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DOSSIER

UNA PIEZA CLAVE EN LOS PLANES DEL MAGNO

Alejandro en Egipto
Por JOSÉ MIGUEL PARRA

30 EN EL OBJETIVO
38 ASEGURANDO LA RETAGUARDIA
EN EL OBJETIVO
Egipto, con su enorme riqueza agrícola, estuvo en el radar de las potencias
de Oriente Medio y Próximo milenios antes de la llegada de Alejandro.
JOSÉ MIGUEL PARRA, DOCTOR EN HISTORIA ANTIGUA Y ESCRITOR
DOSSIER

J
usto a finales del Reino Nuevo, etapa, hubo dos entidades políticas inde- turado hasta tal punto su civilización que
el Mediterráneo entró en un pe- pendientes. Una tenía su capital en Tanis, sus modos e ideología eran plenamente
ríodo de inestabilidad económi- en el Delta, y ejercía su poder sobre el egipcios. Tanto que, viendo el desastre que
ca y política en el que tuvieron Bajo Egipto, mientras que en el sur, los asolaba a sus vecinos, llegaron a conside-
mucho que ver los llamados Pue- grandes sacerdotes del templo de Amón rarse los herederos directos del poder fa-
blos del Mar. Por suerte para Egipto, Ram- consiguieron tanto poder como para con- raónico y decidieron tomar cartas en el
sés III los derrotó por completo en una vertirse en los gobernantes independien- asunto: conquistarían el valle del Nilo
batalla terrestre y naval que puso fin a sus tes del Alto Egipto. No llegaron a procla- para acabar con las disensiones y fracturas
correrías e impidió que se asentaran en el marse faraones, pero lo fueron en todo y devolverían a Egipto su antiguo esplen-
valle del Nilo. Fue, por así decirlo, el primer excepto en la titulatura. Con el tiempo dor, como le correspondía. Y así lo hicieron,
y último hurra de lo que sería un largo aparecieron incluso otros centros de poder convirtiéndose en la xxv dinastía. Su sis-
reinado, en el que las tensiones sociales y político, como la ciudad de Heracleópolis tema de reunificación del poder funcionó
económicas fueron socavando cada vez Magna, en El Fayum, que controlaba el bien cerca de cien años, durante los cuales
más el mundo faraónico. centro del país, o la ciudad de Sais, en la volvieron a recuperar influencia comercial
Sus sucesores inmediatos, todos ellos lla- que surgió la xxiv dinastía. y política en Siria-Palestina..., donde tro-
mados Ramsés, no tuvieron reinados más Mientras, en Nubia, independizada del pezaron con la potencia dominante de la
fecundos, y cuando falleció el último de dominio que los egipcios llevaban ejer- región por entonces, los asirios.
ellos, Egipto entró en lo que se conoce co- ciendo sobre ella desde el Reino Medio,
mo el Tercer Período Intermedio. De la xxi sus reyes observaban con horror el pano- La apisonadora asiria
dinastía a la xxv, el poder de los faraones rama político del valle del Nilo. Eran in- El avasallador poder político asirio no sor-
disminuyó constantemente, hasta el pun- dependientes, sí, pero los milenios de prendía a los egipcios: su rápido crecimien-
to de que, durante la mayor parte de esa control y presencia faraónica habían acul- to fue uno de los motivos que llevaron a

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ALEJANDRO

bargo, un nuevo poder político se estaba


implantando en la región, y no era peque-
ño: Persia. La amenaza era de tal magnitud
que Egipto, la Lidia de Creso, Esparta y los
caldeos decidieron unirse en una alianza
para intentar mantenerla a raya. No obs-
tante, Cambises II, el rey persa aqueméni-
da, supo jugar muy bien sus bazas políticas,
y la coalición no resistió mucho tiempo
como tal. Así, tras su victoria en la batalla
de Pelusio, Cambises entró en Menfis pa-
ra recibir la rendición de Psamético III.

Faraones persas
A lo que parece, Cambises decidió conver-
tirse en faraón de Egipto con todas las de
la ley, coronándose como tal para ser acep-
tado por los habitantes del valle del Nilo.
Tampoco tuvo escrúpulos en ascender a
nativos a cargos administrativos impor-
tantes, e incluso enterró con toda la pom-
pa y el boato a un toro Apis. Pero, pese a
demostrar deseos de conservar y respetar
la religión y las costumbres egipcias, tam-

EL PERSA CAMBISES II
YA DECIDIÓ CORONARSE
FARAÓN PARA SER
TEMPLO de Karnak, Tebas. En la pág. anterior,
ACEPTADO POR LOS
el persa Cambises II en Egipto, por J. A. Guignet.
HABITANTES DEL PAÍS
estos y a los hititas a firmar un acuerdo de todo Egipto, para ser derrotado sin palia- bién quiso que su tesoro recibiera todos
paz tras la batalla de Qadesh. Intuyendo tivos por el nuevo monarca asirio, Asur- los impuestos que le correspondían. Pu-
el peligro que podían suponer los recién banipal, que llegó a saquear Tebas. Por blicó entonces un decreto mediante el cual
llegados, Ramsés II y Hatusil III decidieron fortuna para los egipcios, en Mesopotamia intentó acabar con parte de los privilegios,
aliarse para no debilitar sus posturas y estallaron entonces diversos alzamientos en especial fiscales, de los que disfrutaban
mantener controlados a los asirios. Lejos que requirieron toda la atención y recursos templos y sacerdotes. Como era de esperar,
quedaban los tiempos en los que los reyes de los asirios. Estos terminaron por aban- esto le granjeó pocas simpatías, y sin duda
mesopotámicos escribían a Akhenatón donar Egipto, a lo que contribuyó la insu- influyó en las fuentes egipcias, que descri-
quejándose de que el faraón los hacía de rrección encabezada por el primero de los ben su gobierno como el de un personaje
menos y no los consideraba tanto como a soberanos de la xxvi dinastía, Psamético. impío. Quizá por eso, a su muerte estalló
otros soberanos contemporáneos. Con ella comenzaba la Baja Época. una rebelión que apenas liberó Egipto du-
El caso es que los asirios decidieron termi- La saíta sería la última dinastía autóctona rante tres años, hasta que llegó Darío I con
nar con la presencia egipcia y se lanzaron egipcia que gobernó en el valle del Nilo su ejército. No obstante, entra en lo po-
a dominar el valle del Nilo. No tuvieron antes de la conquista total del mismo por sible que esta imagen oscura del persa le
problemas en conquistar Menfis, haciendo otro imperio extranjero. Fue una época de deba más a las propias fuentes aquemé-
huir al faraón Taharqa a Tebas. A pesar de renacimiento para Egipto, que recuperó nidas que a la realidad histórica. Estas
nombrar gobernadores y convertir el país todo su prestigio y poderío internacionales. habrían exagerado los puntos negativos
en una provincia, la muerte de su rey im- En la Biblia aparecen varias de las campa- de Cambises para destacar como intacha-
pidió que esta se consolidara, lo cual pro- ñas de los faraones por tierras de Siria- ble la imagen de su padre y fundador de
pició incluso rebeliones de sus propios Palestina. En el plano cultural, los gober- la dinastía, Ciro II el Grande.
gobernadores en el Delta. Al final, un fa- nantes saítas recurrieron a modelos del El reinado del nuevo emperador persa fue
raón kushita terminó por reconquistar Reino Antiguo como referencia. Sin em- largo y duradero, casi cuarenta años, du-

