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POLICÍA NACIONAL DEL PERÚ

DIRECCIÓN EJECUTIVA DE EO- PNP


EDUCACIÓN Y DOCTRINA PNP
UNIACA-PNP

TRABAJO APLICATIVO GRUPAL

ASIGNATURA :

TÍTULO :

CATEDRÁTICO (A) :

INTEGRANTES:

N° DE NOTAS
GRADO APELLIDOS Y NOMBRES
ORDEN ELAB. SUST. PROMEDIO

2019
DERECHO DE DEFENSA

DEDICATORIA

Agradecemos a Dios por habernos guiado, y


dedicamos este trabajo a nuestros padres,
compañeros y a nuestro catedrático por darnos
las pautas necesarias y por sus sabias cátedras
que nos brinda.

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DERECHO DE DEFENSA

AGRADECIEMIENTO

A mis instructores, y en especial a mis


catedráticos de mi alma mater por apoyarnos
siempre, por su sensibilidad académica y
enseñanza.

INDICE
1. CARATULA AGRADECIEMIENTO
2. DEDICATORIA
3. AGRADECIMIENTO
4. INTRODUCCION A nuestros instructores, monitores, y en

EO PNP
especial a nuestros catedráticos
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de la Escuela
Técnico Superior puente piedra por apoyarnos
siempre, por su sensibilidad académica y
enseñanza
DERECHO DE DEFENSA

5. MARCO TEORICO – CAPITULO I


I. La Dirección de Investigación Criminal Organizada
I.I Objeto de la Dirincri
I.II Finalidad
II. Sistema de Investigación Criminal
II.I Órgano Rector
III. Estructura del Sistema de Investigación Criminal
IV. Divisiones de la Dirincri en Lima Metropolitana y Provincia
V. Código Penal
VI. El perfil Psicológico del homicida
VI.I Objetivo del perfil Psicológico
VI.II Tipos de Homicidios
V.III Tipologías de los Homicidios

6. CAPITULO II
II. El perfil criminal de Homicida
II.I Historia del Perfil Criminológico
II.II Aplicación y descripción del perfil criminológico

7. PELÍCULA CIUDADANO X
I. Perfil criminológico de la Película Ciudadano X
8. CONCLUSIONES
9. RECOMENDACIONES
10. BIBLIOGRAFIA
11. ANEXOS

INTRODUCCION

Este trabajo versa sobre el derecho de defensa que se le reconoce a cualquier


ciudadano cuando se ve inmerso en un proceso penal, que tiene lugar cuando un
sujeto comete un hecho delictivo, esto es, un hecho tipificado por el ordenamiento
jurídico y que merece un reproche penal para quien lo lleva a cabo, lo cual se produce

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a través del proceso penal. Donde es necesario que se reconozcan una serie de
derechos mínimos, tanto a quien ha resultado ofendido por el hecho delictivo como a
quien lo comete, y entre éstos se encuentra el derecho de defensa. El cual resulta
fundamental, pues es precisamente el derecho de defensa, el que permite el ejercicio
de los demás derechos (como el derecho a guardar silencio, derecho a no confesarse
culpable, a la presunción de inocencia, Etc.

El derecho de defensa se le reconoce a cualquier ciudadano que se vea sumergido en


un proceso penal, pues se trata de un derecho fundamental e inalienable, de tal forma
que el ejercicio del derecho de defensa puede realizarse tanto por el propio imputado
como por un defensor técnico, es decir, que para que los ciudadanos puedan ejercer
de una forma efectiva este derecho, se les reconoce el derecho a contar con
asistencia letrada a lo largo de todo el enjuiciamiento, desde el momento de la
detención hasta que termine el proceso, de ésta forma el abogado defensor podrá
servirse de todos los medios de que disponga para desempeñar eficazmente su
función de defender a su defendido, tratando de conseguir el veredicto más favorable
para el mismo, garantizando además, que en ningún momento se vulneren los
derechos que le son reconocidos.

OBJETIVO DE ESTUDIO

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CAPITULO I

I. EL DERECHO DE DEFENSA: CONCEPTO

En un sentido general, prejurídico y natural el verbo defenderse significa rechazar por sí mismo una

agresión. “La defensa se vincula así a un mecanismo elemental de actividad instrumental necesaria

en la lucha por la supervivencia”.

Debemos tener en cuenta que la institución de la defensa ya era conocida en el

derecho antiguo. Así por ejemplo, en Grecia, el acusado debía comparecer él mismo

aunque era posible la representación por un tercero y la aportación de dictámenes

elaborados por peritos jurídicos especiales. En Roma, por su parte, la defensa se

desarrolló en conexión con la institución del patronato. En la época posterior de los

emperadores, los defensores se llamaban “advocati” llegando a convertirse en una

profesión especial que disfrutaba de determinados privilegios.

Si trasladamos el concepto general de defensa al ámbito del Derecho

Procesal y a la actualidad 115, podemos entender que la defensa se configura

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como la posibilidad de desarrollar “toda la actividad precisa para contribuir a

eliminar la duda que el ejercicio de la acción penal ha hecho recaer sobre una

determinada persona. Y más especialmente, como el derecho del imputado a

la tutela de su libertad, cuando pretende la observancia de las normas que

evitan la lesión del propio derecho a la libertad”.

Dicho en otras palabras, se podría definir el derecho de defensa como:

“El derecho fundamental atribuido a las partes de todo proceso y para ser respetado

por el tribunal que conoce del mismo, que consiste básicamente en la necesidad de

que éstas sean oídas117, en el sentido de que puedan alegar y demostrar118 para

conformar la resolución judicial, y en que conozcan y puedan rebatir sobre los

materiales de hecho y de derecho que puedan influir en la resolución judicial”.

En el proceso penal, frente a la acusación del Ministerio Fiscal, el ordenamiento

jurídico ha de reconocer necesariamente un derecho de signo contrario, el derecho

del sujeto pasivo del proceso, a obtener una tutela efectiva por medio de una

adecuada defensa.

