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RESERAS 1*87

CRISTINA PALOMAR V E R A j ., rus (Madrid) en 1991. En la introduc-


HISTORIA ción de esa obra •monumental» coor-
Y REPRESENTACIÓN dinada poftambos investigadores, ser
DE LAS MUJERES planteada sigujenteípregunta: ¿qué
se sabe de las mujeres?y señalan: f , «
• DUBY, íGeorges., Mujeres del siglo xit,
fdítoriaíl Andrés'Betlo, Santiago de ' •ftas huellas que han dejado ¿pro,-?
Chile, 1995. r .*.•••'•••/•;,'.;í i.'> .«•.-•«•;••. '.. . vienen menos de ellas'.mismas [..,]
que,de, la mirada-de los hombres
Georgés ; i D uby ••&&> profesor .<?; :de I que gobiernan la ciudad, cons-
Coltége dé Frarice!y unoíde tos histo- truyen su memoria y administran,
riadores 'actuales de 'mayor impor- í;sus archivos. El registro,primario
tancia dentro'y f itera de Francia. Ha" jde,lo que hacen y ¡dicen; está me-
publicado : numerosos i l ¡brospsobre » diatiz¡ado.por los criterios de,se-,.
historia mediévat, carrito «n el 'dual lección de los escribas del poder,' i
es especialista; Se inscribe «n; la línea
de^trabajo de la historiacde las men- Estos>autores,ipues; están advertidos
talidadesr, en la que ha producido di- de querla;r;elac,ión entre losi sexos,ideia
su.impr'onta.enílas'fuientes de la his-
£n 1987, Vito y Giuseppeílatterzátí le toria y.¡condiciona su densidad desi-
solicítarorva Duby; y. toego a Mídtelle gual. La Wstoriía-de las mujeres;iseña-
Perrot (profesora'deHfstorraContem- lan¿'-es I* de^su acceso a la palabra:
poránea enfila 'Univers'td'ad de París mediatizada por los, hombres que, a
viHussieu)v las elaboración de-, una
1 Duby, Ceorges y AAichelle Perrot, " Introducción",
obr^f undamenta I, IA ¡Historia de tes
en Historia de las mujeres, t. I, TauruSí Madrid,
mujeres, editadaren español' por¡ Tau- 1991, P-7-
188 LA VEHT/íNA', tlflít . • » / 1996

través de" diversos mediosí sé esfuer- f ¡cativas en esos momentos, trabaja


zan por hacerlas entrar ett escena. cómo es que se elaboramcuestiones
Ttenén muy claro que toda- interven-1 relativas 'á lo* qué^é'entendía por
ción, táda modd;'-de:¡ «xpresión, "mujer" y por::"feTtténírM"('¿olabo-
deben situarse en Wtógat y^st Yno- ránaS de1 Btlf rnatíéf a" a Ta compren -
mefito y compararse con las formas sión 'del1 género como aquello que
masculinas:3 "Vtóblar, leer, escribir?" norma,-regula y da cuerpea los sig-
publfcarr toda'la cuestión debías? re- nificados atribuidos a la sexualidad
la'cion'és éntre'lcís^seítos-enia crea- en una sociedad determinada.
ción y erí la cultura subyace a las ¡?!,fs impórtantetrabajarila historia
de las mujeres con la mirada que
- Esta Historia de fas mujeres es'una logra captar y tlefar ver cómo las ca-
obVa impoYtanfe ya'qü'e1 ilüStraF!ttna tegorías de génera¡varíanjai lo largo
voluntad ' de saber' h'ásta ¡¿ritípnces del tiempo, y concetlas.! los territorios
inexistÉíntte: Escribir la:histor¡á dé; las sociafesíyícuítUiTalesi asignados a mu-
mujeres supone tomarlas en serio, ^eres y a''horribres. En muchos perio-
otóVgar 'a las relaciones entre" tos dos'histót'icos, las percepciones po-
sexos/ún'peso eri'los'a'coritecimientós pulares respecto al tempe'ramento del
o en la evolución de fasi'soci'edades. Y hombre y de la mujer harc-cámbiado
es con*~esta mistna irtep ira'dón; y con significativamente1, y estos cambios
estos¿ rrtfsrfíOS présüpiáéstós, fcbrvlos han'sido'acompañatdoá por la'refor-
cfííé'Ceorges Duby esdribió;!él 'libro mcftación de las!fronterassociales.
Mujeres deisigl(o¡xti,'vr\1! que/ a par3 ¿ fCeorges^Duby; 'en>' Mujeres del
tir de la figura de siete mujeres signi- sigltí'ün, trata'ideivfer qáiéhes¡eran en
eflsifg'loiXrt!yf en iFirancia esas mujeres a
* IbííttH, pM.' ''T ' ! ' • • • ; . . • • 'i' •>» (:••••••• •'•
las que;Itemaban'damas^porque se
R-ES.EÑAS 189

