UNIVERSIDAD

La Gran Colombia

Revista de Investigaciones
Far tilt norecho y Ciencias Políticas
-Yr `ler

AYA

Formamos en Valores para la Excelencia

Revista de Investigaciones, Universidad La Gran Colombia
EDICIÓN No. 12 /2010 / ISSN 1794-1598
..:"Jiménez S. Néstor F.
No se conoce por parte de la población el Servicio Público de Empleo,
desde donde se articulan las acciones de formación para el trabajo con
el tema de empleabilidad, y que propende por la búsqueda organizada
de Empleo.
Como conclusión final, se obtuvo que no hay correspondencia entre la in-
versión que el Estado y la sociedad civil han hecho en materia de forma-
ción para el trabajo y la empleabilidad, lo que necesariamente debe conlle-
var a la articulación de estas variables, para evitar que los resultados de
tan importantes esfuerzos, sean casi nulos.
BIBLIOGRAFÍA
COLOMBIA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. "Ley 104 de 1993". Bogotá. D.C.
COLOMBIA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. "Ley 375 de 1997". Bogotá. D.C.
COLOMBIA. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. "Ley 548 de 1999". Bogotá. D.C.
COLOMBIA. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. "Ley 782 de 2002". Bogotá. D.C.
COLOMBIA. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. "Decreto 128 de 22 de enero
de 2003". Bogotá. D.C.
COLOMBIA. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. "Ley 1098 de 2006. Bogotá.
D.C.
COLOMBIA. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA: Guía General. Módulo Inicial.
Programa para la prevención a la vinculación de niños, niñas y adolescentes a
grupos organizados al margen de la ley y de atención, seguimiento y acompaña-
miento a los desvinculados. ICBF.
COLOMBIA. PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA. "Protocolo para la
implementación de la estrategia de capacitación ICB-SENA-01M-01T". Sep-
tiembre de 2005. Bogotá. D.C.
COLOMBIA. SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE SENA. "Programa de
Reinsertados": Documento Guía. 2005. Bogotá D.C.
COLOMBIA. GOBERNACIÓN DEL QUINI:di:). Ordenanza No. 0011 del 29 de
Abril de 2004, *PLAN DE DESARROLLO 2004 - 2007 "UN PLAN PARA
TODOS'. Armenia.
Constitución Política de Colombia. Titulo III. De los Derechos, las Garantías y
los Deberes. Capítulo 1. De los Derechos Fundamentales.
INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR: Ruta Jurídica y Fun-
damentos. Normativas de los niños, niñas y adolescentes desvinculados del
conflicto armado. Guía General. Módulo Inicial
www.sena.edu.co/portal
www.presidencia/altaconsejeria/programareinserción
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ASPECTOS GENERALES DE LA ORALIDAD
Y LA ESCRITURA COMO SISTEMAS
INTEGRADOS EN EL PROCESO CIVIL'
GENERAL ASPECTS OF ORAL AND WRITING SKILLS, AS
SYSTEMS FOR INTEGRATION IN CIVIL PROCESSES
ANDRÉS MAURICIO QUICENO ARENAS •
JHON FABER QUINTERO OLAYA
JULIANA SÁNCHEZ VALLEJO •
JUAN LUIS VEGA SALAZAR •
LUIS CARLOS ALZATE RIOS **
Recepción: Junio 6 de 2010
Aceptación: Julio 8 de 2010
Quiden0 A. Andrés M., Quintero O. Jhon F., Sánchez V. Juliana., Vega S. Juan L., Alzate R. Luis C.
Revista Inciso, Edición N9 12 - 2010. Universidad La Gran Colombia.
ISSN: 1794-1598. Págs: 95-111.
RESUMEN
Introduciendo el estudio del proceso, su fin y su forma, se critica la implementación de un
sistema oral puro para la sustanciación de la pretensión civil, en términos generales. Por
lo tanto se reconoce la necesidad de adoptar un sistema acorde con la raigambre cultura
y jurídica colombiana, para concluir en la técnica del sistema por audiencias, la cual
comprende lo mejor de la oralidad y la escritura; su implementación proveerá al opera-
dor judicial colombiano de herramientas versátiles y oportunas para cumplir a cabalidad
con su tarea, objetado firmemente las posiciones que proponen la implementación de
una versión purista de cualquiera de los dos sistemas.
PALABRAS CLAVE
Oralidad, escritura, proceso civil, proceso por audiencias, sistema acusatorio, sistema
inquisitivo, sistema mixto por audiencias.
ABSTRAC
Introducing the study of process, its last purpose and shape, it becomes critical the
implementation of a pure oral system towards the substantiation of civil regulations.
El siguiente artículo fue elaborado por el Semillero de Derecho Procesal dirigido por
el docente LUIS CARLOS ALZATE RÍOS, el cual que fue presentado como ponencia
ante al XI CONCURSO INTERNACIONAL PARA ESTUDIANTES DE DERECHO NI-
VEL PREGRADO 'La Oralidad en el Proceso Civil", y defendida por el estudiante
JUAN LUIS VEGA SALAZAR ante dicho auditorio, en el marco del XXXI CONGRESO
DE DERECHO PROCESAL.
Estudiantes Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Quinto Año. Universidad La
Gran Colombia, Secciona' Armenia. Miembros Semilleros de Investigación Derecho
Procesal.
Docente Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. Universidad La Gran Colombia,
Secmcnal Armenia.
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buiceno A. Andrés M.. Quintero O. J'Ion E, Sánchez V. Juliana., Vega S. Juan L., Alzate R. Luis O.
There( ore, the need for a system according to Colombian legal culture and traditipn is
recognized, heading towards a technique for an effective system of hearings, which
includes the best of orality and literacy; its implementation will provide the Colombian
judicial operator versatile and appropriate tools to fully comply with their homework,
strongly objected to the positions they intend to implement a purist version of either of the
two systems.
