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La prueba en el proceso penal por delitos

económicos: cuestiones generales


[7.1] ¿Cómo estudiar este tema?

[7.2] Los principios informadores del juicio oral

[7.3] Tema, carga y valoración de la prueba

[7.4] Prueba indirecta y prueba indiciaria

[7.5] Prueba preconstituida y prueba anticipada

[7.6] El derecho a la presunción de inocencia

[7.7] El principio in dubio pro reo

[7.8] Prueba prohibida y prueba ilícita


7
TEMA
LA PRUEBA EN EL PROCESO PENAL POR DELITOS ECONÓMICOS: CUESTIONES GENERALES

Principios Principio
Esquema

Prueba Prueba
informadores de in dubio
indiciaria anticipada

TEMA 7 – Esquema
del juicio oral pro reo

El TS sobre la Una vez abierto Protege la necesidad


Oralidad Elementos prueba indiciaria juicio oral, antes de absolver a todo
Contradicción de sesiones. En aquel frente al quien
Inmediación presencia del
-Indicio o hecho base Prueba no exista certeza de
Concentración indiciaria  juez/tribunal que
de la presunción. ser autor de un
Publicidad -Hecho presumido. interrelación y debe valorar. hecho.
-Nexo entre indicio y combinación
hecho presunto. de diferentes
indicios 

2
señalan
racionalmente
en una misma
dirección.

Derecho a la
Carga de Prueba presunción de
la prueba preconstituida inocencia (art. 24.2
CE)

Acusación Acusado prueba Actividad probatoria con todas


prueba de cargo de descargo Durante la fase de
las garantías.
instrucción Ley
Existencia prueba de cargo.
regula garantía
Prueba suficiente para
incorporación al
fundamentar una sentencia de
juicio oral
condena.
Derecho Procesal Penal

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Derecho Procesal Penal

Ideas clave

7.1. ¿Cómo estudiar este tema?

Para estudiar este tema es imprescindible complementar los apartados 7.5 y 7.8 con las
siguientes lecturas:

Guzmán, V.C. (2006). La anticipación de la prueba. En Anticipación y preconstitución


de la prueba en el proceso penal (pp. 254-283). Valencia: Tirant lo Blanch.

Moreno, V., Cortés, V. (2015). Derecho Procesal Penal (pp. 426-429). Valencia: Tirant
lo Blanch.

Disponible en el aula virtual en virtud del artículo 32.4 de la Ley de Propiedad


Intelectual.

7.2. Los principios informadores del juicio oral

La fase de juicio oral es el conjunto de actuaciones que tiene como eje


fundamental la celebración del juicio, que es el momento fundamental en
cualquier proceso penal. Y lo es porque es en el acto del juicio cuando tiene lugar la
práctica de la prueba. Tal y como señala el art. 741 LECrim: «El Tribunal,
apreciando, según su conciencia las pruebas practicadas en el juicio, las razones
expuestas por la acusación y la defensa y lo manifestado por los mismos procesados,
dictará sentencia dentro del término fijado en esta Ley».

Este precepto, que admite, como veremos a lo largo del presente tema, diferentes
excepciones, deja claro algo fundamental, y es que la prueba en la que el juez o
tribunal tendrá que basarse para dictar una sentencia es aquella que se practique
en su presencia en el acto del juicio oral.

Ello supone, por tanto, que es necesario convertir la información obtenida a


través de los distintos medios de investigación utilizados durante la fase previa en
medio de prueba. Tarea que no siempre resulta fácil. Tarea que en todo caso, salvo con

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las excepciones que veremos, las partes acusadoras deben llevar a cabo ineludiblemente
si quieren obtener una sentencia condenatoria a su favor.

Los principios que inspiran la fase de juicio oral son los de: oralidad,
contradicción, inmediación, concentración y publicidad.

La CE recoge en el art. 120.3 la necesaria oralidad en el proceso penal. El principio de


oralidad implica que los actos de prueba deberán realizarse de forma oral.
En aquellos casos en que, por la naturaleza del medio de prueba, no sea posible su
oralidad, como por ejemplo, los documentos, esto no afecta al carácter oral del proceso
penal. En otros casos, como por ejemplo los informes periciales, la oralidad se garantiza
con el interrogatorio de los peritos en la vista.

El principio de contradicción implica la dualidad de posiciones en el


proceso penal: una que acusa y otra frente a la que se acusa. La contradicción en la
fase de prueba se garantiza dando a ambas partes la posibilidad de utilizar los medios
de prueba que consideren necesarios y, además, pudiendo rebatir los utilizados por la
otra parte.