habían casado eórtun señor, conocer •^Pero en ese reflejo, la reaJtdadyiva


qué destino era el suyo'en su mundo,r' está inevitablemente deformada^
el "belfo mundo", en los escalones y ello por ítos/raiones;: .porque los
superiores deia.socredad brutal y re- • escritosíque datan deY la época de
finada que .conocemos correj nombre estudio -y. en¡eil espacio francés
defeudaíy »•••!«; •• ^.-'.VIT ;•••'-, >:-;w) '•',„.-« f, < ese^arácter.nojha cambiado antes

Sireémbargo, Duby sabe, de- la im- de; finales del s ig lo XIH - ^son en -su
posibilidad de conocerjdeimanera di- :. total ¡dad oficiales,!: lanzadosrhacia
recta; lo que*se-quiere'estudiar*do ^•lun^publico/íHnunca ;..r;eplegados
inatcesible de-" laTíeahnenteivivIdo)"; hacia ;la intimidad.? y^porque están
sabe quepara el historiador las rrmjer
res de esosf'ttempos remotos no tienen
ni rostro nt cuerpo yaque las represen- sEljautor reconoce que«s.posible re-
tacionesjdeíellassonsímbolosjconse- construir unjsjstema de; valores a¡ par-
cuentesícon la$ fórrñuilas 'estableci- tir de las palabras proferidas en voz
das. Porta-tanto, trabafásobre textos, aíta e inteligible, y reconocer»el¡ Jugar
sobre 'escritos1, tfue toma<como reflejos qae tienen las-muijeres a- partir del
de los signif icádos'de tín 'momento. ¡A i poder mascufino.tPorqae,- en efecto,
travésrderiestosi testimonios escrrtos al mundo dedo-?mafscu:tino pertenece,
centra su interés ¡en ía; imagen ,q!u« ::en esta sociedad'completamente ofi-
proporcionan de tma Tnajery,• a través ctaJ^todo; lo que?compete a lo públi-
de esa imagert,'de'las mujeres en ige- co, empezando1 por -la'escritura. Oe
nerali la imagen que el autor dd texto Oesetiempo^ótoi.los hombres son algo

se (Hacía de ellasry que quiso enttegar • visiblesv y-ocuttan el iresto, sobre todo
a quienes lo escucharoni
' Ouby, 'Ceorges. Mujeres del siglo XH, Editorialj
VAndrésíeBo; Santiago de Chile; i99»5/pat Y J,! T J
190 LA VENTANA. N-ÜH'. 4 / 1996

