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ANOS 73
Los niños desarrollan el scnlitio i k ' l.i vrgüenza alrededor
de los seis o siete años, aunque la timidez stá presente desde
que son mucho más pequeños. Adquieren ui concepto más pre-
ciso de lo que otros opinan de ellos y se seisibilizan al aprecio
y al rechazo (Erikson, 1950). El desarrollo loral sigue depen-
diendo del premio y del castigo, pero emjieza a guiarse por
una conciencia interior del bien y del mal (i^ohlberg, 1969).
He aquí algunas capacidades propias d i período de seis a
ocho años:
— U n niño de siete años diferencia ent£ izquierda y dere-
cha; tiene más cuidado; tiene amiguios y amiguitas fue-
ra de casa; recuerda encargos; dibuja a cabeza, el cuerpo
y las extremidades, y su m u n d o sigu girando alrededor
de su madre.
— U n niño de ocho años comprende i valor del dinero;
puede repetir números de cinco ciffls; sabe la fecha y
conoce los meses del año; puede realzar encargos com-
plicados y siente desprecio por el otD sexo.
2.4. El desarrollo psicosocial délos niños
de ocho a diez años
Entre los ocho y diez años los niños se entran en la profun-
dización de conceptos y el descubrimiento á nuevas dimensio-
nes. La idea que tienen del m u n d o se amjlía increíblemente.
Experimentan que el m u n d o es mucho má grande de lo que
creían hasta ese momento. También su enorno inmediato se
extiende, en el sentido de que son capaces le desplazarse más
lejos independientemente. Por ejemplo, se vin a dar una vuelta
o pasan la noche en casa de amigos con má frecuencia.
Se supone que dominan los principios dda lectura, así como
los de cálculo. La carrera escolar se hace miy importante. Em-
piezan a ver las diferencias entre ellos y los emás. Se comparan
a sí mismos y sus habilidades con sus compñeros de edad. En
OOOS S O L A R E S
II 1)1 SAKKOI I O 1)1 I O S NINO;, 1)1 C l i A I H ü A D Ü C I .
realidad, el período de escolarización es la única época en que
se pueden comparar directamente con u n gran número de com-
pañeros de su misma edad. La comparación mutua se acentúa
a medida que los estudios se hacen más exigentes y el rendi-
miento en ese campo se pone de manifiesto. También para los
padres se hacen más evidentes las facultades de su hijo en re-
lación con otros. A consecuencia de la competición entre coetá-
neos y de las expectativas de los padres, puede originarse el
miedo al fracaso y el complejo de inferioridad (Erikson, 1950). El
niño es más sensible al rechazo que en períodos anteriores.
Existe una concordancia entre la tensión y el rendimiento.
Hasta cierto punto, cuanta mayor es la tensión mayor es el ren-
dimiento. Si se rebasa este punto, el aumento de tensión gene-
rará una disminución del rendimiento. La tensión puede ser
provocada por el grado de dificultad de u n asunto, por las ex-
pectativas de los demás o de uno mismo o por el grado de pe-
ligro que conlleva el asunto. Cierto grado de tensión puede pro-
porcionar una mejoría en el rendimiento; puede tratarse de una
especie de miedo al fracaso positivo. En caso de demasiada ten-
sión, el rendimiento disminuirá. A este nivel aparece el miedo
al fracaso negativo.
En el entorno escolar se recurre a la memoria a largo plazo, que
aumenta durante este período. El niño aprende a emplear sis-
temas para recordar mejor y se orienta hacia la memorización
y reproducción de hechos.
Cuando su memoria a largo plazo empieza a desarrollarse,
los niños comienzan a emplear tácticas para poder recordar las
cosas. Las reglas mnemotécnicas son m u y populares y se em-
plean de manera creativa, llegando incluso a tomar forma m u -
sical.
El niño adquiere en relativamente poco tiempo una cantidad
colosal de conocimientos. Los conocimientos detallados y repro-
ducibles empiezan a ser importantes. Durante interrogatorios el
niño da más detalles en una reproducción libre, aunque éstos
son con más frecuencia que en épocas anteriores erróneos o i n -
ventados. Por otro lado, el niño es menos susceptible a las pre-
O J O S SOI-AFIES