Neurobiología del EMDR: La exploración del tálamo y la integración neural

Uri Bergmann
Commack and Bellmore, New York

Los estudios recientes realizados mediante neuroimágen han revelado que en el estrés
post-traumático (TEPT) existe una consistente reducción en la actividad talámica con
respecto de los controles sin TEPT. Los estudios empíricos realizados en la década
pasada han revelado que el tálamo es de capital importancia para la integración de los
procesos perceptivos, somatosensoriales, memorísticos y cognitivos (enlace temporal
tálamo-cortical). Se propone un modelo teórico que indicaría que uno de los
mecanismos subyacentes de la estimulación mediante EMDR (estimulación dual de la
atención/estimulación bilateral [EDA/EBL]) sería la estimulación talámica,
concretamente de sus núcleos ventro-lateral y centro-lateral. Se plantea la hipótesis de
que ello facilitaría la reparación e integración de las funciones somatosensorial,
memorística, cognitiva,las funciones del lóbulo frontal y las funciones de sincronización
inter-hemisférica, todas las cuales se encuentran alteradas en el TPET.

Palabras clave: EMDR; tálamo, oscilación neural, enlace tálamo-cortico-temporal,

actividad de la banda gamma de 40 Hz (ABG).

manifestaban principalmente en forma

EN la década pasada, las
publicaciones descriptivas y empíricas
referentes al . . estrés post-traumático
(TEPT) existentes han dado la
impresión de que se trataba de un
trastorno que se manifestaba por la
incapacidad de integrar un suceso
traumático plenamente en la conciencia,
motivo por el cual se producía la
intrusión de recuerdos traumáticos
fragmentarios en la conciencia que se
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sensorial. Estos fragmentos sensoriales
intrusivos podían ser de naturaleza
visual, olfatoria, auditiva, cinestésica o
visceral. De acuerdo con ello, el TEPT
se manifiesta en forma de síntomas
elocuentes de recuerdos intrusivos, de
pesadillas o de diversas modalidades de
flashbacks somatosensoriales. Los
modelos especulativos previos de
EMDR ( ver más adelante) han
abordado la facilitación producida por
1
el EMDR para que se produzca la
aparición tanto de reflejos de
investigación, de activación del lóbulo
frontal, de activación de los sistemas
REM, de reducción de la valencia
emocional y de la conductividad
electrodérmica como también la
depotenciación sináptica y la inversión
de la supresión recíproca en el córtex
cingulado anterior.
Los recientes estudios realizados (ver
más adelante) con neuroimágen han
revelado que, en el TEPT, la activación
talámica exhibe un reducción constante
con respecto de los controles sin TEPT,
lo que indicaría que determinadas zonas
del tálamo están operando a un nivel
bajo de funcionamiento. Los estudios
empíricos llevados a cabo en la década
pasada han mostrado que el tálamo es de
capital importancia para el proceso de
enlace tálamo-cortico-temporal, proceso
en el que la actividad de todas las redes
funcionales del cerebro se sincroniza,
aún cuando cada una de ellas oscile
inicialmente a su propia frecuencia
diferente, y se une de forma coherente
en tiempo real. Se ha demostrado, por
ello, que el tálamo, junto con sus
funciones de enlace, constituye una
plataforma sobre la cual se produce la
integración perceptiva, somatosensorial,
cognitiva y memorística..
De acuerdo con lo anterior, en este
comentario se explorarán y se
establecerán los paralelos existentes
entre las bases de la investigación de la
neurobiología del TEPT, los estudios
neurobiológicos de EMDR, la oscilación
neuronal sincrónica, la percepción, la
memoria y el enlace tálamo-temporal.
Se incluirá, además, la teoría propuesta
de que la estimulación mediante EMDR
2 Journal of EMDR Practice
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(EDA/EBL) podría facilitar la
activación de los núcleos talámicos,
ventrolateral y centro-lateral, facilitando
de esta forma, la reparación e
integración de las funciones
hemisféricas somatosensoriales,
memorísticas, cognitivas y de
sincronización. Se demostrará, además,
que la activación del núcleo
ventrolateral podría facilitar la
activación de la corteza prefrontal
dorsolateral, zona que se encuentra
alterada en el TEPT.
Modelos especulativos
de los mecanismos de
EMDR
Se han propuesto diversos modelos
que pudieran dar cuenta de cuales son
los mecanismos de acción subyacentes
de EMDR. Denny (1995) ha sugerido la
existencia de un modelo de inhibición
en virtud del cual, por medio de un
reflejo de orientación, quedarían
suprimidas las perturbaciones existentes
debidas a los recuerdos traumáticos.
Armstrong y Vaughn (1996)
propusieron un modelo de extinción
según el cual parecería ser que el reflejo
de orientación actuaría como catalizador
de una nueva valoración y cambio en el
modelo neuronal del estímulo
incondicionado. MacCulloch y Feldman
(1996) han propuesto que, como
consecuencia de la acción de
componentes viscerales positivos de una
respuesta orientadora investigatoria, los
movimientos oculares que se producen
en el EMDR facilitarían la aparición de
un “reflejo de tranquilidad”. Andrade,
Kavanagh y Baddeley (1997) han
propuesto que los movimientos oculares
and
podrían ser responsables de la
interferencia producida en la viveza con
que es percibido el material traumático
en el esquema visuoespacial de la
memoria de trabajo. Estudiando los
efectos que el EMDR produce en la
lateralización hemisférica, propuso
Bergmann (1998) que la EDA/EBL
sería la responsable de facilitar la
reinicialización de las células
marcapasos septales, determinando así
la resincronización de la conectividad
funcional de los hemisferios cerebrales.