a las mujeres. Cierto que algunas después esposa de fnriqfite Plantage-


están ahí, pero representadas, sim- net (¡conde de. Anjou, duqtte'de Nor-
bólicamente, por hombres que, ade- mandíayrey de Inglaterra); madre de
más, pertenecer» 'éri su mayoría a la Ricardo1 Corazón deleón (hijo-'de Enri-
iglesia, y estárf obligados por tanto a que Plantagenet y su sucesor), y de
no acercársela •ellas'derhasiadóí Las Juan (que se convirtió en reyien 1199).
"damas deí siglo xrt sabían escribir, y Esta'rrrujer fue una fuenteílenorme
sin duda rríejor que* toscábaWeros, -de leyendasy rumores, aldunos de
Süsinrialridds d s¡u$ 'hermanos. Algunas los cuales.fueronjrecogidos en nueve
escrib ter o'r»í y tá>l veí'aIgirnas hayan d«'ías'.obras históricas compuestas
escrito lo qúéípéñsabárfde lóS'hom- entre 1180 y los años 1200, obras que
bres, pero de la escritura femenina se conocen yuque proporcionan I o
no subsisteccasi nada. No «parece que se sabe devella: "Cinco tienen por
nada femenino sirio á través de la mi- •autores adngleses,- porque^en Ingla-
rada de los hombres; ; terra se escribía- entonces la buena
'Dé ;estafmanerá, Díiby nos réctfer- historia;,Todas son obra de gentes de
da que'antiguamente; tanto como ;tgkésia,ímonjes'!01 canónigos, y todas
hoy, las sociedaides muestran soto "presentan-a Leonor bajo una luz des-
aquel toque'consrideran'pertinente. fáVorable".4Ouby enouentra-que esto
Sin embaugo^tequcíse dice, y sobre obedece a cuatro razones: la primera
"fbdoMtat veilo que:no se dice, permi- 'tiene que ver con qttes€.trata de una
te visíÉrnbrar sus estructuras'.' •' o. mujer, que representaba para esos
Oe la primera mujer qtte se ocupa (hombres una criatura'esencialmente
esde Leonor de Aquitani'a, heredera • mala, por quien penetra el pecado en
del duque de Aquitania, casada pri-
mero con el rey Luis vn de Francia y
RESEÑAS 191

e I m un do. La segunda- tiene que ver marido sino a Dios. £I colmo de la


con su filiación: era nieta de'Guiller- desvergüenza".5
mo ix, un príncipe trovador, persona- £n todas estas represerítaciones
je de innumerables leyendas y repre^ juega un papel'C«ntral un hecho, muy
sentado como afgtiietr frivolo >e importante del que .Duby se ocupa
inmoral. La tercera era nabersido una largárñente en todos los ca-sos ?qtte
mttjer divorciada,!y la caarta, haber- trabaja en este libro: a mediados del
se sacudida la tutela de su marido y siglo Xd la Iglesia hace del matrimo-
levantadoícontra é| a sus hijos. nio uno de los"siete sadramentós, a
La cuestión es que Leonor toa tsido fin de asegtórar&e su contrdi'lfnponía
representadárunas veces como tierna al mismo tiempo no rompenrrunca' la
víctima-de la cfHefdadfría de un pri- unión conyugal y, de forma'contra-
meresposo, insuficiente y tim'ita'do; dfctoriaí, 'ronrrrpcrla inmediatamente
de un segundo-espeso; brutal y volu- entaso de incesto, es decir, sí resul-
ble; otras,? como mufertibrey dueña taba que tos cónyuges eran paríerités
de su cuerpo, que, se-ertf renta: a-los más acá del sépti-mo gradoíque^én la
sacerdotes y desprecia la moral de los aristocracia-;;lo-'eran todos):^Esto'per-
mojigatos, protaestandarte de>una mrtía a teratttoridad eclesiástica, y de
cultura brillante, alegre'e injusta- hecho al?papa-cuando^et trataba del
mente; ahogada^ -te «de'iOccitanJa, ^matrimonio de reyesv intervenir a ca-
frente al f salvafisTW gazmoño y la pricho'para ataTFO! desataT*y conver-
opresión del Uorte,-pero siempre en- .tirse-de estemodo en'düeño'de'Kgran
loqueciendo a tosthombres, frívola.y juego polítfoovque en ese momento
burlándose def»ellos. "NfoliSÓkrTvreleii- configurabaíEuropa, i ¡\
dosa, por entregar su cuerpo débau- -
'ídem. '
tizada al infiel. Traidora no sólo á su
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La segunda.,figura que trabaja sur deíFranoia, a lo^largo de uno de


