Alejandro Neyra
ACTA
Siendo las 18 horas del día 13 de julio de 2012, en Lima – Perú, se reunió el Jurado del IV Premio de
Novela Breve Cámara Peruana del Libro 2012, compuesto por Óscar Colchado, Giovanna Pollarolo y
Juan Ortíz Benites.
Luego de unexhaustivo debate, y como primera depuración, quedaron como finalistas los siguientes
trabajos: CÍA Perú 1985. Una novela de espías de “Malko Linge”, Bolívar en Paita de “Telurio”, Los
viejos salvajes de “Bioxican” y El Semental de “Eclesiastés”.
Finalmente, se volvió a debatir y se decidió por unanimidad proclamar ganador al trabajo del
seudónimo “Malko Linge.”
Por lo tanto, la novela ganadora,CIA Perú. Una novela de espías de Alejandro Neyra, se hace
acreedora a los diez mil nuevos soles de premio otorgado por la Cámara Peruana del Libro, y la
correspondiente publicación de la obra. La premiación se realizará en la 17 Feria Internacional del
Libro de Lima y la novela a publicarse será presentada en la 33 Feria del Libro Ricardo Palma de
Miraflores.
El jurado considera que el trabajo ganador es merecedor del premio puesto que a través de un excelente
uso de elementos ficcionales da testimonio de la realidad peruana de la década de los Ochentas, periodo
marcado por la violencia política y social, imprimiéndole ciertos matices de humor e ironía. Asimismo,
goza de una mirada original en un género muy recurrido, como es la novela de espías, aportando un
toque particular y novedoso sin alejarse del lenguaje sencillo y bien logrado.
En vista de lo expuesto, el Jurado ha dispuesto elevar la presente acta firmada al consejo directivo de la
Cámara Peruana del Libro, representado por su presidente Jaime Carbajal Pérez, para los efectos de su
difusión según lo establecido en los objetivos de este concurso.
2
"I know my Latinos. They understand only two things:
a buck in the pocket and a kick in the ass."
(Thomas Mann, Secretario de Estado Adjunto para Asuntos Inter-Americanos)
3
CIA Perú, 1985
Una novela de espías
Capítulo Página
Índice 3
4
I
No hay mejor forma de camuflar la verdad que haciéndola ficción. Eso lo sabe
bien la CIA1. Después de todo, de eso es de lo que se trata la inteligencia, igual que la
acaban de cesar en el Servicio Diplomático - así que voy a contar exactamente lo que
pasó con Malko Linge, Su Alteza Serenísima, el agente encubierto que vino al Perú en
1985 con la misión de proteger al Papa, salvar al país y cercar a Abimael Guzmán.
Intentaré contarlo tal y como lo hubiera hecho Gerard de Villiers, el mejor ficcionador
de la CIA.
Gerard de Villiers es hoy un anciano que apenas puede valerse por sí mismo,
año, cada una de las cuales vendía alrededor de doscientos mil ejemplares solo en
Francia. Además de escritor a tiempo completo, vivía como un jetsetter gracias a las
regalías de su serie SAS (Su Alteza Serenísima) el título que le dio a la saga en el que
el personaje principal era Malko Linge, joven y apuesto príncipe austriaco con un
castillo en Leizen, cerca de la frontera con Hungría, cuyo pasatiempo era deshacer los
entuertos de sus ineptos amigos norteamericanos de la CIA cada vez que estos la
regaban – que no eran pocas veces, como evidencia la extensión de la serie SAS y la
1
Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América, creada en 1947 para llevar a cabo
acciones encubiertas en todo el mundo.
5
¿Pero cómo puede hacer alguien para escribir cuatro bestsellers al año? La
receta es sencilla, sobre todo si uno tiene ayuda de la CIA. Primero hay que elegir
lugares exóticos, en los que exploten guerras civiles, revoluciones e intrigas de poder
– o todas las anteriores. Eso no es muy complicado y probablemente lo era aun menos
en los años ochenta, en plena Guerra Fría. Luego era cuestión de leer los dossiers con
los nombres de los líderes de las facciones revolucionarias y las autoridades más
importantes; las ciudades y los lugares más peligrosos; las frases más frecuentes en el
idioma; y condimentarlo todo con algunas de las tradiciones más extrañas de aquellos
países lejanos. Todo aquello era ciertamente mucho menos fácil en aquellos años
Cualquiera que escribe sabe que hay un gran sacrificio detrás de una página impresa.
Y no quiero restarle méritos a de Villiers, pero él mismo me dijo alguna vez que luego
del éxito de sus primeras novelas, la editorial PLON – su casa matriz francesa, hoy en
manos de la española Planeta - le asignó cinco ayudantes para que lo ayudaran con
sus escritos, lo que le permitía dejar las múltiples correcciones y detalles a su legión
de escribas. Y cualquiera que haya leído alguno de los libros de SAS sabrá que hay
una fórmula permanente y nada secreta: 1/5 de introducción del ambiente en algún
país corrupto del tercer mundo, los personajes y la trama principal (que no es otra que
la eterna y siempre eficiente lucha entre el bien y el mal); 1/5 de sexo puro y duro con
mujeres autóctonas y exóticas pero siempre dispuestas a los embates más lúbricos,
6
incivilizado de los buenos salvajes es aun instintivo y animal, claro); 3/5 de torturas,
escribe, sin pausa, encadenando detalles y acciones que a veces se perciben como
obra de manos y mentes distintas pero que el lector voraz – lector de tren o aeropuerto
europeo notablemente - no notará en su afán por llegar pronto al final o por lo menos
Es cierto que no puedo dar fe que las casi ciento ochenta novelas de la saga
haya seguido el mismo proceso. El mismo de Villiers me comentó que después del fin
de la Guerra Fría hubo un notable descenso en las ventas y le costó un poco recuperar
varió un poco su proceso y quien, como yo, haya leído alguna de sus novelas del siglo
XXI, se decepcionará un poco por las tramas llanas y la calidad de las ediciones -
llenas de erratas y repeticiones; pero en todo caso eso está más allá de discusión. De
Villiers, el periodista que en 1965 solo quería escribir una novela en homenaje al
recién desaparecido Ian Fleming, creó un James Bond menos famoso sin duda, pero
no menos interesante; mucho menos para aquellos que sabemos que a diferencia de
Cronológicamente es uno de los cuatro libros publicados en 1985, junto con La viuda
del ayatollah, El caso Kirsanov y La muerte de Gandhi, que fue uno de los libros más
7
figuraba en el dossier recibido de manera oportuna por el amigo Gerard. En todo caso,
Caza al hombre en el Perú empieza con una imagen real, que yo mismo vi
desde la oficina en la que empecé a trabajar en 1984, el año que ingresé como Tercer
falda del cerro San Cristóbal como exagera de Villiers, pero es cierto que fue visible
para todos lo que trabajábamos en ese lado del centro histórico de Lima. Dudo
además que aquella señal flamígera de Sendero Luminoso se haya podido ver desde la
residencia del Embajador de los Estados Unidos en la avenida Arequipa, que es donde
Aun hoy, casi treinta años después, cuando he vuelto a releer por enésima vez
el libro, me pregunto si fue cierto que dos agentes encubiertos de la CIA aparecieron
asesinados aquel mismo día. Nada he encontrado en los periódicos de esa fecha, pero
República apareció algo de aquella imagen terrorista en plena capital. Para muchos de
nosotros, ingenuos como el propio presidente Belaunde, los terroristas aun eran sobre
todo abigeos y estaban demasiado lejos como para tener que preocuparse por ellos.
alguno de los tantos simpatizantes comunistas que llenaban las universidades de San
Marcos o La Cantuta.
8
El hecho es que en el inicio de Caza al hombre en el Perú, de Villiers pone
todo en bandeja como para que aparezca el héroe: Su Alteza Serenísima, aquel
playboy rubio y atlético a quien todos los hombres respetan y por quien todas las
invisible y un ejército aun preocupado por volver al poder. Todo un país podrido.
9
II
Su Alteza Serenísima
ligeramente los pies - que después entendí era parte del personaje que le había tocado
esta vez representar. Así lo vi llegar, con un traje muy elegante y unos lentes gruesos
claro que no. El Malko Linge que yo fui a recoger en mi viejo escarabajo celeste
que nadie – ni siquiera los reales agentes de la CIA en la Embajada de Estados Unidos
- sabía quién era en realidad. De otra manera no se explica que me hubieran mandado
ciencia (social).
feriado y nadie espera ir al aeropuerto, pero cuarenta y ocho horas antes había
recibido la llamada de un colega - y jefe, pues entrando como Tercer Secretario todo
el escalafón del servicio diplomático tenía en la práctica mayor jerarquía que yo.
2
Seguiré hablando de Malko Linge en homenaje al personaje de SAS, aunque claro, el nombre real no
es ese, ni tampoco el de Karl-Heinz Prochaszka, con el que llegó el investigador a Lima.
10
Había un antropólogo austriaco que llegaba a las 00:40 del primer día de 1985 en el
vuelo de Lufthansa. Nuestra Embajada en Viena había informado de eso hacía un par
valija diplomática y solo se percató de eso cuando llegó un cable urgente en el que, no
consideraba que era mejor asegurarse que alguien pudiera recibirlo y asistirlo en caso
de necesidad. Ese alguien que debía inmolarse y perder cualquier remota posibilidad
de recibir el año nuevo en una fiesta de toque a toque como cualquier mortal, era yo.
El doctor Malko Linge a quien fui a recoger era un antropólogo con estudios
sido dos lugares en los que el doctor Linge había vivido en los últimos diez años
haciendo trabajo de campo y viviendo incluso con gente del Frente de Liberación
Angoleño y con los Khmer Rouge en exilio, en las selvas de Tailandia. El CV que
había llegado en la valija diplomática era impresionante, sobre todo para alguien que
familia - que pensaba que ese tipo de encargos eran muestra de mi valía como nuevo
funcionario en una carrera que seguramente me haría en poco tiempo Embajador y/o
de la fiesta en la cual pretendía pedirle que sea mi enamorada, con una declaración
11
formal como se estilaba en aquella época de costumbres cuasi cortesanas. Eran años
de austeridad así que a lo más que podía aspirar era a que quizás mi jefe, quien
cuenta regresiva para el año nuevo, atragantándose de uvas y corriendo con sus
maletas como todos los que querían largarse del país, me firmara un vale de gasolina.
Allí estaba en la sección de salidas internacionales, con mi terno nuevo y mis zapatos
relucientes, y un papel de cuaderno popular en el que estaba escrito con tinta azul el
nombre del insigne investigador austriaco - a quien reconocí por la cara de sorpresa
que puso al verme, sospechando quizás que había algo poco transparente en ese
Supongo que sus años de experiencia le hicieron ver pronto que yo no representaba
ningún peligro y era solo un diligente joven preocupado en hacer que la estada de
aquel ilustre visitante estuviera exenta de cualquier contratiempo. Así que luego de un
instante de duda, accedió a que lo ayudara con su maleta y lo llevara al Hotel Crillón,
que era donde debía alojarse aquella primera y húmeda madrugada limeña.
Yo por entonces lo único que sabía de Austria eran las alineaciones de los
pusilánimes que se habían dejado ganar en un partido vergonzoso para que pueda
empecé a preguntarle más bien por la investigación que iba a realizar y me puse a su
Fue así que Linge me comenzó a dar algunas vagas explicaciones de lo que
12
provincias para ver la situación general en la que vivía la población y finalmente
visitar Ayacucho, donde esperaba hacer algunos contactos que le permitieran llegar a
Cuando le dije que eso sonaba muy difícil y que tuviera mucho cuidado solo atinó a
decirme: “Yo amo el peligro.” Aquella frase de Cool McCool, dicha con un acento
español muy similar al de Juan Pablo II, me arrancó una sonrisa que curiosamente
instantáneamente su confianza.
calles desiertas y algo del barullo que llegaba de todas las celebraciones y que
explotando desde hacía un tiempo en las afueras de la capital sin que el Gobierno
pareciera escucharlas. En el camino recuerdo que le dije también que esperaba que
aquel año fuera mejor. 1984 había comenzado con un apagón y había sido de lejos el
peor en muchos años. A la crisis económica se le había sumado la masacre del Sexto
Túpac Amaru. 1985 tenía que ser mejor. Proféticamente Malko Linge me dijo que
Por suerte en todo el camino no nos pararon (de todos modos en el Ministerio
cuando llegamos al Crillón, Linge me invitó a que fuera con él a tomar algo al bar –
después de todo había que celebrar el año nuevo - y luego a la fiesta que había en el
Sky Room, que sabía era una de las más exclusivas de la ciudad.