Bergmann (2000) ha indicado que la
EDA/EBL podría facilitar la activación
de la porción lateral del cerebelo la cual,
actuando como un área de asociación, se
proyectaría hacia los núcleos ventro-
lateral y central-lateral del tálamo,
activando dichos núcleos. Se ha
mostrado que el núcleo ventro-lateral
del tálamo emite fibras de proyección
hacia las áreas prefrontales
dorsolaterales de la corteza cerebral,
activándolas, facilitando de esta forma,
la integración de los recuerdos
traumáticos en las redes semánticas
generales y en otras redes neocorticales.
Stickgold (2002) ha propuesto que la
estimulación mediante EMDR actuaría
de mediadora en la liberación de una
oleada suficiente de acetilcolina,
facilitando con ello la activación de
sistemas fisiológicos similares a la fase
REM del sueño, lo que determinaría que
se produjera la consiguiente reducción
en la intensidad, tanto de los recuerdos
episódicos mediados por el hipocampo
como de la afectividad negativa
mediada por la amígdala que aparecen
en el TPET. Se concluyó, en
consecuencia, que ello actuaría de
mediador en la integración de los
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Research, Volume 2, Number 4, 2008
recuerdos traumáticos en las redes
semánticas generales. Corrigan (2002)
postuló que los estímulos auditivos,
visuales y táctiles producidos con el
EMDR facilitarían la estimulación
bilateral de los fascículos tálamo-
cingulado relevantes, produciéndose la
estimulación y la deactivación gradual
de la subdivisión (ventral) afectiva de la
circunvolución cingulada anterior que
permitiría, entonces, que se produjera la
estimulación y activación de la
subdivisión (dorsal) cognitiva y la
inhibición recíproca de la porción
anterior del cíngulo. Barrowcliff, Gray,
MacCulloch, Freeman y MacCullouch
(2003) demostraron, consecuentemente
con lo sostenido por MacCulloch y
Feldman (1996), los efectos psico-
fisiológicos de reducción del arousal que
se producen como consecuencia de los
movimientos oculares, tras haberse
estimulado dicho arousal. Barrowcliff,
Gray, Freeman y MacCullouch (2004)
observaron las reducciones que se
producían en las mediciones de la
viveza y valencia emocional de los
recuerdos emocionales que se producían
durante los movimientos oculares con
respecto de las mismas en condiciones
oculares estacionarias. Con ello sugerían
que dichos hallazgos eran consecuentes
con el modelo del reflejo tranquilizador
de MacCulloch y Feldman (1996),
yendo dichos hallazgos en apoyo de
dicho modelo. Explorando el proceso
límbico de la formación del recuerdo del
miedo, Rasolkhani-Kalhorn y Harper
(2006) observaron que la depotenciación
producida en dichas sinapsis límbicas
por la estimulación de baja frecuencia
(EBF) conducía a un borramiento o a
una modificación de dichos recuerdos.
3
Los autores propusieron que la EBF
podría haber sido inducida por la
estimulación producida por el EMDR, lo
que determinaría que se produjera la
depotenciación de dichas sinapsis,
obteniéndose como resultado el
apagamiento o modificación de los
indicios existentes del recuerdo del
miedo. Kaye (2007) procedió a aislar y a
explorar los movimientos oculares que
se producen durante la sesión de
EMDR. Este autor ha propuesto que la
tarea de seguimiento ojo-dedo podría
lograr su efecto terapéutico si se emplea
la monitorización de error para invertir
el orden de la supresión de la
subdivisión superior (dorsal) cognitiva
de la porción anterior del cíngulo por la
de la subdivisión inferior (ventral),
afectiva, facilitando así, la inversión de
esta supresión recíproca. Este modelo es
consecuente con la especulación hecha
por Corrigan (2002).
Anatomía descriptiva y funcional
En los últimos veinte años se ha
arrojado mucha luz en el área de la
neurobiología. Gran parte de la
investigación realizada ha estado
centrada en los componentes que actúan
de mediadores en el estado emocional
de la mente. En concreto, ha quedado
claramente expresada la interrelación
que existe entre la estructura y la
función de la amígdala, el tálamo, la
corteza cerebral prefrontal dorsolateral
izquierda y el hipocampo. Para
comprender las disfunciones que se
producen en estas estructuras como
consecuencia del TEPT, es necesario
realizar una breve descripción funcional
de éstas.
4 Journal of EMDR Practice
Research, Volume 2, Number 4, 2008
La amígdala
La amígdala es un manojo de
estructuras interconectadas, en forma de
almendra, que se sitúa por encima del
tronco del encéfalo. Está compuesta por
dos estructuras que anidan en el lóbulo
temporal de los hemisferios cerebrales
izquierdo y derecho. La porción
corticomedial de la amígdala del
hemisferio derecho está conectada
principalmente con el bulbo olfatorio, el
hipotálamo y con los núcleos viscerales
del tronco del encéfalo. La porción
basolateral de la amígdala del
hemisferio izquierdo está conectada con
el tálamo y con partes de la corteza
cerebral (Brodal, 1980,1992).
La amígdala es el punto central de
confluencia en el que toda la
información procedente de los sentidos
es unida y dotada de un significado
emocional. En la arquitectura cerebral,
la amígdala está preparada para
funcionar como una alarma. La llegada
de señales incompletas o confusas
procedentes de los sentidos determina
que la amígdala haga un rastreo en pos
de potenciales experiencias de peligro.
Las señales sensoriales procedentes de
los ojos, boca, piel y oídos llegan en el
cerebro, primero al tálamo para ser
transmitida luego a través de una única
sinapsis, a la amígdala. Las señales
sensoriales procedentes de la nariz son
dirigidas directamente a la amígdala,
evitando incluso al tálamo (LeDoux,
1986, 1992, 1994). Una segunda señal
procedente del tálamo es proyectada
hacia el neocórtex- el cerebro pensante.
