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Qué es el viacrucis?

Es la meditación de los momentos y sufrimientos vividos por Jesús desde


que fue hecho prisionero hasta su muerte en la cruz y posterior
resurrección. Literalmente, vía crucis significa "camino de la cruz". Al
rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió
por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte. Dicho camino se
representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman
"estaciones". Te animarás a cargar con las cruces de cada día, si
recuerdas con frecuencia las estaciones o pasos de Jesús hasta el
Calvario.

¿Cuáles son las promesas de Jesucristo a los devotos del vía crucis?

A la edad de 18 años, Estanislao, joven español, ingresó al noviciado de


los “Hermanos de las escuelas cristianas”, en Bugedo (Burgos, España).
En la vida religiosa, este joven tomó los votos de religión que son: el
cumplimiento de los reglamentos, avanzar en la perfección cristiana; y
alcanzar el amor puro. En el mes de octubre de 1926, este hermano se
ofreció a Jesús por medio de María Santísima. Poco después de haber
hecho esta donación heroica de sí mismo, el joven religioso enfermó y
meses después, murió. Fue en marzo de 1927.

Según el maestro de novicios, Estanislao era un alma escogida de Dios


que recibía mensajes del cielo. Sus confesores y teólogos reconocieron
estos hechos sobrenaturales como actos insignes. Su director espiritual le
había ordenado escribir todas las promesas transmitidas por Nuestro
Señor, entre otras las relacionadas con los devotos del via crucis.
Promesas para los devotos del Vía Crucis

1. Yo concederé todo cuanto se me pidiere con fe, durante el rezo del


Vía Crucis.
2. Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican
a rezar el Vía Crucis.
3. Durante la vida, yo les acompañaré en todo lugar y tendrán Mi ayuda
especial en la hora de la muerte.
4. Aunque tengan más pecados que las hojas de las hierbas que crece en
los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos serán
borrados por medio de esta devoción al Vía Crucis. (Nota: Esta devoción
no elimina la obligación de confesar los pecados mortales. Se debe
confesar antes de recibir la Santa Comunión.
5. Los que acostumbran rezar el vía crucis frecuentemente, gozarán de una
gloria extraordinaria en el cielo.
6. Después de la muerte, si estos devotos llegasen al purgatorio, Yo los
libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después de
morir
7. Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el vía Crucis; y mi
bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la
muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad
8. A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación del
demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre estas
almas. Así podrán reposar tranquilamente en mis brazos.
9. Si rezan con verdadero amor, serán altamente premiados. Es decir,
convertiré a cada una de estas almas en Copón viviente, donde me
complaceré en derramar mi gracia.
10. Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el vía crucis
con frecuencia y Mis Manos estarán siempre abiertas para protegerlas.
11. Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre muy unido
a los que me honran, con el rezo frecuente del vía crucis.
12. Los devotos del vía Crucis nunca se separarán de mí porque Yo les daré
la gracia de jamás cometer un pecado mortal.

13. En la hora de la muerte, Yo les consolaré con mi presencia, e iremos


juntos al cielo. La muerte será dulce para todos los que Me han honrado
durante la vida con el rezo del vía Crucis.
14. Para estos devotos del viacrucis, Mi alma será un escudo de protección
que siempre les prestará auxilio cuando recurran a Mí..
¿Cómo se reza el Vía Crucis?

Oraciones iniciales
Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo,
embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo,
confórtame. Oh buen Jesús, óyeme. Dentro de tus llagas, escóndeme. No
permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la
hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti, para que con tus santos te
alabe, por los siglos de los siglos. Amén.

Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios


nuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y redentor
mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas
las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa
porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra
divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme, y
cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

1ª ESTACIÓN: JESÚS SENTENCIADO A MUERTE


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu Santa
Cruz redimiste al mundo.

Sentenciado y no por un tribunal, sino por


todos. Condenado por los mismos que le
habían aclamado poco antes. Y El calla...

Nosotros huimos de ser reprochados. Y


saltamos inmediatamente...

Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por


el Silencio cuando alguien me haga sufrir.
Yo lo merezco. ¡Ayúdame!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí…

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

2ª ESTACIÓN: JESÚS CARGADO CON LA CRUZ


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Que yo comprenda, Señor, el valor de la


cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de
mis achaques, de mis dolencias, de mi
soledad.

Dame convertir en ofrenda amorosa, en


reparación por mi vida y en apostolado por
mis hermanos, mi cruz de cada día.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

3ª ESTACIÓN: JESÚS CAE, POR PRIMERA VEZ, BAJO EL PESO DE LA


CRUZ
Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Tú caes, Señor, para redimirme. Para


ayudarme a levantarme en mis caídas
diarias, cuando después de haberme
propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis
defectos cotidianos.

¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir


mi camino hacia Ti!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…
4ª ESTACIÓN: ENCUENTRO CON LA VIRGEN

Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Haz Señor, que me encuentre al lado de tu


Madre en todos los momentos de mi vida.
Con ella, apoyándome en su cariño
maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti
en el último día de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…
5ª ESTACIÓN: EL CIRINEO AYUDA AL SEÑOR A LLEVAR LA CRUZ

Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra


vocación, hemos venido al mundo para algo
concreto, para realizarnos de una manera
particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a
cabo?

Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de


todos: la de ser Cirineo de los demás, la de
ayudar a todos.

¿Cómo llevo adelante la realización de mi


misión de Cirineo?

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

6ª ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Es la mujer valiente, decidida, que se acerca


a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor,
te abandono cuando me dejo llevar por el
"qué dirán", del respeto humano, cuando no
me atrevo a defender al prójimo ausente,
cuando no me atrevo a replicar una broma
que ridiculiza a los que tratan de acercarse a
Ti. Y en tantas otras ocasiones.

Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto


humano, por el "qué dirán".
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de
mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

7ª ESTACIÓN: SEGUNDA CAÍDA EN EL CAMINO DE LA CRUZ


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis


nos señala tres caídas en tu caminar hacia el
Calvario. Tal vez fueran más.

Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé


yo a no temer el quedar mal ante los demás,
por un error, por una equivocación?

