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BOLILLA 1
La Universidad
¿Qué es la universidad? Desde el punto de vista sociológico es un grupo social. Pero
también la familia, una empresa, un club de fútbol, el Estado, una asociación de gansters son
grupos sociales. Los grupos sociales como tales deben perseguir un bien común social. Las
universidades, en particular, tienen características que las poseen desde su fundación. Las
primeras universidades se fundaron en el siglo XIII, aproximadamente hacia el 1200. La
primera fue la Universidad de Bolonia que se dedicó a estudios jurídicos y se fundo gracias a
la “Escuela de los Glosadores” que ya existía mucho antes.
Desde el siglo XIII hasta el siglo XXI (nuestros días), la esencia de la Universidad no ha
cambiado, pero sí las realizaciones históricas. A la Universidad se va para estudiar, para saber.
Su particularidad es que es un grupo social para estudiar y saber. Este grupo está formado por
dos elementos indispensables sin los cuales no podría existir:
1. Profesores
2. Estudiantes
Es un grupo específico que tiene por finalidad el estudio, el saber. Cita del Rey Alfonso “El
Sabio”: “La universidad es un ayuntamiento de maestros y escolares, hecho en algún lugar,
con voluntad y entendimiento de aprehender los saberes”. La finalidad de la universidad es la
que la distingue de otros grupos sociales.
Reglas para estudiar de San Bernardino de Siena: ¿Quién fue San Bernardino de Siena?
Fue un hombre muy importante, popular, gran predicador italiano, misionero franciscano y un
Santo cristiano. Da una clase con consejos para profesores y estudiantes. Éstos aparecen
dirigidos hacia las universidades de Siena para que sean observados y aprehendidos; si lo
hacían se convertirían en hombres y mujeres de provecho. Luego estas reglas aparecen
glosadas por un cardenal llamado Luciani, que fue un hombre del siglo pasado, nombrado
Papa, con el nombre de Juan Pablo I, por un período de un mes aproximadamente. Luciani
escribe un libro donde aparece gran parte del sermón de San Bernardino y las siete reglas que
él predica. Éstas son:
1. El aprecio: es el gusto por el estudio; un gusto inicial. “Uno nunca estudia en serio si
primero no aprecia el estudio. El aprecio tiene que ver con la vocación, que es el llamado
que uno tiene para ocupar en el mundo un determinado lugar. Todos tenemos la vocación
universal de ser hombres buenos, pero no todos tienen la vocación particular para estudiar.
¿Cómo se estudia?: la regla habla de nuestra relación con los hombres del pasado. Nos
ponemos en contacto con los hombres del pasado a través de la lectura de los textos que
han quedado de esos hombres. Por eso la regla habla de: amor por los libros. Éste tiene
que ser un amor inteligente, no debe ser que uno se convierta en acumulador de libros o
ratón de biblioteca. Los libros son medios, no fines. Medios que nos ayudan a ver las
cosas, tienen un carácter instrumental. Esta primera regla se extiende también al presente,
se entre los llamados “presentes próximos”, a nivel de profesores y estudiantes. Esto se
llama intercambio, se dialoga y hay que estar preparado para intervenir en el camino del
dialogo, el cual tiene una finalidad. Todo esto se hace entre personas próximas, por eso la
universidad necesita un lugar. La relación se debe dar con buenos libros, ya que éstos son
el alimento del alma, y hay algunos que la envenenan y otros que no dejan nada. El
profesor debe orientar a la buena lectura. Ésta, para ser verdadera, debe ser lenta, que nos
permita reparar en las cosas importantes, distinguir lo que no es importante. “Leer bien es
como un descubrimiento continuado…” “Es querer acercarse hacia el movimiento de la
verdad…”. Esto nos ayuda a comprender una parte de la prudencia que es la docilidad, la
buena voluntad de aprender con otros. 1
2. La separación: se da una comparación obligada entre el estudiante. El estudiante es un
atleta de la inteligencia; debe tener un lugar cómodo que no lo distraiga del fin de su
lectura. Se debe dar una separación de las malas compañías, de cosas que permitan la
distracción. La regla pone como ilustración de la resistencia el llamado Remedio de
Saltimbanqui. El cardenal Luciani dice que debe darse una “separación de las musas que
dan patadas morales”.
3. Tranquilidad: el estudiante debe tratar de alcanzar la paz interior, la paz del alma.
Nuestra alma es como el agua. Un marco para la tranquilidad es el silencio, según Saint
Exuperi es el espacio del espíritu. San Bernardino de Siena pide a Dios la tranquilidad:
“da Señor, reposo a nuestra mente”. Lograr la tranquilidad hoy en día es muy difícil por
las novelas y los medios de comunicación. Pero a pesar de las dificultades, el hombre se
distingue del animal por la capacidad de ensimismarse, metiéndose dentro de uno mismo.
El animal vive continuamente alterado, en el animal no hay vigilia, insomnio, en cambio
en el hombre sí.
4. El orden: debe darse el orden en las cosas del cuerpo y en las cosas del espíritu. Comer
ni poco ni mucho, todos los extremos son malos. No se puede comer poco y estudiar, ni
comer mucho y estudiar, se debe cuidar la alimentación. No se puede dormir ni mucho ni
poco, hay que levantarse con la “mente sobria”. Platón decía que había que “tener bien
dispuesto el cuerpo para cultivar bien el alma”. En las reglas no hay ninguna referencia al
deporte, y esto genera un vacío en ellas. Hay que tomar el deporte como una actividad
lúdica. “El deporte es un vivero de virtudes psicológicas”. Respecto al orden de las cosas
del espíritu: “no pongas el carro delante de los bueyes”. Mejor es aprender poca ciencia y
estudiarla bien que estudiar mucho y mal. Se puede tener simpatía por algunos autores
más que por otros, pero no debemos despreciar a ninguno.
5. La perseverancia: no se debe ser como la mosca, vueltera, sino como la abeja,
silenciosa y perseverante. Esto es símbolo de una voluntad firme y tenaz. Es preferible no
ser demasiado inteligente y tener una férrea voluntad, que ser inteligente y no tener
voluntad. En la escuela y en la vida no basta con desear, sino que hay que querer. Las
cosas en la vida hay que tomarlas con calma. La estudiosidad” es la virtud especifica del
estudiante. Es una virtud anexa a la templanza que se pone en práctica, la cual establece el
orden en el interior del hombre, lo libera. Los vicios contrarios a la templanza y a la
estudiosidad son la negligencia (pereza, descuido), y la curiosidad, que es el apetito
desordenado de saber. Hay que ser estudioso. La estudiosidad es una virtud que reside en
la voluntad, fortalece el ánimo y la voluntad se calienta al sol de las grandes ideas.
6. La discreción: “no correr más de lo que te permitan las piernas”, no comenzar a hacer
demasiadas cosas a las vez. La discreción proviene de la virtud de la prudencia. Se debe
tener conciencia de los propios límites: “no investigues aquello que te supera”. Hay que ir
de lo más fácil a lo más difícil paso a paso, no de golpe.
7. La delectación: es estudiar con gusto. Es el gusto que se va encontrando poco a poco a
lo largo del camino como premio al esfuerzo realizado. El estudiante primero debe
aprender a leer bien, con dos diccionarios (uno común y otro jurídico en nuestro caso).
Luego debe escribir bien con buena caligrafía y ortografía. Como tercer paso debe
instruirse en gramática. Luego debe estudiar lógica, y por último debe entrar en el camino
de la retórica. Se debe tratar de entender lo que se lee y escucha y recomendarlo a la
memoria. Se debe despertar la duda para llegar a certezas. El estudiante debe ser como los
rumiantes. Luego de estos pasos se llega a lo que llamamos asimilación. Esta delectación
se da cuando los saberes se saborean, se asimilan. Se requiere de cuatro pasos:
Se debe leer aquello sobre lo que se quiere saber,
Recurrir a alguien más sabio,
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Releer lo leído, escuchado,
Estudiarlo: masticarlo y digerirlo y así colocarlo en la mente. En la mente sólo tiene
lugar lo saboreado en el alma.
La delectación se puede ver, por ejemplo, en la enseñanza que le da el zorro al Principito. Ésta
surge con el problema de la soledad urbana, que es la soledad que se siente aun estando
rodeado por la multitud. El principito vive la soledad cuando llega al desierto, pero el zorro le
dice que entre los hombres y con ellos también se vive esta soledad. El zorro le propone
hacerse amigos porque así van a conformar una relación personal la cual se dará a través de la
asimilación. El zorro dice que el hombre vive apurado, y a la larga no puede terminar de
asimilar las cosas, no deja marcas, huellas por donde pasa ni tampoco le dejan marcas a él.
La amistad verdadera no está en el comercio, no se vende ni se compra. No existen
mercaderes de amigos.”Si quieres un amigo, asimílame”. Sólo se conocen las cosas que
asimilamos, que se hacen nuestras, de las cuales reflexionamos, profundizamos.
Este proceso de asimilación requiere una serie de cuatro condiciones o pasos nombradas
anteriormente. La amistad requiere tiempo, asimilación. Otra de las grandes enseñanzas del
zorro es que uno se hace y es responsable de las cosas que asimila.
Todos estos son los antecedentes griegos remotos, de la universidad. Luego se da un salto
histórico aterrizando en Europa.
Hacia fines del siglo V, año 480 aproximadamente, nacen dos personas que tendrán gran
importancia en los antecedentes próximos:
1. San Benito de Nurcia: es importante porque redactó la Regla Benedictina en el Siglo
VI y que sigue vigente hoy en día (siglo XXI). Esta regla fue un orden al cual se ajustaron
monasterios, abadías, que surgieron en lo que luego fue Europa. Esta regla se refería a los
monjes cenobita. Hay una distinción entre los monjes anacoretas (que viven solos
aislados, por ej. los del desierto), y los monjes cenobita (viven en comunidad). La regla
organiza la vida, el trabajo, la oración y el estudio de los monjes. A partir de ella, surgen
las abadías y monasterios que empiezan modestamente pero luego surgen grandes
edificaciones, como ser iglesias, claustros de los monjes, galpones, talleres, bibliotecas,
escuelas, etc. pasan a ser un centro de vida religiosa, social, cultural y económica. Hoy en
día hay abadías que cumplen estrictamente con esta regla del siglo VI, y tratan de ser
autosuficiente, es decir, que dentro de la abadía tienen todo lo que pueden necesitar para la
subsistencia. Ej.: Abadía de Le Barroux. Aquí lo que interesa para la universidad es que
cuando vienen los bárbaros, las culturas atacadas encuentran refugio en las abadías.
Aparecen también en esta época los copistas, que eran plajarios, pero en aquel momento
eran muy bien vistos ya que realizaban una gran tarea porque no existía la imprenta, y
eran los únicos que podían mantener “vivos” los antiguos escritos. Efectuaban
correcciones en éstos, y hasta comentarios. Esta tarea de multiplicación de los libros es
una de las cosas buenas que se hacían en las abadías.
2. Boecio: ha sido llamado el último romano y el primero escolástico. Fue el último
hombre que tuvo contacto con la época y cultura griega en Alejandría. La importancia de 1
Boecio es haber organizado las Artes Liberales que formarán el contenido de una de las
facultades de la Primera Universidad. La facultad de Arte era una facultad introductoria
para ingresar en las facultades mayores. Ésta facultad se dividía en:
El trivium: está compuesto por la Gramática, la Dialéctica y la Retórica.
El cuadrivium: abarcado por las Matemáticas, Geometría, Música y
Astronomía.
Boecio, actuó bastante en la política y lo ejecutaron en el año 525; durante su tiempo en
prisión, escribe un libro donde describe a un hombre desdichado que se refugia en la
filosofía, llamado Consolación de la Filosofía. La filosofía le muestra la caducidad de los
bienes temporales y la continuidad de los bienes eternos.
Las facultades mayores eran las facultades de Teología, las Facultades de Derecho
(preparadas en occidente por las obras de los Glosadores, las más importante es la de
Bolonia), y las Facultades de Medicina.
Las Artes Liberales junto con las tres facultades mayores, conformaban la estructura de la
Universidad Medieval.
Más tarde llega otro momento relevante que se ubica en el año 800 y se denomina
“Renovación Carolingia”, motorizada por el gran emperador Carlo Magno. Él era casi un
bárbaro, sin embargo tenía grandes inquietudes culturales, y lo deleitaban los libros de San
Agustín. Carlo Magno tuvo que empezar de cero ya que era un analfabeto y en las horas de
insomnio practicaba la escritura; aborrecía a los médicos. Es el inspirador de lo que se llamó
la “Escuela Palatina” (escuela del palacio). Tenía una especie de Ministro de Educación que
trata de recomendar, multiplicar las escuelas para instruir más a la gente. Se intenta de forma
una Nueva Atenas, superior a la Antigua. Su voluntad era hacer progresar a los habitantes del
palacio y el resto de la gente a través de la Academia Palatina.
Luego de Carlo Magno viene una dinastía desastrosa que conduce al siglo X conocido como
“Siglo de Hierro”, fue una época vergonzosa. Fue el tiempo del denominado “concilio
cadavérico” (un Papa intenta juzgar a otro Papa que ya estaba muerto). Si la Iglesia no murió
en esta época fue porque su fundador le dio perpetuidad. Este siglo fue una época de “nueva
barbarie”.
El “Siglo de Hierro” fue seguido por el Renacimiento (Siglo XI) que se centra en la creación y
difusión de nuevas escuelas, ubicadas alrededor de las catedrales. Este fue uno de los 1
antecedentes próximos de las Universidades.
El estudio del derecho comienza a darse en Bolonia a partir del siglo XIII aproximadamente.
Esta ciudad recibe el nombre de “la ciudad de los cuatro doctores”, doctores en derecho
También comienza a desarrollarse, en este siglo, la medicina, primero en Salerno y luego en
Montpellier; comienzan a surgir los hospitales.
Todos estos antecedentes nos llevan al siglo XIII donde aparecen las primeras universidades.
El centro de la vida comienza a cambiar de lugar, del campo a la ciudad, donde existen las
corporaciones, que en un comienzo eran de artes y oficios y luego también de maestros y
estudiantes. El maestro es favorecido por la recepción del conjunto de las obras de Aristóteles.
En esta época, también tienen importancia las “escuelas de traductores de Toledo”. España
sirve de eslabón entre Occidente y el Islam (cultura musulmana). Éstos últimos habían
invadido toda la Península Ibérica, y hacía tiempo había comenzado la Reconquista, que
recién se da con el descubrimiento de América, por eso sirve de barrera y eslabón. A través de
los musulmanes, llegan textos de la antigüedad de gran importancia a Europa (ej. los de
Aristóteles). Y todo esto se da gracias a la Escuela de Traductores.
La filosofía cristiana en esa época era la de San Agustín, basada en Platón. Luego llega la de
Aristóteles que se compagina con la filosofía cristiana mucho más que la de Platón, en
especial con la concepción del hombre.
Esto es lo que hace, el ámbito de la Universidad de París como centro cultural de la
cristiandad. Hoy en día son universidades que se podrían considerar Internacionales ya que
ingresan estudiantes de todas partes de Europa. Ingreso facilitado por el idioma latín que era
el idioma común en toda Europa, propio de la iglesia latina. Aquí nacen las figuras de Santo
Tomás, Buenaventura, etc. Esta universidad se distinguía de sus antecedentes porque otorga
grados académicos como ser, licenciados, bachiller y doctorado. A su vez, otorga la licencia
docendi, que era un permiso para los profesores de enseñar por su cuenta, en forma particular,
para el ejercicio profesional. En esta época también surgen los colegios universitarios para
alojar a los estudiantes de escasos recursos. El servicio que el saber le puede dar al hombre
consta de espiritualidad, sociedad y medicina.
La universidad de París se llamaba Universitas Magistrorum, ya que estaba organizada por los
profesores. El método de la enseñanza era el Dialéctico, el cual consistía en la lectura y la
discusión.
Esta lectura se hacía de textos importantes, como ser la Biblia, Aristóteles, el Digesto, los
cuales generaban problemas que movían a investigaciones colectivas por eso se llamaba
Disputatio, que significa discusión.
Esta universidad daba lugar especial para las propuestas de profesores y discípulos, para sus
diálogos.
Un ejemplo de estructura de estas investigaciones fue por ejemplo, la Suma Teológica de
Santo Tomás de Aquino.
Metodología de la SUMA TEOLÓGICA: Esta obra es una estructura dialéctica, que se presta
al diálogo. Los temas que trata son: Dios, el hombre, y el camino del hombre hacia Dios. Se
divide en distintos tratados, por ejemplo, el derecho se encuentre en el Tratado de Justicia.
Los tratados, a su vez, se dividen en cuestiones y estas en artículos. Todos los artículos de la
Suma Teológica tienen la misma estructura y dentro de esta se encuentra la expresión
interrogativa. Se comienza con la enunciación del tema en forma interrogativa, como por
ejemplo ¿qué es la virtud?, ¿cuáles son los vicios? En el caso del derecho, Santo Tomás sigue
el pensamiento de Aristóteles y se pregunta si el derecho es el objeto de la justicia.
En primer lugar aparecen las dificultades, las cuales serán agrupadas dentro de un capitulo
que se llama “dificultades” que consta de opiniones de gente importante contrarias a la tesis
(propuestas de profesores y alumnos). Luego viene el argumento de autoridad, que es el más
débil de los argumentos porque no tiene una explicación que convenza, entonces Santo Tomas 1
de Aquino, agrega la parte de “respuestas” donde expresa lo que él piensa. Y la última parte se
denomina “soluciones a las dificultades” donde los argumentos son analizados, integrados y
refutados.
En esta época no existían los libros, no había imprenta, y se escribían a mano. Es por esto que
el sistema es muy valioso, ya que se apoyaban en el dialogo. Un dialogo oculto, diferente al
actual porque para participar de este se requería de una participación. Los que participaban
pertenecían a las facultades mayores, y debían tener el titulo de bachiller. Método para llegar
al dialogo:
1. poseer un objeto y analizarlo.
2. será aceptada cualquier opinión sobre el tema y desechadas las que no pertenezcan a
el.
3. se deben corregir y contraponer opiniones
4. dialogo no es eterno, sino que apunta a un fin, a una conclusión, que puede no ser
definitiva, sino quedar abierta a nuevos diálogos.
Universidad de Paris: nace en el año 1206. Está vinculada con el Papa, siempre con la Iglesia
y en ella es muy importante el estudio de la teología.
Universidad de Bolonia: también llamada “escuela de los Glosadores”, en ella fue muy
importante el estudio del derecho. Los glosadores eran quienes comentaban el derecho
romano clásico, son los que redescubren el derecho. Esta universidad siempre estuvo
vinculada con el poder temporal (reyes, emperadores, etc.). Mientras que la Universidad de
Paris dependía de los profesores, ésta era manejada por los alumnos. Estos últimos venían de
distintos lugares, por eso se los llamo “ultramontanos” (reaccionarios, conservadores). Las
naciones ultramontanas eran Galia, Inglaterra, Castilla, Alemania, Polonia, etc. y las llamadas
“siltramontanos” eran Calabria, Sicilia, Siena, Venecia, Florencia, etc. Estas naciones tenían
representantes que no debían tener ningún contacto ni influencia de la iglesia.
Los glosadores fueron atacados por un filosofo español llamado Francisco Elías de Tejado que
va en contra de sus fundadores, decía que ninguno de ellos fueron verdaderos científicos del
derecho.
A partir el siglo XII el derecho comienza a llamarse “positivo”.
También fue muy importante la facultad de medicina en Bolonia.
Universidad de Oxford: fue la tercer facultad mas importante, ubicada en Inglaterra, que tiene
su origen en la escuela “cátedra Licea” de la ciudad. En ella se destacan las ciencias naturales,
astronomía, matemática, etc. Entre los profesores se destacó Roberto Grosseteste (filosofo
platónico), Roger Bacon que sostenía que la única forma de llegar a la verdad era la
experimentación, no había progreso si no se conocía la naturaleza.
Lo más interesante de la estructura de esta universidad fue la vida universitaria, ya que los
estudiantes vivían en las escuelas (estos colegios universitarios terminan absorbiendo a la
universidad). Cada alumno tiene un tutor que es el profesor que lo orienta en su camino
educativo. Este sistema duró ocho siglos.
La Universidad Argentina
Los orígenes de la Universidad Argentina: la primera Universidad Indiana, en el territorio del
Virreinato del Río de la Plata fue la de Córdoba, constituida a través de un proceso que se
desarrolla desde su fundación en junio de 1613. En ella se enseñaba latinidad, artes, filosofía
y teología. En un principio no existían estudios jurídicos. Por eso, en este campo se destaca la
Universidad de San Juan de Chuquisaca o Charcas, en el Alto Perú inaugurada en 1624. En
ella estudiaron muchos argentinos que actuaron en la época de la independencia.
El 9 de agosto de 1821 se erige la Universidad de Buenos Aires, cuyo proyectista, fundador y
primer rector fue Antonio Sáenz, catedrático de Derecho Natural y de Gentes.
Una herencia disminuida y nuevos modelos europeos: desde el siglo XVII las nuevas
universidades que se fueron fundando, como la de Buenos Aires, se estructuraron siguiendo
nuevos modelos europeos, que poco habían conservado de la tradición medieval.
Sucesos posteriores como la Reforma de 1918, contribuyeron a agravar la situación anterior.
En la Argentina y en este campo, la gran tarea no es de restauración sino de instauración. La
Universidad Argentina plena es una tarea, un desafío, una “construcción” del porvenir.
La universidad anterior a la Reforma de 1918: esta Universidad, estatal desde sus orígenes y
la Universidad de Córdoba, secularizada en el año 1807 por resolución del Virrey Liniers, 1
provincializada en el año 1820 y nacionalizada en 1854, marchan paralelas a los diversos
periodos políticos.
Durante la época de Rosas se desarrolla un cierto liberalismo, llamado por algunos “ecléctico”
y por otros “espiritualista”. “…La formación jurídica de los que habían pasado por la
Universidad se nutria de tendencias de un mayor tradicionalismo, manifestándose en ellas el
respeto a la religión y a todos los valores sociales que años más tarde iban a sufrir violentos
embates con el predominio de otro liberalismo, esta vez materialista y ateo, que triunfó a
partir de la primera presidencia de Roca”.
Este último liberalismo materialista y ateo es el que influye en forma determinante en la
formulación del llamado “Proyecto del 80”.
El clima predominante en el país después del ´80, caracterizado por la ruptura con nuestra
tradición cultural, el laicismo, el estatismo y el enciclopedismo, influye en la Universidad y la
despoja de su esencia; queda solo lo externo. Aparece un “conservadurismo” que no advierte
la pérdida de lo valioso. Los elementos tradicionales que se han salvado del naufragio
aparecen fosilizados. Caturelli: “…el sentido de la vida universitaria había prácticamente
desaparecido. Los profesores repetían manuales de año en año. La universidad comenzó a ser
campo de lides políticas o trampolín de ascenso a posiciones expectables; los jóvenes eran
agitados por nuevas ideas e inquietudes que no encontraban eco en las aulas estáticas”.
