RESUMEN
ABSTRACT
The issue of copyright protection for the creations of the so called «author cuisine» is
addressed in this article. Those signature dishes are closer to an artistic expression than what
it’s actually learnt at the schools of gastronomy. The result of the personal and creative work of
its authors, those creations deserve to be copyright protected.
PARA LA PROTECCIÓN POR EL DERECHO DE AUTOR?: 1. La receta de cocina. 2. La expresivi-
dad visual de la obra culinaria. 3. La forma gustativa.—IV. CONCLUSIÓN.
I. INTRODUCCIÓN
En los últimos años se ha aludido incesantemente a la «cocina de autor» o al
«arte culinario» para definir un tipo de cocina donde el elemento «creatividad»
u «originalidad» deviene fundamental como no lo había sido con anterioridad.
Ferran Adrià, Juan Mari Arzak, Carme Ruscalleda, Joan Roca, Andoni Luís
Aduriz, Miguel Sánchez Romera, Paul Bocuse, Pierre Gagnaire o Hervé This,
entre otros, son internacionalmente reconocidos por su creatividad y la origina-
lidad de sus obras. La opinión pública y la de los propios chefs es similar: las
obras gastronómicas son consideradas como manifestaciones concretas de la
personalidad de sus autores.
Creatividad, innovación y excelencia, son los valores (y riesgos) que la de-
nominada cocina de autor asume y defiende en un mercado sumamente compe-
titivo, con el objeto de demostrar la sublimidad de los productos del arte culina-
rio y de avivar el interés de una sociedad que ha descubierto el aspecto creativo
y lúdico de la gastronomía. Los imperativos de la autoría, la diferenciación y la
originalidad, definen el último eslabón de la cocina moderna 1.
El reconocimiento del estatus de autor o autora de una obra culinaria es un
hecho social indiscutible, que surge naturalmente. Y se da con relativa frecuen-
cia. Cuando un plato nos ha resultado novedoso u original, reconocemos el
trabajo, mérito y esfuerzo del cocinero o cocinera, y no dudamos de su autoría.
Y si nos da su receta, lo consideramos un regalo.
En la antigua colonia griega de Síbaris, si un pastelero o un cocinero crea-
ban un pastel o un plato peculiar y excelente, a ningún otro artista se le permitía
reproducirlo durante un año. Con el objeto de recompensar su trabajo creativo,
y alentar a otros talentos a superar la excelencia de aquella creación culinaria,
el creador recibía todos los beneficios de la explotación de la obra durante aquel
año 2.
Chefs y pasteleros, como los artistas y poetas, siguen inspirándose en la
labor creativa de otros compañeros de profesión, y sin embargo, contra el plagio
culinario no existe protección legal. Y ello no sólo les causa un perjuicio econó-
mico, sino que también va en perjuicio de su nombre y del respeto a su obra.
En el entorno gastronómico existe una verdadera conciencia del valioso ca-
pital intelectual que representan las creaciones e innovaciones culinarias. Como
puede apreciarse de los códigos éticos de la International Association of Cu-
J. L. Armendáriz Sanz, Procesos de cocina, Paraninfo, Madrid, 2009, pág. 293.
1
C. D. Yonge, The Deipnosophists or Banquet of the learned of Athenaeus, vol. 3, Bohn, London, 1854,
2
pág. 835: «If any confectioner o cook invented any peculiar and excellent dish, no other artist was allowed to
make this for a year; but he alone who invented it was entitled to all the profit to be derived from the manu-
facture of it for that time; in order that others might be induced to labour at excelling in such pursuits». Puede
consultarse la edición digitalizada de la obra en http://digicoll.library.wisc.edu (fecha de la última consulta: 15
de octubre de 2012); F. Mellado, relata que «entre los atenienses se concedió á Chérips el derecho de ciuda-
dano por haber inventado un guisado de criadillas de tierra» (Enciclopedia Moderna. Diccionario universal
de literatura, ciencias, artes, agricultura, industria, comercio, t. 34, Establecimiento Tipográfico de Mellado,
Madrid, 1855, págs. 713-714). Puede consultarse la edición digitalizada de la obra en http://books.google.es/
books?id=a8WOjJTqknwC (fecha de la última consulta: 15 de octubre de 2012).