¿Cuándo aprenderé que también eso se


puede convertir en ofrenda?

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…
8ª ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS HIJAS DE JERUSALÉN

Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Muchas veces, tendría yo que analizar la


causa de mis lágrimas. Al menos, de mis
pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay
en ellos un fondo de orgullo, de amor propio
mal entendido, de egoísmo, de envidia.

Debería llorar por mi falta de


correspondencia a tus innumerables
beneficios de cada día, que me manifiestan,
Señor, cuánto me quieres.

Dame profunda gratitud y correspondencia


a tu misericordia.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…
9ª ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más


agotado, más falto de fuerzas. Caes
desfallecido, Señor.

Yo digo que me pesan los años, que no soy


el de antes, que me siento incapaz.

Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída


y haz que mi desfallecimiento sea
beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti
para ellos.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

10ª ESTACIÓN: JESÚS DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por


la sangre de tus heridas.

A infinita distancia de tu dolor, yo he


sentido, a veces, cómo algo se arrancaba
dolorosamente de mí por la pérdida de mis
seres queridos. Que yo sepa ofrecerte el
recuerdo de las separaciones que me
desgarraron, uniéndome a tu pasión y
esforzándome en consolar a los que sufren,
huyendo de mi propio egoísmo.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

11ª ESTACIÓN: JESÚS CLAVADO EN LA CRUZ


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Señor, que yo disminuya mis limitaciones


con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis
hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no
consiga disminuirlas, me esfuerce en
ofrecértelas también por ellos.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

12ª ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por


Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las
heridas de los clavos, la lanzada del
costado... ¡Gracias, Señor, gracias!

Has muerto por salvarme, por salvarnos.

Dame responder a tu amor con amor,


cumplir tu Voluntad, trabajar por mi
salvación, ayudado de tu gracia. Y dame
trabajar con ahínco por la salvación de mis
hermanos.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

13ª ESTACIÓN: JESÚS EN BRAZOS DE SU MADRE


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Déjame estar a tu lado, Madre,


especialmente en estos momentos de tu
dolor incomparable. Déjame estar a tu lado.
Más te pido: que hoy y siempre me tengas
cerca de Ti y te compadezcas de mí.
¡Mírame con compasión, no me dejes,
Madre mía!

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

14ª ESTACIÓN: EL CADÁVER DE JESÚS PUESTO EN EL SEPULCRO


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

Todo ha terminado. Pero no: después de la


muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo
transitorio y pasajero, a la luz de lo que
perdura. Y que esa luz ilumine todos mis
actos. Así sea.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…

15ª ESTACIÓN: JESÚS RESUCITA


Te adoramos, Señor, y te
bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.

«¿Por qué buscáis entre los muertos al que


está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc
24,5-6).

Unas piadosas mujeres fueron al sepulcro


de Jesús muy temprano. El anuncio de la
resurrección convierte su tristeza en alegría.

Jesús está vivo y nosotros vivimos en Él


para siempre. La resurrección de Cristo
inaugura para la humanidad una renovada
primavera de esperanza.

Jesús, enséñame a mantener siempre la


esperanza.

Señor, pequé, ten piedad y misericordia de


mí.

Padre Nuestro, Ave María y GLORIA….

Amén…
ORACIÓN FINAL

Te suplico, Señor, que me concedas, por


intercesión de tu Madre la Virgen, que cada
vez que medite tu Pasión, quede grabado
en mí con marca de actualidad constante, lo
que Tú has hecho por mí y tus constantes
beneficios. Haz, Señor, que me acompañe,
durante toda mi vida, un agradecimiento
inmenso a tu Bondad. Amén.

Virgen Santísima de los Dolores, mírame


cargando la cruz de mi sufrimiento;
acompáñame como acompañaste a tu Hijo
Jesús en el camino del Calvario; eres mi
Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con
amor y esperanza para que mi dolor sea
dolor redentor que en las manos de Dios se
convierta en un gran bien para la salvación
de las almas.

Amén…
ORACIÓN FINAL

Señor Jesús, hemos llegado al final de este


camino doloroso que tú recorriste. Ahora
levantamos nuestra vista y te vemos
suspendido en la cruz, con las manos y los
pies traspasados por los clavos y con la
cabeza coronada de espinas. Sabemos,
Señor Jesús, que tu sufrimiento es el fruto
de tu infinito amor por nosotros. Tú agonizas
y mueres por nosotros. Haz que también
nosotros te amemos con toda el alma, para
que vivamos fieles a tu pasión y muerte y
jamás nos separemos de ti por el pecado,
de modo que tu rostro santo quede impreso
en lo más profundo de nuestro corazón.

Tú que vives y reinas por los siglos de los


siglos

Amén…
PRIMERA ESTACIÓN:
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.

La historia de la Pasión y muerte de


Jesús comienza en el tribunal de Poncio
Pilato, que era el Procurador Romano...
El pueblo, azuzado por los sacerdotes
grita exigiendo la muerte de Cristo,
porque había dicho que Él era el Hijo de
Dios. Finalmente, Pilato entrega a
Jesús para que lo crucifiquen; les dice:
“¡He aquí el hombre!”.

MENSAJE PARA MÍ:


Jesús fue condenado injustamente; y yo
también muchas veces he sido regañado o
castigado injustamente. Pero yo mismo he
juzgado y rechazado a los demás también
en muchas ocasiones. Pediré perdón a
Dios.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús siempre dijo la verdad e hizo el
bien. “No juzgueis, para no ser juzgados.
Porque con el criterio con que vosotros
juzguéis se os juzgará, y la medida con que
midáis se usará para vosotros.” (Mateo 7, 1-2)

MI ORACIÓN:
Jesús, Tú aceptaste morir por mí para
que yo tenga vida eterna y me haga hijo de
Dios. Enséñame a apreciar siempre tu
sacrificio.
Padre nuestro, hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo.
SEGUNDA ESTACIÓN:
JESÚS CARGA LA CRUZ SOBRE SUS HOMBROS.