13
Pese a mi renuencia inicial – pensaba que todavía era capaz de llegar a la fiesta
con un beso cariñoso en plena pista de baile – accedí. Y debo confesar que la pasé
muy bien, sobre todo después de la segunda botella de champagne - que Linge bebía
como si fuera agua. Si hay algo realmente cierto en toda la saga de Su Alteza
Serenísima es que Linge solo bebía Veuve Clicquot – además de scotch - y que era un
Así, aquella misma noche, apenas llegado del aeropuerto, bañado y cambiado,
Linge ligó su primera peruana: una joven guapísima de pelo castaño largo y con una
minifalda que dejaba ver una pernamenta impresionante. Aquella chica, que como
todas las que estaban en la fiesta debía pertenecer a nuestra alta sociedad limeña, se
entregó sin remilgos después de bailar un merengue de “Las chicas del can” con el
recién llegado - que lo bailaba como tango sin que eso pareciera importarle a la joven
y agraciada damisela. Después me enteraría de que eso era también parte del trabajo
de inteligencia.
deshacerme de la innoble resaca del espumante francés, me enteraría, esta vez con la
que se convirtiera en mi enamorada, también había caído rendida a los pies bailarines
de otro compañero de universidad, luego de una noche de copas, una noche loca,
14
III
los Estados Unidos de América y el poder que tenía su Director, William “Bill”
Casey, literalmente omnímodo. Las únicas limitaciones que podía tener Casey estaban
determinadas por el presupuesto federal y por las decisiones del Presidente Reagan –
esto en teoría, porque no había forma de que su gran amigo y compañero de negocios
le pudiera negar algo y ya, de facto - mediante un Finding ejecutivo - le había dado
carta blanca para actuar con operaciones encubiertas en todo el mundo. Y con relación
fondos, como por ejemplo destinar las ganancias de la venta de misiles a grupos
terroristas en Irán para financiar la compra de fusiles para los contras en Nicaragua, la
operación más osada – y absurda - que nunca hiciera la CIA y que a la larga costaría
la cabeza de varios altos funcionarios como Oliver North, George Mc Farlane y John
Aquel 1984, el poder que tenía la CIA era incontestable. Malko Linge había
sido convocado nada menos que por Clair George, Director de Operaciones (hoy con
15
eufemismo con el que los gringos conocen a Latinoamérica. La historia era sencilla
incomparables.
sus capacidades para infiltrarse y trabajar encubierto. Todo eso lo había aprendido en
casa, con varios instructores privados y en las infinitas historias que su abuelo le
carrera única en los años de la Primera Guerra Mundial. Para él todo aquello era una
vida normal que no tenía nada de especial ni mucho menos admirable; pero los
gringos eran especialistas en halagar y felicitar por cualquier cosa, incluso si alguien
no hacía nada - great job era una frase que detestaba por hipócrita y vacía.
de Casey, ese hombre que sería capaz de vender a su madre para cerrar un buen
negocio o para derrotar a los comunistas - lo que al final era un poco de lo mismo si
ir al Perú, ese país lejano y exótico del que tanto había leído y del que se había
quedado fascinado viendo “El secreto de los Incas,”3 y conocer a ese misterioso
complejo II de Langley, le habían explicado a grandes rasgos lo que tendría que hacer.
3
Una película de 1954 con Charlton Heston e Ima Súmac, filmada en Cusco y Machu Picchu.
16
1985 era un año extremadamente complejo para el Perú. En febrero llegaría el Papa
CIA para que nada fuera a salirse de sus carriles. Después del intento de asesinato al
Papa Wojtyla en 1981 no querían cometer más errores; de alguna manera habían
aprendido ya a confiar en los protestantes y ateos de la CIA, que por una módica suma
aportando inteligencia a través de hombres como Linge. Para colmo de males el Papa
labor de Linge sería más la de un asesor de inteligencia, pero requerían sobre todo que
se asegurase que el plan que habían diseñado los agentes de la CIA en coordinación
con las fuerzas de seguridad peruana en Lima, funcionara como un reloj. Cualquier
falla podía costar la vida del Papa viajero y una turbamulta mundial.
La segunda tarea era un poco más complicada y tenía que ver con la caótica
Belaunde era un Presidente inepto que no tenía idea de lo que ocurría en la propia
Casa Militar en Palacio de Gobierno y mucho menos de las luchas de poder al interior
de las Fuerzas Armadas. La Marina era la fuerza más leal, pero sus líderes estaban
molestos porque habían sido enviados como carne de cañón a Ayacucho mientras el
Ejército se ocupaba de la seguridad en el resto del país - lo que los marinos percibían
prepararse para retomar el poder. Las elecciones generales estaban previstas para
abril, de modo que esos primeros meses de 1985 serían cruciales para mantener la
estabilidad y ver si esos salvajes peruanos eran capaces de mantener al menos diez
17
años de democracia. Ninguna de las candidaturas gustaba mucho a los Estados Unidos
pero al menos había algo claro: se necesitaba impedir que la Izquierda Unida ganara
aquellas elecciones. We don´t want another Chile, dijo explícitamente Casey, con su
El joven candidato del APRA, Alan García Pérez, era el mal menor, aunque su
gobierno republicano de Reagan. Pero igual era mejor que Barrantes, el Alcalde de
correcto del redil de gobiernos amigos de Washington. Era una lástima pero el tal
Linge en este caso también sería una suerte de asesor del oficial político principal de
allí y que había probado ser poco menos que un autista demasiado aficionado al pisco
sour y a las peruanas y que pensaba - igual que Belaunde - que Sendero Luminoso era
momento. La verdad era otra. Y esa era el reto y la dificultad mayor de la tercera y
había probado ser mucho más hábil de lo que pensaban los primeros agentes de la
atacaron algunas pocas mesas de sufragio al interior del país. Desde entonces la suma
de los atentados de Sendero Luminoso excedía ya la cifra de los mil y los muertos no
menos de cinco mil. Lo peor es que la Policía no estaba preparada, la inteligencia era
18
casi nula, y las fuerzas especiales que enviaron desde Lima fueron prácticamente
élite que quizás podrían lograr algo en una guerra convencional pero que en una
perdidos. Lo peor en ese caso es que aquellos habían caído en el juego de los
marino limeño llegaba a entender quechua y todo lo que escuchaban les parecía
tierra arrasada en Huanta y La Mar, dos provincias que resultaban su propio bastión;
si llegaba a hacerse más fuerte y controlar o vencer a los terroristas su figura – más
allá de que fuera un criminal – podía hacerse popular… y un militar popular es lo peor
Por un lado infiltrarse en las filas de Sendero era imposible. Le tomaría demasiado
tiempo y la organización diseñada por Guzmán era muy inteligente: funcionaba con
células, de modo que cada grupo de entre diez a doce terroristas tenía un líder que no
conocía más que a las cabezas de otros diez grupos, pero no había una base común.
De ese modo, aunque nadie conocía a más de diez camaradas, se podían coordinar
era riesgoso y era un camino largo. Sin embargo, la élite de Sendero funcionaba casi
como cualquier élite. Gonzalo tenía una corte de hombres de confianza dispuestos a
19
todo y tenía al menos un par de compañeras conocidas. Gracias a algunas
era insuficiencia renal, pero lo más probable era que fuera más bien psoriasis, una
contradicciones del movimiento senderista era que al aislar Ayacucho para fortalecer
Luminoso tenía ya una organización permanente en la capital del país que era mucho
Terrorismo – parecían ir por buen camino pero podían tomar mucho tiempo que
resultaba precioso en aquellos meses en los que si Sendero llegaba a actuar durante las
Linge, dándole su mejor sonrisa a aquellos gringos que como siempre ya estaban
Casey & CIA. Después de todo, era evidente que el Gobierno de los Estados Unidos
tenía muchos militares amigos y preferían siempre a un hombre armado pero fiel que
los Estados Unidos no le interesa en absoluto que el Perú siguiera siendo una
Chile había funcionado perfectamente después de todo, pero en este caso había un
20
riesgo. La mayoría de las Fuerzas Armadas peruanas – especialmente el Ejército -
pensaban era en hacerle una guerra a Chile. Ya hacia fines de los 70 le había sido
difícil a los Estados Unidos controlar a los militares de Perú y Chile, que parecían
Centroamérica, como para preocuparse también por una guerra en América del Sur.
luego del nombramiento del amigo y compatriota Pedro Pablo Kuczynski como
Ministro de Energía y Minas, habían visto cómo se abrían de par en par las puertas a
But what can I do in this fucking country? – espetó Linge, cada vez más escéptico
Fue el propio Casey quien dio la respuesta, tratando de articular lo más claro que
podía. Primo, proteger al Papa. Secondo, asegurarse que las elecciones transcurran en
paz y que no ganen los comunistas. Último, saber de qué está enfermo Guzmán y ver
aunque eso es secundario. Y claro, que en todo el camino los militares no jodan.
Mantener el statu quo es lo único que le queda a ese jodido país de mierda. Evitar
cualquier otra cosa puede llevar a un triunfo terrorista o a un triunfo de los militares;
21
- Cambiar todo para que todo siga igual – dijo Linge después de un rato de
- No. Más bien asegurarse de que todo siga igual – dijo finalmente Casey.
Lampedusa. Eso era lo que más le molestaba de aquella gente de la CIA y de los
comunistas. Pero no podía culparlos por no dedicarle más tiempo a la cultura. Ellos se
tomaban realmente en serio lo que sucedía en todas partes, y por eso mismo vivían en
todos los países creyendo que son los “elegidos” y que tienen una misión especial; y
al mismo tiempo confían en que hay un destino superior que no pueden controlar pero
que los ha bendecido para que sean ellos quienes preserven el mundo del mal.
Esquizofrenia pura.
22
IV
Un buen polaco
interesantes y auspiciosos que aquella primera noche del año con Malko Linge. El
Director de Asuntos Culturales estaba de vacaciones, de modo que mi jefe directo era
aquel colega que me había enviado al aeropuerto y que apenas pasaba por la oficina
alrededor del mediodía, revisaba los cables e informes, me dejaba unas cuantas tareas
donde cada día iba a tomarse unos pisco sours antes del almuerzo y la larguísima
sobremesa. Solo a partir del 20 de enero tuve realmente un trabajo fijo, quizás un
poco menos digno pero que al menos me hacía sentir más útil. Todos los flamantes
Papa Juan Pablo II y teníamos algunas tareas logísticas que deberíamos realizar en
A mí, que vivía relativamente cerca del aeropuerto - en San Miguel, aunque
casi siempre trataba de aclarar que cerca al límite con Magdalena, un distrito que al
Grupo Aéreo N°8. Mi misión era asegurarme de que las maletas y regalos que
contadas, registradas y despachadas con su valioso contenido – que suponía iba desde
dorados objetos litúrgicos hasta las níveas, sagradas e infalibles prendas interiores de
dormir en esa visita que lo llevaría por todo el país de manera casi ininterrumpida.
23
Así que allí estaba de nuevo yo en el aeropuerto, aunque esta vez en la pista
oficial, donde tenía a mi cargo a seis cabos del Ejército Peruano, casi todos más o
despachar maletas papales. Pasadas las seis de la tarde del 1 de febrero de 1985,
cuando Juan Pablo II besaba suelo peruano en ese gesto de humildad que le ganaba el
cariño de sus fieles a donde iba y mientras se incorporaba y extendía la mano para que
Solo en ese momento me di cuenta que a unos veinte metros había alguien que
de terno y lentes oscuros, que parecía más bien salida de una película de James Bond.
Era Malko Linge. Sin dejar de hacer mi trabajo, dando instrucciones para que todas
las maletas fueran depositadas en la furgoneta oficial asignada que seguiría al cofre de
autos - el Papamóvil era evidentemente la joya al interior del cofre, en aquel alarde de
inventiva protocolar -, me fui aproximando poco a poco a aquel hombre que se había
quedado inmóvil en ese lugar estratégico de la pista, desde donde podía ver al Papa, a
extendió la mano.
