1. El abuso del derecho El instituto del abuso del derecho nació y se desarrolló con una
corriente jurídica que intentó plasmar la “solidaridad social” en el campo jurídico, en
contraposición al positivismo individualista y liberal que había consagrado el concepto
absoluto de derecho subjetivo. Abusar es “Usar mal, excesiva, injusta, impropia o
indebidamente de algo o de alguien”1 . Los derechos subjetivos no son absolutos, sino que
coexisten con los derechos o los legítimos intereses de los demás. Así, el instituto ha operado
como un límite genérico impuesto al ejercicio del derecho subjetivo como consecuencia de la
necesidad de proteger a los otros, con quienes entra en relación el titular de tales derechos, de
actitudes u omisiones adjetivadas jurisprudencialmente como “irregulares” o “anormales”. Se
ha dicho entonces que el abuso del derecho es la situación que se produce cuando el titular de
un derecho subjetivo actúa de modo tal que su conducta “concuerda” con la norma legal que
le concede la facultad, pero su ejercicio resulta “contrario” a la buena fe, la moral, las buenas
costumbres o a los fines sociales y económicos del derecho. Señaló Lépori White que los
derechos subjetivos son susceptibles de ser desviados de su uso regular. Ese mal uso o abuso,
situación que puede suceder tanto en materia general como específicamente dentro de un
proceso, conlleva una lógica consecuencia: la necesidad de corregir los desvíos producidos2 .