Esta ramificación es la que permite que
la amígdala responda antes que el
neocórtex, que acumulará información a
and
través de diversos estratos de los
circuitos cerebrales antes de proceder a
completar la percepción e iniciar una
respuesta (LeDoux, 1986). Al activarse
la amígdala, bien sea por un estrés
externo o por ansiedad interna, el nervio
que va desde el cerebro hasta las
glándulas suprarrenales, desencadena en
ésta la liberación de adrenalina ,
mientras que el que se ha originado en el
locus coeruleus en el tronco del
encéfalo, desencadenará en éstas la
liberación de noradrenalina,
propagándose ambas hormonas a través
de todo el cuerpo, provocando el estado
de alerta. Estos neurotransmisores
activan los receptores del nervio vago
(Le Doux, 1986). Si bien el nervio vago
vehicula mensajes que, partiendo desde
el cerebro, permiten regular la función
cardiaca, como consecuencia de la
acción de la adrenalina y de la
noradrenalina, éste también vehiculará
señales hacia el cerebro. La amígdala es
el principal lugar del cerebro hacia el
cual son vehiculadas dichas señales.
Ellas activan neuronas situadas dentro
de la propia amígdala, las cuales se
encargarán de transmitir dichas señales
hacia otras regiones cerebrales de forma
tal que se pueda reforzar el recuerdo de
lo que acaba de suceder. Parece ser que
este arousal amigdaloideo imprimiría en
la memoria un grado adicional de fuerza
a la mayor parte de los momentos de
arousal emocional (Goleman, 1995).
Cuanto mayor sea el arousal
amigdaloideo, tanto más fuerte será la
impronta en al memoria (Le Doux,
1986).
La corteza cerebral prefrontal
dorsolateral
Journal of EMDR Practice and
Research, Volume 2, Number 4, 2008
Parece ser que el conmutador cerebral
de apagado de la amígdala estaría
localizado en el extremo opuesto de uno
de los circuitos principales del
neocórtex, concretamente en el lóbulo
prefrontal izquierdo, justo por detrás de
la frente (Brodal, 1980). Parte de este
sistema de circuitos aparece también en
el lóbulo temporal. Esta parte prefrontal
dorsolateral del cerebro, al modular la
amígdala y otras áreas del sistema
límbico, es responsable de una respuesta
más analítica y adecuada frente a los
impulsos emocionales (Le Doux,
1986).La existencia de los circuitos que
conectan la amígdala con los lóbulos
prefrontales antes mencionados
implicaría que las señales de emoción,
ansiedad, cólera y terror generadas en la
amígdala podrían ser las causantes de
una menor activación del área
dorsolateral, perturbando la capacidad
del lóbulo prefrontal de mantener la
memoria de trabajo y la homeostasis
(Selemon, Goldmanrakic &Taminga,
1995).
El hipocampo
Se ha hecho alusión al hipocampo
como la puerta de entrada del sistema
límbico (Winson, 1985). Al igual que la
amígdala, está compuesto por dos
estructuras hipocámpicas que están
situadas en cada uno de los dos
hemisferios cerebrales, adyacentes a las
respectivas amígdalas (Brodal, 1980,
1992). Es en esta estructura donde la
información procedente del neocórtex es
procesada y luego, transmitida al
sistema límbico, lugar en que son
integrados el recuerdo y la emoción
(Reiser, 1994). De acuerdo con ello,
5
parece ser que sería quien procesaría la
memoria en términos de patrones y
conceptos perceptivos. (Le Doux, 1992;
van der Kolk, 1994). Es concretamente
el hipocampo el que reconoce la
trascendencia significativa que tiene el
ver un oso en el zoológico que verlo en
el propio jardín (Goleman, 1995).
Diferencia, además, el significado que
pudieran tener los sucesos ocurridos
hace mucho tiempo atrás de aquellos
más recientes (Reiser, 1994; Winston,
1985). Van der Kolk (1994) observa
que, cuando las personas están
sometidas a condiciones de estrés grave,
secretan hormonas endógenas del estrés
que repercuten sobre la fuerza con que
la memoria se consolida. Él postula que
“la secreción masiva de hormonas
neuroendocrinas producida en el
momento del trauma desempeña un
papel importante en la potenciación (y,
por ende, en la sobreconsolidación) a
largo plazo de los recuerdos
traumáticos” (pág. 259). Él cita el
trabajo de Le Doux (1986, 1992, 1994)
al observar que la aparición de este
fenómeno está mediada en gran parte
por la llegada de noradrenalina a la
amígdala. Esta estimulación excesiva de
la amígdala interfiere con el
funcionamiento del hipocampo,
produciendo una inhibición en la
evaluación cognitiva de las
representaciones experienciales y (Brodal, 1980; Larsell&Jensen, 1972;
semánticas hechas. Los recuerdos son
luego almacenados en forma de
modalidades sensoriomotoras, de
sensaciones somáticas y de imágenes
visuales (van der Kolk & van der Hart,
1989).
Para la información que está mediada
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por los demás sistemas neurales, la red
neuronal hipocámpica actúará, además,
como mediador en la creación de un
conjunto de “indicadores”- o enlaces-
con aquella información, de forma tal
que ésta esté accesible cuando se la
necesite para la evocación de la
memoria (McClelland, McNaughton, &
O’Reilly, 1995). Ésto quedará ilustrado
más adelante como lo será también la
relación que existe entre esta función y
el enlace talámico.