24
- Ninguno – me contestó un poco contrariado Linge. Ven conmigo y te contaré
luego tomaremos un desvío para llegar antes que todos ellos. Tengo un auto.
Bien visto, lo que me contó entonces Linge no tenía mucho sentido, pero en aquel
manera presentía que durante aquella visita del Papa, Abimael Guzmán, podría
tenía que estar acreditado, lo habían hecho parte de la comitiva oficial. Todo
perfectamente lógico.
le había creído todo, cosa que era por demás cierta. Así de ingenuo era yo
entonces.
25
Supongo que Linge no pensaba que pudiera ser tan crédulo – después de todo yo
era el único que sabía de los detalles de su llegada a Lima. Así que me contó que el
malecón, y había pasado todo enero en reuniones con gente interesante, pero sin poder
si yo lo seguía, era incluso mejor para poder asegurarme de que la seguridad asignada
Por supuesto que eso implicaba estar en todo momento cerca de Linge y de alguna
manera apoyar su trabajo. Yo, que de todas maneras tendría que estar en el Grupo No.
8 cada día de la visita papal, acepté de inmediato. Aquella misma noche, frente a la
mirada incrédula de los agentes de la guardia suiza que habían venido acompañando
al Papa desde Roma - y que debían estar felices de cambiar su ridículo uniforme de
arlequín por elegantes trajes oscuros - aquel austriaco que parecía estar por encima de
***
inocentes esperan vuestra respuesta. ¡El mal nunca, NUNCA, es camino hacia el
bien!
largamente. Igual había sucedido con mi fe y mis convicciones católicas. Pero allí, en
26
medio de la multitud que se aglomeró en Huamanga, viendo a la gente gritando hurras
mestizos entre los que sin duda habría varios terroristas infiltrados, era inevitable no
vida para dar aquel mensaje de esperanza - en el que seguramente Malko Linge
apenas creía. Para él, después de todo, aunque de eso me enteraría luego, el mal podía
necesariamente algo más que un investigador con buenos contactos. Parecía estar
siempre en todos lados y cada vez que había alguna duda, el italiano jefe de la
seguridad del Papa no iba donde alguien del Ejército sino donde Su Alteza
Serenísima, a quien además el Papa prodigaba miradas que no podían ser sino de
complicidad. Para entonces Malko Linge me había dicho que además de antropólogo
le había valido también la posibilidad de ser de alguna manera asesor del equipo que
Papa se me acercó y me preguntó quién era y si lo podía ayudar con algunas frases en
español que quería corregir. Así fue como, casi temblando de la emoción, me senté
todo lo hice reír diciéndole que a los selváticos les decían charapas, lo que lo
4
Shut up por charapa.
27
Ahora puedo decir que gracias a Malko Linge, y a la generosidad de aquel buen
polaco, yo también me sentiré siempre – como todos los peruanos que lo vieron en la
Solo entonces, como si hubiera sido en realidad Karol Wojtyla quien me hiciera pasar
la prueba final de confianza, Malko Linge dejó que lo tuteara y me adoptó como su
cómplice en el Perú. Cada día me iría explicando mejor qué era lo que hacía. Y sobre
todo me iría enseñando qué era lo que yo de ninguna manera podía hacer.
28
V
apenas un par de semanas, tiempo suficiente para que se reúna con sus contactos de
narcotráfico que estaba destrozando el país. Al final deja todo en orden en aquel país
follarse a al menos tres peruanas (todas fogosas e insaciables): una india, una
Lo cierto es que Malko me contó que durante aquel enero apenas había podido
reunirse con unos cuantos de los contactos que supuestamente le permitirían llegar
hasta donde estaba Abimael Guzmán y francamente ninguno le había llegado a decir
nada relevante. Los contactos de inteligencia que le habían dado los agentes peruanos
coraje - de infiltrarse en la lucha armada. Para cuando me contó eso, tomando una
29
ya Linge se había sincerado conmigo. Me contó que era más que un simple
investigador y que no podía decirme entonces todo lo que tenía que hacer, pero estaba
pudiera. Entonces lo único que se me ocurrió es que aquel austriaco que parecía capaz
de todo, me tendría que ayudar a recuperar a la chica de mis sueños; de alguna manera
había sido por culpa de él que la había perdido aquella noche de año nuevo. Nuestro
pacto de caballeros se selló con un sonoro golpe de nuestros vasos de vidrio y con un
seco y volteado de cerveza helada – que el exquisito paladar de Linge por suerte no
Frigyes Karinthy.5 Lo que explicar esta teoría es, en sencillo, que entre tú y yo
hay seis personas que de alguna manera nos unen y lo mismo sucede entre
todas las personas en el mundo. Es decir, si yo quiero llegar a ti, puedo crear
5
El experimento fue realizado en los Estados Unidos siguiendo un estudio psicológico de Stanley
Milgram de los años cincuenta – probablemente sugerido por la lectura de Karinthy. Manfred Kochen y
el matemático Michael Gurevich le dieron el sustento estadístico en el Instituto Tecnológico de
Massachussets en 1973. El concepto se popularizó mediante una obra de teatro escrita por John Guare,
que se convirtió en una película en 1993 y se extendió aun más con un juego creado por unos alumnos
de la Universidad de Pensilvania como “Los seis grados de Kevin Bacon.” En el juego, creado después
de la epifánica visión de la película Footlose, se debía tratar de encontrar la manera en que cualquier
artista se conecte a Kevin Bacon en seis pasos, recurriendo a películas o series de televisión o incluso
avisos publicitarios en los que actuaran y mediante los que se aproximaran a Kevin Bacon. Este último,
finalmente, creó en 2003 una organización sin fines de lucro para que la gente del Primer Mundo
pudiera colaborar con gente pobre que esté justamente a seis grados de donde el donante está.
30
- Sí, claro, los seis grados puede ser el máximo… pero por ejemplo: ¿Qué me
- Que es imposible.
- No. No lo es. Probablemente para mí, sí. Soy un extranjero con algunos
mi primer paso. Hay algo absurdo aquí, que es que si tú eres mi primer paso en
- Exacto.
- ¿Qué?
rábanos, pero creo que todos son inofensivos, metidos en los grupos que
- No, la verdad no creo. En mi barrio somos todos clasemedieros y hay uno que
31
- La Salle.
- ¡Por supuesto! Allí estará nuestro primer paso. ¿Te llevas bien con alguien del
- Bueno, no creo que ninguno de mis amigos, pero… Bueno, quizás, sí. No un
- ¿Hermano?
Por un rato nos quedamos en silencio, viendo el mar, que a Linge le parecía
- ¿Yo? No, no, ni hablar. En mi casa casi todos están por Alan García, pero a mí
hizo buena obra en la alcaldía, aunque yo era chico entonces… Pero igual no
- ¡Me gusta esa frase! Ese es el problema aquí… Todo en este país es una
vaina…
32
Capítulo VI
tranquilamente. Por suerte los peruanos no eran tan salvajes como para no poder
controlar la visita del dueño del circo eclesiástico. Pero una cosa es movilizar toda la
armada para proteger a una persona y otra muy distinta movilizar toda la armada para
llegado a establecer un contacto real con alguien del Comando Conjunto, mientras
que su contraparte de la CIA, un tal Vladimiro Montesinos, no era entonces más que
un wannabe, un tipo ansioso que notoriamente hablaba más de la cuenta y que era
capaz de cualquier cosa con tal de obtener un poco de poder real y, aun peor, una
Linge estaba ya harto de todos esos militares que habían aprendido malas artes en
infiltrados de la CIA en América Latina no eran más que una sarta de facinerosos que
no le hacían ascos a nada ni a nadie – mucho menos a los narcos - con tal de
conseguir un extra para su bolsillo. Lo peor de todo es que con Bill Casey en la
cabeza de la CIA había poco espacio de maniobra para conseguir gente realmente
capaz y útil – y ni qué decir confiable o sincera. Aquel Montesinos que en los 70
biografía señalaba había sido recomendado por el entonces Ministro Mercado Jarrín y
debía ser una de las “mentes más lúcidas y analíticas del Ejército Peruano” - había
33
entregado a la CIA papeles en los que se detallaban las compras militares a los
soviéticos en el Gobierno de Velasco y era muy probable que siguiera vendiendo esa
misma información – pese a una condena que casi le cuesta el pellejo por traidor a la
patria – a los ecuatorianos y a los chilenos. Linge se dio cuenta al instante que aquel
sujeto no le ayudaría en nada, más si como sospechaba por los varios casos que
llevaba como abogado, ya era alguien en las planillas del narcotráfico. No había
forma de tratar con esa gentuza formada en las escuelas militares cuya única
aspiración eran poder y dinero. El espionaje estaba dejando de tener caché, y eso era
aquellas épocas en que los teléfonos escaseaban y los pocos que había casi nunca
funcionaban – sin decir nada de las coloridas casetas RIN en peligro de extinción-, dar
con alguien era casi un milagro. Y Sendero Luminoso podía estar acercándose a Lima
pero eso no podía quitarle las vacaciones a cualquier General que se respetara. Así
que, más allá de la probabilidad de que aquel experimento de los seis grados
funcionara, a Malko no le quedaba otra que seguir la pequeña pista que le abriría con
mis contactos.
turista gringo) con la gente que se multiplicaba ad infinito en los paraderos de los
micros, con taxistas y vendedores ambulantes, Linge se había dado cuenta que el
APRA de Alan García obtendría un triunfo sencillo. Los mítines de Alan García por
acostumbrado a usar aquella nueva moneda de nombre autóctono, el inti, que parecía
34
casi una burla dirigida a los indígenas, que eran justamente los más pobres y que
apenas entendían por qué tenían que cambiar unos billetes por otros, cuando era
Los de la CIA estarían felices con la victoria de Alan García, aunque al propio
Linge no le quedaba claro si ese joven alto, delgado y atractivo, de sonrisa fácil y de
potencial estadista. O peor aún, otro más de esos que creen que alguien que llega al
poder tiene derecho a sacarle algo de provecho. No hay como las monarquías, decía
en los últimos años de secundaria, no nos había dado de inmediato muchas pistas
sobre cómo llegar a Abimael, pero sí nos había permitido comprobar que la red de
inteligencia religiosa funcionaba más rápido y quizás mucho mejor que la militar.
Alberto era un español que seguía seseando pese a vivir más de cincuenta años en el
Perú; había sido un republicano que encontró en los Hermanos de las Escuelas
Cristianas una forma de huir del franquismo y desde entonces había formado
cincuenta promociones de peruanos – al principio solo de clase alta y cada vez más
distrito de Breña cuando todos los colegios privados se iban mudando hacia mejores
zonas de la ciudad. Muy delgado, bajo, y con lentes muy gruesos y una mirada un
tanto perdida, se había ganado con ciertas extravagancias – dar la lección mirando a la
pared, hacer caminar a los alumnos por el salón durante toda la clase o hablarnos de
35
La primera vez nos recibió en su cuarto, un espacio de 2 x 2 en el último piso
Abimael. Pero sí estaba seguro que aquella no era la forma en que debía combatirse la
democracia. Debíamos darle un par de días y estaba seguro que algo podría conseguir.