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de la corte, nombrado por el emperador


para actuar como virrey.
El sátrapa encargado del gobierno del va-
lle del Nilo tenía su residencia en la antigua
capital, Menfis, y contaba con una canci-
llería a cargo de un canciller y un escriba.
De ahí para abajo, lo único que hizo Darío
fue incrustar en el organigrama adminis-
trativo a los mínimos funcionarios persas
para supervisar el trabajo de los egipcios.
Por supuesto, como al vigilante hay que
vigilarlo, se repartían por la satrapía una
serie de inspectores persas, nombrados
por la corte, llamados “ojos del rey”, u “oi-
dores”. Se encargaban de mantener al
corriente directamente al emperador aque-
ménida de lo que sucedía en el país.

Flujo de talentos
El principal cambio que el gobierno persa
impuso en Egipto fue el idioma empleado
en los documentos de la cancillería, que,
lógicamente, fue el propio de la adminis-
tración persa en todo el Imperio, el arameo.
Esto requirió el uso constante de traduc-
tores egipcios. Por otra parte, dado que se
trataba de un imperio que los aqueménidas
intentaban consolidar, estos no se mostra-
ron tímidos a la hora de incorporar en los
cargos que consideraran oportunos a per-
sonas no nativas del valle del Nilo, y así
fue creciendo el número de extranjeros
con poder en Egipto. Como demuestra el
caso de Udjahorresnet, la circulación de
RELIEVE DE DARÍO I EL GRANDE, tercer rey de la dinastía aqueménida de Persia. Museo Nacional de Irán. personajes destacados tuvo doble sentido.
Este egipcio, que ya había sido funcionario
durante la dinastía saíta, se encargó de
rante los cuales Darío se mostró especial- y Elam, llegando al corazón del Imperio crear la titulatura de Darío I como faraón
mente preocupado por mantener el control persa con rapidez. Y es que uno de los mo- antes de residir en Susa como consejero
de Egipto. Como no podía ser de otro mo- tivos por los cuales se conquistó Egipto era imperial, un claro ejemplo de que ni mucho
do, decidió no solo coronarse como su su relevancia económica. menos vieron los egipcios cortado el acce-
legítimo faraón, sino ganarse definitiva- Darío I se dio cuenta de que el sistema so a los puestos más importantes. Otro
mente a la clase sacerdotal, para lo cual administrativo egipcio llevaba largo tiem- caso de lo más interesante es el de Ptah-
comenzó una decidida política de cons- po funcionando y llenando el tesoro real hotep, que en el siglo v a. C. era el “jefe
trucción y mejora de los templos: el de de los faraones, por lo que resultaba por del Tesoro”, nada menos que el director
Sais, donde había una escuela médica, el completo innecesario modificarlo o aña- de finanzas de la satrapía.
de Amón de Hibis en el oasis de Kharga dirle enmiendas. Así pues, respetó la es- Por cierto, que no solo fueron personajes
(desierto occidental), el de Busiris, el Se- tructura existente y mantuvo en sus pues- de postín originarios del valle del Nilo
rapeo en Saqqara... Pero, en cuanto a obras tos a los funcionarios nativos. Al fin y al los que terminaron trabajando en la cor-
públicas, lo más destacado, sin duda, es cabo, era su legítimo faraón, y a él debían te persa: una gran estatua de cuerpo
que terminó el canal entre el Nilo y el mar rendirle cuentas. Bueno, a él concreta- entero de Darío I encontrada en Susa
Rojo que había comenzado años atrás Ne- mente no, sino a su representante en lo muestra al faraón vestido a la persa, pe-
cao II. No fue simple política de relaciones que se había convertido en una provincia ro está tallada al modo egipcio y luce una
públicas, porque, gracias a ello, los barcos, más del Imperio. Cada una de ellas estaba inscripción en persa, elamita, acadio y
desde el feraz valle del Nilo, podían alcan- gobernada por un sátrapa, un miembro egipcio jeroglífico. Está claro que Darío
zar con facilidad el sur de Mesopotamia de la élite persa, de las más nobles familias quiso aprovechar al máximo todos los

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Egipto antes del Magno


EL REINO INDEPENDIENTE Y LAS ETAPAS DE DOMINIO O SOMETIMIENTO A LOS VECINOS

Escitas Mar
de Aral Masagetas
Escitas
TRACIA Mar Negro

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Gaugamela PARTIA
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Mileto ASIRIA Bactra


