ARQUEOLÓGICAS
EN ASTURIAS 2013-2016
EXCAVACIONES
ARQUEOLÓGICAS
EN ASTURIAS 2013-2016
Promueve: Consejería de Educación y Cultura
Edita: Consejería de Educación y Cultura
Ediciones Trabe SL
Distribuye: Ediciones Trabe SL / www.trabe.org
Coordinador de la edición: Pablo León Gasalla
© De textos e ilustraciones: Los autores
© De la edición: Consejería de Educación y Cultura
Fotografías de cubierta: De izquierda a derecha y de arriba a abajo:
• Trinchera del sótano A en la casa de los Hevia (Villaviciosa)
• Castillete y tolva del Castiello de Sarabia (Mieres)
• Azagaya del nivel OL.2 de la cueva de El Olivo (Pruvia, Llanera)
• Centro campesino y alfarero de casa Juanín/Xuanín (Faro, Oviedo)
• Mandíbula con el canino de leche retenido de la cueva de El Sidrón (Piloña)
• Panel pictórico de la sala R en el castro de Chao Samartín (Grandas de Salime)
• Grabados digitales en la cueva de Trescalabres II (Quintana, Llanes)
• Tumbes de llábanes de la necrópolis de San Pedru de Vigaña (Miranda)
Imprime: Imprenta Mundo
Depósito legal: As-01200-2018
ISBN: 978-84-8053-923-4
ISSN: 1135-7339
LAS CUEVAS DE TRESCALABRES. QUINTANA, LLANES, ASTURIAS.
NUEVOS HALLAZGOS Y APORTACIONES A SU ARTE PARIETAL
Alberto Martínez-Villa
Centro Ecomuseo de la Fauna Glacial, Benia de Onís, Asturias
1. DESCRIPCIÓN DE LA CUEVA
81
las cuevas de trescalabres. quintana, llanes, asturias. nuevos hallazgos y aportaciones a su arte parietal
zar, en ese tipo de cuevas, una trinchera exploratoria de un tigaciones en las memorias sobre el Asturiense7 y en las
metro de ancho6 (Figura 3). excavaciones de La Riera y Balmori8. La síntesis de la ex-
ploración será publicada por H. Obermaier en El hombre
2. INVESTIGACIONES fósil9, donde describe dos niveles de ocupación:
82
alberto martínez-villa
• a) Asturiense.
• b) Solutrense Superior «poco abundante, con pun- 3. DESCRIPCIÓN DE LAS PINTURAS Y GRABADOS
tas de hojas de laurel y puntas de muesca».
Este último nivel aportó una escasa industria lítica Si bien las principales manifestaciones de arte se en-
(50 piezas de la colección Vega del Sella), que fue estu- cuentran al final de la cueva, a lo largo de la galería de
diada por el profesor Jordá en los años cincuenta (1953), acceso se aprecian pequeñas evidencias que describiremos
destacando una punta de laurel unifacial en cuarcita y otra más adelante con más detalle17. Comenzando por el arco
punta bifacial de muesca en sílex. La asociación de este de paso del pequeño vestíbulo de entrada, en una arista del
tipo de útiles llevó a pensar a Jordá Cerdá10 que se trata- techo se puede ver una mancha negruzca alargada y estre-
ba de una ocupación temprana del Solutrense Superior cha (unos 15 por 4 cm) y varias manchas rojas y grabados
en Asturias. Un resumen descriptivo de la industria fue en la pared derecha de pasaje que lleva al final de la cueva.
realizado por L. G. Strauss en su tesis sobre el Solutrense Como se indicaba, las pinturas zoomorfas se encuen-
Vasco-Cantábrico11 situándola en una publicación anterior tran en el final del corredor, en una estrecha gatera que
en el Solutrense Superior12. lleva a una pequeña sala final. Las primeras figuras pinta-
Dentro del nivel asturiense fue hallado un astil de cier- das en rojo ocre son una cabeza de bóvido, una mancha
vo tipo «bastón de mando» con perforación ovalada en la roja bajo ella y unos posibles cuernos en lira o, más bien,
zona central, similar a otro hallado en Jonfría13. El conde una vulva. Un metro más adelante, sobre una arcada y en
de la Vega del Sella comparaba este tipo de piezas con otras un lateral de la gatera, se encuentran las siguientes grafías,
halladas por él en la cercana cueva de Balmori14. La memo- en este caso un signo tipo vulva, algún trazo rojo junto a
ria de excavación de La Riera y Balmori da más datos sobre él y una figura de bóvido de cuerpo entero (la cabeza muy
aquella pieza, situándola en una pequeña oquedad «acom- perdida). Pasamos a describir cada una de ellas (Figura 4).