Alberto nos dio la ficha completa de Manuel Rubén Abimael Guzmán Reynoso
a quien entonces ya le decían “el Cachetón,” había sido un alumno estudioso pero
retraído, ascético, obsesivo y poco comunicativo; el típico gordito del salón. Vivía en
aquel tiempo en Arequipa con su padre y su madre adoptiva, pues había quedado
huérfano apenas a los cinco años y en realidad provenía de Mollendo. Luego había
una serie de detalles sobre sus estudios superiores y la forma en que se había
pasado por sus escuelas cristianas. Más aún, en el caso de Abimael Guzmán, la Iglesia
era una de las pocas instituciones que había podido mantener el contacto – aunque
pertenecer a Sendero una veintena de religiosos que habían dejado las sotanas de
querían real acción frente a las injusticias que se veían, sobre todo en la Sierra, y que
36
veían en Sendero un movimiento similar al de los primeros cristianos en tiempos de
Jesucristo. Después de todo el propio Sendero Luminoso no parecía ser más que un
daría los datos de un párroco en Ventanilla que tenía contacto con al menos un ex
seminarista que había dejado todo para adoptar el credo de la lucha armada ¡Todo
37
Capítulo VII
mujeriego - apenas tenía una esposa y una amante oficial – y era cierto que le gustaba
el pisco sour, aunque tanto como el cebiche y la comida peruana. Linge me dijo que si
Casey & CIA desconfiaba de Jordan, tenía que ser porque era un tipo respetable. De
todos modos no rompería de ninguna manera las instrucciones que había recibido así
que sería yo quien hablaría con él. La primera semana de marzo había una recepción
con los candidatos a la Presidencia, así que no habría mejor oportunidad para un
encuentro.
que yo estaba invitado a una recepción en la residencia de los Estados Unidos que era
casi exclusiva. Ni siquiera tuve que mentir. Le dije que había sido mediante el
contacto de Malko Linge, aquel investigador al que había ido a recoger al aeropuerto
en la madrugada de año nuevo. Con evidente piconería me dijo que tendría que
pedirle permiso al Embajador, quien por supuesto tampoco estaba invitado. Hasta
Generales asistirían. Yo ni siquiera me inmuté y le dije que por supuesto, sabía que
era un simple Tercer Secretario y qué era lo que tenía que hacer. Presumía que aquello
no sería más que un mero trámite porque el Embajador era un viejito bonachón a
quien apenas veíamos por la Dirección. Instigado por mi jefe, sin embargo, me sugirió
que no asistiera, pues era casi una afrenta que un subordinado vaya a un acto al que no
van sus jefes. Aunque ya había comenzado a percibir algunas cosas absurdas en el
38
trabajo, creo que fue allí donde comenzó mi relación de amor y odio con la carrera
diplomática – o mejor, con mis colegas. Ni siquiera mi papá, bajo cuyo techo
confirmé que no asistiría. Después de todo, el silencio es una de las principales armas
del diplomático. Y para entonces era increíble, pero pensaba que tenía yo ya dos
toda aquella enorme sala en la que los más importantes hombres del país se paseaban
con un whisky, un champagne o un vino en la mano. El top ten del ranking del poder
Bedoya Reyes, los candidatos más carismáticos; había solo dos obvias excepciones:
situación que vivía el país, mucho menos en territorio imperialista, y la otra excepción
era el paso final en nuestra lista - y puesto 7 en aquel ranking - Abimael Guzmán
Reynoso.
Por suerte fue el propio Embajador Jordan quien me reconoció y rescató del
recientemente al Perú como parte del Peace Corps. Me dijo que me quedara hasta el
final, que conversaría conmigo después de que todos se hubieran ido. Eso no me
molestó en absoluto, mucho menos porque al menos dos de aquellas jóvenes idealistas
que seguramente creían poder darle un poquito de paz a aquel lejano país
39
Debo reconocer que me divertí mucho en aquella recepción, supongo que por
efectos del alcohol y la belleza de mis amables anfitrionas, pero también porque pude
ver a la distancia la sutileza con la que actuaba el Embajador Jordan para conversar
con cada uno de los candidatos y los principales líderes del Gobierno, desde el
Premier Sandro Mariátegui hasta el Ministro de Guerra Julián Juliá Freyre, el hombre
fuerte que tenía en sus manos la seguridad del país, pasando por Domingo García
por alguna de las mismas jovencitas que me tenían lelo. Era altísimo y aunque se
notaba que el terno y la corbata lo hacían sentirse un poco incómodo, debo admitir
que tenía un nosequé atractivo. En un instante aquel grandulón de risa fácil, innata
admito - embobados con una arenga política que lo hacían a él el hombre que solo,
contra todo y contra todos, cual Quijote frente a molinos de viento, cambiaría el
destino del país. Tenía la seguridad con la que hablan los que se saben elegidos,
blondas, la llevó hacia donde estaba la orquesta, que luego de unas palabras suyas rió
moda: Qué locura fue enamorarme de ti. Al resto solo nos quedó acercarnos y hacer
el típico círculo que se forma siempre en las pistas de baile de toda celebración, para
ver aquella pareja extraña en la que la pequeña rubia hacía lo posible para seguir el
ritmo de Eddie Santiago y no marearse con las sucesivas vueltas que le daba aquel
40
Después de aquel show que hasta sus propios rivales políticos aplaudieron,
Alan García hizo una venia, besó la mano de su pareja, sacó un pañuelo blanco con el
que se secó la frente y que agitó sobre su cabeza, en señal de victoria y de despedida.
La suerte estaba echada… aquel hombre era capaz de conquistar a quien quisiera, de
***
contienda al galope, haciéndole honor al sobrenombre que le habían dado sus propios
un título piel roja: Caballo Loco. Lo único que habría que ver era si se la llevaba en
primera vuelta, aunque eso era casi irrelevante porque era casi seguro que además
tendría mayoría en las cámaras. Eso no le parecía muy bueno a Jordan - un hombre
alto y muy delgado, con el cabello corto y canoso, impecable, y muchísimo más
- Bueno…
- ¿Alan García no puede ser un buen presidente? – pregunté casi con temor.
cree que es el Redentor que ha venido al mundo para salvarlo de todos los
41
males. Y lo increíble es que en su partido no hay absolutamente nadie que le
como los militares de él. Por no decir que no tiene idea alguna de lo que es la
economía ni de los intereses con los que tendrá que negociar. ¡Tiene 35 años,
por Dios!
- Esperar que Sendero se acerque para operar con toda la inteligencia posible y
- ¿Y la crisis?
- También pasará. La crisis no es solo del país, es de toda la región, y lo que hay
que hacer es contener el incendio. Pero si, como le he escuchado a García esta
misma noche, lo que hay que hacer es gastar más, darle plata a los pobres,
crear consumo y dar incentivos a los industriales, la verdad creo que su crisis
se multiplicará.
El problema es de ustedes.
- Al menos le puedo decir a Malko que se quede tranquilo con las elecciones.
42
- Sí, con las elecciones sí. Supongo que a él tampoco le importa mucho lo que
discusiones mucho más distendidas sobre la comida y sobre las peruanas; ambos
estábamos locos por las dos, aunque era claro que seguramente Jordan tendría más
mándele saludos a Malko. Dígale que espero que me invite algún día a su
castillo...dicen que las fiestas que organiza son unas bacanales aristocráticas de
minutos, suficiente para enterarme de que aquella noche la U y Alianza habían ganado
por colgar los chimpunes el cholo Sotil – le había ganado al Atlético Torino de Talara.
Al cholo deberían llevarlo a las eliminatorias, maestro. Mucha finta ese Malásquez; y
Patrulla, Cueto y Oblitas están casi igual de viejos. Además que ese Barack no es
técnico, nos van a sacar la miércoles en las eliminatorias, va a ver. Casi al bajar le
hice la pregunta de rigor. Por quién va a ser pues, maestrito, esa pregunta ni se
sotana blanca y tenía descorchada, como siempre, una botella de champagne. Iría
43
conmigo a Ventanilla. Pero esta vez no sería el doctor en antropología Malko Linge
sino el Reverendo Padre Malko Linge, misionero austriaco que conocía al Padre
manera la Iglesia de Europa podía colaborar con aquel movimiento que, más allá de la
hermanas peruanas que solo querían una vida mejor. Desde entonces las elecciones
las seguiríamos por el periódico, lo importante era ver cómo llegar a Abimael.
- ¿Por qué seguir los seis pasos o lo que fuere… conmigo? En la fiesta de Año
Nuevo estaba la gente que te puede abrir todas las puertas en el Perú. Y si mal
- ¿Pitucos?
- ¡Eso! Esos pitucos son incapaces de mirar más allá de sus narices.
Efectivamente están preocupados por lo que pasa en el país, claro, si les están
jodiendo sus negocios. Pero en el fondo solo piensan en irse a Miami o fugar
si la cosa se pone peor. Esa chica, por ejemplo, la que estuvo conmigo en el
una niña loca de veinte años que no tiene idea de lo que es la vida de verdad.
Incluso me dijo que ella misma quería ser de Sendero, pero sé que en el fondo,
44
como cualquiera en tu país, llegada la oportunidad, tomaría el primer vuelo
el problema de su élite.
publicado ese libro el año pasado, quizás; pero ahora es muy sospechoso.
- ¿Mario…Vargas Llosa?
- Sí, claro.
- ¿Es de la CIA?
- ¡Ja! ¿Mario? No, no… ese es otro ingenuo, como tú. A él lo tenemos gratis. Se
ha dado cuenta solo que el comunismo es una buena fantasía, una obra de
intelectuales…
todo caso seguro que no serán los que se han peleado con el buen Mario. En
fin…
- No, no. No es eso, al contrario. Contigo me lo pensé muy bien. Sobre todo
esos arranques de romanticismo, no sé. Una vez salí con una joven que
45
bueno, ya ves que eres completamente útil para lo que necesito. Y es mejor
así, con calma y sin levantar mucho polvo, paso a paso nos iremos acercando a
Abimael. Ya lo verás.
46
Capítulo VIII
Ventanilla al infierno
Malko Linge habría deseado sin ninguna duda que todo sucediera como en la
novela de Gerard de Villiers. Que los días se pasaran muy rápido y que aquel viaje al
Perú en realidad hubiera sido un vértigo continuo en el que apenas tuviese tiempo
para pensar, saltando de un auto a otro, de Lima a la sierra, de los brazos de una mujer
voluptuosa a otra aún mejor. Es cierto que las novelas de espías no pueden perder el
tiempo, pero estoy seguro que Su Alteza Serenísima habría estado feliz de obviar
averno. Linge en su disfraz de cura, con sandalias y todo, había decidido que lo mejor
era ir en bus desde su casa. Tomaríamos primero un Enatru por la vía expresa hasta
una ruta inverosímil que debía durar todo el día y la combinación de colores más
degradación estética y cromática de los buses en los que íbamos. Pilas de basura se
acumulaban en las esquinas de la avenida Colonial, sabe dios desde cuándo. La ruta
desde Faucett hasta Ventanilla duró poco más de una hora en un micro que debió
haber llegado como chatarra de la segunda guerra mundial y que emitía un humo
negro y denso por el tubo de escape externo que ocupaba toda la altura del bus. Luego
47
de unas cuantas construcciones en la zona cercana a la desembocadura del Rímac, no
había casi nada en pie hasta el aeropuerto. Desde allí entramos a un arenal que poco a
por la mejilla de Linge, pero no podría afirmarlo – bien pudo ser solo sudor.
con tierra en medio de la arena, hasta que finalmente llegamos al Parque Porcino – un
espacio en el que debía establecerse una granja industrial para cerdos y entonces no
clandestinas. A nuestro derredor no veíamos más que casuchas que luchaban por
mantenerse en pie sobre el arenal. Los postes de luz o señales de agua o desagüe,
habrían sido allí como utilería de una película de ciencia ficción; no había ahí
literalmente nada que pudiera hacer pensar que esas dunas por las que a veces
aparecían niños desnudos y famélicos jugando con perros ídem, pertenecían a un país
llamado Perú (o incluso a la civilización). Allí fue cuando Linge me dijo algo que no
olvidaré: He estado en los peores lugares del mundo, muchacho, de verdad. Ya sabes,
Angola, Camboya, Uganda… Pensé que había visto todo. Pero aquello al menos era
construida con tablones y unos cuantos ladrillos de adobe que permitían separar lo
que encontramos al Padre Florencio. Era aquel otro español anciano, calvo y de orejas
48
inmensas y puntiagudas, más parecido a Nosferatu que a cualquier figura religiosa
que se pueda imaginar. Detrás de aquella figura vampírica, sin embargo, había un
hombre afable que tampoco había perdido el acento castizo pero que se sentía
peruanísimo y que dijo que nos ayudaría en lo que pudiera. En medio de aquella
desolación, era sin duda lo que necesitábamos. Solo una cosa nos pidió, que Linge se
sacara aquel disfraz que no lo honraba a él ni a la Santa Madre Iglesia; quizás en otra
ocasión le aceptaría usarlo, pero no frente a él. A Linge no le quedó otra que sonreír y
hacerle caso al Padre Florencio. Lo más increíble –dijo mientras se quedaba feliz,
parece que en el Perú nunca nadie pierde el buen humor. No creas, no creas – dijo el
vampiro mientras acercaba hacia nosotros tres ladrillos que fungirían de sillas.