La inmediación implica que la prueba va a ser valorada por el juez o tribunal en cuya
presencia se realizaron los actos de prueba. Es la única manera de garantizar que la
prueba vaya a ser valorada de manera correcta, adecuada y plena, sobre todo
en aquellos casos en que se trata de la valoración de una prueba personal. Además, la
inmediación permite al juez intervenir de manera activa en el desarrollo de la prueba.
El juez o el presidente del tribunal dirigirá los debates, intervendrá en la práctica de la
prueba, podrá pedir aclaraciones y explicaciones e, incluso, y tal y como se deduce del
art. 729 LECrim podrá tomar una posición mucho más activa en la prueba, llegando
incluso a acordar de oficio la práctica de la prueba. Conforme al artículo citado:
1º) El Presidente del tribunal podrá acordar de oficio el careo de los testigos entre sí o
con los procesados o entre estos; 2º) Podrá acordar las diligencias de prueba no
propuestas por ninguna de las partes, que el Tribunal considere necesarias para la
comprobación de cualquiera de los hechos que hayan sido objeto de los escritos de
calificación; y 3º) Podrá admitir las diligencias de prueba que las partes soliciten en el
momento de celebración del juicio oral.

El principio de concentración, directamente relacionado con el de oralidad,


garantiza la unidad de acto con la que debe celebrarse el juicio oral. El juicio oral

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deberá celebrarse en una, si es posible, o en varias sesiones, que se celebrarán de


manera consecutiva con la finalidad de que el juez o tribunal pueda tener conocimiento
de la prueba de manera concentrada, lo que influirá directamente en su valoración. Por
eso, si se tuviese que acordar la suspensión del juicio oral por alguna de las razones
previstas en la ley, y finalmente el plazo de suspensión tuviera que prolongarse
indefinidamente o por un periodo de tiempo excesivamente largo, se declarará sin
efecto la parte del juicio celebrado y deberá volver a repetirse (art. 749 LECrim).

En cuanto al principio de publicidad quizá no sea necesario decir mucho en una


época en la que es posible seguir por televisión el desarrollo de las sesiones del juicio
oral de los principales procesos de delincuencia económica. Sin embargo, quizá no sea
este el sentido exacto de la publicidad de los procesos. El art. 680 LECrim dice que
los debates del juicio oral serán públicos, bajo pena de nulidad. El juez o tribunal
podrá en determinados supuestos acordar que las sesiones se celebren a puerta cerrada.
Esto sucederá cuando así lo exijan razones de seguridad o de orden público, o la
adecuada protección de los derechos fundamentales de los intervinientes, en particular,
la protección de la víctima. En relación con la presencia de los medios de
comunicación audiovisuales en las sesiones del juicio, el juez o tribunal, previa
audiencia de las partes, podrá restringir su presencia y prohibir que se graben todas o
alguna de las audiencias, cuando ello sea imprescindible para preservar el orden de las
sesiones, y para preservar el derecho a la intimidad de las partes y de los demás
intervinientes, en particular de la víctima (art. 682 LECrim).

7.3. Tema, carga y valoración de la prueba

La prueba en el proceso penal es la actividad encaminada a lograr la


convicción del juez o tribunal sobre los hechos afirmados por las partes en sus
respectivos escritos de calificación o acusación.

El concepto de carga de la prueba que conocemos del proceso civil no es trasladable


al proceso penal, en el que no existe un derecho de penar de las partes acusadoras. En
el proceso civil, la vigencia del principio dispositivo y del principio de aportación de
parte se traduce, con carácter general, en que la carga de la prueba recae sobre el que
alega, de manera que si la parte no prueba lo que alega, tendrá que asumir las
consecuencias desfavorables que dicha no prueba trae consigo. En el proceso penal,
para obtener una sentencia condenatoria, la acusación debe probar los hechos

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constitutivos de la responsabilidad penal y de la responsabilidad civil dimanante del


delito.

El Ministerio Fiscal, como parte acusadora pública, tiene la carga de probar la


verdad, aportando al proceso todos los elementos de cargo y de descargo que existan
en contra/a favor del acusado. Las partes acusadas no están obligadas a probar
su inocencia, que se presume salvo prueba en contrario (art. 24.2 CE), y porque a
nadie se le puede obligar a probar su inocencia, o a probar que no ha cometido un
determinado hecho. En relación con el proceso penal, por tanto, la carga de la prueba
implica que las partes acusadoras deberán probar aquellos hechos cuya comisión
atribuyen al acusado. De tal manera que la prueba de estos hechos recae
exclusivamente sobre el acusador, y a él es a quien perjudica la falta de prueba,
pudiendo el acusado limitarse a esperar el fracaso de la acusación. No obstante, el
acusado sí que viene obligado a probar en el proceso aquellos hechos que alega en su
favor. Lo que se conoce como «prueba de descargo».