Esto implica una serie de consecuencias trascendentales ya que el Estado, y en

concreto los tribunales, no pueden llevar a cabo el proceso ni imponer penas si no

existe abogado del acusado.

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El derecho de defensa implica a su vez una serie de derechos instrumentales

como son el derecho a la asistencia de abogado, el derecho a la utilización de

los medios de prueba pertinentes, el derecho a no declarar contra sí mismo y el

derecho a no confesarse culpable.

II. MODALIDADES Y CONTENIDO DEL DERECHO DE DEFENSA

Tradicionalmente se distingue entre una defensa en sentido amplio o

material y una defensa en sentido estricto o formal.

La defensa en sentido amplio o material es la “actividad procesal dirigida a

hacer valer ante el juez los derechos subjetivos y los demás intereses jurídicos

del imputado” y es una función pública que se debe concebir como la destinada

a orientar y ayudar a los justiciables en los procesos.

La defensa en sentido estricto, es decir, en cuanto se contrapone a la acción penal

ejercida por el ministerio fiscal, se efectúa mediante actos del imputado o del

defensor que se pueden distinguir en defensas propiamente dichas y excepciones 125.

Se trata de introducir la igualdad de armas porque el acusador conoce

profesionalmente el derecho material y procesal y por lo tanto se reconoce al

inculpado la posibilidad de elegir su defensor cuya misión consistirá en aportar y

hacer valer en el proceso todas las circunstancias y puntos de vista favorables al

procesado.

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De ahí que podamos concluir que el derecho de defensa puede manifestarse de dos

modos reconocidos en las disposiciones estudiadas. Por un lado, es posible que el

imputado decida realizar una serie de actividades defensivas por sí mismo. Por otro,

el imputado puede optar por confiar a un abogado la tarea de defenderle en un

proceso penal. Esta distinción dará lugar a que en ciertos casos el defensor y el

imputado puedan ser considerados como una unidad. Es decir, que el derecho

a la autodefensa en principio complementa el derecho de defensa, sin que la opción

a favor de una de esas posibles formas de defensa implique la renuncia o la

imposibilidad de ejercer la otra, siempre que sea necesario para dar realidad efectiva

en cada caso a la defensa en un juicio oral.

A) AUTODEFENSA

Concepto

La autodefensa consiste “en la intervención directa y personal del imputado en el

proceso, realizando actividades encaminadas a preservar su libertad: impedir la

condena u obtener la mínima sanción penal posible”

B) DEFENSA TÉCNICA

Concepto

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El derecho a la defensa técnica se traduce en la asistencia de letrado. Esta

asistencia se garantiza al imputado tanto en las diligencias policiales como en las

judiciales (arts. 55.2 c) y 67.1 d) EstCPI) y se traduce, por un lado, en el derecho a

nombrar un abogado de su elección para que le asista en el proceso penal y le

defienda, y, por otro y subsidiariamente, a que se le nombre un abogado de oficio

cuando lo solicite.

III. MARCO NORMATIVO

El artículo 139°, inciso 14, de la Constitución Política del Perú de 1993, establece el
principio de que toda persona no puede ser privada del derecho de defensa en ningún
estado del proceso, esto incluye también el proceso por faltas.

El artículo 11°, inciso 1, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,


señala que toda persona acusada de un delito se le asegure todas las garantías
necesarias para su defensa.

El artículo 14°, inciso 3, numeral d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos, indica que toda persona tiene derecho a hallarse presente en un proceso,
a defenderse y hacer asistida por un defensor de su elección, y si no tuviera defensor,
el derecho que se le nombre un defensor de oficio.

El Artículo 8°, inciso 2, numeral d) y e) de la Convención Americana sobre Derechos


Humanos, establece, que durante el proceso toda persona tiene derecho, en plena
igualdad, al derecho del inculpado de ser asistido por un defensor de su elección o el
derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado.

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Asimismo, el artículo 8°, inciso 2, numeral f) de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos, señala, el derecho que tiene la defensa de interrogar a los
peritos sobre la pericia realizada.

IV. DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS

La Declaración Universal de los Derechos Humanos proclamada por la Asamblea


General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948 no es un tratado
internacional que vincule jurídicamente a los Estados que lo firmen, pero sí ha llegado
a ser considerada como una norma de Derecho Internacional consuetudinario, dada
su amplia aceptación; además, algunos ordenamientos nacionales se remiten a ella
para la interpretación de sus propios derechos fundamentales. La Declaración regula
el derecho a la defensa en sus artículos 10 y 11: 1

Artículo 10.

Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída


públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia penal.

Artículo 11.

1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia


mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que
se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no
fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá
pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.

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V. PACTO INTERNACIONAL DE DERECHOS CIVILES Y POLÍTICOS

A diferencia de la Declaración, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y


Políticos sí es un tratado internacional cuyo cumplimiento es exigible a los Estados
que lo han ratificado. Además, el Pacto creó un organismo independiente, el Comité
de Derechos Humanos, encargado de supervisar el cumplimiento de sus
estipulaciones.

El artículo 14.3 del Pacto regula el derecho a la defensa de las personas acusadas de
haber cometido un delito en los siguientes términos: 2

3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena


igualdad, a las siguientes garantías mínimas:

a) A ser informada sin demora, en un idioma que comprenda y en forma detallada, de


la naturaleza y causas de la acusación formulada contra ella;
b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su
defensa y a comunicarse con un defensor de su elección;

c) A ser juzgado sin dilaciones indebidas;

d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser asistida por


un defensor de su elección; a ser informada, si no tuviera defensor, del derecho que le
asiste a tenerlo, y, siempre que el interés de la justicia lo exija, a que se le nombre
defensor de oficio, gratuitamente, si careciere de medios suficientes para pagarlo;

e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la comparecencia


de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones
que los testigos de cargo;

f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no habla el idioma


empleado en el tribunal;
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DERECHO DE DEFENSA

g) A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a confesarse culpable.

