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24.

El objeto directo

24. El objeto directo

24.1. Características generales


Los verbos transitivos seleccionan un complemento, el objeto di-
Sujeto
recto; su presencia es lo que distingue precisamente la clase de
los verbos transitivos de los intransitivos: El jardinero plantó el abe- Objeto indirecto
dul / Este año el abedul creció mucho. El objeto directo se caracteri-
za por su carácter argumental, por ser generalmente sustituible por
un pronombre en caso acusativo: El jardinero lo plantó —que, en el
español rioplatense, también lo duplica— y por no ser introducido
por una preposición, excepto a que aparece en determinadas con-
diciones sintácticas y semánticas: Encontré al jardinero en la cha-
cra / Encontré un buen jardinero. También está sometida a restric-
ciones semejantes otra propiedad que distingue al objeto directo
del resto de los complementos que forman parte del predicado: la
de pasar a ser el sujeto de las oraciones pasivas: El abedul fue plan-
tado en el fondo. Todas estas características se desarrollarán en los
apartados que siguen.

24.2. La transitividad
La distinción entre los verbos transitivos y los intransitivos se basa
en una diferencia semántica: el carácter incompleto de los prime-
ros, que requieren la presencia de un objeto directo, como en (1);
en cambio, los intransitivos, como los de (2), pueden requerir o no
otro complemento; en tal caso, este presenta características dife-
rentes a las del objeto directo:

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Sintaxis - II. Las funciones en la oración

(1) preparar la cena, saber las tablas, usar traje, romper un


vaso, reparar un aparato, comprar pan, oír tu voz, tirar una
piedra, distinguir los colores, amar al prójimo

(2) crecer, estornudar, gemir, llegar, revolotear, roncar, tartamu-


dear, titilar, triunfar, viajar

Así, un verbo como usar tiene que combinarse con un sustantivo


que denote la entidad usada por el sujeto; en cambio, un verbo
como titilar solo selecciona un único argumento, el que indica el
objeto emisor de la luz: Las estrellas / las lamparitas titilan. A su
vez, llegar requiere la presencia de un complemento, el que indica
el destino del movimiento12, pero este no es un objeto directo.

No todos los verbos transitivos, sin embargo, requieren siempre un


objeto directo expreso. Así, en los ejemplos de (3) el objeto queda
sobreentendido por el significado mismo del verbo (el material de
lectura está restringido a objetos que pueden ser decodificados,
como los libros, las revistas, pero también la mirada, las manos, el
pensamiento; también está semánticamente restringido el objeto
del verbo comer), por un uso especializado (se puede tomar agua
o leche, pero cuando se dice de alguien que toma o consume se
supone una adicción) o porque se interpretan en el sentido de una
capacidad que se recupera (como en Ya veo, oigo, huelo):

(3) Javier lee todas las noches; Marta está comiendo; Lucía lava
a mano; Hoy no cocines; El calor agobia; Pablo escribe (= ‘es
escritor’); Me parece que Germán toma (= ‘es alcohólico’);
Después de la operación mi madre volvió a ver bien.

En estos ejemplos el verbo se emplea en forma absoluta, a menu-


do en contextos genéricos, es decir, en un presente atemporal. En
los de (4), en cambio, el objeto se recupera sintácticamente a partir
del contexto o de la situación:

(4) Hoy compré pescado, pero mi hija no come; Tomá, teneme,


por favor (alcanzándole algo a alguien); No cierre tan pron-
to; Saludá, no seas maleducada.

12 Este complemento queda tácito cuando el destino coincide con el lugar en el


que se halla el sujeto o el hablante: Ya llegamos, o con uno ya mencionado:
Viajamos a San Pablo; cuando llegamos…

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24. El objeto directo

La presencia del objeto directo puede reconocerse en las oraciones


declarativas de (3) por la compatibilidad con la pregunta pero no sé
qué, que, en cambio, no admiten los verbos intransitivos, como los
de (5b):

(5) a. Javier lee todas las noches, pero no sé qué; Marta está
comiendo, pero no sé qué.
b. *Javier estornudó, pero no sé qué; *Las estrellas titilan,
pero no sé qué.