Duby es María Magdalena-. £sta santa -los;cuatro caminos qué-cruían Fran-
«s aquella que; habiendo sido prosti- cia para Negar a Santiago de Com-
tuta, habiéndose dejada» poseer por postefa, lugar donde descansan los
los-siete pecados capitales» arrepen- restos,deeste>apóstol,:el único ente-
tida, sirvió: a Jesucristo ert '¡Galilea; le .rradó en «sat-parte deEuropa.
siguió aferusalén y>lo escortó hastael Señala Ouby que,,,én los textos
Gólgota; donde junto a'la otra María, trabajados por él, se observa que en
madre die/Dlos, asistióva:s;u crucifi- ese tiempo "el pensamiento culto
iXión¡:<'áufegO) queriendo urtgir HSU avanzabas a saltos, de palabra en pa-
cuerpo muerto, al volvenal-sepulcro labtía, de imagen en imagen. En esa
loiencontró-vacío. A el las se le aparece figura de mujér;séneflefanJde forma
'Jesús resucitado y fue~dete resurrec- totalmente natural'Otrasr figuras, la j
ciént*et primer testigo, esrdeciri el de~laxomurridadimonástica; la de la
-apostolrde los Apóstoles'V <•»,!•,• > institución edesiad entera",fr y es asi
.1 Duby toma la figura déMaríaMag- íComofiáedésarroHa su enseñanza.
dailena debido' a fa importanciy- q-ue 3 'tai naturaíleza femenina' aparece

"esta santa adquirió ertetsrgto xirérrel ; en esos-textos marcadff¡por dos ras-


Amárco; de 'tos imdvimientosicn la (Iglesia gos: la debilidad, quetp'ermite mos-
'•católica»^1 pa'rtir de alguínos¡textos ,trar;:asMáría,Maigdalena:como ejem-
(sobre todo sermones de la'época) de- plo para ios hombres^íya «que ella
(sentr'afifaí una serie dé significados que dominó*su temor frerrté*a la tumba
seíatnudaronentorno'aerltá.i' ¡ !> ¡ abierta, y:eHamo'r;¡ efervescencia de
La importancia,que'tomóila santa •fa feminidad;'una'víTtLtd'mayor en la
se debe al descubrimiento (o "inven-
'Ibidem, p.49.
ción") de sus restos en Vézelay, en el
KSESAS: 193

que radican la perseverancia y, la hacer los ruborizarse de sus debi I i -


constancia de la-santa. ¡El mensaje-es dades. Ved1 lo que ha podido
para los hombres: tienen que volver- hacer una mujer,' ved su vator, su
se mujeres, cultivarla que hay de fe- constancia: ¿Y vosotros?7 ^
meninOí en e (tos para arrtar plena-
mente^ ; como es preciso, ;en un Finalmente, hay una misoginia esen-
discurso que suena amna;,«sp¡ecte de cialsen la base de estas exhortaciones:
"rehabilitación de la feminidad". la1 Magdalena es'la antimujer, pero
; Dubyfhace notar un dato1 impor- más mujer que todafs^pór Stt^pecá-do
tárvte: los sermones?qa&xe escribían y sus atractivos que son puesteas''en
nunca se dirigían >de forma especiaba evidencia enlosí modelos de fós-ser-
las mujerésj Probablemente 1 os;sácer- mones escritos Sóbrelos "textos que se
dotes consideraban prudente no evo- refieren a ella, y que;'son las armas
caría propósito de las beatas la figura con las qtte el demoniotiaídotado a
de;.María1 Magdalena, modefo no muy las muferes para llevar a losrhdmbres
ejemplande Ja-santidad femenina. a su perdición. Poneso se dirigen a los
hombres,: pata apartarlos del pecado,
p—Mi-virgen, ni esposa, fti viuda, la presentando a las rríújeres bajo el as-
I <» • Magdalena 'seguía siéndola mar- pecto qué afelios les resultaba más
i ;ginaltdad.misma, y la más inquie- terrorífico. Y «n medwde eso; la fi-
. tante; por,todos los pecados con gura fde la Magdatená 'se levanta
¡•que durante tantoíftempo'había como el prototipo del arrepentimien-
<;. dejado cautivar su ser .'.[Por eso] to, "mediadora escuchada1 póf peni-
, los predidadores haWaba'n.idte la tente obstinada": vh: .
Magda lena a I os ¡hombres; y para
7 Ibid., p.jo.
-despertarlos xte su torpor, ¡para
194 LA VEHTAKA 4 / 1996

