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SITUACION ACTUAL DE LA ASEGURADORA

VENEZOLANA
En el país las compañías de seguros reflejan el impacto de un entorno donde la
inflación cabalga, la clase media se empobrece y las autoridades aplican una ley
que controla férreamente al sector e incrementa los impuestos. Un hecho que
desnuda la magnitud del malestar asociado a ello, es que el pago que hacen las
personas y las empresas para adquirir sus pólizas, conocido como primas, ya que
el mismo no es suficiente para cubrir el costo de los siniestros, los gastos de
funcionamiento y las comisiones que se cancelan a los intermediarios que captan
los clientes. Cuando esto ocurre, las aseguradoras registran pérdidas técnicas, es
decir, la actividad esencial reporta cifras rojas.

La Superintendencia de la Actividad Aseguradora precisa que en los primeros


siete meses de 2018 las pérdidas técnicas suman 57 mil 099 millones de
bolívares. Para tener una idea de la velocidad de la inmersión basta observar que
en el mismo lapso de 2015 se ubicaban en 1.618 millones, mientras que en 2014
el resultado técnico lucía números positivos.

José Vicente Torres, consejero experto en seguros y quien se ha desempeñado


como profesor en la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Santa
María, explica:

“El ingreso proveniente de las primas cobradas debería ser capaz de cubrir los
siniestros, los gastos de administración y el pago de comisiones a los
intermediarios de seguros, pero no son suficientes por el impacto de la inflación
mensual. Es evidente que cada vez aumenta más la brecha. Por esto, el resultado
técnico bruto se hizo negativo”

La inflación es el epicentro del desbalance. El negocio de las aseguradoras se


sustenta en que no todos los que compran una póliza sufrirán la enfermedad, el
incendio, el choque de su vehículo o la calamidad sobre la cual se protegen. Pero
cuando la inflación se desborda el costo de las intervenciones quirúrgicas o de los
repuestos para reparar los vehículos, por ejemplo, crecen a una velocidad tal que
impacta los resultados. Por ejemplo en 2015, Venezuela sufrió una inflación de
180%, la más alta de su historia, y para este año el Fondo Monetario Internacional
proyecta un salto a 475%.

La escasez también interviene, presionado por el descenso y ascenso invariable


en los precios del petróleo —que aporta 96 de cada 100 dólares que ingresan al
país—, la falta de ahorros y el incremento de la deuda en divisas. Como
resultados tenemos a las clínicas sin insumos, por lo tanto, un siniestro que es
reportado hoy puede tardar hasta cinco o seis meses en resolverse y, en ese
tiempo, el precio de la intervención quirúrgica o la reparación puede duplicarse.

Ello debido a que existe una especie de control de precios para las primas. Los
incrementos tienen que ser aprobados por la Superintendencia y pueden tardar
hasta año y medio. Provocando con ello que cuando se aprueba el aumento, las
primas ya están muy desfasadas respecto a la inflación

La posibilidad de aumentar el número de asegurados es mínima en una economía


donde la recesión y la inflación golpean con fuerza a la clase media, al punto de
que crece el uso de tarjetas de crédito para cancelar gastos de alimentación o
mantener a los hijos en colegios privados. Este empobrecimiento también pone un
freno al ajuste que podría hacerse en el costo de las primas.

Las compañías de seguros se protegen a través de empresas conocidas como


reaseguradoras. Básicamente, suscriben un contrato para que la reaseguradora
asuma parte o la totalidad de un posible siniestro, de esta manera disminuyen el
riesgo. Cuando el costo de esta protección es menor a lo que las aseguradoras
obtienen para cancelar siniestros, surge un resultado positivo que, de acuerdo a
las cifras de la Superintendencia, suma 45 mil 285 millones de bolívares en los
primeros siete meses de este año.

Técnicamente, este indicador se conoce como resultado del reaseguro cedido.


Pero hay que tomar en cuenta que no proviene de la actividad medular de las
compañías de seguros y no depende del todo de ellas, pues también intervienen
las decisiones que toman las reaseguradoras. Este renglón ha ganado un peso
relevante en las cuentas del sector y de haber un cambio en la tendencia los
problemas aumentarían violentamente.
Además, las aseguradoras invierten sus reservas técnicas, como se denomina a
los recursos que deben constituir para garantizar a los asegurados el pago de los
siniestros, colocando parte del dinero en la banca, en bonos o en inmuebles. De
esta manera obtienen ingresos que en los primeros siete meses del año ascienden
a 55 mil 176 millones de bolívares. Gracias al resultado del reaseguro y a los
ingresos provenientes de la inversión de las reservas, es decir, de dos áreas que
no son el corazón del negocio, el sector obtiene al cierre de julio utilidades por el
orden de 43 mil 362 millones de bolívares.

El 4 de enero de 2016, se publicó en la Gaceta Oficial 40.819 la reforma que el


presidente Nicolás Maduro hizo a la Ley de la Actividad Aseguradora. Entre los
aspectos tocados por el primer mandatario figura una modificación en la manera
en que pueden invertirse las reservas técnicas que, en un entorno de elevada
inflación, tiene consecuencias profundas. Antes de esta reforma las aseguradoras
no podían colocar en la banca más de 30% de las reservas técnicas y ahora,
como establece el artículo 54, están obligadas a depositar “no menos del 50%” en
las entidades financieras. La consecuencia es que en medio de la inflación más
alta de la historia la mitad de las reservas técnicas debe permanecer en la banca y
recibir un rendimiento anual que, en vista del control que existe sobre las tasas de
interés, a lo sumo puede alcanzar 15%. El resto de las reservas puede invertirse
colocando no menos de 30% en bonos y no más de 20% en inmuebles.