KEY WORDS
Orality, writing, civil process, process hearings, adversary system, inquisitoñal system,
mixed system of hearings
INTRODUCCIÓN
El devenir humano ha sido un eterno debate sobre las formas más idóneas
para solucionar los conflictos suscitados entre comunidades y miembros
de una misma sociedad. Superada la época de la ley vindicta, o la ley del
talión; y creada la forma asociativa del Estado-Nación, una de las cuestio-
nes más controversiales ha sido el diseño del modelo procesal que se
adopta para la aplicación de justicia.
El proceso en la actualidad ha superado la noción formalista que lo cualifi-
caba simplemente como un instrumento para la realización del derecho
sustancial. De allí el inmutable antagonismo entre los procesalistas y los
partidarios del derecho sustancial sobre la preeminencia de uno u otro. Por
consiguiente, el debido proceso contemporáneo es un derecho fundamen-
tal vinculante y extensivo a todas las autoridades judiciales y administrati-
vas. La defensa, la legalidad, la contradicción y la libertad probatoria son
algunas garantías que lo estructuran desde el complejo enunciado del
artículo 29 constitucional.
Es así como el modelo procesal adoptado por un Estado no sólo garantiza
la eficacia de la administración de justicia, sino que genera una mayor posi-
bilidad para salvaguardar una tutela judicial efectiva, y, por ende, el acceso
de los ciudadanos a la administración de justicia. E) paradigma de procedi-
miento determina el contacto que tiene el operador judicial con cada uno de
los sujetos procesales.
Por ende, el Estado se ve obligado a construir una visión de procedimiento
endógena, es decir, acorde con la realidad social del mismo, habida cuenta
que no se pueden conjurar los conflictos relevantes de un grupo de perso-,
nas con fórmulas creadas para un contexto diferente. Es decir, no se pue-
de configurar un ordenamiento jurídico con ojos extranjeros.
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Aspectos Generales de la Oralidad
No obstante, es claro que las tendencias mundiales en materia procedi-
mental han sido una dicotomía entre la oralidad y la escritura, según del
país y la tradición jurídica del mismo. Empero, en Estados Unidos y el Rei-
no Unido predomina la oralidad y el precedente, mientras que en Colombia,
y demás Estados con tradición continental son eminentemente legislados
y garantes de la escritura como técnica de procedimiento.
Sin embargo, para el caso colombiano se tiene que se ha forjado en las
últimas décadas una tendencia legislativa por volcar el procedimiento ha-
cia la oralidad en una búsqueda desesperada por la celeridad en los trámi-
tes jurisdiccionales. Así se demuestra con leyes como la 906 de 2004 en
materia penal, y la 1149 de 2007 en el derecho laboral.
La tendencia dogmática del derecho y las costumbres de los Estados
han estimulado un antagonismo entre uno y otro sistema, creando parti-
darios por doquier. Quienes defienden el sistema escritural aseveran que
es más garante de los derechos de las partes y es más congruente con
la justicia y la verdad procesal, fines ulteriores del proceso. Por otro lado,
los abanderados de la oralidad sostienen que el sistema escrito ha permi-
tido una congestión judicial que es incompatible con los postulados de la
justicia material.
De esta manera ha emergido de algunos estudiosos la propuesta de un
sistema ecléctico por audiencias en el que se exploten los aspectos
benevolentes de una y otra técnica. Es decir, se trata de un modelo proce-
sal mixto en el que algunas actuaciones son orales y otras escritas, carac-
terizado preeminentemente por audiencias.
Sobre la base de la anterior postura es que cimentamos el objeto de este
trabajo. Se propende por una revisión de la función del procedimiento en
Colombia, así como la ubicación del juez en la organización estatal del
País. En iguales términos se analizarán en el decurso de estas páginas las
diferencias entre el sistema escritural y el oral, ubicados desde los prece-
dentes judiciales, para, finalmente, concluir con una propuesta de recono-
cimiento al paradigma procedimental por audiencias.
EL PROCESO Y SU FINALIDAD
El análisis de lo que a grandes rasgos se denomina como proceso judicial
comporta por lo menos tres elementos sustanciales de cara a establecer la
plataforma sobre la cual éste va a operar: en él, a) se busca la verdad,
entendida esta en su acepción menos sofisticada, esto es, la correspon-
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 Aspectos Generales de la Oralidad
Guisen° A. Andrés M., Quintero O. Jhon F., Sánchez V. Juliana., Vega S. Juan L.. Alzate R. Luis C.

El proceso y su finalidad: Dado que nuestra tradición en derecho es de

dencia entre la realidad y lo actuado; b) se busca componer los conflictos factura greco-romana, es necesario hacer alusión a cómo se introdujo el
y, en consecuencia, establecer una verdad procesal que resulte útil para
proceso al interior de las dinámicas de la administración de justicia y cuál
tales propósitos; o c) se busca la aplicación de unas formalidades que, al
fue su evolución desde los inicios hasta nuestros días; ello para poder
darle ceremonia a los trámites, ofrecen la apariencia (ante las partes, los
hacernos una idea relativamente sólida de lo que el proceso judicial repre-
abogados, el juez y todos los actores de la sociedad) de que todo se lleva
senta. No obstante, y por motivo del espacio que se nos exige para este
a cabo con arreglo a las normas y la ley. trabajo, haremos referencia a un elemento común en todos sus estadios de
evolución: la participación de las partes frente al juez.