Entre las obras gastronómicas protegibles por el derecho de autor, además de la receta y la composición
11
culinaria a las que dedicamos el presente trabajo, también pueden incluirse la carta del menú, la fotografía culi-
naria o la literatura gastronómica. Sobre la protección de estas obras por el derecho de autor puede consultarse
nuestro trabajo de investigación: S. Robert Guillén, La obra gastronómica como obra efímera protegida por
el derecho de autor, tesina presentada en el Doctorado de Derecho del Comercio y de la Contratación, UAB,
fecha de lectura: 13 de septiembre de 2012, inédita.
12
J. Ortega Doménech, Obra plástica, pág. 98.
13
RCL/1986/939. Esta norma será abreviada como LP.
argumento o de un guión de la obra audiovisual «le sirve de muy poco estar pro-
tegido frente a reproducción, comunicación, publicación o distribución incon-
sentida del texto, pues no es así como de ordinario se violará su derecho». Lo
que se protegerá es «la aplicación o ejecución del contenido de su obra, frente a
la integración de dicho contenido en la actividad económica de un tercero, en el
proceso de producción y oferta de bienes o servicios» 33.
En este sentido, especial interés tiene la Sentencia de la Audiencia Provin-
cial de Madrid de 17 de febrero de 2005, que considera una obra original pro-
tegible por el derecho de autor el pre-guión de un programa de televisión. Su
autor desarrolló en trece folios distribuidos en nueve apartados, los aspectos
esenciales de un concurso, como son el título, los premios, la forma de presen-
tar las preguntas, temas a tratar en secciones concretas del mismo y preguntas
concretas relacionadas con cada contenido, pruebas relacionadas con los con-
tenidos específicos, distribución y número de concursantes, sonido, proyección
de imágenes, ambientación musical, realización, intervención de personajes de
relevancia social o famosos y otros contenidos complementarios. La sentencia
concluye que los derechos que le correspondían al autor son los que se deriva-
rían de la incorporación de tal obra, sin su consentimiento, como argumento de
un concurso televisivo, y declara su derecho al reconocimiento e inclusión de
su nombre como autor de la idea original en cualquier acto de explotación o
publicidad del referido argumento 34.
Otro ejemplo son las coreografías y las pantomimas, cuya protección por el
derecho de autor está prevista en el artículo 10.1, apartado c) TRLPI. Como ha
destacado Bercovitz Rodríguez-Cano, en una coreografía, una pantomima,
un ballet o un espectáculo de marionetas, por ejemplo, «se protege la sucesión
de gestos y movimientos (no gestos y movimientos aislados) en función de una
estructura armónica preordenada. Debe, pues, quedar un escaso margen de im-
provisación para el intérprete» 35.
La legislación española no exige la fijación de la obra, sin embargo, por
la naturaleza efímera de las coreografías y pantomimas, la solución jurídica
para su efectiva protección pasa por la formulación de los movimientos, bien
descriptiva a través de su notación y/o gráfica mediante bocetos, fotografías o
film 36.
Como establece el artículo 14, apartado c), del Reglamento del Registro
General de la Propiedad Intelectual, junto con la solicitud de inscripción de una
coreografía o una pantomima, debe acompañarse una descripción por escrito
33
SAP de Madrid núm. 182/2009, de 2 de julio (AC 2009/1914).
34
SAP de Madrid núm. 96/2005, de 17 de febrero (AC 2005/426); y en relación con ésta, vid. también
el Auto del TS de 18 de noviembre de 2008 (JUR 2008/374860), que inadmite los recursos de casación y los
recursos extraordinarios por infracción procesal interpuestos contra la sentencia de la AP.
35
R. Bercovitz Rodríguez-Cano, Comentario, pág. 171.
36
Sin embargo, como afirma J. Michelle Lakes, la fijación de una coreografía en video tiene importantes
limitaciones frente a su fijación por escrito: «as noted by the Copyright Office, video notation has its limits—it
only extends protection to “what is disclosed therein”. As Barbara Horgan, executor of the Balanchine Trust,
has stated, “video is cruel to dance”. Film may be inaccurate, as it may capture a dancer’s mistake or unin-
tended addition to the choreographer’s work. Finally, film cannot capture the exact placement and balance of
the dancers intended by the choreographer, which may be necessary to recreate the work with accuracy. Cho-
reographers aware of these limitations may be hesitant to rely on film for the purposes of obtaining copyright
because they may doubt its effectiveness» [«A pas de deux for choreography and copyright», New York U Law
Rev., vol. 80, núm. 6 (diciembre de 2005), New York, págs. 1829 y sigs. (1855)].