El Pacto fue adoptado por resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas
en 1966, y entró en vigor el 23 de marzo de 1976, tras haber sido ratificado por los
primeros 35 Estados.

CAPITULO II

II.I DERECHO DE DEFENSA SEGÚN LA CONSTITUCIÓN

La Constitución en su articulo 139, inciso 14, reconoce el derecho de defensa; en


virtud de dicho derecho se garantiza que los justiciables, en la protección de sus
derechos y obligaciones, cualquiera sea su naturaleza (civil, mercantil, penal, laboral,
etc.), no queden en estado de indefensión.

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DERECHO DE DEFENSA

El derecho de defensa consiste en la obligación de ser oído, asistido por un abogado


de la elección del acusado o demandado, o en su defecto a contar con uno de oficio.
Este derecho comprende la oportunidad de alegar y probar procesalmente los
derechos o intereses, sin que pueda permitirse la resolución judicial inaudita parte,
salvo que se trate de una incomparecencia voluntaria, expresa o tácita, o por una
negligencia que es imputable a la parte. La intervención del abogado no constituye
una simple formalidad. Su ausencia en juicio implica una infracción grave que conlleva
a la nulidad e ineficacia de los actos procesales actuados sin su presencia.

El derecho de defensa protege el derecho a no quedar en estado de indefensión en


cualquier etapa del proceso judicial o del procedimiento administrativo sancionador.
Este estado de indefensión no solo es evidente cuando, pese a atribuirse la comisión
de un acto u omisión antijurídico, se le sanciona a un justiciable o a un particular sin
permitirle ser oído o formular sus descargos, con las debidas garantías, sino también
a lo largo de todas etapas del proceso y frente a cualquier tipo de articulaciones que
se pueden promover.

El derecho de defensa implica a su vez varios derechos, tales como: que el acusado
cuente con un abogado defensor, que este pueda comunicarse libremente con su
defendido sin interferencia ni censura y en forma confidencial (pudiendo ser vigilado
visualmente por un funcionario que no escuchara la conversación), que sea informado
de las razones de la detención, que sea informado oportunamente de la naturaleza de
la acusación iniciada en su contra, que tenga acceso al expediente, archivos y
documentos o las diligencias del proceso, que se disponga del tiempo y medios
necesarios para preparar la defensa, que cuente con in interprete o traductor si el
inculpado no conoce el idioma del Tribunal, entre otros. Un ejemplo de violación de
este derecho fue visto por la Corte Interamericana en el caso Suarez Rosero.

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DERECHO DE DEFENSA

El Tribunal Constitucional ha señalado, en la sentencia STC 06648-2006-HC/TC,


fundamento 4, que la Constitución en su artículo 139 inciso 14 reconoce el derecho a
la defensa; en virtud de dicho derecho se garantiza que los justiciables, en la
protección de sus derechos y obligaciones, cualquiera sea su naturaleza (civil,
mercantil, penal laboral, etc.) no queden en estado de indefensión. El contenido
esencial del derecho de defensa queda afectado cuando, en el seno de un proceso
judicial cualquiera de las partes resulta impedida, por actos concretos de los órganos
judiciales, de ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces para defender sus
derechos e intereses legítimos.

El derecho de defensa es esencial en todo ordenamiento jurídico. Mediante le se


protege una parte medular del debido proceso. Las partes en juicio deben estar en la
posibilidad jurídica y fáctica de ser debidamente citadas, oídas y vencidas mediante
prueba evidente y eficiente. El derecho de defensa garantiza que ello sea así.

Muy ligado con el ejercicio pleno del derecho de defensa, esta el acto procesal de
notificación de las distintas resoluciones judiciales. Solo conociendo los fundamentos
y sentido de una resolución se podrá realizar una adecuada defensa.

El derecho de defensa tiene vigencia plena a los largo de todo el proceso, tal derecho
de defensa se proyecta a todas las etapas y articulaciones que pudiera comprender el
proceso, como el uso de los recursos impugnativos.

El derecho a la defensa contradictoria, comprende el derecho de intervenir en el


proceso aunque se vea afectada la situación de la persona, y que integra el derecho a
hacer alegaciones, presidido por el principio de igualdad de las partes, y que tiene
relación directa con el derecho a usar los medios de prueba que resulten pertinentes.

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DERECHO DE DEFENSA

II.II CONTENIDO CONSTITUCIONALMENTE PROTEGIDO DEL DERECHO DE


DEFENSA.

La garantía del contenido esencial de los derechos constitucionales, se puede


formular de modo general, que todo derecho constitucional o fundamental cuenta con
un contenido jurídico constitucional, el cual es jurídicamente determinable y exigible al
poder político y a los particulares, y el Tribunal Constitucional peruano siguiendo los
criterios hermenéuticos del Tribunal Constitucional Español, el mismo que encuentra
su formulación y asentimiento en el ordenamiento constitucional alemán, ha
determinado el contenido constitucional protegido de algunos derechos
constitucionales.

Existen dos caminos, seguido por el Tribunal Constitucional Español en su sentencia


STC 11/1981; por un lado, trata de acudir a la naturaleza jurídica o el modo de
concebir o configurar cada derecho, constituyendo el contenido esencial de un
derecho subjetivo aquellas facultades o posibilidades de actuación necesaria para que
el derecho sea reconocible como pertinente al tipo descrito y sin las cuales deja de
pertenecer a ese tipo y tiene que pasar a quedar comprendido en otro,
desnaturalizándose por decirlo así; y el otro, consiste en buscar los intereses
jurídicamente protegidos como núcleo y medula de los derechos subjetivos, Se puede
entonces hablar de una esencialidad del contenido del derecho para hacer referencia
aquella parte del contenido del derecho que es absolutamente necesaria para que los
intereses jurídicamente protegibles que dan vida al derecho, resulten real, concreta y
efectivamente protegidos.