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Esparta Ecbatana BACTRIANA
SIRIA MESOPOTAMIA MEDIA
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Mar Mediterráneo SAGARTIA
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Alejandría N ST BABILONIA ELAM SATAGIDIA
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Náucratis Tanis C AL
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Durante casi tres milenios, el reino del valle hasta que son derrocados finalmente por logra conquistar el valle del Nilo durante algu-
del Nilo atraviesa por varios procesos de ex- una dinastía local tebana. nos años, hasta que problemas internos y ex-
pansión y de pérdidas territoriales en las re- ternos la llevan a abandonar el país.
giones de Nubia y Siria-Palestina, hasta caer Reino Nuevo
bajo el dominio de sucesivas potencias riva- c 1550-c 1070 a. C. Baja Época
les, en especial, la del Imperio persa, el gran Reunificado el país con Ahmose I, las nuevas c 664-332 a. C.
enemigo del mundo heleno. amenazas proceden del también oriental pue- La dinastía saíta instaurada por Psamético I
blo hitita. La batalla de Qadesh, en 1274 a. C., inaugura la Baja Época, o Período Tardío. El
Reino Medio deja en tablas el enfrentamiento entre ambos tercer faraón de la estirpe se rinde ante el per-
c 2050-1750 a. C. imperios. Si Ramsés III, en el siglo XII a. C., se sa Cambises II tras la batalla de Pelusio en
Metuhotep II reunifica Egipto tras poco más las verá con los Pueblos del Mar, será una di- 525 a. C. Darío I (arriba, su imperio) encarna-
de un siglo de división. Durante el Reino Me- nastía de origen libio la que ponga fin al Rei- ría un largo dominio sobre la provincia egipcia
dio, Kush (Nubia) cae bajo la órbita egipcia, no Nuevo a la muerte de Ramsés XI. hasta su muerte, a finales del siglo V a. C. Su
de la que no se independizaría hasta el Tercer hijo Jerjes I continuará enfrentado con los
Período Intermedio. Tercer Período griegos en las guerras médicas, que termina-
Intermedio rán, ya con Artajerjes I, con la victoria helena
Segundo Período c 1070-c 664 a. C. en 449 a. C. Tras un paréntesis de unos se-
Intermedio Egipto se divide de nuevo en varios centros senta años de independencia, en 343 a. C. el
c 1800-1550 a. C. de poder político, siendo el principal el de la rey persa Artajerjes III vuelve a apoderarse del
Egipto vuelve a dividirse por la debilidad de dinastía XXII tanita (libia) en el Delta. Ya en el país. No será por mucho tiempo: el macedo-
sus soberanos. Los hicsos, llegados desde siglo VII a. C., soberanos procedentes de Kush nio Alejandro Magno se hace con Egipto en
Oriente Próximo hacia el siglo XVIII a. C., se tomarán las riendas de todo el país tras unifi- el año 332 a. C. Los aqueménidas no volverán
hacen con el poder en el tercio norte del país, carlo. La gran potencia del momento, Asiria, a poner un pie en el valle del Nilo.
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como la sexta en importancia, implicó que


el emperador utilizase al ejército egipcio
NO TAN en sus operaciones militares cuando lo
DECADENTE consideró conveniente. Así, participó con
sus naves en el asedio a Mileto (hoy en
La Baja Época, revisitada Turquía), pero también en los grandes
con mayor detalle. asaltos tanto terrestres como marítimos
contra la Grecia continental.
TRAS EL ESTADO perfecta- Durante su largo reinado, Darío parece
mente organizado que llevó a los haber realizado una importante labor
egipcios a construir las pirámides y el legislativa en Egipto. Deseaba mantener
templo de Karnak y a dominar Asia las costumbres propias del país y regirlo
Menor, es innegable que la Baja Épo- de acuerdo con sus normas, pero se en-
ca, con sus faraones extranjeros
contró con el problema de que no existía
–¡nubios, nada menos!– y la pérdida
de los territorios al norte del Sinaí,
un código con el que sus legisladores pu-
parece una época decadente, menor, dieran trabajar. Así pues, según nos cuen-
si se quiere, de la historia egipcia. Pe- ta la Crónica demótica, ordenó a un grupo
ro quizá la cosa no sea para tanto. de sabios recopilar el derecho consuetu-
dinario egipcio y transformarlo en leyes
FIJÉMONOS EN PRIMER lu- escritas. Una tarea ardua que requirió
gar en las tumbas, símbolo de salud casi veinte años para ser completada.
económica, porque es en esta época Cuando lo estuvo, el resultado fue lleva-
cuando se construyeron y excavaron do a la capital del Imperio para recibir el
en la orilla occidental de Tebas las
visto bueno del emperador antes de ser
tumbas privadas más grandes de la
expuesto públicamente.
historia egipcia, pertenecientes a los
mayordomos de la “divina adoratriz Este trato generoso con los egipcios pare-
de Amón”. Por otra parte, los sobera- ce observarse también en el escaso im-
nos saítas organizaron desde la corte puesto anual que debía pagar la satrapía,
NECTANEBO II, último rey de la dinastía XXX, en una
un regreso a las formas clásicas del el equivalente a 700 talentos. Teniendo ofrenda a Osiris Hemag. Behbeit el-Hagar, Egipto.
Reino Antiguo para las cuestiones en cuenta que el talento equivalía a unos
artísticas. Tanto es así que en ocasio- treinta kilos –aproximadamente, pues
nes resulta difícil, sin contexto, decir varió mucho dependiendo de la región y rían personajes egipcios principales, no es
de qué período es un relieve. la época– y conociendo la riqueza de Egip- de extrañar que, en cuanto se presentó la
to, no parece que fuera una carga exage- oportunidad de librarse del yugo persa,
FUERON TAMBIÉN LOS
rada para el país. En especial, porque los por ligero que este fuera, la aprovecharan.
faraones saítas los que se aprove-
charon de la situación política en
persas no se limitaron a explotar los re- Y surgió tras la derrota persa en las guerras
Siria-Palestina para lanzarse a su cursos egipcios; también se interesaron médicas, que habían dejado tocado el Im-
conquista, por más que efímera, pa- en la mejora de su productividad. Encon- perio. Con ayuda de los espartanos, un
ra luego resistir los embates babilo- tramos un ejemplo de ello en la impor- saíta llamado Amirteo expulsó a los persas
nios antes de sucumbir a la presión tante región minera del Wadi Hammamat, de Egipto y fundó la dinastía xxviii, de la
conquistadora persa. No parece un que experimentó un renacimiento de su que fue el único monarca. La xxix fue algo
mal balance para una época de su- actividad, y no fue la única. más longeva, pues contó con tres monarcas
puesta decadencia. que controlaron Egipto durante unos vein-
Tensa independencia te años; justo la mitad que la siguiente,
De todos modos, por mucho que la clase cuyos tres soberanos –Nectanebo I, Teos
frutos de sus nuevas conquistas, entre alta egipcia parezca haber aceptado bien y Nectanebo II– fueron los últimos egipcios
ellos, los artistas y artesanos. la presencia persa, cuyos gobernantes res- en ejercer el cargo de faraón.
Dados los antecedentes que tenían los petaban sus costumbres y reconocían la Si bien, constructivamente, la política de
egipcios de sublevarse contra sus domina- antigüedad y la preeminencia cultural los soberanos de la xxx dinastía se deja ver
dores, por más que estos usaran guante de egipcias, no podemos saber hasta qué pun- con claridad en Egipto, no tuvieron tanta
terciopelo, Darío se encargó de que no to fue tolerada por parte del pueblo llano. suerte en lo que respecta al teatro interna-
faltara el puño de hierro. En Egipto siem- El recuerdo del dominio hicso, aunque cional, donde intentaron recuperar glorias
pre hubo acantonadas las fuerzas militares muy lejano, era poderoso en la mentalidad pasadas. Teos consiguió volver a llevar los
necesarias para mantenerlo controlado. egipcia, lo mismo que el mucho más cer- ejércitos faraónicos hasta Siria. No es que
Por otra parte, su inclusión en el mapa de cano de los asirios. Sumado esto a las am- tuviera interés por convertirse de nuevo en
las satrapías del Imperio, nada menos que biciones de poder que, sin duda, alberga- una potencia mediterránea, sino que do-