En relación con la prueba de descargo la STS 754/2017, de 2 de marzo, señala:

«El fallo judicial que pone fin al proceso debe ser la expresión razonada de la
valoración concreta e individualizada de los elementos que integran el
conflicto, de las pruebas practicadas de cargo y de descargo y de la
interpretación de la norma aplicada. Por lo cual, la obligación de motivar –
como manifestación del derecho a la tutela judicial efectiva que ampara a todo
justiciable- supone la necesidad de valorar tanto las pruebas de cargo
presentadas por la acusación, como las de descargo practicadas a instancia de
la defensa. De suerte que una sentencia cuya decisión esté fundada en el
análisis solo de la prueba de cargo o de la de descargo no daría satisfacción a
las exigencias constitucionales del derecho a la tutela judicial efectiva
consagrado en el artículo 24 CE».

El juez o tribunal ante el que se realice la prueba es el que debe valorarla, conforme al
principio de libre valoración de la prueba (art. 741 LECrim). La libre valoración no
implica arbitrariedad, por lo que se exige al juez o tribunal que la valoración
efectuada conduzca a entender o no fijado un hecho, que luego podrá ser fiscalizado a
través de la motivación de la sentencia.

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7.4. Prueba indirecta y prueba indiciaria

La prueba indiciaria es, para algunos, la prueba reina en el proceso penal, habida
cuenta de la dificultad de obtener siempre prueba directa de los hechos. La prueba
indiciaria está compuesta por diversos elementos: 1) El indicio o hecho base de la
presunción; 2) El hecho presumido; y 3) El nexo o relación causal entre indicio y
hecho presunto.

Esto supone, en primer lugar, que el hecho o los hechos bases (o indicios) han de estar
plenamente probados; en segundo, que los hechos constitutivos del delito o la
participación del acusado en el mismo, deben deducirse precisamente de estos
hechos bases completamente probados; en tercer lugar, que para que se pueda
comprobar la razonabilidad de la inferencia es preciso, en primer lugar, que el
órgano judicial exteriorice los hechos que están acreditados, o indicios, y sobre todo
que explique el razonamiento o engarce lógico entre los hechos bases y los hechos
consecuencia; y, en cuarto lugar, que dicho razonamiento esté asentado en las
reglas del criterio humano o en las reglas de la experiencia común (STS Sala II núm.
181/2017, de 19 de enero).

En cuanto a la prueba indiciaria, tanto el Tribunal Constitucional como el Tribunal


Supremo han afirmado que el derecho a la presunción de inocencia no se opone a que
la convicción judicial en un proceso penal pueda formarse sobre la base de una prueba
indiciaria, si bien esta actividad probatoria debe reunir una serie de exigencias para ser
considerada como prueba de cargo suficiente para desvirtuar tal presunción
constitucional. Estos requisitos son los siguientes: que los indicios, que han de ser
plurales y de naturaleza inequívocamente acusatoria, estén absolutamente acreditados,
que de ellos fluya de manera natural, conforme a la lógica de las reglas de la experiencia
humana, las consecuencias de la participación del recurrente en el hecho delictivo del
que fue acusado y que el órgano judicial ha de explicitar el razonamiento en virtud del
cual, partiendo de esos indicios probados, ha llegado a la convicción de que el acusado
realizó la conducta tipificada como delito (STS Sala II núm. 755/2017, de 2 de marzo).

La fuerza de la prueba indiciaria procede precisamente de la interrelación y


combinación de los diferentes indicios, que convergen y se refuerzan mutuamente
cuando todos ellos señalan racionalmente en una misma dirección. No es adecuado por
tanto efectuar un análisis aislado de cada uno de los indicios en su particularidad
probatoria, pues pueden ser, en sí mismos, cada uno de ellos insuficientes, pero en

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conjunto arrojar, a juicio de la Sala sentenciadora, una convicción incriminatoria no


extraíble de cada uno de ellos en particular (STS Sala II núm. 689/2017, de 20 de
febrero).

7.5. Prueba preconstituida y prueba anticipada

La prueba preconstituida y la prueba anticipada son conceptos en los que a lo


largo de los últimos años ha sido difícil encontrar una unanimidad jurisprudencial y
doctrinal en su definición. Sin embargo, parece que poco a poco estos conceptos se han
ido delimitando claramente y aunque tienen como nexo en común que se desarrollan
con anterioridad al acto del juicio oral, que, como acabamos de ver, es el
momento central del proceso en el que se practica la prueba, las diferencias entre ellas
son también nítidas. Se realizan antes del momento normal de práctica de la prueba
porque no va a ser posible realizarlas en dicho momento, es decir, por su
irrepetibilidad en el momento procesal oportuno que es el acto del juicio oral. Para
una correcta comprensión de estos conceptos recomendamos la lectura de la obra
de Guzmán, V.C.

