Introducción:
1. La triste realidad es que a pesar de que el pecado causa todas estas cosas,
la gente sigue siendo esclava del pecado (Juan 8:34) y no busca liberarse
de el por medio de Jesucristo (Juan 8:36)
2. A continuación, vamos a, brevemente, analizar el poder destructor del
pecado; para darnos cuenta de una vez por todas, que es algo que
debemos de tomar en serio y dejar de practicarlo sino queremos ser
destruidos por Dios en el día del juicio (Ro. 6:23; Rev. 20:15).
A. La Biblia nos revela la importancia de tener una buena relación con Dios
La Biblia nos informa que todos debemos ser la sal del mundo, la luz del
mundo para que los demás puedan dar gloria a Dios (Mat. 5:13-16); pero, si no
tenemos un buen nombre, no vamos a tener una buena influencia, y a causa
de esto, el nombre de Dios va ser blasfemado entre los gentiles (Ro. 2:24).
b. Nosotros podemos darnos cuenta que las enfermedades venéreas son las
consecuencias fatales de una vida inmoral. Tenemos la enfermedad del SIDA,
que según las estadísticas, ha hecho estragos casi por completo en algunas
áreas del continente Africano.
2. El alcohol es una de las avenidas que el pecado usa para destruir nuestros
cuerpos.
2. Y, glorificar a Dios con nuestros cuerpos (I Cor. 6:19-20; Cf. Fil. 1:21).
A. La Biblia enseña que una vida pecaminosa impide que nuestras oraciones
sean oídas por Dios.
1. Isaías 59:1-2, Salmo 66:18, y Proverbios 28:9 revelan que el pecado hace
que Dios no escuche nuestras oraciones.
B. ¿Cuáles son algunos pecados que impiden que nuestras oraciones sean
escuchadas?
3. Otra manera de ilustrar el punto es la idea que los indios tenían acerca de la
conciencia. Ellos pintaban la conciencia como un triangulo con puntas filosas
debajo del corazón. Cada vez que uno hace algo malo, el triangulo da vueltas
y corta el corazón causando dolor. Pero, después de tantas vueltas, las puntas
se desgastan y pierden el filo y ya no pueden cortar el corazón.
1. Dios quiere que todos los hogares sean unidos, amorosos, comprensibles y
responsables; pero cuando el pecado reina en los hogares en vez de la
voluntad de Dios, eso impide que un hogar sea lo que Dios quiere que sea.
1. El hogar de Lot fue destruido por el pecado (Gén. 19), el hogar de David fue
destruido por el pecado (II Sam. 13 y 15), el hogar de Óseas fue destruido por
el pecado (Óseas 2-3). También tenemos el hogar del padre del hijo prodigo
que sufrió tristeza y decepción a causa del pecado (Lucas 15:11-32).
1. Todas las bendiciones que Dios tiene para nosotros las podemos encontrar
en la congregación local.
1. El orgullo (III Jn. 9-10), el mundanismo (I Cor. 5; I Jn. 2:15-17; Stg. 4:4), la
indiferencia (Apoc. 3:14-22), el materialismo (Apoc. 3:14-22; Lucas 8:14), la
falta de amor y devoción hacia Cristo y su causa (Lucas 9:57-62; 14:27) y la
división (I Cor. 1:10) son algunos pecados específicos que pueden destruir una
congregación.
VIII. El Pecado Tiene El Poder de Destruir Nuestra Ciudad, Comunidad y
Nación.
1. La nación de Israel fue destruida casi por completo a causa del pecado y fue
llevada en cautiverio por la nación de Asiría (II Reyes 15:29; 17:3-6; 18:9-12).
4. La ciudad de Tiro (Isa. 23; Amos 1:9-10; Ez. 26-28; Zacarías 9:3-4), Sidón
(Ez. 28:20-26) y el imperio Romano fueron destruidos a causa de su pecado.
1. Dios quiere que recordemos que: “La justicia engrandece a la nación, Pero el
pecado es afrenta para los pueblos.” (Proverbios 14:34).
3. Entonces, podemos ver que por causa del pecado Dios nos castiga y las
consecuencias de ese castigo la pueden llegar a sentir nuestros descendientes
futuros. No que ellos sean responsables por el pecado y que se pierdan por el,
sino más bien, las consecuencias del pecado.
1. Otros pasajes que comprueban este punto son: Ezequiel 18:4, 20; Santiago
1:13-15; 5:19-20; Romanos 7:5, 21; 8:2, 13; Gén. 2:7.
Conclusión:
2. Por lo tanto, recordemos que debemos abstenernos del pecado porque sino
lo hacemos, llegará el día en que tendremos nuestra paga (Rom. 6:23; cf. Rom.
7:13; Isa. 1:16; Col. 3:5-9; Mat. 26:28; II Cor. 9:15).