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1.

5 Orbitales atómicos y configuración electrónica


Una interpretación física relacionada a la función de onda fue planteada por Max Born en
1926 tal como sigue:

"El cuadrado de la función de onda (ψ2) para una localización particular x,y,z expresa la
probabilidad de encontrar un electrón en tal región del espacio."

Si el valor de ψ2 es grande en una unidad de volumen del espacio, la probabilidad de


encontrar un electrón en ese volumen es alta y se dice que la densidad de probabilidad del
electrón es grande. Por el contrario, si ψ2 es pequeña para otro volumen de espacio, la
probabilidad de encontrar un electrón ahí es baja. Esto lleva a la definición general de un
orbital y, por consiguiente, a las formas de los orbitales atómicos. Es importante remarcar
que:

− Un orbital es la región del espacio donde la probabilidad de encontrar es alta.


− Los orbitales atómicos son gráficos de ψ2 en tres dimensiones. Estos volúmenes
contienen el electrón 90-95% del tiempo. Existe una posibilidad finita (pero muy
pequeña) de encontrar un electrón a una distancia mayor del núcleo.

Los signos + y - de las funciones de onda no significan carga positiva o negativa, o a mayor o
menor posibilidad de encontrar un electrón. ψ2 (la probabilidad de encontrar un electrón) es
siempre positiva, porque al elevar al cuadrado un valor positivo o negativo siempre resulta en
un valor positivo.

Se puede lograr la configuración electrónica de cualquier átomo de las dos primera filas de la
tabla periódica a partir de simples reglas:

Principio "Aufbau": Los orbitales son llenados de tal manera de que primero se llenan lo de
menor energía.

Principio de exclusión de Pauli: Un máximo de dos electrones pueden ser ubicados en cada
orbital pero sólo si sus "espines" están emparejados. Un electrón gira sobre su propio eje. Los
electrones pueden girar en dos posibles orientaciones, mismas que son mostradas como
flechas o . Por tanto, dos electrones emparejados se simbolizarán como .

Regla de Hund: Cuando se tienen orbitales con la misma energía (orbitales degenerados),
como es el caso de los tres orbitales p, se adicionan los electrones a cada orbital sin emparejar
hasta que todos los orbitales degenerados estén ocupados con por lo menos un electrón.
Después se empieza a adicionar electrones a los orbitales para emparejar los electrones.

La configuración electrónica para elementos de la segunda fila de la tabla periódica se


presenta a continuación.

1.6 Orbitales moleculares


Los orbitales atómicos proporcionan un medio para entender cómo los átomos forman enlaces
covalentes. Considérese el caso de la formación del enlace entre dos átomos de hidrógeno
para formar la molécula de hidrógeno. Cuando los dos átomos de hidrógeno están
relativamente alejados, la energía total es la misma que la de dos átomos de hidrógeno
aislados (I). La formación del enlace covalente reduce la energía total del sistema; a medida
que los dos átomos de hidrógeno se acercan uno al otro (II), cada núcleo empieza a atraer los
electrones del otro átomo. Esta atracción es más fuerte que la fuerza de repulsión entre
núcleos o los dos electrones. El resultado es un enlace covalente (III), que asegura una
distancia internuclear que es un balance ideal para asegurar que los dos electrones se puedan
compartir entre los dos y, al mismo tiempo, se evitan las interacciones repulsivas de los
núcleos. Esta distancia internuclear ideal entre átomos de hidrógeno es 0.74 Å y se llama
longitud de enlace. Si los núcleos se siguen aproximando (IV), la repulsión de los dos núcleos
cargados positivamente predomina, y la energía del sistema aumenta. Es importante notar que
cada átomo tiene un área sombreado, lo que indica que la posición exacta del electrón es
incierta, pues los electrones están en constante movimiento. De acuerdo al principio de
incertidumbre de Heisenberg, no es posible conocer en simultáneo la posición y el momentum
de un electrón.
Un orbital atómico representa la región del espacio donde uno o dos electrones de un átomo
aislado pueden encontrarse. En el caso del modelo para el hidrógeno, las esferas sombreadas
representan el orbital 1s de cada átomo de hidrógeno. A medida que los dos átomos de
hidrógeno se acercan uno a otro, sus orbitales 1s empiezan a solaparse hasta que los orbitales
atómicos se combinan para formar orbitales moleculares. Un orbital molecular representa la
región del espacio donde uno o más electrones de una molécula pueden encontrarse. De igual
manera que un orbital atómico, un orbital molecular puede contener un máximo de dos
electrones emparejados (principio de exclusión de Pauli). Cuando los orbitales atómicos se
combinan para formar orbitales moleculares, el resultado es siempre igual número de orbitales
moleculares que los orbitales atómicos que se combinan.