La prueba preconstituida

La prueba preconstituida es aquella que tiene lugar durante la fase de


instrucción. Como ya hemos puesto de manifiesto, durante la fase de instrucción se
realizan actos de investigación que tienen como finalidad constatar la realización de un
hecho delictivo así como atribuirle su comisión a una determinada persona. Los datos,
información, materiales obtenidos a través de estos medios de investigación permitirán
proceder a la apertura del juicio oral. Se trata en estos momentos, simplemente, de
fuentes de prueba que deberán incorporarse al proceso en el momento procesal
correspondiente, para que puedan, a través del medio de prueba correspondiente, ser
incorporados al juicio oral en presencia del juez o tribunal sentenciador.

Sin embargo, hay determinados actos de investigación que, bien por su propia
naturaleza, o bien porque ya se sabe (o se sospecha) que no se van a poder
reproducir en el momento en que se celebre el juicio (normalmente varios
meses, o incluso años más tarde), pueden ser «preconstituidos» como prueba ya
durante la fase de instrucción.

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Por ello, el primer requisito para hablar de prueba preconstituida es el de su


irrepetibilidad en el acto del juicio oral. Esta irrepetibilidad puede responder a
diversas situaciones, que se pueden resumir en dos: cuando la propia naturaleza del
medio de investigación haga imposible su posible reproducción posterior, o cuando
circunstancias sobrevenidas hagan imposible su posterior reproducción, y ya en la fase
de instrucción se sospecha que esto puede suceder.

Hay determinadas diligencias que se llevan a cabo en la fase de investigación que son
irreproducibles por su propia naturaleza, o, como señala un sector doctrinal, aquellos
cuya irrepetibilidad es previsible: es el caso, por ejemplo, de una inspección ocular
en el lugar de los hechos, o los análisis de sangre que se pueden realizar en el momento
de la comisión de un delito de tráfico, por ejemplo.

En otros casos, la irrepetibilidad no es previsible. Se trata normalmente de los


supuestos de pruebas personales, como por ejemplo, de interrogatorio de testigos o
informes periciales realizados durante la fase de instrucción pero en los que existen ya
causas que presumen que va a ser imposible o muy difícil su reproducción en el juicio
oral. Por ejemplo, por muerte o enfermedad del testigo o perito, etc.

La irrepetibilidad del acto de investigación, ya sea material o personal, hace que


durante su práctica se adopten las prevenciones necesarias para su preconstitución
como prueba, es decir, para garantizar que puedan posteriormente incorporarse al
material probatorio. La preconstitución de la prueba, por lo tanto, afecta al principio
de inmediación.

En el caso, por ejemplo, de las declaraciones de un testigo o víctima, cuando por razón
del lugar de residencia de un testigo o de una víctima, o por otro motivo, fuera de temer
razonablemente que la declaración testifical no va a poder practicarse en el juicio oral, o
pudiera motivar su suspensión, el juez de instrucción practicará inmediatamente dicha
prueba, asegurando en todo caso la posibilidad de contradicción de las partes. La
conversión de dicha declaración practicada ante el juez de instrucción en una «prueba»
se logra tanto con la presencia del juez de instrucción como garantizando la
contradicción, que supone, que las partes deberán ser convocadas a la realización de
esta diligencia.

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Tal y como señala el art. 448 LECrim:

«Si el testigo manifestare, al hacerle la prevención referida en el artículo 445,


la imposibilidad de concurrir por haber de ausentarse del territorio nacional, y
también en el caso en que hubiere motivo racionalmente bastante para temer
su muerte o incapacidad física o intelectual antes de la apertura del juicio oral,
el Juez instructor mandará practicar inmediatamente la declaración,
asegurando en todo caso la posibilidad de contradicción de las partes. Para
ello, el letrado de la Administración de Justicia hará saber al reo que nombre
abogado en el término de veinticuatro horas, si aún no lo tuviere, o de lo
contrario, que se le nombrará de oficio, para que le aconseje en el acto de
recibir la declaración del testigo. Transcurrido dicho término, el Juez recibirá
juramento y volverá a examinar a este, a presencia del procesado y de su
abogado defensor y a presencia, asimismo, del Fiscal y del querellante, si
quieren asistir al acto, permitiendo a estos hacerle cuantas repreguntas tengan
por conveniente, excepto las que el Juez desestime como manifiestamente
impertinentes».