El cerebelo
El cerebelo, órgano de pliegues
múltiples, localizado por detrás de la
parte superior del tronco del encéfalo,
parece tener un número de células
nerviosas que excedería a la población
existente en la corteza cerebral (Noback
& Demarest, 1981; Shepherd, 1983;
Zagon, McLaughlin, & Smith, 1977),
convirtiendo a éste en la mayor
estructura del cerebro humano
(Williams & Herrup, 1998).El cerebelo
y el enorme número de neuronas de que
dispone están conectados con una
elevada ratio de axones de input y
output de 40:1 (Carpenter, 1991)y está
interconectado de forma recíproca con
partes del tronco del encéfalo, de áreas
del sistema límbico, de la corteza
cerebral y de los lóbulos frontales
Llinas& Sotelo, 1992). La existencia de
esta ratio tan elevada de aferencias
(input) y de eferencias (output),
asociadas a una extensa
interconectividad, hacen pensar que esta
estructura estaría involucrada en el
procesamiento de la información, en la
integración (Courchesne& Allen,
and
1997)como también en la consideración
como un área adicional de asociación en
el cerebro (Leiner, Leiner &Dow, 1986,
1991).En conformidad con ello, se
dispone actualmente de evidencia de
que , cuando un individuo lleva a cabo
procesos tales como procesamiento de
información(Courchesne & Allen,
1997), asociaciones semánticas (Peterso,
Fox, Posner, Mintun, & Raichle, 1989),
memoria semántica (Andreasen y col.
1995) memoria de trabajo (Awh, Smith,
& Jonides, 1995), y labores de memoria
declarativa y episódica (Andreasen et
al., 1995), la porción lateral del cerebelo
se ve notablemente activada. Se ha visto
que, debido a la posición fisio-
anatómica que ocupa el cerebelo, que le
permite influir sobre los sistemas
atencionales conocidos, éste puede
contribuir a las operaciones de atención,
permitiendo que ésta sea desplazada de
forma rápida, precisa, suave y sin
esfuerzo (Akshoomoff &Courchesne,
1992, 1994; Courchesne y col.,1994;
Courchesne & Allen, 1997). La
importancia que este hecho tiene
respecto de la relación que existe entre
la atención y la activación y función
talámica quedará ilustrada más adelante.
El tálamo
Se ha descrito al tálamo como la
puerta de entrada a la corteza cerebral y,
por ende, a la conciencia. El tálamo, al
igual que casi todas las estructuras
importantes del cerebro, es bilateral. Los
dos tálamos, con forma de almendra,
están compuestos por unos 50 grupos de
células nerviosas, tejido nervioso y por
fibras llamados núcleos. Con la
excepción del olfato (olor), que se
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proyecta primero hacia la amígdala,
todo el input sensorial externo restante
se proyecta primero hacia el tálamo. El
tálamo se encuentra, además,
interconectado recíprocamente con la
corteza prefrontal, los ganglios basales,
la corteza somatosensorial, las áreas de
asociación, la corteza auditiva, la
corteza visual, el córtex motor, el
cerebelo, el tronco del encéfalo y con
estructuras del sistema límbico. El
tálamo es, por lo tanto, un centro de
retransmisión ascendente y descendente
del procesamiento de la información.
Sus funciones de enlace se ven activadas
por los aspectos atencionales que están
relacionados con el arousal, con los
estados de alerta o con el interés
despertado. Como se ha observado
anteriormente y que se comentará luego
en detalle, la capacidad que tiene el
tálamo para sincronizar las diversas
agrupaciones neurales existentes a lo
largo de todo el cerebro, cada una de las
cuales oscilando a su propia frecuencia,
determina que se formen infinitas
combinaciones coherentes de redes
funcionales, hecho por el cual se le
considera como la piedra angular de la
integración, tanto perceptiva como
cognitiva, memorística o
somatosensorial.
Oscilación neuronal, coherencia y
enlace temporal.
Para comprender tanto las
disfunciones del tálamo, lóbulo frontal y
de la lateralización hemisférica que se
producen como consecuencia del TEPT
como así también las relaciones que
éstas guardan con el funcionamiento del
tálamo, será necesario realizar la
exploración de sus características
7
funcionales en relación con la oscilación
neural, la coherencia neural y el enlace
temporal.
Oscilación neuronal
La oscilación es, en términos
generales, una fluctuación rítmica de
avance y retroceso que aparece en todo
aspecto de los fenómenos naturales. Las
neuronas del sistema nervioso están
dotadas de tipos particulares de
actividad eléctrica intrínseca que las
imbuye de propiedades funcionales
particulares (Llinas, 2001). Al funcionar
de forma parecida a las baterías, tal
actividad eléctrica se manifiesta en
forma de variaciones en el voltaje
minuto que atraviesa la membrana
neuronal (Llinas, 1988). Estas
variaciones en el voltaje, que se
mantienen en la vecindad local del
cuerpo neuronal y de las dendritas, se
miden en herzios (Hz). Estas frecuencias
oscilarán, dependiendo del tipo de
neurona, desde menos de 1 Hz hasta
más de 40 Hz. Llinas (2001) advierte
que en estas ondas- y particularmente en
sus picos- del voltaje, se evocan sucesos
eléctricos mayores que se conocen como
potenciales de acción. Estas descargas
eléctricos originan las señales eléctricas
potentes y de gran alcance que forman
la base para la comunicación
interneuronal. Según se avance en esta
exploración, irá quedando claro que tal
actividad oscilatoria eléctrica, con todas
sus complejas permutaciones, no
solamente es de capital importancia para
la comunicación interneuronal y para el
funcionamiento de todas las redes, sino
que constituye, además, el pegamento
eléctrico que permite que el cerebro se
organice funcionalmente.