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minar las tierras de Canaán le proporcio- no basado en los caprichos y arbitrarieda- opinión. En su constante lucha contra los
naba un colchón contra los inminentes des de los administradores foráneos. Una persas, la invasión de Egipto y los abusos
intentos persas por recuperar el control del política que alienó a los egipcios contra en el país del Nilo fueron un elemento de
valle del Nilo. Desgraciadamente, su inten- sus conquistadores... O así podría parecer, la guerra propagandística. Tenían todo el
to terminó en fracaso. Desde ese momen- pues conviene detenerse a analizar el con- interés en mostrar a los persas como go-
to hasta 343 a. C., cuando Artajerjes III tenido de tales fuentes. bernantes sin corazón, y a otro, Alejandro
volvió a apoderarse de Egipto, la supervi- Existen textos egipcios que se esfuerzan Magno, como el libertador que acabó con
vencia de los últimos faraones autóctonos por presentar el dominio persa de un mo- la tiranía de un pueblo sometido y llevó
estuvo envuelta en una gran tensión. Para do benigno, de modo que la presencia de de nuevo al país la libertad y la alegría.
Uno de los aspectos más interesantes de la
LA INVASIÓN PERSA DE EGIPTO SIRVIÓ A LOS GRIEGOS Baja Época, pese a la presencia de persas
primero y macedonios después, es que la
COMO ELEMENTO DE LA GUERRA PROPAGANDÍSTICA decadencia visible en las reconstrucciones
históricas del período en realidad no fue
entonces, la presencia griega en el valle del los aqueménidas resultara lo menos des- tanta. Lo cierto es que durante esos años
Nilo, tanto de mercenarios como de colonos agradable posible al pueblo. Son docu- la civilización faraónica se mantuvo fuerte
–en la ciudad de Náucratis, en el Delta–, mentos donde se presenta a los faraones y pujante. No solo fue capaz de sobrevivir
se había convertido en una constante. como hombres de bien, interesados en en un mundo en el que ya no era la gran
conservar la esencia egipcia, como demues- potencia, sino que incluso se atrevió a in-
¿Un yugo peor? tra que se coronaran. No obstante, en otros tentar recuperar parte de su antiguo do-
Fue apenas un decenio lo que duró esta textos egipcios se critica a ciertos empera- minio sobre Siria-Palestina... Hasta que la
segunda parte del dominio persa sobre dores como tiranos y explotadores del llegada final de Alejandro terminó por
Egipto, pero hizo olvidar con rapidez los valle del Nilo, carentes de legitimidad incorporar el país al mundo helenístico
respetuosos años de la primera. Todas las dinástica para ello. Como es lógico, las como uno de los puntos de referencia eco-
fuentes coinciden en describir un gobier- fuentes griegas solo recogen esta segunda nómicos y culturales del Mediterráneo.

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ASEGURANDO LA
RETAGUARDIA
La jugada de Alejandro Magno al tomar Egipto poco tenía que ver con la
conquista per se y mucho con propinar un revés estratégico a su rival: Persia.
JOSÉ MIGUEL PARRA, DOCTOR EN HISTORIA ANTIGUA Y ESCRITOR
DOSSIER

C
uando uno escucha hablar de que la campaña contra los aqueménidas pareció extraño, pues Darío III seguía vi-
Alejandro Magno, puede que- no fue organizada por él, sino por su pa- vo y refugiado en su imperio, Alejandro
darse un poco anonadado ante dre, Filipo II, quien pretendía con ella decidió bajar por la costa del Mediterráneo
su aparentemente insaciable sed vengar los intentos persas de ocupar Gre- y tomar Egipto. Y con buenos motivos,
de conquistas, su desmesurada cia siglo y medio antes. Fallecido Filipo II porque de este modo cortaba una impor-
ambición y su impulso guerrero, que lo en una conjura palaciega, su hijo y here- tante fuente de suministros a los persas,
llevaron a erigir el más grande imperio dero se hizo cargo de llevar a buen térmi- al tiempo que se hacía con unas tierras
conocido hasta entonces por el mundo no la tarea. Si Alejandro cruzó a Asia con donde los griegos situaban el origen de
occidental... Hasta que uno profundiza 32.000 soldados, fue para juntarse con la sabiduría y donde muchos realizaban
un poco y se encuentra con que las cosas los 10.000 que ya había desplazado hasta un recorrido para culturizarse y aprender,
no son exactamente como nos las cuentan allí su padre, y conseguir con ellos, en como Platón, Galeno o Heródoto.
las fuentes. El héroe conquistador existe, solo un año, su primer objetivo: liberar a
es innegable, pero hay muchos matices las ciudades griegas de Asia del control Cuento de Alejandría
en sus supuestas ansias por apoderarse de los aqueménidas y vengar la invasión La entrada de Alejandro y sus ejércitos en
de los confines del mundo. El primero es de Jerjes. Después, en un movimiento que el valle del Nilo en el invierno de 332 a. C.