En d sigto.xn se inventó'el sacra- también era aun modelo y consolación


mento de la penitencia como instru- para todasíaqwellasbnobles mujeres
mento destinado a la<reforma de las que/ de acuerdo con su marido; éntra-
costumbres y a-obligar a los fieles a ban>a edad avanzada'en el convento,
observar sus preceptos. Este mecanis- algunas de las oíales- tal* vez extraña-
mo incluía'I* contrición, la confesión, •taan tos placeres que a veces habían
el< rescate y la preparadóa-¡t»Magda* c'onoctdo en suí matrimonioj <
lena es la mujer pública arrepentida, La figura de estaf.mujer,está sóli-
y$e esemodo; aparece ertlos-modelos damente anclada en el .imaginario
construidos.por;los maestrosf.de;las «uropeo, y contiene ttnaigran multi-
escuelas parisinas- para-juso; ideaos tuddeíSignifJcadosi que' le?fcreron
predicadores; o ero;aque líos: escritos atribuidosíporr; Pedróíde Ctun^Ber-
que se multiplicaron durante el siglo nardo <de Claravalf /can d«"Meung,
XIH y iqaétexpresan: las: intencionés'dd Petrarcá/Rousseaú^DiderótyVoltai-
aparato^eclesiástico, que utiliza te fi- rev y posteriormente-iponrWlkéiy Va i -
gura como ejemplo../NI , i ¡:, ':, ^, i<¡•. r lland,i entre.otros'poetas'qüeíreto-
,(••: La. tercera mujer que trabaja'Ouby maron su figura. Y de entre todos los
en el libro reseñado-es-la «figura de significados puestos en Efoísa.vel que
Eloísa, que comparte con María Mag- más-resalta es el• del>":e}emptó'del
dalena ser propuesta como un ejem- libre: amonquerechaza *;el Tnatrimo-
plo, ya que enseñaba que los, árreba- nk> poirque.encadena y. transforma
tos.delramor» contenidas por la virtud; en deber ¡el'donígratuítaíde los .cuer-
son capaces de convertir el cuerpo de pos; 'etf!la íapasionada¡que arde dt
mujer más puro y más riguroso que d séns;uatidadi>a^asu; hábito* monásti-
cuerpo de hombre, aunque fuera débil co;.;es l,arebelde qUe seíénfren'ta al
y estuviera lleno de ansiedad. Pero mismo Otos; esjlatíberoína^precocísi-
RESERAS 195

