Es inevitable que los libros antiguos se deterioren con el tiempo: las tapas se estropean y
las hojas se sueltan. No hemos de conformarnos con almacenar ejemplares
desvencijados. Trabajo artesanal donde los haya, la encuadernación puede ser cosa de
todos, siempre que el deterioro no sea muy profundo, en cuyo caso habría que recurrir a
profesionales. Aunque es una tarea complicada y requiere precisión, con paciencia y las
técnicas apropiadas, podemos recuperar esa pieza que creíamos perdida.
Encuadernar es unir varios cuadernillos formados por hojas de iguales dimensiones con
adhesivos, grapas o por cosido. Una cubierta de cartón, tela o piel, los protegerá y dará
como resultado el libro. Además de en la restauración, las técnicas de encuadernación
también se utilizan para recopilar apuntes u otras hojas
sueltas.
Materiales básicos
Para el proceso más sencillo, en cartón, necesitamos:
cuadernillos (formados por las hojas plegadas), cartón y papel
para las tapas o cubiertas, papel de estraza (como relleno del
lomo), guardas (papel para colocar en la parte interna de la
cubierta), hilos, que normalmente encontramos ya encerados,
cola, sierra fina y una prensa.
Si no tenemos una prensa, podemos hacerla fácilmente. Para ello necesitaremos dos
planchas de madera, una máquina taladradora, tornillos largos y palomillas. Haremos un
agujero en cada esquina de las planchas, introducimos el tornillo que juntará ambas y lo
ajustamos en la parte exterior de la madera con las palomillas. Trabajaremos sujetando
el libro entre ambas superficies.
El segundo cuadernillo se une al primero realizando los mismos pasos, pero en sentido
inverso, desde la parte superior hasta el pie del libro. El cabo sobrante se anuda al que
dejamos al principio. Se van uniendo los restantes de la misma forma, haciendo
cadenetas con los extremos de los hilos anteriores. Finalmente, presionar los hilos para
que no sobresalgan y encolar el lomo.
Para preparar las tapas, cortaremos dos superficies de cartón, con la medida de los
pliegos del libro (más unos milímetros en la parte exterior). Se corta otro trozo de cartón
de la misma altura que el lomo y de una anchura un poco inferior a la de éste.
Encolamos el lomo y pegamos papel de estraza para un mejor acabado.
El paso final será incorporar las tapas al libro. En primer lugar, extenderemos el papel
de las tapas. Disponemos el cartón de la portada, el del lomo y el de la contraportada, de
forma que coincidan con el grupo de hojas. Una vez ubicados perfectamente en el papel,
se unen a éste encolándolo; el papel debe sobresalir un poco para doblarlo en la parte
interna. Por último, las guardas que quedaban libres, se pegan a las tapas; prestaremos
atención para que éstas tapen la doblez que habíamos realizado. Con este último toque,
el encuadernado está completo.
APRENDE A ENCUADERNAR LIBROS (MODO 2)
Uno de mis hobbies es la encuadernación. No pienses que vas a ahorrarte con ello un dinero,
simplemente es un pasatiempo. Además, para guillotinarlo vas a necesitar acudir a una
imprenta, y por hacerte esa faena te van a cobrar, como decimos aquí, el gusto y las ganas.
Vamos a entrar en materia.
Los materiales.
El lugar de trabajo.
Folios sueltos.
Fascículos.
Reparación de libros.
El bastidor.
Los materiales:
Herramientas:
Agujas, si es posible sin punta. Deben ser agujas gruesas, de las utilizadas para
las labores en cañamazo. También es conveniente tener una aguja lanera con
punta para cuando el corte en el lomo del fascículo no llega hasta el centro.
Tijeras.
Un cutter.
Un rodillo de plástico duro pequeño, de los usados para quitar las burbujas
del papel pintado.
Cordelería:
Varios:
Cola blanca.
