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Qué es el sufrimiento fetal y sus

consecuencias neurológicas
El término sufrimiento fetal describe las complicaciones durante el trabajo de parto y el
parto que se producen cuando un bebé nonato no está recibiendo suficiente oxígeno y nutrientes a
través de la placenta materna. Debido a que la privación de oxígeno o asfixia en el nacimiento
puede tener consecuencias devastadoras, incluida la parálisis cerebral. Si no se identifica
correctamente el sufrimiento fetal, el retraso en el tratamiento, en la intervención o la falta de
acción, puede provocar daños cerebrales permanentes, efectos a largo plazo o incluso la muerte del
feto.

Signos de sufrimiento fetal


Los principales signos de alarma de sufrimiento fetal se producen cuando se
evidencian cambios en la frecuencia cardíaca del bebé, disminución del movimiento
fetal y la presencia de sustancias anormales en el líquido amniótico. Un monitor de
frecuencia cardíaca fetal detectará en primera instancia si existen anomalías en la
frecuencia cardíaca del bebé.

Pero las mujeres embarazadas no siempre están con su médico cuando se presentan signos
de sufrimiento fetal, por lo que es importante conocer algunos de los signos que indican que
un bebé puede tener problemas. A menudo, la única forma de detener la angustia fetal es
dar a luz, lo que permite que los médicos y enfermeras administren atención médica
necesaria. Esto frecuentemente se lleva a cabo realizando una cesárea de urgencias.

A continuación te explicamos con más detalle los signos y síntomas de sufrimiento fetal.

1. Disminución del movimiento fetal en el útero


El movimiento fetal dentro del útero de la madre es una de las partes más emocionantes del
embarazo. Por otra parte, el movimiento dentro del útero también es un indicador
importante de la salud del bebé. Algunas pausas regulares en movimiento son normales,
porque los bebés duermen en el útero. Sin embargo, si el bebé se vuelve menos activo o
deja de moverse por completo, esto puede ser motivo de preocupación.

2. Frecuencia cardíaca fetal anormal

Algunos patrones de frecuencia cardíaca fetal pueden indicar que hay sufrimiento.
Para observar el ritmo cardíaco del bebé no nacido, los profesionales médicos utilizan
distintos dispositivos de monitoreo fetal. Durante un parto normal, la frecuencia cardíaca
del bebé disminuirá levemente durante una contracción, y luego volverá rápidamente a la
normalidad una vez que la contracción haya terminado. Por lo tanto, es de esperar cierta
variabilidad en la frecuencia cardíaca y en la línea del monitor. Pero algunos patrones
pueden indicar que algo está sucediendo:

 Un ritmo cardíaco anormalmente rápido (taquicardia)


 Una frecuencia cardíaca anormalmente lenta (bradicardia)
 Disminuciones abruptas en la frecuencia cardíaca (desaceleraciones variables)
 Rendimiento tardío a la frecuencia cardíaca basal después de una contracción
(desaceleraciones tardías)

