El final de la compra de bonos de deuda pública por parte del BCE será
reflejo en el interés de los bonos a diez años, que sirven de referencia para
el mercado
En los últimos años, el instrumento monetario más utilizado por los bancos
centrales han sido los movimientos en las tasas de interés, aunque la emisión
monetaria, física y digital, ha cambiado los parámetros del mundo.
Hoy en día, podemos observar una divergencia en las direcciones en las que los
principales bancos centrales mueven el precio del dinero, sea en Estados Unidos,
Europa, Japón, China, Inglaterra o el propio México.
Ejemplo de ello es que, mientras que la Fed (que este año ha elevado en tres
ocasiones sus tipos de referencia) ha anunciado que se espera un nuevo aumento
en la tasa objetivo para 2017 y que, además, habrá otros tres para el próximo año,
en Europa, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener el precio del
dinero en cero y anunció que mantendrá su postura de incentivos.
Es un hecho que el ciclo del dinero barato llegó a su fin. En el mediano o largo
plazo, la política monetaria a nivel global tenderá a normalizarse, pero de manera
moderada, responsable y oportuna. Incluso, mayor liquidez podría provocar
burbujas en algunos mercados hipotecarios o de deuda. La propia Fed ha sido
cautelosa al momento de realizar cambios en las tasas, a fin de evitar movimientos
abruptos en los mercados.
Por otra parte, aunque un apretón monetario excesivo puede frenar la economía a
través de menores créditos (por el alto costo del dinero), estamos lejos del fin de los
incrementos en los tipos de interés, mientras la inflación siga con su tendencia
ascendente.