El ejercicio del derecho de defensa, de especial relevancia en el proceso penal, tiene


una doble dimensión: Una material, referida al derecho del imputado de ejercer su
propia defensa desde el mismo instante en que toma conocimiento de que se le
atribuye la comisión de determinado hecho delictivo; y otra formal, que supone el

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DERECHO DE DEFENSA

derecho a una defensa técnica; esto es el asesoramiento y patrocinio de un abogado


defensor durante todo el tiempo que dure el proceso. Ambas dimensiones del derecho
de defensa forman parte del contenido constitucionalmente protegido del derecho en
referencia. En ambos casos, se garantiza el derecho de no ser postrado a un estado
de indefensión.

El principio del derecho a ser oído, elevado al rango de derecho fundamental en el


articulo 103, de la ley Fundamental, es una consecuencia del concepto del estado de
Derecho para el territorio donde se desarrolla el proceso judicial. La función de los
tribunales, de dictar en derecho una sentencia definitiva en un caso concreto, no se
puede llevar a cabo por regla general sin oír al inculpado. Esto es por consiguiente
presupuesto para una decisión correcta. Adicionalmente, la dignidad de la persona
exige que no se disponga de su derecho, de oficio, sin consideración alguna; la
persona no debe ser solo objeto de la decisión judicial, sino que debe poder
pronunciarse antes de una decisión qe afecte sus derechos, para poder influir en el
proceso.

El derecho de defensa permite la intervención del abogado a favor del imputado, y


cuyos servicios también se prestan para aquellos que han sido citados en calidad de
testigos, recibiendo estos, el asesoramiento legal pertinente, garantizándose así en
todas las diligencias policiales y procesales.

La interdicción constitucional de la indefensión se proyecta sobre todo el proceso y


especialmente sobre su fase central o nuclear: La de la defensa, por las partes, de
sus respectivas posiciones a través de los medios que considere conveniente a su
derecho. De esta suerte se produce una indefensión constitucionalmente vetada,
cuando, por un motivo legalmente no previsto o, aun cuando este legalmente previsto,
sea irrazonable o desproporcionado, se prive a las partes de la posibilidad de hacer
valer sus derechos o se situé a una de ellas en posición prevalente sobre la contraria.

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II.III LA DEFENSA PROCESAL.

El derecho de defensa constituye un derecho fundamental de naturaleza procesal que


conforma a su vez, el ámbito del debido proceso, y sin el cual no podría reconocerse
la garantía de este ultimo. Por ello, en tanto derecho fundamental, se proyecta como
principio de interdicción para afrontar cualquier indefensión y como principio de
contradicción de los actos procesales que pudiera repercutir en la situación jurídica de
laguna de las partes, sea en un proceso o procedimiento, o en el caso de un tercero
con interés.

El Derecho de defensa garantiza, entre otras cosas, que una persona sometida a una
investigación, sea de orden jurisdiccional o administrativa, y donde se encuentre en
discusión derechos e intereses suyos, tenga la oportunidad de contradecir y
argumentar en defensa de tales derechos e intereses. Se conculca, por tanto cuando
los titulares de derechos e intereses legítimos se ven imposibilitados de ejercer los
medios legales suficientes para su defensa.

La defensa procesal no solamente es un derecho subjetivo que busca proteger a la


persona humana si no también una garantía procesal constitucional en donde el
estado tiene la exigencia de procurar que sea real y efectiva en el proceso penal.

Así mismo el contenido de garantía de la defensa procesal tiene un aspecto positivo y


otro negativo; el primero consiste en las facultades procesales que tiene el imputado
en el proceso y el segundo consiste en la prohibición de la indefensión.

La indefensión es la violación de la garantía de la de defensa procesal restringiendo


al imputado de participar activamente en el proceso penal impidiéndole sin
justificación legal que este pueda ejercer su derecho de defensa personalmente y a

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DERECHO DE DEFENSA

través de un abogado defensor que realice la defensa técnica con un estándar


mínimo de actuación.

En el curso de un proceso, el núcleo de la tutela judicial se condensa en el derecho a


no sufrir indefensión. La interdicción genérica de la indefensión quiere decir que forma
parte del contenido del derecho a tener la oportunidad de defender las propias
posiciones en todo proceso judicial que afecte a derechos o intereses propios, y en la
interpretación del Tribunal Constitucional, supone también un mandato al legislador y
al interprete, mandato consistente en promover la defensión, en la medida de lo
posible, mediante la correspondiente contradicción. Tal cosa implica establecer el
emplazamiento personal a todos cuantos, como demandados o coadyuvantes,
puedan ver sus derechos o intereses afectados en un proceso, siempre que ello
resulte factible.

La defensa del abogado o defensa técnica cumple como finalidad promover la


garantía de todos los derechos que tiene el procesado buscando que se respeten los
principios de igualdad y de contradicción, controla la legalidad del procedimiento, el
control de la producción de pruebas de cargo y otros controles.

El Tribunal Constitucional define a la defensa técnica en la STC 1323-2002-HC/TC del


9 de julio del 2002, fundamento 2, como el asesoramiento y patrocinio por un abogado
mientras dure el caso penal.

Cuando el procesado no ejerce su derecho de nombrar un abogado el juez tiene el


deber de designarle uno de oficio el mismo que asume la función y responsabilidad
del abogado de confianza.

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DERECHO DE DEFENSA

El artículo 484, inciso 1 del Nuevo Código Procesal Penal, señala que la audiencia se
instalará con la presencia del imputado y su defensor y si el imputado no tiene
abogado se le nombrara uno de oficio.

La defensa de oficio tiene como fundamento defender los derechos fundamentales de


la persona que son afectados con la persecución penal por lo que si el imputado no
cuenta con un defensor se vulnera manifiestamente el derecho a la defensa.

La defensa procesal constituye un derecho fundamental que no se puede renunciar


en ninguna etapa del proceso por más que este manifieste al Juez que no
necesita un abogado.