Había la costumbre de dar muerte a los


bandidos colgándolos de una cruz; y con
esa muerte quisieron los judíos aniquilar
a Jesús. Le cargan la cruz sobre los
hombros y, entre burlas y golpes, lo hacen
dirigirse al monte Calvario.

MENSAJE PARA MÍ:

En la carga de la Cruz iban representados


todos nuestros pecados. Cristo nos salva a
todos, y quiere que yo sea su discípulo,
siguiendo paso a paso el camino que Él ha
recorrido, o sea, cargando sin debilidad la
“Cruz” de mis deberes y trabajos.

PARA REFLEXIONAR:
A partir del pecado original el hombre había
perdido la amistad de Dios y Cristo vino a
devolvérnosla. Con su Pasión y Muerte
produjo méritos infinitos, que satisfacen los
pecados de la humanidad.
“... pero donde abundó el pecado, sobre
abundó la gracia” (Romanos 5,20).

MI ORACIÓN:
Jesús, Tú has escogido una muerte muy
triste en la cruz. Has pagado un gran precio
por mi redención. Haz que siempre lo
recuerde.
Señor, te ofrezco el esfuerzo de mis
tareas.
TERCERA ESTACIÓN:
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

El peso de la cruz es insoportable para el


cuerpo fatigado y herido de Jesús, que
cae por primera vez, dando a entender que
los pecados de la humanidad, significados
en la cruz, eran muy graves.

MENSAJE PARA MÍ:

Como cristiano, debo tomar mis “cruces”


de cada día. Pero muchas veces me
escapo y dejo mis clases, mis tareas, mis
trabajos. Pediré al Señor su gracia para
tomar mi cruz y cuando caiga por haber
cometido una falta, levantarme animoso.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús nos salvó haciéndose obediente hasta
la muerte de cruz y resucitando de entre los
muertos. Quiso padecer y morir por amor a
nosotros, para reconciliarnos con Dios y
llevarnos al cielo.
Con nuestras mentiras, desobediencias,
malas palabras, pleitos y otros pecados con
los que ofendemos a Dios, hacemos más
pesada su Cruz. Pidamos perdón por ello.

MI ORACIÓN:
Jesús, tu dolorosa caída bajo la cruz y el
rápido levantamiento, me enseñan a
arrepentirme y levantarme lo más pronto
posible. Hazme fuerte para vencer mis
malas inclinaciones.
Cordero de Dios, que quitas los pecados
del mundo. ¡Ten piedad de nosotros!
CUARTA ESTACIÓN:
JESÚS SE ENCUENTRA CON SU SANTÍSIMA MADRE.

Entre los gritos furiosos de la turba y los


gemidos de las mujeres, Jesús puede
sentir los suspiros de su Madre, la
Virgen María, que es testigo de los
tormentos de su Hijo.

MENSAJE PARA MÍ:

La Virgen María quería mucho a su Hijo,


como todas las mamás del mundo aman
a sus hijos. Por eso sigue a Jesús en la
Pasión. Ella quiere cooperar en la
salvación de todos los hombres. Me
pone el ejemplo para tener buen
corazón con las personas necesitadas:
los pobres, los tristes y los enfermos.

PARA REFLEXIONAR:
La Virgen María tiene un lugar muy
importante en la Iglesia, Ella es Modelo,
Madre, Maestra, y Reina de la humanidad.
Ella es el mejor camino que nos lleva a Jesús.
Después de Dios, Ella es quien más merece
nuestro amor.
A Jesús por María.

MI ORACIÓN:
Jesús, tu afligida Madre se resignó a tu
Pasión porque es también mi Madre, y desea
ver que me porte como hijo de Dios. Jesús,
quiero amar mucho a tu Santísima Madre.
Virgen María, Madre de Jesús, santifícame.
QUINTA ESTACIÓN:
JESÚS ES AYUDADO A CARGAR LA CRUZ

Viendo a Jesús malherido, los soldados


comienzan a temer que se muera antes de
llegar al monte Calvario. Obligan, pues,
a un hombre de Cirene (por eso el nombre
de cirineo), llamado Simeón, para que le
ayude a Jesús con la pesada con la cruz.

MENSAJE PARA MÍ:

Cuando ayudo a los afligidos, a los


enfermos, a los pobres y necesitados, es
a Jesús a quien ayudo a llevar su cruz.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús es nuestro hermano porque Él es el Hijo
de Dios y nosotros por el Bautismo también
somos hijos de Dios. Cristo derramó su
sangre por todos, para que juntos formemos
una sola familia. Debemos amar a nuestros
semejantes, porque son nuestros hermanos.

MI ORACIÓN:
Jesús, Simón te ayudó a llevar la cruz.
Por eso hazme comprender el valor de mis
trabajos para que me acerquen más a ti.
Te alabo, Señor, con mis hermanos.
SEXTA ESTACIÓN:
LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.

Una mujer, llamada Verónica, tiene


compasión de Jesús, viendo su aspecto
desfallecido y maltratado, lleno de sangre
y sudor. Quiere aliviarlo un poco
enjugándole la cara con un paño limpio; en
el paño queda impreso el rostro de Jesús.

MENSAJE PARA MÍ:

Jesús le agradece a la Verónica su


caridad. Cuántas personas me ayudan,
como mis papás, mis maestros y mis
amigos; no seré ingrato y orgulloso con
ellos, sino agradecido.

PARA REFLEXIONAR:
La Verónica fue una mujer buena que
limpió el rostro herido de Jesús. Él le dio
como premio la imagen de su rostro
estampada en aquella tela.
Al igual que la Verónica, también yo debo
poner atención a las necesidades de los
demás.
“Haz con el prójimo lo que quieras que él
haga contigo” (Mateo 7,12)

MI ORACIÓN:
Jesús, cuán generosamente
recompensaste a esta mujer. Cuando yo
lucho contra el pecado y ayudo a los más
necesitados, Tú me recompensas viniendo a
mi corazón.
Jesús, enséñame a amar a los demás y
que se cumpla lo que Tú has dicho:
“Cualquier cosa que hagas con uno de esos
pobres, conmigo lo haces” (Mateo 25, 40).
SÉPTIMA ESTACIÓN:
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.