El padre Florencio nos dijo que desde hacía ya por lo menos un par de años
gente de Ventanilla, al menos en ese sector, era gente pacífica, que apenas tenía
tiempo para otra cosa que no fuera ingeniárselas para conseguir algo de comer. Pero
era claro que en medio de aquella inopia cualquier mensaje que prometiera una vida
mejor iba a ser escuchado. De hecho, esa era una de las razones por las cuales él
mismo estaba ahí. De alguna manera sabía que la labor de evangelización en un lugar
así, donde cualquier voz de esperanza es acogida, es mucho más sencilla. Pero él
claros y barrigas hinchadas por efecto de la desnutrición. No era fácil. Los niños
hijos apenas nacidos. Si buscábamos bien en la basura que estaba cerca de los
49
abrevaderos de los chanchos, quizás encontraríamos fetos, cuerpos de bebés mutilados
los niños terminan comidos por los cerdos mientras otros beben whisky o champagne
Miraflores o Chorrillos. Pero todo iba tan rápido y el calor y las moscas nos tenían tan
ocupados que incluso aquellas divagaciones eran vanas. Además todo eso era apenas
otra que protegerse – nos enseñó una Colt pequeña que se había conseguido - y buscar
apoyo en algún conocido. Justo, un ex sacristán con el que había vivido y trabajado en
nunca había ocultado su simpatía por la revolución cubana y por todo lo que tuviera
que ver con la lucha de clases y había decidido dejar el seminario de Santo Toribio
alguna de las células senderistas. A Florencio no le quedaba duda que Justo ya era
- No, nunca lo fue. Era seminarista cuando lo conocí y luego en San Marcos
- ¿Y ahora es senderista?
Ricardo Durán, el obispo del Callao, a quien se había acercado en una de las
50
celebraciones de Navidad. Era una carta en la que me contaba que había visto
mi nombre en una de las listas de los enemigos de la revolución que debían ser
asesinados en 1985.
- No, no. Pero ya les dije. Además de los panfletos y todo, ya me habían llegado
en medio del pan que iba a comprar en una panadería de la avenida Gambetta.
enemigos de Sendero.
- Supongo que porque siempre digo que hay que confiar en la Santa Madre
sé. Pero es seguro que aquí ya hay gente que trabaja para Sendero y a quienes
pero que ya no dijera nunca nada más contra Sendero. Nada que me pueda
comprometer…
- Sin duda.
- ¿Lo ha visto?
- Preferiría no decírselo…
51
- Mire Padre – dijo en voz baja Linge, apartando una mosca que volaba
- No soy quien para juzgar. Ustedes han visto cómo vive la gente aquí. ¿Me
Pero déjeme ponérselo más fácil. ¿Usted quiere que estos niños tengan un
mañana?
- No, no. No me entiende. El dinero no sería para usted. Se necesita dinero para
- Mucho.
- ¿A cambio de?
52
- La dirección de Justo y una idea de cómo acercarnos a él. Una dirección que
sea cierta, claro… Usted sabe mucho más de lo que nos ha dicho Padre. Y la
verdad no lo culpo por no querer decirnos más. Pero supongo que con cinco
mil dólares se podría alimentar a los niños de aquí por un buen tiempo… y
Dos días después, una cuenta suiza transfería cinco mil dólares a una cuenta
Después de haber visto aquello lo hubiera hecho de todos modos, me dijo Malko
Linge. No es el precio que habría pagado por una simple información que
hubiera podido conseguir por otro medio. Pero en medio de aquel calor y de
aquel ambiente, sentí que era la mejor forma de abreviar la conversación y dejar
Le creí a Linge, sin preguntar si aquel dinero era suyo o de la CIA. Después de
todo era lo de menos. Aquella información nos llevaba un paso más cerca de
Abimael Guzmán. Justo tenía una dirección en la Unidad Vecinal N° 3, block 17,
a unas cuantas cuadras de la Universidad de San Marcos. Hasta allí iríamos. Pero
no de inmediato.
53
Capítulo IX
Tiempos de cambio
era necesario regresar a ver qué pasaba en la capital del Imperio Occidental. El
pretexto era sencillo: dar un update a la gente de la CIA sobre la misión en el Perú. En
realidad Linge quería regresar para ver si había habido algún cambio real en el
entonces no estaba en Capitol Hill sino en un cáncer a la próstata que parecía haber
con Nicaragua y América Latina quedaría un poco de lado, sobre todo ahora que en la
tiempos de cambio recuerdo bien que me dijo Malko Linge antes de partir.
54
- ¿Otro Servicio Secreto?
- No. Alguien más importante… - me dijo con una sonrisa que nunca antes le
***
junio como máximo para cerrar la operación. Ese Casey está cada vez más
obsesionado con Nicaragua y apenas me dio uno minutos para contarle las cosas
mafiosos de siempre, un tal Oliver North, que ha salido con la brillante idea de
nicaragüenses. Los gringos se están volviendo cada vez más locos; siempre
encuentran una forma más increíble para embarrar las cosas. Pero bueno,
descuida, ya habrá tiempo para hablar del amor y esas cosas. Ahora a lo serio.
Así que sin mucho preámbulo, en la ruta entre el aeropuerto y Miraflores, tenía
que contarle pormenorizadamente los detalles de los dos encargos con los que me
había dejado. El primero era sencillo y cantado, y duró lo que hicimos hasta llegar
proyecciones, Alan García se había llevado el triunfo al galope - con una resultado
55
casi seguro que reconocería el triunfo aprista y se retiraría incluso de la
El segundo encargo no había sido tan sencillo y me había costado casi todo mi
tiempo libre – que la verdad sea dicha, tampoco era tan escaso entre un trabajo
Justo era un tipo de casi treinta años, mestizo, más bien bajo y bastante
la dirección de la Unidad Vecinal que nos había dado el Padre Florencio. Vestía
casi siempre jeans y camisa y calzaba unos zapatos negros remendados aunque
bien lustrados. Hasta donde había podido hacer el seguimiento, Justo se movía
sobre todo entre su casa y la ciudad universitaria, que pese a las tanquetas en el
exterior, era claro que estaba casi tomada por los estudiantes, la mayoría de los
muchas veces otros muchachos, la mayoría más jóvenes, que muchas veces se
quedaban a pasar la noche allí, antes de salir muy temprano, casi siempre al
amanecer, cuando las calles aun estaban oscuras y la humedad limeña aun no
apenas una semana atrás, la noche previa a la votación, había llegado un grupo
más grande de gente – quizás una veintena - de edades más variadas, y entre los
Por suerte las elecciones habían pasado casi sin contratiempos. Aparentemente
los operativos del Ejército y la Policía habían podido controlar cualquier intento
de ataque de Sendero o del MRTA y salvo algunas noticias que venían del interior
y describían pequeños disturbios, al parecer todo tenía que ver más con
56
enfrentamientos partidarios antes que con atentados terroristas. El movimiento en
Linge, apenas pasado el triunfo del APRA. Y cada vez se me hacía más difícil
poder llevar un cálculo de la gente que entraba y salía. Lo siento Malko, hago lo
mejor que puedo. El resto del viaje lo hicimos en silencio, mientras Malko miraba
casa me daba unos chocolates con la cara de Mozart que había sacado de su
novia.
- ¿No has visto por lo menos si compra un par de panes o una docena o cien?
- ¿Y qué es mediano?
- ¡Genial! – dijo, dejando escapar algo así como un bufido que entendí como
Yo…
57
entonces significa que no compra pan únicamente para él, aunque
- Sí, pero esos se van muy temprano, antes que Justo vaya a la panadería.
- Sí. Tienes razón. Tiene que haberse quedado gente desde la semana pasada
champagne que abrió con delicadeza, sin dejar que el corcho saliera volando.
Sirvió un par de copas y me hizo sentar frente a él, en medio de su pequeña sala
- ¡¿Abimael Guzmán?!
- No, no creo. Pero quién sabe. Si él estaba ahí antes quizás. Y bueno, sabes que
panes compra. Eso es inteligencia, just in case… No tengo idea si los militares
habíamos podido dormir dos o tres horas, pero Malko tenía un presentimiento y no
58
quería dejar que pase un día más sin saber si aquel Justo no era más que una pantalla o
la verdadera llave que abriera la puerta que conducía al camarada Gonzalo. El cuarto
encerrarse en su cuarto. Su sofá – debo reconocer – era más cómodo que mi propia
cama.
***
pensó que éramos del Gobierno buscando decomisarle la producción y hasta se negó a
vender todos sus sacos llenos de toletes, franceses e integrales – los únicos tipos de
pan que vendía y que quizás alegraban los desayunos de las familias de la Unidad
con pan y mantequilla, o mortadela, en el mejor de los casos). La duda acabó cuando
Linge sacó un billete de cien dólares y lo puso en el bolsillo del mandil lleno de
estaba yo allí, poniendo mi mejor cara de estupefacción ante aquel impensado cierre
Unidad Vecinal - al otro lado del inmenso complejo de edificios - y lo podía acercar
más pronto posible le quitó la duda. Lo que no pudo imaginar es que tendríamos otro
59
Capítulo X
(Las novelas de espías tienen mucha más acción - y mucho más de imaginación,
métodos más radicales y espectaculares – alguna vez Linge me dijo que había una
gran diferencia entre un espía verdadero y un espía norteamericano, que cree que
Carré.6 Lo cierto es que con Justo, como en general en todas las veces que lo vi
actuar, Linge estuvo casi siempre muy calmado- aunque antes de salir de su
pistola just in case y una buena dosis de esa otra arma que convence al más
él. No cabía duda que en su casa tendría que alimentar a un regimiento. Cuando
subimos de vuelta al carro y le pregunté por qué tanto pan, solo me dijo que
habían venido unos familiares que comían mucho. Debía estar bastante distraído y
6
Me lo dijo a propósito del “Project Artichoke” (Proyecto Alcachofa, nótese la ingenuidad del nombre)
de la CIA, que utilizó prisioneros de guerra y voluntarios para experimentar con LSD y otras “drogas
de la verdad.” La alcachofa se hizo puré poco tiempo después, cuando Frank Olson, un hombre de la
CIA, se lanzó de un duodécimo piso mientras se sometía voluntariamente al tratamiento (de más está
decir que él quedó también hecho ídem).
60
cuando sobreparé en la esquina de su casa y él instintivamente dijo que era ahí
sorprendí de lo rápido que apareció Linge, pese a que sabía que estaría escondido
baldío entre las avenidas Colonial y Argentina que no se animaría sino hasta que
la mañana.
- ¿Abimael?
- Tampoco. No hay ningún Abimael. Mire, señor, yo vivo solo con m familia
y…
del asiento delantero a la parte de atrás del auto y le había puesto a Justo el cañón
de la pistola en la boca. Éste apenas había alcanzado a recostarse sobre un lado del
joven tiene que trabajar y tú tienes que darle de comer a tus camaradas ¿No es
cierto? Así que mira. Yo sé que hay unos cuantos amigos en tu casa. No
61
necesito los nombres ni nada. Para que te sientas mejor, yo no soy policía. Él
Abimael Guzmán, tu Presidente Gonzalo, está ahí con ustedes. Es una simple
me ayudas te irá muy bien. Es más. Para que veas que tengo buenas
nada, de verdad. Por favor. Déjenme ir. ¡Los panes son para mi familia, de
aquellos jóvenes y toda la gente que yo había visto era realmente su familia?
¿Podía ser todo eso cierto? ¿Cuánta gente inocente ya había sido detenida,
condenada y asesinada por un simple soplo o un error? Quizás aquel Justo solo era
sospechosos.
Por suerte Malko Linge era menos ingenuo. Y repitió una vez más aquel
mismo procedimiento: pistola en la boca, dinero en el pantalón. Esta vez solo hizo
62
una amenaza adicional. Disparó su pistola apenas al lado de la cabeza de Justo. No
trizas. Lo siento, gajes del oficio - me dijo cuando miró mi cara de sorpresa. El
Justo empezó a hablar atropelladamente, casi llorando. Cada dos frases decía
pero había llegado aquel fin de semana previo a las elecciones. Se había ido
Pero desde entonces en aquella casa habían quedado parte del Comité Central de
Gonzalo.