El artículo 4to del Código de Procedimiento Civil colombiano estipula: "Al
interpretar la ley procesal, el juez deberá tener en cuenta que el obieto de Desde los remotos tiempos de la Grecia pre clásica se hizo necesario el
los procedimientos es la efectividad de los derechos reconocidos en la ley
advenimiento de un tercero incidental a la hora de hacer veeduría en mate-
sustancial. (...)"2. (El subrayado es nuestro). Por otro lado, el tratadista ria de derecho. El testigo, nos dice Michel Foucault, "es aquel que está allí
Hemando Devis Echandía define el fin del derecho procesal en los siguien- para ver"4. Esto es, la persona a la que se le encomienda una misión, una
tes términos: "El fin del derecho procesal es garantizar la tutela del orden
tarea de suma importancia, pues, a partir de lo ratificado por ella, se otorga-
jurídico y por tanto la armonía y la paz sociales, mediante la realización
rá o negará la posibilidad de acceder a un derecho. De lo anterior se colige
pacífica, imparcial y justa del derecho objetivo abstracto en los casos con-
que una de las formas más eficientes para la superación de las expresio-
cretos, gracias al ejercicio de la función jurisdiccional del Estado a través
nes arcaicas de búsqueda de la verdad en los litigios fue la inclusión de una
de funcionarios públicos (sic) especializados"3. parte procesal que, paradójicamente, no fuera parte en la materia de fondo
del asunto, sino algo así como la "fedataria" de que todo lo adelantado en tal
Las anteriores citas nos ilustran claramente respecto del espíritu que rige
o cual situación se hiciera de manera transparente, correcta; con arreglo a
la actividad procesal en Colombia, el cual se sitúa dentro de lo que se
los criterios de juego predeterminados por algún tipo de código o consenso
denomina el paradigma legal, obligando al operador judicial a buscar el lite- social. En Antígona (Sófocles) vemos también cómo se introduce el ele-
ral a descrito anteriormente. Poco importa acá que se trate de sistemas
mento de la racionalidad, y cómo ésta se antepone al de la mera autondad5;
inquisitivos o dispositivos, pues en nuestro país aún se aplica una especie
propio de sistemas judiciales donde el proceso se circunscribe a la sola
de mixtura de tales métodos procesales con salvedad del sistema proce-
presentación del caso y la posterior decisión (absolutamente arbitraria en
sal penal, donde es el dispositivo el que impera; lo cual, sin embargo, no
la mayoría de los casos) del fallador (el Monarca, Príncipe o Rey). La fina-
posibilita a éste para que allí sólo se ventile lo que se denomina como ver-
lidad del proceso refiere de esta manera a la posibilidad de que las disposi-
dad procesal (dado que, al ser dispositivo, se le entrega a las partes la ciones en materia de controversias salgan del ámbito sacro santo de un
responsabilidad de aportar las pruebas y con ello lograr la persuasión del
iluminado, y se circunscriban a unas reglas de juego que puedan
juez), sino que, dada su plataforma de legalidad, es absolutamente nece-
predeterminarse de cara a la claridad y el pre cálculo de las consecuen-
sario que lo actuado se compadezca en sus aspectos más fundamentales
cias por parte de los actores sociales. Ahora, con ocasión de la entrada de
con la realidad, sea cual fuere la definición que de ella se dé.
esas maneras en los asuntos judiciales, se hace necesario el desarrollo de
formas que permitan la aplicación efectiva de las nuevas disposiciones. En
El presente capítulo dará cuenta no de la plataforma procesal entendida
(lo cual es, como se un primer momento, y ello por la novedad que suscitó el cambio de paradig-
desde su aspecto de búsqueda o no de la verdad ma, la oralidad se utilizó como técnica para llevar a cabo las diligencias.
advierte en lo precedente, el fin último del proceso), sino de cómo se articu-
Más adelante, cuando se hizo necesario el archivo como técnica para sal-
lan en ella las técnicas de la oralidad y la escritura como formas de adelan-
vaguardar la memoria de lo actuado, entró en aplicación la escritura, pues
tar las actuaciones que, después, podrán si observarse bajo esa óptica, de
conformidad con los criterios que sea menester. FOUCAULT, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1995, p.40.
5 Tal cosa se evidencia en la actitud de Antígona, quien, en contra de la decisión de
2 Decretos 1400 y 2019 de 1970. Código de procedimiento civil. Bogotá: Leyer, 2005, p.11.
Creonte (la autoridad del momento), decide enterrar a su hermano Polinices, con
' DEVIS ECHANDÍA, Hemando. Compendio de derecho procesal. Bogotá: Ed. ABC,
base en argumentos Je indole religiosos y socio-culturales.
1981, p7.

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V_
Juliana., Vega S. Juan L., Alzate R. Luis C.
Quiceno A. Andrés M., Quintero O. Jhon F., Sánchez
no había otra forma de recoger las actuaciones para eventuales revisio-
nes, o para hacerse una idea de cómo fallar en casos similares.
Retornemos la pregunta, ¿Se cumple con la finalidad del proceso a través
de la mixtura de las dos técnicas? Por supuesto, ambas nacen de la nece-
sidad de proveer al hombre de garantías a la hora de establecer la ocurren-
cia y veracidad de unos hechos, así como la de encontrar mecanismos
eficaces para la resolución de conflictos; no digamos ya que ambas resul-
tan necesarias (y oportunas) en diferentes momentos, pues la evolución
llevó a la práctica jurídica a desarrollar formatos que, por su efectividad, no
son ya susceptibles de transformaciones estructurales, verbigracia, la pre-
sentación y contestación de la demanda, además de la sentencia, donde el
sistema escrito se impone de manera absoluta.
APLICACIÓN Y USOS DE LAS TÉCNICAS DE LA ORALIDAD
Y LA ESCRITURA
En términos generales, las dos prácticas poseen herramientas que son ab-
solutamente necesarias para determinados momentos de la actividad proce-
sal. Pensemos, por ejemplo, en los testimonios. ¿Cómo sería de dispendio-
so si, para efectos de que se surtiera tal diligencia, fuera necesario que se
compulsaran copias por escrito y el juez tuviese que esperar a que las res-
puestas llegaran en sobres para poder valorarlas? O, ¿cómo hacer para
probar que en el juicio se dijo esto o aquello, si no queda registro alguno
donde se evidencie que tal o cual sujeto se manifestó en sentido x, y ó z?
