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LICEO MUNICIPAL DE MAIPÚ

“ALCALDE GONZALO PEREZ LLONA”


DEPARTAMENTO DE LENGUAJE
PROFESORA INGRID A. CONCHA SUAZO

GUÍA N° 3 COMPRENSIÓN DE TEXTOS ARGUMENTATIVOS


UNIDAD 1: “Sobre la ausencia: exilio, migración e identidad”

ESTUDIANTES: _________________________________________________ CURSO: 2° medio ____ FECHA: _________

OBJETIVOS
OA 9: Analizar y evaluar textos con finalidad argumentativa, como columnas de opinión, cartas al director, discursos y ensayos,
considerando:
>>La tesis, ya sea explícita o implícita, y los argumentos e información que la sostienen.
>>Los recursos emocionales que usa el autor para persuadir o convencer al lector, y evaluándolos.
>>Fallas evidentes en la argumentación, por ejemplo, exageración, estereotipos, generalizaciones, descalificaciones personales,
entre otras.
>>El efecto que produce el uso de modalizadores en el grado de certeza con que se presenta la información.
>>La manera en que el autor organiza el texto.
>>Con qué intención el autor usa distintos elementos léxicos valorativos y figuras retóricas.
>>Su postura personal frente a lo leído, refutando o apoyando los argumentos que la sustentan.
OA 11: Leer y comprender textos no literarios para contextualizar y complementar las lecturas literarias realizadas en clases.
OA 20: Evaluar el punto de vista de un emisor, su razonamiento y uso de recursos retóricos (vocabulario, organización de las
ideas, desarrollo y progresión de los argumentos, etc.).

I. COMPRENSIÓN DE LECTURA: Lee atenta y silenciosamente los siguientes textos argumentativos extraídos de
Internet, principalmente del sitio web www.noesnalaferia.cl.

TEXTO N°1
CARGAR EL CELULAR
Por Richard Sandoval.

“Disculpe, me podría cargar el celular, por favor”, preguntas poniendo la cabeza de lado y bajando la voz,
mostrando en la mirada los fracasos que podría provocar en tu día un no. “En este local no podemos hacer
eso”, responde una garzona de edad en la Unión del barrio Brasil. La señora acaba de decretar que te quedan
minutos, quizás segundos para escribir, mirando con sudor la barra de la batería en rojo, los últimos mensajes
de una noche que pudo ser tu noche, la de la invitación final y decidida a salir, la de la respuesta a ese mensaje
pendiente, sugerente, que aguarda desde hace semanas en tu Whatsapp o simplemente la de divertirte dando
likes o corazones a fotos que sin cerveza en el cuerpo jamás hubieras apreciado. La veterana del local te ha
condenado, defendiendo terca el consumo de energía a pagar a fin de mes: a tu celular no le queda vida, y lo
que quieras decir debe ser ahora y rápido, muy rápido, anotando en servilletas y diarios del pasado los
números de teléfono que te podrían servir, los contactos que vas a necesitar si decides continuar la noche.

Pero ojo, la vieja te ha condenado, pero también te pudo haber salvado, como no te salvan los amables que
sin chistar toman tu aparato y te lo enchufan con cuidado junto a cajas y máquinas schoperas, como no te
salvan los locales desprovistos de egoísmo que no tapan los enchufes junto a las mesas, esos enchufes
estratégicos que el joven que no sale de su casa sin su cargador busca apenas entra a un establecimiento. La
vieja te pudo haber salvado de escribir las más grandes barbaridades en tu muro, esas que se escriben con dos
litros de Escudo en el cuerpo, declaraciones de odios y rencores que nadie se explica, manifiestos de dolor que
preocupan a tus tíos –que al tiro llaman a la casa para saber si estás bien, si es que ya no te mataste–,
indirectas a un amigo al que le estás agarrando mala, o movimientos amorosos fuera de contexto.