ma de una* liberación de la mujer".eí; veniente; es un rgran ejemplo^ que


, Se pregunta Dubyí" ¿cómo llega .a muestra cómo la mujer está, en condi-
discernir el historiador quién fuetreah ciones de salvar su almavexponiendó
mente esta mujer?" Y-plantea qué, a este efecto isobre todoiqBe-el matri-
primero-, <Se debe >déscorrfiar ;de ilos monio es bueno; luego,; que ¡puede
textos que narran 'esa historia del servir de'modekra quien se cúide-de
amor entre Abelardo yvEloísa, sobre instituir una relación jerárquica con-
todo de ifasupuesía correspondencia veniente entre hombres y mujetes en
entre ambos;» que etnautor considera el seno de-un monasterio; por último,
una construcción literaria que se lee qtté esf'la feminidad, sus defectos- y
como una novela cuyo protagonista sus-virtudes: específicas. ' r ' , ?
es un hombre. Aunque el personaje (. /En esos momentos,: la^cuestión del
femenino tiene más peso >que en Jas matrimonio preocupaba a toda 4a
nove las'de; caballería, la átéffción se gente dé Igles'ia.'Los teótogos se pre-
dirige principalmente a Abelardo: guntaban si mrera peligroso colocar
Considera también que1 esa construc- la*'institución' matrimonial, entre -los
ción literaria, producida ^en.un mo- s iete sacramentos,' y; et texto, trabaja-
nastertOfy con un> propósito de edifi- do: pon DubypOne en evidencia, des-
caciónespiritual,: tienetm 'Significado cribiendo ,tin«caso'preciso; las'virtu-
y la irriager» rqüé los- contemporáneos des-saludables del matrimon ro. -
se-hacían de-Eloísa. Es-un texto que VUnatvez más; en los textos traba-
principalmente' es un> tratado de jados se observarsuna gran misoginia.
mora I, contando ¡una aventura ;que Un .elocuente discurso sobre la supe-
enseña a Comportarse de modo,con- rioridad dé-fos-hombres, cuyos argu-
mentos están hábilmente puestos en
8 Ibid.. p./8. ,, I;
boca de una mujer^ f -.'; . :.:• .->••• í
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Con la siguiente mujer analizada impulsos sexuales; ípero el matrirno-


por Duby; Iseo, continúa mostrándose riteera negado a láí mayoría'de los
la preocupación de la Iglesia por el hombres: Esto volvía necesaria'la in-
matrímonio.Hábía, en el siglo XH, una sistencia en la idea de la mujer como
g*an .efervescencia- en- relación al peligro, y la etátfbración de un'códi-
amor, el amor profano y el imístico, go de comportamiento que dispusie-
qfue instauraba un orden nuevo "en la ra una manera particular páralas re-
sociedad, sin teneriüh lugar claro ni laciones entre hombres y mujeres.
corto'cim tentó sobre'su^relación con el Éri este rricÉrcd florece el amor' cor-
deseo y su satisfacción ilícita. Por otra tés, en cuyas expresiones se transm i -
parte, las familias aristocráticas tenían tía'Una moral que pretendían propa-
cuidado para'casar exclusivamente a gar los príncipes mecenas! Y es el
uno solo de los hijos, para evitar el marco en el queiurge la Wstória de
fraccionamiento de la herencia, cues- Iseo y Tristán, texto en el qiíese ofre-
tión"que privaba de mujer legítima a ce materia para reconstruir 'una ima-
la» gran mayoría ¡de los varones adultos gen que resulta muy r difícil"percibir,
de esta clase. También; éri esa mis'rria la imagen que'se hacían de-fa mujer y
época la Iglesia se empeñaba en cris- def"amor, hacia rijo-ti&o, en1 las cor-
tianizar a la ciase dominante, conde- -tés.' angítoirioTmandas/"l:a'mujer apa-
nando la-poligamia y el incesto, pre- rece -en estos poemas bafo" mu 11 ¡p I es
tendiendo que la nobleza datnpartiera caras, hasta el punto de4ué el histo-
su propia concepción del rnatrímonio. riador consigue distinguir las dife-
• Este panorama producía una gran rentes miradas que-.los'hombres lan-
contradicción;' se'propoñíá el 'matri- zaban entonces sobre eltá":9!
monio corrio 1 úri(icó"lugarautorizado
' Ibid., p.i2z.,
para el desencadenamiento de los
RESEÑAS 197

