A partir de nuestra experiencia dentro del sistema educativo, las diferencias más
notables con respecto a la educación básica y media son los diferentes tipos de
contenidos y aprendizajes que se van adquiriendo acorde a la capacidad cognitiva
del estudiante, es decir, se empieza a adquirir conocimientos de lo concreto a lo
abstracto. De igual manera las formas de interacción social desde la enseñanza
básica a la media se fueron complejizando. En el tránsito de la infancia hasta la
adolescencia se aprendió a interactuar y a respetar al otro u otra generando
vínculos dentro del contexto escolar, junto con la adquisición de ciertos hábitos y
valores dependiendo de la institución. Así también se inculcó el sentido de
responsabilidad tanto individual como en equipo, mediante la internalización de
ciertas normas dentro de la institución, junto con la incorporación de símbolos y
pautas sociales que posteriormente fueron necesarios para la convivencia en la
enseñanza media. En esta última se recalcó más la autonomía, la ética y las
herramientas necesarias para desenvolverse socialmente.
Por otro lado, a partir de nuestra formación dentro de colegios de corte científico-
humanista, nos percatamos de que en la enseñanza básica existió una mayor
creatividad y “libertad” a la hora de jugar e interactuar socialmente con los pares,
a diferencia de la enseñanza media en que los contenidos y aprendizajes se
orientaban principalmente a la elaboración de respuestas y al cumplimiento de las
exigencias de pruebas estandarizadas, como la prueba de selección universitaria
(PSU), restando importancia al desarrollo de otras experiencias de aprendizaje.
Otro punto importante que se logró identificar fue que, para ambos, dentro de las
principales dificultades dentro del sistema educativo está la poca tolerancia a lo
“diferente”, ya sea por la apariencia física de la persona y/o por los gustos o
intereses contrario a la mayoría, la orientación sexual, la identidad de género, la
expresión de género, etc. Esto sucedía tanto entre pares como también de parte de
los mismos educadores, los cuales no reforzaban el reconocimiento de la
diversidad, la importancia del respeto y la inclusión de todas y todos, lo cual
creemos fundamentales como parte de un aprendizaje integral y para el
fortalecimiento de la convivencia escolar. Segundo, fue la carencia en nivelar a
todas y todos los estudiantes, trabajando en la coordinación de los distintos ritmos
de aprendizajes y conocimientos, puesto que si uno o una se atrasaba en los
contenidos y enseñanza, la asignatura impartida por la profesora o el profesor
continuaba. Tercero, en la enseñanza básica se potenciaba la solidaridad y el
compañerismo en las diferentes asignaturas, en cambio en la enseñanza media se
potencia la competitividad e individualidad como una actitud que pasa del ámbito
escolar a otras esferas de la vida.
Por otro lado, notamos la falta de educación emocional en las instituciones, junto
con las carencias de las habilidades “blandas”. Además, la poca educación sexual
brindada, desde sus diferentes vertientes, tanto en la enseñanza básica como en la
media, generando desconocimiento en temas de suma importancia para el
desarrollo personal.
Con respecto a las fortalezas que se dieron para enfrentar el sistema educacional,
destacamos el apoyo familiar, principalmente el emocional y el económico. Por
un lado, el apoyo emocional se manifestó en la motivación brindada para
continuar los estudios, además de las expectativas y la confianza depositada para
afrontar los distintos desafíos de la vida escolar. Por otro lado, el apoyo
económico familiar se vio reflejado en el bienestar proporcionado para seguir
cultivándose en los estudios y poder rendir a las exigencias escolares. En relación
a los valores adquiridos, fue significativo la responsabilidad, puesto que permitió
responder a los deberes de estudios en la enseñanza básica y media. Del mismo
modo, el valor del respeto a las personas y su diversidad cultural, política y social
permitió empatizar tanto con los pares como con el profesorado. Otro punto
importante respecto a las fortalezas fue la inspiración y la motivación que daban
ciertos profesores para seguir estudiando y a su vez seguir adquiriendo
conocimientos para la vida. En relación a las relaciones interpersonales fue
fundamental generar lazos de amistad y crear vínculos estrechos que permitieron
adaptarse mejor en los períodos de escolarización.
Podemos percatarnos que muchas ideas de las que exige la LGE no se validan con
nuestras experiencias vividas en la educación básica y media. Para comenzar, en
el Articulo 2º se hace énfasis al alcance no sólo del desarrollo intelectual, sino
que también del desarrollo espiritual, ético, moral, afectivo y artístico, y el
Articulo 9º vuelve a reforzar estos objetivos. Según nuestras vivencias, las
distintas nociones no encajan completamente, puesto que en la cultura escolar se
prioriza el aprendizaje estandarizado y sistematizado, siendo un medio
exclusivamente para la obtención de buenas calificaciones que a su vez permitirá
entrar a otro sistema institucional educacional donde se sigue respondiendo a
pruebas estandarizadas. Por otro lado, en el mismo Articulo 2º se recalca la
importancia del respeto y la valoración de los derechos humanos y de la
diversidad multicultural, punto que muchas veces no es puesto en práctica ni por
el alumnado ni por docentes de la institución, lo cual genera conflicto y diferentes
tipos de violencia en los alumnos afectados. Todo lo anterior provoca una
dificultad en la convivencia y el ambiente dentro del aula, en detrimento del
desarrollo personal de quienes son víctimas de estas prácticas, que posteriormente
pueden traer graves consecuencias para la integridad de la persona (física, mental,
social).