1
Mantuvimos dos entrevistas con la esposa de Abelardo,
María Antonia Martínez, y con su hija María Teresa, en su
casa de Bermejo: la primera el 12 de febrero de 2009, la
segunda el 27 del mismo mes.
fantástica”. En el Diario Los Andes, el 3 de marzo de
2001 apareció un artículo titulado “Una fiesta que
creció con el tiempo”. En él, el periodista enfatiza que
no puede ignorar en su reseña a Abelardo Vázquez,
“quien en diez fiestas vendimiales ofreció su especial
visión creativa, transformando a la celebración con sus
aportes. Supo aprovechar con habilidad las luces, el
agua, las proyecciones, los fuegos artificiales e
incorporó un piso de acrílico iluminado”2.
2
“Una fiesta que creció con el tiempo”. Los Andes. 3 mar
2001.
período rico para las letras locales, cuando aún no
existían la UNC y su Extensión Universitaria.
3
Por expreso deseo de Vázquez se leyó este poema en su
funeral.
declara en uno de sus escritos, titulado “Antimemoria”,
de 19694:
4
“Antimemoria”, El Diario, Mendoza, jueves 14 de agosto de
1969.
de la generación del ‘27, entre ellos el genial Federico
García Lorca, del cual fue amigo, y cuya influencia es
perceptible en su obra:
5
Así nos lo contó María Martínez: “Vivió apasionadamente
España. Extrañaba todo de España, pensaba que se iba a
volver”. Coincide con las palabras de su Antimemoria, al
referirse a su vuelta a Mendoza junto con su familia: “Nos
volvimos. Bueno, es un decir. Yo creo que ‘sigo allí, en mi
adquiriría una manera de sentir y de expresar las
vivencias que darían por resultado sus primeros
poemas, los “Poemas del aprendiz enamorado”,
publicados bajo el título Advenimiento (“Así fue el
gusto de un amigo, a cuyo cuidado estaba la edición”6),
en Mendoza, en el año 1942. El propio Vázquez se
refiere a su contenido y génesis: “Ya en él, aunque la
mayoría de los poemas estaban escritos en España, se
entreveraron versos y mujeres de esta tierra. Tengo
escritos casi tantos poemas de amor, como amores
vividos. Gracias. Nunca bebo sin besar en la copa un
resumen de besos, dientes y naufragios...” (Vázquez
1969)
8
Se trata de dos versos tomados de Das Buch von der
ArmutundvomTode que muestran un pequeño error en la
repetición del alles, que no corresponde al primer verso, sino
solo al segundo. Asimismo falta una coma. Corregimos sin
saber si se trata de un error del autor o del impresor y
traducimos literalmente: “Der grosseTod, den jeder in sichhat,
/ das ist die Frucht, um die sichallesdreht” (“La gran muerte
que cada uno tiene en sí, que es el fruto alrededor del cual
todo gira”).
de un “Retrato del poeta”, óleo de Roberto Azzoni que
se incluye también en la edición póstuma de Libro del
amor y el vino. Azzoni fue amigo personal suyo y muy
admirado por el poeta: siempre se refería a él cuando
lo convocaban a hablar del arte9. El poemario Segunda
Danza está organizado en cuatro secciones, con un
número variable de poemas en cada una. En la primera
aparecen “El prólogo y la sombra”, “La sombra y su
estructura”, “El jardinero de la sangre inmóvil” y “La
sombra con el alba”. La segunda sección está
compuesta por un solo poema: “Cántico de amor en la
segunda danza” y la tercera, otras tres “Danzas”:
“Danza del arquitecto de los sueños”, “Danza de la
corona en el espejo” y “Danza del ciego iluminado”. La
cuarta es un texto en prosa poética, titulada “Prólogo a
la Tercera Danza” y dividida en cuatro capitulillos: “La
Muerte, Danza Inmóvil, personal y anónima”, “Amor y
desamor en soledad de danza inmóvil” y “Coral y
diálogo con sombras en la supuesta contradanza”. En
todo el libro establece un diálogo entre el amor y la
muerte, con rasgos que conectan su poética con la
generación neorromántica.
9
Así lo declaró en una entrevista del 29 de enero de 2009 Raúl
Fernando Pena, amigo de Abelardo y de su familia y
estudioso de su obra, a quien debemos su colaboración en el
acceso a datos y textos inéditos de Vázquez.