La defensa es un derecho inalienable de la persona porque es una manifestación de


su libertad, así mismo constituye una cuestión de orden público por que la sociedad
tiene el interés que solo se sancione penalmente al culpable y no al inocente.

El Tribunal Constitucional en la STC 1941-2002-AA/TC, refiriéndose a los alcances del


derecho de defensa a establecido que “el estado de indefensión opere en el momento
en que, al atribuírsela la comisión de una acto u omisión antijurídicos, se le sanciona
sin permitir ser oído o formular sus descargos, con las debidas garantías, situación
que puede extenderse a lo largo de todas las etapas del proceso y frente a cualquier
tipo de articulaciones que se pueda promover”.

En el caso estadounidense, tanto doctrinaria como jurisprudencial, la dimensión


procesal del debido proceso, relacionado con el derecho de defensa comprendería,
entre otros, el derecho de contradecir o defendernos de una alegación (pretensión)
exigida en contra de nuestros propios derechos, derecho de ofrecer, y actuar pruebas
que sean pertinentes para acreditar las diferentes posiciones o pretensiones de las
partes.
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II.IV EL DERECHO DE DEFENSA EFICAZ.

El derecho de defensa eficaz forma parte del contenido constitucionalmente protegido


del derecho de defensa, una defensa manifiestamente ineficaz, en lugar de defender
los derechos del imputado, los vulnera, no tiene sentido, es como si no hubiera tenido
una defensa.

La Corte Interamericana de Derecho Humanos (Corte IDH), interpretando los artículos


8 y 25 de la Convención Americana sobre derechos humanos, en el caso 11.298, de
Reinaldo Figueroa Planchart Vs. República Bolivariana de Venezuela, de fecha 13 de
abril de 2000, fundamento 87, reconoce que el debido proceso no puede estar
limitada ni restringida a la fase final de un proceso penal.

La Corte IDH, ante una solicitud de los Estados unidos mexicanos, el 1 de octubre de
1999, emitió la opinión consultiva OC-16/99, fundamentos 117 y 118, establece la
defensa de los intereses del justiciable en forma efectiva.

En la sentencia del 30 de mayo de 1999, caso Castillo Petruzzi y otros Vs. Estado
Peruano”, fundamento 141, la Corte IDH reitera que en el proceso penal la persona
tiene derecho a una defensa adecuada y que por lo tanto, constituye un estado de
indefensión prohibido por el pacto de San José de Costa Rica llamada también
Convención Americana sobre Derechos Humanos, una presencia o actuación de un
defensor meramente formal.

En la sentencia del 2 de julio del 2004, la Corte IDH en el caso “Herrera Ulloa Vs
Costa Rica”, fundamento 147, insiste en que en el proceso penal las garantías
judiciales son condiciones que deben cumplirse para “asegurar la defensa adecuada”.

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DERECHO DE DEFENSA

En la sentencia 06079-2008-HC/TC de fecha 6 de noviembre del 2009, fundamento


13, caso Humberto Abanto Verastegui, en el voto dirimente del Magistrado Etto Cruz
se hace mención a la defensa procesal eficaz.

La Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución Política del Perú,


establece que las normas relativas a los derechos y libertades que la constitución
reconoce, entre ellos el derecho de defensa, se interpretan de conformidad con la
Declaración Universal de Derecho Humanos y con los tratados y acuerdos
internaciones sobre la misma materia ratificadas por el Perú.

La Convención Americana sobre Derechos Humanos es un tratado internacional


ratificado por el Perú, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, es un órgano
jurisdiccional internacional que interpreta la Convención americana sobre derechos
humanos y su interpretación vincula a los órganos jurisdiccionales de nuestra patria y
por lo tanto también vincula a los jueces nacionales, cualquiera sea su jerarquía.

No basta que la defensa sea necesaria y obligatoria para que la garantía


constitucional de la dimensión formal del derecho de defensa (defensa técnica)
cumpla su finalidad en un proceso penal; la defensa tiene que ser efectiva, lo que
significa desarrollar una oposición, o respuesta, o antítesis, o contradicción, a la
acción penal o a la pretensión punitiva[20].

La negligencia, inactividad, la ignorancia en la ley, o el descuido del defensor, no


justifica el estado de indefensión del imputado en el proceso penal[21].

La defensa eficaz exige que al imputado se le garantice en el proceso penal, entre


otros, los siguientes derechos:

1. Derecho a ser asistido por un defensor de confianza o de oficio.


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DERECHO DE DEFENSA

2. Derecho a un defensor con los conocimientos jurídicos y experiencia que exige el


caso.
3. Derecho a presentar los argumentos que forman parte de la defensa técnica.

El Comité de Derecho Humanos ha reconocido que el derecho de todo acusado a


disponer de los medios adecuados para la preparación de su defensa debe incluir el
acceso a los documentos y demás pruebas que el acusado necesite para preparar su
defensa[22].

Para la Comisión Interamericana, el derecho del acusado a una defensa adecuada es


violada no solo por la negación del derecho a la asistencia jurídica o por trabas u
obstáculos impuestos a la actuación del abogado defensor, sino también por el
incumplimiento de parte de este de sus deberes profesionales. En un informe, la
Comisión califico la actuación de los abogados defensores de “inservible y mas bien
contraproducente”, subrayando entre otros defectos el reconocimiento implícito de los
cargos imputados a los acusados y el no haberlos entrevistado antes del inicio del
proceso. La doctrina de la Comisión no señala claramente las circunstancias que
permiten responsabilizar al Estado por las deficiencias en la actuación de los
defensores.

Asimismo, los Jueces, de conformidad con la Cuarta Disposición Final y Transitoria,


están obligados a que los derechos que la Constitución reconoce, se interpreten de
conformidad con la Declaración Universal de Derecho Humanos, Tratados y Acuerdos
Internacionales sobre las mismas materias ratificados por el Perú, y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, al resolver los casos en que los Estados
vulneran derechos Humanos, interpretan la Convención Americana sobre derechos
Humanos o Pacto de San José de Costa Rica, que es un tratado ratificado por el
Perú, en donde está reconocido el derecho de defensa.