La oralidad ha demostrado su utilidad a través del tiempo. Ya los griegos de
la época clásica utilizaron sus bondades, así como también lo hicieron al-
gunas instituciones del Derecho Romano. Tanto en la modernidad, así como
en nuestros días, se ha logrado su rescate para efectos de introducir en el
inmediación y la con-
proceso judicial aspectos tan importantes como la
principios estos que garantizan un desempeño óptimo y más
centración6 ,
justo de os sistemas procesales, lo cual es el paradigma de nuestro mode-
lo actual.
Resulta sumamente útil para el propósito de nuestro trabajo dilucidar qué
es lo importante de cada una de las dos técnicas (la oral y la escrita), y cuál
es su aplicación más ponderada, pues tal y como resulta obvio, no podría..
existir un sistema monolítico puro, esto es, que no permitiese sino la práctica •
de una sola técnica, dejando totalmente excluida a la otra.
o Hacemos alusión acá a dos principios fundamentales del Derecho Procesal, no a
significación común de estos dos términos.
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INCISO
Aspectos Generales de la Oralidad
El debate surge así en torno a cuál de las dos técnicas debería primar,
léase, cuál debería dominar o estar más presente en la escena procesal.
En nuestro entender, la cuestión nunca ha sido cuál debe ser la única.
Una vez planteadas las cosas de esa forma, hay que pasar a ver qué es lo
que se persigue con cada una de las técnicas para ubicadas en el mo-
mento clave, es decir, donde sus facultades se exploten de la mejor mane-
ra sin perjuicio de que, en algunos casos particulares (por diferentes moti-
vos que pueden o no estar contemplados en la ley), puedan ser intercam-
biables o permitida su libre disposición. En concordancia con lo preceden-
te, la tradición jurídica colombiana ha implementado la oralidad al interior de
varias ramas del derecho, dentro de las cuales se cuentan la penal, la
laboral y, prontamente, también la civil; siendo esta última objeto de sendos
debates respecto de su viabilidad y pertinencia, dadas las circunstancias
actuales tanto de presupuesto como de congestión y disposición de perso-
nal en todas las funciones de la rama judicial.
La técnica de la oralidad busca la celeridad la economía procesal y la
inmediación (entre otros). Cabe resaltar que, por razones propias de sus
formas, la seguridad no es uno de sus atributos, pues lo actuado debe
registrarse por otros medios. La técnica de la escritura logra la seguridad
(por cuanto queda constancia de lo actuado), ofrece más tiempo para con-
figurar los casos, pero no privilegia la inmediación; ya que no le permite al
juez presenciar ciertos actos que, eventualmente, podrían permitirle hacer-
se a una idea general de la verdad de la situación con base en elementos
como: los gestos, las actitudes, y otras manifestaciones que son objeto de
experiencia sólo en el campo de la vivencia en directo de ellas.
Comprendemos así que es absolutamente necesaria la implementación
del sistema de la oralidad dentro del proceso civil sobre la base de que, en
últimas, éste ya se encuentra implementado, pues hay ciertas actividades
que se hacen de manera oral. Lo que debe hacerse es entonces extender-
lo a los ámbitos donde, por motivo del prejuicio de que es el sistema escrito
el que debe primar, no se le ha permitido asentarse. Lo que definitivamente
no debe hacerse es forzar la técnica de la oralidad hasta el punto donde la
escritura presta una mejor función: presentación y contestación de la de-
manda, escrito de sentencia, entre otros.
El sistema mixto por audiencias se muestra como la forma más efectiva
para hacerle frente a las necesidades que se busca atender con todo esto
de la implementación de la oralidad en el proceso civil, lo cual no es un
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Quisco° A. Andrés M., Quintero O. Jhon F., Sánchez V. Juliana., Vega S. Juan L., Aizate R. Luis C.
;
bodrio impuro, sino la inteligente puesta en práctica de varias opciones que
permiten mejorar el ejercicio de la justicia sin menoscabar la seguridad, y la
posibilidad de recrear actuaciones judiciales con fundamento en hechos
sólidos y tangibles.
Cabe resaltar que el término "oralidad" se utiliza en un sentido estrictamente
funcional, ya que, como resulta obvio, se hace necesario dejar constancia
por algún medio para efectos de tener una especie de archivo (o expedien-
te); es decir, no puede quedar constancia sólo de lo referente a la demanda y
su contestación (y la sentencia), sino también de todo lo que se haya adelan-
tado a través del sistema oral (testimonios, algunas audiencias, etc.).
Es la opinión de algunos que, dadas esas necesidades, ¿dónde está la tal
oralidad? La respuesta es sencilla: la oralidad no es un asunto que compor-
ta exclusivamente el tema del habla. Lo contiene, por supuesto, pero no se
circunscribe sólo a ello. De lo que se trata es de agilizar los momentos
procesales y de que el juez y las partes utilicen (y aprovechen) las venta-
jas que ofrece la espontaneidad propia de lo que ocurre en vivo y en direc-
to, donde las emociones delatan con facilidad las verdaderas posiciones, y
donde se avanza tantísimo más que en una lánguida revisión de un expe-
diente lleno de folios.
¿Se cumple con la finalidad del proceso a través de la mixtura de las dos
técnicas? La respuesta que ofrecemos es irreductible: sí.
