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Carl Rogers
Nuestro mundo está sufriendo una angustiante confusión. Esto bien puede ser la
desintegración que precede a la destrucción de nuestra cultura, como consecuencia de
una guerra nuclear suicida. No podemos desechar la posibilidad de que estemos
aproximándonos a nuestra desaparición. Si ése fuera el caso, creo yo, no habría mucho
por decir. Sería tarea para los arqueólogos de un lejano futuro el diagnosticar nuestra
enfermedad fatal.
¿Cuál es la razón por la cual nosotros, como individuos, como naciones, como culturas,
estamos experimentando trastornos semejantes? Estoy convencido de que se debe a una
cantidad de significativos cambios de paradigma, que están aconteciendo
simultáneamente.
Y al intentar comprender un universo que es una idea, nos embarga un temor no exento
de respeto. Pero la ciencia, que ha sido nuestra principal herramienta para la
comprensión, está sufriendo cambios igualmente sorprendentes. Nuestra visión del
mundo mediante la perspectiva científica lineal de causa-efecto ha sido excesivamente
sobrevalorada. Esta ciencia es vista hoy como parte de una noción mucho más amplia.
Puede controlar funciones corporales, puede curar enfermedades, puede crear nuevas
realidades. Puede adentrarse en el futuro, ver cosas a enorme distancia, transmitir ideas
directamente. Tal persona está logrando tanto una nueva consciencia de su fortaleza y
poder, como el reconocimiento de que lo único constante en la vida es el proceso de
cambio.
Todo indica que debemos percibir al individuo como una persona en constante
transformación, una persona trascendente. Este es un nuevo mundo hacia el que
inevitablemente nos desplazamos. Un mundo en el cual la realidad, según la hemos
conocido, ha desaparecido; en el cual la ciencia, según la hemos conocido, se ha tornado
parte de una totalidad mucho más misteriosa y mística; en el cual el individuo como
máquina comprensible de músculos, nervios y cerebro, ha cedido su lugar a un
misterioso ser con increíbles capacidades y en constante transformación.
¿Quiénes serán capaces de vivir en este nuevo mundo, completamente diferente? Creo
que serán aquellos jóvenes de mente y espíritu. Ellos serán los capacitados para vivir en
el mundo del mañana, acompañados por adultos que hayan comprendido los conceptos
de semejante transformación. No todos, por supuesto.
Oigo decir que la juventud actual sólo está interesada en el empleo y la seguridad, que
no son personas que se arriesguen e innoven, tan sólo conservadores en pos del "primer
puesto". Posiblemente sea así en parte, pero ciertamente no lo es respecto de la gente
joven con la que yo tengo contacto. Estoy seguro que muchos continuarán viviendo en el
mundo actual y sólo un grupo limitado lo hará en este nuevo mundo del mañana.
¿De dónde provendrán? Observo que ya han comenzado a nacer. ¿Dónde los he
encontrado? Entre los ejecutivos que han abandonado la carrera de ratas y desdeñado
las tentaciones de los altos salarios y las finanzas para vivir una nueva vida, mucho más
sencilla.
Los encuentro entre hombres y mujeres que desafían la mayoría de los valores de la
cultura actual para vivir según nuevas maneras. Los encuentro entre sacerdotes, monjas
y, ministros religiosos que han dejado atrás los dogmas de sus religiones, para vivir de
un modo que tenga mayor significado. Los encuentro entre las mujeres que, vigorosas,
se alzan por encima de las limitaciones que la sociedad les impone. Entre las minorías
que están emergiendo, después de generaciones de pasividad, a una vida más
afirmativa y positiva. Los encuentro entre aquellos que han participado de experiencias
grupales, hallando un lugar para los sentimientos, así como para los pensamientos en
sus vidas. Los encuentro entre los estudiantes creativos, que han abandonado las
escuelas para encontrar metas más elevadas que las permitidas para una estéril
escolarización. Los encuentro gestándose en los talleres internacionales e interculturales
que han sido parte destacable de mi pasado inmediato.
