Anda di halaman 1dari 9

ANÁLISIS PELÍCULA ‘‘NAOMI CAMPBEL’’

Trabajo Grupal para Psicología de la Juventud

José Aranda
Ignacio Donoso
Isidora Macpherson
Francisca Orellana
Nicolás Palacios
Daniela Zuñiga

Profesor: Rodrigo de la Fabián


Ayudantes: Sebastián Ubiergo y Diego Tapia

FACULTAD DE PSICOLOGÍA
ESCUELA DE PSICOLOGÍA

Santiago, Chile
Noviembre, 2018

I. Introducción
Naomi Campbel es un largometraje que no trata en lo absoluto sobre Naomi Campbell,
supermodelo inglesa. Más bien, retrata la vida de Yermén, una transexual (quien en ningún
momento de la película se define a sí misma con esa categoría) de 35 años que se dedica al
tarotismo y reside en la emblemática población La Victoria (De Pedro, 2015). Con la idea de
tener una concordancia entre genitales e identidad de género, y además darse un “regalo”, toma
la decisión de hacerse una cirugía para el cambio de sexo, pero al no tener los recursos
económicos necesarios para hacérselo con el médico a quien acude, opta por probar suerte en
un reality show sobre cirugías plásticas. En esta situación conoce a una mujer inmigrante que
desea operarse para ser igual a Naomi Campbell.
La obra aborda temáticas sobre transexualidad y discriminación por identidad de
género, estrato socioeconómico, nacional e incluso creencias religiosas (MOVILH, 2015). Si
bien se sitúa desde un plano ficcional, puede relacionarse también a otro más realista/biográfico
pues, a pesar de tener la intervención de los directores, es Paula Dinamarca, actriz que interpreta
a Yermén, quien aporta mucho de su historia personal como mujer transexual y habitante de la
población La Victoria, formando así una suerte de película-documental.
En este sentido, el presente análisis pretende explorar el largometraje desde la
construcción de identidad desde la cultura de consumo y las concepciones sexo-genéricas en
torno a la transexualidad. Primero, se desarrollarán los conceptos que darán la base al análisis
de la película y finalmente se articulará una conclusión sobre el propio trabajo, la cual mostrará
qué perspectiva tiene el grupo en cuanto a lo expuesto anteriormente.