 3. Nivel anormal de líquido amniótico


 Gracias a la ecografía se puede ver y medir el llamado índice de líquido amniótico o
(ILA). El ILA se calcula midiendo la profundidad del líquido amniótico en cuatro
secciones del útero y sumando los números. Si este índice se encuentra
anormalmente bajo, puede ser un indicio de que el bebé tiene una afección
llamada oligohidramnios (volumen deficiente de líquido amniótico), que puede
provocar una privación de oxígeno y lesiones de nacimiento como la parálisis
cerebral. También puede aparecer el efecto contrario, un exceso de líquido
amniótico o polihidramnios. El polihidramnios también puede causar la privación
de oxígeno con lesiones en el nacimiento.
 4. Resultados anormales del perfil biofísico (PBF)
 El perfil biofísico de un bebé (PBF) también se suele medir si los resultados de un
ILA no son tranquilizadores. Además de tener en cuenta los resultados del ILA,
el PBF incluye un estudio con ultrasonido para evaluar el movimiento fetal, la
respiración, el tono y el volumen de líquido amniótico. Esta prueba mide cuatro
parámetros de ultrasonido que tienen asignada una puntuación de cero o dos puntos.
Una puntuación total de ocho o más se considera normal. Una puntuación de cuatro
o menos indica sufrimiento fetal y requiere una acción inmediata.
 5. Hemorragia vaginal
 Las pequeñas cantidades de sangrado vaginal son relativamente
comunes durante el embarazo. Sin embargo, un sangrado más abundante puede ser
una indicación de que algo va mal, como la presencia de desprendimiento de la
placenta, placenta previa o vasa previa. El desprendimiento de la placenta ocurre
cuando la placenta se desprende del útero. Dependiendo de la ubicación y el tamaño
del desprendimiento, puede que inicialmente no cause angustia en el bebé. Sin
embargo, cualquier cambio puede aumentar el desprendimiento y causar sufrimiento
fetal, y convertirse en algo grave muy rápidamente.
 Es importante tener en cuenta que un desprendimiento placentario también puede
estar presente sin hemorragia vaginal (el sangrado puede ocultarse), pero si una
madre experimenta sangrado vaginal, lo debe notificar a su médico inmediatamente
para que se realice una evaluación adecuada y garantizar que el bebé está recibiendo
suficiente oxígeno.
 Un desprendimiento de la placenta y otros problemas de la placenta que causan
hemorragia requieren un control muy estrecho, y en muchos casos, la madre debe
ser ingresada en el hospital y se le debe dar una cesárea de emergencia.
 6. Calambres
 Algunos calambres son relativamente normales durante el embarazo. Esto se debe a
que a medida que el bebé crece, el útero necesita expandirse. Sin embargo, los
calambres deben notificarse al médico tan pronto como ocurran, especialmente
si son intensos, para asegurarse de que no haya nada mal. Los calambres pueden ser
una indicación de muchas cosas, incluido el desprendimiento de la placenta. Los
calambres son especialmente preocupantes si el dolor de espalda también está
presente. Es crucial que los médicos estudien los calambres y realicen pruebas
adecuadas para garantizar la salud de la madre y el bebé.
 7. Aumento de peso materno insuficiente o excesivo
 Los expertos creen que un aumento de peso de entre 9 y 12 kilos es normal durante
el embarazo. Si una madre gana mucho menos peso, el feto puede estar en peligro y
padecer lo que se llama restricción de crecimiento intrauterino (RCIU), lo que
significa que es más pequeño de lo que sería recomendable para su correcto
desarrollo (entre otros problemas). El RCIU requiere de una cuidadosa
monitorización y pruebas médicas para valorar qué puede estar sucediendo y cuáles
serían las medidas a tomar.
 Por el contrario, el aumento excesivo de peso materno se asocia con el nacimiento
de un bebé que es anormalmente grande, que es una condición conocida
como macrosomía. La macrosomía puede ser muy peligrosa para un bebé ya que
puede crear una situación de nacimiento de riesgo, por la desproporción
cefalopélvica (DCP), en la que la pelvis de la madre es demasiado pequeña para
acomodarse al tamaño de la cabeza del bebé, ya que podría quedar atascado en el
hueso pélvico de la madre durante el parto. La macrosomía es especialmente
peligrosa si el médico desconoce la afección. Un médico en esta situación puede
intentar liberar al bebé por vía vaginal, y cuando el parto no progresa como debería,
puede usar herramientas de asistencia al parto como fórceps y extractores de vacío,
o medicamentos de inducción del trabajo de parto. Los fórceps y los extractores de
vacío en algunos casos pueden provocar traumatismo craneal y hemorragias
cerebrales, y los medicamentos de inducción del trabajo de parto pueden causar
contracciones tan fuertes, prolongadas y frecuentes que el bebé se vea privado de
oxígeno. La privación de oxígeno y las hemorragias cerebrales pueden causar daño
cerebral permanente en un bebé y la consiguiente encefalopatía hipóxico-
isquémica, parálisis cerebral y retrasos en el desarrollo. Por lo general, la mejor
forma de dar a luz a un bebé macrosómico es por cesárea.

 Causas de sufrimiento fetal


 La principal causa de sufrimiento fetal es la insuficiencia uteroplacentaria.
Procesos como la enfermedad vascular uteroplacentaria, la perfusión uterina
reducida, sepsis intrauterina, reservas fetales reducidas y compresión del cordón
pueden estar involucrados solos o en combinación. Los factores gestacionales y de
anteparto pueden modificar la respuesta fetal a ellos.

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