La Reforma de 1918: es un acontecimiento estudiantil producido en la Universidad de
Córdoba. Pero es un acontecimiento que ha sido por muchos, aquí y en otros países,
idealizado. Al recibir su “canonización” laica, la Reforma adquirió todas las características de
las ideologías modernas. Y desde el poder estableció una moderna “inquisición” contra los
disidentes.
La nueva generación que se lanzó a la lucha por la Reforma Universitaria, en nombre de ésta,
incitaba al pueblo a tomar la Bastilla, a barrer con las oligarquías, a descubrir las mentiras
sociales, a concluir privilegios, a extirpar los dogmas religiosos, a realizar ideales americanos
de renovación social, a impulsar esta corriente revolucionaria hasta los reductos
universitarios…”
La sed reformista era política y no universitaria.
La Reforma cambió los términos del problema universitario: lo sacó de la órbita cultural, de la
cual nunca debió haber salido y lo transformó en un problema político. “La Reforma ha
introducido en el espacio universitario la lucha por el poder político y el tratamiento (no
académico) de los problemas políticos y siempre desde una perspectiva no académica, no
científica, sino partidaria. El fin teorético o especulativo de la Universidad es repugnante a la
reforma…”, Eduardo Ventura.
Al cabo de unos pocos años la Universidad estaba peor que antes. El “remedio” fue peor que
la enfermedad.
BOLILLA 2
Roma:
Etapa religiosa: En esta primera etapa de la evolución romana había un papel que
desempeñaban los pontífices como figura central del derecho romano. Los pontífices eran una
especie de puente entre los dioses y los hombres. Los jueces eran ejecutores de las sentencias
de los pontífices, que averiguaban la voluntad de los dioses. En la segunda etapa del derecho
romano, con una cierta laicización, aparece el jurista y la enseñanza pública del derecho. Esta
comienza a partir de Tiberio Coruncanio en el 300 a.C. En esta etapa jurídica las cuestiones
comienzan a pensarse y la autoridad que antes tenían los sacerdotes pasa a ser asumida por los
juristas. El jurista era un hombre que tenía una ciencia, que era la de lo justo y lo injusto, que
la adquiría en el contexto de las cosas divinas y humanas. Esto quiere decir que el jurista era
un hombre práctico, que conocía la jurisprudencia. En este contexto el jurista era un experto
en lo justo y lo injusto. En el Siglo I de nuestra era aparece el fundador de la jurisprudencia
romana, Quinto Mucio Escévola, quien es nombrado pretor en África, e hizo crucificar a los
corruptos. Fue el verdadero fundador de la jurisprudencia romana. A pesar de que ya en el se
da alguna sistematización, su metodología era propia de un jurista romano. Los juristas no
tenían poder, pero su palabra tenía autoridad. Eran consultados por sus conocimientos, ya que
había pocas leyes se planteaban problemas jurídicos. Los juristas estudiaban los problemas y
sugerían la mejor solución para resolverlo. O sea que los juristas no tenían imperio.
Etapa clásica central de la jurisprudencia romana: es el periodo signado por las escuelas de
jurisprudencia: sabiniana y proculeyana. Estas discutían acerca de muchos temas.
Sabirio, fundador de la primera, creo un manual para estudiar el derecho. Empezaba por la
herencia, luego los derechos de las personas y por ultimo las cosas. La herencia era muy
importante porque se mostraba como la esencia de la sociedad dependía de la familia. Aquí ya
se distingue entre religión y derecho.
Etapa filosófica: es una etapa clásica tardía que llega hasta el año 335 de nuestra era. A ella
pertenecen Papiniano, Ulpiano y Paulo. Papiniano escribió libros sobre definiciones y 1
conceptos del derecho. Lo mataron porque se negó a justificar un asesinato a pedido del
emperador.
Ulpiano es tan importante que Santo Tomas lo llama “El Jurista” y algunos errores en la suma
teológica son por seguir a Ulpiano, influenciado por la filosofía estoica. Toma de Ulpiano el
concepto de derecho natural, en el que combina a los hombres con los animales. También lo
mataron.
Paulo da una definición de derecho natural como algo que es siempre equitativo y bueno.
Aparecen otros juristas como Gayo.
Según Tejada estos juristas montaron a la cima de la perfección el estudio del derecho,
utilizaron la comparación, el análisis y el sentido común.
Etapa religiosa.
Etapa donde se funda la jurisprudencia.
Etapa filosófica.
Etapa de las compilaciones: por un lado tenemos la situación de Oriente y por otro de
Occidente. El imperio romano de Occidente había caído y aparecieron los bárbaros, que poco
a poco comienzan a asentarse pero el derecho pasa por una época de oscuridad hasta los
glosadores. En Oriente se conservan las obras de jurisprudencia clásica en la escuela de Beirut
y de Constantinopla, gracias a las cuales se puede realizar la compilación de las obras de
Justiniano. El Digesto y las Institutas, las Novelas y el Código.
BOLILLA 3
Clase 27/9
Tercer analogado del término derecho. El derecho como poder.
En la antigüedad no existía una doctrina de este, lo que no quiere decir que no existieran los
poderes jurídicos; también existían potestades que hoy no existen.
Lo que no existió hasta fines del medioevo fue el concepto de poder jurídico. Tiene un punto
de nacimiento histórico: los franciscanos y el Papa Juan XXII se plantearon una querella
acerca del usufructo de la propiedad. Los franciscanos en esa época ya no eran los de la época
de San Francisco de Asís; tenían muy escrupulosamente observado el voto de pobreza. Luego
comienzan a tener muchas propiedades, y decían que no eran propietarios de nada, era todo de
la Santa Sede, ellos solo tenían el usufructo de esas propiedades. El usufructo siempre es
temporal pero en este caso se transformo en un usufructo perpetuo. El Papa les dice que son
propietarios.
Aquí surge la concepción del derecho como poder distinto a los anteriores. Los poderes
jurídicos se pueden dividir en tres categorías; se expresa muchas veces como un derecho
subjetivo pero es sólo categoría:
1. Las potestades: es el poder de mando que ejerce una persona sobre otra; se da en un
ámbito social y esta marcada por la desigualdad.
2. Los derechos subjetivos: se dan en una relación marcada por la idea de igualdad.
3. Las facultades: en el derecho tenemos un campo de lo permitido y hay muchas cosas
permitidas que nosotros las realizamos utilizando facultades, ejemplo: el testamente es un
acto facultativo.
¿Cómo ubicamos a este nuevo sentido en relación con el derecho como norma y como
conducta? Este es un analogado terciario que dice que para que exista un poder jurídico tiene
que existir una norma que lo regule, natural o positiva, en la cual se funde. El derecho como
poder, para ejercerlo se tiene una determinada conducta. No se puede utilizar para realizar
conductas antijurídicas (ejemplo, el caso en India que los padres preparan a sus hijos para
mendigar). Las potestades deben ser bien ejercidas, sino se vuelven contestables privándose
de ellas. Estos derechos hay que usarlos subordinados a las normas y con un objetivo que sea
justo. En los derechos subjetivos y en el orden facultativo deben reglarse en cuanto a normas,
sin perjudicar a otro. Ejemplo: existe un derecho a la vivienda, señora que exigió que le
regalen una vivienda aún recibiendo un buen sueldo.
Los actos jurídicos y las facultades deben ejercerse subordinados a las leyes.
Dentro de este analogado entra un capitulo que es el de los Derecho Humanos, cuyo primer
error esta en la denominación, porque todos los derechos son humanos.
Estos derechos han ido extendiéndose a través de un proceso que comienza con la Revolución
Francesa, la libertad por ejemplo fue uno de esos derechos.
1. Primer Etapa: La Revolución Francesa fue en un principio burguesa y para los burgueses
era muy importante el derecho de propiedad. Y además el derecho de seguridad, saber a
qué atenerse respecto de las consecuencias de la conducta. Seguridad jurídica y política.
En esta época son considerados derechos subjetivos individuales. También se extiende el
derecho de la resistencia a la opresión. Nada de esto fue inventado por la Revolución 1
Francesa, siempre existieron pero en otras formas. Esta revolución proclamo ciertos
derechos subjetivos del hombre como individuo ante el poder. Fue fundamentalmente
individualista; se trata de suprimir a los grupos infrapoliticos y a las regiones. Así surge
otro momento.
2. Segunda etapa: todo esto trata de corregirse, y se da la proclamación de los derechos
subjetivos sociales. Ejemplo: el derecho de asociación, de jornadas limitadas, etc. Todo
esto aparece con los derechos sociales.
3. Tercera etapa: de los derechos subjetivos difusos. Son por ejemplo los derechos a vivir en
un ambiente sano (esto lo dice la Constitución Nacional de 1994), el derecho a la paz
(derecho muy relativo), el derecho al desarrollo (crecimiento económico).
4. Cuarta etapa: en este momento aparecen los denominados derechos libertarios, como por
ejemplo, el derecho al aborto, al matrimonio homosexual, etc. y finalmente todo esto
acaba con un último momento.
5. Quinta etapa: aquí encontramos los denominados Derechos Humanos (infrahumanos).
Que son los derechos de los animales, de los bosques, de los ríos, que no pueden ser
derechos evidentemente.
Hay un cuarto analogado que se encuentra fuera de esta realidad jurídica. Este es el derecho
como conocimiento. Es el arte de lo bueno y de lo equitativo, como lo define Celso, de lo
justo y adecuado. En ese tiempo el arte era un tipo de conocimiento transmisible. Hoy en día
encontramos la filosofía del derecho, la teología del derecho, etc. No hay que confundir el
estudio con el objeto que se estudia, por lo que no hay que confundir el Derecho como saber,
con el Derecho. Este estudio se realiza a través de la Ciencia del Derecho (que estudia la
relación jurídica a través de sus causas próximas); la filosofía del Derecho (estudia la relación
jurídica a través de sus causas remotas); y la teología del Derecho (estudia la relación jurídica
a través de la Revelación).
Santo Tomás se refiere a un quinto analogado que es el derecho como tribunales, lugar donde
se imparte justicia. Es el ámbito en el cual transcurren ciertos aspectos del Derecho. La
“Patología del derecho” se desenvuelve en los tribunales, mientras que la mayoría del
Derecho, “la fisiología” transcurre fuera de ellos.
Clase 3/10
La moral muchas veces es llamada ética. El término moral, viene del latín mos, que está
relacionado con el término costumbre. Ética viene de etos, que tiene que ver con un modo
habitual de obrar.
Se dice que la ética es la filosofía de la moral.
Ética Pública: es una herencia de Platón. Él nos da una gran lección cuando en la República
está buscando un concepto de justicia. Ya en Grecia existía ese concepto como dar a cada uno
lo suyo pero Platón no se conforma y busca un concepto más representativo de la justicia. Lo
busca entre la polis y el hombre que es como una polis pero en chico. 1
Busca en la polis porque dice que allí las virtudes y los vicios se ven en grande, entonces
incluso aquellos que no tengan bien entrenado el ojo del alma, se pueden dar cuenta. En el
hombre las virtudes y los vicios se ven en chico. Las enseñanzas que esto nos deja es que un
gobernante modelo con su conducta, edifica a una multitud, cuando el gobernante es justo, la
gente se siente estimulada a ser virtuosa. Por eso las grandes virtudes y los grandes vicios se
dan en el orden político que tiene una gran influencia en la Ética Privada.
San Agustín hace una comparación entre el reino y una banda de piratas, con lo cual dice que
los reinos sin justicia son como grandes bandas de piratas, y los piratas son como pequeños
reinos, porque en ellos también existen ciertas reglas.
Moral y derecho
El ámbito de la moral se da en las conductas humanas y el derecho en su primera acepción es
conducta.
La realidad moral es más extensa porque abarca tres órdenes de deberes que surgen de la ley
natural.
1. En primer lugar los deberes que el hombre tiene con Dios.
2. En segundo lugar, los deberes que tiene consigo mismo.
3. Y por último, los deberes que tiene para con los demás.
El derecho abarca los deberes para con los demás pero solo algunos de ellos son jurídicos, hay
relaciones sociales que no se pueden juridizar, como por ejemplo las relación de amistad.
Cuando se trata de una verdadera amistad dice Aristóteles que es una virtud y o acompaña a
una virtud.
La moral cuando manda a hacer el bien se refiere a estos tres deberes.
Los deberes del hombre para con Dios surgen de la creación. El hombre es el único que,
consciente de su criaturidad y de su fragilidad, reconoce que tenemos una causa, y debemos
devolverle al creador, mediante el culto de la religión. Estos deberes no están contenidos ni
regidos por la justicia desde la perspectiva humana y no son deberes jurídicos; sino que están
regidos por la virtud de la religión. Esta virtud mueve al hombre a rendirle a Dios el culto
debido, de latría, pues Dios es principio absoluto de ser y gobierno.
Estos son deberes morales.
Los deberes del hombre para consigo mismo también están por fuera del derecho. Por
empezar tenemos el deber de ser buenas personas, el deber de tener un cierto orden en nuestro
interior, de ser personas armónicas. Es esto a lo que se refiere Platón, el hombre justo seria el
hombre bueno, gobernado por la inteligencia.
El aspecto exterior de un hombre manifiesta su interioridad. Estos deberes no son deberes
jurídicos. Rigen cuando el hombre está completamente solo. Requieren que en el hombre
exista una jerarquía armoniosa. La virtud que ordena al hombre a esto, es la templanza, junto
con la fortaleza y la prudencia individual.
La tercera categoría es la de los deberes del hombre para con los demás. Hay algunos que son
jurídicos, que los podemos identificar. Existen algunos actos que entran dentro de la
liberalidad, donde no hay un deber jurídico, como por ejemplo hacer un regalo. Son jurídicos
los deberes del hombre para con los demás, los que surgen de la justicia y son objetivos. Estos
existen si hay alteridad, igualdad relativa, y vínculo a través de un debito estricto y exigible
jurídicamente.
El derecho forma parte de la tercera categoría de deberes, y la moral está en todos; por lo que
la moral es más amplia que el derecho, que sólo abarca ciertos deberes del hombre para con
los demás.
La moral es mucho más amplia que el derecho, este con relación a la moral realiza tareas de
selección y de concreción, asume tareas morales, cuando estas interesan al bien común y a la 1
vida socio-política. El derecho no castiga todos los pecados, sino sólo algunos cuando afectan
a los demás y causan un desorden en la sociedad. Hay muchas cosas malas que son actos
privados, interiores, que el derecho no los castiga. Si el derecho regulara todos los males y los
suprimiera todos, también se estarían suprimiendo muchos bienes. No se pueden suprimir
todos los males, hay que tener una cierta prudencia gubernativa y castigar aquellos que
afectan en mayor medida a la vida de las personas.
Diferencia entre moral y derecho. Algunos dicen que hay una contradicción entre ellos
porque el derecho permitía actos prohibidos por la moral. Pero esto no es correcto ya que el
derecho no manda a cometer estos actos.
Otra teoría dice que el derecho solo rige la conducta exterior que es la que está sujeta a
castigo, y la moral rige el fuero interno. Pero la conducta exterior tiene una raíz interior, por lo
que esta separación tampoco puede hacerse.
“Entre moral y derecho podría haber distinción pero no separación y menos antitesis”, Del
Veccio.
Criterios de Distinción:
1. La interioridad y la exterioridad, un criterio de separación. Se refiere al punto de partida
moral, que es interno y siempre tiene que ser así. Por ejemplo, había un hombre asaltado,
herido al borde del camino, paso primero un sacerdote judío que lo miro, dijo pobre tipo y
siguió porque iba al templo, luego un levita hizo lo mismo. Los dos se conmovieron en su
interior pero no fue suficiente para que se convirtiera en un acto exterior. Entonces, Cristo
hace pasar a un samaritano (despreciable para los judíos), quien lo ve y se detiene a
ayudarlo, curándolo con vino y aceite. Entonces, ¿quien actuó moralmente? El samaritano.
La moral no puede quedarse en el interior del hombre, sino que debe traducirse en una
acción externa. En cambio el derecho parte de algo que sucede en el mundo exterior y se
mete en la interioridad del autor para saber si hubo dolo o culpa.
2. Criterio de “el medio”. La moral se manifiesta en un medio interior que se llama médium
racionis, y el derecho en un medio exterior que se llama medio real. El médium racionis es
subjetivo ya que en muchos casos los actos dependen de cada uno. Por ejemplo, la
sobriedad es una virtud, pero la cantidad de vino que tome cada uno para emborracharse o
no, es algo relativo que depende de cada uno. En cambio el derecho se da en un medio
real, en el ajuste de la conducta exterior al titulo exterior que tiene cada uno. Es algo
objetivo.
3. Criterio de que la moral es algo autónomo, en cambio el derecho es heterónimo. autónomo
quiere decir que cada uno se da a si mismo su ley. La moral no es autónoma, lo que sucede
es que para que la conducta moral sea valorada no debe ser forzada. La ley moral es
heterónoma, y para que sea heterónoma debe ser libremente aceptada. El derecho por ser
impuesto desde afuera se dice que es heterónimo, pero así también lo es la moral. Además
se dice que tiene esta característica porque es forzado.
“Entre moral y derecho podría haber distinción, pero no separación y menos antitesis”.
BOLILLA 4
Clase 18/10
Repaso de la clase anterior. Se había hablado de los institutos de la seguridad jurídica.
Se mencionó el sentido subjetivo, de ella, que es saber a qué atenerse. Y un sentido objetivo
que son todos aquellos institutos que le permiten en principio a la persona saber a que
atenerse.
Estuvimos hablando de sus elementos. De la necesidad de que existan las leyes. Hacen falta
los jueces porque muchas veces las leyes tienen diversas interpretaciones, hay confrontación a
partir de ciertos hechos, entonces hacen falta los jueces que concreticen las leyes a los casos
particulares. Decía Aristóteles que la sentencia era una sentencia era una ley particular.
Hace falta la cosa juzgada, que jurídicamente es entendida como verdad. No puede volver a
pensarse. Una de las barbaridades de este gobierno, respecto a la cosa juzgada, es el caso de
los militares a quienes existiendo la cosa juzgada, se los vuelve a juzgar.
También nombramos la prescripción, que tiende a estabilizar los derechos. Hablamos de la
prescripción liberatoria y adquisitiva.
Otro de los elementos de la seguridad, es la irretroactividad de la ley. Esto quiere decir que
las layes en general rigen para el futuro. Pero pueden ocuparse del pasado. Hay ciertos
ámbitos del derecho, como el derecho penal, que la irretroactividad, tiene garantía
constitucional, es decir que no se pueden tipificar delitos después de los hechos. En cambio
otros ámbitos, por ejemplo el civil, la gran vía de la irretroactividad es solo legal, esta en el
Código Civil. Y ¿Qué es el Código Civil? Es una ley, entonces una ley puede ser derogada por
otra ley. La irretroactividad civil puede ser derogada por otra ley civil. Es un criterio general
legal. El legislador legisla en frío, legisla para el futuro, así debería ser el buen legislador
(Aristóteles), entonces tiene tiempo para pensar que va a incluir en la ley. Entonces, la
irretroactividad de las leyes es otra gran vía de la seguridad.
Otro instituto que hace a la seguridad son los derechos adquiridos. Cuando uno ha adquirido o
ha ingresado en su patrimonio ciertos derechos. Estos derechos no pueden ser afectados por
una ley posterior. Acá hay que distinguir los derechos de las expectativas. Uno puede tener
expectativas de una herencia, pero el Código Civil, en lo pertinente a las herencias es una ley
que puede ser modificada por otra ley. Y esa ley puede cambiar las expectativas. Por ejemplo,
la porción disponible, el testador, que sean herederos forzosos, es un quinto de los bienes;
supongamos que el testador que detesta a su mujer y a sus hijos, le deja la porción disponible
a su amante, puede hacerlo, pero hasta que no se muera, no entra en el patrimonio de su
amante ese quinto. Pero, si el Código Civil dice que en vez del quinto, es el décimo, se 1
redujeran a la mitad esas expectativas.
Entonces, lo que no puede la ley es afectar lo que ha entrado en el patrimonio de una persona,
bajo la vigencia de una ley anterior. Pero si puede afectar las expectativas.
Desde distintos ángulos se ha criticado a la seguridad jurídica, diciendo que es un valor
jurídico burgués. Esto es falso porque cualquier régimen político tiene que buscar la seguridad
jurídica. Lo primero que tiene que buscar un régimen, es la arquía. O sea superar la anarquía,
monopolizar el uso de la fuerza, consolidar el orden y la seguridad, sino no hay justicia que
valga.
Estas virtudes anexas a la justicia estuvieron muy presentes en el pensamiento antiguo, o sea
en el pensamiento clásico. Y no solo presentes teóricamente, sino presentes en la practica de
la vida, incluso de la vida jurídica.
Santo Tomas de Aquino, en la Suma teológica, le dedica a estas virtudes dos tratados: el
Tratado de Religión, y el Tratado de las virtudes sociales.
1. La Religión: esta virtud relaciona al hombre para con Dios, desde la perspectiva del
hombre. Tiene un fundamento ontologico que es previo al orden moral. Este fundamento
ontologico es un hecho, es el hecho de la creación. El hombre advierte, se da cuenta de
que no es un ser originario, sino que es un ser causado. Y a partir de este reconocimiento,
de su experiencia, el hombre se vuelve hacia el creador, hacia su causa, a través de la
religión. Se vuelve al creador a través de un culto, que se llama culto de latría. Latría
quiere decir adoración. Al volverse el hombre hacia su creador reconoce que el creador es
Otro. Y al volverse hacia Otro cumpliríamos con un requisito de la justicia que es la
alteridad, y sin embargo la religión no es justicia, ya que esta requiere cierta igualdad.
Pero entre Dios y el hombre no existe ninguna igualdad, sino una total desigualdad. Es por
eso que nunca le vamos a devolver a Dios lo que nos ha dado, siempre hagamos lo que
hagamos vamos a quedar en deuda. Decíamos, que el hombre se volvía a Dios a través del
culto de latria, o adoración. Si nosotros rendimos culto de latria o adoración a cualquier
que no sea Dios, estaríamos cometiendo un pecado gravísimo que se llama idolatría
(rendirle a una criatura o algo fabricado por la mano del hombre, el culto debido a Dios).
En nuestro mundo existen muchas idolatrías, porque el hombre hace del dinero por 1
ejemplo, el ultimo fin de su existencia, o adoran algún deportista, lo idolatran, o algún
régimen político, etc., son idolatrías contemporáneas.
