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NISH-LANGUAGE EDITION Aurora Aurora Hace unas horas Cut y yo bajamos en carro a South River a comprar un poco mas de marihuana. La cantidad habitual de cada viernes, suficiente para lo que queda de mes. El peruano que nos engancho nos dio una muestra de su superhierba (les va a encantar, dijo) y de vuelta a casa, luego de pasar por delante de la fabrica Hydrox, habriamos jurado que olia como si en el asiento trasero del carro estuvieran ha- ciendo galletas. Cut decia que olia a galleti- tas de chocolate, aunque a mi me gustaban NEGOCIOS: NISH-LANGUAGE EDITION OF DROWN (SPA. aparecido las marcas; si se frotan con un poco de saliva apenas se ven, pero el dia que me hizo las sefiales con esas ufias que tiene, que son mas largas que el carajo, eran alar- gadas y estaban hinchadas. Aeso de la medianoche le oigo dar golpes en la ventana del sétano. Me llama por mi nombre como cuatro veces y entonces digo: Voy a salir a hablar con ella. No vayas, dice Cut. Déjalo estar. No le cae bien Aurora, nunca me da sus mandados. A veces me encuentro notas de Aurora en sus bolsillos y debajo de los sofas. Casi siempre son vainas, pero de vez en cuando me deja una nota que me hace sen- tir ganas de tratarla mejor. Me quedo un rato mas en la cama, oyendo el ruido que hacen los vecinos al descargar el inodoro, arrojando partes de si mismos por la tube- ria. Aurora deja de llamar, puede que para fumarse un cigarrillo o simplemente para tratar de escuchar mi respiraci6on. NEGOCIOS: NISH-LANGUAGE EDITION OF DROWN (SPA. Cut se da la vuelta. Déjalo, hermano. Voy para alla, le digo. Nos juntamos delante de la puerta del cuarto de las herramientas. Por detras de su silueta brilla un bombillo solitario. En- tramos, cierro la puerta y nos besamos, una vez, en la boca, pero ella cierra los labios, como si fuera una primera cita. Hace unos meses Cut rompié la cerradura de este sitio y ahora el cuarto de las herramientas nos pertenece, y es como si tuviéramos una am- pliacién, una especie de oficina. Cemento con manchas de aceite. Un desagiie en un rincon, por donde tiramos los cabos de ciga- rrillo y los condones. Se la ve flaca. Salid del reformatorio hace seis meses y esta tan delgada como una nifia de doce afios. Necesito un poco de compaijiia, dice. ¢Donde estan los perros? Ya sabes que no les caes bien. Se asoma ala ventana; alrededor del marco esta todo

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