En los usos absolutos, el sujeto se mantiene en la misma posición y


con la misma función semántica de agente. Cuando el objeto está
expreso y lleva determinante o cuantificador, es posible añadir un
se que pone de manifiesto el carácter completo de la acción verbal
y la agentividad del sujeto (cf. § 15.5.1), pero que es rechazado por
los verbos intransitivos, como se ve en (6b):

(6) a. Javier se lee todas las noches una novela; Marta se está
comiendo toda la torta.
b. *Javier se estornudó; *Las estrellas se titilan.

Los verbos transitivos dan lugar también a otra alternancia con usos
intransitivos, en los que se suprime el argumento que denota la
causa que provoca el cambio que experimenta el argumento pa-
ciente (cf. § 15.5.1). En esta alternancia, entonces, la forma transiti-
va puede parafrasearse mediante las fórmulas hacer (que quede) +
adjetivo, sustantivo o infinitivo:

(7) enfriar: hacer que algo quede frío (o más frío)


enorgullecer: hacer que alguien tenga orgullo
tirar: hacer caer algo
matar: hacer morir a alguien

Los argumentos que estos verbos transitivos seleccionan son dos:


la causa, que muchas veces es un agente, y el paciente, afectado
por su acción, que es el único que se mantiene en la versión intran-
sitiva: Se enfrió el café; Se enorgullece cuando habla de su hija; Se
tiró del balcón; Se mató en un accidente. En la versión intransitiva
la supresión de hacer conlleva la del argumento causal que se le
asocia: se enfrió el café no puede parafrasearse por alguien hizo
que el café quede frío.
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Sintaxis - II. Las funciones en la oración

Con algunos verbos como entrar, subir, bajar, aumentar, hervir, cam-
biar, recrudecer, resucitar, entre otros, la forma transitiva no se dis-
tingue de la intransitiva, como ocurre en las dos versiones de (8):

(8) a. El gobierno aumentó los impuestos; El portero ya subió


las valijas; Herví el agua.
b. Los impuestos aumentaron; Las valijas ya subieron; El
agua hirvió.

Más frecuente, sin embargo, es que la versión intransitiva sea pro-


nominal, como en (9):

(9) a. El viento resecó la tierra; Los truenos asustaron a los


niños; El juez los casó.
b. La tierra se resecó; Los niños se asustaron con los
truenos; Ellos se casaron.

Los ejemplos muestran que los verbos de (8) y (9) designan cam-
bios de distinta naturaleza: de estado físico, psicológico o civil y de
ubicación, provocados en su versión transitiva por una causa o por
la acción de un agente, pero que se presentan en la versión intran-
sitiva como espontáneos.

En otras alternancias vinculadas a la transitividad, en cambio, no está


involucrada la estructura argumental, por lo que no suponen diferen-
cias de significado tan notables. Así, entre los ejemplos de (10) se ad-
vierte una sutil diferencia aspectual: con el objeto directo se enfoca
el final de la acción, mientras que con el complemento introducido
por preposición, su transcurso, es decir, la duración:

(10) a. Pensó una palabra; Cruzó el puente; Enfrentó el problema.


b. Pensó en una palabra; Cruzó por el puente; Se enfrentó
con el problema.

Menos clara es la diferencia semántica entre las dos versiones de


la alternancia de transitividad entre objeto directo y complementos
preposicionales en casos como los siguientes:

(11) Necesito tu ayuda. / Necesito de tu ayuda; Cuida a su ma-


dre. / Cuida de su madre; Olvidó la receta. / Se olvidó de la
receta; Sabe gramática. / Sabe de gramática.