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ALEJANDRO

no deja de resultar peculiar, y muy bien


podría significar que alguno de ellos no
sucedió nunca. Ciertas circunstancias, por LA AJETREADA
ejemplo, invitan a pensar que la ciudad de
Alejandría no la fundó Alejandro.
VIDA DEL MAGNO
Para empezar, las narraciones de la fun-
dación, como las del nacimiento de Ale-
jandro, apenas tienen visos de realidad. El
356 a. C. NACIMIENTO de
Alejandro. Al cabo de vein-
te años tienen lugar el asesinato de
historiador griego Plutarco (ss. i-ii d. C.) Filipo de Macedonia, padre de Alejan-
nos habla de que el germen de la fundación dro, y la coronación de este.
fue un sueño en el que un anciano repetía
constantemente a Alejandro un pasaje de
la Odisea donde se menciona la isla de
334 a. C. ALEJANDRO libera
las ciudades griegas de
Asia Menor del dominio persa.
Faros. Como era de prever, al despertarse
quiso ver la isla y comprendió de inmedia-
to que era un emplazamiento privilegiado 333 a. C. BATALLA de Issos
entre las fuerzas de Alejan-
dro y Darío III, que huyó del teatro de
para convertirse en un punto de referencia
operaciones. En el invierno de 332 a. C.,
comercial y cultural, por lo cual decidió el macedonio conquista Egipto.
crear frente a ella una ciudad. Según cuen-
tan, él mismo dibujó las trazas de su pe-
rímetro con granos de cebada, que los 331 a. C. EL MAGNO visita el
oráculo de Siwa en prima-
vera. El 1 de octubre dirige la batalla
hambrientos pájaros de la zona se apre- de Gaugamela contra los persas, con
suraron a comer. Alejandro interpretó la aplastante triunfo macedonio. El rey
llegada de las aves como un mal augurio, Darío III vuelve a escapar.
cuando en realidad era justo lo contrario.
Como posiblemente le informara Aristan-
dro (su adivino de cámara), los pájaros
330 a. C. ALEJANDRO entra
en Persépolis, capital de la
corte aqueménida, y al año siguiente
eran una imagen del futuro, y represen- toma Bactria y Sogdiana, las regiones
taban a todas las personas que vendrían más orientales del Imperio persa.
pronto de todas partes a poblar una ciudad
que podría alimentarlos a todos.
327 a. C. EL MAGNO se casa
con Roxana, hija de un noble
de Bactria. En 326 a. C., Alejandro cru-
za el río Indo, para regresar a Persépo-
LOS RELATOS SOBRE EL lis un año después.
ORIGEN DE ALEJANDRÍA,
COMO EL DE PLUTARCO, 323 a. C. ALEJANDRO Magno
entra en Babilonia en pri-
mavera. El 11 de junio muere el con-
BATALLA DEL GRÁNICO entre Alejandro y Persia.
APENAS TIENEN VISOS quistador macedonio. Su general
Ptolomeo, que toma el testigo en Egip-
En la pág. anterior, el Magno en un mosaico. DE REALIDAD to como gobernador, fundará una di-
nastía propia en 305 a. C.
fue casi un paseo militar, porque el sátra- El problema es que la mayoría de estas
pa persa que gobernaba la provincia aque- leyendas sobre la fundación de la ciudad
ménida, Mazaces, no opuso resistencia. tienen su origen en tres fuentes alejandri-
No había motivo. No tenía fuerzas que nas: Ptolomeo, general del Magno (la re-
oponer, y eran escasas sus ganas de morir ferencia de Arriano), Cleitarco (la de Dio-
como héroe contra un ejército superior. doro Sículo y Curcio) y el Romance de
La breve estancia en Egipto del macedonio Alejandro (anónimo o atribuido al Pseu-
no dio para demasiados acontecimientos, docalístenes). Ptolomeo, que sería rey de
pero, sin duda, fueron destacados. El pri- Egipto, estaba deseoso de que su capital,
mero consistió en la fundación de Alejan- boyante y maravillosa como era, tuviera
dría; el segundo, en su visita al oráculo del un fundador de relumbrón que la dotara
dios Amón en el oasis de Siwa; y el tercero, de unos inicios dignos de la ciudad –la más
en su entronización como faraón de las Dos grande del Mediterráneo hasta la llegada
Tierras. El orden relativo de ellos es dudo- de Roma–. Contar con un fundador mítico
so, y cada historiador ofrece el suyo. Esto era algo básico para el entramado ideoló-

