Sin embargo, los comienzos del siglo XXI están siendo una época de estancamiento
o incluso retroceso en cuanto a los avances previos en la cura y prevención de estas
enfermedades. La crisis económica mundial de 2008, el estallido de diversos conflictos
bélicos de gran envergadura y los primeros efectos visibles del cambio climático han
generado desplazamientos, migraciones y crisis humanitarias desconocidas desde
hacía décadas.
Transmitido por primera vez probablemente en los años 20 del pasado siglo de un
simio a un ser humano, el sida se convirtió en una epidemia mundial en los años 80.
Inicialmente se consideró que solo afectaba a los homosexuales y usuarios de drogas
inyectables siendo marcada con un fuerte estigma social. Tras su fulgurante expansión,
la mortalidad derivada del Sida consiguió ser controlada para finales de siglo en la
mayor parte de los países ricos. No así en África central y meridional, donde sigue
habiendo altos índices de infección y mortalidad.
●● Cólera
●● Malaria
●● Difteria
La difteria se manifiesta generalmente por una fiebre alta y dolor de garganta. Es una
enfermedad producida por una bacteria que suele dar los primeros síntomas entre dos
y cinco días después de la exposición. Acaba afectando a los nervios y puede provocar
parálisis y, en último término, la muerte. Se propaga por el aire, por contacto directo o a
través de tejidos contaminados. Su tratamiento es sencillo y su prevención también es
simple, pero en poblaciones no inmunizadas y en situaciones de insalubridad puede
causar estragos. Es particularmente mortal en niños.
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Las principales causas y medidas de prevención
La mayoría de las enfermedades mencionadas son relativamente fáciles de prevenir.
Sin embargo, cuando hablamos de grupos humanos que, por distintos motivos, se ven
inmersos en situaciones de hacinamiento, insalubridad y extrema pobreza, la solución
más sencilla puede volverse imposible. Los desastres naturales, las guerras y las
situaciones de desplazamiento forzoso masivo son las principales causas de los brotes
de estas enfermedades infecciosas.
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Casos de estudio
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Desde que la mayoría de países de la zona se independizaron en 1960, los golpes de
estado, las guerras, y las crisis económicas han generado una extendida pobreza y
sistemas de salud muy deficientes. ETD como la lepra o la úlcera de Buruli, han podido
extenderse por los países de la región debido a estas circunstancias. Algunas, como el
pian, se dieron por extinguidas a lo largo del siglo XX y han vuelto a reaparecer en la
zona en los últimos años. En general, todas ellas provocan efectos físicos muy graves
a los que la padecen, mayoritariamente a los niños.
En los últimos años, se están logrando ciertos avances que permiten mirar al futuro
con cierta esperanza en la región. El fin de la guerra en Costa de Marfil, los avances
médicos y el trabajo de organizaciones humanitarias han generado una mejora en las
vida de millones de personas. Gracias a las investigaciones desarrolladas por el médico
español Oriol Mitjá, el pian podría erradicarse completamente en los próximos años.
Los grandes retos ahora consisten en facilitar el acceso a la sanidad a personas que
sufren estas enfermedades y la formación del personal sanitario en el reconocimiento
de sus signos externos.
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Una persona que no recibe tratamiento suele morir a los ocho años de haber contraído
el sida, mientras que aquellas que comienzan a recibirlo en las primeras fases de la
enfermedad tiene una esperanza de vida igual a la de la población no infectada. Por
este motivo, un diagnóstico temprano es clave. Algo que muchas veces no ocurre,
especialmente entre hombres, por el estigma que aún pesa sobre la enfermedad y
hace que muchos no quieran acudir a hacerse la prueba.
El hecho de que muchas personas sean portadoras del virus sin conocimiento ha
facilitado que la enfermedad se propague y afecte a millones de personas en países
como Botsuana, Zimbabue, Sudáfrica o Namibia. La situación de pobreza en la que se
encuentran muchos de los enfermos en estos países, su inadecuada nutrición y la falta
de acceso a atención sanitaria y a medicamentos han hecho que la enfermedad sea
mucho más letal que en el resto del planeta.