De hecho, aquella noche de vísperas de las elecciones había habido una pelea a
gritos entre las camaradas Norah y Miriam, por algunas decisiones que había
(tuve que explicarle a Linge de inmediato que eran los programas más
querido salir de inmediato a poner uno o más coches bombas en el centro mismo
permitiera que el Presidente Gonzalo siga extendiendo su poder por los conos de
63
la capital y por las universidades hasta llegar finalmente a la conquista del poder
En aquel momento Linge sacó otro billete y se lo dio a Justo, que había dejado
que parecía sonreír directamente a la cifra de 100 dollars. Volteó hacia donde yo
atrás, apuntando a Justo, aunque sabía que no había ningún riesgo. Su táctica de
que vivía y en el que escondía a parte del Comité de Sendero Luminoso, Su Alteza
Serenísima le dio un sobre a Justo y le dijo que se lo diera a la camarada Norah sin
De regreso, Malko Linge me dijo que por favor lo llevara a su casa; tenía que
casa. Yo tendría también tres días para descansar y trabajar, que era en lo que
Recuerdo que aquel día estuve hecho una sombra en la oficina, donde por
suerte ninguno de mis jefes apareció para molestarme. Me fui temprano a casa.
Luego de comer e intercambiar unas palabras con mis padres – que estaban un
64
mucho dormir. Lo peor de aquellos días y noches en blanco era que además de los
olla grande y la había vaciado en un balde que teníamos en el baño, para que me
pudiera echar al menos un poco de agua tibia (con el racionamiento la presión del
tomar un café con leche caliente y un pan que apenas probé – mientras veía cómo
Pocho Rospigliosi, el serio entrenador Moisés Barack y unos risueños Juan Carlos
Oblitas y Germán Leguía, sobre las posibilidades que tenía la selección de fútbol
para clasificar al Mundial de México 86. Pasadas las elecciones eso era lo único
que interesaba. Después de todo, y más allá de los cortes de agua y luz y la
escasez de pan – y de casi todo -, siempre había tiempo para el circo, eso es lo que
le gusta a la gente.
radios apenas media hora después, fui a la oficina de mi jefe a ver la noticia por
65
televisión. En medio de los jadeos de las reporteras que habían llegado al cruce de
las calles Roma y Burgos, cerca de la Clínica Italiana, llegué a escuchar los
nombres de uno de los terroristas que habían muerto en el ataque: era Justo. Llamé
desgracia. Me contestó una voz de mujer que – con un acento que parecía
extranjero - me dijo que estaba equivocado. Decidí que no podría esperar dos días
más, aquella misma noche tendría que ir a conversar con Malko Linge. En aquel
66
Capítulo XI
En el trabajo, la tarea que me habían dado por aquellos días era reunir todos
los cables – las comunicaciones que llegan de nuestras Embajadas – de 1984 hacia
exterior en los últimos años. La idea era identificar cuáles eran las presentaciones
culturales más exitosas y ver qué más podíamos sugerir o promover. Al menos
aquella ya era una tarea con cierta lógica, que además me libraba de ver a mi jefe
los pocos minutos que se aparecía en la oficina. Solo entonces descubrí que debajo
años en aquellas mazmorras de claves y papeles mientras que otros habían llegado
Pero para mí ver aquellas máquinas cifradoras mecánicas, a las que se habían
67
sumado unas enormes, modernas y computarizadas CRYPTO/AG, estar allí era
de la que no tenía idea. Y no solo eran las noticias de Quito y Santiago, que
Embajador decía con temor que había sido amenazado por grupos vinculados a
París el día de las elecciones habían aparecido la hoz y el martillo pintadas en rojo
parecían contar con una red de apoyo que financiaba en parte las actividades en el
Perú. Por un instante incluso se me llegó a ocurrir que Malko Linge quizás no era
un agente de la CIA sino alguien que quería llegar a Abimael para asegurarle el
flujo de caja que lo llevaría a la victoria. Mis ideas se confundían cada vez más.
Lo único cierto es que sumé algo más a mi lista de las actividades culturales en las
hice otra lista con los atentados, demostraciones, pintas y nombres de los grupos y
Aquella noche salí del trabajo casi a las 9 de la noche. Había estado todo el día
68
engullido una butifarra del Cordano y una Pasteurina que me había traído uno de
los parcos y amables conserjes. Al salir decidí darme una pequeña vuelta por
aquel palacio colonial que con la iluminación nocturna se veía si cabe más
imponente. Desde el siglo XVIII había sido una casa propiedad de los Marqueses
Pero aquel edificio con sus balcones y amplios patios, su elegancia y sus celosías
perfectas para los secretos e intrigas, parecía haber sido construida desde siempre
Marqués, en el segundo patio, cerca del pozo del Palacio, que era mi lugar
favorito para alejarme del ruido y meditar. A aquellas horas no habría nadie más
que algún guardián nocturno, seguramente en el segundo piso, donde estaban las
imponentes oficinas del Ministro y del Secretario General. Me quedé allí un rato,
tratando de aspirar algo que no sea la intensa humedad limeña, cuando de pronto
debajo de uno de los arcos moriscos, un hombre más alto que yo que miraba hacia
donde yo estaba, apenas iluminado por la luz de la luna, esbozando una sonrisa.
No necesitaba ver su cabellera rubia para saber quién era aquella imagen sacada
Me dijo que él también se había quedado pensando durante todo el día y había
decidido ir a buscarme. Estaba en Torre Tagle desde las 7, la hora en que supuso
saldría de trabajar. Desde entonces había estado dando vueltas por los vericuetos
sobre todo curioso de ver cómo preservábamos – con tanto orgullo como para
69
hacerla sede de nuestra Cancillería - un recuerdo, ciertamente hermoso, de
era un turista y que era mi amigo, así que hasta me avisaron a la hora que saliste
para los gringos - Linge me contó que había visto las noticias del mediodía,
después de despedir a una “amiga,” una fly hostess que había conocido en el vuelo
de Lufthansa. Y no había necesitado escuchar el nombre para saber que uno de los
terroristas muertos era Justo. Cuando hicieran las autopsias se darían cuenta de
- Grrrr….ada
- ¿Ah?
- ¿Rada?
- Ese.
había acostumbrado pese a su entonación tan curiosa, tenía aquella falla tan
obstáculos insalvables hasta para alguien como el genial Malko Linge. Pero
70
pasado el embarazo de Su Alteza Serenísima, me contó lo que él pensaba sobre
aquel atentado. Según Linge, a Justo lo habían asesinado antes de llegar a San
Isidro, y lo habían tirado ahí en medio de la calle o lo habían dejado caer antes de
que los terroristas salieran a asesinar a García Rada. Los senderistas y cualquier
otro grupo de terroristas usan estas emboscadas para eliminar a sus propios
enemigos. Desde que Linge le entregó el sobre para la camarada Norah supo que
- No. Nunca puedes estar seguro. Quizás en realidad incluso sí fue acribillado
en la balacera. Pero tú lo viste ayer. Dudo que haya sido jamás un asesino.
Debe haber sido un idealista que ahora servía de guardián, cocinero y puede
que hasta de conserje y mandadero. Pero no creo que haya estado preparado
- Sí, creo que sí. O bueno, por lo menos en parte por eso. Aunque haya tenido
miedo y aunque le haya puesto una pistola en la boca, él nunca debió darme
tanta información. Es muy probable que lo hayan asesinado por eso… pero no
somos culpables.
- No, no. Nosotros no sabíamos nada. Solo seguimos tu pista ¿no es cierto? No
pensé en nada más. Pero no te culpes jamás de algo que no has hecho. A Justo
lo mataron porque los terroristas se rigen por otras reglas que no tienen nada
- La verdad no entiendo…
71
- Yo tampoco entiendo todo lo que pasa en este país… pero ya viste, fue una
lo del pan, pensé que podíamos tener suerte y toparnos hasta con el propio
- Pero Malko… ¿Me puedes decir qué… qué decía la nota? ¿Cómo era que
Tenía listas dos notas. Una para Abimael; esa ya la destruí. Pero supuse que si
- Tú nunca te equivocas…
- No es eso. Con el tiempo aprendes a prever qué es lo que puede suceder. Este
- Amén – le respondí, bebiendo un gran trago de whisky. Pero bueno, Justo fue
- Si comienzas contando desde ti, creo que sí. A ver… si yo fui el primero y el
cuarto…
- Vamos bien…
***
72
Cuando dos hombres hablan de amor las cosas no son tan sencillas. Pero en
este caso yo era aun un joven sin experiencia, enamorado de una compañera de la
universidad, mientras que Malko Linge era un hombre de mundo, un tipo con
clase, dinero y con una novia esperándolo en Austria – una aristócrata holandesa –
pero que no tenía problemas en liarse con otras mujeres, siempre que alcanzaran
sus elevados estándares de belleza y si y solo si estaba seguro que sería muy difícil
que se las pudiera volver a cruzar. La cosa así era más sencilla.
Confieso que no recuerdo exactamente todo lo que me dijo. Pudo ser alguna
perogrullada de esas inevitables cuando uno habla del amor y que de hecho
sonaba mucho más inteligente con tanto alcohol en la sangre – nos acabamos una
botella de Old Parr entre los dos, mientras apenas picábamos unas aceitunas y
galletas con las que Linge se había aprovisionado en su departamento. Pero pudo
ser también que entonces cada cosa que me decía Su Alteza Serenísima me
parecía brillante; que todo lo que aquel hombre rubio y experimentado sabía era
porque tenía una mente superior - prodigiosa. O quizás era simplemente esa
extraña y exótica fascinación que tenemos los peruanos por los extranjeros, sobre
todo si son europeos, blancos y tienen los ojos claros o el cabello rubio – o todas
En todo caso, lo que es cierto es que desde aquel momento me sentí mucho
mejor porque Malko Linge me dijo que no me preocupara por mi futuro amoroso.
No era tan feo, después de todo, y era más inteligente que la gran mayoría de
gente. Las mujeres van notando poco a poco eso y con los años van dejando de
interesarse cada vez menos por la pinta que por el cerebro; y ni qué decir de la
billetera. Yo, además, tenía en mi favor el caché y el aura que siempre llevan los
73
diplomáticos. Déjame decirte algo – me dijo Su Alteza Serenísima proponiendo
Eso gusta. Daphne se moriría por ti. Solo asegúrate de ir a Europa y tendrás
una botella de champagne abriéndose es el mejor imán para las mujeres. Cada
***
Lo otro que me explicó Linge aquella noche – otra de las cosas importantes en la
vida - tenía que ver directamente con Abimael Guzmán y con nuestra búsqueda.
- ¿Qué fue lo más importante que nos dijo Justo ayer por la mañana?
- Que Abimael Guzmán había estado ahí pero se había mudado a otro refugio. O
estaba ahí.
- ¿Y?
- No lo sé. No sé cómo será, pero creo que hay algo muy importante que
74
Eso puede tener una razón política, claro. La camarada Norah al parecer es la
cabeza del movimiento en Lima. Pero yo creo que hay algo más.
- ¿Celos?
- Puede ser. Puede ser… y eso es lo que tenemos que averiguar y aprovechar.