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DERECHO DE DEFENSA

El Tribunal Constitucional considera que el debido proceso está concebido como el


cumplimiento de todas las garantías, requisitos y normas de orden público que deben
observarse en las instancias procesales de todos los procedimientos, incluidos los
administrativos, a fin de que las personas estén en condiciones de defender
adecuadamente sus derechos ante cualquier acto del Estado que pueda afectarlos.

El Tribunal Constitucional, en su sentencia recaída en el expediente Nº 1941-2002-


AA/TC. Refiriéndose a los alcances del derecho de defensa, ha establecido que “el
estado de indefensión opera en el momento en que, al atribuírsela la comisión de un
acto u omisión antijurídicos, se le sanciona sin permitirle ser oído o formular sus
descargos, con las debidas garantías, situación que puede extenderse al largo de
todas las etapas del proceso y frente a cualquier tipo de articulaciones que se puedan
promover”.

La vulneración al derecho de una defensa procesal eficaz afecta directamente al


debido proceso sustancial.

II.V DERECHO DE DEFENSA CODIGO MILITAR POLICIAL

Código Militar Policial Art XI, Titulo preliminar, Cc con el Art 207°, 212° al 216°, del
mismo cuerpo normativo.

Artículo XI.- Derecho de defensa En todo proceso se garantizará el derecho de


defensa. Artículo 207.- Libertad de declarar El imputado tendrá derecho a declarar y a
ampliar su declaración, siempre que sea pertinente y no aparezca como un medio
dilatorio del procedimiento. Durante la investigación preparatoria podrá declarar ante
el fiscal encargado de ella. Durante el juicio lo hará en la oportunidad y forma prevista
por este Código. En todos los casos, la declaración del imputado sólo tendrá valor si
se realiza asistido por su defensor.

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DERECHO DE DEFENSA

Artículo 212.- Derecho de elección de abogado. El imputado tendrá derecho a


elegir un abogado de su confianza como defensor. Si no lo hace, se le asignará un
defensor de oficio. Si prefiere defenderse por sí mismo, el juez lo permitirá sólo
cuando el imputado sea abogado y no perjudique la eficacia de la asistencia legal. La
intervención del defensor no menoscaba el derecho del imputado a formular
solicitudes y observaciones.

Artículo 216.- Pluralidad de defensores El imputado podrá proponer los defensores


que considere convenientes, pero no será defendido simultáneamente por más de dos
en las audiencias orales o en un mismo acto. Cuando intervengan dos o más
defensores la comunicación practicada a uno de ellos tendrá validez respecto de
todos y la sustitución de uno por otro no alterará trámites ni plazos. Será inadmisible
la defensa de varios imputados en un mismo procedimiento por un defensor común, si
existiera incompatibilidad manifiesta. El defensor titular podrá designar un defensor
auxiliar para las diligencias a las que no pueda asistir personalmente. El defensor
auxiliar sólo tendrá responsabilidad en aquellos actos en los que participe, pero no
exime la responsabilidad del principal.

II.VI GARANTÍAS VINCULADAS AL DERECHO DE DEFENSA Y AL DEBIDO


PROCESO

Contemporáneamente la definición del derecho al debido proceso se presenta como


una suerte de compilación de garantías individuales, de tipo formal o material, que
buscan lograr y preservar un mínimo equilibrio entre el particular y la entidad estatal al
entrar en un conflicto. Como anota Quiroga León, se trata de un concepto moderno
íntimamente referido a la validez y legitimidad del proceso, mediante el cual se
obtienen “..ciertos mínimos procesales que nos permiten asegurar que el proceso
como instrumento sirve adecuadamente para su objetivo y finalidad.” Entre estos
“mínimos procesales” se encuentra el derecho de defensa, por demás esencial entre
los derechos de corte procesal, y cuyo alcance comprende tanto un principio de
interdicción de ocasionarse indefensión como un principio de contradicción de los
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DERECHO DE DEFENSA

actos procesales que pudieran repercutir en la situación jurídica de algunas de las


partes de un proceso o de un tercero con interés. La evolución doctrinaria y normativa
al respecto ha venido a establecer un ámbito garantista mínimo en tres niveles: 1) El
derecho del inculpado a la comunicación previa y detallada de los cargos que se le
imputan, 2) La concesión al imputado del tiempo y de los medios adecuados para la
preparación de su defensa. 3) El derecho del inculpado a defenderse personalmente o
de ser asistido por un defensor de su elección, así como de comunicarse libre y
privadamente con este. -Art. 8.2 del Pacto de San José de Costa Rica, incisos (b),(c) y
(d) - Nuestra Constitución Política vigente reconoce como fundamental de toda
persona el derecho “…a la legítima defensa” (art. 2.23), y entre los principios y
derechos de la función jurisdiccional incluye el principio “… de no ser privado del
derecho de defensa en ningún estado del proceso.”

La importancia de la proyección del derecho de defensa como interdicción de


indefensión ha sido profusamente expuesta en nuestra jurisprudencia constitucional:
“En cuanto derecho fundamental, se proyecta, entre otros, como principio de
interdicción en caso de indefensión y como principio de contradicción de los actos
procesales que pudieran repercutir en la situación jurídica de alguna de las partes de
un proceso o de un tercero con interés.” (Expediente No. 282-2004 –AA/TC, FJ 3.)
Asimismo, la misma jurisprudencia constitucional ha remarcado la necesidad de tutelar
la facultad de toda persona de “..contar con el tiempo y los medios necesarios para
ejercerlo en todo tipo de procesos, incluidos los administrativos, lo cual implica, entre
otras cosas, que sea informada con anticipación de las actuaciones iniciadas en su
contra”. (Ver: No. 2659-2003 AA/TC, FJ 4; No.00649-2002 AA/, FJ 2)

La interdicción de indefensión implica, como no puede ser de otra forma, el que se le


informe con anticipación de las actuaciones iniciadas en su contra, entre otros
aspectos procesales. Para ello, una oportuna notificación o previo conocimiento de los
aspectos necesarios del proceso que se impulsa en su contra es indispensable. De lo
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DERECHO DE DEFENSA

contrario, se genera una lesión en perjuicio del precitado derecho, pues este
desconocimiento origina que no pueda efectuar eficazmente los descargos
respectivos.