Esta diligencia, además, deberá ser grabada. A efectos de su valoración como prueba en
la sentencia, la parte que quiera incorporarla al acervo probatorio deberá instar en el
juicio oral la reproducción de la grabación o la lectura literal de la diligencia en los
términos del art. 730 LECrim (art. 777.2 LECrim).

Los actos de prueba preconstituida se introducen en el juicio oral mediante


distintas formas adecuadas a su naturaleza, sin que sea posible establecer una regla
general, sino que habrá de adoptarse la más apropiada al acto y a la garantía de
contradicción.

La STC 134/2010, de 2 de diciembre señaló:

«En concreto, hemos condicionado la validez como prueba de cargo


preconstituida de las declaraciones prestadas en fase sumarial al
cumplimiento de una serie de requisitos que hemos clasificado como:
materiales (su imposibilidad de reproducción en el acto del juicio oral),
subjetivos (la necesaria intervención del Juez de instrucción), objetivos (que se
garantice la posibilidad de contradicción y la asistencia letrada al imputado, a
fin de que pueda interrogar al testigo) y formales (la introducción del
contenido de la declaración sumarial a través de la lectura del acta en que se
documental, conforme al art. 730 LECrim, o a través de los interrogatorios), lo
que posibilita que su contenido acceda al debate procesal público y se someta a
contradicción en el juicio oral ante el Juez o Tribunal sentenciador».

La prueba anticipada

La prueba anticipada también es prueba que no se puede celebrar en el momento


del juicio oral pero, a diferencia de la prueba preconstituida, esta se realiza en

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presencia del juez o tribunal que ha de valorarla, aunque fuera de las sesiones
normales del juicio oral. El primer requisito para hablar, por tanto, de prueba
anticipada es que se haya acordado ya la apertura del juicio oral y ya esté determinado
el juez o tribunal competente para el enjuiciamiento.

En este caso, la prueba anticipada se refiere a pruebas de naturaleza personal, en


las que sea previsible que bien por temor a la muerte o a la enfermedad de un testigo o
perito su declaración no pueda realizarse el día de las sesiones del juicio oral. En estos
casos, la prueba testifical o la toma de declaración del perito se realizará de manera
anticipada pero ante quien debe valorar esa declaración y el resto de medios de prueba.
Lo único que no se garantiza con la prueba anticipada es el principio de
concentración.

7.6. El derecho a la presunción de inocencia (art. 24.2 CE)

Entre los derechos fundamentales de naturaleza procesal que recoge el art. 24.2 CE se
encuentra el derecho a la presunción de inocencia, que tanta literatura ha
generado y, sobre todo, tantos pronunciamientos del Tribunal Constitucional y del
Tribunal Supremo sobre su extensión y alcance.

Ya desde la STC 31/1981, de 28 de junio, el Tribunal Constitucional estableció que la


presunción de inocencia había dejado de ser un principio general de derecho que
informa la actividad judicial para convertirse en un derecho fundamental que
vincula a todos los poderes públicos. El art. 11.1 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, dispone que «toda persona acusada de un delito tiene derecho
a que se presuma su inocencia mientras no se prueba su culpabilidad conforme a la ley,
a un juicio público en que se hayan asegurado todas las garantías necesarias para su
defensa». De igual modo, el art. 14.2 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos afirma que «toda persona acusada de un delito tiene derecho a que
se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la Ley». Y la
Constitución de 1978 consagró en el art. 24.2 el derecho fundamental a la
presunción de inocencia. Por ello, afirma el Tribunal Constitucional, la presunción de
inocencia, además de ser un criterio informador del ordenamiento procesal penal, es
ante todo un derecho fundamental en cuya virtud una persona acusada de una
infracción no puede ser considerada culpable hasta que así se declare en sentencia
condenatoria, siendo solo admisible y lícita esta condena cuando haya mediado una

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actividad probatoria que, practicada con la observancia de las garantías procesales y


libremente valorada por los tribunales penales, pueda entenderse de cargo (STS
33/2015, de 2 de marzo).

El derecho a la presunción de inocencia se configura, en tanto que regla de juicio y


desde la perspectiva constitucional, como el derecho a no ser condenado sin
pruebas de cargo válidas, lo que implica que exista una mínima actividad
probatoria realizada con las garantías necesarias, referida a todos los elementos
esenciales del delito y que de la misma quepa inferir razonablemente unos hechos y la
participación del acusado en ellos.

La carga material de la prueba corresponde exclusivamente a la acusación y


no a la defensa, de tal manera que, en el proceso penal, son las partes acusadoras
quienes han de probar en el juicio los hechos constitutivos de la pretensión penal, sin
que se pueda constitucionalmente exigir a la defensa la prueba, normalmente
inalcanzable, de los hechos negativos.