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DOSSIER

gico que sostenía una polis. Esto se había Vistos en conjunto, estos asentamientos territorio en el que podía producirse una
heredado de la época de las colonizaciones, presentan características comunes: eran insurrección. En modo alguno el objetivo
cuando el fundador de las polis en terreno meros puestos avanzados de pequeño del Magno fue crear una serie de centros
ajeno a Grecia (Asia, Magna Grecia, pe- tamaño donde Alejandro alojaba a los para el comercio; no habría tenido senti-
nínsula ibérica...) se convertía a su muer- veteranos que iban abandonando su ejér- do: el Imperio persa ya contaba con tales
te en un héroe adorado. Lo mismo quisie-
ron que sucediera en Alejandría, y ningún
héroe mejor para ella que Alejandro. ALEJANDRO CREÓ AL MENOS VEINTE “ALEJANDRÍAS”,
No hemos de olvidar tampoco que, a lo PERO ERAN PEQUEÑOS PUESTOS AVANZADOS
largo de su peregrinaje bélico por Oriente,
Alejandro fue creando diversos asenta- cito al ser reemplazados por nuevos re- núcleos. De modo que resulta difícil ima-
mientos, que por lo general recibían su clutas llegados desde Grecia. ginar por qué habría hecho algo por com-
nombre. Los documentos escritos permi- Sin duda, los veteranos estaban encanta- pleto diferente en Egipto.
ten afirmar que fueron al menos veinte las dos de dar carpetazo a una vida de com- Cuando Egipto fue conquistada por Ale-
localizaciones llamadas como la capital bates y probar su suerte como colonos; jandro, la capital administrativa del mismo
de los Ptolomeos, Alejandría (si bien el pero no podían ignorar que la intención se encontraba en Menfis, la mítica fun-
exagerado de Plutarco dijo que el mace- de Alejandro era la de dejar una guarni- dación del faraón Menes. Y desde allí co-
donio estableció nada menos que setenta). ción de soldados con experiencia en un menzó a gobernar, con el título de sátrapa

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ALEJANDRO

UN “MUST” PARA LOS GRIEGOS


Egipto, la cuna de la sabiduría en el imaginario heleno
EL SITIO DE MODA de que, de joven, antes de marchar a la
Durante el siglo XIX se dio entre jóvenes de ciudad que lo apellida, estuvo formán-
buena familia británicos la costumbre de dose en Egipto como filósofo y apren-
realizar el Grand Tour, un viaje por las zo- diendo matemáticas. Además, no cabe
nas de mayor tradición cultural de Europa duda de que el concepto egipcio de que
para conocer de primera mano sus ma- en las aguas primordiales del Nun reside
ravillas, como Italia y Grecia, con una es- el origen del mundo se refleja bien en la
capada a España para poner el toque afirmación de Tales de que el agua es el
exótico. Los hijos de buena familia de la arkhé, o principio de todo.
Grecia clásica hicieron lo mismo, pero en
el valle del Nilo, donde no solo iban a ma-
ravillarse de sus monumentos, sino tam-
bién a estudiar con sus sacerdotes y
médicos, pues los consideraban una de las
más antiguas civilizaciones del mundo, lle-
na de sabiduría. No hay más que fijarse en
los kuroi helenos y compararlos con las tí-
picas estatuas egipcias para ver de dónde
sacaron los griegos la inspiración.

“HARVARD” ANTIGUA
Tales de Mileto (a la dcha.) nos puede ser-
vir de ejemplo, porque las fuentes hablan

ción de la estatua hacia un lado para asen-


PARECE INNEGABLE QUE tir y hacia el contrario para negar, o acaso
dejando las posibles respuestas en el sue-
ALEJANDRO VISITÓ EL lo para que, al caminar por ellas los costa-
ORÁCULO DE AMÓN EN leros que llevaban a la divinidad, esta
COMPLEJO de Saqqara, con la pirámide de Zoser al SIWA, QUE AMOSIS HABÍA expresara su opinión.
fondo, cerca de la antigua ciudad de Menfis.
CREADO SIGLOS ANTES Un oráculo conveniente
El caso es que, durante la xxvi dinastía
(heredado de la administración persa), el En cambio, los dos otros dos episodios –antes no hay restos de actividad faraóni-
general Ptolomeo cuando murió Alejandro. destacados de la breve presencia de Ale- ca en el oasis–, el faraón Amosis decidió
Menfis mantuvo su categoría administra- jandro en Egipto parecen innegables. Em- que sería una buena política crear una
tiva hasta el año 311, cuando, en un do- pecemos por su visita al oráculo de Amón sucursal del oráculo de Amón que diera
cumento conocido como la Estela del Sá- en el oasis de Siwa. Los milenios de exis- servicio a las ciudades griegas de la Cire-
trapa, Ptolomeo nos informa de que había tencia de la cultura faraónica y el dominio naica y el Delta, como Náucratis. Para ello,
trasladado la capital hasta la ciudad co- de los egipcios sobre Nubia y Siria-Pales- creó el templo principal del dios en Siwa,
nocida como La Fortaleza del Rey Ale- tina habían terminado por convertir al dios unido por la vía procesional –en la que el
jandro, llamada antes Rakotis, situada a Amón en una divinidad respetada en todo oráculo se manifestaba– a otro templo más
orillas del Mediterráneo. Además, tenien- el Mediterráneo oriental. Su templo prin- pequeño erigido un par de siglos después
do en cuenta que el museo y la biblioteca cipal se encontraba en Tebas, y fue allí por Nectanebo II (xxx dinastía).
–los elementos básicos que convirtieron donde, a partir del Reino Nuevo, el dios Si bien los egipcios viajaban y se comuni-
Alejandría en un irresistible polo cultural– comenzó a responder a las cuitas de sus caban con las poblaciones de los oasis de
suelen considerarse obra de Ptolomeo II, fieles cuando su estatua era sacada en forma habitual, lo cierto es que Siwa se
no hay nada que permita sospechar que procesión desde el sanctasanctórum. No encontraba bastante a trasmano para ellos.
Alejandro creara la que durante siglos está muy claro cómo se comunicaban esas En caso de necesitar la opinión del dios
sería la ciudad más importante del Medi- respuestas. Desde luego no como la pitia para tomar una decisión determinante en
terráneo, con permiso de Roma. de Delfos, sino más bien con una inclina- su vida, recurrían siempre al oráculo ori-

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DOSSIER

ginal, el de Karnak. Y este templo es el que


habría visitado Alejandro de haber queri-
do consultar el oráculo como medio de
agraciarse a la población egipcia, lo que
no fue el caso. En realidad, el objetivo del
macedonio con su visita a Siwa fue ganar
prestigio y autoridad entre esas poblacio-
nes para las cuales se había construido el
templo en primer lugar: las colonias grie-
gas de la Cirenaica, que llevaban libres del
dominio persa desde el año 404 a. C.
Cuentan los cronistas que Alejandro reali-
zó dos preguntas al oráculo. La primera
fue si los asesinos de su padre habían sido
castigados por su crimen, y la segunda, si
él llegaría a dominar el mundo. La respues-
ta a la segunda pregunta fue un sí rotundo;
mientras que a la primera fue que habían
sido castigados, pero que su padre no podía
ser dañado por mortales al haberse con-
vertido en un dios. Tal sentencia, ¡oh, sor-
presa!, fortalecía la historia de la ascen-
dencia divina de Alejandro, como era su
intención con la visita. Una visita que, por
otra parte, resulta tremendamente sospe-
chosa en cuanto a las respuestas del orácu-
lo, porque ya hemos visto cómo respondía
el dios egipcio a las preguntas que se le
planteaban. Lo que describen los cronistas
es un oráculo al modo heleno. En realidad,
la pitia de Delfos no lo podría haber hecho
mejor... De hecho, lo habría embarullado
más, como era su costumbre.