Me gusta la foto en bikini del verano pasado, corazones en la imagen de perfil de tu compañero de curso que
siempre encontraste rico. “Me encantai”, “hermoso” y “te amo” que pasadas las doce, si todavía te queda
robusta batería, pasan al mensaje interno, con interminables “¿estás?” nunca contestados. Al despertar, con la
caña ignominiosa de un día laboral, lo primero que buscas es tu celular, ya cargado otra vez, rezando en los
segundos transcurridos desde abrir los ojos a desbloquear, que tus posteos no hayan sido tan terribles, que
nadie haya sentido que la indirecta era para sí, o que por lo menos nadie le haya puesto me gusta. Comienza la
operación borrar, que termina en peticiones de disculpas si el joteo fue excesivo, o en un soberano camino a
hacerte el loco respecto de algo que en verdad no le importará a nadie. A nadie, salvo a ese que se quedó con
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la semilla de un saludo virtual en la madrugada, ese saludo que enviaste enchufado desde un bar, y que está
esperando el momento exacto para recordarte que alguna vez te lo joteaste y que llegó el momento de cobrar.

ACTIVIDAD N° 1
Luego de leer la columna de opinión anterior, analiza los elementos de la situación de enunciación
completando el siguiente cuadro con la información enseñada en la clase.

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO


ELEMENTOS CÓMO SE PRESENTAN EN EL TEXTO

TEMA

FINALIDAD

MODALIDAD

PARTICIPANTES

CONTEXTO

Responde brevemente las siguientes preguntas. Hazlo con letra clara y cuida tu ortografía.

a) ¿De qué trata el texto?


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b) ¿Cuál es la opinión del autor de la columna?


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TEXTO N° 2
AMIGOS HAITIANOS, COLOMBIANOS Y PERUANOS: QUÉDENSE CON NOSOTROS, POR FAVOR.

Por Richard Sandoval

¿Cómo la derecha chilena puede ser tan vil, mezquina y desprovista de tanta humanidad como para no
comprender que con su ofensiva xenófoba, con la instalación en todo el país de la idea de odiar al inmigrante,
de desconfiar del negro, no hace más que dañar, que potenciar la orfandad, la sensación de inseguridad y
soledad que vive el haitiano que no habla una sola palabra de español, y que aun así, despojado del lenguaje
-de lo más elemental de una persona para sobrevivir en la jungla que es una ciudad- recorre las calles de
Santiago limpiando la basura, recogiendo la mierda que los chilenos más embrutecidos reforzamos? ¿Cómo
Sebastián Piñera, cuando habla de “la estupidez” de contar con una ley migratoria supuestamente permisiva,
no logra detenerse, aunque sea un minutito, en que lo que logran sus frases brillantes en el diario es hacer aún
más difícil el paso de las horas de una mujer negra, haitiana, que ya se cansa de entregar tantas sonrisas en
una fuente de soda para dar a entender que trata de ser amable, aunque no encuentre las palabras para
ofrecer un completo, un shop, porque simplemente no las tiene. Las busca, se esfuerza, llora sola en el baño
esperanzada en que no la reten, y aun así no encuentra las palabras que por lo menos le den un poquito más
de validez. Por las noches, acurrucando a niños que de a poco se hacen amigos en barrios hacinados, las

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pesadillas le recuerdan a esa mujer la tierra de la que arrancó, allá en las islas caribeñas donde viven los
ancestros, donde primaban el hambre, la violencia y las balas.

A eso no quieren volver. De eso buscan refugio, acá, en este país, al que de pronto se le ocurrió que las ideas
de Donald Trump en Chile también pueden funcionar. Permíteme decirte, amigo haitiano, amiga colombiana,
niña dominicana amarrada en trenzas tensas para ir al colegio, que no se asusten, por favor. No teman, porque
no somos todos los que quieren que se vayan. Existimos los que luchamos, en el almuerzo familiar, en la hora
de colación en la oficina, intentando proyectar con la más pequeña frase el respeto a ustedes, el
reconocimiento de su dignidad, el asumir que todos ustedes a nosotros son iguales. En derechos son iguales.