El camino hacia el Calvario parece


inacabable. Jesús se agota cada vez más
y cae de nuevo, las burlas e insultos y las
fuerzas físicas se agotan, bajo el enorme
peso de la cruz.

MENSAJE PARA MÍ:

Una y otra vez puedo caer, por egoísmo,


soberbia o debilidad, no soy fuerte.
Pediré al Señor que me ayude para
vencer las dificultades y no caer, pero si
caigo me levantaré airoso porque el bien
siempre prevalecerá sobre el mal.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús me da ejemplo de levantarme lo más
pronto posible. Se necesita reparar el mal
hecho y acercarse al sacramento de la
Confesión.

MI ORACIÓN:
Jesús, hago muchos propósitos y caigo,
pero Tú me ayudas a levantarme para
seguirte. Ayúdame, Jesús, robustece mi
voluntad para procurar siempre el bien y
evitar el mal.
OCTAVA ESTACIÓN:
LAS MUJERES LLORAN AL VER A JESÚS.

Al pasar por un sitio conocido como


“Calle de la Amargura”, Jesús escucha
las lamentaciones de un grupo de mujeres,
que lloran por Él. Sacando fuerzas de
entre su debilidad, Jesús les dice: “No
lloreis por mí, sino por vosotros, y por
vuestros hijos”.

MENSAJE PARA MÍ:

Como Jesús, debo tener tristeza por los


pecados de todo el mundo; yo mismo
procuraré hacer sufrir menos a Jesús
evitando el mal.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús no tenía pecados, murió por nosotros,
por eso les dijo a las mujeres que no lloraran
por Él, sino por la gente del mundo, que vivía
apartada de Dios.

MI ORACIÓN:
Jesús, Tú enseñaste a estas mujeres a
llorar más bien por los pecados que por el
dolor físico. Aumenta la fe en mi salvación,
quiero ayudar a todos con alegría.
NOVENA ESTACIÓN:
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.

Cualquier piedra y hoyo en el camino es


un obstáculo para Jesús, que camina
terriblemente herido, chorreando sangre,
con la vista nublada. De esta forma, cae
por tercera vez, insistiendo en que pesan
mucho nuestros pecados.

MENSAJE PARA MÍ:

Cristo ha caído, está en tierra, tirado por


tanto dolor. ¿Hay alguien que le quiera
ayudar? Todos lo han abandonado. Se
levanta por sí solo y prosigue otra vez el
camino del Calvario. Hoy Jesús sigue
tirado en los enfermos, en los pobres,
en los huérfanos y ancianos
abandonados.

PARA REFLEXIONAR:
En nuestras penas y desalientos Cristo nos
dice que se las encomendemos a Él y Él nos
animará.
“Venid a mí todos los que estais afligidos y
agobiados, y yo los aliviaré.” (Mateo 11,28).
“Estad prevenidos y orad para no caer en
tentación, porque el espíritu está dispuesto,
pero la carne es débil.” (Mateo 26,41)

MI ORACIÓN:
Jesús, yo te veo inclinado hasta la tierra
sufriendo por mí. Perdóname, Jesús, por las
muchas veces que te he ofendido.
Levántame por tu gran misericordia.
Agradezco, Señor, tus obras.
DÉCIMA ESTACIÓN:
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.

Por fin llega Jesús al monte Calvario.


Descansa su hombro, pero la turba
comienza a maltratarlo de nuevo,
rasgándole la ropa, hasta despojarlo de
sus vestiduras. Los soldados se sortean
la túnica.

MENSAJE PARA MÍ:

Cuántas veces yo mismo he maltratado a


Jesús con mi comportamiento, hacia los
demás, empujando o golpeando a mis
hermanos, compañeros o amigos... A
partir de hoy intentaré mejorar mi
relación con los demás, “Perdonando y
pidiendo Perdón”

PARA REFLEXIONAR:
No fue fácil para Jesús, como hombre, aceptar
su Pasión y Muerte, también sintió angustia y
dolor. En la Oración del Huerto, cuando sudó
sangre le pidió al Padre celestial que, de ser
posible, lo salvara de esos tormentos, sin
embargo, se sometió totalmente a Su
voluntad.

MI ORACIÓN:
Jesús, te despojan de tus vestidos. Haz
que yo me despoje de todo lo que es malo,
para poder seguirte generosamente.
Perdón, Señor, porque he pecado contra Ti.
UNDÉCIMA ESTACIÓN:
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ.

Antes del mediodía, los soldados


comienzan a clavar en la cruz a Jesús,
traspasándole las manos y los pies. La
gente, mientras tanto, está ansiosa por
verlo morir.

MENSAJE PARA MÍ:

Yo no puedo hacer nada para defender a


Jesús, pero sí puedo hacer mucho por
mis hermanos, por mis compañeros y
vecinos; en todos ellos cuando sufren
vuelve a ser crucificado Jesús. Nunca
tendré deseos de venganza; siempre
amaré a los demás, pues así lo quiere
Dios.

PARA REFLEXIONAR:
La Cruz para el cristiano significa salvación,
amor de Dios, victoria sobre el pecado y
sobre la muerte. En la Cruz de Cristo se
cumplieron las promesas de Dios, que nos
daría un Redentor, para la salvación de
nuestras almas.

MI ORACIÓN:
Jesús, te clavan en la cruz por mí. ¿Cómo
puedo quejarme de tus mandatos que son
para mí la salvación? Jesús, quiero estar
contigo en la cruz.
Gracias, Padre, por darnos a tan gran
Redentor. Gracias Jesús por reconciliarnos
con Dios.
DUODÉCIMA ESTACIÓN:
JESÚS MUERE EN LA CRUZ.

Una vez clavado en la cruz, Jesús es


elevado, para agonizar penosamente y
morir a eso de las tres de la tarde. Sus
últimas palabras: “Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu!”, hacen vibrar la
tierra, mientras la gente se llena de miedo
y las cortinas del templo se rasgan de
arriba hacia abajo. ¡Ha muerto el Hijo de
Dios!