A estos dos libros que estamos comentando se
refiere Vázquez en su “Antimemoria” cuando comenta:
10
Mendoza, Cuadernos de la Dirección de Cultura, 1958.
vivienda llegaban los ruidos de las bombas que
arrojaban allí. Lo estaban por trasladar a Salta 11 ,
cuando la coyuntura política nacional lo llevó a tener
que decidir entre exiliarse o volver a Mendoza. Primero
retorna Abelardo; menos de un mes después, la esposa
y los hijos.
11
María Martínez nos confesó que otra de las razones por las
que, finalmente, no se establecieron en Salta fue por el amor
que el escritor tenía a nuestra provincia. En su “Antimemoria”
Vázquez afirmaba: “Mendoza es mi país. Su tiempo, su siesta,
su gente me entiende (gracias por compartir mis Fiestas de la
Vendimia) y la entiendo”.
Bebo y vivo y, de la vid a la vida, nacieron ‘Los poemas
del amor y el vino’. Al cuerpo de Baco, prefiero el
cuerpo de bodega de Venus. Los hombres me
enferman. Y el agua.12”
12
Su esposa nos contó que solo tomaba buen vino o, en su
defecto, agua con limón.
Zonana, “tiene que ver con la exploración del poeta en
su interioridad, con la búsqueda de la belleza como
ideal último y de vida, con la inmersión en los mundos
del sueño y del misterio, con la asunción de una
cosmovisión órfica”13
13
Zonana, Gustavo. “Apuntes para un estudio de los grupos
emergentes del ’40 en Cuyo”. Apunte de clase
14
Ara, Guillermo. Suma de poesía argentina. Buenos Aires:
Guadalupe, 1970. t. I. p. 110.
15
Soler Cañas, Luis. “Canto y la generación de 1940”. En:
Canto 1 y 2; Cuadernos de Poesía Argentina 1. Mendoza:
Instituto de Lenguas y Literaturas Modernas, Sección
Argentina y Americana, 1953. p. 15.
los distintos mundos poéticos que se configuran a
partir del ’40.
16
Ara, Guillermo. Op. cit., p. 108.
17
Soler Cañas, Luis. Op.cit., p. 15.
18
Canto (Hojas de poesía) [n° 1]. Buenos Aires, 1 de junio de
1940.
vuelta de España tuvo intervención en uno de estos
grupos, como relata en su “Antimemoria”: “Tuve
sueños de caudillo y fundador político, apasionado,
nacionalista, peleador. La policía y el tiempo, los
detuvieron”.
19
Zonana, Víctor Gustavo. Op.cit. p. 28.
Marta Castellino afirma que ecos lorquianos
pueden percibirse en Alfredo Bufano y Juan Draghi
Lucero. Como ya dijimos, Vázquez conoció en Granada
a quien se convertiría en su amigo.
EL OTOÑO EN BERMEJO
21
Roggiano, Alfredo (1963) “Situación y tendencias de la
nueva poesía argentina”. En: Revista Interamericana de
Bibliografía. Inter-American Review of Bibliography n° 1.
Washington D.C., Vol. III, January – March, p. 17.
otras causas, a que fue en aquel distrito de Guaymallén
donde la conoció. En Poemas para Mendoza escrito en
1943 pero publicado varios años después,
Vázquezincluyó un poema con el mismo título, a
algunas de cuyas imágenes aludiremos más adelante. A
continuación transcribimos la composición referida:
22
Pichana: “Arbusto leñoso de la familia de las leguminosas
con ramaje fino y abundante” (DRAE, 2001).
23
Melonar: “Terreno sembrado de melones” (DRAE, 2001).
24
El color bermejo es un color “rubio, rojizo” (DRAE, 2001).
25
Farallón: “Roca alta y tajada que sobresale en el mar y
alguna vez en tierra firme” (DRAE, 2001).