La religión es una virtud que se refiere fundamentalmente al culto debido a Dios, y que
para ser autentica tiene que concretarse subordinada a otras virtudes que son más
importantes. Estas virtudes se llaman virtudes teologales. O sea la religión es una virtud
moral, y apunta al culto debido a Dios, en cambio las virtudes teologales se dirigen a Dios
directamente. Las virtudes teologales son la fe (a través de la cual le damos a Dios lo que
creemos es la Revelación Divina), la esperanza (en virtud de la cual confiamos que con
los auxilios divinos vamos a llegar a la vida eterna) y la caridad (forma de amistad que
une al hombre para con Dios, y a los hombres entre si). La religión tiene que practicarse
subordinada a estas virtudes teologales, en especial a la caridad. En el Evangelio
encontramos algunos ejemplos de esto:
Parábola del Buen Samaritano: Cuando a Cristo los fariseos, doctores de la ley y
compañía, le preguntan ¿quién es mi prójimo?, Cristo en lugar de elaborar una definición,
lo que hace es enseñarles mediante una parábola, mediante un recurso retórico que es un
ejemplo inventado. Y a esta parábola la llama “La parábola del Buen Samaritano”. A
través de ella, Cristo lo que quiere hacer es contraponer la mera religión con una religión
informada por la caridad. Iba un hombre, un comerciante por un camino y es asaltado.
Pasa un sacerdote judío que se dirigía al templo y lo ve ahí tirado al comerciante, herido,
pero sigue de largo. Luego pasa un levita (la tribu de Levi se ocupaba de los asuntos del
culto, eran subordinados del sacerdote) y hace lo mismo porque iba al templo.
Evidentemente eran dos hombres judíos religiosos. Y por último Cristo dice que pasa un
Samaritano (que eran personas repugnantes para los judíos), que se compadeció
(compadecerse es padecer con otro, es ponerse en el lugar del otro), se detuvo, curó sus
heridas con agua limpia y vino, lo alzo en su cabalgadura y lo llevo a un albergue. allí se
quedó con el comerciante, lo siguió cuidando hasta que tuvo que seguir, y le dio un dinero
al posadero para que siga cuidándolo hasta que se recupere, y le dijo que lo que gastara de
mas se lo iba a pagar a la vuelta. Entonces, ¿Quién actuó como prójimo? Le pregunta Dios
a los judíos. Y como los judíos no podían decir el samaritano, porque ni siquiera
pronunciaban esa palabra, los judíos dicen “el último”. Aquí se ven claramente dos
personas que NO son auténticamente religiosas, que son el sacerdote judío y el levita,
porque eran aparentemente religiosos, pero no se ocuparon del prójimo, que en ese
momento era esa persona que los necesitaba. Y Cristo, con una fina ironía, hace aparecer a
un despreciado, un disidente, como un ejemplo de una persona caritativa. La caridad esta
por encima de la religión.
Hay otro pasaje bíblico, que se da ya dentro del templo, que se refiere al modo de orar.
Porque al fin y al cabo uno de los actos de la religión es la oración. Esta es otra parábola,
“del fariseo y del publicano”. Los fariseos eran una secta dentro del pueblo de Israel,
gente soberbia, conocedora de la ley, sumamente exigentes sobre todo para los demás. Y
el fariseo rezaba; su oración era una oración autojustificatoria (decía por ejemplo: “Dios
mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres; los demás hombres son
ladrones, son adúlteros, son tramposos, etc., en cambio yo soy un tipo excelente, yo pago
el diezmo. Y sobre todo no soy como ese publicano miserable, que esta ahí atrás
miserable, traidor”). Los publicanos eran los de la AFIP, los que cobraban los impuestos.
Los impuestos eran para el César, para los romanos; porque los judíos en esa época
estaban ocupados por los romanos; y los publicanos eran los que cobraban para ellos,
entonces eran los tipos odiados, despreciables, muy rigurosos, y además participaban de
las ganancias. Y el publicano en sus oraciones decía “acuérdate de mi Señor, que soy un
pobre pecador”. O sea, cuando Cristo pregunta ¿Quién de los dos quedó justificado ante
Dios? Evidentemente fue el último, porque se reconocía pecador. Entonces dentro del 1
templo también hay una actitud auténticamente religiosa, que es la de los publicanos,
arrepentidos de las cosas que ha hecho, etc. y el del fariseo es una actitud falsamente
religiosa.
La religión como virtud aparece como un término medio, superador de dos extremos
viciosos. Porque la virtud según Aristóteles es un termino medio de superación. Estos
extremos viciosos son: uno por exceso, y otro es por defecto. Por exceso: tenemos las
supersticiones, la adivinación, la idolatría. Y por defecto tenemos el desprecio de Dios, y
el desprecio por las cosas santas.
Vicios por exceso: la idolatría es rendirle debido a Dios, a alguien que no es Dios. ¿Qué es
la adivinación? Es predecir lo que no se puede predecir. Es predecir los futuros humanos
contingentes, que sólo lo conoce Dios. La superstición, por ejemplo: en lugar de estudiar,
nos aferramos a un amuleto. Se creen cosas en las cuales no se debe creer.
Vicios por defecto: por un lado tenemos el desprecio de Dios. Se desprecia a Dios en el
perjurio y en la tentación de Dios. Y se desprecian las cosas santas en el sacrilegio y en la
simonía. El perjurio es una mentira abalada por un juramento (ej. cuando un testigo jura
en los tribunales decir la verdad, porque si no la dice, perjura. Y haber jurado es como que
se quisiera hacer cómplice a Dios de la mentira). La tentación de Dios es poner en duda la
sabiduría, la providencia divina. El sacrilegio se refiere a la falta de respeto por las cosas
santas, sagradas (ej. si un ladrón entra a la iglesia, opaca al cura, se roba el cáliz, ha
cometido hurto, lesiones, robo, pero además sacrilegio). La simonía es negociar por las
cosas santas, que Dios las da gratuitamente.
La religión se expresa a través de actos internos y externos. Los actos internos son la
oración y la devoción. Y los actos externos son la adoración, la ofrenda, el sacrificio, el
voto y el juramento.
Actos internos
La oración: San Buenaventura da una breve definición que dice “es la elevación de la
mente a Dios”. Es el hombre que se dirige a Dios, en primer lugar para honrarlo (el Padre
Nuestro dice, santificado sea tu nombre); para pedirle cosas (“danos el pan de cada día”);
para agradecer los beneficios recibidos (en el Evangelio aparece cuando Cristo cura a los
diez leprosos, sólo uno vuelve a darle las gracias, y ese era un extranjero). La oración es
un acto del entendimiento, de la razón.
devoción: en el sentido estricto, la devoción es algo distinto de lo que nosotros
entendemos. La devoción es un acto de la voluntad. Es la voluntad que tiene el hombre de
poner todo, toda su excelencia, todos sus talentos, que son los dones que Dios nos da, al
servicio divino. La ciencia, las artes plásticas, las letras, la filosofía, todo puede ponerse al
servicio de Dios.
Actos externos
La adoración: el hombre no es sólo mente, no es sólo espíritu. Es un espíritu encarnado,
entonces se manifiesta también a través del cuerpo. Y la adoración es rendirle culto a Dios
con el cuerpo. Cuando el hombre se arrodilla, cuando va a ciertos lugares como las
iglesias que reúnen a los adoradores. Manifiesta externamente, corporalmente, aquello que
es movido por el espíritu.
La ofrenda: es ofrecer algo a Dios. si este algo se destruye o se inmola, tenemos el
sacrificio. En la Antigua Alianza en el pueblo de Israel existían muchos sacrificios; se
sacrificaban palomas, corderos, cabritos, etc. La Sagrada Escritura habla del sacrificio del
“Justo Abel”. Pero puede ser que lo que se ofrece no se inmole, entonces estamos ante la
ofrenda. Un tipo de ofrenda por ejemplo, es el Diezmo, cuyos beneficiarios son los
sacerdotes, los levitas, los pobres, las viudas, los extranjeros; todos aquellos que podían
tener dificultades para el sustento. 1
El voto: es un término equívoco. Aquí, como acto de la virtud de la religión, se refiere a
una promesa. Promesa de liberar al libre de un bien posible y mejor. Por ejemplo cuando
Cristo le ofrece al joven rico hacer voto de pobreza, si es que quería llegar a la vida
eterna. El voto no es para todos, y no es para ciertas personas. Generalmente las órdenes
religiosas hacen tres votos que son la obediencia, la castidad y la pobreza.
El juramento: es orar a Dios por testigo de algo. Puede ser promisorio, se promete para el
futuro hacer algo. Y también puede ser asertorio, que es para el pasado, es acerca de cosas
que de algún modo conocimos por nuestros sentidos externos, por la vista, el tacto, el
oído, etc.
3. La observancia: es una virtud muy interesante, que hoy en día se encuentra nada más que
en los diccionarios. ¿Qué es? Es el culto de edulía, de respeto que se debe a aquellas
personas que son principio de bienes comunes. Hay personas que por su conducta a lo
largo de toda su vida, son modelos, verdaderos arquetipos, son modelos para la plenitud
humana. Éstos son los santos y los héroes, los grandes descubridores, los benefactores de
la humanidad. Hagamos lo que hagamos no vamos a poder devolverles lo que nos han
dado. Acá también encontramos dos vicios: un vicio por exceso que es idolatrar a estas
personas, ponerlos en el lugar de Dios; y por defecto es no apreciarlos debidamente, y
pensar que todo es debido a nosotros, que no hemos heredado nada.
4. La Gratitud: es una respuesta honesta aquellas personas que son principios de un beneficio
particular. Hay mucha gente que muchas veces nos presta un servicio, nos hacen un favor,
y que no estaba obligada a hacerlo. Entonces, la respuesta honesta a esta persona se
manifiesta a través del agradecimiento, se manifiesta a través de la gratitud. Y el no
manifestar la gratitud es ingratitud, y una persona es ingrata cuando no reconoce el
beneficio o cuando, devuelve bien por mal (peor forma de ingratitud). El bien que le han 1
hecho lo desconoce y devuelve algo malo, aquí es cuando interviene el derecho a través de
las normas del Código Civil que regulan la revocatoria de una donación por ingratitud del
beneficiario. La gratitud es la respuesta a bienes, la otra cara es la vindicta.
5. La Vindicta: es una virtud, es también una respuesta honesta, pero no a bienes, sino a
males. Aquí tenemos que distinguir dos tipos de vindictas, una que pertenece a la justicia
estricta y otra que pertenece a las partes potenciales de la justicia. La vindicta que
pertenece a la justicia estricta, es la vindicta del Código Penal, que castiga los delitos en
forma proporcional a su gravedad; y el juez penal es el que aplica este tipo de vindicta
cuando ejerce la justicia represiva; no es virtud anexa a la justicia sino que es justicia
estricta. ¿Cuándo la vindicta es una virtud anexa a la justicia que busca la corrección o al
menos el refreno del culpable? Es cuando la vindicta se ejerce en los grupos infrapolíticos,
cuando la corrección del culpable se ejerce en el ámbito de la familia, de la escuela, de la
universidad, del club, de la empresa, etc. Es muy importante el ejercicio de esta virtud por
aquellos que detentan la autoridad, porque ejercida a tiempo esta virtud ahorra muchos
males a la sociedad. Por otro lado existe otra vindicta que es la que se da en el plano
político, en el cual a menudo, hay conductas que no caen estrictamente en el Código
Penal, o conductas que pro las demoras judiciales son apacibles de delitos que prescriben
y sin embargo esas personas siguen como si no pasara nada. Un pueblo memorioso castiga
estas conductas a través de la vindicta pública.
8. La Liberalidad: la liberalidad mueve al hombre a hacer compartir a los demás aquello que
es suyo. La liberalidad es la generosidad de darle a los demás lo que es de uno. Aquí se ve
la diferencia con la justicia, la cual da a otro lo que es de otro, o sea, restituye. La
liberalidad, en cambio, regala a otros lo que es de uno. Es el desprendimiento de los
propios bienes para hacer participar a los demás de esos bienes. Es un término medio entre
dos extremos viciosos, que son la avaricia y la prodigalidad. El avaro retiene, acumula,
cuenta monedas de oro y se goza con eso. La avaricia es un pecado capital. Y en el otro
extremo, que no es tan malo como la avaricia, pero que es un vicio, es la prodigalidad. El
prodigo da, pero da sin prudencia, sin medida.
BOLILLA 5
3. La Teología del Derecho: comparte con la ciencia y la filosofía del derecho el carácter de
saber, pero además comparte con la filosofía, el hecho de ser un saber universal. El objeto
formal es diferente. Ambas trabajan con el derecho de la ley natural, de la razón, pero el
punto de partida de la teología no es la razón sino la revelación.
Hay un grupo de temas que trata la teología del derecho, que se denominan: propedéuticos
o introductorias:
La comprensión de Dios. el punto de partida de la teología del derecho es el Dios
1
Creador del Antiguo Testamento y el Dios Redentor del Nuevo Testamento.
El hombre creado, pecador y redimido.
El camino del hombre hacia Dios.
La naturaleza y la gracia.
La razón y la fe.
Luego de los temas introductorios, los temas propios de la teología del derecho son:
La ley.
La justicia.
El derecho.
Se ocupa de la ley divina positiva, aparece el tema de compatibilizar la ley antigua (Antiguo
Testamento) con la ley nueva (Nuevo Testamento). En el Antiguo Testamento encontramos los
preceptos ceremoniales (la preparación para la llegada del Mesías), y los preceptos morales
(los 10 Mandamientos). El Nuevo Testamento pasa a tener más exigencias morales pero en
cuanto a las normas, estas se reducen. Hay además preceptos políticos, en esa época se regían
por una teocracia. Cuando llega Cristo, las disposiciones jurídicas y políticas quedan
desligadas de lo espiritual y ya no es más una teocracia.
En cuanto a la justicia hay que distinguirla de la justificación. La justicia jurídica es distinta
de la bíblica. El hombre respecto a Dios trata de justificarse porque no puede devolverle a Él
lo que le ha dado, y siempre quedará en deuda. En lo social, la justicia está superada por una
virtud teologal, la caridad. Con el prójimo primero hay que respetar los deberes de justicia,
pero estos son superados por los deberes de la caridad. Ésta pertenece al género de la amistad.
Si rigiera la amistad entre todas las personas, entonces seria innecesaria la justicia.
En cuanto al derecho, lo podemos dividir entre natural y positivo. El derecho divino se puede
incluir en esta gran división porque en él también hay cosas que son justas en sí y otras que se
resuelven justas porque están mandadas (justas o injustas).
Disciplinas auxiliares
Las disciplinas auxiliares del derecho son: la sociología jurídica, la historia del derecho y el
derecho comparado. Augusto Comte fue quien invento la sociología, pero como una religión.
Sus discípulos lo plantearon como una disciplina que se dedicaría al estudio de lo social.
Utilizan ciertos métodos que tienen su importancia como las estadísticas, las encuestas, la
observación etnográfica. 1
Muestra la realidad de la sociedad: visión descriptiva de la sociedad (derecho, visión
normativa de la sociedad).
La historia del derecho es el estudio del pasado jurídico para compararlo con el presente y
servir. Es la ciencia que estudia el progreso, desenvolvimiento, evolución y desarrollo del
derecho.
Otro auxiliar es el derecho comparado, que es la comparación con otras legislaciones y
realidades jurídicas pertenecientes a diversos países y épocas, con el fin de determinar sus
notas comunes y sus diferencias y derivar de tal examen conclusiones sobre la evolución de
tales instituciones o sistemas y elementos de juicio para su interpretación y reforma.
Hay que evitar dos extremos viciosos: el imitacionismo (por exceso) y el patriotismo o
showinismo jurídico. No se pueden copiar legislaciones sino que hay que tener en cuenta las
características del lugar donde se quiere aplicar. La ley además debe ser ajustada al tiempo,
debe ir con el tiempo y el lugar.
BOLILLA 6
Derecho natural en la antigüedad oriental
Egipto
Su civilización se formó alrededor del río Nilo. La función benéfica del río exigía la
regulación del curso del río. Para ello era necesario el trabajo comunitario, lo cual produjo un
gran estimulo para la organización social, naciendo la tendencia a la formación de
comunidades humanas y la idea del Estado.
Las concepciones egipcias respecto del fundamento del poder y las normas de convivencia
pueden extraerse del análisis de las instituciones. Está dividido en dos imperios:
Imperio Menfita o Antiguo (2595 a.C. hasta 2540 a.C.): era una monarquía de derecho
divino. El rey es considerado como un dios viviente. Se lo llama Faraón y en sus manos
está el destino del país. Es quien da el agua a la tierra, quien da orden al Nilo de crecer
cuando la sequia ha durado bastante, quien asegura la salida diaria del sol. Así, nos
encontramos con un poder sin límites y sin justificaciones. El faraón es el mediador entre
el pueblo y el orden cósmico.
Los súbditos, además de pagar impuestos en especie, debían prestar el servicio del trabajo
obligatorio en las pirámides. Fue una monarquía absoluta.
A partir de la IV Dinastía (2540 a.C.) comienza a ceder el poder de los faraones. Los
funcionarios de los nomos (comunidades) reciben tierras en premio por sus trabajos, se
convierten en terratenientes y se independizan. Sus cargos se hacen hereditarios y adviene
el periodo feudal hasta el 2360 a.C.
Entre los años 2360 a.C. y 2160 a.C. se da la “Gran Revolución” mediante la cual se
produce una transformación radical de las instituciones y de las ideas.
El poder de los faraones vuelve a consolidarse en el Imperio Tebano.
Imperio Tebano: comprende dos fases, el Imperio medio (año 2160 a.C. a 1660 a.C.) e
Imperio nuevo (año 1580 a.C. a 1100 a.C.)
Se robustece el poder real como órgano supremo de coordinación y dirección de los
esfuerzos de todos al servicio de la colectividad. Grandes reformadores y legisladores
buscan una síntesis entre el antiguo derecho divino y una asociación activa de los súbditos
a la vida social bajo un régimen de leyes encaminadas al bien común. Los faraones en
forma explicita encarnan una concepción del poder al servicio de la justicia.
“Instrucción al visir”: la instrucción del faraón al visir Rekmara es un testimonio respecto de
la concepción del poder al respecto de la justicia. Los puntos mas importantes que le recalcó 1
fueron:
“cuando venga un demandante, mira que todo se haga conforme a la ley”.
“atiende al que conoces como al que no conoces, al que llega personalmente a ti, como al
que está lejos de tu casa… no descartes a ninguno sin haber acogido su palabra”.
“cuando un demandante se halle ante ti, quejándose, no rechaces con una palabra lo que te
diga… si desatiendes su súplica, justifícaselo”.
La instrucción contiene criterios para juzgar de valor universal: el juez debe juzgar según ley,
no debe hacer acepción de personas, debe oír a las partes y a ambas partes, y su sentencia
debe estar fundada, alejada del mero arbitrio. (En la actualidad, la Ley de Procedimientos
Administrativos recoge estos criterios en el art. 1° que comprende el derecho a ser oído, el
derecho a ofrecer y producir prueba y el derecho a una decisión fundada).
Las “Quejas del Felah”: época del imperio medio. El felah es un campesino que en tránsito
hacia la ciudad, a la cual viajaba en busca de alimentos para su familia, es robado y azotado
por un siervo del intendente. Es el mismo intendente a quien se dirige en demanda de justicia;
ante él concurre nueve veces, hasta que es escuchado. Sus alegatos permiten comprobar la
vigencia de los principios y preceptos de derecho natural en esa época y en ese lugar.
1. Primer alegato: invoca el papel de guía del intendente: “aparta el mal… haz justicia…
júzgame, pues tengo gran necesidad”. “…la justicia del rey es ser defensor de los
extranjeros, de las viudas y de los huérfanos… es no dar ninguno de sus favores a los
injustos, a los impúdicos…alimentar a los pobres”. Entra en juego la justicia distributiva,
la cual también tiene en cuenta las necesidades. El campesino persigue lo justo concreto,
le pide que lo juzgue, que proteja esa realidad de las amenazas del entuerto, que aniquile
la injusticia y proclame el derecho.
2. Segundo alegato: no recibe respuesta y acude nuevamente, sospechando de cierta
complicidad entre el intendente y su siervo. “No hay nada peor que una balanza
desequilibrada… un hombre justo que vacila… el que debe dar aire nos quita la
respiración, el que tiene que distribuir roba; el encargado de combatir los pecados, obra
mal”.
Sin respuesta vuelve por tercera vez y recuerda el papel de la autoridad en orden a la
realización del bien común político: “la justicia para el país es hacer el bien”.
3. Tercer alegato: “reprime a los ladrones, ampara a los miserables”. “Sé justo teniendo en
cuenta que la justicia para el país es hacer el bien. No mientas pues eres la grandeza”. “Tú
te identificas con la balanza hasta el punto de que ella se desnivela, tu también. No
vaciles, eres quien lleva el timón. No robes, tienes que perseguir al ladrón”.
Ante la falta de respuestas, el campesino se cansa, se indigna y sube el tono del reclamo.
“Eres el justiciero en quien está aniquilada toda justicia. Eres el jefe del granero que no
socorre a quien acude con las manos vacías. Eres un pastor que no cuida del rebaño. Eres
el que pudiendo oír no oye”. En esta situación, el intendente ordena la flagelación del
campesino. Pero sus azotes fortalecen el pedido de justicia del campesino, que increpa e
incrimina al intendente. El campesino sigue insistiendo.
4. Cuarto alegato: “no dejes morir a aquel cuya vida debes conservar… no seas sombra que
oscurece el sol”. En la Argentina de hoy todos los días muere mucha gente inocente,
victima de la violencia impune, que el Estado “deja morir” porque abdica de sus deberes
más elementales en el orden de la seguridad, de la prevención y de la represión, de los
delitos, mientras las cárceles son promotoras de reincidencias.
5. Quinto alegato: “no despojes al pobre de sus bienes, son el aliento del miserable, y quien
le priva de ellos le ahoga. Estás encargado de los interrogatorios para juzgar entre dos 1
equitativamente y para castigar al ladrón”.
6. Sexto alegato: “haz que nazca el bien y aniquila el mal… el engaño es enemigo de la
justicia. Eres instruido y diestro, pero no para ejercer la violencia. Engañas a todo el país
haciendo lo mismo que el que te rodea”. En los alegatos que siguen pide otra vez que su
asunto se tramite en justicia, habla del buen juez, cita algún precedente de justos juicios
del intendente e invoca el juicio de los muertos en el más allá de esta vida”.
7. Séptimo alegato: “señor, permite que mi asunto sea conducido en justicia. El buen juez
obra según su corazón”.
8. Octavo alegato: “la codicia es fatal, el codicioso se queda sin lo suyo. Tu eres codicioso y
eso no está bien, robas y eso no es bueno”. “Obra según verdad, por respeto al señor de la
verdad, cuya verdad es la verdad justa”. “la verdad dura eternamente y desciende del
juicio de los muertos con aquel que ajustó a ella sus acciones”.
El campesino que hay ejercitado la virtud de la paciencia, virtud anexa a la fortaleza,
vuelve por última vez e insiste en la necesidad de igualar la balanza en la justicia.
9. Noveno alegato: “No seas parcial… no rechaces al que acude a rogarte… no seas
negligente… haz justicia… no escuches a los malos consejeros y llama al que sabe…”
Así concluyó el juicio. El encargado de los interrogatorios juzgó, castigando con
severidad al ladrón, demostrando así que no velaba su faz frente al perverso, que
aniquilaba la injusticia y proclamaba el derecho, que no era cómplice del malhechor, que
era capaz de igualar la balanza, de empuñar el timón y de atender a las necesidades de
todos.