pañada del marisco propio del Asturiense y recubierto por
una costra estalagmítica». Esta descripción llevó al profesor
3.1. Grupo 1. Figuras pintadas en el fondo de la cueva
G. Clark15 en su tesis El Asturiense Cantábrico a suponer
que esa costra sellaba todo el yacimiento. Este extremo hoy El primer grupo está formado por una cabeza de bó-
por hoy es difícil de demostrar aunque se puede suponer. vido (N.º 1), situada casi a ras de suelo sobre una pequeña
hornacina, en posición casi horizontal y adaptándose a la
forma de la roca, en especial la parte inferior. Mira hacia
10
Jordá Cerdá, F. (1953): «La cueva de Trescalabres y el Solutrense
en Asturias». BIDEA XVIII, 46-58. la derecha (boca de la cueva) y se pintó a 30 cm del suelo
11
Straus. L. G. (1983): El Solutrense Vasco-Cantábrico. Una nueva
perspectiva. Museo de Cultura, Madrid, 53.
12
Straus, L. G. (1974): «Notas preliminares sobre el Solutrense 16
Rodríguez Asensio, J. A. (1992: 82-87). Recientemente al estu-
de Asturias». BIDEA XXVIII, 491. diar sus expresiones gráficas y realizar la topografía de la misma, se han
13
Obermaier 1925: 385. descubierto nuevas grafías que vienen a completar los hallazgos de 1987.
14
Vega del Sella (1923:28-28). 17
Como es costumbre en nuestros trabajos siempre seguimos el
15
Clark, G. (1976): El Asturiense Cantábrico. CSIC, Madrid, 70-71. orden de anteriores publicaciones para no crear confusión.
83
las cuevas de trescalabres. quintana, llanes, asturias. nuevos hallazgos y aportaciones a su arte parietal
actual. Mide algo más de 60 cm de largo, la parte más tista pretendiese dar un cierto volumen a la figura con un
ancha 40 cm (desde la base del cuerno al arranque del recurso donde, en vez de sombrear o perfilar la frente del
cuello), el extremo del hocico 10 cm y los cuernos 20 cm. animal, jugó con la profundidad rectilínea de la misma
El trazo rojo intenso es continuo, bastante potente en obviando una técnica de modelado por otra más lineal.
la parte de la testuz, de unos tres centímetros de grueso No obstante la figura gana fuerza y potencia cuando
presentando una doble línea, más fina en algunas partes la observamos desde la entrada de la gatera, de una manera
como en el cuerno derecho y parte inferior del hocico. La más afrontada a la posición de los cuernos. La cabeza tien-
figura se presenta de una manera bastante geométrica sin de a ganar volumetría y expresividad, se aprecia una forma
detenerse en detalles anatómicos. La zona baja del morro más rotunda y naturalista donde la doble linea inferior nos
presenta una línea que podría coincidir con la boca del permite apreciar claramente lo que sería la típica papada
animal. Se trata de un trazo que, partiendo de la parte del animal. Por tanto, parece que ese punto de visión sería
baja de aquél, llega a superarlo, en la zona frontal, un par el apropiado y más cómodo para apreciar el uro (Figura 5).
de centímetros. El detalle visto en la fotografía nos hace Bajo esta figura se observa un punto rojo de 3 cm
pensar que se trate de la boca y posiblemente la lengua, (N.º 3) y a la izquierda, a unos 10 cm y sobre una pequeña
todo ejecutado de una manera muy esquemática. Las as- costra que parece taparla en parte, dos líneas (N.º 2) finas
tas se representan hacia adelante, ligeramente torcidas, ascendentes de un centímetro de grueso y 11 cms de largo
apuntadas y en forma de «c» o gancho en una perspectiva que pueden interpretarse como dos cuernos en lira en po-
biangular oblicua. Así la posición de la cabeza y de la sición frontal (separados en su parte superior en 13 cm)18.