Otro aspecto a tomar en cuenta es que las aseguradoras no pueden vender


ninguno de sus bienes sin la aprobación previa del superintendente, algo que
limita la capacidad de respuesta ante posibles problemas como falta de liquidez

“La actividad aseguradora en Venezuela en los últimos treinta años ha sido parte
de la estrategia implementada en América Latina por el Fondo Monetario
Internacional y otros organismos internacionales supeditados al imperio
norteamericano consistentes en generar mecanismos de privatización para
debilitar las facultades del Estado y favorecer los intereses privados de
trasnacionales”

“La actividad aseguradora históricamente ha estado al margen de las políticas de


cualquier gobierno, siendo un sector que por su metabolismo genera buenos
niveles de rentabilidad a cambio de poca inversión”
Rápidamente, esta visión se tradujo en hechos. El 16 de marzo de 2016, Nicolás
Maduro emitió el decreto 2.250, publicado en la Gaceta Oficial 40.872, donde
ordenó que las compañías de seguros, de medicina prepagada, cooperativas que
realicen actividad aseguradora y administradoras de riesgos, deberán depositarle
al Fonden una suma de dinero equivalente a entre 1% y 3% del monto de las
primas de las pólizas de salud.

Alesia Rodríguez Pardo, Presidenta Ejecutiva de la Cámara de Aseguradores,


señala:

“Entendemos que el Estado requiere de recursos importantes para la atención del


área de salud, efectivamente muy afectada a nivel nacional, estableciendo ciertos
aportes parafiscales al sector asegurador; pero el importante incremento de éstos
aportes que se contemplan para el segundo semestre del 2016 incidirá aún más
sobre la insuficiencia de primas, el deterioro técnico del sector, la liquidez y la
capacidad de respuesta a los asegurados, cuyo poder adquisitivo se ha reducido
significativamente, haciendo inviable el aseguramiento y protección a costos
reales”

A los aportes para la salud se añade una batería de desembolsos previstos en


distintas normativas, aprobadas con anterioridad, que extraen recursos de las
empresas de seguros: las aseguradoras deben realizar una contribución especial
para la Superintendencia de la Actividad Aseguradora de entre 1,5% y 2,5% de las
primas cobradas, hasta el 5% de la utilidad del ejercicio económico para impulsar
la investigación y desarrollo de la actividad aseguradora, 10% del resultado
técnico obtenido en los ramos que cubren riesgos catastróficos para otro fondo
especial y 18 impuestos previstos en la Ley de Impuestos Sobre la Renta, Ley de
los Cuerpos de Bomberos, Ley Orgánica de Drogas, entre otras.

En conclusión el sector asegurador venezolano enfrenta un reto en 2018 que


implica una transformación profunda en la forma como se manejará el seguro a
partir de ahora.

La protección de los bienes y de la familia venezolana debería hacerse en una


moneda dura, según nuestro criterio, ya que sin duda, vivimos una dolarización no
oficial y para el próximo año se espera que nuestra economía siga en picada.
Los seguros no pueden mantenerse con primas niveladas cobradas por anticipado
para proteger un bien o la salud de sus asegurados durante un año ya que el
costo de las posibles reclamaciones aumenta día a día y el valor de los bienes
asegurados tiene la misma tendencia.
El sector asegurador, para continuar protegiendo la salud y los bienes de sus
clientes, debe adaptarse al entorno hiperinflacionario que vive el país,
garantizando que sus asegurados, sean resarcidos por las pérdidas que puedan
sufrir, en el tiempo y en las condiciones óptimas para que su patrimonio este en
las mismas condiciones en las que se encontraba antes de tener un siniestro.
Para ello se necesitar asumir y asegurar adecuadamente cada uno de los riesgos
cobrando por ellos una prima que sea suficiente.
Otros de los cambios que se vislumbran y en algunos casos, ya son una realidad,
son los seguros con periodos de cobertura menores a un año (Ej. cobertura
trimestral). De manera similar, pólizas anuales con ajustes periódicos obligatorios.
Es decir, buscar que los bienes estén asegurados por un valor lo más cercano
posible al valor real de reposición y que la prima cobrada este acorde a ese mismo
monto.
Otro de los cambios a implementar tienen que ver con el control de las pérdidas.
Como cliente, el asegurado debe procurar que sus bienes y su integridad y la de
su familia este adecuadamente protegida, en donde se le garantice que si le roban
un carro, podrá reponerlo con la indemnización que reciba de su seguro y el que si
tiene una emergencia médica, su seguro cubra el 100% de los costos médicos,
mientras que solo deberá preocuparse del pago oportuno de sus primas.
Entonces se debe procurar contratar un seguro con cobertura en bolívares muy
alta, suficiente y ajustable que permita cubrir sus posibles pérdidas.
Siempre y cuando se cuente con el capital requerido para tal fin o desistir del
mismo como lo hace un alto porcentaje de la población actual.
Bibliografia:

Marty Frederick Leal Carmona, Presidente y CEO de Lemar Group Consulting,


C.A.

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