El juicio de los muertos: para alcanzar la inmortalidad los egipcios debían comparecer ante el
tribunal de Osiris. Ante la diosa Maat (orden del universo), el difunto se justificaba con una
oración fúnebre diciendo: “Yo no maté a nadie, ni dañé a nadie. No escandalicé en el lugar de
la justicia. No sabía mentir. No hice mal no obligué como superior a trabajar para mí todo el
día a mis criados. No hice maltratar a un esclavo por superior a él. No los abandoné al
hambre. No les hice llorar. No ordené matar. No rompí el matrimonio. No fui impúdico. No
malgastaba. No disminuía en los granos. No rebajaba en las medidas. No alteraba los límites
del campo.”
Encontramos referencia a:
El derecho a la vida y a la integridad corporal.
Deber de conservar y respetar la vida e integridad corporal de los demás.
Derecho a la verdad. Deber de buscar la verdad honestamente. Deber de veracidad.
Derecho a los bienes necesarios para la subsistencia.
Deber de trabajar en condiciones dignas.
Derecho de formar una familia, junto con los deberes que emergen de su constitución
e institucionalización.
Derecho al respeto a la dignidad humana.
Deber de vivir dignamente.
Derecho a la propiedad de bienes exteriores.
Deber de respetar la propiedad ajena.
Todo esto se funda en el derecho natural normativo.
Babilonia
Ideal asiático del rey perfecto. La autoridad encuentra su justificación en la búsqueda del bien
común político.
Una de las tareas más importantes del príncipe es impartir justicia “para que el fuerte no dañe
al débil” y para “decidir las contiendas”. Para ello debe procurar la atenuación de las 1
injusticias recurriendo a la equidad de un jefe paternal.
También en la lejana Babilonia aparece el derecho natural normativo para corregir, por vía de
equidad, las imperfecciones de la ley positiva. El esplendor de Babilonia, que entonces
gobernaba gran parte de la Mesopotamia fue en los tiempos de Hammurabi, cuyo reinado se
extendió entre los años 1728 y 1685 a.C.
China
Región de Asia que estuvo dividida en una serie de principados que fueron unificados
políticamente en un vasto imperio bajo la dinastía de los Chou (1050-246 a.C.). la decadencia
de esta dinastía dio lugar a un proceso de disgregación, surgiendo así un feudalismo
caracterizado por guerras y desórdenes.
Esta época feudal se conoce como el “periodo de los reinos combatientes” y marca el
florecimiento de las escuelas filosóficas clásicas.
Una de estas escuelas fue el confucionismo, fundado por Kung-fu-tse (551 a 479 a.C.).
Los chinos se destacaron por su carácter práctico, ocupándose fundamentalmente de los
problemas relativos a la moral y al derecho.
Sus tareas principalmente agrícolas, los indujeron a contemplar la naturaleza física y a
descubrir en ella un ritmo. Las estaciones se sucedían y los resultados de las tareas rurales
eran buenos si los agricultores se colocaban en el “ritmo” de la naturaleza. Al orden de las
estaciones le corresponde el comportamiento normal de hombres y animales. Si en un punto
cualquiera del circuito universal aparece un desorden, se encuentra amenazado el equilibrio
del mundo. 1
India
Se presenta como un mosaico de civilizaciones y con una visión pesimista del mundo, lo que
contrasta con la homogeneidad étnica y cultural y el optimismo filosófico de China.
En la perspectiva de su historia política, solo excepcionalmente se unificaron en reinos
amplias zonas del país, permaneciendo por lo general “dividido en una multitud de
principados y republicas aristocráticas”. Su contrapartida es su más escaso sentido social y
político.
El brahmanismo: es una interpretación de la tradición religiosa aria recogida por los Vedas
(colecciones de himnos sagrados), los sutras (recopilaciones de aforismos) y los sastras
(tratados sobre el dharma o conjunto de preceptos que rigen la vida humana en lo religioso,
moral y jurídico); el más famoso de los sastras es conocido como Código o Leyes de Manú.
Lo que se llama filosofía en la India, es sobre todo, la filosofía de los brahmanes. Estos
constituyen a la vez la casta sacerdotal, la casta intelectual y la casta superior sobre la que 1
intentan modelarse las demás.
El brahmanismo clásico cree en la existencia de un principio eterno, universal, causa única de
todo lo existente, sustancia pura, única y total, que es el brahmán; esta realidad se encuentra
en nuestra conciencia como atman (espíritu o soplo vital), que es el sustrato de los fenómenos
de la conciencia: “Brahmán y atman son principios espirituales que respectivamente definen
el cosmos y al hombre”. El anhelo supremo será encontrar el camino por el cual el atman
pueda identificarse con el brahmán, a lo cual se oponen las sucesivas rencarnaciones a las que
el hombre, como integrante del devenir cósmico, está sujeto. La superación de la serie de
transmigraciones consiste en alcanzar el nirvana que es la inmersión en la eterna quietud del
brahmán.
Las castas: aspecto más destacado del brahmanismo, su origen se considera divino y la
pertenencia a cada casta se determina por herencia. Existen cuatro:
Los brahmanes, sacerdotes salidos de la boca de Brahma. Debían dirigir los sacrificios
y enseñar los Vedas.
Los chatriyas, guerreros, procedentes del brazo o el pecho de Brahma. Se encargaban
de proteger a la comunidad.
Los vaisyas, comerciantes, labradores y artesanos, originados en las nalgas. De nutrir
la comunidad.
Los sudras, dedicados a trabajos manuales, salidos de los pies de Brahma. Por debajo
se encontraban lo parias o intocables. Debían servir a las otras castas.
Cada casta tiene su propia organización lucrativa. Pero durante las épocas de miseria los
miembros de una casta podrían dedicarse a tareas propias de la casta inferior.
No sólo representaban una división del trabajo, sino “la más absoluta diversificación en todos
los órdenes de la vida”. Cada casta tiene su propio código peculiar.
Las leyes de Manú: promulgadas por Manú, hijo de Brahma y padre de los hombres; recoge
disposiciones muy antiguas. Su compilación está avalada por las siguientes razones: la
simplicidad de sus dogmas religiosos, su estrecha relación con los Vedas y el no hacer
referencia a ningún personaje posterior a esa época.
Es una colección de preceptos religiosos, morales, políticos y jurídicos a los que deben
sujetarse las diversas castas. Como justificación del poder aparece la función represiva, ya que
el hombre es naturalmente malo y sólo se somete mediante el castigo.
La misión del rey: el rey tiene como misión fundamental aplicar los castigos, pero para esto
debe tener buenos consejeros, idoneidad intelectual y rectitud moral. El rey debe impedir la
anarquía y la prepotencia de los poderosos. También debe mantener la subordinación entre las
distintas castas, pues “ha sido creado para ser el protector de todas las clases, que se
mantienen en el cumplimiento de sus deberes.
El castigo no se puede aplicar de cualquier modo; por eso en la función retributiva se requiere
discernimiento y rectitud, ya que de esta forma trae felicidad a los pueblos; pero aplicado
inconsideradamente los destruye de arriba abajo.
Finalmente el castigo debe ser equitativo y solo lo será aplicado “por un príncipe, fiel a sus
promesas, cumplidor de las leyes, rodeado de hábiles servidores y dotado de sano juicio”.
El budismo: es un movimiento religioso iniciado por el “Buda”, el “Iluminado”, cuyo
sobrenombre proviene del verbo budh, que significa “despertar”, por lo tanto viene a ser “el
que ha despertado a la verdad”.
Sus enseñanzas son eminentemente prácticas, teniendo como punto de partida el problema del
dolor, cuyas formas son: la pobreza, la enfermedad y la muerte, correspondientes a los tres
encuentros con un mendigo, un enfermo y un cadáver que Buda tuvo el día de su conversión,
según la leyenda.
¿Qué es la existencia? ¿De dónde viene el dolor? ¿Cómo evitarlo? Del dolor el hombre no se
libera ni siquiera con la muerte, a causa de la transmigración. La cadena de transmigraciones 1
sólo se rompe con la entrada en el nirvana la llegada al Absoluto, caracterizada por la ausencia
completa de deseos, acciones y pensamientos. El hombre, todo hombre, puede salvarse a sí
mismo con su propio esfuerzo.
Buda no intentó suprimir las castas edificadas por el brahmanismo de manera expresa, pero
tuvo alguna influencia indirecta en cierto relajamiento del sistema, al admitir que todos los
hombres son capaces por sus méritos de alcanzar el nirvana, y afirmar que el hombre se
convierte en paria o brahmán no por su nacimiento, sino por sus actos.
Diferencias entre el budismo y el brahmanismo: mientras que en el budismo he hombre busca
la salvación alcanzando el nirvana, en el cristianismo es Dios quien revela una salvación que
consiste en la entrada en el Reino de los Cielos; además mientras el budismo se centra en la
persona individual, es decir sobre sí mismo, el cristianismo sobre la caridad hacia el prójimo;
y finalmente, mientras las afirmaciones que Cristo hace sobre su propia persona, en su calidad
de Hijo de Dios, lo colocan por encima de todos los seres humanos, Buda afirma de sí mismo
que él es solamente un hombre.
Israel
Singularidad de este pueblo: pueblo judío, pueblo distinto a los otros. Es el “pueblo elegido”,
depositario de la Ley Antigua, mediante el cual Dios, a través de las patriarcas y de los
profetas, anuncia al mundo la venida del Mesías. Israel es “el más trágico de los pueblos de la
Tierra, cuya tragedia consistió en hallarse más próximo a Dios sin saberlo aproximar”.
Ley mosaica: fue el pueblo privilegiado, al cual el Creador le promulgó la Ley Divina
Positiva. Según relata el libro del Éxodo, habló Dios diciendo: “no habrá para ti otros
dioses… no tomaras en falso el nombre de Yahveh tu Dios… recuerda el día del sábado para
santificarlo… honra a tu padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre la tierra…
no mataras. No cometerás adulterio. No robarás. No darás testimonio falso contra tu prójimo.
No codiciaras la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su
sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo”. Siendo la característica esencial
del pueblo judío la religiosidad, ese espíritu repercutía en los aspectos político, jurídico y
social.
Criterios para administrar justicia: Dios justo establece los grandes criterios que deben
observar los jueces para afianzar una buena administración de justicia: “establecerás jueces y
escribas para tus tribus en cada una de las ciudades que Yahveh te da. No torcerás el derecho,
no harás acepción de personas, no aceptaras soborno, porque el soborno cierra los ojos de los
sabios y corrompe la palabra de los justos”.
Estos criterios, podemos decir que son complementarios a la Instrucción del faraón al visir. El
primer deber de los jueces es “no torcer el derecho”; el segundo es tratar a todos por igual, al
conocido, al desconocido, al influyente y al marginado; el tercero es no aceptar coimas y
denunciar al que las ofrece.
La actuación de Dios: el eje de la vida de Israel se centra en la actividad de un Dios personal,
vivo y actuante, que crea al hombre a su imagen y semejanza; la defección de la criatura
humana y el pecado original sobreviene el castigo, la expulsión del Paraíso en el que el
Creador lo había colocado. Pero al castigarlo ya aparece implícita la promesa del Redentor.
Es gracias a la verdad revelada que el pueblo de Israel, elegido por Dios e infiel muchas
veces, se destaca en su legislación, en sus preceptos morales y también en aquellos preceptos
político-jurídicos que Santo Tomas denomina “judiciales”.
Todo esto nos permite remarcar la protección de la vida humana (no mataras), de la estructura
familiar (honrarás a tu padre y a tu madre, no adulterarás, no desearás a la mujer de tu
prójimo), la facultad de usar los bienes de conformidad con la voluntad divina (no robarás, ni
desearás lo que le pertenece al prójimo) y el deber de veracidad (no prestar falso testimonio). 1
Ley Antigua y protección de la vida: “no quitarás la vida al inocente ni al justo” (Éxodo), y se
refiere al derecho natural de legitima defensa frente al hombre injusto que al atentar contra la
seguridad de su prójimo se despojó de su derecho a la vida. Al nacer el derecho de legítima
defensa cesa el derecho del injusto agresor, porque no pueden existir dos derechos
contrapuestos en las mismas circunstancias.
Para conservar la vida todo hombre necesita del sustento, y como quienes corren mayor
peligro de no obtenerlo son el pobre, el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda, el Señor
ordena en el Levítico que cuando se haga la recolección de la tierra no se debe llegar al limite
extremo del campo, ni recoger las espigas caídas, ni hacer rebusco de las viñas y olivares, ni
recoger la fruta caída de los frutales, ya que hay que dejar todo eso para el pobre y el
extranjero.
Ley Antigua y estructura familiar: creación del hombre a imagen de Dios y diferencia de
sexos, constituyen la base del matrimonio y de la familia. El matrimonio constituye una unión
exclusiva, monogámica, indisoluble: “por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se una
a su mujer, y se hacen una sola carne”.
La unión sexual se entiende con referencia al hijo.
Esta generosidad de los padres que se asocian a la obra de Dios en la transmisión de la vida
exige a su vez una actitud piadosa a los hijos. “Quien honra a su padre expía sus pecados,
como el que atesora es quien da gloria a su madre… Hijo, cuida a tu padre en la vejez y en la
vida no le causes tristeza. Aunque haya perdido la cabeza, sé indulgente, no le desprecies en la
plenitud de tu vigor. Pues el servicio hecho a un padre no quedará en el olvido, será para ti
restauración en lugar de tus pecados. Como blasfemo es el que abandona a su padre, maldito
del Señor quien irrita a su madre”.
La propiedad según la voluntad de Dios: en la ordenación económica bíblica, Dios es el único
dueño de los bienes por eso en el Levítico dice que las tierras no se venderán a perpetuidad
porque la tierra es de Él y nosotros somos en él peregrinos y extranjeros. El hombre debe usar
de la propiedad y respetar la ajena. “maldito el que traspasa la heredad de su prójimo”. Son
claras las prohibiciones del abuso y del acaparamiento, a la acumulación de las propiedades.
La usura: se prohíbe en la ordenación económica bíblica, el crédito usurario. “No exijas a tus
hermanos interés alguno, ni por víveres, ni por nada de lo que con usura puede prestarse.
Puedes exigírselo al extranjero, pero no a tu hermano, para que Yahveh, tu Dios, te bendiga en
todas tus empresas.
La protección del salario: protección del salario del trabajador, necesario para su
sostenimiento y el de su familia, contraprestación imprescindible del deber de trabajar que
Dios impone al hombre.
Una triple concepción de la justicia: en el lenguaje bíblico el término justicia tiene por lo
menos tres significados.
Se aplica a la virtud moral, que designa la observancia de todos los mandamientos: el
varón fiel cumplidor de todas las exigencias de la ley divina; correlativamente, el
Señor es justo al conducir a su pueblo y retribuir a cada uno según sus obras; el Éxodo
nos manifiesta esta justicia unida a la misericordia.
Justicia puramente humana, jurídica: “juzgad según justicia las diferencias que pueda
haber entre ellos o con extranjeros”. “no hagas injusticia en tus juicios, ni
favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso”.
La justicia divina: significa el castigo de Dios contra los hombres enemigos de su
pueblo y contra los judíos pecadores y la concesión de bienes celestiales, el juicio
favorable de Dios para con su pueblo y con cada hombre individual cuando fiel al pan
divino. 1
La libertad para el bien: todo hombre tiene derecho natural a la libertad para obrar el bien. Su
conducta se ajusta a los bienes comunes parciales de los grupos infrapoliticos, al bien común
político, al bien común del universo y, en última instancia, al bien común trascendente, Dios.
“no te dejes arrastrar al mal, por la muchedumbre; en las causas no respondas porque así
responden otros”.
El extranjero como prójimo: la precaria situación económica del extranjero era considerada en
la ordenación económica bíblica. Pero el Antiguo Testamento va más allá: el extranjero
también es prójimo, ya que, como el judío, está creado a imagen y semejanza de Dios. En el
Levítico se hace referencia a esto cuando se les recuerda a los hombres la terrible experiencia
vivida en Egipto: que traten a los extranjeros como ellos hubiesen querido ser tratados por los
egipcios.
El fundamento del poder: todo gobierno que regia los destinos del pueblo judío “se
caracterizaba por la limitación que la soberanía directa de Dios imponía al poder real. Como
lo que Dios quiere es el bien del pueblo, éste encuentra en la Ley Divina una protección
contra el arbitrio real. Dios es la única fuente de poder, y el poder sólo es legitimo cuando se
somete a los designios de Dios, convirtiéndose de lo contrario en tiránico”.
En la hesed se unen la entrega a Dios y la pasión por la justicia. “El cumplimiento de la hesed
requiere a juicio de Oseas acabar con las monarquías dentro del pueblo hebreo, tornando a la
sola monarquía de Yahveh, lo cual se realiza como castigo divino si el pueblo no se anticipa a
cumplir de buena voluntad los mandatos del Señor”. Los integrantes del pueblo elegido,
cualquiera fuese su posición social, política o religiosa, eran iguales ante la ley de Dios. Esto
no era frecuente en el Medio Oriente, ya que en la mayoría de los Estados el gobernante era
también una emanación de Dios, o sumo sacerdote, o ambas cosas.
La hesed como misericordia: el término hesed también se traduce por misericordia. Indica una
actitud profunda de bondad. Hesed significa “gracia” o “amor”. Cuando en el Antiguo
Testamento el vocablo hesed es referido al Señor, esto tiene lugar siempre en relación con la
alianza que Dios ha hecho con Israel. Esta alianza fue, por parte de Dios, un don y una gracia
para Israel. El compromiso jurídico por parte de Dios dejaba de obligar cuando Israel
infringía la alianza. Pero precisamente entonces hesed, dejando de ser obligación jurídica,
descubría su aspecto más profundo: se manifestaba, como amor, amor que da, amor más
fuerte que la traición.
La hesed va más allá de lo jurídico y abarca también los deberes para con Dios, y también se
manifiesta en el amor y en la misericordia.
Las guerras de Israel: las guerras de Israel son guerras santas en las cuales interviene el Señor
de los ejércitos. La presencias de Dios junto a su pueblo se comprueba en la respuesta de
Judas Macabeos a su tropa, temerosa del número de enemigos: “no está en la muchedumbre
del ejercito la victoria en la guerra: del cielo viene la fuerza. Éstos llegan contra nosotros
llenos de orgullo e impiedad para apoderarse de nosotros, y saquearnos, mientras que nosotros
luchamos por nuestras vidas, nuestras leyes. Dios los aplastará a nuestros ojos; no tengáis
miedo de ellos”.
El fundamento de las leyes humanas: Israel no se plantea el problema del fundamento de las
leyes humanas, ya que lo encuentran en la ley divina. En el ámbito judío, recién se ocupara de
las relaciones entre el Decálogo y la ley natural Filón de Alejandría, contemporáneo a Cristo,
quien los equipara.
En realidad la ley divina no sólo estaba contenida en las tablas dadas a Moisés, sino también
impresa en la mente y el corazón de los hombres.
La ley de Dios siempre residió en los corazones de los hombres. Y no sólo el Dios de Israel
nos da testimonio de ello, sino también el reconocimiento de los pueblos en la antigüedad. En 1
los paganos como ley natural, en los judíos como ley divina positiva, sin ninguna
contradicción, pues es el mismo Autor que se manifiesta de dos maneras distintas.
Grecia
Los sofistas: pensadores contemporáneos a Sócrates que, a pesar de tener entre ellos
diferencias importantes, se encuentran vinculados entre sí por ser los que conducen el
pensamiento griego en su transito de una visión objetiva a una subjetiva, los que someten a
duras criticas al nomos y los que a cambio de una retribución enseñan a los griegos el arte de
la retorica.
Estos profesores ambulantes, los primeros “enciclopedistas”, enseñaban la moral, el derecho,
la política, la filosofía, la educación, sin preocuparles la verdad ni el bien.
Características comunes:
Relativismo: nada hay fijo y estable. Todo cambia. No existen cosas buenas ni malas en sí
mismas.
Subjetivismo: no existe la verdad objetiva. Las cosas son como a cada uno le parecen.
Escepticismo: no somos capaces de conocer nada con certeza.
Convencionalismo jurídico: contraponen la ley a la naturaleza. No existen leyes
inmutables. Las leyes no tienen fundamento en la naturaleza ni han sido establecidas por
los dioses, sino que son simples convenciones de los hombres para vivir en sociedad.
Oportunismo político: todos los medios son aptos para conseguir el fin propuesto.
Utilitarismo: más que a servir a la sociedad, enseñaban a emplear los medios al servicio de
intereses particulares.
Frivolidad intelectual: maestros de retórica, tenían una confianza ilimitada en el poder de
la palabra, verdaderos “prestidigitadores intelectuales”
Venalidad: vendían sus lecciones por dinero; “mercaderes ambulantes de golosinas del
alma”.
Con los sofistas se abandona la reflexión sobre el orden cósmico, centrándose el interés en los
problemas humanos, en especial los políticos.
Algunos de los pensadores sofistas fueron:
Hippias de Elis. Formulación revolucionaria del derecho natural: opone el nomos a la
physis, la concepción iusnaturalista de Hippias es cosmopolita, utópica y sin matices. La
ley positiva establece distinciones entre los hombres, y eso en principio no está mal. Es
justo distinguir entre varones y mujeres, entre mayores y menores de edad, etc. Es injusto,
en cambio, distinguir entre libres y esclavos. La moralidad y el derecho positivo quedan
desligados del orden Natural e incluso contrapuestos al mismo. Según él lo semejante está
unido por la naturaleza y la ley frecuente la contradice. La naturaleza no encuentra en la
ley positiva humana su forma de expresión y complemento, por lo que están enfrentadas.
Calicles. “los fuertes y la aurora de la justicia: el nomos fue establecido en beneficio de
los débiles que lo impusieron para frenar el libre despliegue de la autoridad de los fuertes.
Calicles guarda la esperanza de que un día la libertad natural sacudirá y destruirá el
derecho positivo, instaurando la fuerza que asegurará un autentica y justa jerarquía. El
problema es que Calicles utiliza un concepto de naturaleza reducido a los impulsos
irracionales, primigenios y espontáneos del hombre, concepto que ya se reservaba para el
mundo irracional. Según él, en la mayor parte de las cosas la naturaleza y la ley están en
oposición.
Trasímaco. Relativismo jurídico radical: el Derecho no es otra cosa que lo que le conviene
al más fuerte. Lo justo será aquello que el gobierno repute como tal, cambiando cuando
éste lo desee o le convenga otra cosa. Y los que detenten el poder harán creer a los
gobernados que son justas las leyes que sancionan. 1
Protágoras. Relativismo jurídico moderado: sostiene que el hombre es la medida de todas
las cosas. El contenido del Derecho es determinado por la opinión de los hombres
reunidos en la Asamblea, que tiene como misión procurar, de acuerdo a las circunstancias
del momento, el mejor ordenamiento jurídico; desprendiéndose del sentimiento de lo justo
y de lo bueno con ayuda de los oradores sabios. “Por naturaleza no hay nada que sea
esencialmente justo o injusto, santo o no santo, sino que es el ser de la colectividad el que
se hace verdadero cuando se formula y todo el tiempo que dura ese parecer”. Según él, la
conciencia del derecho y el sentimiento de justicia serian un bien común participado por
todos los hombres normales.