II. Marco Teórico


a. Sexo, género e identidad de género.
El sexo es comprendido como la determinación biológica con base en aspectos físicos
y objetivamente mensurables (cromosomas, genitales, hormonas). Así podríamos decir, a
grandes rasgos, que el sexo biológico es aquel con el que se nace y depende del aparato
reproductor. El género, por otro lado, es una construcción social y cultural binaria, la cual se
tiende a asociar con el sexo biológico. Al ser una construcción social, representa lo que la
cultura y sociedad “espera” de hombres y mujeres. Finalmente, la identidad de género, aspecto
primordial en la película, es la vivencia particular del género, el cómo cada sujeto la siente y
experiencia, y puede o no corresponder con el sexo biológico (de la Fabian, 2018).
Desde Troncoso y Piper (2015), podemos comprender el movimiento de las feministas
de la segunda ola de los setenta; quienes difundieron el argumento de que el sexo es distinto
del género, y que las instituciones sociales estarían diseñadas para perpetuar las desigualdades
entre los géneros, lo que nos lleva a un aspecto social y sobretodo político. Las autoras hablan
de como “lo personal es político”, dando a entender que los individuos deben enfrentarse,
además de la crítica social, al poco apoyo que se tiene en tema de leyes respecto a la
transexualidad y otras disidencias.
b. Matriz Heterosexual
En la sociedad actual aún predomina y se perpetúa un discurso hegemónico
heterosexual, binario y que supone una coordinación entre sexo, género, deseo, orientación y
conducta (de la Fabian, 2018).
c. Aspectos Socioculturales
Son los que envuelven las concepciones en torno a lo que el género/sexo respecta. Tal
como dice Sterling, “etiquetar a alguien como varón o mujer es una decisión social” (Fausto-
Sterling, 2006). También parece pertinente abordar el tema sociocultural desde otra arista:
entendiéndolo como el entorno en el que se desenvuelve la persona y cómo afecta a su
experiencia. En este mismo texto, se habla de que los sexólogos Money y Ehradart, ya en 1972,
popularizaron la idea de que sexo y género son categorías distintas, explicando que el sexo se
refiere a los atributos físicos, siendo determinados por la anatomía y la fisiología, mientras que
el género es una transformación psicológica del yo, es decir, la certeza de que se tiene cierta
identidad de género y las expresiones conductuales de dicho pensamiento (Fausto-Sterling,
2006).
d. Emociones e Identidad.
La emoción es un fenómeno que se articula en torno a las nociones de Gil (2009), quien
explicita que si bien tiene componente fisiológicos, es social. Pertenece al ámbito simbólico
(requiere memoria para funcionar) y adquiere significado en la interacción social,
reproduciendo/cambiando la sociedad y relaciones de poder que la conforman en las prácticas
sociales. Existe una serie de discursos contemporáneos que condicionan las formas de sentir
emoción: son el medio de expresión auténtica del lado primitivo, se originan en la esencia de
cada individuo, las personas emocionales son expresivas (a veces descontroladas); las
emociones deben liberarse, aunque no cuando son negativas. Si son controladas excesivamente
es falso y que las mujeres son muy emocionales, mientras que los hombres menos. Finalmente,
las emociones se consideran dispositivos de control porque son utilizadas para mantener la
buena convivencia en la sociedad (Gil, 2009).
e. Consumo e Identidad.
Ahora bien, desde Fausto-Sterling (2006) el consumo es lo que permite aflorar las
emociones: éstas no son solamente una gratificación que se obtiene al consumir, sino que es el
mismo acto lo que emociona. Es adquirir para poder ser individual y tener identidad propia,
pues es el consumo lo que legitima los deseos al creer que estos surgen de su interior y no de
las expectativas sociales. El consumo también es un dispositivo de control social, pues no sólo
se consume al objeto, sino se vuelve objeto todo aquello que es consumido; al sujeto y a todos
los otros con quienes se relaciona. La sociedad le ha enseñado al individuo que debe gestionar
sus emociones “salvajes y primitivas” de acuerdo a la situación dada, que el individuo debe
dejar de ser sujeto y convertirse en objeto, para así paradójicamente ser mejor sujeto. Además,
el consumidor comprende que para controlar su vida, debe controlar su cuerpo; tiene que ser
cuidado para ser deseado y consumido por otros, por tanto, el cuerpo también se convierte en
un dispositivo de control social, ya que representa las expectativas que la sociedad tiene de
ellos. Si cuerpo y mente son iguales, en el sentido de que son bien conservados y cuidados, la
sociedad acepta al individuo y este es feliz, y de lo contrario, los problemas se expresan en su
cuerpo o son él mismo. En conclusión, las emociones son, a través del consumo, reproductoras
de la estructura social, no obstante, al tener este componente social, las deja como
construcciones y, siendo tales, son capaces de tener transformaciones (Fausto-Sterling, 2006).