Hojas de plástico. Basta con recortar unas bolsas del supermercado. Quítales todas las
"costuras" y deja los rectángulos más grandes que puedas obtener, uno de cada cara.
Un bote, mejor que no sea metálico, para evitar el óxido. Sirven los potitos de los bebés, por
ejemplo.
Un par de cartulinas gruesas (1,5 a 2 mm), yo uso tapas de las usadas con fasteners. Si quieres
hacerte unas pastas necesitarás además cartón de 2 o 2,5 mm de grueso y lo que quieras usar
para forrarlas (guaflex, cuero, tela...) y cartulina de la usada en manualidades o, si puedes
encontrarla, ligeramente más rígida.
El lugar de trabajo:
Nada extraordinario: una mesa en la que te sientes con comodidad y que tenga una superficie
útil de medio metro cuadrado. Debe tener al menos un borde con arista viva, sin molduras,
que es el que elegiremos para trabajar. Yo me he hecho una dentro de un armario, mide 120 x
60. Tengo tableros a los lados donde colgar las herramientas y estantes para colocar los
cordeles, el hilo, cajitas con las agujas, la cabezada... En la parte alta he puesto más estantes y
una luz para ver bien lo que hago. Por supuesto, puedes tener las herramientas en una caja al
efecto, aunque seguro que las prensas no te van a caber, y usar una mesa con cajón para
guardar todos los objetos pequeños. La luz la puedes arreglar con un flexo.
Una vez puestos los folios remuévelos para que queden igualados por la
parte en contacto con la mesa. Por eso era importante la holgura.
Levántalos y déjalos caer, agítalos de lado a lado... Poco a poco quedarán
todos igualitos. Cuando ya los tengas bien, sujeta las cartulinas y los folios
con una mano y toma la plegadora o uno de los sargentos y da unos GOL-PE-CI-TOS, no
trompazos, golpecitos, en lo que será la parte superior de las páginas para cuadrarlos. Si hay
algún folio especialmente tozudo va muy bien golpearlos en diagonal hasta que quedan
escalonados (como los abanicos que forman los ciclistas cuando hay viento), cambiando
entonces el sentido de la diagonal, y así varias veces. Poco a poco el folio escondido se pondrá
a ras con los otros. Con todos estos golpecitos, las cartulinas llegarán a topar con el tornillo
que cierra la prensa, simplemente hazla deslizar para que toquen el tornillo contrario y sigue.
Ahora viene un momento delicado. Debes apretar las palomillas para sujetar
con firmeza, pero sin estrujar, el tomo que acabas de formar sin que se
descuadren los folios. Esto no plantea mucha dificultad, pero cuesta un poco
hacerlo sin ayuda. Una vez que esté firme, pon el conjunto horizontal con la
prensa sobresaliendo del borde de la mesa. Ahora viene lo difícil. No te
preocupes si te toca reajustar los folios varias veces, al principio es normal.
Tienes que sujetar los folios contra la mesa con fuerza y empujar la prensa de
forma que el lomo del libro con las cartulinas sobresalga medio centímetro,
más o menos. Cuando ya lo tengas, termina de apretar las palomillas. Deben
quedar muy fuertes, porque ahora vamos a serrar el lomo y si los folios no
están bien sujetos se resbalarán. Coloca el conjunto en el borde de la mesa tal como se ve en
el dibujo y sujétalo fuerte con un sargento en cada extremo.
Haz unas ranuras transversales con la sierra en el lomo, más o menos cada centímetro o
centímetro y medio, con una profundidad suficiente para poder meter el cordel sin que quede
raso, sino que sobre un poquito de ranura. Corta trocitos de cordel unos dos centímetros más
largos que la anchura del libro, uno por cada corte que hayas hecho en el lomo. Extiende una
capa generosa de cola (no tiene que chorrear, basta con que sea opaca) sobre el lomo e
introduce los cordones en los cortes, asegurándote de que se llevan parte de la cola consigo
hasta el fondo de la ranura. Una vez seco, da una segunda capa de cola. Cuando esta segunda
mano esté también seca, desmonta toda la parafernalia de sargentos y prensa. Ya casi tienes el
volumen listo para poner las tapas.Ahora viene otro momento delicado. Abre la cartulina como
si fuera la tapa del libro y, usando el cutter, corta con cuidado la cola que la une al lomo, así
como los cordeles. Pon especial cuidado en no dañar la primera hoja, que como comprenderás
corre un peligro considerable. Muchas veces los libros baratos vienen encuadernados con una
variante de esta técnica, simplemente raspan el lomo para que quede rugoso y aplican la cola.