II.VII LAS DIMENSIONES DEL DERECHO DE DEFENSA.

También la jurisprudencia constitucional, en forma nutrida y coherente, ha expuesto


que el principio de debido proceso, concebido como el cumplimiento de todas las
garantías y normas de orden público, que son de obligada aplicación en todo
procedimiento en el que el Estado adoptará decisiones que afectarán intereses
individuales, no es exclusivo de la vía judicial. En este sentido, “(...) no solo tiene una
dimensión, por así decirlo, “judicial”, sino que se extiende también a sede
“administrativa” y, en general, como la Corte Interamericana de Derechos Humanos lo
ha sostenido, a "cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter
materialmente jurisdiccional (el que) tiene la obligación de adoptar resoluciones
apegadas a las garantías del debido proceso legal, en los términos del artículo 8° de la
Convención Americana (...)” [Exp. Nº 2050-2002-AA/TC FJ 12] Asimismo, la
jurisprudencia constitucional ha declarado que la facultad administrativa disciplinaria
“(...) está condicionada, en cuanto a su propia validez, al respeto de la Constitución, de
los principios, constitucionales y, en particular, a la observancia de los derechos
fundamentales (...),[debiendo] resaltarse la vinculatoriedad de la Administración en la
prosecución de procedimientos administrativos disciplinarios, al irrestricto respeto del
derecho al debido proceso y, en consecuencia, de los derechos fundamentales
procesales y de los principios constitucionales (v.gr. legalidad, razonabilidad,
proporcionalidad, interdicción de la arbitrariedad) que lo conforman” [Exp. Nº 1003-
1998-AA/TC, FJ 12]. Así, el respeto al debido proceso no solamente se vincula con la
necesidad de garantizar a todo justiciable determinadas garantías mínimas cuando
este participa en un proceso judicial, sino también con la propia validez de la
configuración del proceso, cualquiera que sea la materia que se dirima en su seno. “De
esta forma, el debido proceso no solo es un derecho de connotación procesal que se
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traduce, como antes se ha dicho, en el respeto de determinados atributos, sino


también una institución compleja que desborda el ámbito meramente jurisdiccional.”
(Expediente Nº 2521-2005-PCH/TC, FJ 5.)
Específicamente en la actividad de la etapa previa a lo judicial, esto es, las
investigaciones que efectúa el Ministerio Público previamente a la apertura de
Instrucción ante un juez penal, el Tribunal Constitucional ha acotado que el respeto al
debido proceso “ no solo tiene que ver con la necesidad de garantizar a todo justiciable
determinadas garantías mínimas cuando este participa en un proceso judicial, sino
también con la propia validez de la configuración del proceso, cualquiera que sea la
materia que en su seno se pueda dirimir, como puede ser la actividad investigatoria
que desarrolla el fiscal penal en sede prejurisdiccional. De esta forma, el debido
proceso no solo es un derecho de connotación procesal que se traduce, como antes se
ha dicho, en el respeto de determinados atributos, sino también una institución
compleja que desborda el ámbito meramente jurisdiccional.” (Expediente Nº 2521-
2005-PCH/TC, FJ 5.)

Así pues, “…nos encontramos ante un concepto cuyos alcances no solamente se


limitan a un escenario jurisdiccional, sino que son alegables tanto en un ámbito
administrativo como incluso en relaciones corporativas entre particulares y, además,
que no se limita al mero cumplimiento de ciertas pausas sino que está internamente
ligado a la consecuencia del valor justicia..”, de acuerdo a lo expuesto por Espinoza-
Saldaña.

II.VIII MECANISMOS CONTRA LA AFECTACIÓN DE ESTE DERECHO.

Como bien aprecia Quiroga León, el desarrollo histórico y científico de la teoría general
del proceso ha generado que se incluyeran en el texto normativo de la constitución,
diversos principios y postulados esencialmente procesales sin los cuales ningún

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DERECHO DE DEFENSA

proceso puede entenderse como justo y eficaz. Este, llamémoslo así, proceso de
“positivización” del debido proceso se ha extendido a otros niveles legislativos y ha
desarrollado inclusive mecanismos de protección o defensa, como vamos a apreciar.

a) En el procedimiento administrativo:

Si revisamos lo dispuesto en la Ley 27444 del procedimiento administrativo general,


apreciamos que el artículo IV del Título Preliminar en su numeral (1) incluye entre sus
principios rectores el de legalidad, de acuerdo al cual toda autoridad administrativa
debe actuar “con respeto a la Constitución, la ley y al derecho”. Asimismo incluye el
principio del debido procedimiento, que comprende textualmente “el derecho a exponer
sus argumentos, a ofrecer y producir pruebas y a obtener una decisión motivada y
fundada en derecho.” Por lo demás, el artículo 10° de esta misma Ley incluye en
primer término, entre los vicios del acto administrativo que causan su nulidad de pleno
derecho, “la contravención a la Constitución, a las leyes o a las normas
reglamentarias.” En consecuencia, cuando la autoridad administrativa obstaculiza o
impide que la otra parte pueda enterarse debidamente de lo actuado, ocasiona su
indefensión, lo que en última instancia constituye una trasgresión al derecho a la
legítima defensa que la Constitución consagra, y vicia de nulidad el procedimiento.
Cualquiera que hubiera sido sancionado dentro de estos “esquemas” se encuentra
plenamente facultado para demandar esta nulidad tanto en la misma vía administrativa
como en la judicial. Ello sin dejar de lado que, estando reconocido en la Carta Magna
el derecho a la legítima defensa, procede ejercitar el proceso constitucional de amparo,
de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 37° inciso 25 y demás concordantes del
Código Procesal Constitucional.