Por prueba en el proceso penal, como regla general, tan solo cabe entender la
practicada bajo la inmediación del órgano jurisdiccional decisor y la vigencia de los
principios constitucionales de contradicción y de publicidad, pues solo así se
faculta que el tribunal pueda valorar y ponderar la prueba que se practique, con el
enriquecimiento que aporta su sometimiento a la contradicción ante las partes y,
particularmente, evaluar de manera adecuada la prueba de testigos, peritos y acusados,
como pruebas personales que son.

La presunción de inocencia exige, para quedar desvirtuada: a) Que exista actividad


probatoria realizada con todas las garantías; b) Que dicha actividad probatoria tenga la
consideración de prueba de cargo; c) Que dicha prueba de cargo pueda considerarse
suficiente para fundamentar un pronunciamiento de condena.

» Actividad probatoria realizada con todas las garantías. Por ello, la prueba
sobre la que se fundamente la condena del acusado no puede haberse obtenido
violentando derechos fundamentales. Se trata, sin duda alguna, de uno de los
principales problemas que hoy se pueden plantear, en cualquier tipo de delito, pero
sobre todo en aquellos en que será más frecuente la utilización de los nuevos medios
de investigación tecnológica.

TEMA 7 – Ideas clave 12 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Derecho Procesal Penal

» Existencia de prueba de cargo. La prueba en la que se base el juez o tribunal


para dictar una sentencia de condena ha de tener un contenido objetivamente
incriminatorio.

» Prueba suficiente para fundamentar una sentencia de condena. El


Tribunal Constitucional exige una «mínima actividad probatoria» para que quede
desvirtuada la presunción de inocencia. Por ello, en el caso de ausencia de actividad
probatoria, el derecho fundamental a la presunción de inocencia impide la condena;
sin embargo, si la prueba practicada fuera suficiente, y no se hubiera obtenido una
certeza más allá de toda duda razonable, a pesar de existir prueba de cargo, y en
aplicación del principio in dubio pro reo, el juez o tribunal también habrá de dictar
una sentencia absolutoria.

7.7. El principio in dubio pro reo

El principio in dubio pro reo protege la necesidad de absolver a todo aquel frente a
quien no exista la certeza de ser el autor de un hecho. El principio in dubio pro reo solo
entra en juego cuando existe una duda racional sobre la real concurrencia de los
elementos del tipo penal, aunque se haya practicado prueba válida con cumplimiento
de las garantías procesales. Por lo tanto, este principio solo entra en juego cuando
después de valoradas las pruebas obtenidas y practicadas con las garantías exigidas por
la Constitución y las leyes, el juzgador tiene dudas sobre la comisión del delito o sobre
la participación que en este pudo tener el acusado.

En cuanto a la posibilidad de que por vía del recurso de amparo se alegue la infracción
de este principio, la STC 147/2009, de 15 de junio, reitera la doctrina constitucional
sobre este punto. Así, según el Tribunal Constitucional el principio in dubio pro reo, en
tanto que perteneciente al convencimiento íntimo o subjetivo del órgano judicial, ni
está dotado de la protección del recurso de amparo, ni puede en modo alguno
ser objeto de valoración por este Tribunal cuando el órgano judicial no ha
albergado duda alguna acerca del carácter incriminatorio de las pruebas practicadas.

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7.8. Prueba prohibida y prueba ilícita

En último lugar es necesario hacer referencia en este tema a la prueba prohibida y a


la prueba ilícita, que no podrá ser tenida en cuenta por el juez o tribunal
sentenciador a la hora de fundamentar una sentencia de condena. Como ya
señalábamos en un epígrafe anterior el derecho a la presunción de inocencia solo puede
quedar desvirtuado a través de una prueba realizada con todas las garantías.

Tal y como dispone el art. 11.1 LOPJ, «no surtirán efecto las pruebas obtenidas
directa o indirectamente violando derechos fundamentales». Ello supone que si la
infracción cometida afecta al contenido esencial de un derecho fundamental, el medio
de prueba debe ser excluido del proceso. Además, si la prueba se ha obtenido
violentando derechos fundamentales van a ser consideradas también pruebas de
valoración prohibida todas las que de ellas derivan. Como señala Moreno Catena
(2015), «si no se adopta una posición rigurosa de protección de los derechos
fundamentales, y no se impide la valoración de la prueba indirectamente lograda de un
medio prohibido, es evidente que esa violación constitucional se terminará
convalidando en el proceso por otras vías». Ello exige a los tribunales ser especialmente
cautelosos y protectores de los derechos fundamentales en estos supuestos, lo que no
siempre resulta una tarea fácil.