Sócrates (Atenas 469-399 a.C.): surge en tiempos de crisis. La demagogia como fuente de
inmoralidad, disensiones y odios. Se ven las consecuencias de la guerra del Peloponeso y la
tarea destructiva de los sofistas.
Sócrates es el maestro de la “política virtuosa” que será la proyección social de una profunda
transformación de los hombres en su esfera personal. Sostiene que lo primero es el cuidado y
mejoramiento del alma, esta es la meta del filósofo que se alcanza por medio de la virtud.
Superando el relativismo de los sofistas, advierte que el hombre debe ajustar su conducta a un
orden universal objetivo, a un mundo de valores. El hombre debe dirigirse al bien y vivir
virtuosamente. Vincula el conocimiento del bien con el obrar positivo.
Equipara lo justo con la ley. Para él no existe sólo ley positiva humana, sino también existen
las normas superiores a las leyes escritas cuyo fundamento está en la divinidad; son leyes no
escritas establecidas por los dioses, dotadas de sanción natural. La justicia no es contrapuesta
al derecho positivo, sino que a través de la ley humana es donde se concreta y realiza el valor
absoluto de la justicia.
Sócrates afirma que el hombre se integra naturalmente a la comunidad política. La polis es
donde la sociedad protegía al ciudadano mientras éste se obligaba a respetar las leyes. Creía
que el gobierno debía estar reservado a los más capaces. Dentro de la vida de la polis,
Sócrates busca el “bien común” guiado por la verdad. Además, capta perfectamente la
dimensión moral de la política y se da cuenta que la verdadera decadencia de un pueblo
procede cuando su espíritu interno ha desaparecido, ya sea por disolución interior o por
invasión enemiga.
Sócrates quiere librar a la ciudad de dos males diferentes:
o De los sabios perezosos e indignos de su representación, a través de su ironía. Con ella
busca purificar el espíritu de la aparente ciencia de los falsos sabios, de los figurones de
entonces, a veces discípulos de los sofistas, forzándolos a contradecirse. Y a través de la
mayéutica trata de encontrar la solución al caso planteado, ayudando al interlocutor a
llegar a ella mediante su propio esfuerzo.
o De los sofistas, demostrándoles que la verdad existe y que la razón puede y debe llegar a
descubrirla, y que la ciudad se asienta sobre un orden, posee una estructura y un divino
origen que la constituye como tal.
Su mérito con respecto al Derecho Natural consiste en afirmar la existencia de un orden
universal establecido por Dios, del cual la conciencia es un testigo; y la prédica acerca de la
necesidad de la contemplación de la idea de lo justo.
Sus enemigos logran que sea condenado a beber la cicuta acusado de corromper a la juventud,
de no honrar a los dioses de la ciudad y de tratar introducir en la polis dioses ajenos. Sócrates
no trata de eludir su muerte y cumple la sentencia injusta. Lo hace considerando su deuda
hacia la polis a la que debía mucho más de lo que él le podía dar. Sócrates ve en la ciudad una
realidad ética fundada en el orden divino de las cosas, y esta legitimidad esencial no es
destruida por errores accidentales. Al tener que afrontar la injusticia, Sócrates rindió a las
leyes el mejor homenaje: sacrificar su propia vida para no menoscabarlas con el mal ejemplo 1
de su desobediencia pública. “Es preferible padecer la injusticia que cometerla”.
Platón (Atenas 427-347 a.C.): toda su filosofía representa el anhelo hacia una realidad fija,
inmutable y necesaria que él espera encontrar más allá de la movilidad, contingencia e
impermanencia del mundo físico. Se empeña en la búsqueda objetiva de la verdad sustraída de
la duda.
Platón atribuye realidad ontológica y subsistente a los conceptos de Sócrates, inventando así
el “mundo de las ideas” (necesario, inmutable y absoluto), al que separa del “mundo físico,
sensible o de los fenómenos” (contingente, mudable y relativo). El alma descubre por sí
misma los conceptos universales con independencia de toda experiencia sensible. Así, llega al
mundo de las ideas, mundo del SER. Ser y conocer son conceptos correlativos y los grados
del conocer corresponden a los del ser. Al Ser corresponde la ciencia, al llegar-a-ser la
opinión, y al no-ser la ignorancia. Por medio de nuestros sentidos percibimos el mundo
sensible o físico, y a través de nuestro conocimiento racional intuitivo captamos el mundo de
las ideas.
Nuestra posición en el mundo terrestre se explica con la “Alegoría de la Caverna”. Los
hombres que viven en el mundo sensible son semejantes a pioneros que nunca han visto la luz
del sol y que se hayan encadenados de pies y manos en el fondo de una gran cueva, de
espaldas a la única abertura de entrada que da al exterior. Dentro de la caverna y detrás de
ellos arde una hoguera, que tampoco pueden ver, por hallarse de espaldas y porque se
interpone una valla, a lo largo de la cual van pasando hombres portadores de figuras, de cosas
y animales. Los prisioneros solamente pueden escuchar sus voces y contemplar sus sombras
que se proyectan sobre el fondo de la pared. En este estado permanecen hasta que alguien les
liberta. De la misma manera, los hombres, mientras viven encerrados en sus cuerpos,
solamente pueden ver las cosas del mundo sensible, que no son más que “sombras”,
apariencias de la verdadera realidad, hasta que la filosofía y la dialéctica les liberan de sus
cadenas y les permiten contemplar el mundo ideal.
Por medio de la dialéctica conocemos las cosas por sus primeras causas, las ideas, y pasamos
de la opinión a la ciencia. La dialéctica tiene un sentido ascensional, para pasar de lo múltiple
a lo uno, de lo contingente a lo necesario, de las apariencias a la realidad. La misión de los
filósofos es conducir a los demás hombres al conocimiento del “mundo de las ideas” a través
de su dialéctica.
Platón busca un orden justo en la convivencia partiendo de la naturaleza del hombre. Según
él, la polis es una institución necesaria ya que el hombre necesita de los demás para satisfacer
sus necesidades. Su misión principal es hacer virtuoso al hombre, creando las condiciones
para el perfeccionamiento de la personalidad: la razón debe predominar sobre la voluntad y
las pasiones; “el hombre llega a una vida armoniosa cuando la razón manda, el coraje obra y
los sentidos obedecen”. La verdadera polis se logra en la armonía y la concordia, que se
logran cuando cada estamento cumple con sus tareas, determinadas por la Justicia (que es
virtud principal y armonizadora).
Intenta construir un estado en el cual la naturaleza es el gran criterio para legislar, en contra de
aquellos que sostienen “que con respecto a lo justo, nada absolutamente lo es por naturaleza,
sino que los hombres dictan disposiciones que son la medida de lo justo”. Le parece conforme
a la naturaleza “que el ignorante obedezca y el sabio gobierne y mande”.
Con respecto a la relación individuo-estado, el individuo se ordena al Estado como la parte al
todo. La finalidad del gobierno es el bien de la comunidad, de los súbditos y en la actividad
encaminada hacia ese fin es donde el poder encuentra su justificación.
Si hablamos de la Ley, Platón al principio afirma que no había necesidad de leyes, porque así
los magistrados podían aplicar la justicia en los casos concretos, y su gobierno podría con 1
mayor agilidad buscar el bien común. Sin embargo, luego, consciente de la imperfección de
los hombres, admite la posibilidad de fijar leyes positivas con carácter general, que han de
nutrirse de la experiencia colectiva (costumbres y tradición). Estas leyes positivas deben tener
por objeto la virtud.
La trayectoria iusnaturalista de Platón puede resumirse en: Estado fundado en la naturaleza
del hombre, primacía natural de la razón sobre la voluntad y las pasiones, división del trabajo
y por ende exigencia a cada uno de desarrollar aquella actividad que corresponde a sus
aptitudes naturales, bien común como justificación del poder y del Estado, y verdaderas leyes
que tengan su mira puesta en la justicia.
Aristóteles (Estagira 384-322 a. C.): su doctrina significa una triple respuesta al:
Monismo estático de Parménides: Aristóteles sostiene el pluralismo del ser (concepto
abstracto y análogo) al afirmar la existencia de muchos seres; y salva el movimiento a
través de la teoría del acto y la potencia.
Movilismo de Heráclito: Aristóteles afirma que las esencias permanecen, son inmutables.
Idealismo de Platón: sostiene la existencia de un solo mundo, el que percibimos a través
de nuestros sentidos. Así aclara que los conceptos que conforman el “mundo de las ideas”
no tienen realidad ontológica sino lógica, siendo formados por la mente mediante la
abstracción.
Según Aristóteles, el Universo es una serie graduada de cosas en la cual cada estadio encierra
los precedentes: primero la materia orgánica, los seres vivos, el hombre y finalmente Dios,
causa final atractiva, causa suprema del movimiento.
A este orden del Ser debe ajustarse el orden del Conocer. Hay dos tipos de conocimientos:
a. Sensitivo: es verdadero pero no científico.
b. Intelectivo: capaz de producir conceptos universales fijos, estables y necesarios; y puede
llegar a constituir ciencia.
El bien: Aristóteles asegura que existen muchos seres y que a cada uno le corresponde su
propio bien, que consiste en lograr la plenitud de su propia perfección. La Ética investigará
cual es el bien que corresponde al hombre y cuales son los principios normativos a los que
debe ajustar su conducta para obtener la perfección.
El hombre: el hombre es un compuesto de cuerpo (materia) y alma (espíritu, parte más noble).
Es un ser social y político por naturaleza. La actitud propia del hombre es vivir conforme a la
razón. La ciudad es el fin al cual aspira el hombre pues en ella puede alcanzar la vida perfecta.
La Justicia: en sentido estricto, para Aristóteles, la justicia surge en el ámbito de lo social, con
relación a otro, en alteridad. Separa la legalidad de la justicia, admitiendo la existencia de
leyes injustas; ya que las leyes persiguen un bien parcial no pueden ser consideradas justas.
Lo justo: lo justo concreto, en las comunidades políticas, se divide en: “natural” (es aquel que
posee la misma fuerza en cualquier lugar e independientemente de si es reconocido o no) y
“por determinación humana” (es aquel que en principio es indiferente, pero cuando el
gobernante establece como derecho una cosa, ésta es justa porque él lo determina). La
inclinación social que tiene el ser humano le impone respetar el ordenamiento jurídico; pero
este deber de obediencia no es incondicional ya que existe el derecho a desobedecer las leyes
injustas basándose en la justicia natural.
Para Aristóteles, el derecho natural no es algo abstracto o ideal, no es un fin, sino un
verdadero derecho, partícipe del orden de la polis.
La Equidad: una función de vital importancia: las leyes son normas generales y, aunque
justas, pueden fallar en algunos casos singulares, algo que enmienda la equidad. La equidad
corrige el marco rígido de la ley adecuándolo al caso concreto en función de la justicia
natural. La naturaleza de lo equitativo está en la corrección de la ley donde falla por razón de
su universalidad: lo equitativo es lo justo que tiene en cuenta la variabilidad de la materia y 1
sirve para corregir a lo justo legal desde el ángulo más alto de lo justo natural.
Roma
Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.): es uno de los encargados de popularizar en el mundo
romano la filosofía griega. Es un pensador ecléctico y en sus ideas predomina la influencia
estoica.
o La Ley Natural: formula una definición descriptiva de la ley natural: “es una ley
verdadera, la recta razón inscripta en todos los corazones, inmutable y eterna, que llama a
los hombres al bien por medio de mandamientos y los aleja del mal por sus amenazas”.
Esta ley no se puede alterar ni derogar por otras leyes. Es una ley inmutable y eterna que
rige a la vez a todos los hombres y en todos los tiempos. El universo entero está sometido
bajo el Dios Todopoderoso que ha concebido, meditado y sancionado esta ley. La voluntad
del pueblo, los decretos de los príncipes, y las sentencias de los jueces están limitadas por
el orden natural que determina en lo fundamental lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto.
Actuar conforme a la naturaleza significa actuar positivamente en beneficio del bien
general de la comunidad. Las características fundamentales de la ley natural son:
Dios como autor de la ley
Unidad de la misma: “hay UNA ley verdadera”
Universalidad: es la misma en Roma y en Atenas, rige a todos los pueblos.
Inmutabilidad: rige en todos los tiempos.
Inderogabilidad: no puede alterarse ni derogarse por otras leyes.
Posee sanción natural: desconocerla es renegar de su naturaleza, padecer los
castigos más crueles.
Impresión: está inscripta en todos los corazones.
o Los hombres: todos los hombres son iguales, pero no de una manera absoluta, sino en una
esencial dignidad. Hay igualdad pero como postura verdadera que admite las jerarquías y
las armónicas desigualdades dentro del cuerpo social. Asegura que las relaciones entre
distintos pueblos y grupos humanos están regidas por la moral, por la ley natural.
o El Estado: es un producto de la naturaleza, un instinto natural empuja al hombre a la
sociabilidad y precisamente a la convivencia política. Sin embargo, para él la vida
comunitaria no concluye en la ciudad-estado. Por encima de ésta encontramos la
“sosiegas” humana que envuelve a toda la humanidad.
BOLILLA 7
El Cristianismo
El cristianismo no es una filosofía sino una “vida religiosa basada sobre una revelación que le
impone al hombre en nombre de la autoridad divina un conjunto de verdades a creer y de
preceptos a observar… pero como sobre los mismos temas, las filosofía propone soluciones,
surge el problema de su conciliación. Es por eso, que en virtud de la necesidad natural del
espíritu humano, un esfuerzo intelectual debía producirse para fundir en una sola ciencia estas
doctrinas nuevas con las verdades adquiridas por la razón”.
Con la encarnación del Hijo de Dios, se produce el hecho de mayor trascendencia en la
historia universal. Nace en Belén de Judá, Palestina, el hijo de Dios, Cristo, perteneciente al
pueblo elegido que se había preparado y esperado su venida.
Con este acontecimiento comienza nuestra era, nuestra civilización, nuestra vida.
La Patrística
La patrística es la actividad de los apologetas y de los padres de la Iglesia, comprendida entre
la epístola y San Agustín. En estos años suceden algunas cosas:
o Se formulan los dogmas de la nueva iglesia.
o Se reúnen concilios que fijan su doctrina.
o La influencia del cristianismo se extiende por el mundo antiguo mientras recibe las
ideas de éste.
La labor de la patrística es estudiar la incorporación parcial de la filosofía de la antigüedad en
el cristianismo y en defender la integridad de la fe contra las herejías que la amenazaban.
La naturaleza: los Santos Padres parten de la creación de la nada y la diferenciación clara
entre Dios Creador y las criaturas. El mundo y la naturaleza son obra del Creador. La
naturaleza creada se encuentra vulnerada y debilitada por el pecado original, pero al no estar
totalmente corrupta sirve para conocer nuestro recto obrar.
Para Tertuliano la ley común a todos los hombres es el derecho natural. La naturaleza es la
maestra del derecho natural y el alma su alumna.
San Ambrosio distingue dos naturalezas:
o La naturaleza empírica, como se da en la realidad existencial, llena de faltas.
o La naturaleza buena, creada por Dios, que sirve de medida a nuestro obrar.
“Obrar conforme a la naturaleza”, no significa aceptar el determinismo estoico, sino seguir a
la naturaleza creada por Dios, que nos obliga a un amor activo a Él y al prójimo.
El derecho natural: es una ley común a todos los hombres. Como dijo Tertuliano, la naturaleza
es la madre del derecho natural, y el alma su alumna. “La justicia adquiere su plenitud en el
amar a Dios y al prójimo” (Lactancio). El derecho natural nos prescribe un obrar justo que
consiste en ayudar a los demás en todas las formas posibles y en no dañar a nadie, lo que nos
obliga a un actuar activo.
El Estado y la autoridad: el hombre es un ser social. Y como toda sociedad exige una
estructuración jerárquica, en la cual es natural la existencia de una autoridad. Esta inclinación
social coordinada por la autoridad es independiente de la existencia del pecado original, que sí
influye en el aspecto coactivo, en el uso de la fuerza, que es imprescindible para el gobierno
de los hombres en el estado de naturaleza caída.
La esclavitud: es considerada consecuencia del pecado original, sosteniendo la necesidad de
un tratamiento humano de los esclavos y afirmando la igualdad del amo y el esclavo ante
Dios, quien pedirá cuenta a cada uno de su conducta con el prójimo.
La propiedad: es admitida como un hecho, con la reserva del derecho de socorrer a los que
carecen de lo imprescindible. La Patrística enseña que la propiedad debe ser utilizada en
beneficio de los demás. Además admite la propiedad dentro de los limites del bien común y
apela a la practica de virtudes como la liberalidad y la magnificencia.
San Agustín (354-430 d.C.)
Con San Agustín culmina la Patrística y el pensamiento cristiano desarrolla los principios del 1
derecho natural presidido por la Ley Eterna. San Agustín vive en la época del Bajo Imperio,
en un marco de lucha contra las herejías y es allí donde expone su doctrina.
Ley eterna: se encuentra en la cúspide del ordenamiento, es “la razón o voluntad de Dios que
rige todo lo creado”. Los participantes de ella son:
o Los hombres, que la captan por encontrarse impresa en sus conciencias y hasta pueden
desacatar sus mandatos.
o La naturaleza irracional que obedece necesariamente a la ordenación del creador.
Con la existencia de la ley eterna es justo que todas las cosas estén perfectamente ordenadas.
Por eso ordena conservar el orden natural y prohíbe alterarlo. Respetar el orden natural
significa darle a Dios el culto debido, de el latría; el hombre debe estar al servicio de Dios; se
debe dar una fraternidad entre los hombres y ellos deben tener dominio sobre el resto de lo
creado.
La ley eterna, su jerarquía, es violada por todo antropocentrismo que no le da a Dios lo suyo,
todo sistema político o económico que niegue la fraternidad entre los hombres o que esclavice
al hombre, a los animales o a las cosas.
Ley natural, (ley íntima): por medio de ella habla Dios al hombre en su conciencia; o ley
justa, “se encuentra escrita y como impresa en el corazón del hombre, obrador de justicia, y
no como si emigrase, sino como una especie de intro-impresión…”. La ley natural es la
transcripción de la ley eterna en el alma humana, en la razón y en el corazón del hombre. Se
equipara con el principio subjetivo de justicia, con el hábito psicológico de ésta, innato en
nosotros por naturaleza.
San Agustín, corrige el error del estoicismo que consideraba a la ley natural como una
emanación de la ley eterna en los hombres, o sea como una partícula de Dios en las criaturas,
llevando a un grosero panteísmo.
Ley temporal (ley humana): es el escalón inferior del ordenamiento. Llamada Ley Positiva
Humana. A través de ella se determina, con fundamento en la ley eterna y la ley natural, lo
que en cierta época debe quedar ordenado o prohibido. Es aquella que aun siendo justa, puede
modificarse cuando lo exijan las circunstancias de los tiempos; lo que cambia no es la justicia,
sino que las distintas situaciones hacen aplicables principios distintos.
La ley temporal y sus mutaciones serán justas siempre y cuando estén fundadas en la ley
eterna.
El fin de la ley temporal es obtener el orden y la paz a través de la justicia. Sólo así será una
ley autentica, ya que para San Agustín no es ley la que no es justa. Esta ley no castiga todos
los pecados, sino sólo los que atentan contra el orden y la paz, de esta manera “deja impune
muchos actos que castiga la providencia divina”.
Entre los atributos de la ley humana o temporal se encuentra la posibilidad de aplicar la fuerza
de la coacción contra los violadores de su mandato.
La sociedad (etapas de la vocación social del hombre): la encargada de dictar la Ley Positiva
es la autoridad social, ya que el hombre está impulsado a la vida común con sus semejantes.
Esta sociabilidad del hombre se actualiza en tres grados o niveles:
o Casa: comunidad doméstica.
o Urbe: sociedad civil.
o Orbe: comunidad de género humano.
La característica común de los tres niveles es la necesidad de una jerarquía, lo que se debe
traducir en la existencia de una autoridad. Esta autoridad existiría incluso antes del pecado
original. Pero determinadas facetas del Estado, como por ejemplo la coacción, no existiría en
el Paraíso. 1
La finalidad es que en estos tres ámbitos reine la paz, la “ordenada concordia”.
Pueblo y justicia: San Agustín también se ocupa del concepto de pueblo a partir de un texto de
Cicerón que dice que “un pueblo es una multitud congregada por el reconocimiento del
derecho y la comunidad de intereses”, o sea que no hay pueblo si la justicia no une la
multitud. Pero como considera que no puede ser justo un pueblo que no da a Dios lo suyo,
como los paganos, elimina esa referencia jurídica de justicia y elabora su propia definición
que dice: “el pueblo es un conjunto de seres racionales asociados por la concorde comunidad
de objetos amados”.
Santo Tomás aclarará que las relaciones del hombre para con Dios no están regidas por la
virtud de la Justicia, porque el hombre nunca podrá devolverle a Dios todo lo que de Él ha
recibido. Por eso las relaciones con Dios están regidas por la virtud de la religión: “a Dios le
basta con que el hombre le corresponda como buenamente pueda”.
Las dos ciudades: dos amores fundaron dos ciudades:
o El amor a Dios hasta el desprecio a sí mismo, fundó “La ciudad de Dios”;
o El amor de los hombres a sí mismo, hasta el desprecio de Dios, fundó “La Ciudad
Terrena”.
No son ciudades políticas sino místicas: la de los bienaventurados y la de los condenados.
Cada hombre y cada sociedad se ubica en alguna de ellas de acuerdo al fin último que cada
uno tenga:
o Si el fin ultimo está en el cielo, pertenecen a la ciudad de Dios
o Si el fin ultimo está en la tierra, pertenecen a la ciudad terrena.
Esta doctrina de las dos ciudades se basa en la gran visión apocalíptica de la Jerusalén
Celestial. Pero, a través de algunos comentaristas de San Agustín, se han confundido las
cosas. Se ha confundido la ciudad de Dios con la Iglesia, y la ciudad terrena con la sociedad,
lo cual es falso porque las dos ciudades agustinianas que estaban en un plano de eternidad, se
han hecho descender al plano del tiempo, apareciendo entones el problema de los dos poderes
como si el poder espiritual fuera “la ciudad de Dios” y el poder temporal “la ciudad del
hombre”.
El orbe: es el tercer grado de actualización de la vocación social humana. Allí, San Agustín
prefiere la división en pequeños reinos, en los cuales se encuentre presente la justicia; lo cual
no molesta a la ciudad celestial en su peregrinación por la tierra., ya que ella “no se preocupa
de la diversidad de leyes, de costumbres, ni de institutos… no suprime ni destruye nada, antes
bien, lo conserva y a un único y mismo fin: la paz terrena, si no impide la religión que enseña
que debe ser adorado el Dios único y verdadero”.