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24. El objeto directo

Muchos verbos transitivos alternan con construcciones semilexica-


lizadas formadas por un verbo de apoyo (cf. § 16.2) y un sustanti-
vo abstracto; en tales casos, a menudo el objeto directo del verbo
transitivo pasa a ser objeto indirecto:

(12) Mencionó a su amiga. / Hizo mención a su amiga; Bañó a su


hijo. / Le dio un baño a su hijo; Admira a su jefe. / Le tiene
admiración a su jefe.

Por último, algunos verbos intransitivos alternan con versiones tran-


sitivas en las que el llamado acusativo interno duplica la raíz léxica
del verbo y añade algún modificador; véanse ejemplos en (13):

(13) Lloraba lágrimas de amargura; Durmió el sueño de los jus-


tos; Vivió una vida fastuosa; Murió una muerte digna.

24.3. La sustitución pronominal


El objeto directo es el complemento no preposicional que completa Pronombres personales

el significado del verbo; puede ser realizado por un sintagma nomi-


nal (14a), un pronombre (14b) o una oración (14c): Identidad de referencia

(14) a. Tomé leche; Comí pan; ¿Trajiste el diario?; Pinté mi


habitación; Leí dos cuentos.
b. Me miró; Escribió eso; Comí mucho; ¿Qué trajiste?;
La pinté ayer; No leí nada.
c. Dijo que iba a volver pronto; Me preguntó si lo sabía;
No sé qué hacer.

Si el objeto directo es un pronombre personal, se presentará en


caso acusativo. En la primera y segunda persona (me, te, nos) y en
la forma reflexiva de la tercera (se) no se distingue del objeto indi-
recto, que tiene el caso dativo; en cambio, en la forma no reflexi-
va de la tercera presenta formas propias, distintas de la del dativo
le / les, que se flexionan en género y número: lo (masculino singular
o neutro), la (femenino singular), los (masculino plural) y las (feme-
nino plural) (cf. § 15.2.4):

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Sintaxis - II. Las funciones en la oración

(15) a. Te saludé, pero no me viste; Nos invitaron a cenar; Se


disculpó por su falta.
b. La saludó, pero no lo vio; Las invitaron a cenar; Lo disculpó
por su falta.

Como se señaló al comienzo del capítulo, el pronombre acusativo


puede sustituir tanto al objeto directo nominal como al oracional,
como se ve en (16):

(16) a. Ayer vi a tu amigo. Dijo que no venía.


b. Ayer lo vi (masculino singular). Lo dijo (neutro singular).

En todas las variedades del español, se duplican obligatoriamente


los pronombres personales tónicos, como se muestra en (17a). En
el español rioplatense, es frecuente también la duplicación o dobla-
do de los sintagmas nominales, como en (17b). Tanto la sustitución
como el doblado requieren que el objeto directo sea específico, es
decir, un objeto identificable; no es posible en otros casos, como
los de (17c):

(17) a. A mí me vio; Nos invitó a nosotras; Se disculpó a sí mismo


de la falta.
b. Ayer los vi a tus amigos; La invitó a tu mujer; La disculpó
a Susana.
c. *Lo comí pan; *¿Qué lo trajiste?; *No lo saludé a nadie.

Como se ve, el pronombre acusativo sustituye o duplica el objeto


directo pronominal o nominal. En unos pocos casos el pronombre
no sustituye ni duplica ningún objeto; es lo que ocurre en algunas
locuciones o refranes con la forma femenina, generalmente prono-
minal: No te la agarres conmigo; Donde las dan las toman; Pasala
bien; Se las da de galán; La saqué barata; Tomátelas. Estos pronom-
bres carecen de referencia, por lo que el femenino se ha interpreta-
do como señal de indeterminación.

24.4. El objeto directo preposicional


La única preposición que puede introducir el objeto directo es a. La
presencia de a obedece en principio al carácter personal del objeto:

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24. El objeto directo

llevan a los objetos directos que designan persona, y no llevan pre-


posición, los de cosa, como se ve en el contraste entre (18) y (19):

(18) a. Recordé la casa.


b. Recordé al vecino.