Por otro lado, la prueba ilícita se refiere a aquellos supuestos en los que la prueba se
ha obtenido con infracción de la ley procesal, pero sin que resulte afectado el contenido
esencial de un derecho fundamental. En estos supuestos no se aplica la regla explicada
en el epígrafe anterior de exclusión de este medio de prueba del proceso, sino que se
hace necesario valorar la trascendencia de la exclusión. Por ello, siempre y cuando la
norma procesal infringida no sirva de garantía a un derecho fundamental, la infracción
de las normas procesales que regulan la obtención de la prueba comporta una simple
irregularidad procesal.

Este apartado deben completarlo con el estudio de: Moreno, V., Cortés, V. (2015).
Derecho Procesal Penal (pp. 426-428). Valencia: Tirant lo Blanch.

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Lecciones magistrales

Cuestiones generales respecto de la prueba

En esta clase vamos a repasar los conceptos generales de la prueba, haciendo especial
hincapié en la distinción entre medios de investigación y medios de prueba, para luego
detenernos en los supuestos en los que se constituye prueba durante la fase de
instrucción, y los requisitos que son necesarios para que los actos de «prueba
preconstituida» se pueden incorporar válidamente al acervo probatorio.

Haremos también un repaso general de los conceptos de prueba indiciaria, del derecho
a la presunción de inocencia y del principio in dubio pro reo. En unos procesos tan
mediatizados como son los procesos por corrupción es inevitable cuestionarse si no
queda afectado el derecho a la presunción de inocencia de aquellos acusados que
durante años han sido objeto de tertulias y debates mientras se llevaba a cabo la
investigación.

En último lugar, recordaremos la diferencia entre la prueba prohibida y la prueba


ilícita, haciendo especial referencia a las consecuencias procesales en estos supuestos.

Accede a la lección magistral a través del aula virtual

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Sentencia del Tribunal Supremo, núm. 741/2017

España. Tribunal Supremo (Sala de lo Penal, Sección 1ª). Sentencia núm. 741/2017, de
2 de marzo.

En relación con la aplicación del principio in dubio pro reo consideramos de interés la
lectura de la sentencia de la Sala II del Tribunal Supremo, núm. 741/2017, de 2 de
marzo. En esta sentencia, la Sala II dice que cuando se entienden como probados de
forma alternativa y excluyente (o una u otra) dos secuencias fácticas siendo ambas
constitutivas de delito hay que elegir la más favorable en concreto para el acusado.

Accede a la sentencia a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.poderjudicial.es/search/documento/TS/7956170/hurto/20170310

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Blanqueo de capitales, presunción de inocencia y prueba indiciaria

Miranda, M. (15 de noviembre de 2011). Blanqueo de capitales, presunción de inocencia


y prueba indiciaria. En Diario La Ley, núm. 7736.

La Constitución de 1978 ofrece dos vías para la reforma, una compleja para los aspectos
trascendentales, con el fin de evitar la improvisación y el apasionamiento, y otra
abreviada para los demás temas, llamada «expres» estos días por la urgencia con que
ha sido planteada.

Accede al artículo a través del aula virtual o desde la siguiente dirección web:
http://www.raadabogado.es/es/noticias-detalle/blanqueo-de-capitales-presuncion-de-
inocencia-y-prueba-indiciaria/

Bibliografía

Andrés, P. (2009). Prueba y convicción judicial en el proceso penal. Buenos Aires:


Hammurabi.

Fernández, M. (2005). Prueba y presunción de inocencia. Madrid: Iustel.

García, D. (2014). La prueba indiciaria en el proceso penal. En Diario La Ley, núm.


8374.

García, J.J. (19 de mayo de 2009). La prueba en el delito de blanqueo de capitales:


aspectos prácticos. En Diario La Ley, núm. 7177.

Jamardo, A. (2017). La preconstitución de la prueba en el proceso penal. En Diario La


Ley, núm. 8906.

TEMA 7 – + Información 17 © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Derecho Procesal Penal

Martínez, E. (2003). Eficacia de la prueba ilícita en el proceso penal. Valencia: Tirant


lo Blanch.

Martínez, E. (2009). Actos de investigación e ilicitud de la prueba. Valencia: Tirant lo


Blanch.

Planchadell, A. (2014). La prueba prohibida: evolución jurisprudencial: (comentario a


las sentencias que marcan el camino). Cizur Menor: Thomson Reuters Aranzadi.