EL SISTEMA DE AUDIENCIAS: UTILIDAD Y VENTAJAS
Pasamos a establecer la importancia de la aplicación del sistema mixto por
audiencias sobre la base del convencimiento que profesamos respecto de
sus beneficios. En efecto, resulta tanto más útil para nuestro sistema pro-
cesal poder contar con la posibilidad de hacer uso efectivo de una u otra
técnica dependiendo del trámite a surtir, que cerrarse a las ventajas ofreci-
das por tal sistema en aras de perseguir la pureza de alguna de las dos
aplicaciones, cosa que, por demás, está demostrado en todos los
ordenamientos jurídicos como inexistente.
El sistema mixto como garantía de los principios del proceso: hicimos
mención expresa de dos principios que, según nuestro parecer, son los
grandes beneficiados con la asunción del proceso mixto por audiencias.
aunque, final-
Se trata de los principios de concentración e inmediación,
mente, son en realidad todos los principios, así como la administración de
justicia (y por ende los administrados) los que salen beneficiados con tal
102
INCISO
Aspectos Generales de la Oralidacl
implementación. Respecto del primero decimos que sé potencializa con
ocasión de que el sistema mixto permite que en las audiencias se presen-
ten todas las excepciones y se interpongan todos los recursos e inciden-
tes, los cuales pueden resolverse en la sentencia. Del segundo se predica
algo que comporta no sólo beneficios para la agilización del proceso sino,
además, para el fin sustancial del mismo, pues la integración de la técnica
oral dentro del proceso civil permite al juez presenciar de primera mano la
exposición de los hechos materia de litigio y hacerse a una idea más per-
sonal y directa de toda la situación; aproximándolo más certeramente a lo
que llamamos realidad en sentido amplio, pues no nos corresponde en este
espacio entrar a dilucidar en profundidad las diferentes concepciones que
se tienen respecto de la materia en los campos de la filosofía y la sociolo-
gía. Resaltamos la importancia de la prueba testimonial para efectos del
proceso civil por cuanto la oralidad, al permitir un espacio donde las partes
se encuentren frente al juez, facilita la comprensión y el acercamiento de
los litigantes; con lo cual una eventual conciliación o un fallo aceptable para
los concurrentes es un resultado potencial.
El sistema mixto como forma eficiente de componer las controver-
sias: sea que se busque o no establecer la verdad de los hechos al interior
del proceso civil, lo cierto es que, inequívocamente, se busca componer o
solucionar un litigio. Para tales efectos, el derecho establece unas formali-
dades y unos requisitos para que los problemas puedan ser presentados
ante el juzgador, y para que toda la actuación tenga un orden y se sigan
unas reglas de juego predeterminadas. El sistema mixto, como ya se anun-
ció en el numeral anterior, ofrece un escenario de posibilidades muy útiles
para el buen avenir de las partes, pues, al encontrarse éstas frente a fren-
te, y ante el juez (en las audiencias), cabe la posibilidad de que éstas re-
suelvan el litigio7, con lo cual se evita el desgaste de la administración de
justicia y se logra una mejor convivencia civil, dado que las partes no que-
dan compelidas a actuar con base en lo mandado en la sentencia, sino con
ocasión de un arreglo convenido. La oralidad, insertada a través de la
implementación del sistema mixto por audiencias, le da una dinámica dife-
rente al proceso, volviéndolo menos lánguido, lo cual es una característica
del sistema donde predomina la escritura.
El sistema mixto como forma menos limitada de aproximarse a la verdad y
la justicia: Si bien no es posible atribuirle al juez la condición de experto en
Dice el artículo 43 de la ley 640 de 2001 en su primer inciso: 'Las partes, de común
acuerdo, podrán solicitar que se realice audiencia de conciliación en cualquier etapa
de los procesos. (...)". (El subrayado es nuestro)
103 INCISO
Quiceno A. Andrés M., Quintero O. Jhon F., Sánchez V. Juliana., Vega S. Juan L., Alzate R. Luis C
técnicas quinésicas, tampoco podemos negar el hecho de que resulta mu-
cho menos fácil mentir en una entrevista cara a cara que en un escrito,
sobre todo si tal cosa se hace frente a personas que revisten una autori-
dad tan solemne corno, en efecto, lo hacen los jueces de la República. De
lo anterior se deduce que, para efectos de tener un acercamiento a lo que
sea que estipulemos como "verdad", resulta más eficiente indagar los he-
chos vía audiencias, que a través de memoriales, ya que en aquellas el
juez tiene la oportunidad de experimentar de primera mano las expresio-
nes, movimientos o vacilaciones (entre otros elementos) en las que incurre
una persona al narrar unos hechos; cosa que no es apreciable en un sim-
ple escrito, donde tales impresiones son imperceptibles. Así que, también
para efectos de lograr fallos más justos (en tanto la indagación es más
profunda), resulta favorable la implementación de un sistema mixto, ya que
ningún sistema legal puede arrogarse el despropósito de no lograr el mayor
grado de persuasión posible respecto de un caso en el que un fallo ha de
ser la consecuencia final del proceso decisorio.
FUNDAMENTOS CONSTITUCIONALES DE LA FUNCIÓN DEL JUEZ
El contrato social que se materializa a través de las constituciones y leyes
fundamentales de los diferentes Estados es el que regula el comportamiento
y las instituciones que existen en la comunidad para la cual se crea.
En nuestro caso, hablamos de la Constitución Política de 1991, la cual está
conformada por un aspecto dogmático, y un aspecto orgánico; siendo el
primero relativo a los principios y derechos, es decir, lo sustancial; y el
segundo, lo relativo a las instituciones que conforman la estructura del Es-
tado, incluyendo los organismos que no hacen parte de las tres ramas del
poder público pero que son fundamentales para comprender el funciona-
miento de nuestro Estado colombiano.
Es bien conocido que es la rama judicial del poder público la encargada de
la administración de justicia a través de los jueces de la república y los
tribunales que se crean para la misma función, bien sea en sede de casa-
ción, o como máximo tribunal en una especialidad determinada.