En la formación de la molécula de hidrógeno, dos orbitales atómicos ψ1s se combinan para


producir dos orbitales moleculares. Los dos orbitales moleculares se forman porque las
propiedades matemáticas de las funciones de onda permiten combinaciones de adición o
substracción (pueden combinarse en fase o fuera de fase). Cuando dos orbitales de la misma
fase se solapan se genera un orbital molecular enlazante (ψmolec), por el contrario, si los dos
orbitales están en fases opuestas, el resultado es un orbital molecular antienlazante (ψ*molec).
El orbital molecular antienlazante no contiene electrones en el estado fundamental de una
molécula de hidrógeno. El valor de ψ (y de ψ2) se hace cero entre los núcleos, creando un
nodo (ψ = 0). El orbital antienlazante no contribuye a la densidad electrónica entre los
átomos, por tanto, no está involucrado en el enlace.

Es importante destacar que los orbitales moleculares, al igual que los orbitales atómicos,
corresponden a un estado de energía particular de un electrón. La energía relativa de un
electrón en orbital molecular enlazante de la molécula de hidrógeno es sustancialmente menor
al de la energía de un orbital atómico ψ1s. Por otro lado, la energía de un electrón en un orbital
molecular antienlazante es substancialmente mayor a la energía de un orbital atómico ψ1s.
Los orbitales s y p por sí solos, no proveen un modelo satisfactorio para el carbono
tetravalente-tetrahédrico del metano, CH4. Un modelo satisfactorio para el metano puede ser
obtenido a través de un enfoque conocido como hibridación de orbitales. La hibridación de
orbitales no es una combinación de las funciones de onda individuales de los orbitales s y p
para obtener funciones de onda de nuevos orbitales. Los nuevos orbitales tienen, en
proporciones variables, las propiedades de los orbitales originales tomados por separado.
Estos nuevos orbitales son llamados orbitales atómicos híbridos.

De acuerdo a la mecánica cuántica, la configuración electrónica del carbono en su estado de


energía más bajo (estado fundamental) es:

Los electrones en 2s y 2p son los electrones de valencia.

Los orbitales atómicos híbridos para explicar la estructura del metano pueden ser derivados de
los orbitales de la segunda capa s y p. Las funciones de onda de los orbitales 2s, 2px, 2py y 2pz
del estado fundamental del carbono pueden mezclarse para formar cuatro nuevos orbitales
híbridos 2sp3 equivalentes. La designación sp3 significa que el orbital híbrido tiene una parte
de carácter de orbital s y tres partes de p. El resultado matemático es que los cuatro orbitales
2sp3 están orientados en ángulos de 109.5° entre sí, y esa es precisamente la orientación de los
cuatro átomos de hidrógeno en el metano.
El lóbulo positivo del orbital sp3 se solapa con el orbital positivo 1s del hidrógeno para formar
el orbital molecular enlazante carbono-hidrógeno.

El enlace formado debido al solapamiento de un orbital sp3 y un orbital 1s es un ejemplo de


un enlace sigma (σ). Todos los enlaces simples puros son enlaces sigma.

Todos los enlaces simples son enlaces sigma. Los orbitales antienlazantes son importantes
cuando la molécula absorbe luz y para explicar ciertas reacciones.

Los ángulos de enlace para los átomos de carbono del etano, y para todos los alcanos, son de
tipo tetraédrico como los del metano. Un modelo satisfactorio para el tano puede lograrse
considerando átomos de carbono hibridados sp3.
Existen otros casos en los que los átomos de carbono se enlazan con enlaces múltiples (los
átomos de carbono comparten más de dos electrones.

El arreglo espacial de los alquenos es diferente al de los alcanos:


Los enlaces dobles carbono-carbono están formados por carbonos hibridados sp2. Los
orbitales 2s son matemáticamente mezclados (hibridados) con dos orbitales 2p. Puesto que un
orbital 2p no hibridado, un electrón es ubicado en cada orbital híbrido sp2 y otro permanece en
el orbital 2p.

Los tres orbitales sp2 que resultan de la hibridación se ubican en las esquinas de un triángulo
con ángulos de 120° entre los lados. El orbital p que no está hibridado es perpendicular al
plano del triángulo formado por los orbitales híbridos sp2.
Para el eteno (o etileno), dos carbonos hibridados sp2 forman un enlace sigma (σ) por el
solapamiento de un orbital sp2 de cada átomo. Los restantes orbitales sp2 forman enlaces
sigma con cuatro átomos de hidrógeno mediante el solapamiento con los orbitales 1s. Estos
cinco enlaces constituyen la estructura de enlaces sigma de la molécula. Los restantes dos
electrones están ubicados en orbitales p sin hibridar de cada átomo de carbono. Estos orbitales
p se solapan para lograr un enlace pi (π).

El modelo σ-π para el doble enlace carbono-carbono explica una importante propiedad del
doble enlace: La restricción en la rotación.

El acetileno se tiene una hibridación sp. Para el acetileno:

En el modelo para el acetileno, la hibridación es sp. El orbital 2s y un orbital 2p del carbono


son hibridados para formar orbitales sp. Los restantes orbitales 2p no son hibridados.
La comparación del etano, etino y acetileno muestra:

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