•teco ofrecíay.para la sociedad de la quienes, "no son damas. Todavía no


época¿ una figura ejemplar dé la fe- k»oson,¡ van a serlo: Doncellas, son
minidad, Era una dama,;es más, tina dominadas por el amor. Por amor se
reina, y era hermosa, en los cánones vuelven damas, y el amor, ef bello
de belleza que privaban entonces y arrtoT.'Sigue'vivo".10 Estas son figttiras
que se tigaban estrechamente con-la queraparecen en eliges, de-Chrétien
salud y las posibilidades dé materni- de Trayesv y que está" compuesto
dad. Su función en el re-lato; consiste comOíOlas'ívidas 'de 'santos, fenice
enrealzar fas virtudes viriles. ; ' ama a eliges, con?ehque se casará,
ita quinta f igura f eménina Mati- ¡igual que* Soredamor amó a Alejan-
zada en el tibro de Dtrby ¡es la corres- dro; >pa.dre;td&: eliges, antes¡de casar-
pondiente a tuette, una muchacha
belga ¡con una historia poco conoci- El tema de este poema'es el1 amor,
da, pero déla cual se ha conservado pero el amor en relación al matrimo-
el relato de su vida, escritoíhaciá-1230 nio, f sigu rendo la línea de preooüpa-
por un reí igiosd de la orderrde >Pré- cioTtesvdel; siglo xn¡en torno a esta
£
montré que fue su confidente. linstitución recientemente consagra-
Eri'éstorelato se hace;evidente el da. De algún moda-este poema es
proceso>de "feminización" que el una 'antítesis del Tristán.'la imagen
cristianismos empezaba a manifestar, de Fenice es fa opuesta; a la de la
que es lo que le da'valor al testimo- teco, y es aprovechada' para una ; lec-
nio, y que dice'muchosobre to que cióre toque se.prohibe no es hacer el
los hombres de ese tiempo pensaban amor sino- tomar la «sposa de^ótro,
de las mujeres. , > traicionar al marido. El matrimonio
, Porúltimo, Duby trabaja las fi-
guras de Soredamor i y la Fenice, '
198 LA VCNTANA, NÜH. 4 / 1996

es planteado;como la realización y En éste ptfrrto, Duby está hablando de


una especie de repercusión ,'de1 cómo tes costttmbres.de 1176 se esta-
amor.' i •••::•••' ..;£.•.•• , '•;•• • • • : ' /<;. <••: !;"'• ••'• ban modificando en la alta aristocra-
Una vez ¡más. el Mroe de este cia :de Francia, yv como^íCausas de
texto«s un hombre, aunque<el curso estas modif icacíones señala que a
de los- acontecimientos esté comple- través deten»difusión de las ideas del
tamente; gobernado por mujeres;, amor .cortés es menos1 importante que
mujeres que > controlan todos, los» rri los los varones "se muestren devastadd-
de la intriga amorosa. ' ¡ '" ;; res. Poco a'¡poco va penetrando-un
• Estasfmuferes se presentan con <ítn códtgot.en el qüesesa recopilación de
destino ineludible: van^caér, venci- prescripciones*va instituyendo lo que
das por el amor, por el deseo del entonces se llama cortesía, y que
hombre y <porsu,propiü deseo; exige die;estos'hombres el dominkxié
sí-mismos^ contener sus pulsiones,
— Pero los hombres sorvinvítados a sus deseos y no apoderarse ya brutal-
;no seg-uir divirtiéndose con las de mente de su presa. Por otrá'parte,' «I
, los otros/a nOitomarjpor la fuerza momento de despegue de la econo-
': vía virgen que tesrtjenta, a no ata- mía¡mercantih de entortces'altera la
carla^mientras no estén seguros necesidad de restringir el matrimonio
ée su conformidad y¡ si eltecori- a uno solo de los hijos y los-futuros
7 ¡siente, a no domarla más que en caballeros aprenden que todos tie-
i:biu,én-ai y debida forma, haciendo nen posibilidades de recibir a una
;? •deqesa.amiga unsbesposa/1 . • mujer, por losque -los rituales ramoro-
sos comienzan a desarroHarse^única-
mente al margen de laconyugalidad.
" Ibid., p.
Al mismo tiempose reafirma laiidea
RBSEflAíS, ;199