MENSAJE PARA MÍ:

Jesús muere. Así cumple la voluntad del


Padre eterno: darnos a todos la salvación
y la vida eterna. La muerte de Jesús es
el camino de la Resurrección, y es el
camino que yo debo recorrer: muerte al
pecado para resucitar un día en el Cielo.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús muere por nosotros porque es el Buen
Pastor que da la vida para salvar a sus ovejas
“Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su
vida por las ovejas.” (Juan 10,11). Jesús vence
a la muerte resucitando glorioso, al tercer día,
para nunca más morir.

MI ORACIÓN:

Jesús, has muerto en la cruz, y me enseñas


el amor y el perdón. Por tu cruz y
resurrección nos has salvado, Señor.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN:
LA VIRGEN MARÍA RECIBE EL CUERPO DE SU HIJO.

Al atardecer, José de Arimatea y


Nicodemo bajan el cuerpo de Jesús y lo
entregan a la Virgen María, que sufre
inconsolable.

MENSAJE PARA MÍ:

También la Virgen María sufre por mis


faltas, pues cuando me porto mal vuelvo
a renovar la muerte de su Hijo Jesús.
Ella nos acompañará hasta el último
momento, cuando cada uno de nosotros
exhale el último suspiro y
comprendamos la muerte no como un fin,
sino como el inicio a una verdadera vida,
acompañado de Jesús y de María
Santísima.

PARA REFLEXIONAR:
“Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a
quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí
tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: «Aquí
tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el
discípulo la recibió en su casa.” (Juan 19, 26-27)
Jesús, en la persona del apóstol San Juan, nos
dejó a María como Madre de todos los
hombres.

MI ORACIÓN:

Jesús, una espada de dolor atravesó el


corazón de tu Santísima Madre cuando
fuiste puesto sin vida en sus brazos.
Ayúdame a ser hijo leal de María, mi Madre.
Madre llena de dolores, haz Tú que
cuando expiremos, entreguemos nuestras
almas por tus manos al Señor.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN:
JESÚS ES SEPULTADO.

Cerca del lugar donde crucificaron a


Jesús hay un huerto con un sepulcro
nuevo. Ahí colocan a Jesús. La
Virgen María y los Discípulos esperan
que finalmente resucite, para vencer a la
muerte y al pecado, como Él había
prometido.

MENSAJE PARA MÍ:

Pienso en mi bautismo, que es una


muerte al pecado. He sido sepultado con
Cristo, para resucitar a una nueva vida
con Él.

PARA REFLEXIONAR:
Participamos en la muerte y resurrección de
Jesucristo, apartándonos del pecado y
viviendo en gracia para poder un día resucitar
con Él.
Para fomentar más mi fe de cristiano debo
creer en la Resurrección y practicar la vida que
Jesús nos puso como ejemplo en sus obras y
palabras.
MI ORACIÓN:

Jesús, tus enemigos han triunfado al sellar


tu tumba. Pero tu triunfo eterno comenzó la
mañana de Pascua con tu Resurrección.
Ayúdame, Jesús, a confiar en la Resurrección
de mi alma.

Si morimos contigo, creemos que


resucitaremos contigo. Tú eres nuestra
salvación y nuestra gloria para siempre.
u
Jesús es condenado a
muerte.

Esta estación representa la


casa de Pilato en donde
Jesús fue azotado,
coronado de espinas y por
último condenado a muerte.
Jesús carga con la cruz

Cuando fue condenado a la


muerte como de costumbre
debían de cargar la cruz.

Jesús cae por primera vez

Jesucristo extenuado de
dolor y de la fatiga, cae en
tierra oprimido por el peso
de la cruz.
Jesús encuentra a su
Santísima Madre

Esta estación representa el


triste encuentro del Hijo con
su afligida Madre.
La Verónica seca el rostro
El Cirineo ayuda a Jesús
de Jesús.
a llevar la cruz.
Esta estación representa el
Viendo los judíos tan
lugar donde la piadosa
desfallecido a Jesús, le
Verónica limpio el rostro
pidieron a un Cirineo para
del Señor, quedando
que le ayudara.
estampados en el lienzo las
facciones de Jesús.
Jesús cae por segunda vez.

En este lugar Jesús, cada


vez más debilitado por el
dolor y el cansancio, cae por
segunda vez.
Jesús consuela a las
mujeres de Jerusalén.

Esta estación representa el


lugar en que unas piadosas
mujeres, viendo al señor,
lloran amargamente.

Jesús cae por tercera vez.

El Señor, agotadas ya sus


fuerzas cae por tercera vez
en tierra.
Jesús es despojado de sus
vestiduras.

Esta estación representa el


monte Calvario, en donde al
Señor lo despojaron de sus
prendas.
Jesús es clavado en la
cruz.

El Señor después de ser


tendido en la cruz, fue
clavado en ella de pies y
manos.

Jesús muere en la cruz.

El Señor muere en la cruz


por nosotros, en medio de
una gran agonía.
Jesús es bajado de la cruz.

Esta estación representa


cuando el cuerpo de Jesús
es bajado de la cruz por
José de Nicodemus y
puesto en brazos de María,
su Madre.
Jesús es colocado en el
sepulcro.

Esta estación representa el


entierro del Santo Cuerpo
del Señor.

https://es.slideshare.net/raicesdelconocimiento/viacrucis-13193122
La historia de la Pasión y muerte de Jesús comienza en el tribunal de Poncio Pilato, que
era el Procurador Romano... El pueblo, azuzado por los sacerdotes grita exigiendo la
muerte de Cristo, porque había dicho que Él era el Hijo de Dios. Finalmente, Pilato
entrega a Jesús para que lo crucifiquen; les dice: “¡He aquí el hombre!”.

MENSAJE PARA MÍ:


Jesús fue condenado injustamente; y yo también muchas veces he sido regañado o
castigado injustamente. Pero yo mismo he juzgado y rechazado a los demás también
en muchas ocasiones. Pediré perdón a Dios.
PARA REFLEXIONAR:
Jesús siempre dijo la verdad e hizo el bien.
“No juzgueis, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que vosotros juzguéis
se os juzgará, y la medida con que midáis se usará para vosotros.” (Mateo 7, 1-2)

MI ORACIÓN:
Jesús, Tú aceptaste morir por mí para que yo tenga vida eterna y me haga hijo de
Dios. Enséñame a apreciar siempre tu sacrificio.
Padre nuestro, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

Había la costumbre de dar muerte a los bandidos colgándolos de una cruz; y con esa
muerte quisieron los judíos aniquilar a Jesús. Le cargan la cruz sobre los hombros y,
entre burlas y golpes, lo hacen dirigirse al monte Calvario.

