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Arqueólogos encuentran la primera prueba

de que el profeta bíblico Isaías pudo ser una


persona real

Ejemplo de Bulla o esfera de arcilla para registrar transacciones.


Foto: Wikipedia

Isaías es uno de los personajes más relevantes de la Biblia. No solo es uno de los mayores
profetas hebreos. Además, los cristianos le consideran el que anunció el nacimiento,
sacrificio y gloria de Jesús. Un equipo de arqueólogos acaba de encontrar la prueba de
que pudo ser más que un personaje. Existió de verdad.

Investigadores de la Universidad de Jerusalén que trabajan en las ruinas del templo de


esta ciudad acaban de localizar un pequeño sello de arcilla llamado bulla. En su interior
figura el nombre Yesha’yah[u] (Isaías) en letras hebreas junto a la
expresión NVY. Parecen las primeras letras de la palabra nun-beit-yod-aleph, que
significa literalmente profeta.

El único problema es que falta la letra A porque la pieza está rota, por lo que no hay un
100% de seguridad de que la palabra Isaías esté asociada a la de profeta. Es un detalle
que hay que citar, pero su importancia es bastante menor si tenemos en cuenta que la
bulla pertenece al siglo octavo antes de Cristo, justo la época en la que se cree que vivió
Isaías.

La pieza ha aparecido además en la misma excavación (a solo tres metros) en la que los
arqueólogos encontraron otra bulla perteneciente al rey Ezequías de Judea. La tradición
explica que Isaías fue consejero de Ezequías y le aconsejó que resistiera a los asirios por
mediación divina. El consejo evitó la invasión de Jerusalén.

Vista aérea del templo de Jerusalén. En la esquina inferior derecha la zona en la que ha aparecido
la bulla. Foto: Andrew Shiva / Wikipedia

Por otra parte, está el hecho de que las bullas no son simples adornos sino documentos
oficiales que se usaban en aquella época como el equivalente de un albarán. Estas
pequeñas esferas de arcilla contenían en su interior diferentes representaciones icónicas
utilizadas como registro en los trueques.

Los antiguos habitantes de Mesopotamia usaban las bullas para registrar los pormenores
de una transacción (generalmente de ganado) cuando los bienes no se entregaban en el
momento. Los mercaderes modelaban una pequeña bola de arcilla y escribían en su
interior el número de figuras que se correspondía con la cantidad y tipo de artículo
vendido. A continuación, sellaban la bulla y marcaban en el exterior de ésta el contenido
con símbolos que se consideran los antecedentes de la escritura. El trato se cerraba
cuando, al romper la bulla, se comprobaba que lo acuñado en el exterior del objeto
coincidía con lo escrito en el interior.

En otras palabras, que el contenido de una bulla no es literatura, sino datos reales de una
transacción. En la parte exterior de esta esfera supuestamente firmada por el profeta
Isaías se puede leer que la transacción tuvo como objeto comprar telas. Para añadir más
misterio, una de las dos partes firmó la esfera con su huella dactilar. Es posible que se
trate de la huella dactilar del mismísimo profeta bíblico.

Queda la pequeña posibilidad de que la esfera se refiera a otro Isaías, pero los indicios
son demasiados para pasarlos por alto. Las excavaciones en el mismo yacimiento
continúan y quizá sirvan para arrojar aún más luz sobre los hechos históricos que se
relatan en la Biblia. [Biblical Archaeology Review vía Science Alert]

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