No te asustes, compañera peruana, con estos miserables, son así. Los soportamos día a día. Un mes nos dicen
que los homosexuales somos enfermos, que vamos a pervertir a niños por el sólo hecho de besar a otro
hombre. Otras veces, en invierno, nos recuerdan que las mujeres prestamos los cuerpos, que si en el
descampado violan a mi hermana tiene que mamárselo, hasta expulsar de su vientre la prueba del dolor. No te
asustes, amiga dominicana mirada con desdén por los que no aceptan las formas de tu cuerpo. No te asustes
con los que inventan falacias para validar fronteras que quieren construir. No te asustes, porque existimos
millones que no lo vamos a permitir. Existimos millones que comprendemos que las fronteras ya están
levantadas, están erigidas en las mentes y en los corazones de quienes amedrentan con la terrible invasión de
los latinoamericanos pobres, no entendiendo que la única invasión es la de su brutalidad buscando activar
temores sobre la ignorancia. No hay invasión en un país con un triste 2,7% de migrantes, frente al 3,1% del
promedio mundial y el 10% de los países desarrollados. No hay invasión en un país que se mira al ombligo
como si fuera una isla, buscando cobardemente las culpas de problemas propios en lo foráneo, en lo que no es
de nuestra responsabilidad, y que más encima es negro, tosco. Ossandón miente, Piñera miente, Paulina
Núñez miente. Según Carabineros, la presencia de extranjeros en delitos es de menos del 0,3%. Y según las
autoridades de educación, apenas uno de cada veinte alumnos de la educación municipal es extranjero, el
apuntado, el burlado, el mirado, el ser más vulnerable de un mundo de ideas que no cesa en generar violencia.

Amigo colombiano, refugiado de masacres que te quitaron un hermano, por favor no te vayas. Quédate,
cuéntanos más palabras parceras mientras nos tomamos una Coca Cola en la contru, sigue explicándonos
cómo es Medellín mientras nos vamos de rumba escuchando a los artistas de tu montaña. Amigo dominicano,
no te vayas, por favor no te vayas, no dejes San Bernardo sin barberías a cinco lucas. Acá no cortamos tan bien
el pelo, enséñanos, escuchemos bachata, esa que tú conoces desde el barrio, no la comercial que nos
metieron hace años. Hablemos de Juan Luis Guerra y saludemos al vecino que nos enseña palabras en creole
mientras se baja de su bici. Deberían verlos los fascistas del siglo XXI llegando a las ocho de la noche del
trabajo, extenuados, saludando agradecidos el recibimiento de una población, pensando en cómo poner de
forma más exacta mañana las cerámicas en la obra, pensando en que quizás este mes se pueden dejar una
platita –aparte de la que mandan a su país- para comprarse unas zapatillas. Deberían verlos los canallas que
saben que con sus palabras están metiendo al mismo saco a tanta gente que lo único que quiere es vivir en
paz.

¿Son ustedes, diputados y candidatos presidenciales, los mismos que aplauden la Teletón? ¿No tienen
vergüenza? ¿Qué le van a decir a ese niño peruano que se saca las mejores notas de su curso, pero que se
pone triste cuando un cabro pesado le dice que escuchó en las noticias que lo van a echar a él y a toda su
familia del país? No sean cobardes, y háganse cargo de lo que producen sus palabras, caldo de cultivo para la
tergiversación y la creación de mitos que pueden terminar matando.

Pero no se vayan, por favor no se vayan, amigos migrantes. En la Academia de Humanismo Cristiano se acaba
de instalar un curso de muchachos y muchachas que enseñarán español a los haitianos. En los colegios de
Santiago profesores han luchado toda una vida para entonar el himno de sus países los lunes, y al fin lo están
logrando. En el barrio están naciendo las primeras guaguas negras, y las vecinas les hacen cariño con sincera
ternura. No le creas a la idiotez de los que te culpan por no tener trabajo. No te sientas culpable de tener más
años de escolaridad que nosotros, no te sientas culpable de saludar y dar el asiento con modales que a veces
no entendemos.