MENSAJE PARA MÍ:


En la carga de la cruz iban representados todos nuestros pecados. Cristo nos salva a
todos, y quiere que yo sea su discípulo, siguiendo paso a paso el camino que Él ha
recorrido, o sea, cargando sin debilidad la “cruz” de mis deberes y trabajos.

PARA REFLEXIONAR:
A partir del pecado original el hombre había perdido la amistad de Dios y Cristo vino
a devolvérnosla. Con su Pasión y Muerte produjo méritos infinitos, que satisfacen los
pecados de la humanidad.
“... pero donde abundó el pecado, sobre abundó la gracia” (Romanos 5,20).

MI ORACIÓN:
Jesús, Tú has escogido una muerte muy triste en la cruz. Has pagado un gran precio
por mi redención. Haz que siempre lo recuerde.
Señor, te ofrezco el esfuerzo de mis tareas.

El peso de la cruz es insoportable para el cuerpo fatigado y herido de Jesús, que cae
por primera vez, dando a entender que los pecados de la humanidad, significados en la
cruz, eran muy graves.
MENSAJE PARA MÍ:
Como cristiano, debo tomar mis “cruces” de cada día. Pero muchas veces me escapo
y dejo mis clases, mis tareas, mis trabajos. Pediré al Señor su gracia para tomar mi cruz
y cuando caiga por haber cometido una falta, levantarme animoso.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús nos salvó haciéndose obediente hasta la muerte de cruz y resucitando de entre
los muertos. Quiso padecer y morir por amor a nosotros, para reconciliarnos con Dios y
llevarnos al cielo.
Con nuestras mentiras, desobediencias, malas palabras, pleitos y otros pecados con
los que ofendemos a Dios, hacemos más pesada su Cruz. Pidamos perdón por ello.

MI ORACIÓN:
Jesús, tu dolorosa caída bajo la cruz y el rápido levantamiento, me enseñan a
arrepentirme y levantarme lo más pronto posible. Hazme fuerte para vencer mis malas
inclinaciones.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo. ¡Ten piedad de nosotros!

Entre los gritos furiosos de la turba y los gemidos de las mujeres, Jesús puede sentir los
suspiros de su Madre, la Virgen María, que es testigo de los tormentos de su Hijo.

MENSAJE PARA MÍ:


La Virgen María quería mucho a su Hijo, como todas las mamás del mundo aman a
sus hijos. Por eso sigue a Jesús en la Pasión. Ella quiere cooperar en la salvación de
todos los hombres. Me pone el ejemplo para tener buen corazón con las personas
necesitadas: los pobres, los tristes y los enfermos.

PARA REFLEXIONAR:
La Virgen María tiene un lugar muy importante en la Iglesia, Ella es Modelo, Madre,
Maestra, y Reina de la humanidad. Ella es el mejor camino que nos lleva a Jesús.
Después de Dios, Ella es quien más merece nuestro amor.
A Jesús por María.

MI ORACIÓN:
Jesús, tu afligida Madre se resignó a tu Pasión porque es también mi Madre, y desea
ver que me porte como hijo de Dios. Jesús, quiero amar mucho a tu Santísima Madre.
Virgen María, Madre de Jesús, santifícame.
Viendo a Jesús malherido, los soldados comienzan a temer que se muera antes de
llegar al monte Calvario. Obligan, pues, a un hombre de Cirene, llamado Simeón, a que
le ayude con la cruz.

MENSAJE PARA MÍ:


Cuando ayudo a los afligidos, a los enfermos, a los pobres y necesitados, es a Jesús a
quien ayudo a llevar su cruz.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús es nuestro hermano porque Él es el Hijo de Dios y nosotros por el Bautismo
también somos hijos de Dios. Cristo derramó su sangre por todos, para que juntos
formemos una sola familia. Debemos amar a nuestros semejantes, porque son
nuestros hermanos.

MI ORACIÓN:
Jesús, Simón te ayudó a llevar la cruz. Por eso hazme comprender el valor de mis
trabajos para que me acerquen más a ti.
Te alabo, Señor, con mis hermanos.

Una mujer, llamada Verónica, tiene compasión de Jesús, viendo su aspecto


desfallecido y maltratado, lleno de sangre y sudor. Quiere aliviarlo un poco
enjugándole la cara con un paño limpio; en el paño queda impreso el rostro de Jesús.

MENSAJE PARA MÍ:


Jesús le agradece a la Verónica su caridad. Cuántas personas me ayudan, como mis
papás, mis maestros y mis amigos; no seré ingrato y orgulloso con ellos, sino
agradecido.

PARA REFLEXIONAR:
La Verónica fue una mujer buena que limpió el rostro herido de Jesús. Él le dio como
premio la imagen de su rostro estampada en aquella tela.
Al igual que la Verónica, también yo debo poner atención a las necesidades de los
demás.
“Haz con el prójimo lo que quieras que él haga contigo” (Mateo 7,12)

MI ORACIÓN:
Jesús, cuán generosamente recompensaste a esta mujer. Cuando yo lucho contra el
pecado y ayudo a los más necesitados, Tú me recompensas viniendo a mi corazón.
Jesús, enséñame a amar a los demás y que se cumpla lo que Tú has dicho: “Cualquier
cosa que hagas con uno de esos pobres, conmigo lo haces” (Mateo 25, 40).
El camino hacia el Calvario parece inacabable. Jesús se agota cada vez más y cae de
nuevo, bajo el enorme peso de la cruz.

MENSAJE PARA MÍ:


Una y otra vez puedo caer, por egoísmo, soberbia o debilidad, no soy fuerte. Pediré
al Señor que me ayude para vencer las dificultades y no caer.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús me da ejemplo de levantarme lo más pronto posible. Se necesita reparar el
mal hecho y acercarse al sacramento de la Confesión.