La ciudad de Dios acepta y valora las diversidades nacionales, no las suprime ni las destruye,
sino que las trasciende y las encamina al fin del orbe: la paz terrena, que sólo se puede lograr
si se acepta y se respeta al Dios único y verdadero.
La paz: la paz entre los hombres es su ordenada concordia. El orden es la disposición que
asigna a cosas iguales y diferentes el lugar que les corresponde. La paz es la tranquilidad en el
orden. La autoridad social a través de las leyes positivas debe concretizar la paz.
Todos los hombres desean la paz, aun los mismos amantes de la guerra no desean más que
vencer para alcanzar una paz gloriosa. El verdadero fin de la guerra es la paz.
Según San Agustín, la paz de la casa es la ordenada concordia entre los que mandan y los que
obedecen en ella, y la paz de la ciudad es la ordenada concordia entre los ciudadanos que
gobiernan y los gobernados. Y la paz de todas las cosas la tranquilidad del orden. Y el orden
es la disposición que asigna a las cosas diferentes y a las iguales el lugar que les
corresponden.
Con todo esto, San Agustín nos muestra que a la paz se puede llegar a través de la aplicación
de la justicia, o mediante la imposición arbitraria de una o muchas voluntades tiránicas. El fin 1
del Estado es buscar la paz a través de la justicia, pero no es misión del Estado castigar todos
los pecados, sino sólo aquellos que por su trascendencia social conspiran contra el orden y la
paz social.
El derecho. Sus notas: “se determina por sí mismo el objeto de la justicia y es llamado lo
justo; tal es el derecho”.
El significado nominal o etimológico del término derecho, tomando la definición de San
Isidoro: “el derecho se ha llamado así porque es lo justo”. Luego podemos distinguir las
acepciones reales o sentidos principales del término derecho:
Derecho objetivo: el objeto de la justicia, la misma cosa justa.
Derecho normativo: ordenamiento jurídico o conjunto de normas.
Derecho como arte de discernir lo justo.
Las notas características del derecho en sentido estricto son:
Alteridad: el derecho siempre se refiere a otro, lo mismo que la justicia, bajo cierta
razón de igualdad. Y la igualdad se establece con relación a otro.
Exterioridad: el derecho se ocupa del aspecto exterior de la conducta del hombre y
sólo indirectamente de su intención.
Objetividad: el derecho se determina en sí mismo, la medida en lo jurídico es objetiva,
independientemente de las disposiciones subjetivas y de las condiciones contingentes
del agente que realiza la acción justa. “lo que es recto en los actos de las demás
virtudes se determina en relación al agente. En cambio, lo recto en el acto de la
justicia, aun hecha abstracción del agente, se constituye en relación a otro sujeto,
puesto que en nuestras obras se llama justo lo que según alguna igualdad corresponde
a otro.
Obligatoriedad: el imperativo jurídico es impuesto por las exigencias de otros, es
estrictamente exigible, sin perjuicio de que también obligue en conciencia.
Posibilidad de coacción: es más bien una propiedad que se actualiza sólo en caso de
transgresión de las normas. Propiedad derivada de la nota de obligatoriedad.
Divisiones del derecho: Santo Tomás divide el derecho en natural y positivo, incluyendo en el
primero al derecho de gentes como un derecho natural derivado.
Derecho Natural: el derecho o lo justo Natural es aquello que por su naturaleza es
adecuado o ajustado a otro. Esto puede darse considerando la cosa absolutamente y en
sí misma (es lo justo en sí mismo o por su propia naturaleza); o considerando la cosa
en relación con sus consecuencias. Si este terreno se considera en absoluto, no hay
razón para que pertenezca a una persona con preferencia a otra, pero si se considera en
atención a la conveniencia de su cultivo y a su pacifico uso entonces sí tiene cierta
aptitud para ser de uno y no de otro.
Derecho positivo: es aquello que es adecuado o ajustado a otro considerando la cosa
en relación a sus consecuencias (lo que es propio de la razón, de aquí que estas
mismas consecuencias sean naturaleza del hombre); es lo justo por libre determinación
e imposición del hombre.
Entre derecho natural y positivo no cabe término medio: o es recto y justo intrínsecamente,
por su naturaleza misma, o no lo es. 1
Derecho de gentes: es un derecho derivado del derecho natural, según Santo Tomás,
constituido por las conclusiones próximas que la razón extrae del derecho natural
primario, que son preceptos secundarios y principios de conclusiones posteriores.
Consiste en conclusiones inmediatas y fácilmente deducibles por toda clase de
personas.
Causas del derecho: Santo Tomás recoge la doctrina aristotélica de las causas aplicable a
todos los seres, y las extiende al derecho.
1. Causas intrínsecas:
Material: es aquello con lo cual algo se constituye; en el caso del derecho es la
conducta humana social.
Formal: es aquella que hace que el ser sea lo que es y no otra cosa. En este caso seria
la igualdad objetiva. Ya que el medio de la justicia consiste en cierta igualdad de la
proporción de la cosa exterior y la persona exterior.
2. Causas extrínsecas:
Eficiente: es aquello de lo cual algo proviene o por obra de lo cual algo existe. El caso
del derecho es peculiar porque de esta causa participan las normas que ejercen una
causalidad eficiente moral en la realización misma del derecho como orden vivido,
pero como el modelo necesita ser encarnado en la conducta de alguien que lo realice,
también es la persona, y entonces coincide con la causa material aunque desde una
formalidad distinta.
Final: es aquello para lo cual algo existe. Si el bien, conocido y operado por el
hombre, en cuanto ser inteligente y libre, es la causa final de su obrar, aquí el fin será
el bien común político en sus aspectos jurídicos.
Formal extrínseca: la razón determina lo justo de un acto conforme a una idea
prexistente en el entendimiento como cierta regla de prudencia, esta recibe el nombre
de ley. Así, la ley es un modelo, una regla que describe e impera las conductas en tanto
debidas.
La ley, su esencia: Santo Tomás se ocupa de la ley moral, al estudiar “el movimiento de la
criatura hacia Dios”, el cual se realiza a través de actos humanos, con relevancia moral.
Define a la ley como “una ordenación de la razón, dirigida al bien común, promulgada por
aquel que tiene el cuidado de la comunidad”.
Esta definición la induce desde la ley humana;
Su primera nota es el carácter racional que debe tener toda ley;
La ley es una ordenación, es el resultado de un acto de la razón. Todo obrar busca un
fin, el que en su orden tiene naturaleza de bien. Pertenece a la razón ordenar en vista al
fin, y ella es primer principio en el orden del obrar. El hombre es un ser racional y
libre; la razón y la voluntad lo constituyen en su ser y en su obrar; por eso la medida
de sus actos debe ser racional. La razón humana, que no es regla ni medida, lo es, sin
embargo, en cuanto participa de la ley eterna, regla y medida de todas las cosas.
Además, la ley pertenece a la razón por los actos que se le asignan (mandar, prohibir,
permitir, castigar). El consejo y el juicio, también son actos de la razón práctica,
prepara el “acto de imperio”. Consejo, juico e imperio son actos propios de la
Prudencia, por eso la prudencia es virtud especifica del legislador.
El bien común es el fin de la ley en general, ya que las distintas leyes persiguen
distintos bienes comunes: a) ley eterna: Dios es el bien común por orden al cual se
constituye; b) ley natural, moral y física: el bien común natural o intrínseco del
universo es su finalidad; c) ley divina positiva: su causa final es el bien común
sobrenatural; d) ley humana: su finalidad es el bien común político. 1
La ley es un dictamen imperativo que impone una dirección a los actos humanos
encausándolos hacia el bien común, sólo puede mover eficazmente al bien común una
razón revestida de autoridad y potestad.
La ley requiere ser promulgada, puesta en conocimiento de los obligados, ya que no se
puede obedecer lo que no se conoce. Esta promulgación es tarea del legislador.
La ley eterna: es la razón de la divina sabiduría en cuanto dirige todos los actos y
movimientos de cada una de las criaturas. Todo lo que existe cae dentro de su órbita, pues el
universo está gobernado por Dios, y todo lo que está sometido al gobierno divino, lo será
también a la ley eterna. Pero no todos participan de la misma manera de la ley eterna, ya que
las criaturas irracionales están sujetas a la ley eterna en cuanto son movidas por la divina
providencia, pero sin percibir intelectualmente el precepto divino, como sucede en las
criaturas racionales.
La ley humana: es necesaria porque la ley natural sólo se refiere a los principios y preceptos
universales, válidos para todos los hombres de todos los tiempos. Es necesario para el
gobierno de los pueblos que la ley humana derive conclusiones, formule determinaciones e
intervenga con la fuerza coactiva para salvaguardar el orden y la paz. Además, la ley humana
tiene reservado para sí todo el campo de lo útil y puede cambiar porque cambian las
circunstancias y además porque es propio de la razón perfeccionar las normas de convivencia.
La ley divina positiva: precisa los preceptos de la ley natural, los que reciben a través de ella
una promulgación explicita y solemne. Con cuatro argumentos Santo Tomás demuestra la
necesidad de esta ley:
1. El destino sobrenatural del hombre: se refiere al destino del hombre, la bienaventuranza
eterna; independientemente del pecado original. Ya que esto excede el orden natural y
requiere una norma divina que lo dirija hacia esa bienaventuranza.
2. La incertidumbre del juicio humano: el hombre necesita saber sin género de duda lo que
debe hacer en el orden práctico. La norma cierta, promulgada por Dios, es el ultimo
criterio para su seguridad. El hombre tiene la necesidad de saber, sin ninguna duda, lo que
debe hacer y lo que no debe hacer.
3. Las acciones interiores: así como la ley humana se encarga de la conducta exterior del
hombre que tiene repercusión pública y altera el orden y la paz; la ley divina ordena los
actos interiores y las acciones privadas de ellos.
4. El castigo de los males no comprendidos en la ley humana, ya que la ley humana no
castiga todas las acciones malas, porque si pretendiere exterminar todos los males
suprimiría también muchos bienes. Entonces para que ningún mal quede impune, sin
prohibición, fue necesaria la imposición de la ley divina.
La justicia: según Santo Tomás, la justicia es ante todo una virtud definida como el hábito
según el cual uno, con constante y perpetua voluntad da a cada uno su derecho.
Un acto aislado de justicia no hace virtuoso al hombre ya que requiere una disposición
constante y firme de dar a cada uno los suyo, necesita habitualidad.
Es una virtud cardinal cuyo sujeto es la voluntad. No se nos llama justos por conocer algo
rectamente, sino por el hecho de obrar algo rectamente. La justicia nos inclina a dar a otro
sujeto distinto e independiente lo que le pertenece.
La justicia en sentido propio requiere alteridad plena.
Clases de justicia:
Legal o general: es la que sirve a la comunidad. El que sirve a una comunidad sirve a
todos los hombres que en ella se contienen. Todos los hombres que componen alguna
comunidad se relacionan a la misma como las partes al todo. Así, los bienes
particulares se pueden ordenar al bien común. En este sentido es llamada la justicia en
virtud general. Pero también puede llamarse justicia legal ya que concuerda con la ley
que ordena los actos de todas las virtudes al bien común. esta forma de justicia rige las
relaciones de reciprocidad entre lo individual y lo social, en lo que el individuo debe a
la comunidad.
Justicia particular: ordena las relaciones de los particulares de dos maneras:
1
1. Justicia distributiva: rige las relaciones del individuo con la sociedad en lo que
ésta le debe por ser miembro de ella; es el orden del todo a las partes, en virtud
del cual la autoridad “reparte proporcionalmente los bienes comunes”.
2. Justicia conmutativa: rige las relaciones entre las partes y trata de establecer el
orden de igualdad, de reciprocidad, en los cambios que se realizan.
La razón, instrumento idóneo para encontrar los principios: sostiene que la naturaleza sólo
está debilitada, que es campo fértil para la actuación de la gracia (con el fin de lograr la
perfección del hombre) y que la ley natural es regla del obrar humano, en concordancia con la
ley divina positiva. De esta manera la recta razón volvió a ocupar un primer plano en la
valoración del problema ético-jurídico. La razón, que pregunta por el fin y el sentido de los
seres y las cosas, es un instrumento porque el derecho natural es algo inserto en la naturaleza
que la razón del hombre revela.
Derecho natural progresivo: como el conocimiento de la ley natural puede oscurecerse y aun
fallar, también es posible que pueda ir progresando y clarificándose en la conciencia humana.
Entonces el derecho natural es susceptible de progreso.
Derecho natural y ley natural: Vitoria formula una clara distinción entre ambos. Dice que la
ley natural es más extensa que el derecho natural, que sólo es parte de esa ley en lo que atañe
a la justicia o a los derechos de otro, los demás individuos o la comunidad.
Promulgación: la ley natural, o derecho natural, se promulga por medio del conocimiento
espontaneo o flexivo que de la misma tienen los hombres, merced al testimonio de la
conciencia: “el corazón del hombre es un libro vivo en que está escrita la ley natural”.
La ruptura con el objetivismo jurídico: Suárez analiza tres formas analógicas del derecho: la
clásica, que lo considera como objeto de la justicia; una segunda, que lo identifica con la ley,
y un tercero que lo estudia bajo el inequívoco titulo de “significado propio de la palabra
derecho”.
“Con toda propiedad suele llamarse derecho al poder moral que cada uno tiene sobre lo suyo,
o sobre lo que se le debe; así se dice que el dueño de una cosa tiene derecho sobre la cosa y
que un obrero tiene derecho al salario”.
En otras palabras, el derecho consiste esencialmente en la facultad del sujeto titular, en el
poder personal de obrar o de exigir.
El poder o la facultad pasan a constituir el eje de lo jurídico, alrededor del cual girarán los
otros analogados. Aquí nos encontramos con los comienzos del subjetivismo, que a la larga 1
nos conducirá a la desintegración de lo jurídico.
BOLILLA 8
Decadencia del derecho natural en la Edad Moderna
La destrucción de las bases antropológicas del derecho natural por el protestantismo
ortodoxo.
Concluido el medioevo, la filosofía escolástica tiene un gran florecimiento a través de la
Escuela Española del Derecho Natural, pero importantes acontecimientos históricos como el
Renacimiento y la Reforma religiosa van a influir en el quehacer filosófico, político y
jurídico, verificándose una evolución progresiva hacia el individualismo, el naturalismo y el
racionalismo.
Edad Media y Renacimiento: desde el punto de vista del encuadre de los problemas jurídicos,
es importante recordar que en el medioevo estaban integrados en un orden jerárquico
presidido por la teología, de acuerdo con el carácter teocéntrico de la época.
Con la llegada del Renacimiento, el enfoque teocéntrico, la primacía dada a las cosas de Dios,
es reemplazado en forma paulatina por una concepción antropocéntrica.
Decae el espíritu austero que había predominado en épocas anteriores. Se diluye en los
príncipes cristianos el respeto al Papado. El bien común, como finalidad de la acción política,
es poco a poco reemplazado por la razón de Estado. Los reyes ya no se consideran los
primeros servidores de sus pueblos, limitados en su poder por el derecho, sino que se
convierten en monarcas absolutos que desprecian los derechos de los gobernados y anteponen
sus intereses particulares o nacionales a los intereses de la Cristiandad.
La liberación de la ley moral: para la salvación no interesa la conducta moral: “es suficiente
haber reconocido al Cordero que carga los pecados del mundo; entonces el pecado no podrá
alejarnos de Él”.
Lutero no sólo nos libera del derecho canónico, sino también de la ley moral: peca
fuertemente pero cree más fuertemente todavía.
Un derecho sin justicia: en Lutero no hay espacio para la justicia “jurídica”; reserva el nombre
para la justicia bíblica; se rompe toda relación del derecho con la justicia y la esencia del
primero será una “técnica de represión” para conservar el orden social.
El derecho es la ley que actúa contra la naturaleza: el derecho deja de ser lo justo; las leyes 1
positivas (divina y humana) serán el derecho. Y en el caso de la ley humana, ella vale porque
ha sido dictada por el gobernante, prescindiendo de su contenido.
Tampoco hay espacio para el derecho natural normativo, ya que para Lutero el derecho
natural es la ley divina revelada. Ya que la naturaleza es mala, el derecho no puede formarse
según ella, sino contra ella.
Fuentes del Derecho Natural: la fuente inmediata del derecho natural es el “deseo de
sociedad”, el instinto social, un hecho empírico del hombre. La fuente mediata es Dios,
creador de la naturaleza humana. Pero su presencia no es imprescindible, pues el derecho
natural existiría aunque Dios no existiese o no se ocupase de los asuntos humanos. Esta
hipótesis es para Tomás Casares el principio de ateización de lo jurídico.
Este problema es el hito que nos conduce de una concepción teocéntrica del derecho a una
antropocéntrica.
Según Grocio, pertenece al derecho natural “la abstinencia de lo ajeno y si tuviésemos algo de
otro o de ello hubiésemos sacado alguna ganancia, la restitución, la obligación de cumplir las
promesas, la reparación del daño causado culpablemente, el merecimiento de la pena entre los
hombres y la distribución prudente en repartir lo que es propio de cada hombre o de la
comunidad”.
Concepto del derecho natural: “dictado de la recta razón, que indica que acción por su
conformidad o disconformidad con la misma naturaleza racional, tiene fealdad o necesidad
moral y por consiguiente está prohibida o mandada por Dios autor de la naturaleza”.
En oposición a los escolásticos que habían reducido el derecho natural a escasos principios y
preceptos que necesitaban del complemento del derecho positivo y se adaptaban a las
circunstancias cambiantes de la realidad social, Grocio inicia una corriente que acabará
construyendo sistemas acabados de derecho natural racional.
Se hace necesario resaltar la importancia de la sociabilidad y el carácter racionalista del
hombre.
Conclusiones:
Comienza a producirse la separación entre la ley natural y la ley eterna. La ley natural
1
se desprende de la ley eterna y comienza a vagar sin dirección. Aparece como una ley
sin legislador que la sancione.
Aunque Grocio en lo personal sea iusnaturalista, ya que considera que los principios
fundamentales “son de suyo claros y evidentes, caso lo mismo que lo que percibimos
por los sentidos externos, los cuales, siendo ellos instrumentos bien dispuestos para
sentir, y existiendo las demás cosas necesarias, no engañan”, esta concepción del
derecho natural lleva en sí los gérmenes que producirán su descrédito y su ruina.
Doctrinas Naturalistas
El derecho como poder ilimitado: “el derecho natural de cada uno se extiende hasta donde se
extiende su poderío”. Todo el que sea considerado como viviendo bajo el solo imperio de la
naturaleza tiene el derecho absoluto de codiciar lo que juzgue útil, ya sea movido a ese deseo
por la sana razón o por la violencia de las pasiones; tiene el derecho de apropiárselo de
cualquier modo, sea por fuerza, sea por astucia, sea por súplicas, sea por todos los medios que
juzgue más fáciles.
El hombre lobo del hombre: según Hobbes el hombre es antisocial y peligroso ya que “la
naturaleza hizo a los hombres insociables y, lo que es más grave, asesinos los unos de los
otros”.
El hombre nace con derecho a todo, en el llamado “estado de naturaleza”. Del derecho de
todos a todo surge la guerra de todos contra todos. Entonces el hombre, movido por su
egoísmo y por su razón, a fin de evitar la muerte violenta, poder gozar de los bienes y lograr
la paz, trata de encontrar un medio para superar la anarquía de ese estado pre-social. La forma
de superarlo es mediante la construcción de un artefacto: el Leviatán, el Estado según Hobbes,
encargado de corregir las atrocidades del carácter antisocial y bárbaro que tendría la especie
humana, imponiendo el orden y la seguridad.
Para lograr estas finalidades “los contratantes deben abdicar sus derechos y ponerlos en
manos del soberano… y es este contrato, prescripto por la ley natural de la conservación de la
vida y de la integridad del cuerpo, el que constituye el derecho natural… que se reduce al
principio: pacta sunt servanda (hay que cumplir los pactos). Este principio servirá de
justificación a la voluntad omnipotente del Estado y reducirá la ley a un simple acto de
autoridad. No habrá más ley que la ley positiva dictada por el Estado”.
Las consecuencias
Esta doctrina naturalista-revolucionaria tiene gran importancia en los tiempos modernos y
graves consecuencias en nuestra época. Debemos destacar la degradación, la animalización
del hombre llevada a cabo por Rousseau.
La libertad en el estado de naturaleza es pura espontaneidad. Pura no-constricción, propiedad
casi animal.
Es clara la tergiversación del auténtico concepto de libertad guiada por la razón y medio para
alcanzar la verdad y el bien.
La reflexión para Rousseau es “…un estado contra natura… el hombre que medita es un
animal depravado”. En lugar de perfeccionarnos nos ofusca (perturba). En este sentido es
claro el empeño de Rousseau en animalizarnos y convertirnos en bestias.
La sociedad nacida del contrato es una forma de asociación en la cual los miembros se unen,
pero siguen tan libres y tan iguales como antes; sin obedecerse más que a sí mismos.
En esa sociedad manda la voluntad general, propia del yo común engendrado por la alienación
general, el sacrificio que cada uno ha hecho de sí mismo y de todos sus derechos en el altar de
la sociedad.
Esa voluntad es siempre recta y tiene siempre a la utilidad pública.
Los principios sociales fundamentales: la norma suprema del derecho natural es el mandato
dirigido al hombre de mantener y cuidar las relaciones sociales. De esta norma derivan los
principios sociales fundamentales:
1. La obligación de no dañar a los demás.
2. El deber de honrar a los demás y tratarlos como iguales, derivado de la dignidad
humana.
3. La obligación de cada hombre de ayudar a los demás.
4. El deber de cumplir los compromisos contraídos.
Un sistema de derecho natural: de la norma suprema parte Pufendorf para construir su sistema
de derecho natural.
Elaborado el sistema, dentro del cual todo está previsto y los problemas solucionados por
normas deducidas racionalmente, Pufendorf incluye en él al derecho positivo.
BOLILLA 9.
Conversión del derecho natural moderno en derecho positivo.
La Escuela de la Exégesis
A poco de la sanción del Código, un grupo de juristas se agrupan en la llamada “Escuela de la
Exégesis”. Esta corriente se va a caracterizar por su culto a la ley dentro de la cual
consideraban encerrado todo el derecho. Tiene las siguientes características:
Es estática: el derecho se reduce a la ley como expresión de la voluntad general
promulgada por medio del legislador. La ley es elaborada y sancionada por el Estado.
Es normativista: la realidad jurídica es visualizada fundamentalmente desde la norma
y a través de ella.
Es legalista: reduce toda norma jurídica a la ley. Y el Código es una ley. “La ley debe
ser en la actualidad el origen único de las decisiones jurídicas”.