Alejandro, faraón
¿Significa esto que el viaje a Siwa tampoco
tuvo lugar? No, más bien al contrario. Da
la impresión de que se trató de una visita
bien real y muy política, perfectamente
orquestada por todos sus protagonistas:
los sacerdotes, Alejandro y sus consejeros.
Por otra parte, si Alejandro pudo hablar
con el dios por intermedio de los sacerdo-
tes, y no durante una procesión, quizá fue
porque el macedonio tenía potestad para
ello, al haber llegado al oasis. Y el único
medio de que fuera así es que se hubiese
convertido en faraón de Egipto, al coronar-
se como tal antes de viajar al desierto.
Lo peculiar de esta coronación es que nin-
guno de los cronistas de Alejandro la men-
ciona, aunque sí se refieren a ciertas cere-
monias en las que participó el macedonio.
Solo el Romance de Alejandro afirma que
este fue coronado por el sacerdote de Ptah
en Menfis, la capital, adonde se dirigió

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ALEJANDRO

OASIS DE SIWA. A la izqda., Alejandro como faraón en un pilono del templo de Jnum. Elefantina, Egipto.

denciales, Alejandro pudo dirigirse con


COMO TODO EXTRANJERO total seguridad a consultar el oráculo de
QUE QUERÍA ASENTARSE Siwa sabiendo que sí podía hablar con el
dios Amón y plantearle directamente sus
EN EGIPTO, ALEJANDRO preguntas, por más que la respuesta lle-
TUVO QUE ADOPTAR UN gara por intermedio de los sacerdotes.
La coronación de Alejandro tenía otro mé-
PATRONÍMICO EGIPCIO rito importante. Gracias a ella, el macedo-
nio dejaba de ser un extranjero para con-
nada más entrar en Egipto –como no podía vertirse en un habitante del valle del Nilo.
ser de otro modo, si quería hacerse con las Desde siempre, la ideología egipcia con-
riendas del poder y controlar la adminis- sideró a los extranjeros agentes propaga-
tración–. A su llegada se habría celebrado dores del caos, a los que había que man-
en la ciudad una ceremonia de un tipo no tener alejados del país. Sin embargo,
especificado, continuada después con un cuando esos extranjeros se asentaban en
recorrido de Alejandro río arriba, que po- Egipto y reconocían la soberanía del faraón,
dría ser parte de la conocida como “la eran aceptados socialmente, llegando in-
creación de orden en todas las provincias”. cluso a ocupar cargos de máxima respon-
Durante la misma, una de las integrantes sabilidad, como el de visir. Uno de los
de los ritos de la coronación, el faraón via- rasgos principales de ese deseo de arraigo
jaba a los principales templos del valle del era el cambio de nombre, el abandono de
Nilo. Finalmente, antes de abandonar la su patronímico foráneo por uno egipcio.
ciudad, una última ceremonia habría te- Y esa fue también una de las consecuencias
nido lugar en Menfis con Alejandro como que tuvo para Alejandro la conversión en
protagonista. Todo ello hace sospechar faraón, pues en el momento de la corona-
que, en efecto, fue coronado. ción, al ser presentado a sus súbditos, fue
Al transformarse en faraón, el conquistador anunciada su titulatura regia. Una titula-
se erigía místicamente en el conservador tura que encontramos en los relieves en
de la maat (el orden) en Egipto y en el los que aparece como faraón coronado,
encargado de mantener alejado el caos; con el ureus en la frente: en la capilla de
pero, lo que es más importante, también la barca del templo de Luxor.
en el intermediario entre el mundo de los Según la ideología egipcia, a pesar de que
dioses y el de los hombres. Con estas cre- el culto diario lo realizaran los sacerdotes,

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DOSSIER

estos no dejaban de ser meros sustitutos, mular un gran número de acciones, pero ca..., excepto como cadáver glorificado diez
de modo que únicamente los faraones sus escasas disposiciones fueron funda- años después, utilizado como sostén ideo-
aparecen representados en los templos mentales. Antes de partir, dividió el poder lógico de la nueva dinastía ptolemaica.
junto a los dioses. Alejandro no solo figu- del país de un modo que resulta lógico. Recorridos y apaciguados los últimos con-
ra en Luxor ante Amón-Min, sino que lo Todo el ejército quedó en manos de mace- fines del Imperio aqueménida –pues en eso
hace identificado por los títulos de rey donios, con las tropas del Alto Egipto, las consistió la conquista de Alejandro, y no
del Alto y del Bajo Egipto, señor de las del Bajo Egipto y la flota al mando de un en lanzarse como un poseído a conquistar
Dos Tierras (Amado de Amón, Elegido general distinto. En cambio, para el gobier- tierras–, el macedonio retornó a Babilonia.
de Ra) e hijo de Ra (Poseedor de las Co- no civil recurrió a personajes que conocían Por desgracia, unas fiebres lo atacaron y
ronas, Alejandro). Es evidente que Ale- bien el lugar y las peculiaridades de su terminó sucumbiendo a ellas. Rondaba la
jandro no estaba sucumbiendo a los “en- administración: un greco-egipcio, un per- edad a la que fallecían la mayoría de los
cantos” de Oriente, como sugieren los sa con experiencia administrativa y un hombres por entonces. A pesar de ser un
cronistas grecorromanos, sino adoptando egipcio. El Magno dejó el poder bien re- hombre fuerte, estaba muy castigado por
las costumbres de un pueblo recién con- partido para evitar que, al alejarse –y sabía los combates y por varias heridas de dis-
quistado para mejor gobernarlo. que iba a estar mucho tiempo sin volver–, tinta gravedad. A su muerte, sus generales,
surgieran en alguno de los responsables sus más próximos colaboradores, se reu-
Grandes decisiones ganas de hacerse con el control del país. nieron y acordaron repartirse el imperio
En el plano de gobierno, la estancia de Tras apenas ocho meses en Egipto, Alejan- recién conquistado, a la espera de que el
Alejandro fue muy corta como para acu- dro lo abandonó para no regresar a él nun- hijo nonato de Alejandro pudiera heredar