MI ORACIÓN:
Jesús, hago muchos propósitos y caigo, pero Tú me ayudas a levantarme para
seguirte. Ayúdame, Jesús, robustece mi voluntad para procurar siempre el bien y evitar
el mal.

Al pasar por un sitio conocido como “Calle de la Amargura”, Jesús escucha las
lamentaciones de un grupo de mujeres, que lloran por Él. Sacando fuerzas de entre su
debilidad, Jesús les dice: “No lloreis por mí, sino por vosotros, y por vuestros hijos”.

MENSAJE PARA MÍ:


Como Jesús, debo tener tristeza por los pecados de todo el mundo; yo mismo
procuraré hacer sufrir menos a Jesús evitando el mal.

PARA REFLEXIONAR:
Jesús no tenía pecados, murió por nosotros, por eso les dijo a las mujeres que no
lloraran por Él, sino por la gente del mundo, que vivía apartada de Dios.

MI ORACIÓN:
Jesús, Tú enseñaste a estas mujeres a llorar más bien por los pecados que por el
dolor físico. Aumenta la fe en mi salvación, quiero ayudar a todos con alegría.

Cualquier piedra y hoyo en el camino es un obstáculo para Jesús, que camina


terriblemente herido, chorreando sangre, con la vista nublada. De esta forma, cae por
tercera vez, insistiendo en que pesan mucho nuestros pecados.

MENSAJE PARA MÍ:


Cristo ha caído, está en tierra, tirado por tanto dolor. ¿Hay alguien que le quiera
ayudar? Todos lo han abandonado. Se levanta por sí solo y prosigue otra vez el camino
del Calvario. Hoy Jesús sigue tirado en los enfermos, en los pobres, en los huérfanos y
ancianos abandonados.

PARA REFLEXIONAR:
En nuestras penas y desalientos Cristo nos dice que se las encomendemos a Él y Él
nos animará.
“Venid a mí todos los que estais afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.” (Mateo
11,28)
“Estad prevenidos y orad para no caer en tentación, porque el espíritu está
dispuesto, pero la carne es débil.” (Mateo 26,41)

MI ORACIÓN:
Jesús, yo te veo inclinado hasta la tierra sufriendo por mí. Perdóname, Jesús, por las
muchas veces que te he ofendido. Levántame por tu gran misericordia. Agradezco,
Señor, tus obras.

Por fin llega Jesús al monte Calvario. Descansa su hombro, pero la turba comienza a
maltratarlo de nuevo, rasgándole la ropa, hasta despojarlo de sus vestiduras. Los
soldados se sortean la túnica.

MENSAJE PARA MÍ:


Cuántas veces yo mismo he maltratado a Jesús con mi comportamiento,, empujando
o golpeando a mis hermanos, compañeros o amigos... Intentaré mejorar.

PARA REFLEXIONAR:
No fue fácil para Jesús, como hombre, aceptar su Pasión y Muerte, también sintió
angustia y dolor. En la Oración del Huerto, cuando sudó sangre le pidió al Padre
celestial que, de ser posible, lo salvara de esos tormentos, sin embargo, se sometió
totalmente a Su voluntad.

MI ORACIÓN:
Jesús, te despojan de tus vestidos. Haz que yo me despoje de todo lo que es malo,
para poder seguirte generosamente. Perdón, Señor, porque he pecado contra Ti.

Antes del mediodía, los soldados comienzan a clavar en la cruz a Jesús, traspasándole
las manos y los pies. La gente, mientras tanto, está ansiosa por verlo morir.

MENSAJE PARA MÍ:


Yo no puedo hacer nada para defender a Jesús, pero sí puedo hacer mucho por mis
hermanos, por mis compañeros y vecinos; en todos ellos cuando sufren vuelve a ser
crucificado Jesús. Nunca tendré deseos de venganza; siempre amaré a los demás, pues
así lo quiere Dios.
PARA REFLEXIONAR:
La Cruz para el cristiano significa salvación, amor de Dios, victoria sobre el pecado y
sobre la muerte. En la Cruz de Cristo se cumplieron las promesas de Dios, que nos
daría un Redentor, para la salvación de nuestras almas.
MI ORACIÓN:
Jesús, te clavan en la cruz por mí. ¿Cómo puedo quejarme de tus mandatos que son
para mí la salvación? Jesús, quiero estar contigo en la cruz.
Gracias, Padre, por darnos a tan gran Redentor. Gracias Jesús por reconciliarnos con
Dios.

Una vez clavado en la cruz, Jesús es elevado, para agonizar penosamente y morir a eso
de las tres de la tarde. Sus últimas palabras: “Padre, en tus manos encomiendo mi
espíritu!”, hacen vibrar la tierra, mientras la gente se llena de miedo y las cortinas del
templo se rasgan de arriba hacia abajo. ¡Ha muerto el Hijo de Dios!

MENSAJE PARA MÍ:


Jesús muere. Así cumple la voluntad del Padre eterno: darnos a todos la salvación y
la vida eterna. La muerte de Jesús es el camino de la Resurrección, y es el camino que
yo debo recorrer: muerte al pecado para resucitar un día en el Cielo.
PARA REFLEXIONAR:
Jesús muere por nosotros porque es el Buen Pastor que da la vida para salvar a sus
ovejas “Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las ovejas.” (Juan 10,11).
Jesús vence a la muerte resucitando glorioso, al tercer día, para nunca más morir.
MI ORACIÓN:
Jesús, has muerto en la cruz, y me enseñas el amor y el perdón. Por tu cruz y
resurrección nos has salvado, Señor.

Al atardecer, José de Arimatea y Nicodemo bajan el cuerpo de Jesús y lo entregan a la


Virgen María, que sufre inconsolable.