Quédate. Quédense y respondamos con dignidad a la insidia, con trabajo al mediocre, y con amistad al que
siempre tiene miedo. En diez años quizás sean diputados, quizás sean las estrellas de nuestra Selección –a la
que le falta tanta altura-, probablemente sean los primeros carabineros negros. Y ahí, los tacaños, los que se
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creen el centro del mundo en una burbuja subdesarrollada que atenta contra el Estado de Derecho –porque la
idea de expulsar a alguien sin juicio atenta contra el Estado de Derecho-, los van a tener a aceptar. Antes que
eso pase, la cara hay que dar. Y sepan, por favor, que para ayudarlos a conversar son muchos más los
dispuestos que los desentendidos. Quizás nos cueste más sacar la voz, porque somos chilenos, tímidos,
quedados, pero fíjense, cuando algún idiota los insulte en un lugar público, que serán mayoría los que al
odioso salgan a enfrentar. Inmigrantes, con ustedes vamos a estar. Comiendo papas rellenas junto a una
empanada, metiéndole mango a competir al mote con huesillos. Con ustedes vamos a estar. Porque Chile
nunca ha sido sólo para los chilenos. Chile es para todos y todas.

ACTIVIDAD N° 2
Luego de leer la columna de opinión anterior, analiza los elementos de la situación de enunciación
completando el siguiente cuadro con la información enseñada en la clase anterior.

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO


ELEMENTOS CÓMO SE PRESENTAN EN EL TEXTO

TEMA

FINALIDAD

MODALIDAD

PARTICIPANTES

CONTEXTO

Responde brevemente las siguientes preguntas. Hazlo con letra clara y cuida tu ortografía.

a) ¿Cuál es la tesis del texto? Transcríbela en el siguiente espacio.


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b) ¿Cuáles son los argumentos que sirven de sustento a la tesis? Cópialos en el siguiente espacio.
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TEXTO N° 3
LA PENA
Por Richard Sandoval.
¿Qué es mejor hacer cuando uno tiene pena?
Todos te dicen que va a pasar, que aguantes sólo un poquito más, que todo va a estar mejor, que nadie ha
muerto de pena, que lo que no te mata te fortalece; pero la pena maldita sigue ahí, doliendo en el corazón,
literalmente, provocándote un escozor en el órgano que te lleva a pensar incluso que capaz que te dé un
ataque. Y si la pena es de amor, todos los caminos te conducen a esa persona por la que estás sufriendo. Si ves
una película, fijo que la protagonista se parece en algo a tu ex, fijo que la canción que el maldito musicalizador
les puso habla de lo mismo que te separó a ti de tu pololo. Y si sales a la calle, fijo que la ves en todas partes,
en la niña que te atendió en el McDonald, en el colectivero que te trató tan amoroso, en los ancianos malditos
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que caminan de la mano con sus malditos cuarenta años de casados ¿Por qué ellos superaron sus peleas y
nosotros no? Y pena, otra vez. Es una mierda. Pero calma, que va a pasar, va a pasar.

Y si esa pena se combina con los días más tristes del año en este grisáceo fin del mundo, vivir se vuelve casi
insostenible. Si la pena se combina con la derrota de Chile en la Copa, con el rostro desencajado de Marcelo
Díaz cagándola, como tú; con el triunfo inapelable de Piñera en las primarias, con un frío que llega a cero
grados para recordarte que estás solo, con la nueva temporada de tu serie favorita –que viene más triste que
nunca, o que la interpretas triste, aunque no sea triste- sólo te queda hacerte a la idea que de ahora en
adelante todo se va a tratar de resistir. Hasta fines de agosto, cuando el sol recuerda que su misión también es
calentar, cuando los cerros de barro muestran espacios verdes, cuando el salir a la calle con una polera con
escote, con un short, te avisa que efectivamente resististe, que tu mamá no estaba tan equivocada cuando
decía que de ese hoyo ibas a salir. Pero llegar ahí no fue gratis, fue levantándote sin energías día tras día
preguntándote hasta cuándo te va a atacar esta versión del invierno tan cruel, esta versión que se va a repetir
en exactamente un año más. Este invierno que te hace desear ser un gato junto a una estufa, este invierno
chileno que te entrena para no morir. Este invierno que te cachetea al entrar a la ducha, donde sólo te queda
tararear las canciones de La la land, pensando en tú y él, y ella, siendo felices en el reino de la fantasía, hasta
que termines de jabonar la última parte de tu cuerpo triste.