III. Análisis
Empezando por el primer y segundo punto expuesto en el marco teórico, podemos
afirmar que el conflicto principal de la protagonista es estar inserta en este discurso hegemónico
de la heterosexualidad, y de “normalidad sexual”, lo cual puede ser interpretado como una
coherencia entre sexo biológico, género e identidad de género. Incluso así, queda claro que este
discurso hegemónico, si bien resuena en el personaje, no es un tema que dificulte ni determine
totalmente todos los aspectos de su diario vivir. Dentro de las determinaciones que la sociedad
impone a los “roles” de hombre y mujer, Yermén, mencionando que “yo ya soy mujer” frente
a la pregunta de por qué quiere operarse para ser mujer. Explica que la operación la quiere para
“hacerse un regalo”, reinventarse, “sentirse más linda” y que sus genitales sean coherentes con
la identidad que tiene. Podríamos decir que lo quiere hacer para, de cierta manera, sentirse
completa y en esto evidencia su adopción de las conductas y saberes sociales que identifican o
engloban lo que es “ser mujer” para la cultura y momento socio histórico. Esto es, la “sujeta”
a un determinado punto de la matriz socio-simbólica (de la Fabián, 2018b), generando ciertas
determinaciones en las expectativas de la vida y deseo subjetivo de la persona.
En el mismo punto expone que si la operación fuese posible, dejaría de lado el tarot, y
se iría de la población, para evitar los comentarios tóxicos de la gente. Esto nos lleva al aspecto
sociocultural; el ambiente en el que está inserta, uno muy influenciado por las concepciones
del discurso hegemónico, produce discriminación frente a su identidad distinta de la norma. La
protagonista deja en claro su fuerte convicción y que, además, depende de los demás la etiqueta
que le pongan, si respetan su identidad de género o si la cuestionan. En ciertas escenas, como
cuando vecinas del sector hablaban sobre ella, se evidencian este tipo de conductas, pues ellas
son quienes le adjudican cierta identidad. No obstante, incluso cuando ella resiste a estas
imposiciones, siguiendo su sentir subjetivo y contrario al hegemónico científico y biológico de
que el sexo (tener pene o vagina) determina su género y orientación sexual, ella no cuestiona
las estructuras, sino que adopta la postura machista desde la cual se crea la posición de mujer
en nuestra sociedad. Así, por ejemplo, Yermén rechaza tener sexo homosexual “activo” (tener
la posición de penetrar) con el hombre que mantenía relaciones sexuales pues su visión de ella
misma y de sus deseos está comprendida desde lo que nuestra sociedad actual deposita en ese
“ser mujer”, pertenecer al género femenino. Su decepción de esa experiencia ocurre puesto que
ella se siente a sí misma como mujer, esperando así que su pareja sexual la viese como tal y no
como un hombre homosexual.
Esta ideología o cultura dominante a su vez se basa y modifica a partir del contexto
social en el cual surge. En este caso, el contexto que vive Yermén, su cultura paterna (Feixa,
1998) es el vivir en población, en una sociedad excluida producto de un sistema que segrega
y genera diferentes culturas a partir de su accesibilidad económica. Pues condiciona el acceso
a la cultura, entiéndase como educación, limitando así que discursos presentes en esa clase
social, como lo sería la cultura machista, no logren ser erradicados o transformados y continúen
reproduciendose. Por lo tanto, Yermén termina adquiriendo un discurso que la discrimina y
que además, el ambiente de población está en sintonía con esa ideología.
De lo anterior podemos tomar la idea propuesta por Judith Butler “La construcción
política del sujeto se realiza con objetivos legitimadores y excluyentes” para decir que estos
objetivos excluyentes logran ser naturalizados por Yermén al punto de sentirse indignada por
que la consideraron como un hombre homosexual. Además es importante destacar que estas
legitimaciones y exclusiones se basan en un carácter o status de verdad que poseen las ciencias
en nuestra sociedad, sobre todo la biología, desde la cual se pasaría a depositar expectativas y
deberes por el hecho de poseer determinado órgano reproductor. A diferencia de lo citado de
Butler, para quien el sexo es producto del género y que este último es construido por la
sociedad.
Con respecto al reality show sobre cirugías plásticas, se podría interpretar que busca
prácticamente vender (a los televidentes) las emociones de los participantes al controlar su
cuerpo de una forma que les permita ser “auténticos” y deseados y consumidos por la sociedad,
legitimando el consumo como dispositivo de control social. En el caso específico de Yermén,
ella misma menciona que le gustaría tener la operación para que lo que tiene “entre las piernas”
concuerde con cómo se se autodefine y acabar la discriminación de las personas, lo cual es
relacionable a lo dicho por Fausto-Stearling (2006), pues para ser “normal” o aceptada
socialmente, Yermén entiende que es necesario que cuerpo y mente sean iguales. Sin embargo,
y como también propone el autor, al ser las emociones y expectativas de la sociedad
construcciones sociales, pueden ser objeto de transformación en algún punto. Ella lo demuestra
hacia el final de la película, pues decide dejar de querer cambiar su cuerpo, ya que su versión
actual es la más idéntica.