MENSAJE PARA MÍ:


También la Virgen María sufre por mis faltas, pues cuando me porto mal vuelvo a
renovar la muerte de su Hijo Jesús.
PARA REFLEXIONAR:
“Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer,
aquí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel
momento, el discípulo la recibió en su casa.” (Juan 19, 26-27)
Jesús, en la persona del apóstol San Juan, nos dejó a María como Madre de todos los
hombres.
MI ORACIÓN:
Jesús, una espada de dolor atravesó el corazón de tu Santísima Madre cuando fuiste
puesto sin vida en sus brazos. Ayúdame a ser hijo leal de María, mi Madre.
Madre llena de dolores, haz Tú que cuando expiremos, entreguemos nuestras almas
por tus manos al Señor.

Cerca del lugar donde crucificaron a Jesús hay un huerto con un sepulcro nuevo. Ahí
colocan a Jesús. La Virgen María y los Discípulos esperan que finalmente resucite, para
vencer a la muerte y al pecado, como Él había dicho.

MENSAJE PARA MÍ:


Pienso en mi bautismo, que es una muerte al pecado. He sido sepultado con Cristo,
para resucitar a una nueva vida con Él.

PARA REFLEXIONAR:
Participamos en la muerte y resurrección de Jesucristo, apartándonos del pecado y
viviendo en gracia para poder un día resucitar con Él.
Para fomentar más mi fe de cristiano debo creer en la Resurrección y practicar la
vida que Jesús nos puso como ejemplo en sus obras y palabras.

MI ORACIÓN:
Jesús, tus enemigos han triunfado al sellar tu tumba. Pero tu triunfo eterno comenzó
la mañana de Pascua con tu Resurrección. Ayúdame, Jesús, a confiar en la
Resurrección de mi alma.
Si morimos contigo, creemos que resucitaremos contigo. Tú eres nuestra salvación y
nuestra gloria para siempre.
Conocido también como “camino dela Cruz”, “Estaciones
de la cruz” y Vía dolorosa”. El Via
Hace referencia a los momentos vividos por Jesús desde el
momento en que fue aprehendido hasta su crucifixión y
sepultura.

Es una devoción centrada en los episodios más notables de


la Pasión, la cual, costa de 15 estaciones que se recorren
caminando grupalmente, ya sea dentro del templo o por
las calle. En cada estación se hace oración, una lectura
bíblica, reflexión y un canto.

La costumbre posiblemente comenzó en Jerusalén en


ciertos lugares de la vía dolorosa, pero la devoción como
se conoce hoy en día, probablemente se deba a los
Franciscanos, ya que a ellos, se les concedió en 1342, la
custodia de los lugares más preciados de la Tierra Santa.

El Viernes Santo de 1991, el Papa Juan Pablo II, añadió la


estación Número 15 de la Resurrección.

Crucis Crucis
https://slideplayer.es/slide/5446741/
Via crucis
u
Promesas para los devotos del Vía Crucis
El hermano Estanislao (1903 - 1927)

A la edad de 18 años, un joven español ingresó al noviciado de los


“Hermanos de las Escuelas Cristianas”, en Bugedo - España. En la
vida religiosa, este joven tomó los votos de religión que son: el
cumplimiento de los reglamentos, avanzar en la perfección cristiana y
alcanzar el amor puro. El mes de octubre de 1926, este hermano se
ofreció a Jesús por medio de María Santísima. Poco después de haber
hecho esta donación heroica de sí mismo, el joven religioso se
enfermó y fue obligado a descansar. Murió santamente el mes de
marzo, 1927.

Según el maestro de novicios, este religioso era un alma escogida de


Dios que recibía mensajes del cielo. Los confesores del joven, así
como los teólogos, reconocieron estos hechos sobrenaturales como
actos insignes. El joven se llamaba hermano Estanislao. El director
espiritual del hermano Estanislao le había ordenado escribir todas las
promesas transmitidas por nuestro Señor. Esto sería para el bien
espiritual de los que fueran devotos del Vía Crucis. Las promesas son
las siguientes:

Promesas para los devotos del Vía Crucis

1. Yo concederé todo cuanto se me pidiere con fe, durante el Vía Crucis.


2. Yo prometo la vida eterna a los que, de vez en cuando, se aplican a
rezar el Vía Crucis.
3. Durante la vida, yo les acompañaré en todo lugar y tendrán mi ayuda
especial en la hora de la muerte.
4. Aunque tuvieran más pecados que las hojas de la hierba que crece en
los campos, y más que los granos de arena en el mar, todos serán
borrados por medio de esta devoción al Vía Crucis. (Nota: esta
devoción no elimina la obligación de confesar los pecados mortales.
Se debe confesar antes de recibir la Santa Comunión).
5. Los que acostumbran rezar el Vía Crucis frecuentemente, gozarán de
una gloria extraordinaria en el Cielo.
6. Después de la muerte, si estos devotos llegasen al purgatorio, yo los
libraré de ese lugar de expiación, el primer martes o viernes después
de morir.
7. Yo bendeciré a estas almas cada vez que rezan el Vía Crucis; y mi
bendición les acompañará en todas partes de la tierra. Después de la
muerte, gozarán de esta bendición en el Cielo, por toda la eternidad.
8. A la hora de la muerte, no permitiré que sean sujetos a la tentación
del demonio. Al espíritu maligno le despojaré de todo poder sobre
estas almas. Así podrán reposar tranquilamente en mis brazos.
9. Si lo rezan con verdadero amor, serán altamente premiados, es decir,
convertiré a cada una de estas almas en copón viviente, donde me
complaceré en derramar mi gracia.
10.Fijaré la mirada de mis ojos sobre aquellas almas que rezan el Vía
Crucis con frecuencia y mis manos estarán siempre abiertas para
protegerlas.
11.Así como yo fui clavado en la cruz, igualmente estaré siempre muy
unido a los que me honran con el rezo frecuente del Vía Crucis.
12.Los devotos del Vía Crucis nunca se separarán de mí porque yo les
daré la gracia de jamás cometer un pecado mortal.
13.En la hora de la muerte, yo les consolaré con mi presencia, e iremos
juntos al cielo. La muerte será dulce para todos los que me han
honrado durante la vida con el rezo del Vía Crucis.
14.Para estos devotos del Vía Crucis, mi alma será un escudo de
protección que siempre les prestará el auxilio cuando recurran a mí.

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