De lege data se sabe que no existe ningún cargo de orden estatal que no
tenga unas funciones específicamente consagradas en la Carta Política o
en la ley, puesto que debe existir una fundamentación sustancial de cada
cargo, para evitar la burocracia, el clientelismo y, en especial, para procu-
rar el cumplimiento de los fines del Estado.
INCISO 104
Aspectos Generales de la Oralidad
Así las cosas, el artículo 121 de la Carta Política reza al siguiente tenor:
"Ninguna autoridad del Estado podrá ejercer funciones distintas de las que
le atribuyen la Constitución y la ley. "A renglón seguido, el artículo 122 de la
norma superior preconiza: "No habrá empleo público que no tenga funcio-
nes detalladas en la ley o reglamento".
En este sentido, constitucionalmente se limita la existencia de cargos pú-
blicos, así como sus funciones, debiendo remitirnos primigeniamente al
texto constitucional para hallare! fundamento de las funciones del juez.
Ahora bien, otro paraje obligado en este análisis constitucional es el artícu-
lo 2do de la Carta Política, puesto que los fines del Estado irradian la totali-
dad de la legislación colombiana, y todas las autoridades de la república,
sin importar el organismo al que pertenecen, están obligadas a propender
por el cumplimiento de los fines del Estado.
Es más, podemos aseverar sin hesitación alguna, que del artículo 2do se
desprende el máximo fundamento constitucional de la función jurisdiccional,
cuando la Carta Magna expresa: "Son fines esenciales del Estado: servir a
la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad
de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución
(...f , de donde se colige que los jueces, y todas las autoridades del Estado,
están obligadas a buscar la efectividad antes que la eficiencia o la eficacia; lo
cual nos lleva, en la administración de justicia, a la búsqueda de la verdad
real antes que al cumplimiento de estadísticas en la producción de fallos.
DE LA ESCRITURA AL SISTEMA DE AUDIENCIAS EN EL PROCESO
La práctica del derecho procesal ha presentado en el mundo sendas con-
troversias (y disyuntivas) respecto del debate entre los sistemas de la
oralidad y la escritura. Ambas técnicas de procedimiento reflejan la tradi-
ción jurídica de las Naciones y responden a las necesidades que tiene
cada Estado en lo relativo a la administración de justicia. Una norma es el
resultado del legítimo ejercicio de la voluntad popular y, en tal sentido, no
puede escapar a los factores económicos, sociales y culturales inmanentes
a todo grupo humano.
De esta forma, países como Estados Unidos y el Reino Unido han optado
por un ordenamiento jurídico que otorga mayor preponderancia a la cos-
tumbre y al precedente judicial que al derecho legislado. Por consiguiente,
bajo esa estructura, la oralidad adquiere un rol decisivo como herramienta
suprema para enervar la pretensión, y forjar el debate de realidades.
105 INCISO

. (hacerlo A. Andrés M., Quintero O Jhon F., Sánchez V. Juliana., Vega S. Juan L., Alzate R. Luis C.
Y es que el derecho anglosajón se rige por el sistema de precedentes
dictado por los tribunales, el cual se aparta del derecho legislado y se con-
vierte en la fuente material más importante del ordenamiento jurídico. Se
se ha tomado en un deter-
define como "una decisión judicial definitiva' que
minado caso, y cuya parte resolutiva se invoca para dirimir una controver-
sia jurídica posterior con similares características.
Forzoso es concluir que el precedente no sólo contiene una decisión, sino
que, simultáneamente, se encuentran incorporadas a él una serie de
parámetros que posibilitan su aplicación a otra situación fáctica de equiva-
stare decis,
lentes implicaciones jurídicas. Se caracteriza por el principio de
esto es, que las decisiones adoptadas por los jueces no son modificables:
"no se derogan sus determinaciones".
De lo anterior emana la siguiente pregunta: ¿A quién obliga el precedente?
Está claro que el precedente obliga a los Tribunales de inferior jerarquía
que aquel que motiva la providencia inicial, sin perjuicio que los Jueces de
igual rango puedan acudir a él para motivar algún fallo (persuasión). Por
tanto, la relación entre el rango del Tribunal y el ámbito de aplicación del
precedente es directamente proporcional. Decantado entonces que en este
sistema de justicia la principal fuente del derecho es el precedente judicial.
Entre tanto, los Estados con tradición jurídica continental se han caracteri-
zado por la positivización de las normas y por un derecho eminentemente
escrito. En este paradigma jurídico, la principal fuente de derecho es la
conocida como ley. Su definición aún es objeto de contro-
norma positiva tt
versia por parte de la doctrina. Empero, se conceptúa a la ley como:
norma escrita de naturaleza jurídica dictada por un órgano del Poder Púbilr
; mientras le engloba a la categoría de
co especialmente creado para ello"8
9.
norma jurídica y, por tanto, a la regulación del deber ser
Para el caso colombiano, el artículo 230 de la Constitución Política le
buye la característica de ser el principal instrumento para la administra
de justicia. En los mismos términos se tiene que las facultades de los se
vidores públicos están regladas, así como las sanciones en caso de
cumplimiento.
RAMÍREZ GONZALEZ AUGUSTO, Introducción al Derecho, Novena Edición. lib
Ediciones del Profesional LTDA. Bogotá: 2007.
MONROY CABRA, Marco Gemelo. Introducción al Derecho. Bogotá: Editorial Te
2006.