cornamenta se dibujan de diferente manera. La primera
de perfil con el morro ligeramente levantado, mientras
que los cuernos buscan una cierta profundidad con esa Esta forma no fue descrita en la publicación de J. A. Rodríguez
18
84
alberto martínez-villa
85
las cuevas de trescalabres. quintana, llanes, asturias. nuevos hallazgos y aportaciones a su arte parietal
86
alberto martínez-villa
87
las cuevas de trescalabres. quintana, llanes, asturias. nuevos hallazgos y aportaciones a su arte parietal
Pasiega A 23 y C24 o la cabeza de uro de El Castillo25 (caso cueva de Tito Bustillo27. A ella se suma la figura de un
similar al bóvido N.º 1 del Grupo 1). Todos presentan bóvido28. Ambos situados en el mismo pasaje y próximos
ciertas características comunes: trazo rojo continuo, salvo entre sí.
algún caso como Covalanas o La Garma26 que aparecen Uros en rojo, aunque de un estilo diferente a los aquí
realizados usando punteado o mixto como la cabeza de El tratados, también se encuentran en la base del panel de
Castillo; tendencia a pintar los cuernos abiertos (en lira Candamo (Muro de los Grabados)29 donde se asocian a
en casos) con perspectiva biangular oblicua, y de manera hileras de puntos. Un tipo de relación (uro-puntos) que se
simple y esquemática destacando el moñete de la frente; rastrea desde el Auriñaciense hasta el Solutrense en Francia
el cuerpo, de perfil, se suele dibujar muy estirado aunque (Abrí Blanchard, Tête-du-Lion o Isturitz) como reconocen
respetando esa fortaleza de la zona del cuello y pecho de D. Gárate, O. Rivero y J. Ríos-Garaizar30, vinculando este
los bóvidos; variabilidad en el tratamiento de las patas; el fenómeno a otros casos como son Covalanas y Pasiega A.
hocico se representa de manera geometrizante (tendencia Nuevamente se quiere entroncar esa tradición de figuras
trapezoidal o cuadrangular) y alargado como el resto de
rojas31 a periodos ante-magdalenienses como defiende G.
la figura. Los cuerpos se pueden modelar con doble con-
Sauvet para los bóvidos ya mencionados32, horizonte o
torno y algunos sombreados pero, nuevamente, de una
contexto cronológico con el que estamos de acuerdo. Pa-
manera poco trabajada y esquemática, como a grandes
rece muy interesante esta conexión de bóvido con líneas o
trazos.
masas de puntos al igual que la vinculación de signo tipo
Tanto el primer uro (cabeza del Grupo 1, N.º 1) como
el segundo bóvido de Trescalabres (Grupo 2, N.º 4), guar-
dan, a nuestro entender, mayor similitud, dentro de este 27
Menéndez, M. y García, B. (2014): «El nuevo horizonte de
pequeño conjunto iconográfico, con las figuras de La Pa- pinturas rojas de la cueva del Buxu, Asturias, España». M.ª S. Corchón
siega A o El Buxu. Es especialmente relevante este último y M. Menéndez (eds.), Cien años de arte rupestre paleolítico. Universidad
caso: por su proximidad, al encontrarse dentro de la mis- de Salamanca, Salamanca, 65-73. Este horizonte se encuadra en los
orígenes del arte paleolítico.
ma área geográfica, como por el tipo de asociación animal 28
Sauvet, 2015: 165-172.
y signo, que muestran ambos casos (Buxu y Trescalabres). 29
Corchón M. S. et al. (2014): «El arte parietal paleolítico de la
La cueva de El Buxu ha mostrado un nuevo e intere- cueva de La Peña (Candamo, Asturias): cien años después de Eduardo
sante horizonte de pinturas rojas donde, al inventario de Hernández-Pacheco». M.ª S. Corchón y M. Menéndez (eds.), Cien años
varios puntos y signos, se han unido una vulva con una de arte rupestre paleolítico. Universidad de Salamanca, Salamanca, 31-51.
30
Gárate, D.; Rivero, O. y Ríos-Garaizar, J. (2015): «Evaluating
composición de sus pigmentos y estructura que la relacio-
Aurignacian art in Iberia... if really exists», Palethnology, 236-255. Inclu-
na con los mismos ideomorfos femeninos de la cercana yen también el caso de Trescalabres con el bóvido del grupo 2. Nuestra
revisión no permite ver ninguna agrupación de puntos salvo difusas
manchas frente a él pero que se deben corresponder con figuras perdi-
sultados». Actas del II Congreso de Arqueología Peninsular de Zamora, das por acción de la carbonatación de la pared. Por contra, sí aparece un
147-162. punto bajo la testud del otro uro del grupo 1. Éste no se menciona en el
23
Breuil, H.; Obermaier, H. y Alcalde del Río, H. (1913): La citado artículo. Creemos que los citados puntos son alguna sombra que
Pasiega á Puente Viesgo (Santander, Espagne). Mónaco, 12-13. El bóvido fue interpretada como tales en la visita de D. Gárate a la cueva en 2002.