8 Journal of EMDR Practice
Research, Volume 2, Number 4, 2008
Coherencia y ritmicidad
Las neuronas que exhiben tal
comportamiento oscilatorio rítmico se
sincronizan entre sí a través de sus
potenciales de acción (Llinas, 2001),
formando ensamblajes diferentes,
funcionalmente coherentes (Singer,
1993, 2001). La consecuencia de largo
alcance resultante que tiene esta función
es que, como consecuencia de las
oscilaciones sincronizadas de las
neuronas, éstas oscilan en fase, creando
de esta forma, los aspectos
(representaciones) de la percepción y
funcionamiento humano (Braitenberg,
1978; Edelman, 1987; Palm, 1990;
Singer y col., 1997). Así, por ejemplo,
en el funcionamiento cardiaco, las
neuronas sincronizan sus oscilaciones,
convirtiéndose en una red local de
neuronas que determinan que el corazón
se contraiga (Llinas, 2001). Las
neuronas del hipocampo sincronizan sus
oscilaciones para llevar a cabo su parte
en la función de la memoria
(Montgomery& Buzaki, 2007). Lo
mismo rige para los ensamblajes
neuronales somatosensoriales
(Murty& Fetz, 1966; Steriade,
Amzica& Contreras, 1996), visuales
(Gray, 1994), motor (Kristeva-Feige,
Feige, Makeig, Ross,& Elbert, 1993),
auditivo (DeCharms &
Merzenich,1996; Eggermont, 1992;
Joliot, Ribary, & Llinas,1994),
amigdaloideo (Collins, Pelletier& Pare,
2001), cortical (Vaadia y col., 1995), y
de asociación ( Jefferys, Traub, &
Whittington, 1996) según van
sincronizando respectivamente sus
oscilaciones,creando sus fragmentos de
conciencia especializados / específicos
and
de función.
Como se ha indicado previamente,
estas oscilaciones que aparecen en
diferentes áreas del cerebro se producen
en diferentes gamas de frecuencia y se
las ha relacionado con conductas
determinadas (Basar, Basar-Eroglu,
Karakas& Schurmann, 2000; Fernández
y col., 1998). En las cortezas parietal y
temporal, las neuronas tienden a incluir
las siguientes dos redes: una de las redes
tiende a oscilar dentro de la gama delta
(0,1-3Hz) y se relaciona
funcionalmente con el sueño
profundo y con aspectos del
funcionamiento inmunitario; la otra
red, que oscila dentro de la gama
theta (3-8 Hz),se relaciona
funcionalmente con aspectos
relacionados con la fase REM del
sueño y con la mediación en
funciones de la memoria (Basar,
Basar-Eroglu, Karakas&
Schurmann, 2001; Klimesch, 1999).
En la corteza occipital, las neuronas
tienden a oscilar dentro de la gama alfa
(8–12 Hz) y están relacionadas
funcionalmente con aspectos
relacionados con el proceso visual
(Klimesch, 1999). En las cortezas
parietal y frontal, las neuronas tienden a
incluir las siguientes tres redes (Hari,
Salmelin, Makela, Salenius& Helle,
1997): una de las redes tiende a oscilar
dentro de la gama de frecuencia beta
baja (12-15 Hz) y se relaciona con
aspectos vinculados al foco de atención
y a la atención; la segunda red oscila
dentro de la gama de frecuencia beta
media (15-18 Hz) y se relaciona
funcionalmente con aspectos vinculados
a la capacidad mental, la capacidad de
asociación, el foco de atención y el
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estado de alerta; la tercera red oscila
dentro de la gama de frecuencia beta alta
( por encima de los 18 Hz) y se
relaciona funcionalmente con el estado
de alerta funcional pleno. Las
interneuronas (que no son ni sensoriales
ni motoras) oscilan a lo largo de todo el
cerebro, dentro de la frecuencia gamma
(31-100 Hz). Estas neuronas, sin
embargo, tienden, de manera
predominante, a oscilar a una frecuencia
de 40 Hz y actúan de mediadoras en la
sincronización, resonancia y enlace de
las diversas redes neuronales antes
mencionadas (Collins y col., 2001;
Jefferys y c o l . , 1996; Joliot y col., 1994;
Montgomery & Buzaki, 2007; Sederberg
y col.,2007; Steriade y c ol ., 1996;
Vaadia y col., 1995).
Oscilación neuronal y percepción
La información que procede del
mundo exterior atraviesa primero los
córtices específicos sensorios
unimodales, responsables de crear las
representaciones internas individuales
de los estímulos observados en cada una
de las modalidades sensoriales. Los
inputs visuales, auditivos, táctiles y
olfatorios son procesados, cada uno de
ellos, por las correspondientes regiones
de la corteza sensorial unimodal (Lyons,
Sanabria, Vatakis& Spence, 2006;
Macaluso& Driver, 2005; Martin, 1991;
Squire & Kandel, 1999). Como se
comentará en detalle más adelante,
debido a la mediación ejercida por el
tálamo y por el sistema de circuitos de la
red neuronal tálamo-cortical, estas
representaciones sensoriales podrán ser,
luego, combinadas Llinas, Grace&
9
Yarom, 1991; Llinas& Ribary, 2001;
Singer, 1993; Steriade, Jones,& Llinas,
1990). Hacia este momento se han
producido algunas percepciones
conscientes, aunque, incompletas o
vestigios de las sensaciones (Schacter,
Chiu, & Ochsner, 1993). Según fluye
esta información a través del sistema de
representación perceptual se va
formando dentro de él, el recuerdo de la
sensación en concreto (Squire& Kandel,
1999). Desde las cortezas sensoriales, la
información fluye hacia otras redes
neurales. Uno de los conjuntos de vías
conduce la información hacia aquellas
regiones de la corteza de asociación
donde se construyen las
representaciones multimodales
(Macaluso& Driver, 2005; Martin, 1991;
Squire & Kandel, 1999).En el caso de la
percepción visual, la información es
transmitida al lóbulo temporal, lugar
donde es identificado el objeto para
luego, a través de la mediación de las
áreas del lenguaje, recibir el nombre
adecuado (Ishai, Ungerleider, Martín,
Schouten& Haxby, 1999).
