La cuestión de la constituyente
Pável Blanco Cabrera, Primer Secretario del CC del PCM
Es totalmente equivocado decir que era la Constitución más avanzada de su tiempo, este lugar
corresponde a la soviética, en función de una gran diferencia: mientras la mexicana tenía el
sello de clase de la burguesía, la soviética tenía el sello de clase de los obreros revolucionarios;
mientras la mexicana tenía por objetivo el desarrollo del capitalismo, la soviética tuvo por
objeto la construcción socialista; así que las afirmaciones de superioridad de la Constitución
mexicana no solo son temerarias, sino que rebozan ignorancia de la historia.
Por ello vino una brutal modificación a la Constitución sobre todo en la LIV, LV, LVI y LVII
Legislatura del Congreso de la Unión, durante los sexenios de Salinas de Gortari y Zedillo, que
fueron completadas por Fox, Calderón y Peña Nieto. Cientos de reformas, iniciadas en con la
privatización de casi 1000 empresas del sector público, y luego con las contrarreformas en
materia agraria, eclesial, laboral, económica, educativa. Simplemente los derechos laborales,
sindicales, sociales, las garantías individuales, fueron eliminados, produciendo un sentido
distinto al Constituyente de Querétaro. Más aún, dejó de ser la Carta Magna, al colocarse por
encima de ella el TLCAN de 1994. Por supuesto que fue un proceso lesivo para los intereses de
los trabajadores y los sectores populares, pero la cuestión es, si como plantean las posiciones
reformistas, se trata de restablecer esos derechos, para regresar a lo que se tenían en 1982 –el
anhelo del desarrollo estabilizador-o si lo que se requiere es de un cambio de las clase en el
poder, el derrocamiento de la burguesía, y la llegada al poder de la clase obrera, que
independientemente de la correlación de fuerzas es una cuestión objetiva y una alternativa
viable.
Por ello una Constituyente en las actuales condiciones y con la actual correlación de fuerzas
daría un resultado nulo, es decir una nueva Constitución burguesa. Tal contrato social vendría
bien a la lógica de la nueva socialdemocracia gobernante: reorganizar la dominación, reforzar
el Estado, asegurar el orden social existente.
Es un tema para reflexionar, pero constituyente sin Revolución es una mala ecuación para los
objetivos históricos de la clase obrera.
@korchaguine