de Pasiega A es el número 40. Está de perfil, patas delanteras en movi- Por tanto, descartamos esa interesante asociación de figura y signo para
miento y carece de cuartos traseros. Fuerte maxilar y forma cuadrada de el caso de Trescalabres (bóvido Grupo 2), salvo que queramos verla en
la cabeza, doble línea pectoral como Trescalabres 2-1. La potencia de la el caso de la cabeza de uro (Grupo 1). Esta figura sí nos parece que está
forma de la cabeza también nos recuerda a Trescalabres 1-1. El segundo más próxima, por su potencia, al toro de Pasiega A.
bóvido de la Pasiega A es el n.º 27. Se trata de una figura muy estirada, 31
Fortea, J. (2007): «El arte paleolíco del oriente de Asturias»,
algo esquemática. Guarda cierta similitud con Trescalabres 2-1 en la for- en El arte rupestre prehistórico del oreinte de Asturias (S. Ríos, C. Gar-
ma de tratar los cuartos traseros al marcar el arranque de los dos muslos. cía de Castro, M. de la Rasilla y J. Fortea), pp. 218-219. Gárate, D.
24
Breuil, Obermaier y Alcalde del Río, 1913: 24. Figura n.º 79. (2006): Análisis y caracterización de los conjuntos parietales con grafías
25
Alcalde del Río; Breuil, H. y Sierra, L. (1911): Les Cavernes de zoomorfas punteadas. Una expresión pictórica propia del Paleolítico Supe-
la région cantabrique (Espagne). Mónaco, 129. Se trata de la figura 70 rior Cantábrico. Tesis doctoral. Universidad de Cantabria, Santander.
de su inventario. Gárate, D. (2008): «Las pinturas zoomorfas punteadas del Paleolítico
26
Este caso estudiado por D. Gárate en su tesis doctoral muestra Superior Cantábrico: hacia una cronología dilatada de una tradición
varios rasgos que ayudan a su interpretación cronológica. A este bóvido gráfica homogénea». Trabajos de Prehistoria, 5-2, pp. 29-47; González
se le superpuso un megaceros de color violeta. Posteriormente se repa- Sainz, C. (2013): «Una introducción al arte parietal paleolítico de la
só con grabado añadiendo un ojo y corrigiendo la perspectiva de los región cantábrica». Arte sin artistas. Una mirada al Paleolítico. Museo
cuernos de biangular recta a oblicua. Entre el uro pintado y repasado Arqueológico de Madrid, Alcalá de Henares, 169-170; Menéndez, M.
existe un lapso temporal que marca la ejecución de la pintura violácea. (2014): «Desde Candamo hasta la cueva de El Pindal: un siglo de es-
Gárate, D. (2006): Análisis y caracterización de los conjuntos parietales tudios del arte paleolítico en Asturias». Entamu XVIII, UNED, pp.
con grafías zoomorfas punteadas. Una expresión pictórica propia del Paleo- 205-226; Balbín, 2014.
lítico Superior Cantábrico. Universidad de Cantabria, p. 135. 32
Sauvet, G., 2015: 170.
88
alberto martínez-villa
vulva con uro tal como la vemos en El Buxu y Trescala- ciones, meandriformes, oquedades coloreadas o con trazos
bres33. Esta cueva, como ya se expresó, muestra un caso y puntos a su alrededor, alineaciones de barras verticales,
claro en el grupo 2 y posiblemente en el ejemplo del grupo etc43. De hecho, ese horizonte de signos parece claro en
1 con la cabeza de bóvido y la posible vulva junto a él. cuevas como Tito Bustillo, donde se han encuadrado en
El signo femenino del grupo 2 de Trescalabres y el torno al 30000 BP44, una cueva que muestra un largo uso
posible del grupo 134 se unen a ese conjunto sígnico de pictórico con un importante horizonte gráfico dentro de
especial importancia en la cuenca del río Sella y de la ma- esas primeras etapas del arte que parece llegar hasta el Gra-
rina. Área rica e intensa en esta clase de expresiones es- vetiense45. Esas fechas tempranas encajan perfectamente,
quemáticas referidas explícitamente al exterior del órgano también, con la serie de fases artísticas de Llonín46. El pa-
sexual femíneo. El mayor número de figuras de este tipo, nel de esta cueva muestra un primer momento de figura-
pintadas en rojo, se encuentran en la mencionada cueva ciones rojas, entre las que destacan una forma femenina y
de Tito Bustillo35 pero también en El Sidrón, Balmori36, una vulva que «recuerda esquemas similares del Camarín
Pindal37, Llonín38 o Pruneda39. A este tipo de ideomorfo de las Vulvas de Tito Bustillo»47.
