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Zimmerman y Kitsantas en otro estudio sobre lanzadores de dardos observaron que mejoraba
la precisión cuando se seguía una rutina en el lanzamiento previamente acordada y que
incluía la atención a estímulos externos antecedentes. La secuencia de conductas incluía tres
pasos: mirar la diana, lanzar y seguir el lanzamiento. Este proceso resultaba efectivo según
los autores por dos motivos:
1. El control atencional que se consigue.
2. El aumento de la percepción de autoeficacia por dos vías:
a. El control que proporciona dominar un método para ejecutar la tarea.
b. Las atribuciones que suelen acompañar a las experiencias de rendimiento,
cuando la atención se centra en el proceso y no en el resultado.
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Zimmerman afirma que al centrarse en el proceso, los posibles malos resultados se atribuyen
a una estrategia de ejecución deficiente que puede mejorarse y no a una falta de recursos
personales, más difíciles de adquirir.
Comentario crítico:
Los trabajos mencionados acentúan el que los deportistas deben centrar su atención hacia
estímulos antecedentes concretos y externos en el momento de la ejecución, sin embargo sus
trabajos se han referido sólo a la ejecución de habilidades sencillas. Sin embargo, cuando se
trata de habilidades más complejas, suele ser necesario que los deportistas previamente
practiquen los movimientos de manera consciente centrando la atención en su propia
ejecución, en sensaciones corporales asociadas.
Para este tipo de habilidades más complejas se debe emplear una atención interna que
inicialmente les ayude a ejecutar el movimiento.
Esto no desestima las aportaciones de Singer o Zimmerman, puede ser interesante que, tras un
aprendizaje básico del movimiento (con atención interna), los deportistas pueden aprender la
secuencia de funcionamiento automático.
En los casos de perfeccionamiento de habilidades consolidadas también es necesaria una
atención consciente a las respuestas internas que constituyen o se asocian al movimiento a
modificar.
Planteamiento inicial:
1. Debe decidirse si abordar el aprendizaje de la conducta-objetivo final desde el
principio o fraccionarla en segmentos más simples y usar técnicas como el moldeado
y el encadenamiento.
2. Explicar al deportista el objetivo del ejercicio instándolo a dirigir la atención a sus
movimientos y sensaciones y no a lo que sucede alrededor.
Modelado:
El entrenador puede actuar de modelo para mostrar el movimiento correcto y el movimiento a
modificar para que observe la diferencia entre ambos.
Control de estímulos:
1. Deben eliminarse todos los estímulos externos que puedan ser interferentes.
2. Deben eliminarse los estímulos internos que desvíen la atención o le obliguen a
repartirla. La atención debe ser reducida inicialmente y ampliarla progresivamente.
3. Las instrucciones del entrenador deben centrarse en el objetivo del ejercicio sin
distraer al deportista con otras cuestiones.
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alternativa puede autoinstruirse con las palabras clave de modo que estas sensaciones se
conviertan en un indicador discriminativo que proporcionen feedback inmediato sobre su
ejecución.
Para que el entrenador perciba si el deportista discrimina bien entre las conductas, puede
pedirle que cuando ejecute la alternativa diga “bien¡” y si ejecuta la habitual diga “mal¡”. Si
observa errores puede preguntarle “tú crees?” e indicarle “fíjate bien la próxima vez” para
que el deportista centre su atención en las sensaciones correspondientes.
Reforzamiento social:
Es conveniente reforzar la ejecución de la conducta con comentarios positivos (“bien”, “eso
es”) inicialmente en cada ejecución y después intermitente.
Práctica en imaginación:
Es importante que ,al realizar la práctica en imaginación como complemento a la real, el
deportista se repita las palabras clave antes de la ejecución y que perciba la sensación
corporal percibida como indicador.
Inicialmente se realiza la práctica real a “cámara lenta” identificando estas sensaciones y
después a velocidad normal, pero en los casos en que no es posible hacer el ejercicio a
“cámara lenta”, la práctica en imaginación cobra más importancia pues es la única vía para
regular la velocidad de ejecución.
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4. Es importante incorporar progresivamente estímulos externos del ambiente natural en
que debe realizarse la conducta adaptando la dificultad del ejercicio al grado de
consolidación de la conducta.
5. Durante las distintas fases de la intervención es posible incorporar diferentes
estrategias psicológicas.
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Si se trata únicamente de la intensidad, es conveniente que el entrenador use siempre la
misma palabra para evitar confusiones. El acuerdo entre ambos sobre la conducta-objetivo
puede ser mejor si el deprotista hace partícipe a su entrenador de la cuantificación subjetiva
que asigna a cada intensidad de forma que el entrenador en el futuro pueda hacerle
indicaciones del tipo “intensidad 8” o preguntas como “¿qué intensidad has usado?”. Este tipo
de valoraciones son intra-sujeto, pero que las conozca el entrenador puede ser de gran ayuda a
la comunicación entre ambos.
5.2.2 y 5.2.3 son dos ejemplos de aplicación de lo anterior. Leer, pero no añaden nada nuevo.