Para leerlos una vez aguantan medianamente bien, pero si los lee una segunda persona es
bastante fácil que se desmonte hoja por hoja.
Reparación de libros:
Si tiene tapa blanda, coloca el libro en el borde de la mesa con el lomo hacia afuera. Abre una
de las tapas y apoyándote con fuerza en el cuerpo del libro, tira con fuerza para desprender el
lomo. Si tiene guardas, antes de tirar corta con el cutter en el pliegue. Haz lo mismo con el otro
lado y límpialo de cola con cuidado. Lo más seguro es que el lomo de las tapas se dañará.
refuérzalo con una pieza de papel kraft y, en caso de que no tuviera guardas, pónselas para
que oculten el refuerzo. Después lo reencuadernas y listo.
APRENDE A ENCUADERNAR LIBROS (MODO 3)
Necesitas
Para el bastidor:
Para encuadernar:
Morsa 1
Sierra de corte de dientes pequeños 1
Cartulina blanca 1 pliego
Hilo de algodón resistente 2 m aprox.
Hilo de tapicería c/n
Aguja 1
Cola vinílica c/n
Liencillo c/n
Cartón prensado (2-3mm de espesor) c/n
Papel decorativo c/n
Pasos
1. Para construir el bastidor une con clavos las varillas formando un arco, utiliza la varilla más
larga (40cm) para el travesaño. Luego fija el arco en uno de los extremos de la placa de
madera formando un ángulo de 90º.
2. Ordena los cuadernillos o fascículos según la numeración correspondiente y coloca al
principio y al final una cartulina doblada cuyas dimensiones coincidan con el tamaño de las
hojas.
3. Empareja el paquete formado por las hojas y cartulina golpeando de canto sobre la base y el
lomo. En el caso que se trate de la recuperación de un libro roto, retira previamente los restos
de hilos y pegamento.
4. Coloca el paquete en una morsa y con la sierra realiza pequeños cortes transversales en el
lomo. El primer par de cortes (distanciados entre sí 2cm) realízalo justo en la mitad del lomo y
luego corta dos pares más a 2 o 3cm de ambos bordes. La profundidad del corte depende de la
cantidad de hojas que cuente cada cuadernillo o fascículo, el corte debe alcanzar las hojas
internas de los mismos.
5. Presenta el libro sobre el bastidor ubicando el lomo debajo del arco y con la cartulina que
antecede la primera página hacia arriba.
6. Coloca trozos de hilo de algodón haciendo coincidir cada uno de los cortes realizados en el
lomo y ténsalos con tachuelas en el travesaño del arco de madera. En total deben quedarte
seis hilos.
7. Retira el libro excepto la última cartulina y comienza a coser con hilo de tapicería.
8. Sujeta el extremo del hilo de costura al primer hilo de algodón que tensaste en el bastidor e
introduce la aguja por el primer corte y sácala por el segundo; rodea al segundo hilo tensado y
vuelve a introducir la aguja en el segundo corte repitiendo la operación hasta llegar al sexto hilo
tensado.
9. Agrega el cuadernillo o fascículo siguiente y repite el paso 8 cosiendo en sentido inverso.
Repite el procedimiento con todos los fascículos hasta llegar a la cartulina inicial.
10. Una vez terminada la costura, corta los hilos tensados dejando unos 3cm libres de cada
borde del lomo.