TEMA 7 – + Información © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Derecho Procesal Penal

Actividades

Trabajo: La prueba preconstituida

Objetivo de la actividad

El objetivo de esta actividad es profundizar en el análisis de uno de los aspectos


desarrollados en el tema: la prueba preconstituida.

Descripción de la actividad

En esta actividad se debe realizar tomando como base la siguiente sentencia:

Tribunal Supremo (Sala de lo Penal, Sección 1.ª): Sentencia n.º 158/2016 de 29 de


febrero. RJ 2016/6356.

En primer lugar, se deberá indicar cuál es la prueba preconstituida, si la hubiere. Para


ello, se analizará la sentencia deteniéndose en la parte que alude a la prueba e
indicando: en qué consiste la prueba, si se cumplen o no los requisitos para considerar
que tiene eficacia probatoria en los hechos probados y, además, si está o no de acuerdo
con la valoración del Tribunal Supremo.

Criterios de evaluación

Los criterios que se tendrán en cuenta a la hora de valorar la actividad serán los
siguientes:

» La profundidad del análisis, la valoración crítica y la claridad de la exposición sobre


la prueba preconstituida.
» La redacción y la expresión utilizada.

Extensión máxima: 3 hojas, fuente Georgia e interlineado 1,5.

La sentencia está disponible en la Biblioteca Virtual de UNIR a través de Aranzadi

TEMA 7 – Actividades © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Derecho Procesal Penal

Test

1. La repetición de los actos de prueba ya realizados cuando el juicio oral se ha tenido


que suspender por un plazo relativamente largo, es una consecuencia del principio de:
A. Oralidad.
B. Inmediación.
C. Concentración.

2. El juicio oral podrá celebrarse a puerta cerrada:


A. Cuando así lo acuerden el Ministerio Fiscal o el juez por razones de seguridad o
de orden público.
B. Cuando así lo acuerde el juez o tribunal por razones de seguridad o de orden
público.
C. En ningún caso.

3. La carga de la prueba en el proceso penal corresponde a:


A. Exclusivamente al Ministerio Fiscal.
B. Exclusivamente a las partes acusadoras.
C. A las partes acusadoras la prueba de cargo y a la parte acusada la prueba de
descargo.

4. La prueba en el juicio oral versará sobre:


A. Los hechos alegados por el querellante en el escrito de querella.
B. Los hechos alegados por las partes en los escritos de calificación.
C. Los hechos fijados por el juez en el auto de apertura del juicio oral.

5. ¿Cuál de los siguientes requisitos no debe concurrir para que la prueba indiciaria sea
idónea para desvirtuar la presunción de inocencia?:
A. Que los indicios hayan sido alegados en el juicio por una prueba, al menos,
indirecta o referencial.
B. Que los indicios en los que el juez o tribunal se base estén constituidos por una
multiplicidad de hechos base.
C. Que en la sentencia, el tribunal exprese el razonamiento por el que estima
probado el hecho presunto a partir de los indicios.

TEMA 7 – Test © Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)


Derecho Procesal Penal

6. La prueba preconstituida y la prueba anticipada tienen en común:


A. Que ambas se realizan siempre en presencia del juez de instrucción.
B. Que ambas se desarrollan fuera del juicio oral.
C. Que siempre son pruebas personales.

7. Para que la prueba preconstituida produzca efectos probatorios en el proceso es


necesario:
A. Que en su obtención hayan intervenido todas las partes del proceso.
B. Que se proceda a su lectura o reproducción en juicio.
C. Que en su obtención se hayan observado todas las garantías procesales que le
son inherentes.

8. ¿Cuál de las siguientes afirmaciones en relación con la presunción de inocencia no


es correcta?:
A. El derecho a la presunción de inocencia garantiza el derecho a no ser
condenado sin prueba de cargo válida.
B. El derecho a la presunción de inocencia solo puede quedar desvirtuado
mediante la práctica de medios de prueba personales.
C. El derecho a la presunción de inocencia exige que la prueba de cargo tenga un
contenido objetivamente incriminatorio.

9. El principio in dubio pro reo:


A. Está reconocido como derecho fundamental en el art. 24.2 CE.
B. Entra en juego cuando no existe prueba válida de cargo en el proceso penal.
C. Entra en juego cuando, tras la práctica de la prueba en el juicio oral, el juez
tiene dudas sobre la participación del acusado en el hecho delictivo.

10. La simple irregularidad formal de una prueba:


A. Se podrá subsanar el defecto con otras diligencias en la instrucción o en el
plenario.
B. Provoca su nulidad y la de aquellas pruebas que traigan causa o deriven de ella.
C. No afecta en nada a la propia prueba, desplegando la misma toda su eficacia
probatoria.

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