Es deductivista: a partir del texto legal el intérprete y el juez deben extraer todas las
consecuencias mediante un proceso deductivo. Con total menosprecio por la tarea
creadora de juristas y jueces, sostenía Liard que ellos no debían ser más que meros
geómetras que todo lo dedujeran de los teoremas de la ley.
Una nueva autoridad: después de que el siglo XVIII, a través de sus ideólogos, quiso desterrar
de la faz de la tierra toda autoridad divina o humana, el siglo XIX a través de los exégetas nos
devuelve la autoridad; pero no es divina, ni siquiera humana, en sentido personal; es la
autoridad de esta obra humana que es la ley positiva.
Nos encontramos con el culto de la ley apoyado en la tesis de Rousseau, quien defiende la
infalibilidad de la voluntad general que la sustenta.
Escuela histórica
El derecho natural racionalista había triunfado en el mundo jurídico a fines del siglo XVIII y
principios del siglo XIX, y sus sistemas encontraron refugio en los Códigos de la época. Pero
dentro de sí llevaba dos gérmenes que lo arrastrarían a la muerte: se había alejado de Dios, y
de la continuidad histórica (de la Vida).
Respecto al primero lo importante es que el centro de gravedad, el eje de la vida espiritual, se
traslada de Dios al hombre, “el intelectualismo y el voluntarismo teocéntricos son superados
en la perspectiva del intelectualismo antropocéntrico. Así, se hace fácil pasar del positivismo
iusnaturalista (consideración de un derecho de la naturaleza, empíricamente dado pero que la 1
experiencia jurídica no puede mostrar en modo alguno), a un positivismo puro (afirmación
exclusiva del derecho que es efectivamente dado por la experiencia, el derecho positivo).
Esa experiencia es la de un derecho concreto, natural y positivo enraizado en última instancia
en Dios, y no de un supuesto “derecho de la naturaleza”, racional, monopólico y con
pretensiones universalistas.
El segundo error fue el alejamiento de la vida, de la continuidad histórica, sin percatarse de
que es en la vida singular de un pueblo donde el derecho nace y se desarrolla, que las normas
se establecen para regular lo social y que las situaciones varían.
La reacción histórica: contra este error se levantó en Alemania, Savigny, para señalar que “el
derecho es ante todo un producto de las costumbres y de las convicciones del pueblo y sólo
posteriormente el resultado de la jurisprudencia de modo que es siempre y en todo momento
la consecuencia de la acción de fuerzas internas espontaneas y nunca la creación del arbitrio
de un legislador”.
El derecho para Savigny no es elaborado racionalmente, sino una emanación espontanea del
espíritu nacional, comparable con el lenguaje.
Dos elementos en el derecho: el derecho encuentra dos elementos, uno individual y peculiar
de cada pueblo, otro general, fundado en la naturaleza común de la humanidad. Ambos son
reconocidos científicamente por la historia y la filosofía del derecho.
Los que reconocen uno solo de estos dos elementos son conducidos a puntos de vista
exclusivos e incompletos. Unos miran el contenido del Derecho como cosa indiferente y
accidental, y se contentan con hacer constar los hechos; desconociendo la dignidad de su
vocación. Otros establecen por encima del Derecho Positivo un Derecho Absoluto y normal
que todos los pueblos podrían adoptar, sustituyendo al suyo propio; reduciendo el Derecho a
una abstracción sin vida. Este doble escollo se evita asignando al Derecho un fin general, que
cada pueblo está llamado a realizar. El fin general del Derecho se desprende de la Ley Moral
del hombre bajo el punto de vista cristiano.
De esto surge claramente la crítica tanto al Derecho Natural del racionalismo que establecía
por encima del Derecho Positivo otro Derecho con sus mismas características, como a los
positivistas que desconociendo la dignidad de la vocación jurídica miraban el contenido del
Derecho como cosa indiferente y accidental.
Savigny concilia el fin general del Derecho desprendido de la Ley Moral (Derecho Natural)
con las realizaciones históricas de cada pueblo (Derecho Positivo).
Descrédito del “Derecho Natural Racionalista” y de los “Sistemas de Derecho Natural”: como
vimos, a partir del Renacimiento y de la Reforma surge una corriente filosófica signada por el
espíritu de la modernidad. Grocio desvincula el derecho natural de su fundamento teocéntrico,
y el resultado es “la ateización radical del orden moral y jurídico”. Desde acá, se intentará
explicar en vano la existencia de una ley natural sin legislador.
Reaparece la tesis de Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”. Y la razón
humana, que reside en ese “dios terrestre” en que ha devenido el hombre, desorbitada y
desencajada, se convertirá en regla y medida de todas las cosas, incluidas las jurídicas.
De allí las pretensiones racionalistas de elaborar sistemas políticos y jurídicos pétreos y
universales, aplicables a todos los hombres de todos los tiempos.
El derecho natural racionalista se superpone y anula al derecho positivo, se convierte en
modelo a copiar, se desentiende de las circunstancias y de la historicidad propia de todo
derecho vigente.
Los “sistemas de derecho natural” cayeron en el descredito; habían convertido al derecho una
“abstracción sin vida”.
Renovación en la ciencia del derecho natural: nuestro tiempo marca una renovación en los
estudios acerca del derecho natural objeto.
Esta renovación fue estimulada por los hechos, algunos trágicos, que mostraron la
insuficiencia del positivismo para encarar y solucionar los problemas fundamentales de la
vida social y política.
El auge de la ciencia del derecho natural ha motivado múltiples formulaciones: un derecho
natural de contenido progresivo, según Renard, o de aplicaciones variadas, según Leclercq; un
derecho natural idealista según Del Vecchio; un derecho natural “político” según Dabin; un
derecho natural normativo, la “ley jurídica natural”, según Verdross; un derecho natural
objetivo, según Villey; un derecho natural denominado “orden de la Creación”, según
Brunner; un derecho natural como conjunto de reglas que revela en forma espontanea el
sentido común, según Carnelutti.
La “ley jurídica natural”: “a la esencia del hombre pertenece vivir como miembro de una
comunidad jurídica, la que condujo desde sus orígenes, a la convicción de que existen normas
jurídicas fundamentales que no provienen del derecho positivo, sino que le preceden y se
encuentran en su base”.
Desde entonces, ese aspecto de lo jurídico es llamado “derecho natural” o “ley natural”.
Verdross considera este último término equivoco, pues desde la época de Kant, significa
asimismo ley causal, y propone una nueva denominación: ley jurídica natural.
Conciencia y sentimiento de lo jurídico: El sentimiento de la personalidad del hombre revela
una tendencia a la igualdad. En segundo término la conciencia de grupo (el hombre sabe que
es miembro de una comunidad humana), de donde fluyen la aspiración al orden y a la
seguridad y el deseo de luchar contra los enemigos interiores y exteriores de la comunidad.
El sentimiento y la conciencia de lo jurídico pertenecen a las cualidades fundamentales del
hombre, pero siendo elementos subjetivos, no permiten deducir de ellos las normas jurídicas
objetivas básicas.
El orden cósmico: tentativa de la Escuela Jónica que pretendió deducir el derecho natural del
orden cósmico.
Pero el orden cósmico se bifurca en el orden de la necesidad causal y en el orden moral y
jurídico: el hombre es un ser que está sometido al orden causal de la naturaleza, pero en
cuanto persona ética es un ente libre y responsable que si bien está obligado a vivir en
armonía con las normas morales y jurídicas, posee no obstante la posibilidad de violarlas.
El derecho natural no puede deducirse del orden causal de la naturaleza, sino exclusivamente
del orden moral y jurídico, único que se adapta a la naturaleza humana.
La esencia del hombre: Verdross trata de deducir el derecho natural de la esencia del hombre,
“si por derecho natural entendemos las normas que se acomodan a la condición biológico-
espiritual y a la naturaleza social del hombre, su esencia y su contenido dependen
necesariamente de la naturaleza humana”.
Desde esta base, toda doctrina del derecho natural se fundamentará en una concepción
antropológica.
Aspiración a una vida plena: se puede desprender de la organización natural de los hombres y
de sus necesidades la doctrina del derecho natural, siempre que presupongamos como valiosa
la aspiración a una vida humana plena. “La vida en sociedad es un imperativo, ya que
únicamente en ella encuentra el hombre la seguridad de la conservación, protección y
desarrollo de la vida”.
Reconocida la existencia de la sociedad, es forzoso admitir la existencia de la autoridad
política y el nacimiento de una serie de deberes de los integrantes para con la misma.
Charles Eisenmann
El profesor de París formula su crítica al derecho natural considerando tres clases de
problemas acerca de los cuales tienen que preocuparse las ciencias jurídicas.
Problema del conocimiento de las normas de derecho positivo: según Eisenmann, “la idea del
derecho natural o del derecho ideal no tiene intervención alguna en la tarea puramente teórica
de descripción del derecho positivo”.
El hecho de que el jurista describa los ordenamientos positivos “tal como son no quiere decir
que los apruebe (al igual que el criminólogo tampoco aprueba los hechos delictuosos que
analiza y estudia)”.
Problemas de casuística o dogmática jurídica: se plantean dos situaciones:
Cuando el legislador ha establecido normas precisas que regulan el caso planteado:
1
aquí Eisenmann niega toda intervención del derecho natural, sea en el caso del juez
que debe juzgar en forma silogística, deduciendo la solución aplicando la ley al caso,
sea en el caso de desobediencia de los obligados a observar una ley reputada injusta.
Entendemos que el silogismo constituye una simplificación forzada de la realidad
cotidiana, ya que el juez es mucho más que un autómata silogístico; el juez elige la
norma aplicable y la vincula con el caso para resolverlo; en esa función el derecho
natural le sirve de guía. Respecto de la segunda parte, nos parece lógico que un
ordenamiento positivo califique como actos ilícitos y antijurídicos a todos los intentos
de ruptura del mismo y de reforma que no sean por los canales por él establecidos.
Sin embargo, la realidad y la experiencia histórica nos demuestran que el derecho
natural juega un trascendente papel en la lucha contra la injusticia de una regulación
positiva y en la quiebra, aun por la fuerza, de esa normatividad.
Cuando el legislador no ha establecido normas, o cuando éstas no resuelven con
precisión el caso: el juez o el jurista deberán recurrir o elementos exteriores al orden
jurídico positivo. Eisemann afirma que “entre esos elementos exteriores podrán muy
bien figurar legítimamente preceptos por él considerados como de valor ideal y que
extrae de una determinada ideología política y social”.
Esos elementos exteriores entendemos que son los principios del derecho natural, que
el juez y el jurista descubren y concretizan en su tarea enderezada a solucionar
problemas razonable y justamente.
Problemas de legislación: para encararlos, según Eisemann hay que ir más allá del derecho,
por eso afirma que “en la medida en que recaigan sobre normas fundamentales y básicas, no
podrán por definición resolverse si no es recurriendo a estos valores, doctrinas, normas o
principios de procedencia no ciertamente jurídica”.
Este reconocimiento es un progreso; niega el derecho natural, pero acepta que existen valores,
doctrinas, normas o principios que cumplen con la función que siempre se asignó a aquél.
Los hombres “puros”: el jurista es una abstracción. Lo real es el hombre, que debe hablar
como científico, pero también como filósofo.
BOLILLA 10.
El derecho natural y el derecho positivo desde los analogados del término derecho.
Desde Adán y Eva: ese hombre existe con características peculiares desde Adán y Eva, como
varón y como mujer.
Ese homo sapiens es capaz de entender, actuar y transformar su contorno, de descubrir los
secretos que encierra la creación, de aportar algo propio al legado de sus mayores.
Ese hombre, más allá de las particularidades de tiempo y lugar, integra la especie humana y
encuentra en cada uno de los demás hombres, al partícipe de una común naturaleza.
El hombre posee sindéresis y conciencia.
La sindéresis: concepto elaborado por la escolástica a partir de Aristóteles. Es el hábito de los 1
primeros principios prácticos de la razón natural que le permite distinguir lo bueno de lo
malo. Es un hábito al cual el hombre se encuentra naturalmente ordenado. La sindéresis
intuye las primeras máximas de la conducta moral.
La conciencia: es un acto que permite al hombre apreciar su conducta juzgándola según las
normas que son los principios y preceptos de la ley natural, conocidos por medio de la
sindéresis.
La conciencia no es la fuente del bien y del mal; es la advertencia, la percepción de una voz
que por eso se llama la voz de la conciencia.
Es acto de la razón práctica que juzga los actos humanos como buenos o malos y se traduce
en un juicio que regula las conductas futuras y examina las pretéritas.
El juicio de conciencia está ordenado a dirigir la acción, y su rectitud depende de su ajuste a la
ley natural y a la ley divina positiva, en última instancia, a la ley eterna.
La conciencia errónea: la conciencia puede errar, incluso de buena fe, y entonces será una
conciencia errónea, pero sincera, que hace que la conducta no sea pecaminosa.
Por eso es necesario formar la conciencia en orden a la verdad y al bien, preocuparse por su
rectitud. En el Evangelio se advierte respecto de las consecuencias de la deformación de la
conciencia, ojo del alma: “La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo
estará luminoso, pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras”.
La prudencia: es una virtud cardinal (intelectual) que reside en la razón práctica, regula
nuestro obrar en la esfera de lo agible y nos indica los medios que el hombre debe emplear
para conseguir los fines discriminados y promulgados normativamente por la sindéresis.
Criterios jurídicos: el legislador cuando estudia, delibera y sanciona una ley, el juez cuando
también, previa deliberación, juzga y resuelve un caso, el hombre común cuando presta su
concurso y asentimiento a una norma jurídica consuetudinaria no lo hacen por puro arbitrio,
sino que generalmente actúan en forma racional y, como escribe Carnelutti “se conforman a
una ley que encuentran en el fondo de su conciencia, o que, en otras palabras, les es sugerida
por el buen sentido y como el buen sentido sugiere también a los otros hombres de bien, ese
buen sentido es, finalmente, el sentido común” (habla de sindéresis).
Si el hombre es racional, es natural en él usar la razón. La razón “observa, valora y critica las
inclinaciones según sus finalidades. No es lo mismo la tendencia natural de los padres a
proteger y educar a sus hijos y la acción de una madre que comete un infanticidio. La razón
juzga las inclinaciones de los hombres y ve cuáles favorecen las finalidades de la estructura
humana y cuáles se oponen a ella.
Enfoque teocéntrico: el hombre, única criatura terrestre capaz, por medio de su razón, de
reconocer su creaturidad y su dependencia de Dios, que gobierna el universo.
Las cosas inanimadas, los vegetales, los animales y la parte inconsciente del hombre están
regidos por leyes inexorables por Él sancionadas.
Pero el hombre en su aspecto consciente tiene el poder de decidir. En la elección, en ejercicio
de la libertad psicológica, puede ajustar su conducta ene l orden religioso, moral y jurídico o
violarlo. Es responsable de su conducta y de merecer sanciones como premio o como castigo.
El hombre puede reconocer su contingencia, su precariedad, su dependencia respecto de Dios,
de quien es deudor.
Por ello al Creador le basta con que le corresponda con lo que buenamente pueda. Por la
absoluta desigualdad existente, las relaciones del hombre para con Dios, desde la perspectiva
del primero, están regidas no por la justicia, sino por la virtud de religión.
Relaciones del hombre: el ser humano observa también la existencia de otros seres que
poseen idéntica naturaleza, y a quienes está unido por un común origen y un común destino.
Característica esencial del hombre es relacionarse con otros hombres. Mediante esas
relaciones el hombre puede enriquecer su vida personal. En este campo y en su
comportamiento con los demás el hombre debe dar a cada uno lo suyo y tratar a los demás
como desea ser tratado.
A cada uno lo suyo: ¿Qué es lo suyo de cada cual? La justicia, definida como “dar a cada uno
lo suyo”; tiene un contenido significativo perfectamente inteligible y diferenciable de otros
como “sustraer a cada uno lo suyo”, “dar a cada uno lo ajeno”.
La justicia no se basta a si misma y requiere una fundamentación que está más allá de ella
misma.
Al acto prudencial de determinación de lo suyo de cada uno sigue el acto volitivo que da lo
suyo a cada uno. Es preciso ahora determinar lo suyo, el derecho, al cual se ordena el acto de
justicia.
Lo suyo natural: existe ante todo un “suyo natural”, determinado por la naturaleza. Como
escribe Llambías: “la esencia del hombre, funda el suyo primario y éste orienta el sentido de
la justicia que se le debe. El valor eminente de la persona y los valores consecutivos que
fincan en la totalidad del ser del hombre con su carácter de bienes frágiles, fundamentan un
derecho que exige una conducta de los demás proporcionada a él, adecuada a él, y no
meramente una conducta cualquiera con tal que sea igual para todos”.
El “suyo natural” es el que funda a la justicia y le concede su pleno sentido. La justicia recibe
su pleno sentido de un principio ajeno a ella.
Porque antes de que aparezca la justicia es preciso que exista el derecho, aquí lo suyo natural
determinado por los primeros principios y preceptos y las conclusiones inmediatamente
derivadas de ellos. Así, hay cosas que son suyas del hombre en virtud de la naturaleza: el
hombre es dueño de sí, está llamado a ser señor de sí mismo y su propio ser le pertenece.
La justicia sigue el derecho… la justicia da cada cual sus derechos, pero no reparte esos
derechos: este reparto corresponde en parte a la naturaleza y en parte a la sociedad humana.
Para invocar un derecho es preciso tener una razón, un titulo, que puede derivarse de la
naturaleza o de la determinación humana.
Lo suyo positivo: existe también un suyo positivo, una esfera de derecho que a cada persona
le pertenece en virtud de la ordenación de las leyes humanas. 1
La ley positiva concretiza y explicita los principios y los preceptos del derecho natural
normativo, los aplica a las variables realidades políticas y sociales, establece derechos y
deberes en todo el campo que la generalidad o el silencio del primero le atribuye, determina
sanciones como castigo o como premio; concurre así a precisar en cada caso lo que pertenece
a cada uno.
Así, como ejemplo del primer caso, el Código Penal protege el buen nombre y el honor de
una persona, que son suyos en virtud de un titulo natural, tipifica como delitos las calumnias e
injurias, establece penas y concede al agraviado acciones para querellar al ofensor, que son
suyas en virtud de un titulo positivo.
Como ejemplo del segundo caso, las ordenanzas municipales ordenan y reglamentan el
transito por las calles de la ciudad e imponen sanciones a los infractores: todo esto genera
títulos positivos.
Tratar a los demás como deseamos ser tratados: respecto del principio de reciprocidad,
debemos tratar a los demás como deseamos ser tratados. ¿Y si quiero que se me trate mal?
El principio de reciprocidad puede tener alguna excepción, pero se aplica en la generalidad de
los casos para los cuales están dictadas las leyes, destinadas a hombres que puedan
entenderlas, que sean imputables, que si cometen un delito sean capaces de comprender la
criminalidad de su acto y merecedores de pena.
O sea que el derecho normativo se dirige tanto a su aspecto preventivo cuanto sancionador a
gente normal, que no quiere que se le trate mal, que se la mate, robe, insulte o castigue si es
inocente.
Lo suyo de los miembros: el integrante de la sociedad le exige lo que le es debido como suyo
en su calidad de miembro, al reclamarle su justa participación en los bienes sociales. Así, la
sociedad deberá colocar a los mejores, a los más dignos e idóneos, que además sean honestos
y probos, en los cargos y funciones públicas y distribuir entre los miembros bienes, premios,
honores, subsidios de acuerdo con la dignidad, preminencia y necesidades de las personas. El
mismo criterio deberá observarse en la distribución de las cargas.
El derecho positivo vendrá a concretar y adaptar los principios del derecho natural normativo.
El derecho concreto: el derecho concreto de una comunidad política requiere la presencia del
derecho natural y del derecho positivo para solucionar adecuadamente los problemas
planteados por la vida jurídica.
El orden jurídico completo, se integra con elementos del derecho natural y del derecho
positivo, en sus tres acepciones principales: justo natural, ley jurídica natural o derecho
natural normativo, poder jurídico natural o derecho subjetivo natural, por una parte; y por la
otra, justo positivo, ley positiva, humana o temporal y poder jurídico positivo.
Cada una de las partes del orden jurídico es incompleta, y sólo unida a la otra puede cumplir
su misión.
El derecho natural es fundamento, directriz, normatividad, y debe estar presente para regular
lo permanente; el derecho positivo es concreción, determinación, posibilidad de coacción, por
lo tanto, es también necesario, exigido por la naturaleza, o sea que es natural su presencia en
el ordenamiento jurídico total de una sociedad.
Las directrices: es misión del derecho natural establecer los principios directivos, los que
deberá tener en cuenta el derecho positivo para arbitrar las soluciones adecuadas a los
problemas concretos.
De acuerdo con las inclinaciones del hombre, el primero establece el derecho de asociación.
El segundo, atendiendo al bien común concreto, reglamentará los tipos de asociación, las 1
formalidades y requisitos para su constitución, su régimen jurídico, los mecanismos de
control, etc.
Otras veces la ley positiva puede limitar conductas permitidas por el derecho natural y
establecer exigencias: la necesidad del pasaporte para viajar, o incluso prohibir los viajes por
causa de enfermedades infecciosas. Lo que no puede es derogar el derecho de circular o
viajar.
La sanción natural del derecho natural: existe como premio y como castigo y alcanza
inexorablemente a las sociedades humanas.
Los hombres vivirán felices (hasta donde pueden serlo) en tanto se sometan al derecho natural
normativo. Negado éste se plantean trágicas circunstancias, ante las cuales, a la larga o a la
corta, las sociedades si quieren subsistir tienen que volver a sus carriles naturales. El
“retorno” será a veces disfrazado con manifestaciones equivocas.
“No seguir la ley natural es introducir automáticamente un real factor de perturbación social.
El fraude y el engaño provocan la desintegración social, el divorcio debilita la familia…”. 1
Un buen ejemplo es el comunismo, que toma por asalto el poder de Rusia en 1917 y abomina
de la familia, la propiedad privada y la herencia.
Ejemplo. Comunismo:
La familia y el matrimonio de hecho: Revolución Rusa. Los entusiastas revolucionarios
declararon el amor libre denunciando a la familia como una rémora de la época burguesa. “El
matrimonio indisoluble es un abuso; es la tiranía del hombre que ha convertido en propiedad
la posesión de la mujer…”.
Como consecuencia de esto se implantó el matrimonio y el divorcio de hecho, aconsejándose
su registro como mero dato estadístico.
Consecuencias: en el año 1928 se calculaba que existían ocho millones de chicos
abandonados. Una encuesta realizada en 1935 señala que el 90% de los delincuentes juveniles
provenían de este sector de la niñez. Pero esto no solo sucedía en la URSS. Otra encuesta de
la misma época afirmaba que en 20 años el divorcio había dejado sin padres en los EEUU a
un millón y medio de niños.
La situación en la URSS era cada vez más grave. El desorden social producido por la
aplicación a la realidad de graves errores ideológicos parecía desbordar a la dictadura del
proletariado.