Lo que siguió fue un recuento memorable de Malko Linge sobre el poder de las
recuento incluyó a una peruana, Elvira Chaudoir (su apellido original De la Fuente),
mundial y que sirvió de espía bajo el alias “Bronx,” gracias a su red de contactos en la
diseminando información falsa en los casinos de la Costa Azul a los oficiales nazis
que paseaban por esa zona controlada por el régimen de Vichy. Alardeaba con sus
dónde empezaría el desembarco del Día “D”– cerca de Bourdeaux, al otro lado de
Serenísima me confesó que no sabía si todo aquello era cierto o si aquella campaña de
desinformación fue creída por los nazis franceses. Pero él mismo había escuchado
algunas historias de los propios labios de Madame Elvira, que era amiga de su familia
75
fuerza. Pero en fin, en todo caso al menos ya ves el poder que pueden tener las
mujeres. Nunca confíes en ellas. Nunca. Las mujeres… Entonces soltó una carcajada
di cuenta que afuera había comenzado a aclarar y se escuchaban ya los ruidos graves
tan peculiares de esas aves ignoradas – pero que bien conocen los madrugadores
limeños. Tendría que ir a trabajar de volantín una vez más. Antes de salir de la casa de
Linge llamé a mi casa para avisar que me había quedado a dormir con un amigo y que
no se preocuparan.
ventana. Ya estaba claro. Las mujeres – dijo nuevamente Su Alteza Serenísima, como
recuperando la frase que había quedado pendiente. Y repitió lo mismo antes de dejar
76
Capítulo XII
pequeña, de rasgos delicados y, pese a su mirada dura e intensa, parecía mucho menor
de 39 años (llevaba más de la mitad de ellos casada con el camarada Gonzalo). Era
Quienes la conocieron en su juventud dicen que nadie entendió bien como aquella
huantina hermosa de dieciocho años, que llevaba enamorada a más de media facultad
podido escoger el partido que quisiese, había decidido casarse – era 1964 – con aquel
profesor universitario gordo y desaliñado, que paseaba por las aulas y patios de la
universidad con un saco viejo que le quedaba grande y con un libro de enseñanzas de
comedor-. Pero presumo que usted no bebe, mucho menos este licor…
imperial.
- No, gracias.
Yo había llegado unos minutos antes de las 8, como me había dicho Malko, a
77
principal – qué duda cabía – era Augusta La Torre; nada menos que la esposa del
- Bueno, sírvame un poco – dijo Norah, mientras Malko llenaba mi copa con
Veuve Clicquot.
Linge.
- Sí. Para probar… - respondió con una brevísima y casi imperceptible sonrisa,
la camarada Norah.
mesa con la máscara veneciana que me había agenciado Malko Linge, solo por
planas y una chompita blanca abotonada casi hasta el cuello. Pero cuando se quitó
sobre sus espaldas o que hubiera dado las órdenes para masacrar a los campesinos
de Lucanamarca.
Durante la cena Malko apenas comió unos cuantos trozos de pescado, antes de
Popular durante los setenta y pensaba que las reformas que estaba aplicando Den
78
Xiao Ping con el mayor pragmatismo eran las correctas; además creía que la
Revolución Cultural había probado ser poco beneficiosa para el pueblo chino y
que si aquel cambio paulatino seguía, en los siguientes años veríamos cómo China
surgiría como una gran potencia que opacaría a la Unión Soviética – un gigante
que pronto caerá – y al propio Estados Unidos; esa sería quizás la Gran
Revolución del siglo XXI, pero quién sabe si viviríamos para verlo.
(aunque sin decirle que extrañaba un poco de arroz) y bebí pronto mi champagne,
llenando de nuevo las copas a todos. Norah, por su parte, comía lentamente, como
contando cada una de las veces que masticaba la comida, manteniendo la mirada
fija en el mantel de lino blanco que cubría la mesa. Pero era evidente que
escuchaba con interés lo que decía Malko Linge, pues cada cierto rato, cuando
Malko elogiaba a Den o decía algo que probablemente contrariaba las ideas de
qué quería de ella aquel enemigo de la Revolución, que no tenía idea de lo que era
empuñando las aras en el campo, viviendo con el propio pueblo chino, así que no
contrario. Después de estar todo este tiempo aquí en el Perú – de eso es testigo
79
- Nosotros no queremos poder – increpó de inmediato Norah, lanzando una
mirada flamígera que hubiera hecho bajar los ojos a cualquier otro-. Esos son
términos que nada tienen que ver con la ideología de Sendero Luminoso y con
apogeo en el Perú.
su filosofía…
- Die Philosophen haben die Welt nur verschieden interpretiert; es kommt aber
darauf an, sie zu verändern – recitó Linge, frente a nuestras caras de asombro.
Conozco las tesis de Feuerbach, camarada; sé que los filósofos solo han
transformarlo…
- Bueno, me alegra saber que algo conoce – dijo Norah con una voz que me
pareció, aunque suene a contradicción, un poco más dulce pero también más
confunde con él…así que está más allá de cualquier filosofía. La ideología de
80
una nueva historia, a un nuevo hombre, a una nueva humanidad… (eso último
que el español no es mi primera lengua y puede que a veces haya cosas que no
entienda. Pero sucede que he leído lo que dice el Presidente Gonzalo y creo
- ¿Lo que piensa Miriam? Eso es imposible. ¡Si esa no piensa! ¡Ya se olvidó
- ¿Maricona?
esas manos pequeñas, con las uñas cortadas casi al ras - manos de profesora de
primaria, amables. Imaginaba cómo esas manos habrían acariciado al hombre que
había causado más muerte y destrucción que ningún otro en el Perú (al menos
desde la guerra con Chile). Me preguntaba si esas mismas manos seguirían siendo
cariñosas con ese hombre a quien la camarada Norah parecía ya no querer tanto.
refería Malko y por lo que sabía que ella aceptaría venir a cenar al departamento
81
seguro que al final de la noche aquella mujer regresaría con una idea distinta sobre
Serenísima…
- Disculpe, Camarada.
- Norah – repitió Linge. Discúlpeme si la molesté. Entiendo que usted tiene una
maduro como para dar un golpe mortal a este Estado decadente, más aun antes
- San Miguel es un distrito de clase media; ahí ya falta poco para que entremos.
Tenemos un Comité… pero bueno. Lo que quiero decir es que ustedes están
acá y tienen sus casas con agua, con luz, con comida de lujo, con licores.
¿Ustedes qué saben del Perú de verdad? ¿Han estado alguna vez en
tiene que caminar una hora por lo menos cada día para conseguir agua?
82
- Estuvimos en Ventanilla – dije de nuevo, como si necesitara justificarme
frente a esa mujer que hablaba con energía y que estaba haciéndome sentir
Ventanilla tengan algo que comer. Y mientras tanto pagamos las deudas de los
ricos, de los bancos, de los capitalistas, de los infelices que nos gobiernan. Y
el trabajo del pueblo solo sirve para pagar esas deudas al Fondo Monetario
importa el Perú…
- Sí nos importa –dijo entonces Su Alteza Serenísima. Nos importa el país y por
eso estamos aquí con usted. Porque queremos conversar sobre el futuro de
- Pero es un gringo…
Norah bebió de su copa saboreando el champagne, que parecía gustarle cada vez
más. Me miró a los ojos como buscando ver si yo pensaba lo mismo que aquel
extranjero. Con esfuerzo logré mantener la mirada. Entonces Malko Linge nos ofreció
***
83
Mientras Malko llevaba las copas y la cubeta con el champagne a la salita de
dado ganas de ir al baño, pero era sobre todo la tensión de aquella conversación la que
me obligaba a respirar profundo y lavarme la cara, que sentía aprisionada bajo aquella
como si en aquellos meses hubiera vivido todo lo que no había vivido antes, como si
Literario Juventud Mariateguista. Y otro más: Movimiento Popular del Perú. Eran
dos organizaciones que operaban en Suecia; había leído aquellos nombres en unos
cables. Los dirigentes en Estocolmo eran Carlos La Torre y Delia Carrasco. No podía
ser tanta la coincidencia: aquellos tenían que ser los padres de la camarada Norah.
Tenía que decírselo a Malko, presentía que de algo podía ayudar aquel dato.
Antes de salir del baño traté de escuchar desde ahí lo que podían estar
conversando entonces Malko y Norah. Solo podía escuchar bisbiseos y algo que me
pareció risas apagadas ¿y quizás algún beso? ¿Podía ser tan gran conquistador Su
frente, muy cerca, absolutamente distraídos, como si fueran una pareja en pleno
secreteo romántico. Y ahí estaba yo, el aguafiestas, mirándolos sin saber qué hacer,
dudando en acercarme a arruinar el plan o irme para no volver. Debió ser algo así
como celos, o más bien esa envidia tan natural del amigo que no quiere ver al otro
llevarse la presa - aunque no sea la más codiciada - lo que hizo que me quede. Pero no
me arrepiento.
Malko me hizo una seña que inmediatamente pensé significaba que quería que
me fuera. Por un instante me enfurecí, pensando que aquel noble austriaco había
84
conquistado fácilmente a la guapa revolucionaria y yo había quedado fuera de la
conversación (la culpa es de la ficción que lo hace pensar a uno siempre la situación
más dramática, cuando lo único que quería Malko era que me colocara la máscara,
que me di cuenta había dejado en el baño, antes de que la camarada Norah me viera el
rostro sin ella). Regresé entonces al baño, aliviado, y antes de unirme a la pareja
recordé que llevaba un lapicero en el saco del terno, y escribí con él en un pedazo de
papel higiénico los nombres de los padres de la camarada con los grupos a los que
Cuando volví a sentarme con ellos en la sala, Norah por fin despegó sus ojos de
también un momento al baño. Pudo ser el efecto del champagne, pero viéndola
caminar hacia el baño – el cuerpo pequeño pero firme, los pasos menudos y
- Una lástima que esté tan enamorada de Abimael Guzmán… o bueno, no tanto
- ¿Por qué? ¿Porque no la pudiste conquistar? – pregunté aun con los celos que
85
Cuando volvió Norah tenía la cara lavada y el rostro mucho menos amable que
apenas unos minutos atrás. Se sentó frente a Linge con la misma pose rígida de
cuando llegó y le pidió un vaso con agua; no bebería más champagne. Y comenzó a
hablar – sin que se lo preguntáramos - de la revolución y del futuro del Perú en manos
de Sendero Luminoso.
El nuestro sería un país sin rencores, en el que todos sabríamos trabajar el campo
igualdad, unidos, respetándose mutuamente y criando con rigor y cariño a sus hijos,
- ¿Y hay algo que impida al Presidente tener hijos con su mujer? Usted es joven
aun, Norah…
86
- ¿No puede?
había sentado.
Entonces Malko Linge le dijo que suponía que se necesitaban más mujeres
para cuidar de Guzmán, porque su salud no era la mejor. Sabía también que ellos
de los movimientos que sus amigos y su familia – ¿sus padres, Norah? – hacían
entendía bien cómo era que Linge sabía todo eso. ¿O lo había inventado con
apenas aquel dato que le había dado y que no era más que una suposición? La cara
de Norah era elocuente. Había algo de cierto en lo que decía ese rubio que no
parecía capaz de matar una mosca y que la había citado para algo – que yo no
sabía – pero que parecía dar esperanzas a aquella mujercita de que Linge no solo
sabía mucho más de lo que parecía sino que era alguien de quien se podía esperar
ciertamente algo. Que supiera aquello confirmaba que no trabajaba para la policía;
87
- Yo los puedo ayudar – dijo Linge, dándose cuenta de que aquella mujer había
parecer confiando poco a poco en él-. Yo los quiero ayudar – remató-. Pero
quiero más ayudarla a usted. No creo que el Presidente Gonzalo sea capaz de
llevar adelante una revolución como la que usted cree que el Perú necesita. Yo
he estado en Camboya y sé lo que pasó con Pol Pot y el Khmer Rouge. Solo
una mujer puede liderar este movimiento. Alguien de temple y sin temor.
***
Lo que siguió solo lo sé por lo que me dijo Malko Linge y tengo que creer en
tendría que marcharme. Lo que iba a conversar con Norah era algo muy delicado.
contaré – me dijo cuando me dio la mano. La última vez que vi a Norah, estaba
arreglándose el vestido y el cabello, si cabe más guapa, bajo la luz tenue de la sala
88
Capítulo XIII
Villiers o las películas de James Bond. Si debo creer en ellas y asumir que la vida del
debió haberse encamado con aquella revolucionaria pequeña y atractiva, pero que en
nada se parecía a la descripción de las mujeres voluptuosas e insaciables con las que
sus historias de alcoba y mucho menos las divulgan - nunca me dijera ninguna
palabra sobre aquella parte de la historia con Norah, estoy casi convencido de que
Augusta La Torre debió haber cedido a los encantos de Su Alteza Serenísima y hecho
deseo de estar con un hombre guapo en lugar de con un gordo enfermo y desaliñado -
en aquel mismo departamento al que volví por la noche del domingo, luego de que el
doctor Linge dejara un mensaje en mi casa, diciendo que le gustaría que lo visite para
nunca lo sabré, aunque aun hoy, cumplidos casi veinticinco años de la muerte de
Augusta La Torre aun lo imagino. (De ella solo quedó filmado su velorio, en el que se
mientras se escucha una balada romántica que suena doblemente absurda como
89
Malko Linge no me explicó tampoco en aquel momento todos los detalles del
entendimiento que había alcanzado con ella. De hecho empezó contándome otra
historia, la del mito de Deyanira, el segundo nombre real de nuestra camarada Norah.
legendario río Aqueloo, Deyanira fue raptada por el centauro Neso. Heracles, sin
que tenía mágicos poderes para conquistar el corazón de cualquier hombre. Después
de un tiempo, Deyanira empezó a tener celos de Iole – una mujer más joven a la que
Hércules había también salvado de una muerte segura y hecho su concubina – y llena
de temor por perder el amor del héroe, recordó que poseía aquella pócima y untó la
sangre tóxica del centauro Neso en la piel de león con la que vestía su marido,
creyendo que funcionaría como un elíxir de amor. La sangre del centauro funcionó
como veneno y finalmente - como cruel venganza póstuma – se llevó consigo también
la vida de uno de los más formidables héroes griego. Norah no lo sabe aun, pero
- Creo que sí. O al menos creo haberla convencido de que ella es más fuerte que
- No te entiendo.
