas. Las dos grandes metas de la filosofía son el conocimiento y la felicidad. La verdad
y el bien. En su marcha para conseguir esos objetivos tan ambiciosos, ha ido descubriendo
campos que se han independizado de la filosofía, porque han definido sus propias metas.
La física y las ciencias naturales se ocupan del campo del conocimiento de la naturaleza. La
historia de los sucesos humanos ocurridos en el pasado. La medicina, del bienestar físico.
La psicología, del bienestar mental.
Pero con estas materias no se agota el deseo de conocer y de alcanzar la felicidad que tiene
la inteligencia humana. La filosofía quiere ir más allá, es un saber explorador, de frontera,
que se enfrenta con los problemas que las demás materias no saben responder.
La filosofía hace siempre una pregunta más, desde su nivel.
La psicología y la medicina investigan cómo funcionan la mente y el cuerpo humanos, pero
la filosofía se pregunta: ¿los derechos se fundan en la psicología, en la fisiología o en
alguna otra cosa? Todas las ciencias pretenden conocer la verdad, pero la filosofía se
pregunta: ¿y cómo puedo distinguir lo verdadero de lo falso?
*Operaciones mentales. La filosofía utiliza las mismas operaciones mentales que el resto de
las ciencias. Es un pensar racional que busca conocer la realidad, justificar los
conocimientos, justificar la acción.
*Reglas, métodos y criterios. La filosofía tiene como criterio la justificación racional. No le
interesan las opiniones personales, las preferencias, los caprichos. Quiere fundamentar con
datos y argumentos todo lo que dice. Aspira a conseguir un saber universalmente válido y
valioso. Esto es lo que caracteriza esencialmente a la filosofía. Sus reglas y métodos se
adaptan a esta necesidad de justificación racional y universal.