39
J. Ortega Doménech, Obra plástica, pág. 39.
40
Como afirma J. A. Valbuena Gutiérrez, Las obras o creaciones intelectuales, pág. 91: «Los perfumes
y creaciones culinarias podrán ser protegidos por el derecho de autor [...] por su representación visual [...] la
representación artística de artículos de repostería [...] podrán ser objeto, en su caso, de propiedad intelectual».
41
C. Saiz García, Objeto y sujeto, pág. 113; Vid. también, en el mismo sentido, R. Bercovitz Rodrí-
guez-Cano, Comentario, pág. 174; J. Ortega Doménech, Obra plástica, pág. 39.
42
Como indica M. C. Mayorga Toledano, «El arte efímero como objeto de la propiedad intelectual. Es-
pecial referencia a los embalajes monumentales y demás instalaciones conceptuales», ADI XXXI (2010-2011),
págs. 281 y sigs. (pág. 285): «La apreciación o no de la protección por el derecho de autor de una obra de arte
exige adoptar una postura de indiferencia en cuanto al mérito. Esta neutralidad estética que debe tener el juez
tiene que ver tanto con el valor moral cuanto con el valor estético de la obra». Vid. también, J. C. Erdozaín Ló-
pez, «Objeto de la propiedad intelectual», en J. C. Erdozaín López y M. Lobato (dirs.), Propiedad intelectual
e industrial, Francis Lefebvre, Madrid, 2011, pág. 81.
43
M. C. Mayorga Toledano, «El arte efímero como objeto de la propiedad intelectual», pág. 295.
No existe ni puede existir una regla de carácter general que permite medir
la originalidad de una obra con independencia de su género y características. Y
como decíamos, la originalidad debe valorarse según los elementos relevantes
en cada tipo de obra y es necesario en todo caso recurrir a la opinión de expertos
y de los colectivos sociales a los que está destinada.
Por otra parte, el TRLPI no exige que el soporte o el material de la obra sean
inmutables, toda vez que tampoco exige la fijación de la obra. Se protege la obra
original, cualquiera que sea el medio o soporte en el que esté expresada, que
puede ser tangible o intangible (art. 10.1 TRLPI).
La propia naturaleza de las cosas desvela que el soporte y el material de toda
obra son efímeros. El soporte de cualquier obra cambia con el paso del tiempo.
Por ejemplo, el Tribunal Supremo, respecto de la protección de una pintura en
un muro al aire libre, ha asentido que «dadas las características de la obra, inse-
parable de su soporte, aunque reproducible con base en los bocetos, su duración
queda sujeta al del elemento en que se plasma, por lo que no nace con vocación
de perennidad, sino con una vida efímera» 44, hecho que no impidió el acceso de
la obra a la protección por el derecho de autor.
Como afirma la doctrina, el material de la obra puede ser «materia orgánica
(jardinería), hielo, nieve, chocolate, masa o miga de pan, crema (pastelería),
etc.» 45.
Los tribunales han admitido la protección por el derecho de autor de obras
de arte floral 46, de peluquería 47 o de arquitectura efímera 48. Y también han acep-
tado la protección de perfumes, estimando que a pesar de su naturaleza fugaz y
variable en función del entorno, el material líquido que emite el olor puede per-
cibirse a través de los sentidos, y es lo suficientemente concreto y estable como
para ser considerado una obra original protegible por el derecho de autor 49.
En dichas obras, como en otras manifestaciones artísticas contemporáneas
como son el body-art, la performance, el happening, el ready-made, el ma-
quillaje o el eat art, el carácter efímero es un valor intrínseco en sí mismo 50.
La durabilidad y variabilidad de los materiales, no es un impedimento para la
expresión de su autor. Es más, dichas obras no son concebibles sin el carácter
efímero.