106
INCISO
Aspectos Generales de la Oralidad
El régimen de inhabilidades e incompatibilidades se rige por los axiomas de
especificidad y taxatividad. Los delitos y las faltas son taxativos y su con-
figuración no es judicial, sino legislativa. Sin embargo, esta positivización
supone una jerarquía normativa como lo ha sostenido La Corte Constitu-
cional de la siguiente manera:
"El ordenamiento jurídico colombiano supone una jerarquía nor-
mativa que emana de la propia Constitución. Si bien ella no con-
tiene disposición expresa que determine dicho orden, de su
articulado puede deducirse su existencia, así no siempre re-
sulte sencilla esta tarea. En efecto, diversas disposiciones
superiores se refieren a la sujeción de cieno rango de normas
frente a otras. Además de ser evidente que las normas consti-
tucionales ocupan, sin discusión, el primer lugar dentro de la
jerarquía del ordenamiento jurídico, dentro de la propia Carta,
no todas las normas son igualmente prevalentes. Pero más allá
de la supremacía constitucional, de la propia Carta también se
desprende que las leyes expedidas por el Congreso dentro
de la órbita de competencias que le asigna la Constitución,
ocupan, en principio, una posición prevalente en la escala
normativa frente al resto del ordenamiento juridico..."°
(Negrillas y Subrayas Fuera de Texto)
Esta exegesis obliga a predicar del sistema continental una tradición emi-
nentemente escrita. De hecho, las etapas del rito procesal están definidas
de manera previa en la ley. El juez no puede inventarse los procedimientos.
Dentro de ese esquema un poco retrospectivo y rígido, los problemas se
presentan al momento de implementar uno u otro sistema en un país con
una tradición jurídica diferente. Sigue siendo paradójico que Colombia, siendo
un país respetuoso y garante de la legislación, propugne por la oralidad
como técnica univoca de procedimiento.
Se itera: no ha sido pacífica la adecuación del sistema jurídico-penal co-
lombiano a las características de un proceso penal de corte acusatorio. Es
de tener en cuenta en este aspecto la eterna discusión entre este principio
y el inquisitivo largamente desarrollado por la dogmática endógena. Lo an-
terior por cuanto en las diversas posturas doctrinales que han abordado el
tema afloran quienes ven las bondades de uno y otro modelo, propendiendo
" CORTE CONSTITUCIONAL, Sentencia C-037 de 2000, MP: NARANJO MESA VLA-
DIMIR°.
107 INCISO
r: Ouiceno A. Andrés ItA., Quintero O. Jhon F.. Sánchez V. Juliana., Vega S, Juan L., Alzate R. Luis C.
por la defensa de lo que ha sido la praxis judicial, o la transformación radi-
cal del procedimiento por la ineficacia de uno u otro paradigma jurídico.
Es de esta manera como algunos estudiosos han propuesto un eclecticis-
mo entre la escritura y la oralidad para aprovechar las potencialidades de
ambos. Mixtura que ha sido denominada como sistema de audiencias. En
Latinoamérica, varios Países han adoptado este arquetipo, como se colige
del Código de Procedimiento Penal de Perú, en el que, por mandato del
Decreto Ley 959, las decisiones sobre peticiones de las partes se resuel-
ven en audiencias. Lo mismo acaece en Uruguay.
Para el caso colombiano, la ley 1149 de 2007 implementa un sistema de
audiencias en materia laboral. Con la reforma, esta clase de procesos
constan de una primera etapa escrita consistente en I2a presentación de
una demanda, la cual debe cumplir con los requisitos establecidos en el
artículo 25 del Decreto-Ley 2158 de 194, modificado por el artículo 12 de la
ley 712 de 2001. Admitida la demanda, se corre traslado para la contesta-
ción, acto que también se hace por medio escrito y que debe acreditar
cada uno de los supuestos del artículo 31 ejusclem.
Luego viene una etapa oral caracterizada por dos audiencias, una de con-
ciliación, decisión de excepciones previas, saneamiento y fijación del liti-
gio; y otra de trámite y juzgamiento, al tenor del artículo 44 del Código de
Procedimiento Laboral, modificado por el artículo 4 de la ley 1149 de 2007.
En materia penal, el Acto Legislativo 003 de 2002 introdujo al ordenamiento
jurídico colombiano el principio acusatorio, ampliamente desarrollado por
medio de la ley 906 de 2004. El actual procedimiento penal colombiano
consta de tres etapas: Indagación, investigación y juicio. Por tanto, los
actos procesales se subdividen en: actos de investigación y actos de
juzgamiento.
La denuncia es un acto de inicio en la causa penal y siempre se lleva a
escrito. Los informes ejecutivos de la policía judicial, las entrevistas, las
solicitudes de audiencias y demás actos jurídicos preparatorios, se deben
también hacer por escrito. De tal suerte que, como lo ha reconocido la
Corte Constitucional en Sentencia C-209 de 2007, en Colombia no existe
un sistema acusatorio puro.
Las audiencias son preliminares cuando se llevan a cabo ante juez de con-
trol de garantías y no deciden aspectos de fondo en el proceso. Son de
INCISO 108
Aspectos Generales de la Oralidad
juzgamiento aquellas que se realizan ante juez de conocimiento, y que ter-
minan con una sentencia. Es aquí donde se lleva a cabo la formación de la
prueba.
Ahora bien, muchas órdenes (providencias) se expiden de forma escrita.
Sin embargo, la orden de captura de los artículos 298 y siguientes de la ley
906 de 2004 es una providencia escrita que emana de un juez y tiene una
consecuencia lesiva en el proceso, esto es, la aprehensión material del
encausado y la restricción de su libertad. De esta manera no es muy difícil
concluir que también el procedimiento penal es un eclecticismo entre escri-
tura y oralidad.
En los mismos términos, el proyecto de ley de Nuevo Código Contencioso
Administrativo, conserva la demanda como acto inicial del proceso en su
versión escrita. Así se contrae del artículo 158. Lo mismo sucede con el
auto admisorio de la demanda y la contestación, en los términos del artícu-
lo 167 y 171. Pero a esta parte, prístinamente escritura', se añade una
parte oral en audiencias, como se establece ePi los artículos 176 a 181.