habría que unir aquellos que se encuentran grabados en la
entrada de El Covarón (La Pereda, Llanes)40. 5. CUEVA DE TRESCALABRES II48
Se trata de un conjunto de signos muy homogéneo
tanto por el tipo de iconografía (algunas formas más ex- A una decena de metros, al oeste, de la entrada de
presivas que otras) como por su concentración espacial Trescalabres I y siguiendo la misma línea del cantil calizo
en la misma comarca. Un hecho único en el Paleolítico que marca la visera del abrigo, se abre una pequeña boca
Europeo como señala R. Balbín41. Las representaciones de de unos dos metros cuadrados (Figura 10). Ésta da acceso
vulvas se han venido enmarcando cronológicamente en a una cueva conocida en los años ochenta por algunos
las primeras etapas del arte paleolítico cantábrico42 dentro grupos espeleológicos49. La entrada se sitúa unos dos me-
de ese mundo de figuraciones rojas y expresiones no zoo- tros sobre el suelo del vestíbulo. Hay que descolgarse hasta
morfas como digitaciones cortas, alineaciones de puntua- llegar a un pasaje que continúa por una sala de unos 20
m², la cual se ramifica en dos conductos, uno al este y otro
al sur. El primero se va colapsando por diferentes costras
33
Podemos sumar un tercer caso. Al revisar los grabados exte-
y espeleotemas, el segundo da paso a una galería en forma
riores de El Covarón se pudieron identificar dos estrechas vulvas. Al
seguir las lineas horizontales del conjunto parece intuirse la forma de de tubo de un metro de ancho por unos 70 cm de alto
un bóvido sobre ellas.
34
La disposición en lira de ésta nos recuerda a las formas exterio-
res de las vulvas de Tito Bustillo. 43
Fortea, J. (2007), Gárate, D. (2006): Gárate, D. (2008) Gon-
35
Balbín, R. y Moure, J. A. (1981):»Pinturas y grabados de la zález Sainz, C. (2013) Menéndez, M. (2014) Balbín (2014).
cueva de Tito Bustillo (Asturias). Conjuntos II a VII». BSEAA XLVII. 44
Balbín et al. (2007): «Trabajos arqueológicos realizados en el
Universidad de Valladolid. 10-14. conjunto prehistórico de Ardines en Ribadesella desde el año 1998».
36
Mallo Viesca, M. y Suárez Díaz J. M. (1973):»Las pinturas de Excavaciones Arqueológicas de Asturias 1999-2002. Oviedo, 27.
la cueva de La Riera y Balmori». Zephyrus XXIII y XXIV. Universidad Pike, A. et al. (2012): «U-Series Dating of Paleolíthic Art in 11
de Salamanca. 19-37. caves in Spain». Sciencie 336, 1409-1413.
37
Jorda, F. y Berenguer, M. (1954):»La cueva de El Pindal (Astu- 45
Balbín, 2007: 35.
rias). Nuevas aportaciones». BIDEA XXIII. Oviedo, 331-377. 46
Fortea, J. et al. (2004): «Lárt parietal et la séquence archéolo-
38
Fortea, J. et al. (2004): «Lárt parietal et la séquence archéolo- gique paléolithique de la Grotte de Llonin (peñamellera Alta, Asturies,
gique paléolithique de la Grotte de Llonin (peñamellera Alta, Asturies, Espagne)», Préhistoire, Art et Sociétés LIX, 7-29.
Espagne)». Préhistoire, Art et Sociétés LIX 7-29. 47
Fortea, J. et al. (2007): «La cueva de Llonín (Llonín, Peñame-
39
Martínez-Villa, A. (2014): «Nuevas evidencias de arte rupestre llera Alta). Campañas de 1999 a 2002». Excavaciones Arqueológicas de
en el Paleolítico del valle Sella-Güeña. Contexto y territorio». Cien Asturias 1999-2002. Oviedo, 83.