b) En las investigaciones del Ministerio Público:

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DERECHO DE DEFENSA

Constitucionalmente corresponde al Ministerio Público promover la acción judicial “en


defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el derecho.”
(Art.159.1) Su Ley Orgánica, dictada mediante Decreto Legislativo No.052 del 18 de
marzo de 1981, ordena a los Fiscales Provinciales cautelar el derecho de defensa
específicamente en caso de producirse detención policial. No obstante, cabe señalar
que el párrafo final de dicho artículo manda asegurar tanto este como otros derechos
“según le reconocen la Constitución y las leyes.” la parte final. Por ello, la protección o
cautela que debe efectuarse debe ser entendida con un criterio amplio, de acuerdo al
desarrollo doctrinario, jurisprudencial y positivo. Es evidente que, aún en las etapas
previas al procesal judicial penal, la afectación de la libertad individual se encuentra,
por lo menos, latente. En tal sentido, al comprender lo garantizado por el derecho a la
defensa no solamente los aspectos del contradictorio judicial, sino también la
interdicción de ocasionarse indefensión, como ya se ha mencionado, se incluye tanto
lo relacionado a la defensa contradictoria directa o por intermedio de letrado como la
comunicación previa de los cargos imputados y la concesión de tiempo y medios
adecuados para la preparación de la defensa. Es también evidente que este último
aspecto se lesiona al no permitir el descargo correspondiente o impedir que el
investigado tome conocimiento de los cargos que le pretende imputar.

En este sentido, comprendiéndose también constitucionalmente entre los principios y


garantías de la función jurisdiccional el derecho a la defensa, (Art. 139.14) el artículo
25° inciso 12 del Código Procesal Constitucional establece la defensa por medio de
una acción de Habeas Corpus del derecho de “…ser asistido por un abogado defensor
libremente elegido desde que se es citado o detenido por la autoridad policial u otra,
sin excepción...” (El subrayado es nuestro); tutela que el párrafo final de este mismo
artículo amplía aún mas al establecerla “… en defensa de los derechos
constitucionales conexos con la libertad individual, especialmente cuando se trata del
debido proceso..” Por ello, cualquiera que se haya visto impedido de tomar
oportunamente conocimiento de una investigación en su contra iniciada por la presunta
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comisión de un ilícito, o que se hubiera visto mermado en su capacidad de prestar


descargos al ocultársele alguna información relevante, puede accionar mediante esta
vía constitucional

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CAPITULO III
ANALISIS DE LA INFORMACIÓN

Respecto al derecho de defensa, adquiere gran importancia para cualquier persona


que se vea involucrada en un hecho delictivo como imputado, por ello se trata de un
derecho que es reconocido por las normas supremas de los diferentes ordenamientos
jurídicos de los Estados a nivel internacional, cuya titularidad le corresponde a todas
las personas, físicas o jurídicas, que se encuentren en la situación de tener que
defenderse ante un tribunal de justicia de los hechos que se le imputen. El derecho de
defensa es un derecho que se reconoce al imputado en todos los ordenes
jurisdiccionales y en todas las fases del proceso, para lo cual, los tribunales tienen la
obligación de evitar cualquier tipo de desequilibrio en los derechos de las partes, que
5 den lugar a una situación de indefensión. Por esta razón, se considera que el
derecho de defensa es una parte indispensable del llamado “debido proceso”, esto es,
que se respeten todos los derechos que posee una persona según la ley. Éste es un
principio jurídico que implica que toda persona tiene derecho a un proceso con todas
las garantías mínimas establecidas por la ley, que vayan dirigidas a asegurar un
resultado justo y equitativo del proceso. Teniendo esto en cuenta, se puede afirmar
que el derecho de defensa que se le reconoce al imputado en el proceso penal
constituye una de las principales garantías para un efectivo reconocimiento y
ejecución de todos los derechos que por ley son reconocidos a todos los individuos
que se vean inmersos en el marco de un proceso.
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CONCLUSIONES

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1. El derecho a la defensa es un derecho fundamental regulado en


el artículo 139°, inciso 14, de la Constitución Política del Perú de 1993, el
artículo 11°, inciso 1, de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el
artículo 14°, inciso 3, numeral d) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, el Artículo 8°, inciso 2, numeral d), e) y f) de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos. La defensa procesal es un derecho subjetivo que
busca proteger a la persona humana y, además es una garantía procesal
constitucional.
2. El derecho de defensa consiste en la obligación de conocer los cargos,
ser oído, asistido por un abogado particular o de oficio, alegar y presentar los
medios probatorios que defiendan su posición, presentar impugnaciones y
tener la posibilidad de defenderse durante todo el proceso.
3. El ejercicio del derecho de defensa en el proceso penal, tiene una doble
dimensión: Une material, que consiste en que el imputado ejerce su propia
defensa desde el momento que toma conocimiento de los cargos hasta el
término del proceso; y otra formal, que es la defensa técnica; que consiste en
el asesoramiento de un profesional en derecho durante todo el proceso.
4. El Derecho de defensa garantiza, que una persona sometida a un
proceso sea de orden jurisdiccional, administrativa o corporativa, tenga la
oportunidad de defenderse y contradecir los argumentos de los cargos,
debiendo existir un estricto cumplimiento al debido proceso.
5. El derecho de defensa eficaz, forma parte del contenido
constitucionalmente protegido del derecho de defensa, una defensa
manifiestamente ineficaz, por la mala preparación del abogado, el desinterés, o
por la colusión del mismo, vulnera el contenido constitucionalmente protegido.

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RECOMENDACIONES

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LIMITACIONES

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BIBLIOGRAFIA

https://www.minjus.gob.pe/defensapublica/contenido/actividades/docs/113_2_dispositivos_legales.p
df

http://freddyhernandezrengifo.blogspot.com/2012/09/el-derecho-de-defensa-y-la-defensa.html

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ANEXOS

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