Yemen lleva desde 2014 en una situación de guerra que se ha agravado especialmente
desde noviembre. La guerra ha llevado al 80 por ciento de la población de Yemen a vivir
en necesidad de ayuda humanitaria. Se estima que 1 de cada 2 personas se encuentran
en riesgo de inanición a causa del conflicto y 370.000 niños padecen desnutrición
aguda. Todos estos factores llevaron a Joung-ah Ghedini-Williams, coordinadora de
emergencias de ACNUR, a calificar la guerra en Yemen como “una de las mayores
tragedias de nuestra generación”. 8
Más de dos millones de personas han sido desplazadas forzosamente de sus hogares.
Los desplazados internos se enfrentan ya a un promedio de al menos un año fuera
de sus casas y dependen enteramente de la ayuda humanitaria para sobrevivir. La
solidaridad entre los vecinos está siendo fundamental, aunque los esfuerzos para
poder alojarles durante largos periodos están siendo enormes, particularmente bajo
los continuos bombardeos que han arrasado las infraestructuras básicas de casi todas
las poblaciones.
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La malaria es una enfermedad endémica en la República Centroafricana y la principal
causa de mortalidad del país. Según datos de la OMS de 2016, habría más de 1.400.000
casos de malaria en el país y al menos 4.000 personas habrían muerto por este motivo
desde 2010. Más de 4.500.000 personas estarían actualmente en riesgo de contraer la
enfermedad en la República Centroafricana.
Las organizaciones internacionales como ACNUR están tratando de hacer llegar a los
refugiados y desplazados internos mosquiteras y espráis, una ayuda fundamental hasta que
pueda llegar el fin de la guerra y los afectados por el conflicto regresen a sus casas. Los
ataques contra civiles y fuerzas de la ONU por parte de los actores armados en el conflicto en
las últimas fechas no hacen pensar que pueda haber una solución a corto plazo.
Esto ha supuesto un reto a la hora de dar unas condiciones de vida digna a estas
personas y lograr unos niveles de salubridad mínimos para evitar la propagación de
enfermedades. ACNUR tiene por mandato proteger los derechos de los refugiados y,
por ello, la salud de la población desplazada es una de las principales prioridades de
la organización.
La Convención sobre Refugiados de 1951 establece que éstos deben tener acceso a
servicios de salud equivalentes a los de la población de acogida y, de acuerdo con el
derecho internacional, todas las personas tienen derecho al disfrute del más alto nivel
posible de salud física y mental. La principal función de ACNUR en la consecución
de estos objetivos es el planeamiento, coordinación, supervisión y evaluación de los
diversos programas de salud y nutrición que se implementan en los campos.
Una de las primeras acciones cuando se produce una situación de crisis humanitaria
como las descritas anteriormente es la inmunización que, siendo una acción
relativamente barata, puede salvar millones de vidas. Muchos de los refugiados no
habían recibido vacunas contra enfermedades como el sarampión o la difteria antes
de su desplazamiento por lo que se encuentran en una situación de alto riesgo de
infección en los campos. Para poder desarrollar este tipo de campañas que garantizan
la salud de las personas que se han visto obligadas a huir de sus hogares, lograr
recaudar fondos privados es fundamental. Las aportaciones individuales pueden
generar un impacto enorme dado que pequeñas sumas pueden servir para enviar una
mosquitera (5€) que prevenga de la malaria o para vacunar a dos niños (16€) contra una
enfermedad curable que podría resultar mortal.
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Una vez superada esta primera fase de inmunización, ACNUR y las organizaciones
socias con las que trabaja en los campos, buscan mejorar los servicios sanitarios,
asegurar que se mantiene una distribución adecuada de alimentos y, en general, un
mejoramiento de los sistemas de salud pública para hacer frente a otras enfermedades
como las crónicas, cardiovasculares y el cáncer. Gracias a este trabajo, millones de
refugiados en todo el mundo pueden sobrevivir, manteniendo la esperanza de regresar
algún día a sus hogares con una salud que les permita reconstruir sus vidas.
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www.eacnur.org