26
Raúl Pena afirmó que fue María Martínez quien copió el
manuscrito de Vázquez, pero ella sostuvo cuando la
nosotros a través del estudioso Raúl Fernando Pena,
amigo de Roberto Abelardo Vázquez y con la
aceptación por parte de María Martínez. Contenía
cinco poemas, titulados “Caballo blanco”, “Denuncia”,
“María (Cacho)”, “El protocolo”, “El ausente”. A ellos el
poeta agregó una “Nana” dedicada a su hija pequeña y
acompañada de unos dibujos (rostros de bebé) hechos
por la pintora Rosario Moreno, fechados el 25 de julio
de 1948 y dedicados “a la niña María Teresa de las
Nieves Vázquez Martínez (Marité)”, como consta en
anotación manuscrita, y bajo la cual Raúl Pena, ha
incluido una aclaración: “Mientras Rosario dibujaba
Abelardo escribía la nana”. Vázquez tenía predilección
por aunar diferentes manifestaciones del arte, lo cual
es bien perceptible en el diseño de la fiesta mayor de
los mendocinos. Además de la “Nana”, componen el
resto del libro cuatro poemas más: una composición sin
título, que empieza “Ya lo sé, usted no cree en el
infierno”, “Muchacho”, “Los bosques y el exilio”,
publicado el 9 de julio de 1966 en el Diario Los Andes, y
“Epitafio”. Antes del poema “Muchacho”, se ha incluido
un recorte, la fotografía de Vázquez y su hijo publicada
por un diario de la época, acompañada de un epígrafe:
27
Esta fotografía, tomada de un periódico, forma parte de una
colección de recortes que había hecho Abelardo y que tiene
en su poder uno de sus albaceas, a quien hemos repetidamente
mencionado en estas palabras preliminares, Raúl Pena.
poemario póstumo El libro del amor y del vino; la
introducción del tópico de la muerte en la referencia a
las cenizas y la sombra, que como veremos retomará
en varios poemas de Otoño en Bermejo; la
intertextualidad con el segundo epígrafe machadiano
en la repetición de la idea del vaso que se llena de
sombras.
28
Los versos del Otoño que se citarán serán corregidos en su
puntuación y ortografía según las normas actuales.
/ de pura sombra -¡oh, pura sombra!- lleno.” Como ya
adelantamos, la muerte de Abel prefigura la del mismo
Vázquez, al situar estos versos luego de su “Epitafio”,
escrito poco tiempo antes de morir.
29
Una de las imágenes caras a Abelardo en La danza inmóvil
es la de la ola, onda, caracol o laberinto: su proceso creativo
parecería también obedecer al movimiento circular de este
símbolo, en tanto intuiciones iniciales cristalizadas en un
determinado poema serán después retomadas y amplificadas
en libros posteriores.
30
Ctónico: En mitología y religión, especialmente la griega, el
término ctónico hace referencia a los espíritus del
inframundo.
31
Cfr. Cirlot, Juan Eduardo (2004) Diccionario de símbolos,
Barcelona, Siruela, pp. 117-118.
32
Aunque hay mucha discusión sobre esto.
jinetes del Apocalipsis, según el texto de San Juan, y
representa a la muerte: “Y miré, y he aquí un caballo
blanco: y el que estaba sentado encima de él, tenía un
arco; y le fue dada una corona, y salió victorioso, para
que también venciese”.
33
Op. cit., p. 17.
El segundo poema se titula “Denuncia” y
constituye un reclamo a la vidapor hacerlo vivir
ilusoriamente, sin advertirle que lo estaba conduciendo
a la muerte. La existencia aparece personificada como
“viejos dioses del mediodía de la vida”, lo cual podría
remitirnos a la juventud del hombre que va a morir, lo
que da fuerza al reclamo.
34
Más adelante se propondrá otra explicación.
deliquio por la mujer: “Has ganado la fe. No muere
nadie / sin que su muerte en tu soñar reviva. (…) Ya
nadie muere con la rosa ardida, / prendida en las
mejillas de tu calle; / ni tu ventana cruza el cielo,
andando / su nube temporal bajo la escarcha”.
Podemos pensar en la influencia de Lorca y sus versos
de la pasión amorosa desbordada en Diwan del Tamarit
y los Sonetos del amor oscuro35. Estos últimos, escritos
a partir de 1635 y pensados para integrar el libro que
no fue editado sino hacia 1984, tuvieron ediciones
parciales en revistas de los años 40 y 50. Por otra parte,
Vázquez, como dijimos, conoció a García Lorca y lo oyó
leer los poemas del Romancero gitano. Es posible
hayan llegado a sus oídos versos como estos.