años de arte rupestre paleolítico (Eds. S. Corchón y M. Menéndez). Uni- 48
El hallazgo se produjo el 15 de abril de 2017 al realizar la explo-
versidad de Salamanca. Salamanca. 301-318. Al lado de un gran signo ración del complejo Trescalabres dentro de nuestro trabajo de investi-
rectangular y a unos metros de un ciervo rojo se ven trazas de signos gación de este sistema. Este descubrimiento fue realizado entre Marelia
circulares que se podrían interpretar como vulvas. Gil y Alberto Martínez-Villa. Confirmada esta pequeña muestra de arte
40
Este estudio corresponde a un proyecto de investigación, del se comunicó a la Dirección General de Patrimonio mediante llamada
que formamos parte, dirigido por Mario Menéndez. Durante 2015 y y correo electrónico, así como al director del Museo Arqueológico de
2016 se ha hecho una revisión de las grafías de esta cueva y se han Asturias para que se tomaran las medidas de protección oportunas.
practicado diversos sondeos. 49
Se conoce como Ll-2 y fue explorada por el grupo Hades en
41
Balbín, R. (2014). «Los caminos más antiguos de la imagen: 1987 y posteriormente por el grupo CADE en 1993. Información apor-
el Sella». En Expresión simbólica y territorial: los cursos fluviales y el tada por Pablo Solares de la Federación Asturiana de Espeleología. A la
arte paleolítico en Europa (Ed M. A. de Blas). RIDEA, Oviedo. 80. espera de un estudio más detallado de la cavidad y de este conjunto se
42
Balbín, 2014: 80. ha adelantado en esta nota el hallazgo.
89
las cuevas de trescalabres. quintana, llanes, asturias. nuevos hallazgos y aportaciones a su arte parietal
con una longitud de unos 20 m. Ésta conduce al interior las cuevas de Los Canes, Covaciella y Subores en el Cares-
de la caverna. Deva. La forma de envolver los espeleotemas, protube-
Nos centramos en el vestíbulo. Su suelo es de arcillas rancias e irregularidades de la pared nos recuerda mucho
pardo oscuras. Se pueden ver restos óseos, algunos cantos a la cueva de Los Canes en Cabrales51. Esa profusión de
de cuarcitas rotos de manera antrópica y pequeños car- trazos curvilíneos y descendentes agrupados en pequeños
bones. Da la sensación que pudiera ser la superficie de paneles, como se indicaba, se encuentran tanto en la men-
un yacimiento conectado con un abrigo exterior y oculto cionada cueva como en Tempranas52.
por derrubios de ladera y formaciones cálcicas. Hacia el
centro de la sala se ve colgar una hilera de estalactitas muy
alteradas y cubiertas por algas, líquenes y hongos. Es una 6. CONCLUSIÓN
fila de unos dos metros por 70 cm, muy visible y donde
se pueden contemplar, en su cara sur, diferentes grabados La cueva de Trescalabres es un interesante yacimien-
digitales, con una pátina y alteración similar a las del resto to paleolítico, aún por estudiar en profundidad, como
del espeleotema donde fueron trazados (Figuras 11 y 12). A muestran los últimos hallazgos. Da la sensación de que
la zona le llega la luz del día. las primeras investigaciones se centraron en un área con-
Los grabados se trazan en bandas de unos diez centí- creta del abrigo pero la inspección de la zona muestra que
metros y de cuatro trazos bastante marcados hechos con buena parte del mismo puede estar aún oculta. Los nue-
los dedos. Recorren la superficie de la estalactita bordean- vos hallazgos permiten especular sobre las posibilidades
do sus protuberancias de manera descendente y serpen- arqueológicas de esta estación paleolítica.
teante con longitudes de 30 a 40 cm. Se pueden definir Sobre las pinturas y otras manifestaciones gráficas, es
cinco grupos. Si la mayoría de los trazos son verticales, aún pronto para significarse en cuanto a una cronología
en el conjunto 2 se observan, en el extremo inferior del pero tanto el estudio del estilo como los paralelos de las
espeleotema, unas líneas más cortas horizontales, incluso figuras de bóvidos y vulvas, así como la asociación de
parecen rematar a modo de estrella en la parte roma de la ambos, parecen llevarnos a momentos que se han deno-
estalagmita. Un caso similar se puede ver en la cueva de minado pre-magdalenienses o ante-magdalenienses. No
Los Canes. sería descartable, si atendemos a la única evidencia de
A falta de un estudio más detallado de Trescalabres II,
encontramos un paralelo claro50 con este tipo de técnica
y grafías en la cercana cueva de Las Tempranas, a menos
51
Arias, P. et al. (1981): «Notas sobre los grabados digitales de la
cueva de Los Canes (Arangas, Cabrales)», BIDEA 104. Oviedo,. 937-
de un kilómetro al norte; en Quintanal, a un kilómetro al
956
este; El Covarón, a tres kilómetros también al este; o en 52
Rodríguez Asensio, A. y Noval, M. (2012): «Cueva Tempranas
(Posada, Llanes, Asturias)». Arias, P.; Corchón M.ª S. y M. Menéndez
(eds.), Actas de la Primera Mesa Redonda. El Paleolítico Superior Can-
50
Otros casos cantábricos son Chufín, Altamira, Clotilde, Hor- tábrico. San Román de Candamo. Asturias, Abril 2007). Universidad de
nos de la Peña, Chimeneas, Salitre, Ekain, Altxerri, etc. Cantabria, Santander, 255-264.