Existe tal cantidad de aspectos relacionados con el pensamiento, que dar una definición
resulta difícil. De las muchas definiciones que podrían darse, algunas de ellas lo consideran
como una actividad mental no rutinaria que requiere esfuerzo, o como lo que ocurre en la
experiencia cuando un organismo se enfrenta a un problema, lo conoce y lo resuelve.
Podríamos también definirlo como la capacidad de anticipar las consecuencias de la
conducta sin realizarla.
El pensamiento implica una actividad global del sistema cognitivo con intervención de los
mecanismos de memoria, atención, procesos de comprensión, aprendizaje, etc. Es una
experiencia interna e intrasubjetiva. El pensamiento tiene una serie de características
particulares, que lo diferencian de otros procesos, como por ejemplo, que no necesita de la
presencia de las cosas para que éstas existan, pero la más importante es su función de
resolver problemas y razonar.
Funcionamiento de la mente humana
El concepto de mente ha ido cambiando considerablemente a lo largo de la historia. El
médico francés La Mettrie fue el primero que concibió la mente como algo completamente
material, el cerebro, provisto de una serie de células (neuronas), que interconexionadas
entre sí hacían funcionar a esa masa física que es el cerebro. Esta idea dio lugar a principios
del siglo XX, a los modelos de procesamiento de la información, que pretendían establecer
paralelismos entre el cerebro y la informática.
Hasta aproximadamente 1960, muchos psicólogos sobre todo de EEUU, consideraban el
funcionamiento de la mente humana como el de una máquina.
Todas estas teorías obviamente presentan serias limitaciones y es por ello por lo que se
incluyó otro constructo, la consciencia, para poder comprender cómo y por qué actuamos.
Aunque el término conciencia es en cierto modo confuso, existen algunos estudios
científicos, concretamente sobre el sueño, en los que se intentaba revelar los distintos
estados de consciencia e inconsciencia existentes y que tienen que ver con la mayor o
menor actividad cerebral. Colocando unos electrodos que nos permiten detectar la actividad
cerebral, en ciertas zonas del cerebro, podemos detectar las diferencias de potencial en
función del grado de activación o de consciencia. Cuando el sujeto está totalmente
despierto, el cerebro emite unas ondas determinadas y cuando éste entra en el sueño
profundo, momento en el que no se sueña y cuando cuerpo y mente están más relajados, las
ondas se hacen más grandes y lentas.
Actualmente no hay duda respecto a que todos los procesos mentales (pensamiento, ideas
imaginación, recuerdos, memoria, ilusiones o emociones en general), son procesos
cerebrales, es decir, son un producto del funcionamiento cerebral. Es cierto sin embargo,
que los mecanismos cerebrales que generan estas actividades mentales, todavía están muy
lejos de ser comprendidos por completo.
Tipos de pensamiento
La psicología cognitiva ha basado fundamentalmente sus investigaciones en tres aspectos:
- el razonamiento deductivo
- el razonamiento inductivo
- la solución de problemas
El razonamiento deductivo
El pensamiento deductivo parte de categorías generales para hacer afirmaciones sobre casos
particulares. Va de lo general a lo particular. Es una forma de razonamiento donde se
infiere una conclusión a partir de una o varias premisas. El filósofo griego Aristóteles, con
el fin de reflejar el pensamiento racional, fue el primero en establecer los principios
formales del razonamiento deductivo. Por ejemplo, si se afirma que todos los seres
humanos cuentan con una cabeza y dos brazos y que Pepe es un ser humano, debemos
concluir que Pepe debe tener una cabeza y dos brazos. Es éste un ejemplo de silogismo, un
juicio en el que se exponen dos premisas de las que debe deducirse una conclusión lógica.
Pero no todos los ejemplos son tan claros. La lógica convencional, parte de que hay dos
valores únicos de verdad en los enunciados lógicos: "verdadero" o "falso", sin embargo
algunos lingüistas admiten un tercer valor: "ni verdadero ni falso". Lo que ocurre es que en
todo enunciado lógico hay unas presuposiciones, o lo que es lo mismo, se parte de unas
suposiciones a priori. Por ejemplo, analicemos las siguientes frases:
a-El actual rey de Francia es calvo.
b-El actual rey de Francia no es calvo.
¿Cuál es verdadera y cuál es falsa?
Estamos presuponiendo ya desde el principio que hay un rey en Francia. Bajo este
presupuesto podríamos pensar: si una es verdadera la otra es falsa y viceversa. Sin
embargo, ambas frases ni son verdaderas ni falsas, si tenemos en cuenta que no hay tal rey
en Francia.
Otro ejemplo podría ser:
a-Luis ha dejado de fumar.
b-Luis no ha dejado de fumar.
En este caso presuponemos que Luis ha fumado alguna vez y bajo este presupuesto
podemos cometer el error de considerar una de las dos frases como verdadera.
Otro tipo de error, se ve reflejado por ejemplo, cuando decimos "Luis mide 1,70 metros y
es alto". La frase igualmente puede ser verdadera que falsa, dependiendo del contexto. Si a
Luis se le compara con un grupo de enanos es verdadera, si se le compara con un grupo de
deportistas de baloncesto, es falsa.
Para finalizar, vamos a utilizar como ejemplo la famosa frase del poeta griego del siglo VI
a. de C., Epiménides: "Todos los cretenses son mentirosos", siendo él mismo cretense.
Fácilmente puede verse que la frase da lugar a una contradicción lógica. La frase no puede
ser verdadera porque entonces Epimérides sería mentiroso y por tanto lo que él nos dice
sería falso. Por otro lado, la frase tampoco puede ser falsa porque se deduciría entonces que
los cretenses son veraces y por tanto Epimérides diría la verdad, y él es cretense. Por tanto
este enunciado no puede ser ni verdadero ni falso.
De todo esto concluimos que la lógica, llena de razonamientos aparentemente impecables,
tiene algo de arbitrario y que es un formalismo que no necesariamente refleja las leyes del
pensamiento, conduciéndonos muchas veces a obvias contradicciones.
El pensamiento inductivo
Por otro lado, el pensamiento inductivo es aquel proceso en el que se razona partiendo de lo
particular para llegar a lo general, justo lo contrario que con la deducción. La base de la
inducción es la suposición de que si algo es cierto en algunas ocasiones, también lo será en
situaciones similares aunque no se hayan observado. Una de las formas más simples de
inducción, ocurre cuando con la ayuda de una serie de encuestas, de las que se obtienen las
respuestas dadas por una muestra, es decir, por una pequeña parte de la población total, nos
permitimos extraer conclusiones acerca de toda una población.
Con bastante frecuencia realizamos en nuestra vida diaria dos tipos de operaciones
inductivas, que se denominan predicción y causalidad.
La predicción consiste en tomar decisiones o planear situaciones, basándonos en
acontecimientos futuros predecibles, como por ejemplo ocurre cuando nos planteamos:
¿qué probabilidades de trabajo tengo si hago esta carrera? Con las evidencias de que
disponemos inducimos una probabilidad, y tomamos una decisión.
Muchos filósofos han puesto de manifiesto la insuficiencia lógica de la inducción como
método de razonamiento.
La causalidad, por otro lado, también nos induce a error en muchas ocasiones. La
causalidad es la necesidad que tenemos de atribuir causas a los fenómenos que ocurren a
nuestro alrededor. Por ejemplo, la atribución causal que hacemos ante un accidente de
coche va a depender de quien la realice, enfatizando así una de las causas y minimizando el
resto. Si la atribución la hace un meteorólogo es posible que considere que la causa del
accidente fue la niebla, si la hace un psicólogo, posiblemente lo atribuya al estrés, si la hace
un mecánico sería el mal estado del coche, etc. Lo cierto es que ese día, probablemente
hubiera algo de niebla, el conductor estuviera algo estresado y las ruedas del coche
seguramente no estarían en perfecto estado. ¿No podría hacerse una atribución
multicausal?, Es decir ¿no podría ser que todos los factores, cada uno en cierta medida,
hubieran podido influir en que se desencadenase el accidente? Lo cierto es que hay una
tendencia en general a darle fuerza a una única causa, minimizando al resto, y eso trae
como consecuencia lo que podríamos llamar errores de pensamiento.
Para resumir, podemos concluir diciendo que en el razonamiento deductivo, se parte de lo
general para llegar a lo particular, que la conclusión está siempre contenida en las premisas
de las que se parte y que además las conclusiones obtenidas corresponden con la lógica, sin
embargo, en el razonamiento inductivo, se parte de lo particular para llegar a lo general, se
obtienen conclusiones que sólo resultan probables a partir de las premisas y que además las
conclusiones extraídas se fundamentan en la estadística.
La solución de problemas
Otro importante aspecto en el que se han basado las investigaciones de la psicología
cognitiva es la solución de problemas. Podríamos decir que un problema es un obstáculo
que se interpone de una u otra forma ante nosotros, impidiéndonos ver lo que hay detrás. Lo
cierto es que no hay consenso entre los psicólogos sobre lo que es exactamente un
problema, y por tanto difícilmente puede haberlo en lo que supone una conducta de
solución de problemas.
Algunos autores han intentado precisar estos términos. Gagné, por ejemplo, definió la
solución de problemas como "una conducta ejercida en situaciones en las que un sujeto
debe conseguir una meta, haciendo uso de un principio o regla conceptual". En términos
restringidos, se entiende por solución de problemas, cualquier tarea que exija procesos de
razonamiento relativamente complejos y no una mera actividad asociativa.
Se considera que habitualmente cualquier persona pasa por tres fases a la hora de
solucionar un problema y se las denomina: preparación, producción y enjuiciamiento.
En la fase de preparación es cuando se hace un análisis e interpretación de los datos que
tenemos. Muchas veces si el problema es muy complejo se subdivide en problemas más
elementales para facilitar la tarea.
En la fase de producción intervienen distintos aspectos entre los que hay que destacar la
memoria, que se utiliza para recuperar todos los recursos que estén a nuestro alcance y que
nos sirvan para llegar a una solución eventual.
En la última fase de enjuiciamiento, lo que se hace es evaluar la solución generada
anteriormente, contrastándola con nuestra experiencia, para finalmente darla como buena o
no.
Comprender el lenguaje de la mente es una labor difícil. Es necesario por un lado, conocer
toda la fisiología neuronal, cambios bioquímicos, etc., y por otro, es necesario conocer
ciertos aspectos psicológicos, entre los que se encuentran, los pensamientos, sentimientos,
experiencias, etc.
Otra dificultad a la hora de comprender el lenguaje de la mente, es la cantidad de
especialidades distintas que se ven implicadas en el estudio de la mente, tales como la
anatomía, fisiología, genética, psicología, psiquiatría, bioquímica, etc., haciendo cada una
de ellas interpretaciones de la mente y el cerebro desde ángulos completamente distintos.
Conseguir la integración de todos estos enfoques contribuiría de manera fundamental para
resolver tantos misterios sobre la mente humana, que todavía quedan por resolver.

