Como hemos dicho, la utilización de la interacción entre iguales para producir aprendizaje, la
cooperación, requiere una cuidadosa planificación de la actividad docente. Los hermanos
Johnson establecieron en su momento las condiciones necesarias que favorecen la cooperación
en el seno de un grupo (Johnson, Johnson y Holubec, 1999; Johnson y Johnson, 2009).
Repasémoslas sintéticamente, puesto que ellas guiarán la actuación del profesor para pasar del
simple trabajo en grupo, al trabajo cooperativo o en equipo.
4. Uso apropiado de las Habilidades sociales (Appropiate Use of Social Skills). Las
habilidades necesarias para la cooperación (conocer y confiar en los demás, comunicación
apropiada, aceptación y apoyo a los demás y resolución constructiva de conflictos) han de
enseñarse para que puedan llevarse a la práctica.
• Heterogeneidad • Homogeneidad
Vemos, pues, que el aprendizaje cooperativo constituye una subclase dentro del trabajo en
grupo, en la que no basta con agrupar a los alumnos. A menudo, llamamos equipos a los grupos
cooperativos, ya que están basados en el principio de interdependencia entre sus miembros;
además, la estructuración de sus interacciones trata de evitar la disipación de responsabilidades,
garantizando la aportación de todos y cada uno de sus miembros.
Para poder superar el grupo y convertirlo en un equipo, el profesor debe organizar las
interacciones siguiendo los principios presentados. Con ese fin, se han desarrollado diseños
didácticos, unos más complejos que otros, que se han venido a llamar métodos de aprendizaje
cooperativo.