ACTIVIDAD N° 3
Luego de leer la columna de opinión anterior, analiza los elementos de la situación de enunciación
completando el siguiente cuadro con la información enseñada en la clase.

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO


ELEMENTOS CÓMO SE PRESENTAN EN EL TEXTO

TEMA

FINALIDAD

MODALIDAD

PARTICIPANTES

CONTEXTO

Responde brevemente las siguientes preguntas. Hazlo con letra clara y cuida tu ortografía.

a) ¿Cuál es la tesis del texto? Transcríbela en el siguiente espacio.


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b) ¿Cuáles son los argumentos que sirven de sustento a la tesis? Cópialos en el siguiente espacio.
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c) Reconoce los modos de razonamiento que utiliza el autor de la columna y explica cómo se presentan
en el texto.

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TEXTO N° 4
PICHANGA LIBRE
Juan Cristóbal Guarello

Hace un tiempo conversando con Ignacio Prieto, casi sin querer, coincidimos en una idea: las escuelas de
fútbol están matando la esencia del jugador, y a la larga, tal vez maten el fútbol como lo conocemos. Me
explico, en el aprendizaje del juego, y en esto puso énfasis Prieto, los primeros años son fundamentales, por
no decir decisivos. Se crea una asociación libre del niño con los elementos que conforman la actividad: el
campo, la pelota, los compañeros, el reglamento… Es una instancia tremendamente enriquecedora, donde los
niños crean su propio universo, de una forma espontánea, con una mínima intervención de los adultos.

No es muy difícil ver el fenómeno en su totalidad y la importancia que tiene para los niños. En un lugar (plaza,
calle, cancha de barrio, colegio), enfrentados a la realidad y con sus iguales, desarrollan herramientas y
relaciones sociales, a la vez que se enfrentan al juego sin complejos ni miedos- no existe el adulto
“sancionador”- involucrándose de manera sana y creativa, en este caso, con el fútbol. Sin un molde pre
establecido, los grupos de niños conforman equipos, jerarquías, dinámicas sociales y niveles de exigencia. Son
instancias cruciales y, por, sobre todo, sanas, no contaminadas y educativas.

Un niño en la plaza debe esforzarse por jugar, por ser admitido, por superarse. Pero, de la misma manera, no
compite con el afán de complacer un ente superior o “promovedor” que lo aleje de sus pares. Es la esencia del
amateurismo y del juego si se quiere. Hacerlo por placer, por aprender, para ganar amigos, para disfrutar de la
dinámica del fútbol (la pichanga) en todo su esplendor. Inútil es aquí detallar, porque se da por descontado,
que los más grandes jugadores de fútbol todos provienen, sin excepción, de ese juego esencial y libre. Ese
balompié sin ataduras, ni jerarquías, espontáneo, limpio y que no discrimina ni racial ni socialmente.

Con el Nacho Prieto llegamos a la conclusión de que los niños que juegan fútbol apenas deben ser
intervenidos hasta los diez años. Que jueguen libres, hagan paredes con las cunetas, construyan pelotas de
calcetín y marquen los arcos con bolsones o chalecos. Que ellos decidan quién va al arco o tira el penal, quien
es el “bueno” o el “último elegido”. Y ese “último elegido” se va a esforzar para que en la próxima pichanga
haya uno peor que él y salir de esa penosa situación. Contra muchos teóricos de la educación actual señalo
que esto no es “discriminación” o “bullyng”, es la vida nada más, una reproducción a escala del mundo, donde
los eventos son azarosos, complejos y se deben desarrollar habilidades para sobrevivir.

