Para los romanos, menos dados al ocio fecundo que los griegos, negotium significaba
‘ocupación, quehacer, trabajo’ y por eso formaron esta palabra, que es una contracción
del adverbio nec ‘no’ y el sustantivo otium ‘ocio’, ‘descanso’, ‘recreación’. La palabra
negocio está registrada por primera vez en español en los poemas de Berceo, en el siglo
XIII:
Vale la pena precisar que los latinos llamaban otium no solo a la recreación, sino
también al tiempo dedicado a las artes. Así, el otium litteratum era el tiempo libre que
dedicaban a las letras.