A un costo de entre US$20.000 y US$50.000 cada una, las máquinas de Hartman cargan de
forma eléctrica pesticidas y nutrientes que rocían sobre las plantas, y provocan que se
adhieran a las hojas de manera más pareja, usando alrededor de 80% menos de agua que
los rociadores de químicos convencionales. Las ventas de su empresa, crecen 30% al año,
más del triple de su ritmo hace cuatro años, señala. “Todos están conscientes del agua
ahora”, afirma Hartman. “Todos están atentos”.
Estos sistemas utilizan una carga eléctrica para que la sustancia sea atraída por las hojas de
las plantas.
Los agricultores en el árido oeste de Estados Unidos han buscado desde hace mucho reducir
sus costos, incluido el del agua. No obstante, a menudo el tema ha quedado relegado ante
preocupaciones urgentes sobre la mano de obra, la energía y otros gastos. Ahora, una
sequía que empezó hace cuatro años ha aumentado la atención sobre la eficiencia en el
uso de agua por parte de los agricultores de California, ya sea que cultiven almendras,
aceitunas o duraznos. También ha abierto una nueva oportunidad de mercado para los que
proveen soluciones y otros cuyos productos recibieron poca atención hasta ahora.
No está claro si las nacientes tecnologías podrán reducir significativamente el uso de agua y
calmar los temores sobre su disponibilidad a corto plazo. Sin embargo, algunos
agricultores y partidarios dicen que adoptar nuevos procesos y tecnologías podría
reducir el uso agrícola del agua en alrededor de 10% a 25%.
Cuantiosas pérdidas
Daniel Sumner, economista agrícola de esa universidad, dice que la gente que simplemente
se centra en reducir el uso absoluto de agua ve el problema de forma equivocada. Los
agricultores que encuentran nuevas formas de producir más alimentos por unidad de
agua podrían generar mayores aumentos en la eficiencia, sostiene.
A fines de 2013, Terlato Wine Group, un gran productor de vinos de California, comenzó a
probar un sistema de sensores en 53 de sus 243 hectáreas de viñedos. A través de sus
sensores, mide cuánta agua usan realmente las plantas día a día, al medir el agua que
liberan en forma de vapor. Esto le ha permitido irrigar sus vides con la cantidad que
necesitan cuando lo necesitan, produciendo uvas de mayor calidad y reduciendo el uso
de agua en 20%, afirma. Este año, Terlato casi triplicará la cantidad de hectáreas con este
sistema. Los sensores, cada uno de los cuales cubre cerca de cuatro hectáreas, cuestan
US$1.500 por unidad.
http://www.revistachacra.com.ar/nota/4835/