Para que la formación de recuerdos en
la memoria sea estable, se precisa de la
participación de la red neuronal del
complejo del hipocampo. La
información procedente de las redes de
representación, tanto preceptúales como
semánticas, fluye simultáneamente hacia
el complejo hipocámpico. La red del
hipocampo actúa de mediador en dos
funciones principales McClelland y col.,
1995). En un primer momento, cuando
las huellas de la memoria formadas en
las redes memorísticas perceptuales y
semánticas existentes en la corteza
cerebral son demasiado débiles como
para apoyar la evocación directa, la red
1 Journal of EMDR Practice
Research, Volume 2, Number 4, 2008
neuronal hipocámpica, en combinación
con el efecto asociado que ha mediado
la red neuronal amigdaloidea, actuarán
de mediadores en la formación de un
recuerdo estable en la memoria, dando
lugar a la formación de una capacidad
de memoria a largo plazo. Los
recuerdos, sin embargo, no se
almacenan en el hipocampo. Parece ser
que, a este efecto, no existirían centros
de la memoria, o neuronas de la
memoria, capaces de almacenar los
recuerdos completos (Squire& Kandel,
1999). De acuerdo con ello, la red
neuronal del hipocampo actuaría de
mediador en la creación de un conjunto
de indicadores o de enlaces
neurológicos para la información que ha
sido mediada por los demás sistemas
neurales (McClelland y col., 1995).
Dentro de estos indicadores estarían
incluidos los enlaces para todas las
modalidades sensoriales que han sido
activadas durante el suceso en cuestión
y, mediado por la activación neuronal de
la red neuronal amigdaloidea, incluiría
todo recuerdo semántico activado
inicialmente por el input sensorial, el
material que ha sido procesado por las
redes de las áreas de asociación, y las
respuestas emocionales producidas
frente a éstos (McClelland y col., 1995;
Nadel& Moscovitch, 1998;
Squire&Kandel, 1999; Stickgold, 2002).
Se denomina engrama a la suma total de
activaciones sincronizadas de las redes
neuronales que han sido necesarias para
codificar/ crear una percepción
unificada (Squire& Kandel, 1999).
and

Oscilación neuronal y memoria
Ramón y Cajal (1899) formuló, con
notable perspicacia, la hipótesis de la
plasticidad sináptica que expresa
claramente lo siguiente: la fuerza de las
conexiones sinápticas no es fija, sino
que es plástica y modicable; los cambios
en la fuerza sináptica pueden verse
modificados por la actividad neural; el
aprendizaje produce cambios
prolongados en la fuerza de las
conexiones sinápticas a través del
crecimiento de los procesos sinápticos
nuevos; la persistencia de los cambios
anatómicos producidos en estas sinapsis
puede servir como mecanismo de la
memoria; las neuronas deberían ser
capaces de modular la capacidad de que
disponen para comunicarse entre sí; y la
persistencia de estas alteraciones
producidas en la comunicación sináptica
básica, propiedad funcional que se
conoce como plasticidad sináptica,
podría proporcionar los mecanismos
elementales para el almacenamiento de
la memoria. Las pruebas y prefigurando de esta forma, la
demostraciones de estas hipótesis han
tenido que esperar 75 años.
Las formulaciones de Hebb (1949),
igualmente perspicaces, han prefigurado
las conceptualizaciones y entendimiento
modernos que se tiene actualmente en
relación con la cognición, la memoria y
la conciencia en general. Sus
interpretaciones conceptuales de la
“sinapsis de Hebb” expresan claramente
que el aprendizaje y memoria
condicionados pueden ser considerados
como el resultado de los cambios
producidos en la fuerza sináptica. Su
clara expresión del ensamblaje celular
Journal of EMDR Practice and
Research, Volume 2, Number 4, 2008
describía la organización existente entre
los ensamblajes celulares, la cual estaba
activada por sus propiedades intrínsecas
y por la hipersincronía de sus descargas
neurales. En relación con la memoria,
Hebb postulaba que cuando, como
consecuencia de la entrada de input
sensorial, se producía la descarga de un
ensamblaje, su activación era
representativa de la percepción del
estímulo. Cuando la descarga se
producía en ausencia del input sensorial
correspondiente, la actividad era
representativa del concepto de estímulo.
Como quedará claro más adelante, la
similitud que existe entre esta
conceptualización y la comprensión
actual que tenemos de la relación
existente entre la codificación
perceptiva y la evocación del recuerdo
es notable. Él observó, además, que “
toda pareja o sistemas de células que son
activadas simultáneamente, de forma
repetida, tendrán la tendencia a
“asociarse”, de forma tal que la
actividad de una tenderá a facilitar la
actividad de la otra” (pág. 70)-
concepción actual nuestra de la
dinámica del ensamblaje neuronal, de la
memoria dependiente del estado y de los
factores desencadenantes de la memoria.
En estudios sobre habituación (Bailey
& Chen, 1983; Thompson & Spencer,
1966; Tigh & Leighton, 1976), se ha
visto que, cuando se compara la
situación post-aprendizaje frente a la
situación pre-aprendizaje, el
desaprendizaje recordado de la conducta
muestra reducciones en la fuerza
sináptica de las redes de interneuronas.
En estudios sobre sensibilización y
condicionamiento clásico (Bailey &
1
Chen, 1983; Hawkins, Abrams, Carew,
& Kandel, 1983; Kandel, Brunelli, Byrne,
& Castellucci,1976) se ha visto que,
cuando se compara la situación post-
aprendizaje con respecto de la situación
pre-aprendizaje, el aprendizaje
recordado de la conducta muestra
incrementos en la fuerza sináptica de las
redes de interneuronas. Estos estudios,
en su conjunto, ilustran que, en
diferentes momentos, el mismo conjunto
de conexiones sinápticas puede ser
modulado en direcciones opuestas por
las diferentes formas de aprendizaje,
obteniéndose como resultado que el
mismo conjunto de conexiones puede
participar como mediador de diferentes
tipos de memoria. Las sinapsis que
aumentan su fuerza sirven como
mediación de memoria para ciertos tipos
de aprendizaje- por ejemplo,
sensibilización y condicionamiento
clásico.