35
En especial en los poemas “El poeta dice la verdad” (“Que
no se acabe nunca la madeja / del te quiero me quieres,
siempre ardida / con decrépito sol y luna vieja”) y “Soneto de
la dulce queja” (“Tengo miedo a perder la maravilla / de tus
ojos de estatua y el acento / que de noche me pone en la
mejilla / la solitaria rosa de tu aliento”).
El poeta equipara la imagen de la mujer a la del
paisaje: “Tu sola ya mujer hecha paisaje”, lo animiza en
sensual entrega a María, que, a la vez, pierde su
identidad en fusión romántica con la naturaleza: “Tu
nombre que preside, ya no es nombre, / como un valle
se inclina hacia el paisaje / que delante de ti tus formas
quiere”. El poema constituye una bella alabanza a la
mujer amada y una lectura de la sensual presencia
femenina (ojos, cintura) en el paisaje de Bermejo:
“Todo es otoño. Todo Bermejo / con la sombra
apretada en tu cintura. / Los álamos te doblan el
aliento / con la campana seca de sus ramas. / Todo un
clamor de pájaros al fuego / con el día se quema entre
tus ojos, / y ese río de pie cruza Bermejo / y el rostro de
las sombras, sombras niega”.
36
P. 6.
37
Ibíd.
38
Lo mismo sucede en el poema “Tercera fundación de
Buenos Aires” y en el libro Buenos Aires en las malas. Tiene
el propósito de denuncia de la realidad y servirá
posteriormente para justificar la inclusión del poeta en la
generación del ’60, aunque como vemos, esta actitud data de
mucho antes.
terreal. Desprecio a las víctimas del tedio, de los malos
poemas y de las exclusivas formas materialistas. Ah, y a
los jefes de todo, sin serlo de sí mismos. Para qué
viven? Sí, así, como sepulcros de un largo vacío?”.
39
En el Diccionario de símbolos de Cirlot puede leerse: “Toda
danza es una pantomima de metamorfosis (por ello requiere la
máscara, para facilitar y ocultar la transformación) que tiende
a convertir al bailarín en dios, demonio, o una forma
existencial anhelada. Tiene, en consecuencia, función
cosmogónica” [Op. cit., p. 168]. Tres años después de escribir
los poemas de su Otoño... Vázquez publica La danza inmóvil
donde asocia la danza con la muerte.
figura en los poemas “Denuncia”, “María”, “El ausente”
y “Los bosques y el exilio”. En “Caballo blanco” la
palabra utilizada es tiempo en la metáfora “solemnes
aldabones del tiempo”, pero también Vázquez usa el
verbo morir. En el poema “El protocolo” el tema no es
la muerte, sino lo que podríamos llamar la no-vida, la
existencia no vivida realmente. Vázquez, quien
posteriormente en su “Antimemoria” propondrá
“rescatar la muerte propia, unirla a la vida, desprender
de ella todo su sentido, su raíz, y dialogar con ella”, en
este poema les reclama a los grises hombres que hacen
del protocolo su razón de existir que “hay quienes solo
saben que han vivido / por un folio evidente que sigue
a fojas uno”. En el poema sin título, el autor se centra
en la sátira de un hombre que podría ser de los que
viven esta existencia inauténtica, pues, “camina sin ser
nadie por la vida”. En el poema “Muchacho” el hijo le
pregunta al padre: “¿soy el hijo / de la muerte más viva
que tu vida?” y luego confiesa su anhelo del suicidio.
El otoño en Bermejo
Mayo 1947
“Para
cantar contigo
una
canción que deje
cenizas
en los labios…”
Antonio Machado
Caballo blanco
Nana
otoño en la nieve,
caminos del río,
alzan la montaña.
El día dormido
la noche despierta
preguntan al día
de la escarcha fría
cantaba en el río.
la brisa la invade.
Bajó de la nieve
el oro de otoño
envolvió a Marité.
(¿)
después sabremos a
dónde.
Martín
Fierro
II
a buscarla, o simplemente
Epitafio
el limpio vaso,
hasta su boca fría,
de pura sombra
-oh, pura sombra- lleno.
Antonio
Machado