(19) a. *Recordé a la casa.


b. *Recordé el vecino.

Esta regla, sin embargo, no permite explicar la doble posibilidad


que presenta el objeto directo en (20), que designa una persona en
ambos casos:

(20) a. Busco a un profesor / al profesor que me explicó muy


bien este tema.
b. Busco un profesor que me explique muy bien este tema.

La diferencia entre ambos objetos no depende de su carácter perso-


nal, sino del tipo de referencia que establecen: en (20a) el hablante
dice estar buscando a alguien que tiene en mente, una persona con-
creta, de la que incluso podría dar una fotografía; en cambio, en (20b)
no conoce a esa persona, y ni siquiera sabe si podrá encontrarla: es
un objeto no específico. El objeto directo preposicional es propio,
entonces, de los objetos personales específicos.

Como vimos en la sección anterior, en el español rioplatense coloquial


los objetos directos se suelen doblar también cuando son personales
y específicos —recuérdense los ejemplos de (17b)—; sin embargo,
también la duplicación se ha extendido a objetos no personales espe-
cíficos, como los de (21), que se marcan con la preposición:

(21) Ya te lo traje al libro; A las plantas las regué anoche; ¿Toda-


vía no la leíste a esa novela?

24.5. La pasivización
La oración pasiva se caracteriza por la función semántica que se
asigna a su sujeto: la de paciente o tema; a veces aparece también
expresado el agente, mediante un sintagma preposicional encabe-

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Sintaxis - II. Las funciones en la oración

zado por la preposición por y menos a menudo de: El tenor fue ova-
cionado por el público; El maestro era querido de todos.

Se reconocen dos tipos de oraciones pasivas en el español: la pasiva


perifrástica se caracteriza por una perífrasis de participio (cf. § 18.5)
formada por el verbo ser; en la pasiva refleja (cf. § 15.5.2), en cam-
bio, la marca de pasiva la aporta la partícula se. A diferencia de la
perifrástica (22a), la pasiva refleja (22b) está limitada a la tercera
persona, y a sujetos no personales:

(22) a. La noticia fue difundida ayer; El problema fue resuelto


con inteligencia; Fui convocado por el director; El decano
fue recibido por el rector13.
b. La noticia se difundió ayer; El problema se resolvió con
inteligencia.

Todas las oraciones pasivas tienen una correspondiente activa, con


verbo transitivo: su objeto directo pasa a ser el sujeto de la pasiva y
el sujeto puede expresarse en la función de complemento agente,
como se ilustra en (23):

(23) a. Julio recibió el premio; El secretario redactó el informe;


Detuvieron al ladrón.
b. El premio fue recibido por Julio; El informe fue redactado
por el secretario; El ladrón fue detenido.

Sin embargo, no es cierto que a partir de toda oración activa transi-


tiva se forme necesariamente una pasiva, como lo muestra la agra-
maticalidad de (24):

(24) a. Alicia tiene tres hijos; Compró pan; Se rascó la oreja; Se


afeitó.
b. *Tres hijos son tenidos por Alicia; *Pan fue comprado;
*La oreja fue rascada; *Él fue afeitado por sí mismo.

13 Las dos últimas oraciones carecen de pasivas reflejas por tener sujetos perso-
nales; corresponden, en cambio, a oraciones impersonales reflejas: Se me con-
vocó; Se recibió al decano en el Rectorado (pero no por el rector) (cf. § 15.5.2).

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24. El objeto directo

Admiten libremente la pasiva las oraciones transitivas con sujeto


agente, verbo de acción y objetos que designan individuos autó-
nomos, y que, además, van introducidos por determinantes. Así se
explica la agramaticalidad de los ejemplos de (24b), que contienen
verbos estativos (tener), objetos sin determinación (pan) y no autó-
nomos, sea porque designan entidades que no son externas al refe-
rente del sujeto, como una parte del cuerpo (oreja), o bien porque
son correferenciales con el sujeto (Él se afeitó).

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