90
alberto martínez-villa
ocupación paleolítica de la cueva adscrita, como se vio, Arias, P. et al. (1981): «Notas sobre los grabados digitales de la
al Solutrense. Ocupación que pudiese coincidir con el cueva de Los Canes (Arangas, Cabrales)». BIDEA 104. Oviedo. 937-956.
momento de realización de estas pinturas, no descartán- Arias, P. et al. (1997): «El proyecto “Estudio integral del complejo
arqueológico de La Garma (Omoño, Cantabria)”. Primeros resultados».
dose, a modo de hipótesis, un estadio anterior. Si bien
Actas del II Congreso de Arqueología Peninsular de Zamora, 147-162.
las figuras de los uros fueron encuadradas por Rodríguez Balbín, R. y Moure, J. A. (1981): «Pinturas y grabados de la
Asensio53, en su momento, en el estilo iv antiguo de Le- cueva de Tito Bustillo (Asturias). Conjuntos II a VII». BSEAA XLVII.
roi-Gourhan, tanto su forma compositiva paralelizable Universidad de Valladolid, Valladolid, 5-43.
con casos atribuidos al Gravetiense y Solutrense como se Breuil, H.; Obermaier, H. y Alcalde del Río, H. (1913): La
ha visto anteriormente, como su interesante asociación Pasiega á Puente Viesgo (Santander, Espagne). Mónaco.
a vulvas –nada indica que ambas figuras no sean coetá- Balbín et al. (2007): «Trabajos arqueológicos realizados en el
conjunto prehistórico de Ardines en Ribadesella desde el año 1998».
neas– empujan a creer que se está ante unas grafías más
Excavaciones Arqueológicas de Asturias 1999-2002. Oviedo, 23-36.
antiguas, al menos Pre-solutrenses/Gravetienses o dentro Balbín, R. (2014): «Los caminos más antiguos de la imagen: el
de un Solutrense Inicial. Sella». En Expresión simbólica y territorial: los cursos fluviales y el arte
paleolítico en Europa (ed. M. A. de Blas). RIDEA, Oviedo, 65-91.
Clark, G. (1976): El Asturiense Cantábrico. CSIC, Madrid.
7. BIBLIOGRAFÍA Corchón, M. S. et al. (2014): «El arte parietal paleolítico de la
cueva de La Peña (Candamo, Asturias): cien años después de Eduardo
Alcalde del Río, H.; Breuil, H. y Sierra, L. (1911): Les Cavernes Hernández-Pacheco». M.ª S. Corchón y M. Menéndez (eds.), Cien años
de la région cantabrique (Espagne). Mónaco. de arte rupestre paleolítico. Universidad de Salamanca,Salamanca, 31-51.
Menéndez, M. (2014): «Desde Candamo hasta la cueva de El
Pindal: un siglo de estudios del arte paleolítico en Asturias». Entamu
53
Rodríguez Asensio (1992: 87). XVIII, UNED, pp. 205-226.
91
las cuevas de trescalabres. quintana, llanes, asturias. nuevos hallazgos y aportaciones a su arte parietal
Fortea, J. et al. (2004): «Lárt parietal et la séquence archéologi- Menéndez, M. (2017): La cueva del Buxu (Cangas de Onís, As-
que paléolithique de la Grotte de Llonin (Peñamellera Alta, Asturies, turias). En el centenario de su descubrimiento. Principado de Asturias,
Espagne)». Préhistoire, Art et Sociétés LIX, 7-29. Oviedo.