de la Iglesia de que el única fhfidel mujeres: no sé dejan dominar tan¡fá-


matrimonio debe ser la:procreacióm' cilmente y por-eso los hombres1 del
istas fueron las Siete figuras que sigloxirles'temen y las juzgan como
Duby escogió para' delimitar el campo malas por naturaleza: la mujer1 lleva
en «I que ha^desarrol lado str investi- en sí el pecado y la muertel'Es débil,
gación'^ que al reconstruirlas le;per- miente; y es. engañadora; pero tam-
miten1 hacer algünasrafirmaaonesiim- bién tierna,! Ib cual enseña que, a
partahteS: (os rasgos ntaybres qué pesar -de todo, en lo femenino hay un
para los-cbhtempóráneos de !esas mü- vistor, esa pulsión cuyo resorte está
jeres'definíari lasituación de»loifeme- en la carne y que lleva a aman
ninofen el orden del mtmdoyteníaTT ;¡ rta ídea,anteridr, considera Dúby,
coma base la idea cfé queta rffüjerés, es; una'expresiónde laInfluencia del
ante todby un 6'bjétb qüeí'és parte: de pensamiento de SamAgustín, Padre
los bienes dé los hombres y que, para de la Iglesia, muy difundido en el
afirmar su propia: gloria, -es'expuesta siglo xtr. A'partir,de'una reflexión
aisu- lado? Enfsü m isrrra 'condición' de suya en torno al gender, sobré las re-
objeto, debe ocultaTse a la vista dé los laciones entre lo masculino y lo feme-
demás hombres para que no se apo- nino, se comienza1 a filtrar la noción
deren deieHa^Así'íse crea ürfespacto de cómo: desde el origen ambos ras-
cerrado reservado a -las mu'jeres'-y gas están* a la vez eti la criatura hu-
controlado por los horribres, qUieries ' mana.-Igualmente, es San Agustín
rigen ,el tiempo de fas mujeres y les quien plantea que en la mujer no
asignan tres estados sucesivos: hijas, todo eS animalidad: algo tiene de
esposas, viudas, en todos los casos razón, si bien que menor porque en
subordinadas a los hombres. ella predomina el deseo. Es un peli-
Sin embargo, se ha visto que las gro, pero también una fuerza.
200 LA VENTANA:' NÜM. U I 1996

Para terminar su estudio, Duby • '>Por todo esto, Mujeres del siglo xri
lanza la observación de que en el es wn libro muy ilustrativo; además
siglo xit se .estaba dando un movi- dedla giran cantidad ide datos que
miento de promoción a la mujer que s-ofcre? «se momenta proporciona
fue producido por la toma de con- Dttby, es'•> tin excelente texto que
ciencia de que "como Magdalena;-o maestra la manera en quei el autor
como Etoísét; puede [la muferj¡ ser logra>tejerrsu 'concepción deta histo-
mostrada como ejemplo a los hom- riav la rélevamciai que asignafcada^p'or'
bres porque a veces la mujeres más sibil idad£de escríbiifanahistoria-de
fuerte que ellos. Esa fuerza nace en la las-mujeres, y layestrategiás método^
abundancia de su natúrálézatánimal, logreas qtóeihay que articular para lo-
en esa sensualidad qde la vuelve más grar e^xtraer de las voces y las mira-
presta él inflamarse, a arder de das masculinas información sobre la
amor", t2> observación que da. cuenta existenciaiderntrjeres qae son el re-
de que en la Europa del 'siglo xti se sultarlo de construcciones culturales
apreciaban tos valores desamor, que determinadas-por la manera en! que1;
parecía" aumentar la calidad del las en momentos precisos; sé ¡pretende
relaciones y ! de las funciones que dar una respuestas! eterno enigma
cada sexo tenía, y que produce que de Indiferencia sexual acorde con él
las trabas estrictas que'atrapaban a contexto general del proceso social.
las-rnujéres en esa época comenzaran
a hacerse más flexibles. *•'" -.

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