11. Pega, con cola vinílica, un trozo de liencillo sobre la superficie del lomo y los primeros 5cm
de ambas cartulinas. Este liencillo además de fortalecer la unión de las hojas sirve para ocultar
los hilos.
12. En el caso que no tengas tapas, constrúyelas cortando dos láminas de cartón 2 a 3mm más
grandes que el tamaño del paquete y otra de la misma altura que las anteriores pero del ancho
del lomo.
13. Ubica sobre la mesa de trabajo las tres láminas dejando la pequeña en el medio y
guardando una distancia de 2-3mm entra cada una. Únelas con un trozo de liencillo que cubra
por completo la lámina angosta y que se monte unos 5cm sobre las anchas.
14. Cubre la parte externa del cartón (lado donde pegaste el liencillo) con papel decorativo y
deja un sobrante de 2cm en todo el perímetro que luego doblarás y pegarás sobre la cara
interna, sin dejar pliegues.
15. Une la tapa al paquete pegándola sólo a las cartulinas externas en toda su superficie. El
lomo debe quedar sin pegar.
Importante
Encuadernar es unir varios cuadernillos formados por hojas de iguales dimensiones con
adhesivos, grapas o por cosido.
Las técnicas de encuadernación también se utilizan para recopilar apuntes u otras hojas
sueltas.
Necesitarás:
Para el proceso más sencillo, en cartón, necesitamos: cuadernillos (formados por las
hojas plegadas), cartón y papel para las tapas o cubiertas, papel de estraza (como relleno
del lomo), guardas (papel para colocar en la parte interna de la cubierta), hilos, que
normalmente encontramos ya encerados, cola, sierra fina y una prensa.
Si no tenemos una prensa, podemos hacerla fácilmente. Para ello necesitaremos dos
planchas de madera, una máquina taladradora, tornillos largos y palomillas. Haremos un
agujero en cada esquina de las planchas, introducimos el tornillo que juntará ambas y lo
ajustamos en la parte exterior de la madera con las palomillas. Trabajaremos sujetando
el libro entre ambas superficies.
En primer lugar, uniremos todos los pliegos, con cuidado de que queden a la misma
altura ya que, de lo contrario, el resultado final será defectuoso. Los colocaremos en la
prensa. Para coser los pliegos es necesario hacer unas finas hendiduras en los mismos.
El segundo cuadernillo se une al primero realizando los mismos pasos, pero en sentido
inverso, desde la parte superior hasta el pie del libro. El cabo sobrante se anuda al que
dejamos al principio. Se van uniendo los restantes de la misma forma, haciendo
cadenetas con los extremos de los hilos anteriores. Finalmente, presionar los hilos para
que no sobresalgan y encolar el lomo.
Seguidamente, preparamos las dos guardas. Consisten en papel doblado en forma de
libro que unirá la cubierta al tomo de hojas. Una de las partes se pega a la primera hoja
y otra parte de la segunda a la última hoja, con cola, con cuidado para que no queden
burbujas de aire. Con la ayuda de la prensa la fijación quedará perfecta. Las otras se
pegarán a las tapas.
Para preparar las tapas, cortaremos dos superficies de cartón, con la medida de los
pliegos del libro (más unos milímetros en la parte exterior). Se corta otro trozo de cartón
de la misma altura que el lomo y de una anchura un poco inferior a la de éste.
Encolamos el lomo y pegamos papel de estraza para un mejor acabado.
El paso final será incorporar las tapas al libro. En primer lugar, extenderemos el papel
de las tapas. Disponemos el cartón de la portada, el del lomo y el de la contraportada, de
forma que coincidan con el grupo de hojas. Una vez ubicados perfectamente en el papel,
se unen a éste encolándolo; el papel debe sobresalir un poco para doblarlo en la parte
interna. Por último, las guardas que quedaban libres, se pegan a las tapas; prestaremos
atención para que éstas tapen la doblez que habíamos realizado. Con este último toque,
el encuadernado está completo.