90
- A veces creo que es mejor que no sepas nada… pero siento que es difícil
- Ya la perdí…
- Me refería a…
- Lo siento.
- No, no lo sientas. Me siento más viejo, con más experiencia, pero supongo que
- Es posible.
- ¿Y ahora sí me puedes contar algo del trato con Sendero y de lo que pasó esa
- Vamos, no te molestes. Pero sí, te contaré algo. Y otras cosas tendrás que
necesaria.
Entonces fue que Malko Linge me contó de lo que se había convencido Norah;
Linge sabía que Abimael Guzmán estaba enfermo, eso lo tenía ya en su reporte
de la CIA. El hecho que estuviera en Lima en lugar de Ayacucho era una señal
llegado a la capital, con el riesgo que eso supone, es porque las medicinas que
91
requieren son difíciles de encontrar y porque la altura seguramente le hacía mal.
- Psoriasis, una enfermedad de la piel. Pero creo que eso no es todo. En todo
Unidos puedo conseguir mejores medicinas de las que puede conseguir aquí
desde Suecia.
- Sí, son realmente sus padres… Y disculpa por no habértelo dicho antes:
sorprendió de que supiera algo de su familia. ¿Ya ves? A veces son golpes de
suerte…
- Y algo más…
Según lo que me explicó Malko Linge, había varias cosas que haría - siempre que
comunicación seguras, las que evidentemente no me podía revelar. Pero eso solo era
una parte. Lo otro que tenía que hacer era seguir provocando los celos de Norah. El
detalle que les había contado Justo sobre las discusiones con la camarada Miriam
había sido providencial. Luego de conversar con Norah se había dado cuenta de que
92
había una rivalidad evidente entre ambas mujeres. No sabía si existía aun algo de
amor en juego en medio de aquel triángulo pero era suficiente saber que había ese
sentimiento de incomodidad y competencia entre ellas, y además entre ellas y las otras
mujeres que conformaban la corte de Guzmán, como para poder afirmar su plan.
- ¿Bluff?
alguien hace creer a los otros de que tiene una buena mano cuando en realidad
- Sí, yo pensé solo en ella. Pero sin querer Norah me contó mucho más. Parece
que en el cuidado de Abimael tiene que haber siempre más de una persona.
Norah tiene otras responsabilidades, igual que Miriam, porque son parte del
Comité Central. Entonces hay otras dos mujeres7 que se ocupan de la dieta de
Abimael, de que tome sus medicinas, de que haya algo para beber y que tenga
7
Años después se descubrió que Elena Iparraguirre era junto con Nelly Evans, una ex religiosa, y
Angélica Salas, otra connotada senderista, las tres únicas mujeres que podían estar al cuidado de
Abimael, cocinarle y asearlo, asegurándose de que cualquier síntoma de sus enfermedades estuviera
bajo control. Leí también que en inteligencia les llamaban “las tres palomitas,” quizás porque el propio
Guzmán les llamaba así – un término muy andino - como muestra de cariño y para no crear posibles
diferencias entre ellas.
93
- ¡¿Winston Light?!
- ¿Un cigarro?
- Ajá...
No seguí preguntando más cosas. Sabía que mientras más sabía más difícil era
que olvidara. Y que todo aquello ya no me daba más que ideas sobre lo que habría
entre Malko Linge y la camarada Norah, una relación mucho más íntima de lo que
tiempo a mi ex posible novia. Pero me resultaba increíble que me sintiera así por
una mujer que después de todo no era físicamente de mi gusto y que, además ¡era
una terrorista!
***
aceitunas. Hablamos de muchas otras cosas, incluidas las elecciones y las futuras
sorprendió entonces comprobar que igual que yo con Austria, él podía recitar
más de aquello de lo que la había convencido, notando que era una mujer
impetuosa, sin miedos y sin límites que le confesó casi con orgullo haber dado
94
órdenes de asesinar a muchos enemigos de la revolución – incluyendo al pobre
Justo.
El entendimiento era que si Norah seguía notando que Gonzalo y Miriam iban
cediendo a sus verdaderos afanes revolucionarios, ella misma debería tomar las
riendas de Sendero Luminoso. Malko Linge estaría allí para ayudarla, con dinero
y con los contactos que podía obtener. En eso no jugaba. No era la primera vez
que podría conseguir dinero de la CIA para financiar una operación encubierta que
debilitara una organización como Sendero Luminoso. Aquello podía ser un poco
ni mucho menos en los militares, así que no podía descartar cualquier escenario –
la CIA podría incluso ayudar realmente a Norah a hacerse del poder, si eso
***
- La teoría… el sexto grado de separación. Si Norah era el quinto paso aun falta
definitivamente no con la misma velocidad que en las novelas - había sido muy
95
rápido. Y me di cuenta entonces que si aquella misión de Su Alteza Serenísima
- Sí, claro.
- ¿Tú quieres que te ayude a reconquistar a la chica que perdiste en año nuevo?
- No, creo que no. Algún día la volveré a encontrar y quién sabe qué suceda;
quizás todo resulte bien y estemos juntos, o quizás me de cuenta que estaba
perdiendo mi tiempo.
aquel momento. Y Malko había hecho algo incluso mejor: llegar a Abimael a
través de su mujer, sin necesidad de enfrentarse a él, de modo que guardaba aquel
dicho que tendría unas semanas para visitar el Perú de verdad. Quería ir a Cusco,
algunos contactos para que no corriera riesgo. Haría un viaje por nuestro territorio,
96
tratando de entender mejor qué era lo que pasaba con este país de mierda, en el
Si todo salía bien con Norah, como esperaba, regresaría a Washington a hacer
su informe y de pronto decirles a Casey & CIA que ya estaba harto de trabajar
para esos gringos que querían seguir metiendo sus narices en todas partes sin
entender nada de lo que pasaba en el mundo. Quizás decidiera por fin quedarse en
whisky. Nos despedimos con un abrazo largo, con el que creo que ambos
97
Capítulo XIV
seis meses antes, a Malko Linge. En los siguientes treinta años el Jorge Chávez sería
mi puerto de entrada y salida – dos veces casado, una divorciado, una más con una
amante ocasional y la última solo con un perro, el más fiel de todos - a Washington,
Nueva York, Bucarest, Jakarta, Cairo, Tokio y Managua. Sería la mía una carrera
extraña, que avanzó de tumbo en tumbo, sin mayor explicación evidente. Aquella
noche de lunes hacía frío y en el camino Su Alteza Serenísima me contó que estaba
Sabía que Linge se refería a otra cosa, a algo realmente triste que había
percibido en aquel viaje de un mes por nuestro país. No necesitaba decirme que ahora
que había visto mejor qué era lo que sucedía en el interior, en esos pueblos lejanos y
olvidados en los que no había luz, agua ni ningún servicio básico y en el que el Estado
era tan lejano y exótico como él mismo, había comprendido finalmente lo que
aquel taxi Datsun destartalado en el que fuimos al aeropuerto (mi escarabajo estaba
malogrado, algo que no puede suceder en una verdadera novela de espías) y que
manejaba un cholo viejo y enorme cuya barriga casi tocaba el timón, la palabra triste
98
Aquel 27 de mayo no había nada más de qué hablar que de la desastrosa
Colombia - 1-0 gol de Miguel Augusto Prince, y notable actuación del portero Zape,
un moreno inmenso que tapó de todo aquella tarde de domingo en la que Linge había
vuelto a Lima simplemente para armar sus maletas y volar de vuelta a Estados Unidos
y Europa.
Nos van a eliminar si no botan a ese inútil de Barack. Nos vamos a quedar sin
Mundial, fue la brillante conclusión a la que llegó aquel taxista que nos repitió el
partido del domingo casi jugada por jugada, mientras Linge veía por su ventana -
¿eran lágrimas las que se agolpaban en sus ojos? - por última vez aquellas calles
perros flacos deambulando y jugando con niños que ahora sumaban a sus viejas
***
Airways, pensé que todo aquello había sido una aventura extraordinaria, que quizás
podría yo mismo ser algún día como Malko, si dejaba mi ingenuidad y ocultaba mi
identidad en alguna parte. Era joven… pero la idea no me duró mucho más que lo que
se demoró Linge en coquetear a la aeromoza del counter. Linge era alguien especial;
un noble aristócrata y genial, hecho para grandes cosas. Yo un simple burócrata que
pronto saldría de ese país del que todos igual se querían ir, por más esperanzas que
diera con sus bonitos discursos el nuevo Presidente electo Alan García Pérez.
99
Linge se ahorraría en aquel viaje más de sesenta mil muertes, miles de
cumplida, con Norah como una cómplice fiel que recibiría sin saberlo dinero de la
CIA (¿Llegaría a saberlo alguna vez? ¿Sería por eso que la asesinaron en 1988 y no
por celos de Miriam o por una trágica enfermedad como hizo creer su esposo?) para
- Bueno, amigo….
- Bueno…
- A ti, Malko. A ti las gracias. He aprendido mucho en todo este tiempo. Quizás
Linge sonrió. Sabía que lo mío era una gran admiración por la forma en que vivía
- Primero preocúpate por ti, muchacho. Ya sabes que se viene lo peor. Y no solo
me refiero al terrorismo. Esta crisis se va a hacer peor. Estos años van a ser
- Espero… No creo que Alan García pueda acabar con el país. Tampoco puede
100
- Siempre. Aunque después de haber visto lo que he visto ya hasta a mí me
quedan dudas. Trataré de que los amigos del norte ayuden en algo si esto se
pone mal.
- Bueno, nada, gracias de nuevo, gracias por todo. Que el camino a tu castillo te
- Seguro, seguro…
aquel momento me quedó la duda – tonta sin duda - de si en verdad el Perú siempre
***
tareas burocráticas. Solo una semana después me mandó llamar Luis Pércovich, el
adornos con pan de oro que la hacían parecer más un altar de iglesia que una oficina -
en el segundo piso del Palacio de Torre Tagle, me dijo que había recibido una carta de
Según me cuentan, al parecer usted tiene una lista que podía ser de utilidad – me
dijo, refiriéndose a aquella lista con actividades terroristas en el exterior desde 1980,
que por lo visto a nadie se le había ocurrido hacer antes. Aunque falta poco para que
101
salgamos y dejemos el Gobierno, me gustaría que trabaje conmigo y que venga a las
reuniones que tenemos con el Ministro Allan Wagner, quien será el primer Canciller
inteligencia en el exterior, no solo en los casos de Chile y Ecuador – que eran los
únicos países en que se hacía algo de inteligencia entonces – sino en todo el mundo.
de Su Alteza Serenísima.
que he hecho en mi vida ha sido por mí mismo o siguiendo un destino que alguien –
alguien como Malko Linge, o alguien incluso más poderoso quizás – ha trazado por
mí. Solo sé que hoy, casi treinta años después de aquella madrugada del 1 de enero de
Chávez, me han cesado con una pensión irrisoria, sin saber que mi experiencia y lo
que he vivido y acumulado vale más que un cheque mensual que no llega a las cuatro
cifras en soles de oro. Me pregunto cuánto será eso en intis. Pero eso no importa. Esa
ya es otra historia.
102