Todos los que nos acercamos al fútbol cruzando una calle hacia una plaza donde jugaban niños sin prejuicios
sabemos el valor incalculable de esa experiencia. Que había grandotes mejores que uno, enanos peores,
cabros “chanchos” que pegaban patadas, burlas por una pifia, pelotas arriba del árbol y huidas en desbande
porque apareció “el viejo del rastrillo”. Para la mayoría, sin dudas, son los mejores recuerdos de la infancia.
Aprendimos de la mejor manera: corriendo, saltando, haciendo amigos, celebrando goles cuando la noche
caía. Y el mejor sabor del mudo era el agua de la manguera.

Algo fundamental también: lo que pasaba en la pichanga se quedaba en la pichanga. Nunca intervenía un
adulto, ni cuando se producían las peores mochas, ni cuando los “pelusones de la cuadra del lado” se
choreaban la pelota. Todo se arreglaba entre nosotros, sin colgarse de los pantalones del papá o la falda de la
mamá. Es decir, fomentaba la responsabilidad individual.

Bueno, todo lo anterior se está perdiendo. Hoy miles de niños sólo tienen una instancia para jugar y aprender:
las escuelas de fútbol. Ahí todo es distinto claro. Primero, hay que pagar por algo que antes se hacía gratis
(único costo: rodillas peladas). Luego hay un “adulto” o “profesor” que manda. Él forma los equipos, él dice
quien juega y quién no. Y como es un negocio, todos los clientes deben jugar. Para eso están los padres
vigilando. Claro, si pagaron por una hora de fútbol exigen que su niño juegue una hora. Se subentiende que la
iniciativa infantil queda severamente anestesiada en un contexto así.

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Han proliferado las “escuelas oficiales” donde los clubes cobran por usar sus marcas. El ambiente es seguro,
reglamentado, hay implementos, horarios fijos. Se “mecanizan” los movimientos, se corrigen los defectos, se
profundizan los conceptos. La imagen es recurrente: un partido en una cancha sintética, un adulto arbitrando,
varios niños con petos sentados en la banca esperando que el “profe” les diga cuándo jugar, padres grabando
con smartphones las hazañas de sus retoños.

ACTIVIDAD N° 4
Luego de leer la columna de opinión anterior, analiza los elementos de la situación de enunciación
completando el siguiente cuadro con la información enseñada en la clase.

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN DE ENUNCIACIÓN DE UN TEXTO ARGUMENTATIVO


ELEMENTOS CÓMO SE PRESENTAN EN EL TEXTO

TEMA

FINALIDAD

MODALIDAD

PARTICIPANTES

CONTEXTO

Responde brevemente las siguientes preguntas. Hazlo con letra clara y cuida tu ortografía.

a) ¿Cuál es la tesis del texto? Transcríbela en el siguiente espacio.


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b) ¿Cuáles son los argumentos que sirven de sustento a la tesis? Cópialos en el siguiente espacio.
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c) Reconoce los modos de razonamiento que utiliza el autor de la columna y explica cómo se presentan
en el texto.
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d) Respecto al texto leído, ¿presenta falacias argumentativas? Si reconoces alguna, escríbela en este
espacio.

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TEXTO N° 6
MAMÁ, NO QUIERO VOLVER AL COLEGIO: MIS COMPAÑEROS ME HACEN BULLYING

Por Montserrat Lorca.


Revivir los episodios de violencia que han marcado a fuego la vida diaria, es una actividad recurrente para
quienes han sido víctimas de bullying. Parte de este recuerdo continuo se manifiesta en flashbacks que
caracterizan sus escenas por lo sombrío y lúgubre, tanto de sus protagonistas como de sus víctimas. Evocar
cada episodio como si fuese una escena de terror, se mantiene en la mente de los niños, adolescentes y
jóvenes que transcurren sus días en las aulas del salón de clases de su colegio, esperando algún día, emigrar a
tierras lejanas que los separen de los golpes, los gritos y los abusos.