Como una obra musical o una coreografía, la obra culinaria es efímera pero
permanente en su repetición y a través de su fijación visual, y ello es significati-
vo en el reconocimiento de derechos privados sobre la obra.
44
STS de 6 de noviembre de 2006 (RJ 2006/8134).
45
R. Bercovitz Rodríguez-Cano, Comentario, pág. 174; J. Ortega Doménech, Obra plástica, pág. 99;
J. A. Valbuena Gutiérrez, Las obras o creaciones intelectuales, pág. 155.
46
Sentencia de la Cour de Cassation de fecha 6 de febrero de 2001 (98-15300).
47
Sentencia de la Cour d’Appel Aix en Provence, de 11 de junio de 1987 (en P. Sirinelli y D. Vaver, Prin-
ciples of Copyright: Cases and Materials. Notions fondamentales du droit d’auteur. Recueil de jurisprudence,
WIPO, Ginebra, 2002, pág. 225).
48
Sentencia de la BGH de 24 de enero de 2002 (I ZR 102/99).
49
Sentencia HR de 16 de junio de 2006, Kecofa/Lancôme (LJN AU8940) y vid. también Sentencias de
la Cour d’Appel de París de 17 de septiembre de 2004 y 25 de enero de 2006 [BICC, núm. 691, 2008, París,
págs. 12 y sigs. (págs. 14-18)].
50
Sobre la protección del arte conceptual por el derecho de autor vid. M. C. Mayorga Toledano, «El arte
efímero como objeto de la propiedad intelectual», págs. 281-300.
IV. CONCLUSIÓN
La falta de relación entre el derecho de autor y las obras culinarias es atribui-
ble a prejuicios culturales. Importantes filósofos como Aristóteles, Santo Tomás
de Aquino, Kant o Hegel, consideraron que los sentidos del gusto y el olfato
eran sentidos «inferiores» respecto de la vista y el oído, los sentidos estéticos
por antonomasia. El estímulo por el contacto directo del órgano perceptor con
el objeto era considerado degradante, y al no poder juzgarse el sabor de algo sin
probarlo, se pensaba que el objeto no estaba sometido a la distancia que requería
la contemplación estética. Y por ello situaron el gusto, y también el del olfato y
el tacto, al margen de los instrumentos perceptivos a través de los que se podía
adquirir el conocimiento.
Contra la tradicional jerarquización de los sentidos, la sociedad contem-
poránea ha vinculado la experiencia artística a lo sensible, a las emociones del
cuerpo y a los sentidos del gusto, del tacto y del olfato. Degustar ha devenido un
placer intelectual que hace comparable la emoción ante una obra culinaria a la
emoción artística de una obra musical. Y la alta cocina ha sido erigida como una
disciplina estética de vanguardia 58, un medio de expresión artística que aúna
arte, creatividad y excelencia técnica.
En los orígenes del derecho de autor, la arquitectura, las coreografías o pan-
tomimas, por ejemplo, eran formas de arte existentes pero que no eran tenidas
en cuenta por el legislador ni la doctrina. Hoy nadie duda de su reconocimiento
como obras del intelecto, respondiendo así a un cambio de mentalidad y sensi-
bilidad, a una evolución histórica y una voluntad de cambio.
Hablar de los límites del derecho de autor o de sus fronteras, parece suponer
que efectivamente estas existen y son fijas. Sin embargo, la evidencia de que
dichas fronteras ni son fijas ni pueden serlo, está en la constante y espontánea
interrogación acerca de los límites de la creatividad, y que engendra nuevas
formas de expresión artística. Pero como antaño, y en una total contradicción
con el espíritu de la ley, las nuevas formas contemporáneas de la creatividad se
encuentran desprotegidas, fundamentalmente debido a interpretaciones doctri-
nales y judiciales basadas en prejuicios.
Afortunadamente, la evolución de la sociedad ha hecho que comprendamos
que las obras gastronómicas son el resultado del trabajo creativo de sus autores
y que la protección del derecho de autor está determinada por el trabajo creativo
y no por el género de la obra, y ello nos permite afirmar que en un futuro próxi-
mo estas obras gozarán de la protección que merecen, pues su originalidad se
evidencia cierta y concluyente.
58
I. Butrón Parra, Comer en España: de la subsistencia a la vanguardia, Península, Barcelona, 2011,
pág. 250.