Sus cualidades
Al estar en contacto con estos individuos, he hallado ciertos rasgos en común. Tal vez
ninguno de ellos posea todas estas cualidades juntas, pero creo que la habilidad para
vivir en este extremadamente revolucionado mundo del mañana, está definida por
ciertas características. Describiré algunas brevemente, según yo las he percibido y
experimentado. Tales personas viven la vida como un proceso, como un torrente de
energía, una transformación. La vida rígida, estática, no les atrae. Viven en una
confortable relación con la naturaleza, un responsable parentesco con el entorno. La
"conquista de la naturaleza" les resulta un concepto aborrecible. Estas personas
consideran que el poder sobre los demás es simplemente otra forma de conquista,
igualmente aborrecible e inaceptable. Su meta es reforzar el poder del individuo,
compartir el poder en proyectos comunes. Como una faceta de su parentesco con la
naturaleza, experimentan su parentesco con las demás personas. Esta relación sienta las
bases para la conformación de comunidades a escala humana y para afrontar con
flexibilidad los problemas comunes. Estas personas rehúsan vivir en un mundo
compartimentalizado: cuerpo y mente, salud y enfermedad, intelecto y sentimientos,
ciencia y sentido común; grupo e individuo, cordura y locura, trabajo y esparcimiento.
Luchan más bien por una vida totalizadora, donde pensamiento, sentimiento, energía
física, energía psíquica y energía curativa estén integrados en la experiencia. Tales
individuos son fundamentalmente indiferentes a las posesiones materiales, al confort y a
las recompensas. El dinero y los símbolos del status material no son su meta. Son
investigadores, su búsqueda es, por naturaleza, esencialmente espiritual. Son
conscientes y están influenciados por ritmos del universo. Están a sus anchas con la
energía psíquica, con las experiencias místicas y meditativas. Desean hallar un propósito
y un sentido que trascienda lo individual. Estas personas están abiertas al mundo
interior y exterior. Están abiertas a la experiencia, a nuevos modos de percibir, a nuevas
maneras de ser, nuevos conceptos e ideas y a un nuevamente descubierto mundo de
sentimientos.
Encuentro que estas personas valoran la comunicación como un medio para juzgar las
cosas como son. Rechazan la hipocresía, el engaño y la ambigüedad de nuestra cultura.
Estas personas son solícitas, deseosas de ayudar a todos cuando hay necesidad. La suya
es una atención gentil, sutil, no moralista.
Soy bien consciente que pocos individuos poseen todas estas características y sé que
estoy describiendo a una pequeña minoría del total de la población. Lo sorprendente es
que personas con tales características se sentirán muy cómodas en un mundo que
consiste sólo en energías vibrantes, un mundo sin bases sólidas, un mundo en el cual la
mente, en su sentido más amplio, sea simultáneamente consciente y creadora de la
nueva realidad. Serán capaces de vivir con los diversos cambios de paradigma.
¿Podrán sobrevivir?
lado del futuro; pueden vivir cómodamente ante la perspectiva de cambios fantásticos.
La física teórica no podrá ser suprimida. El bio-feedback tenderá a progresar, no a
desaparecer. Los conocimientos sobre modos de desarrollar el potencial humano
seguirán acrecentándose. Los nuevos métodos científicos no se evaporarán. Los grandes
cambios en nuestra percepción del universo están aquí. Nos desafiarán querámoslo o
no. Nos cambiarán. Y aquellos que logren desenvolverse en tales nuevos modelos,
tendrán una gran oportunidad de supervivencia. A menos que nos autodestruyamos;
nos deslizaremos inevitablemente hacia un mundo nuevo, a pesar de todas las actuales
perturbaciones. Desearía hacer un boceto de mi sueño -por muy idealista que parezca-
acerca del mundo hacia el que nos dirigimos. Este nuevo mundo será más humano y
humanitario.
Los vientos de cambio cultural, social y científico están soplando vigorosamente. Las
enormes perturbaciones de la sociedad contemporánea forzarán la transformación hacia
un sistema nuevo, más coherente. Un renovado amor por la naturaleza y por cada
persona, una comprensión de la unidad espiritual del universo, parecen emerger con esa
nueva visión del mundo. Avizoro un mundo donde haya un lugar para una persona
más completa e integral. Esta es, al menos, mi más profunda esperanza.