Esta es la realidad que, según estadísticas del Mineduc, han vivido más de 23.000 estudiantes en recintos
educacionales. Según la última Encuesta Nacional de Prevención, Agresión y Acoso Escolar realizada el año
2011, se verifica que al menos un 10% de los niños y niñas han sufrido de acoso escolar. Además de un 69% de
encuestados que señala haber sido testigo de insultos o burlas todos los días. Una cruda realidad que impacta
al verificar la cifra de suicidios provocados por el acoso psicológico en liceos y colegios.

Aquel deseo intermitente de borrar de la mente los oscuros salones en donde muchos de tus compañeros
fueron encerrados, en cada sala de clases que fue bloqueada con toda la fuerza de un grupo de compañeros
que, con risas, insultos y garabatos en las murallas, se burlaban de quien se ausentaba de la multitud, y
mantenía su corporalidad recluida en un espacio de escasos metros cuadrados. Mismo salón en donde vería
más tarde a quienes le prohibían su salida a recreo, para continuar el tormento en horas de clases y revivir la
violencia desmedida y despechada, que pareciera replicar el patrón de violencia desatado en sus hogares.

Por cada proyectil en forma de hoja de cuaderno arrugada, de cartón piedra, de lápices en punta, o de
aquellas bombas de greda que fabricaban luego de la clase de Artes y Tecnología, derribando a su oponente
cada clase que recibía estos perdigones cuán explosivos parecieran, o por cada canción que cantaron
burlándose de tu peso, tu color de piel, tu peinado, tu forma de caminar o de hablar (peor aún si tenías un
defecto físico evidente como una oreja partida, labio leporino u otros), ridiculizando cada paso que dabas, por
el simple hecho de no encajar, y que al momento en que tuviste las agallas de denunciar todo tu tormento, los
inspectores y psicopedagogos del colegio no hicieron más que duplicar el odio de tus compañeros, que más
tarde harían lo posible por dejarte en vergüenza ante todo un grupo escolar y desatar su furia para que el
encogimiento y la timidez regresaran con potencia. No por nada un 49% de los escolares encuestados señala
que estos hechos de violencia no son detectados por los equipos directivos.

Por cada risa, burla y chiste en tu contra durante horas de clases, en que el grupo de agresores disfrutaba ver
el rojo que te sacaste en biología y matemáticas, su fuerza se duplicaba para luego enrostrarte lo
imperceptible que resultaba ante los directivos tu situación, en que ellos con una inteligente forma de
manipular la situación, tú quedabas como el que agrandaba o “le ponía color” y ellos como los niños que les
gustaba jugar.

Cada minuto que transcurrió en los recreos en que te mantuvieron preso, en que te empujaron de a cuatro
compañeros con una fuerza desmedida y una carcajada morbosa y tétrica, que dañaba más que un golpe en
los brazos, dejando moretones de soledad y vacío al no comprender tal magnífica manera de ahuyentar la
felicidad de quien convivía alrededor de 10 horas diarias contigo. Donde su único fin era encontrarte en el
recreo y pegarte hasta más no poder y dejarte tirado en el piso del baño, mojado con las húmedas aguas de
los orines caídos y las sucias goteras de las cañerías rotas, y que nadie quiso denunciar al verte abatida y llena
de lágrimas. Mientras que en aquellos sitios de cristalino resplandor de baños en colegios de sectores
acomodados, la agresión dolió del mismo modo que en el liceo de la comuna C3. La violencia es transversal y
el dolor no distinguen clase social. Desde el rostro más blanquecino, hasta el más violáceo y moreno del
colegio, todos estos sufren por igual.

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Porque seguramente nadie de los que hoy te felicita por tus logros, imagina o llega a pensar que tu rostro fue
el trapero del baño durante años y que tus extremidades fueron el muro de contención de los golpes con
puños y escobas propinadas por tus compañeros. Que las manos con las que escribes y las que das al saludar,
fueron cortadas con las puntas de lápices y corta cartón en horas de recreo, estilando gordas gotas de sangre
por el piso de los patios que parecían ser de alegría y tranquilidad.