El retorno al orden natural: no hubo más remedio que el retorno, aunque parcial y a disgusto,
al orden natural. En 1936 se implanta el casamiento formal y el divorcio judicial. Se declara al
amor libre una supervivencia burguesa y se afirma que la familia comunista debe ser sólida y
estable.
Es una contradicción, pero ésta está ínsita en la filosofía marxista.
Era difícil divorciarse. Para lograrlo, desde 1944 se debía pasar por un tribunal de
conciliación, en el cual las reconciliaciones inducidas eran numerosas, y si esa instancia
fracasaba, un nuevo tribunal podría conceder el divorcio.
No había divorcio por mutuo consentimiento. También existía una sanción social y hasta
política para los divorciados: al divorcio se le daba publicidad y era muy oneroso el trámite.
El Estado postulaba como modelo a la familia sólida, estable y numerosa.
Parecía que el comunismo había aprendido.
Sin embargo, la fuerza de una ideología perversa continuó revolviéndose contra el orden
natural, u a la hora de su estrepitosa caída, Gorbachov hizo su balance respecto de los
resultados, de un sistema enemigo de la familia.
La propiedad: en la euforia revolucionaria de los primeros años, se desconoce en la URSS
toda propiedad excepto la estatal. Los sueños de Rousseau están cumplidos, “los frutos son de
todos y la tierra no es de nadie”.
Pero este periodo es breve ya que en 1921 el gobierno se encuentra obligado a cambiar el
sistema y a inaugurar el periodo de la nueva política económica (NEP). Las causas fueron la
desorganización económica y social, el hambre y las sublevaciones de campesinos.
La NEP reconoce la propiedad e iniciativa privadas en la industria, el comercio y la
agricultura. Se restablece la economía. Pero esto amenaza al régimen, ya que gracias a la
propiedad el hombre se independiza en lo material, y esta independencia posibilita el
desarrollo de ciertas libertades; en cambio, cuando no hay propiedad privada, el asalariado es
esclavo del Estado en el interior mismo de su fábrica.
Colectivización: en 1928 mediante otras medidas, se ordena la abolición de las economías
campesinas y de las propiedades particulares en la industria y el comercio; se planifica la
colectivización agrícola.
En 1933, las estadísticas muestran un descenso vertiginoso de la producción campesina.
La propiedad personal: en 1936 se trata de remediar la situación admitiendo un nuevo tipo de
propiedad: la personal. Ésta se ejerce sobre el beneficio del trabajo y los ahorros, ampara la 1
adquisición de una vivienda y permite el desarrollo de una economía domestica auxiliar, la
que se labora en los tiempos libres y cuya producción supera en muchos rubros.
El tira y afloja entre la ideología en el poder y el orden natural continuó hasta la caída del
comunismo.
La máxima sanción fue el estallido de la URSS y la declinación del comunismo en muchos
países de Europa Oriental, por más que en algunos retornan antiguos jerarcas con diversas
máscaras democráticas.
El suicidio demográfico: en nuestros días, muchos países en especial en Europa, han olvidado
que el matrimonio está ordenado a la procreación. Esta verdad de orden natural está ratificada
por el mandato bíblico. Pero esos países también quieren manejarse como si Dios no existiese
o no se ocupase de las cosas humanas.
La sanción del derecho natural ha comenzado a operar. Una pirámide poblacional invertida
dificulta el mantenimiento de los sectores pasivos, que crecen debido al progreso de la
medicina, y amenaza la supervivencia de esos países, que si no rectifican a tiempo el rumbo,
desaparecerán.
“Dios perdona, el hombre olvida, la naturaleza no perdona ni olvida”.
BOLILLA 11. Lo justo natural y la ley jurídica natural como fundamentos de los
derecho naturales subjetivos. El orden del universo y el desorden de las sociedades
humanas.
Los analogados del derecho: los tres analogados principales del término derecho: lo justo, la
norma y el poder.
El derecho natural existe en los tres analogados como lo 1. justo natural, como 2. derecho
natural normativo y como 3. poder jurídico natural.
Lo justo natural: es lo justo en sí, como una especie de lo bueno en sí. Lo justo en sí es aquel
cuyo titulo y cuya medida procede de la naturaleza, del ser mismo del hombre y no de una
determinación humana.
Como el derecho entendido como lo justo se traduce en conducta, existen entonces conductas
naturalmente justas y conductas naturalmente injustas.
Conductas naturalmente justas e injustas, ejemplos: algunas conductas jurídicas son debidas a
otro que posee un titulo por su misma naturaleza. Si la persona es ontológicamente dueña de
sí, si es inocente, su vida, su integridad física, su integridad moral, su libertad de desplazarse
le pertenece, son naturalmente suyas.
El asesinato, las lesiones, la calumnia, e secuestro, son naturalmente injustas, constituyen
conductas injustas en sí, son antijurídicas, aunque no existiera ninguna norma humana que las
incriminara.
En cambio, el respeto a la vida, a la integridad física y moral, a la libertad de desplazarse son
conductas omisivas naturalmente justas y debidas.
El derecho natural normativo: es una ley objetiva, una parte de la ley natural es, en
definitiva, el aspecto jurídico de nuestra participación como criaturas racionales en la ley
eterna. Es esa ley común, conforme a la naturaleza, aludida por Aristóteles en la Retórica. En
virtud de ella existen algunas normas jurídicas que no provienen de un legislador humano.
Se encuentra siempre en el derecho positivo.
Dos tipos de normas en el derecho positivo: las que son accidentalmente positivas y las que
son esencialmente positivas. En el primer caso, el legislador humano confiere por su sanción
sólo positividad formal a una norma no positiva, no puesta por fuente humana, una norma
propia del derecho natural. En el segundo caso existe positividad formal y material, porque el
contenido es determinado por el legislador humano.
La justificación racional de las normas humanas: las normas positivas humanas deben
justificarse racionalmente, y pueden hacerlo cuando de algún modo, sea por vía de
conclusión, en el primer caso señalado, o por determinación, en el segundo, se derivan del
derecho natural normativo.
La ley humana que no se deriva del derecho natural normativo por alguna de las dos vías
señaladas, es injusta. Genera violencia y prepotencia.
Las normas injustas tienen efectos jurídicos: abren el camino a la objeción de conciencia, a la
desobediencia civil, a la resistencia pasiva, y en algunos casos a la resistencia activa y a la
revolución.
Como derivados del derecho natural normativo se encuentran los poderes o derechos naturales
subjetivos. Éstos requieren dos condiciones:
1. Un fundamento trascendente que se encuentra en la ley eterna, porque la persona humana,
creada a imagen y semejanza de Dios, “lleva en su naturaleza inscripta una ordenación
obligatoria al bien común universal que es Dios y al bien común de la sociedad… este
débito esencial y primero de la persona, esta obligación primaria, es fuente de todos los
derechos humanos.
2. La unión de los derecho con los deberes, porque la mejor forma de asegurar los derechos
es comenzar por insistir en la observancia de los deberes correlativos, ya que, “los
verdaderos derechos del hombre, son, sobre todo, ejercicio de sus deberes: tiene derecho a
la vida, porque tiene el deber de vivir; tiene derecho a la libertad porque tiene el deber de 1
mantenerse libre, es decir, dueño de sus propios actos, una vez que ya ha alcanzado el
desarrollo “natural” que le permite actuar con responsabilidad, es decir, como un hombre.
Sin duda tiene también derechos que derivan del ejercicio de un deber de otros; tiene
derecho a la alimentación y a la educación, porque su nacimiento no depende de él, sino
de los que lo han procreado, los cuales, tienen responsabilidad del hecho y las
obligaciones relacionadas con las consecuencias”.
El encuadre en la Pacem in Terris: encíclica del Papa Juan XXIII. Según él, la paz en la
tierra es “la suprema aspiración” de los hombres; pero ella necesita para alcanzarse el
cumplimiento de una condición, ya que “no puede establecerse ni consolidarse si no se respeta
fielmente el orden establecido por Dios”.
Luego destaca el orden maravilloso que impera en los “seres vivos y en las fuerzas de la
naturaleza”, el orden del universo, el cual contrasta con el desorden que reina entre los
individuos y entre los pueblos.
¿Cuál es la causa de este contraste? Es “el error de pensar que las relaciones de individuos con
sus respectivas comunidades políticas pueden regularse por las mismas leyes que rigen las
fuerzas y elementos irracionales del universo, siendo así que tales leyes son de otro género y
hay que buscarlas solamente allí donde las ha grabado el Creador de todo, esto es, en la
naturaleza del hombre”.
Comentarios: ante todo, la paz absoluta, perpetua, es y será una aspiración, un anhelo, un
deseo; nunca una realidad. Por eso San Agustín señalaba que la guerra era un mal cierto, y la
paz un bien incierto.
¿Por qué la paz absoluta es una utopía? Porque para su logro los hombres y los pueblos deben
respetar fielmente, íntegramente, el orden establecido por Dios, expresado a través de la ley
natural. Eso nunca se ha hecho ni se hará por la existencia del pecado; del original y de los de
todos los hombres.
Ése es el motivo por el cual lo más que se puede lograr en forma efectiva es aumentar las
“dosis” de paz y disminuir las de guerra, litigio, discordia, conflicto.
Para esto se deberá tener una actitud constructora de la paz, la cual no debemos confundir con
la de los pacifistas, los cuales no dejan de alimentar al cocodrilo “con la esperanza de ser
comidos los últimos”.
Un poco más delante de la encíclica del Papa Juan XXIII aparece una clara referencia a los
deberes asociados a los derechos y al fundamento de ambos: “los derechos naturales están
unidos en el hombre que los posee con otros tantos deberes, y unos y otros tienen en la ley
natural que los confiere o los impone, su origen, mantenimiento y vigor indestructible”.
Y como la ley natural es la participación del hombre en la ley eterna, ésta constituye el
fundamento último, trascendente, de los derechos y deberes naturales.
Como afirma Havel, ex presidente de la República Checa, “…los derechos, las libertades y la
dignidad del hombre hunden sus raíces más profundas fuera del mundo terrenal… estas
nociones sólo poseen un significado al telón de fondo del infinito y de la eternidad… el
verdadero valor de nuestros actos, concuerdan o no con nuestra conciencia –la embajadora de
la eternidad ante nuestra alma-, es sometido a un examen final en algún lugar que no podemos
ver… porque el Estado es hechura del hombre, pero la humanidad fue creada por Dios”.
Las criaturas humanas somos sujetos y no objetos manipulados por los poderosos de este
mundo; y tenemos una idéntica naturaleza que se concreta en personas, todas distintas,
desiguales, llamadas a la hermandad bajo la protección del Padre común.
Relatividad del “no matar”: no es un imperativo absoluto, ya que un hombre puede ejercer el
derecho natural de legítima defensa contra una agresión violenta y arbitraria y matar al injusto
agresor; también la autoridad legítima puede condenar a muerte a un delincuente sin violar el
derecho natural. Lo que está prohibido es matar injustamente a otro.
El tema de la legítima defensa tiene por desgracia entre nosotros cada vez más actualidad,
debido a la deserción de un Estado que no protege al hombre común y del recrudecimiento de
la delincuencia.
Ante la inseguridad creciente en la calle y en el transporte, en el trabajo y en la casa, en la
ciudad, en los suburbios y en el campo, la respuesta del gobierno de entonces era la antítesis 1
de la señalada por el sentido común. Por un lado se seguían agravando las causas al reducirse
el espacio religioso en la vida pública y al ser objeto de los valores sagrados de burla y de
mofa; al vaciar a la moral de sus contenidos en nombre de una ética declamatoria y vacía; al
aflojar los lazos sociales básicos, en especial en la familia y en la escuela, haciendo odiosa la
autoridad de los padres y educadores; al crecer la miseria y la marginalidad. Por otro, tampoco
se actuaba sobre los efectos, porque en lugar de aumentarlas se disminuían las penas.
El suicidio: es contrario a este derecho natural ya que viola el correlativo deber primario de
conservación. El suicidio contradice la primera inclinación natural, ya que como enseña Santo
Tomás de Aquino, “pertenecen a la ley natural todos los preceptos que contribuyen a
conservar la vida del hombre y a evitar sus obstáculos”.
Hoy el Papa se encuentra empeñado en una lucha desigual a favor de la vida humana. El
suicidio destruye esa vida, y el “Nuevo Catecismo” de la Iglesia Católica le dedica algunos
parágrafos:
Cada cual es responsable de su vida delante de Dios que se la ha dado, Él sigue siendo
su soberano Dueño… somos administradores y no propietarios de la vida que Dios nos
ha confiado. No disponemos de ella.
El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar y perpetuar su
vida… ofende… al amor al prójimo porque rompe injustamente los lazos de
solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales estamos
obligados…
Si se comete con intención de servir de ejemplo… el suicidio adquiere además la
gravedad del escandalo.
“…trastornos psíquicos graves, la angustia... pueden disminuir la responsabilidad del
suicida”, y podríamos agregar las amenazas, presiones, el acosamiento.
“No se debe desesperar de la salvación eterna de aquellas personas que se han dado
1
muerte. Dios puede haberles facilitado por caminos que Él solo conoce la ocasión de
un arrepentimiento salvador”.
La eutanasia: es el homicidio del cual son víctimas seres deformes, dolientes, ancianos,
enfermos terminales, lo cual, lejos de constituir una liberación para los que sufren, es una
muestra del egoísmo de los demás.
La eutanasia es un capitulo de una filosofía perversa. “…El modelo holandés tal vez sea una
referencia para esas sociedades que han perdido el rumbo”. ¿Cuáles son las notas salientes del
modelo? “La droga está permitida, también la eutanasia, la prostitución y el matrimonio entre
homosexuales”.
Parten los defensores de la eutanasia de una filosofía hedonista, que olvida los deberes más
elementales de justicia, de solidaridad y a veces de gratitud. Todo esto en el plano natural, el
cual es coronado por los deberes de caridad en el orden sobrenatural.
La pena de muerte: la pena de muerte aplicada por autoridad pública, previo juicio político y
como último recurso por crímenes gravísimos, es lícita por derecho natural, lo cual no quiere
decir que sea necesaria, pues la tasación de las penas corresponde al derecho positivo. El
delincuente no es inocente sino culpable, y como señala Santo Tomás “es lícito matar al
malhechor en cuanto se ordena a la salud de toda la sociedad y corresponde sólo a aquel a
quien está confiado el cuidado de su conservación”.
El delincuente “se despojó de su derecho a la vida”: “el poder público tiene la facultad de
privar de la vida al delincuente sentenciado en expiación de su delito después que éste se
despojó de su derecho a la vida”.
Derecho a un decoroso nivel de vida: para conservar la vida física y espiritual es necesario
el sustento, y aparece la necesidad de satisfacer las necesidades primordiales: alimentación,
vestido y vivienda. Así, surgen derechos al trabajo, a la retribución, a la propiedad y deberes
correlativos a trabar y a usar rectamente de las cosas.
Derecho a un decoroso nivel de vida y deber de vivir decorosamente, trabajando con
honradez.
Toda la tradición cristiana considera fundamental este derecho.
Regímenes contrarios al orden natural: los fines primarios del matrimonio no se pueden
obtener en un régimen de poliandria, unión de varios hombres con una mujer, porque ésta
impide la certeza de la prole, generalmente la procreación y, como consecuencia, la educación
de hijos ciertos.
Por su parte, la poligamia y la disolubilidad “no impiden completamente el fin primario del
matrimonio, pero lo hacen más difícil de conseguir y además impiden el fin secundario que es
la paz, fidelidad y armonía entre los cónyuges”.
También la simple fornicación se opone al derecho natural, sea ocasional o con cierta
asiduidad, en las relaciones hoy denominadas de “pareja”, muy difundidas entre personas
incapaces de comprometerse, nueva denominación que abarca, entre otras, al llamado
“concubinato”, el cual no garantiza el logro de ningún fin a largo plazo.
“Pareja” es un término equívoco y muy amplio, que encubre diversas asociaciones: de cosas,
de animales, noviazgo, matrimonio, concubinato, adulterio, uniones homosexuales, uniones
bestiales.
Incluso hace poco la Asociación Argentina de Swingers, promotora del intercambio de
parejas, solicitó su personería jurídica; su objetivo es “la promoción del estilo de vida
swinger, una propuesta alternativa en materia sexual y cultural en la estructura matrimonial y
de parejas”. Rechazada la solicitud, recurrió a la justicia. El fallo de la Cámara Civil confirmó
la negativa, considerando que la actividad (intercambio de parejas) es inmoral, contrario a las
buenas costumbres y violatoria de la fidelidad que los miembros de un matrimonio se deben
entre sí.
Pensar que hasta 1995 el adulterio en Argentina estaba tipificado como delito y ahora esta
actividad es invocada como un derecho.
Pero entre nosotros, hoy todo es posible. Tal vez los Swingers sigan el camino de la
Comunidad Homosexual Argentina y obtengan su reconocimiento también como entidad de
bien común, a pesar de su contribución al mal común.
En conclusión: todas las uniones sexuales que se gestan fuera del matrimonio monogámico e
indisoluble impiden o estorban el cumplimiento de sus fines y son contrarias al derecho
natural.
Derechos y deberes de los poderes públicos: el Estado, representado por la autoridad política,
tiene derechos naturales en lo interno y en lo externo. En lo interno, ya que justifica su
existencia mediante una tarea constructora del bien común político, es lógico que posea todos
los derechos cuyo ejercicio sea necesario para el logro de ese objetivo. Esos derechos los
ejerce respecto de los particulares. El bien común constituye una exigencia sobre los
particulares regida por la justicia legal.; en virtud de ella, la autoridad tiene derecho estricto a
exigir a los individuos y a los grupos infrapolíticos todo lo necesario para la promoción del
bien común; por empezar, la obediencia a las leyes y ordenes legitimas.
El ajuste al bien común: en toda sociedad política ordenada, los individuos y los grupos deben
estar “ajustados” al bien común. la autoridad pública debe conquistar la “arquía” y tiene el
derecho a obrar contra los enemigos del orden, incluso terroristas, guerrilleros y piqueteros,
mediante la fuerza jurídica, que debe ser objetiva, imparcial y limitada. Así tiene:
Derecho a monopolizar la fuerza física en fuerzas armadas y de seguridad organizadas,
para resistir ataques exteriores y acabar con las subversiones y los desórdenes
interiores, para que los gobernados puedan vivir en orden, con paz y seguridad.
Derecho a legislar, sancionando leyes justas que obligaran en conciencia y
estableciendo premios y castigos. (derecho que tiene la autoridad de administrar
justicia y el deber de hacerlo a través de una justicia independiente).
Derecho de intervenir en el ámbito económico. Si se produce la deserción política en
este ámbito, el Estado aparece como una sociedad anónima más, ocupada en sus
negocios particulares, va perdiendo su carácter público.
Los hombres sólo a través de la sociedad pueden alcanzar su plenitud, pero también pueden
naufragar en ella, pueden ser absorbidos por el colectivismo y la masificación cuando olvidan
que la sociedad es un medio que les permite alcanzar un fin que se encuentra más allá de ella.
La autoridad debe servir al crecimiento y desarrollo de los miembros de la sociedad, pero si
en lugar de facilitar la vida buena de sus integrantes la estorba y dificulta, si en lugar de
estimular la práctica de las virtudes sociales fomenta los vicios, se tiñe de ilegitimidad por el
mal ejercicio del poder.
Además, a través de la justicia distributiva, la autoridad no sólo debe repartir cargas sino
también dignidades, cargos, bienes materiales, de acuerdo con los títulos que tienen los 1
particulares como miembros.
Los derechos de los Estados: en lo externo también los Estados tienen derechos
fundamentales, y Juan XXIII los señala: “…derecho a la existencia, al propio desarrollo, a los
medios para lograrlo, a la buena reputación y a los debidos honores”.
En forma paralela al orden de los hombres, también los Estados tienen derecho a la existencia,
lo que implica el deber de los demás de respetar su integridad territorial y el del propio Estado
en resguardarla; al propio crecimiento, ya que los Estados tienen el deber del desarrollo
cultural, político, social y económico, y a la buena reputación, paralelo al derecho de los
individuos a la integridad moral.
Los derechos de los Estados, al igual que los de los hombres, no son absolutos.
El principio de “no intervención”: un Estado injusto no puede pretender ser respetado en su
injusticia por los demás y por lo tanto, no puede admitirse en sentido absoluto, el llamado
principio de “no intervención”… el cual es equivalente a aquel principio que en el orden
interior, en las relaciones entre Estado e individuo, prohíbe la revolución y la resistencia a la
autoridad.
Las relaciones internacionales: las comunidades políticas son unas respecto de otras sujetos de
derechos y deberes, y sus relaciones, “deben ser reguladas por la verdad, la justicia, la
solidaridad y la libertad”. Es necesario destacar la exigencia de la solidaridad, en un mundo en
el cual el abismo entre los países que viven la opulencia y los que sufren la miseria se ahonda
cada vez más.
El bien común internacional: la existencia de relaciones entre las comunidades políticas lleva
a tocar el tema del orden internacional, el cual se dinamiza por su finalidad, el bien común
internacional, y se funda en la existencia de Estados particulares, “los que por dignidad de
naturaleza son iguales entre sí”, aunque sean desiguales en todo lo demás.
La existencia del orden internacional, última posibilidad terrena de actualizar las potencias
sociales del hombre, nos lleva a considerar el problema de la existencia de una autoridad
internacional.
Hoy, esa autoridad surgiría de la imposición de los más fuertes, los que tienen derecho de veto
en las Naciones Unidas, organización que, como escribe Pereña, “las más de las veces se ha
convertido en instrumento de hegemonía de las grandes potencias; ha sido incapaz de detener
la agresión cuando ha tratado de oponerse a los intereses de los grandes, se ha deshecho en
verbalismo y protestas ambiguas para convertirse en una tribuna internacional de propaganda
y demagogia”.
En las circunstancias actuales, los mejores medios para perseguir el bien común internacional
son el incremento de las relaciones y de la solidaridad entre países de raigambre cultural
común; el ejercicio descentralizado de la autoridad universal a través de las autoridades
nacionales que sepan defender la identidad de sus países e impedir que éstos se sumerjan en
un mundialismo anónimo; el respeto a la justicia, que asegure la reciprocidad de los cambios
en la esfera internacional; y, finalmente, el espíritu cristiano que se encarna en nuestra
tradición.
Además debemos asumir la defensa en el orden de la “projimidad” del hombre concreto, de la
familia y de la Nación histórica, de las tradiciones que nos protegen contra la erosión del
tiempo y de la patria.
BOLILLA 12
1. Derecho Público:
Derecho externo: Derecho Internacional Público; Derecho Público Eclesiástico.
Derecho interno: Derecho Político; Derecho Constitucional; Derecho
Administrativo; Derecho Penal; Derecho Procesal Penal y Administrativo;
Derecho de Minería.
2. Derecho Privado: Derecho Civil, Derecho Comercial, Derecho de Navegación, Derecho
Aeronáutico, Derecho Agrario y de Recursos Naturales, Derecho Laboral, Derecho
Procesal Civil, Comercial y Laboral.