IV. Conclusión y discusión final


Es interesante desprendernos de las temáticas abordadas en la película para hacer una
reflexión y una crítica a la sociedad, como también a la contingencia nacional. De esta forma
podemos observar cómo los aparatos normativos del sistema estructuran una noción de realidad
que ejerce un control sobre los cuerpos, haciendo surgir la necesidad de encasillar al otro, en
este caso, desde una concepción de género/sexo binario. De esta noción de “realidad”, se puede
observar y hacer crítica de la discriminación social asociada a esta misma temática, dado que,
hablando desde una noción tradicional de los cuerpos sociales, la transexualidad no permite la
categorización del otro, y al no poder realizar esto, se le margina, ignora o intenta encajar en
alguna de las categorías binarias. Las cuales responden a las categorías ideológicas de lo que
es un “hombre” y lo que es una “mujer”, ideas naturalizadas que rigen la estructura social
tradicional heteronormal binaria. A forma de ejemplificar, algo tan sencillo como obtener la
cédula de identidad, nos enfrenta a la decisión de categorizarnos en torno a estas dos opciones;
elección que materializa dichas distinciones ideológicas.
Es necesario mencionar que esta distinción ideológica se desprende del discurso
dominante presente en la sociedad actual, el cual se extiende a todas las esferas de la vida,
incluso a las más íntimas, como es el caso del sexo, género, e identidad. La película muestra
esto a cabalidad, pues Yermén vive inserta en este discurso hegemónico que le impide
realizarse como mujer y ser humano. El hecho que ella manifieste su deseo de dejar todo atrás
una vez operada grafica lo arraigadas que se encuentran en nuestra sociedad las ideas de
normalidad ante la heterosexualidad y el binarismo. La protagonista comenta que desea dejar
su barrio ya que en este al saberse de su operación no sería vista con buenos ojos, además de
no ser reconocida como mujer aunque sus genitales e identidad sean los de una, “El maricón
se hizo un choro” vendría a ser lo que se dice de ella. En la escena que tiene relaciones sexuales
con su pareja, este le manifiesta su deseo de que lo penetre, dando a entender que no ve a
Yermén como una mujer, sino como un transexual, este hecho ilustra que el discurso dominante
está incluso al interior de personas que son discriminadas por este mismo, como son los
homosexuales.
Con respecto a emoción, consumo e identidad, el consumidor comprende que para
controlar su vida, debe controlar su cuerpo; tiene que ser cuidado para ser deseado y consumido
por otros, por tanto, el cuerpo también se convierte en un dispositivo de control social, ya que
representa las expectativas que la sociedad tiene de ellos, lo cual es diferente a la teoría
feminista, pues entiende el cuerpo no como esencia, sino armazón sobre el que la práctica social
y discurso modelan, siendo absolutamente cultural. Pero a pesar de la diferencia, en la película
y muchas veces en la misma realidad, podemos observar que ambas teorías son utilizadas casi
al mismo tiempo, dejando a los individuos en un doble discurso, que por una parte nos dice que
seamos auténticos por nuestra cuenta, pero por otra que también atendamos a todas las
categorías “naturales” que establece la sociedad.
El film, al ser en gran parte historia verídica de la propia actriz Paula Dinamarca, ayuda
de gran manera a la difusión de un discurso inclusivo enseñando una realidad que afecta a
muchas personas homosexuales o transexuales, contribuye a visibilizar estas temáticas y
masificar este tipo de cine que cada vez se hace más conocido. Al menos en Chile se sigue
teniendo un gran rechazo por parte de la sociedad a este tipo de producciones cinematográficas
producto de todo lo mencionado anteriormente, sin embargo, el mero hecho de que se exhiban
y ganen reconocimientos ya hacen de ellas un aporte en este tema cada vez más discutido,
haciendo posible su visibilización.

V. Bibliografía
Butler, J. (2011). El género en disputa. pp. 45-56. México: Paidós.

de la Fabián, R. (2018). Sexualidad y Género [Material de clase]. Psicología de la Juventud,


Universidad Diego Portales. Santiago, Chile.

de Pedro, G. (2015). Naomi Campbel, de Nicolás Videla y Camila José Donoso. Otros Cines
Europa. Recuperado de: http://www.otroscineseuropa.com/naomi-campbel-de-nicolas-
videla-y-camila-jose-donoso/

Donoso, C. y Romero, R. (productores) y José, C. y Videla, N. (directores). (2003).


[Naomi Campbel] [cinta cinematográfica]. Chile: Rocío Romero.

Equipo El Desconcierto. (2015). Avant premiere y estreno en Chile de Naomi Campbel. El


Desconcierto. Recuperado de: http://www.eldesconcierto.cl/2015/03/10/avant-premiere-
y-estreno-en-chile-de-naomi-campbel/

Fausto-Sterling, A. (2006). Cap. 1 Duelo a los Dualismos. En: Cuerpos sexuados:


La política de género y la construcción de la sexualidad. Barcelona: Melusina.

Feixa, C. (1998). De las culturas juveniles al estilo. En: El reloj de arena. Culturas juveniles
en México, México, SEP-Causa Joven (Jóvenes, 4), 1998, pp. 60-73.

Gil, A. (2009). El consumo como emoción: rasgos afectivos de la


sociedad de consumo. Documento de trabajo. P05/80042/00919
http://www.cabuenes.org/08/documentacion/encuentro1/consumocomoemo
cion.pdf

MOVILH. (2015). Naomí Campbel: el primer largometraje chileno sobre transexualidad


recorre el país. MOVILH. Recuperado de: http://www.movilh.cl/naomi-campbel-el-
primer-largometrajo-chileno-sobre-transexualidad-recorrera-el-pais/

Troncoso, L. y Piper, I. (2015). Género y memoria: articulaciones críticas y feministas.


Athenea Digital, 15(1), 65-90. http://dx.doi.org/10.5565/rev/athenea.1231

Anda mungkin juga menyukai