La violencia de género es un fenómeno que se ha dado durante toda la historia y en todas las
sociedades y culturas, además este fenómeno se da en todos los grupos sociales y étnicos y no
está relacionado con la clase social, el nivel cultural o la raza.
En ocasiones, las distintas denominaciones de los malos tratos lleva a confusión: Violencia de
Género, Violencia Doméstica, de pareja, hacia las mujeres, masculina o sexista, etc.; García
(2005), indica que la violencia doméstica hace referencia a aquella que se produce dentro del
hogar, tanto del marido a su esposa, como de la madre a sus hijos, del nieto al abuelo, etc.
Excluye aquellas relaciones de pareja en las que no hay convivencia. La violencia de género
tiene que ver con "la violencia que se ejerce hacia las mujeres por el hecho de serlo", e incluye
tanto malos tratos de la pareja, como agresiones físicas o sexuales de extraños, mutilación
genital, atentados femeninos, etc.
La publicación de Velázquez (2003) amplía la definición de violencia de género: Abarca todos los
actos mediante los cuales se discrimina, ignora, somete y subordina a las mujeres en los
diferentes aspectos de su existencia. Es todo ataque material y simbólico que afecta su
libertad, dignidad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o física.
A pesar de los innegables avances de los últimos años en la consideración social de las
mujeres como seres valiosos, capaces de desarrollar todo tipo de iniciativas, actividades
tareas, trabajos, habilidades, hasta hace poco bien atribuidos casi en exclusiva a los varones, lo
cierto es que la socialización de mujeres y hombres sigue siendo diferente, aunque en la
actualidad se compartan algunos asuntos.
La principal causa de que la violencia de género se haya dado durante siglos, es la cultura
misógina que a lo largo de la historia se ha ido creando alimentada por las falsas creencias
sobre el significado de masculinidad y feminidad y sobre la superioridad “natural” de los unos
sobre los otros.
García y Carrasco (2003), señalan que la existencia de estereotipos de género sigue siendo
vigente, por más que los estereotipos no sean tan marcadamente diferentes y opuestos. La
violencia de género suele manifestarse en primer lugar cómo agresión verbal en sus formas más
encubiertas.
Hasta hace tan solo una década, la violencia de género se ha considerado una cuestión
privada, un derecho del marido y algo “normal”.
La violencia contra las mujeres no está determinada por el código genético, constituye una
enfermedad de "transmisión social". Dada la enorme significación de la presencia de esta
violencia en el contexto familiar, núcleo de la socialización de los individuos, se ve necesaria
una reflexión, que contribuya a tener una visión de esta situación, que abarque las
dimensiones, tanto sociológicas como psicológicas de este fenómeno, promoviendo la
promoción de estrategias de carácter preventivo
Desarrollo
Deseo referirme a este trabajo, a un tipo de violencia de género, la que se deriva de la
preferencia que el poder confiere al género masculino en los diversos ámbitos de la vida
cotidiana.
Es bien sabido que un parte de la población mundial rutinariamente se halla sujeta a tortura,
hambre, terrorismo, humillación, mutilación, incluso asesinato, simplemente por ser mujeres.
Crímenes como estos, cometidos a cualquier otro grupo que no fueran mujeres, serían
reconocidos como una emergencia civil y política, y como la violación de los derechos
humanos.
Le llamo violencia de género haciendo la salvedad que no identifico género con mujer o con lo
femenino. La violencia de género como mencionaba uno de mis compañeros también se ejerce
en contra de los hombres, como es el caso, por ejemplo, de la homofobia. Pero en este caso
solo hare referencia a la violencia contra la mujer, no quiere decir que la que existe hacia los
hombres sea menos importante.
Y en mi punto de vista todo este problema, comienza desde casa, en la familia, debido a la
mala información o más bien al tradicionalismo. El de decir “Es normal que te pegue, ofenda,
es tu marido” “Está bien que te trate así, pues no haces las cosas bien”. Esta mala imagen que
se crea, en la que el hombre tiene derecho a todo y sus acciones son marcadas como válidas y
correctas.
Considero y creo que muchos pensamos así, que la mujer en la familia es el pilar principal,
pues su papel no es fácil, tienen que cuidar de la educación de sus hijos, ver por los
quehaceres de la casa, algunas trabajan. En muchos casos no se les da la importancia y
reconocimiento que merecen.
Ahora si hablamos de una familia en la que existe violencia de género, en donde el padre es un
machista que piensa que la mujer esta para atender los asuntos del hogar y vivir para el
bienestar de su marido, que no tiene ni voz, ni voto. Para él está bien porque así criado, y ,
entonces este lecho se va repitiendo de generación en generación, lo cual provoca que sus
hijos sean testigos de esta escenas y se vayan creando estereotipos incorrectos del hombre y
mujer, y lo más importante la manera en la que ellos van idealizando el concepto de
“demostrar amor”.
Este tipo de situaciones lamentablemente van creciendo día con día. La violencia de género no
tiene por qué comenzar después del matrimonio, de hecho, generalmente y cada vez más, ésta
se da en el noviazgo o al comienzo de la convivencia. En el noviazgo, “relaciones que
comienzan cada vez a una edad más temprana”, la violencia dada no es diferente a las demás.
Comienza desde el abuso verbal y emocional, hasta la agresión sexual y el asesinato; “es un
grave problema que afecta de forma considerable la salud física y mental de las adolescentes”.
Conclusion
En definitiva, aunque los hombres cada vez tienen más información y las mujeres están más
advertidas, sigue existiendo un gran machismo. Muchas jóvenes admiten haber vivido alguna
experiencia de las anteriormente nombradas y lo justifican diciendo: “Lo hace porque me
quiere”.
Es primordial que se creen programas bien fundamentados, ya que se da el caso que los
talleres son mal impartidos y generan una mala información. Este problema no debe verse
como secundario, ya que poco a poco va obteniendo más realce, aunque también los medios
de comunicación se han encargado de difundir hechos, sucesos relacionados con estos temas
para despertar la mente de muchas mujeres, hacerles ver sus derechos.
Sabemos que combatir la violencia de género es una lucha incondicional, la cual claramente
debe comenzarse en la familia y la escuela, ya que estas dos son las bases de la formación de
cada persona y con el tiempo ir eliminando esos mitos que se han ido inculcando malamente
por la sociedad.
Fuentes:
Edit. Alianza Evangélica. Guía de Acción Pastoral contra la Violencia de Género. Recuperado
2013,11. De http://www.aeesp.net/pdf/comisiones/familia/GuiaAccionPastoralContraVG.pdf