Una empresa puede tener un alto apalancamiento operativo, esto es, haber escogido
una estructura de costos donde predominan los costos fijos (por ejemplo, instalaciones
altamente automatizadas) y, también, un elevado apalancamiento financiero, situación
en donde prima la deuda sobre el capital de los accionistas. El resultado de combinar
ambos apalancamientos, lleva a la firma a lo que, en Finanzas, se denomina
Apalancamiento Combinado. En síntesis:
Para identificar claramente los apalancamientos a los que ha decidido someterse esta
firma, desglosemos el Estado de Resultados en dos partes. El primero, va de las
ventas a la utilidad operativa (A), en tanto que, el segundo, empieza en la utilidad
operativa y termina en la utilidad por acción (B). La parte A, refleja la porción del Estado
de Resultados que se ve afectada por el Apalancamiento Operativo, mientras que la
parte B, es la que se afecta por el Apalancamiento Financiero:
Para tener claro cómo opera, empleemos el caso de la empresa EA que ya utilizamos
en la entrega anterior. Recordemos que su Estado de Resultados a un nivel de ventas
de 112 500, era el siguiente:
Pero; qué pasa si las ventas se duplican. Por teoría, sabemos que, en una empresa
apalancada, esto tendría dos efectos marcados: incrementos considerables en la
utilidad operativa y en la utilidad por acción. Pongamos juntos ambos estados de
resultados y veamos si es correcto lo que hemos mencionado:
Empecemos con el apalancamiento operativo, duplicar las ventas, hace que la utilidad
operativa se multiplique por 3. La razón es simple de entender, los costos fijos -a pesar
del aumento observado en las ventas- se han mantenido en $90 000. En el caso de la
utilidad neta por acción, el efecto es más dramático aún. Las ventas se duplican; pero,
estas últimas, se multiplican por 4.43. La razón es simple de encontrar: los gastos
financieros han permanecido constantes ($37 500), no importando el nivel de ventas
de la firma.
Imagine que usted tiene una empresa que está enfrentando una aguda escasez de
mano de obra calificada, lo que impulsa hacia arriba su costo. Sus accionistas y usted,
han convenido que, dado este escenario, es mejor emprender un programa de
inversiones que introducirá maquinaria de alta tecnología, que automatizará su
proceso productivo.
Sigamos con nuestro caso. Supongamos, adicionalmente, que para financiar esta
inversión se pide un préstamo por el 80% del costo total (lo que equivale a una ratio
de endeudamiento de 4 a 1) en forma similar al caso anterior, sea que la firma que
produzca 1 o 100 000 unidades, pagará el mismo monto de intereses. Esta situación
es muy buena cuando se produce mucho; pero pésima, por decir lo menos, cuando la
producción es escasa. Lo anterior, es consecuencia del alto apalancamiento financiero
de la firma.
Una empresa, como la de nuestro caso, que tiene un alto apalancamiento operativo y
financiero, está obligada a actuar de manera muy competitiva. Tener ventas reducidas,
es una situación desastrosa. Los apalancamientos amplifican las utilidades cuando se
incrementan las ventas; pero, también, lo hacen con las pérdidas cuando las ventas
disminuyen.
Empresas y personan planifican para tener una idea de hacia dónde nos llevarán las
decisiones que adoptamos. En Finanzas, la planificación es el proceso que permite
traducir nuestra estrategia en variables financieras futuras.
Los objetivos estratégicos delineados por el plan estratégico, dan origen a planes
operativos que se convierten, vía la planificación financiera, en proyecciones de caja
(también conocido como flujo de tesorería) y estados financieros (estado de situación
financiera y estado de resultados) No confunda el flujo de tesorería con el flujo de caja,
que se elabora cuando se evalúa un proyecto. Este último, busca saber cuánto efectivo
pueden retirar los accionistas sin afectar la marcha del proyecto, en tanto que, el flujo
de tesorería de la empresa, busca saber cuándo se tendrán excedentes o déficits de
efectivo, así como cuantificarlos.
Fijado este objetivo, el próximo paso será establecer el plan de producción, lo que
implica, también, la preparación de los presupuestos de mano de obra directa,
materias primas e insumos y gastos generales de fabricación. Si el incremento de
producción esperado es mayor a la capacidad instalada existente, entonces, se deberá
estimar la inversión en activos fijos, necesaria para cubrir los mayores niveles de
producción. Probablemente, el mayor nivel esperado de ventas, requerirá mayores
gastos operativos, los cuales deben ser presupuestados. Por su parte, las necesidades
de capital trabajo, también deben ser previstas; por lo que la gerencia financiera, en
coordinación con las gerencias de producción y ventas, determinará las condiciones
de crédito que otorgará a sus clientes y las que recibirá de sus proveedores, así como
las necesidades de inventario de materias primas e insumos, productos en proceso y
terminados. Los requerimientos de caja mínima, también deben ser considerados. No
esta demás, mencionar que todas estas necesidades se expresan en número de días.
Es el reflejo en el resultado de los cambios en las ventas sobre las utilidades por acción
de la empresa, por el producto del apalancamiento de operación y financiero.
Las decisiones acerca del uso del equilibrio deben comparar las utilidades esperadas
más altas con el riesgo acrecentado. En la práctica, el apalancamiento se alcanza de
dos modos. Un enfoque consiste en examinar las razones del balance general y
determinar el grado con que los fondos pedidos a préstamo han sido usados para
financiar la empresa. El otro enfoque mide los riesgos de la deuda por las razones del
estado de pérdidas y ganancias que determinan el número de veces que los cargos
fijos están cubiertos por las utilidades de operación. Estas series de razones son
complementarias y muchos analistas examinan ambos tipos de razones de
apalancamiento.