El recuerdo que trae a la mente las escenas del bullying, es el que debemos escarbar y comprender para no
repetir más tales escenas. Porque aquellos oscuros pasillos y baños de la escuela, liceo o colegio, en donde por
cada lágrima que cayó a los brillosos pisos encerados luego del recreo, cayó una niña o un niño que no soportó
más el dolor y decidió abandonar la vida, dado que su única solución sería quitándose la vida, olvidando y
dejando atrás a quienes más lo querían. O simplemente aquel dolor que hasta el día de hoy sufre un joven al
recordar, por haber pensado en algún momento que no existía salida para sus problemas, pero que hoy,
agradecemos de manera pública, a todos aquellos amigos y familiares que estuvieron presentes, con una
palabra, un consejo o un abrazo en el momento indicado.

Evitemos que estas escenas se repliquen y apliquemos como sociedad, ayuda a quienes sufren día a día en el
camino al liceo, al colegio. Porque cada adolescente que sufre bullying no quiere que esto sea vivido por otro
compañero. Entendamos y protejamos a quienes cada tarde y noche derraman más lagrimas que pétalos de
rosa durante un día, a quienes sus cristalinas goteras que fluyen por sus ojos como río caudaloso, pueda
encontrar y desembocar en el camino a la solución del problema.

Porque por cada cicatriz que se esconde en tus brazos y piernas, puedan limpiar las heridas más duras de la
violencia en el colegio, por esos tajos y cortes de insólita provocación en tus extremidades, las que hoy cubren
con nuevas carnes, los dolores más fuertes de tu pasado. O que incluso si el victimario tuvo la siniestra
delicadeza de no dejar rastro de su artera agresión, tú sí puedas mostrar que pudiste superarlo, que lograste
sobreponerte a pesar de la indefensión.

Por cada niño y niña que suplicó a su madre o padre este primer día de clases del año de vuelta al colegio, no
volver o simplemente un cambio de institución, comprendamos y entendamos que es una realidad esta cruel
violencia y un llamado a la vez, a quienes han sido cómplices o silentes testigos de las agresiones, para que se
empoderen, resuelvan y protejan a quienes sufren.

El bullying hoy es una realidad para niños y niñas, que atraviesan esta situación de manera transversal, y que
demuestra ser un problema que no distingue grupo socioeconómico ni frontera. La educación del futuro de
Chile debe, además de todas las solicitudes realizadas hasta hoy, buscar desarrollar las competencias
necesarias, tanto a los cuerpos docentes como a los estamentos directivos y a la comunidad educativa en
general para enfrentar, manejar y solucionar los hechos relatados acá.

Este escrito está dirigido a todos y todas las víctimas de bullying o violencia étnica, de género, clase social, que
recibieron violencia en sus vidas, a quienes no resistieron y decidieron morir, o aquellos que aún viven y se
aferran a la convicción de que algún día esto cambiará. Artículo dirigido a todos los que en algún momento
decidieron entregar su testimonio y declarar de forma pública o anónima sus historias de vida, que hoy
permiten construir este relato. Sepan algo, recuerden que no están solos.

ACTIVIDAD N° 5
Responde brevemente las siguientes preguntas. Hazlo al reverso de la guía, con letra clara y cuida tu
ortografía.
a) De acuerdo al texto leído, ¿qué es el bullying?
b) ¿Crees que esta situación se sigue viviendo actualmente? Justifica.
c) ¿Por qué se dan este tipo de situaciones en los colegios? Fundamenta.
d) ¿Qué quiso decir el autor de la columna con esta frase: “Entendamos y protejamos a quienes cada
tarde y noche derraman más lagrimas que pétalos de rosa durante un día, a quienes sus cristalinas
goteras que fluyen por sus ojos como río caudaloso, pueda encontrar y desembocar en el camino a la
solución del problema”. Explica.
e) ¿Cómo crees que podríamos evitar el bullying en nuestro Liceo? ¿Cómo?

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