Las sinapsis que reducen su fuerza
sirven como procesos de mediación para
otros tipos de aprendizaje- por ejemplo,
la habituación (desaprendizaje).
Los recuerdos consisten por tanto, en
cambios en la fuerza sináptica que se
produce en los ensamblajes neuronales,
siendo almacenados como tales
(Squire& Kandel, 1999). Como se ha
comentado anteriormente, no existe
ningún centro independiente de la
memoria en el que queden
almacenados los recuerdos de manera
permanente. Se dispone de una línea
bastante larga de evidencia
(Herrmann, Munk, & Engel, 2004;
Jokisch& Jensen, 2007; McClelland et al.,
1995; Montgomery& Buszaki, 2007;
Mulligan & Lozito, 2006; Nadel &
Moscovitch, 1998; Osipova et al., 2006;
1 Journal of EMDR Practice
Research, Volume 2, Number 4, 2008
Prince, Daselaar& Cabeza, 2005;
Sederberg et al., 2007; Slotnick,2004) que
indica que los recuerdos se almacenan
en los mismos ensamblajes de las
estructuras cerebrales que estaban
implicados en la percepción y
procesamiento inicial de lo que aún
estaba pendiente de ser recordado. Por
ello, las regiones cerebrales en la corteza
que estaban implicadas en la percepción
y procesamiento del color, tamaño,
forma y demás atributos diversos del
objeto estarán próximas, cuando no son
idénticas, a las regiones que son
importantes para el recuerdo.
Aparentemente, el recuerdo consistiría
en la reactivación de la mayor parte de
los componentes (ensamblajes
neuronales sincronizados) del engrama
que fue empleado para codificar la
experiencia que se estaba intentando
recordar (Squire&Kandel, 1999). Para
facilitar la reactivación de tales
engramas (es decir, para recordar algo)
es necesaria la activación del hipocampo
y de otras áreas de la región
parahipocámpica. Por ello, la formación
del hipocampo tiene una función
integradora, (McClelland,1994, 1996;
Squire & Kandel, 1999), que une los
diversos ensamblajes neuronales que
fueron establecidos de manera
independiente en las diversas regiones
corticales a través de todo el cerebro de
forma tal que, en última instancia, estos
ensamblajes sean activados nuevamente en
forma de una red sincronizada (Mont-
gomery & Buzaki, 2007; Prince et al.,
2005). Sin embargo, para unir, en tiempo
real, a los diversos ensamblajes
neuronales antes mencionados, que
funcionan cada uno de ellos, a su propia
frecuencia respectiva, se necesita del
and
tálamo y de la actividad de la banda
gamma de 40 Hz (ABG) (Llinas, 2001;
Llinas & Ribary, 2001; Singer, 1993,
2001).
Unión tálamo–córtico-temporal —
El circuito básico de la conciencia
Considerando que los inputs
sensoriales generan una representación
fragmentada de la experiencia
consciente, el concepto de unidad
perceptual estará vinculado con aquellos
mecanismos que permitan que los
diferentes componentes sensoriales sean
reunidos en una imagen global o en una
experiencia. A este proceso se le ha
denominado en los últimos años, enlace-
proceso que está implementado por la
conjunción temporal en donde se
produce la sincronización simultánea en
tiempo real (Bienenstock & von der
Malsburg, 1986; Gray & Singer, 1989;
Llinas, 1988; Llinas & Ribary, 2001;
Singer, 1993). Parece ser que esta
interacción dinámica existente entre los
ensamblajes neuronales, que está basada
en la coherencia temporal, sería capaz
de generar estructuras funcionales
flexiblemente disolutivas, capaces de
cambios tan rápidos como las
percepciones que generan. Éstas
confieren al cerebro la capacidad para
remapear y reconfigurar de forma
constante y repetida, sus ensamblajes
neurales, según sean las necesidades.
Por ello, el supuesto principal sobre el
cual está basado este comentario es que
las propiedades eléctricas intrínsecas de
las neuronas junto con los sucesos
dinámicos que se derivan de su
conectividad, determinan que se
Journal of EMDR Practice and
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produzcan estados resonantes globales
que nosotros experimentamos en las
formas de percepción integrada, de
cogniciones y de la memoria.
Introspección y emulación de la
realidad
Se ha propuesto que el cerebro es, en
esencia, un sistema cerrado (Llinas, 2001;
Llinas & Pare, 1996; Lli- nas & Ribary,
2001) que, sobre la base de las
propiedades eléctricas intrínsecas de los
componentes neuronales y de la
interconectividad existente entre ellos,
es capaz de llevar a cabo actividades
auto-generadas. Visto desde tal
perspectiva, el sistema nervioso central
(SNC) constituye un “sistema emulador
de la realidad” (Llinas & Pare, 1996;
Llinas & Ribary, 2001), y los
parámetros que definen esta realidad
interna quedan delineados por los
sentidos externos. La hipótesis de que el
cerebro es un sistema cerrado se deriva
de la observación según la cual el input
talámico procedente de la corteza
cerebral es significativamente mayor
que aquel que procede del sistema
sensorial periférico. En otras palabras, la
mayoría de las células existentes en el
SNC serían inter-neuronas tálamo-
corticales (ni sensoriales ni motoras),
que no están comunicadas con el mundo
exterior. Estos estudios indican que las
neuronas dotadas de actividad
oscilatoria intrínseca existentes en esta
red sináptica compleja, serían las
responsables de que el cerebro fuera
capaz de generar por sí solo, estados
oscilatorios dinámicos, responsables de
conformar los sucesos funcionales
provocados por los estímulos
1
sensoriales, sugiriendo con ello que esta
actividad tálamo-cortical sería la base
para la conciencias (Llinas, 2001;
Llinas & Pare,1991; Llinas & Ribary,
2001).