Fortea, J. et al. (2007a): «La cueva de Llonín (Llonín, Peñame- Menéndez, M. y García, B. (2014): «El nuevo horizonte de
llera Alta). Campañas de 1999 a 2002». Excavaciones Arqueológicas de pinturas rojas de la cueva del Buxu, Asturias, España». M.ª S. Corchón
Asturias 1999-2002. Oviedo, 77-86. y M. Menéndez (eds.), Cien años de arte rupestre paleolítico. Universidad
Fortea, J. (2007b): «El arte paleolíco del oriente de Asturias», en de Salamanca, Salamanca, 65-73.
El arte rupestre prehistórico del oriente de Asturias (S. Ríos, C. García de Moure, J. A.; González Sainz, C. y González Morales, M.
Castro, M. de la Rasilla y J. Fortea), pp. 218-219. R. (1991): Las cuevas de Ramales de la Victoria (Cantabria). Arte rupestre
Gárate, D. (2006): Análisis y caracterización de los conjuntos pa- paleolítico en las cuevas de Covalanas y La Haza. Universidad de Can-
rietales con grafías zoomorfas punteadas. Una expresión pictórica propia tabria, Santander.
del Paleolítico Superior Cantábrico. Tesis doctoral. Universidad de Can- Obermaier, H. (1925): El hombre fósil. Comisión de Investigacio-
tabria, Santander. nes Paleontológicas y Prehistóricas 9. Madrid.
Gárate, D. (2008): «Las pinturas zoomorfas punteadas del Pa- Pike, A. et al. (2012): «U-Series Dating of Paleolíthic Art in 11
leolítico Superior Cantábrico: hacia una cronología dilatada de una caves in Spain». Sciencie 336, 1409-1413.
tradición gráfica homogénea». Trabajos de Prehistoria 5-2, 29-47. Rodríguez Asensio, J. A. (1992): «La cueva de Trescalabres (Po-
Gárate, D.; Rivero, O. y Ríos-Garaizar, J. (2015): «Evaluating sada de Llanes, Asturias) y sus pinturas». Excavaciones Arqueológicas de
Aurignacian art in Iberia... if really exists». Palethnology. 236-255. Asturias 2 (1987-1990), 81-87.
González Sainz, C. (2013): «Una introducción al arte parietal Rodríguez Asensio, A. y Noval, M. (2012): «Cueva Tempranas
paleolítico de la región cantábrica». Arte sin artistas. Una mirada al (Posada, Llanes, Asturias)». Arias, P.; Corchón M.ª S. y M. Menén-
Paleolítico. Museo Arqueológico de Madrid, Alcalá de Henares, 169-170. dez (eds.), Actas de la Primera Mesa Redonda. El Paleolítico Superior
Jordá Cerdá, F. (1953): «La cueva de Trescalabres y el Solutrense Cantábrico. San Román de Candamo. Asturias, Abril 2007. Universidad
en Asturias». BIDEA XVIII, 46-58. de Cantabria, Santander, 255-264.
Jordá, F. y Berenguer, M. (1954): «La cueva de El Pindal (Astu- Sauvet, G. (2015): «Una nueva figura roja en la cueva de El Buxu
rias). Nuevas aportaciones». BIDEA XXIII. Oviedo, 331-377. (Cangas de Onís, Asturias)». Zephyrus LXXV, 165-172.
Mallo Viesca, M. y Suárez Díaz J. M. (1973): «Las pinturas de Straus, L. G. (1974): «Notas preliminares sobre el Solutrense de
la cueva de La Riera y Balmori». Zephyrus XXIII y XXIV. Universidad Asturias». BIDEA XXVIII, 484-504.
de Salamanca, Salamanca, 19-37. Straus, L. G. (1983): El Solutrense Vasco-Cantábrico. Una nueva
Márquez Uría, M.ª C. (1974): «Trabajos de campo realiados por perspectiva. Museo de Cultura, Madrid.
el conde de la Vega del Sella». BIDEA 83. Oviedo, 811-836. Vega del Sella, Conde de (1923): El Asturiense: nueva industria
Martínez-Villa, A. (2014): «Nuevas evidencias de arte rupestre preneolítica. CIPP 7. Museo de Ciencias Naturales, Madrid, 25 y 49.
en el Paleolítico del valle Sella-Güeña. Contexto y territorio». Cien años Vega del Sella, Conde de (1930): Las cuevas de La Riera y Bal-
de arte rupestre paleolítico (eds. S. Corchón y M. Menéndez). Universi- mori (Asturias). CIPP 38. Museo de Ciencias Naturales, Madrid, 17.
dad de Salamanca, Salamanca, 301-318.