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ALEJANDRO

DINASTÍA POR INTEGRAR


El linaje de los Ptolomeos, ¿mezcla de griego y faraónico?
POR MUCHO QUE el mundo heleno con- ciones –sabían que ellos mantendrían
siderara Egipto la cuna de la sabiduría, no controlado al populacho–. De hecho, in-
puede decirse que los macedonios, tras con- cluso crearon un dios de la nada, Serapis,
quistar Egipto, desearan crear una simbiosis con rasgos funcionales de Osiris y de dios
con la cultura faraónica. Basta decir que Cleo- sanador, pero con el aspecto típico de un
patra VII, última de los lágidas, fue la primera dios heleno, para convertirlo en el patrón
en querer aprender la lengua egipcia, ¡tres- de la dinastía. Una figura que griegos y
cientos años después de conquistar su dinas- egipcios pudieran adorar y sirviera para
tía el país! (A la izqda., Ptolomeo I instituye la aglutinarlos un poco ideológicamente en
biblioteca de Alejandría, por V. Camuccini). torno a sus nuevos monarcas.

PENSANDO EN sus súbditos, los Pto- ESTOS, SIN EMBARGO, aparte de


lomeos se esforzaron en aparentar un de- adoptar el exceso y los lujos asiáticos –al-
seo de egiptizarse: se coronaban faraones go no demasiado egipcio–, poco hicieron
y adoptaban la titulatura regia completa, al por integrarse. Egipto era tierra conquista-
tiempo que mantenían contentos a los sacer- da y la cubrieron de un manto de helenis-
dotes, al no injerir demasiado en sus ocupa- mo, sin llegar a fundir ambas culturas.

La dualidad ptolemaica les puestos administrativos y económicos.


Ptolomeo I Sóter (“el Salvador”) fue el crea- Por supuesto que hubo griegos que no
dor de la dinastía ptolemaica –o lágida, pues nadaron en la abundancia, y que los más
su padre se llamaba Lagos–, al autoprocla- emprendedores de los egipcios consiguie-
marse en 305 a. C. rey de Egipto. El valle ron abrirse paso hasta las capas superiores
del Nilo era un territorio que había elegido del confort económico, pero la preponde-
no solo por su riqueza, sino por ser más rancia de los helenos es abrumadora, tam-
fácilmente defendible de las inevitables bién en la documentación.
rencillas que mantendría con sus colegas, Así, poco a poco, transformado también
como se acabó demostrando. La suya fue en tierra de acogida de una relevante po-
una monarquía particular en cuanto a lo blación judía, el Egipto helenístico acabó
político, que en nada se parecía a las exis- convertido en uno de los principales centros
tentes, pero de ellas tomó todos sus elemen- económicos del Mediterráneo. No solo eso,
tos constitutivos: la monarquía faraónica, sino que, gracias a la inquietud cultural de
el trono de su padre. Los diádocos tuvieron la persa e incluso las polis. Los Ptolomeos Ptolomeo II, con su biblioteca y su museo,
sus dimes y diretes para conseguir la parte fueron unos monarcas bifaces, por así de- también en el foco cultural más pujante
del león, pero al final llegaron a un acuer- cirlo: faraones para algunos de sus súbditos de la época helenística y romana. Y todo
do. En el reparto, Ptolomeo quedó encar- y reyes para otros, pero siempre enlazando porque un macedonio decidió asegurar-
gado de gobernar Egipto como sátrapa. con los monarcas anteriores. Al fin y al se la retaguardia antes de lanzarse a la
Como era de esperar, dados los modos de cabo, en la titulatura de Ptolomeo I encon- conquista del Imperio persa.
hacer política de la corte macedonia, los tramos elementos de la de Nectanebo,
herederos legítimos de Alejandro no tar- Alejandro, Filipo III y Alejandro IV.
daron en ser asesinados, lo que desenca- Esa dualidad que vemos en los monarcas PARA SABER MÁS
BIOGRAFÍA
denó una lucha por el poder entre los ptolemaicos la encontramos también en
BOWDEN, Hugh. Alexander the Great: A
diádocos desarrollada a lo largo de varios la sociedad del nuevo reino, donde sobre Very Short Introduction. Oxford: Oxford
decenios de guerras, enfrentamientos y el estrato indígena –faraónico en sus mo- University Press, 2014. En inglés.
coaliciones. Al final, pese a que las luchas dos y formas– se situó uno helénico for- ENSAYO
nunca terminaron del todo entre ellas, mado por griegos y macedonios. Llegados AGUDO VILLANUEVA, Mario. Año 360 a. C.
quedaron establecidas tres grandes dinas- en gran número durante los primeros cien Macedonia: la cuna de Alejandro Magno.
tías: la ptolemaica (en Egipto), la seléu- años de gobierno ptolemaico, comenzaron Madrid: Laberinto, 2015.
BOWMAN, Alan K. Egypt after the Pha-
cida (en Oriente Próximo y Medio) y la a instalarse en Egipto sin llegar a mezclar-
raohs, 332 BC-AD 642. Londres: British
antigónida (en Macedonia y Grecia). Ha- se con la población existente, como una Museum Press, 1996. En inglés.
bía nacido el mundo helenístico. élite dominante que ocupaba los principa-

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