CONCLUSIONES
La aplicación de lo que se puede denominar como "sistema oral puro" al
interior del proceso civil colombiano, como se ha demostrado en los capítu-
los precedentes, resulta inapropiada por varias razones: 1. Existen sendas
partes del proceso que deben llevarse a cabo por escrito (demanda, con-
testación de la misma, sentencia); 2. Incluso lo que se puede adelantar vía
sistema oral debe glosarse para efectos de que se tenga un registro de lo
actuado (art: 109 Código de Procedimiento Civil); 3. Hay procesos (el de
jurisdicción voluntaria, el ejecutivo) cuyos procedimientos no necesitan en
absoluto la oralidad como plataforma, pues sus especificaciones técnicas
perfectamente admiten la escritura para adelantar los trámites.
Además de lo anterior, existen argumentos de índole distinta a lo estricta-
mente disciplinar: 1. La capacitación de los jueces y magistrados en el
dominio de las competencias propias de la oralidad, ya que su formación y
su práctica cotidiana los sitúa más cerca de la escritura que de aquella. Y
2. El tema del presupuesto para la apropiada adecuación de recintos y
salas de audiencias (entre otros por menores), pues la recepción de testi-
monios, y en sí la práctica de la oralidad, supone escenarios que requieren
ciertas propiedades y, hasta diríamos, una arquitectura muy distinta de la
que tenemos en el presente. Tales cambios son imperativos de cara a la
109 INCISO
a

°lacen° A. Andrés Al., Quintero 0 ilion F.. Sánchez V Juliana., Vega S. Juan L.. Alzate R. Luis C. Aspectos Generales de la Oralidad

prestación de un servicio que pueda estar a la altura de las expectativas de mente hacia x o y, sentido de la decisión. De ahí al advenimiento de la
los cambios; de lo contrario, no sólo no se producirá ningún cambio sino injusticia existe un trecho muy angosto, algo que definitivamente no pode-
que, la sensación de incompetencia será tal, que los críticos no podrán mos permitir en la ya de por sí imperfecta administración de justicia huma-
menos que subrayar el absoluto fracaso (con toda la razón) de la tan acla- na, no digamos ya fomentar con la obstinación llevada al límite, al tratar de
imponer un punto de vista que no resiste el rigor de los argumentos que le
mada reforma.
son adversos.
Pensamos que los anteriores deben ser ítems a tener en cuenta si real-
mente se quiere hacer un análisis serio de lo que implicaría semejante cambio El sistema por audiencias comprende lo mejor de la oralidad y la escritura;
de aplicación procesal. su implementación proveerá al operador judicial colombiano de herramien-
tas versátiles y oportunas para cumplir a cabalidad con su tarea. Con la
Habiendo ponderado al interior de nuestro análisis todos los anteriores pun- elaboración de este trabajo apoyamos cualquier esfuerzo en ésa dirección,
tos, y en el entendido de que no se trata de imponer un criterio, sino de y objetamos firmemente las posiciones que proponen la implementación de
dilucidar qué es aquello que más se adecúa a nuestra realidad en materia una versión purista de cualquiera de los dos sistemas.
judicial, convinimos que, definitivamente, lo mejor para el proceso civil co-
lombiano es la implementación de un sistema mixto por audiencias, donde
se exploten al máximo las virtudes y bondades de los dos sistemas, dejan- BIBLIOGRAFÍA
do de lado los purismos y las excentricidades chauvinistas que tratan de AGUDELO REYES, Álvaro Enrique, et al. Temas vigentes en materia de dere-
imponernos aplicaciones diseñadas para realidades distintas a las nues- cho procesal y probatorio. Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2008.
tras. Para ponerlo en una expresión monolítica: "el proceso civil será tan DEVIS ECHANDÍA, Hemando. Compendio de derecho procesal. Bogotá: Ed.
oral o tan escrito como deba serio'. En nuestra opinión, esto significa que ABC, 1981.
debe otorgársele un uso racional a la oralidad o la escritura en el proceso FOUCAULT, Michel. La verdad y las formas jurídicas. Barcelona: Gedisa, 1995.
civil, esto es, la utilización de uno u otro sistema debe hacerse sobre la MONROY CABRA, Marco Gerardo. Introducción al Derecho. Bogotá: Editorial
base de argumentos instrumentales que sirvan un propósito determinado, Temis, 2006.
y no sobre argumentos generales (de corte más bien teórico) que preten- RAMIREZ GONZÁLEZ AUGUSTO, Introducción al Derecho. Bogotá: Librería
den desconocer ciertas dinámicas y realidades que se presentan dentro Ediciones del Profesional LTDA, 2007.
de nuestra práctica jurídica. TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Segunda Edición. Madrid. Edito-
rial Trona, 2005.
Por último, dado que el fin del proceso civil colombiano es la composición
jurisdiccional de una controversia legal entre particulares, y que nuestra
teoría general del proceso es del corte que propone la verdad como rasero
guía para la toma de decisiones (dada nuestra tradición de derecho legisla-
do), creemos que es nuestra responsabilidad proveer garantías para los
administrados a través de la amplitud del espectro de las posibilidades a su ,
alcance, antes que privar a los mismos mediante la imposición de un siste-
ma cuyas falencias saltan a la vista en el primer examen. No olvidemos por
un instante que el juez, ante todo, debe buscar aproximarse a un fallo qua
se compadezca con las disposiciones de lo estipulado en la Carta Magna;.
privado de herramientas para la exploración amplia y suficiente de los he-
chos, así como imponerle un solo sistema que perfectamente puede resul-
tar insuficiente para algún propósito importante, lo deja sin la capacidad de
maniobra necesaria para hacerse a un concepto que lo incline cómoda-

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