INTELIGENCIA Y PENSAMIENTO
Vivimos en el mundo, adaptándonos a él. La percepción nos da ya una información sobre el
mundo y nos permite una primera adaptación. El aprendizaje permite una adaptación
mucho más activa, puesto que desencadena respuestas a la realidad que nos rodea. Pero las
respuestas aprendidas tienen un carácter de cierta rigidez: son respuestas estereotipadas a
situaciones repetidas y «sabidas». ¿Qué pasa cuando el animal y el hombre se encuentran
en situaciones nuevas y, sobre todo, ante dificultades y «problemas»? Entonces entra en
funcionamiento la inteligencia, o capacidad de «resolver problemas», que poseen también
los animales. Pero quizá sólo el hombre posee otra forma de relacionarse con el mundo: el
pensamiento abstracto.
B| «La inteligencia es la solución de un problema nuevo para el sujeto, es la coordinación
de los medios para alcanzar un cierto objetivo que no es accesible de manera inmediata;
mientras que el pensamiento es la inteligencia interiorizada, y se apoya no ya sobre la
acción directa, sino sobre un simbolismo, sobre la evocación simbólica por el lenguaje, por
las imágenes mentales, etc., que permiten representar lo que la inteligencia sensorio-motriz,
por el contrario, va a captar directamente.» (J. PIAGET, Problemas de psicología genética.
Barcelona, Ariel, 1978, pp. 18-19.)
Cuando se intenta resolver un problema, normalmente se manejan datos presentes y
percibidos en el momento; incluso se los puede manipular físicamente (por ejemplo, en los
problemas a base de cerillas). Pero a veces el hombre se distancia y «piensa». ¿Qué es lo
que sucede entonces? Ya no se está en contacto con la realidad, sino que entre las cosas y la
mente se han interpuesto «símbolos», es decir, representaciones mentales de la realidad.
Estos símbolos pueden ser imágenes, palabras o conceptos. La ventaja de esta «retirada a
los símbolos» es que se pueden «manejar» con libertad, y que permiten generalizaciones de
todo tipo.
Sin embargo, en el ser humano es imposible hacer una drástica separación entre inteligencia
y pensamiento. Como veremos más adelante, la mente humana se desenvuelve hacia la
consecución de capacidades superiores integrando en ellas a las inferiores.

1. LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS

Entendida como «capacidad para resolver problemas», la inteligencia se encuentra ya en los


animales. No hay dificultad ninguna en admitirlo: todo el mundo sabe que algunos animales
son «más inteligentes» que otros. Sin embargo, la inteligencia humana utiliza
procedimientos de carácter superior con los que los animales no cuentan; por ejemplo,
categorizaciones o procesos deductivos o inductivos.

• La inteligencia animal es explicada por THORNDIKE según el principio de ensayos . y


errores: un animal encerrado en una jaula o en un laberinto es tanto más inteligente cuantos
menos errores comete (y menos ensayos necesita) para encontrar la salida. En cambio, los
teóricos de la Gestalt (Escuela de la Forma) recurren a una supuesta capacidad de
«intuición» o «comprensión súbita» (alemán, Ensicht; inglés, insight) que permitiría al
animal, sin ensayos previos, la organización del campo perceptivo y el descubrimiento de la
solución. Esta teoría se basa en las famosas experiencias realizadas por KÓHLER en
Tenerife durante la primera guerra mundial. Un mono encerrado en una jaula era capaz de
acercarse un plátano tirando de una larga cuerda, utilizando un bastón, uniendo cañas para
construir un bastón o apilando varias cajas. El anima parecía «comprender» la situación, se
detenía un momento y, de pronto, encontraba la solución.
Muchos han criticado esta teoría de la insight, afirmando que el animal no «comprende» la
situación, sino que simplemente utiliza sus experiencias anteriores. Pero exista o no este
tipo de inteligencia animal, dista mucho de la inteligencia humana, ya que parece estar
atada al dato perceptivo actual: el animal tiene que poder percibir juntos y al mismo tiempo
el plátano y el bastón para poder hallar la solución. La inteligencia animal es, pues,
concreta y no abstracta.

¿Cómo utiliza el hombre su inteligencia para resolver los problemas con que se encuentra?
Veamos un ejemplo clásico ideado por Maier (1931). El sujeto del experimento es
conducido a una habitación donde hay dos cuerdas colgando del techo, una silla, unos
alicates y otros objetos. El sujeto debe coger las dos cuerdas con las manos, pero no llega;
se sube a la silla, pero sin resultado. Maier pasa junto a una cuerda y la mueve al rozarla
con la cabeza; entonces el sujeto amarra los alicates a una de las cuerdas, la hace
balancearse y consigue alcanzarla cuando ya tenía la otra en la mano. Inténtese analizar este
caso y enumérense —antes de pasar adelante— las condiciones que han concurrido en la
solución de este problema.
En general, la solución de un problema está determinada por los siguientes factores:
• Percepción de todos los datos del problema, relacionándolos unos con otros. A veces
algunos aspectos decisivos sólo son percibidos vagamente (en este caso, el movimiento de
la cuerda).
• Utilización de la experiencia pasada. Uno puede haber aprendido a resolver cierto tipo de
problemas y utilizar con éxito este aprendizaje (transferencia positiva), pero muchas veces
—si el problema es de otro tipo— la experiencia cegará al individuo y le llevará por un
camino equivocado (transferencia negativa).
• Estructura del problema. La existencia de elementos superfluos —puestos como
• . «para despistar»— pueden perturbar la solución.
'"'-• Motivación. La solución de un problema no se emprende con energía si uno no se
encuentra suficientemente motivado («el hambre aguza el ingenio»).
• Período de incubación. Con frecuencia se necesita un cierto tiempo de reposo para que los
datos del problema se organicen adecuadamente y como por sí ' solos («consultar con la
almohada»).
• Estrategias. Varían según sea el tipo de problema y la personalidad del sujeto (ensayos al
azar, razonamiento lógico, método de eliminación sistemática de posibilidades,
asociaciones imaginativas, etc.); tienen carácter simplificador y son de tipo espontáneo (no
científico, ni reflexivo); actualmente se las denomina heurísticos.
Siempre me han asustado esas personas que defienden coléricamente sus opiniones o se
jactan de no haber cambiado de ideas "jamás". ¡Qué horror! O esas otras que repiten sin
cesar que el hombre, como piensa, es por ello el animal más "inteligente" de la Evolución...
Todo ello me parecen formas tremendas de vanidad e ignorancia.
Pensamiento e inteligencia no son lo mismo. Nuestra razón es, de hecho, lo contrario de la
verdadera inteligencia. Su sucedáneo. Pensamos precisamente porque no somos
inteligentes. Y porque sentimos miedo. La racionalidad, con sus reglas, sus dogmas, sus
convenciones, sus prejuicios sobre la realidad, nos tranquiliza. Nos proporciona una ilusión
de seguridad y control. Es, en última instancia, una defensa neurótica contra la vida. Por
eso nuestro racionalismo, que odia en secreto al mundo, resulta inexorablemente su
destructor.
La inteligencia, en cambio, nace de nuestra amplitud de visión. De nuestra sensibilidad,
nuestra empatía, nuestra confianza y espontaneidad, incluso nuestro amor por la vida. Nos
da (o nos daría), por eso, la oportunidad de armonizarnos mucho más flexible e
interactivamente con todos los seres. De fluir con ellos en una exitosa supervivencia de
todos a largo plazo.
El pensamiento no surge de la cabeza, según nos dicen. Surge del corazón. Según sentimos,
así pensamos. Un corazón roto o enfermo sólo producirá ideas rotas o enfermas. Un
corazón feliz mostrará, en cambio, poco interés por los conceptos y estará más atento a lo
vivo, lo cambiante, lo creativo, siempre ajustándose espontáneamente a las mil
circunstancias. Su mente será curiosa e incluso insaciable pero, a la vez, desapegada,
escéptica, contradictoria, sabedora de que cualquier idea no es más que un mapa entre
millones de la realidad. ¡Cada sujeto tiene simplemente las suyas!
Pero hablando de inteligencia, nuestro organismo sí es inteligente. Las plantas y animales sí
son inteligentes. Los ecosistemas sí son inteligentes... Por eso pueden convivir más o
menos armónicamente durante millones de años. El ser humano sólo parece, en cambio, un
primate muy, muy engreído. Un mono desterrado del paraíso de los instintos a causa
precisamente de su mente pensante, la cual sigue alejándolo cada día, más y más, de la
inteligencia básica. Por eso es tan desdichado y violento. Por eso es tan... autodestructivo.
Sólo, en mi opinión, muchísima más humildad y conciencia podría mejorar nuestro
destino. (1)
__
1. Aprendí las diferencias entre pensamiento e inteligencia del budismo zen. Por eso, p.ej.,
la meditación intenta alcanzar nuevos estados de conciencia restando protagonismo al
pensamiento. En Occidente, en cambio, siempre se ha idolatrado al segundo. Incluso
nuestro Dios bíblico es fundamentalmente racional/parlante: "En el principio era el Verbo,
y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios" (Juan, 1:1).

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