Actividad de la banda gamma de
40-Hz (GBA)
Investigaciones recientes realizadas en
el campo de la neurociencia empleando
magnetoencefalografía indican que la
actividad oscilatoria de 40 Hz generada
por las interneuronas talámicas y
corticales es prevalente a través de todo
el SNC activado de los mamíferos,
presentando un alto grado de
organización espacial (Collins et al.,
2001; Jefferys et al., 1996; Joliot et
al.,1994; Montgomery & Buzaki, 2007;
Steriade et al.,1996; Vaadia et al., 1995).
De acuerdo con ello,las interneuronas
existents a los diferentes niveles
corticales, especialmente las localizadas
en los núcleos reticulares talámicos
serían las responsables de las
oscilaciones gamma que aparecen en los
sitios talámicos y corticales alejados.
Se ha propuesto que esta actividad de
40 Hz sería un reflejo de las propiedades
resonantes del sistema tálamo-cortical
que, en sí mismo, está dotado de una
actividad oscilatoria de 40 Hz. En
consecuencia, la actividad oscilatoria de
la banda gamma de 40 Hz actuaría de
mediador en el mapeo global realizado a
nivel temporal, realizado a través de
rastreo, establecimiento de dianas y
sincronización de las actividades de los
diferentes ensamblajes neuronales, cada
uno de los cuales oscila a su propia
frecuencia, creando uan resonancia de la
red y uniéndolas en una conciencia
1 Journal of EMDR Practice
Research, Volume 2, Number 4, 2008
perceptual externa y/o interna, coherente
e integrada (Llinas, Leznick, & Urbano,
2003; Steriade, CurroDossi, & Contreras,
1993).
Unión tálamo-córtico-temporal de los
núcleos talámicos específicos e
inespecíficos
En la figura 1 aparece un esquema del
circuito tálamo-cortical que parece ser
que favorece la unión temporal.
Las oscilaciones de la banda gamma (
en la fig. 1 aparecen en el lado izquierdo
del circuito), producidas en las neuronas
de los núcleos talámicos ventrolaterales
específicos en respuesta a los estímulos
producidos por la atención interna y
externa, por el arousal o por la
percepción, se proyectan hacia la corteza
cerebral, estableciendo una resonancia
cortical y una activación directa de las
interneuronas de 40 Hz existentes en el
núcleo reticular talámico y en el estrato
IV de la corteza cerebral. Mediante su
proyección hacia la capa IV de la
corteza cerebral, el sistema tálamo-
cortical ventrolateral específico codifica
la actividad sensorial y motora que
actuará sobre el cerebro. El sistema
específico parece ser que incluye tales
núcleos, tanto sensoriales como
motores, que existen principal, aunque
no exclusivamente, en la capa IV de la
corteza cerebral. La reentrada en el
tálamo de estas oscilaciones
ventrolaterales específicas se produce a
través de las células piramidales
colaterales de la capa VI (existentes en
el tálamo), produciendo un feedback
(retroalimentación) talámico que va a
los núcleos reticular talámico y
and
ventrolateral (Llinas et al., 1991; Llinas
& Ribary, 2001; Singer, 1993; Steri- ade et
al., 1990).
En el sistema de circuitos (que
aparece en el lado derecho de la fig. 1),
las oscilaciones de la banda gamma
producidas en los núcleos talámicos
centrolaterales, no específicos, se
proyectan hacia la corteza cerebral,
estableciendo una resonancia cortical y
la activación directa de las ínterneuronas
de 40 Hz existentes en el núcleo
reticular talámico y en capas VI y I de la
corteza cerebral. El sistema tálamo-
cortical centro-lateral, no específico,
mediante las fibras de proyección
dirigidas hacia las capas VI y I de la
corteza cerebral, rastrea y codifica los
aspectos interoceptivos ( de la memoria,
atención y de otros fenómenos
Journal of EMDR Practice and
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subjetivos internos) dentro del SNC. La
reentrada en el tálamo de estas
oscilaciones centro-laterales, no
específicas, se produce a través de las
capas V o VI hacia el núcleo reticular
talámico y hacia el núcleo centro-lateral.
El retorno combinado de las
oscilaciones de la banda gamma (de
ambos circuitos) hacia los núcleos
reticulares produce una sumación
concurrente (una asociación) de la
información codificada, específica e
inespecífica.
1
 FIGURA 1. Circuitos tálamo-corticales propuestos para servir al enlace temporal. (A)
Diagrama de los dos sistemas tálamo-corticales. (Izq.) Proyecciones de núcleos
sensoriales o motores específicos hacia la capa IV de la corteza, que producen oscilación
cortical por activación directa e inhibición de la pro-alimentación a través de las
interneuronas inhibitorias de 40 Hz. Las ramas colaterales de estas proyecciones
producen una inhibición de la retroalimentación talámica a través del núcleo reticular.
La vía de retorno (flecha circular a la derecha) permite la reentrada de esta oscilación en
los núcleos talámicos, reticular y específico, a través de las células piramidales de la
capa V. (Der.) La segunda asa muestra las proyecciones de los núcleos intralaminares
no específicos hacia la capa más superficial de la corteza, emitiendo ramificaciones
hacia el núcleo reticular. Se propone un estrato de las asas específicas e inespecíficas para
generar el enlace temporal. (B) Diagrama del complejo intralaminar nuclear, que figura en forma
de masa neuronal circular ( sombreado con puntos). Otros núcleos del tálamo aparecen con un
sombreado. Proyecciones del complejo intralaminar nuclear hacia toda la capa I del néocortex.

Nota: Adaptado de Llinas, R., & Ribary, U. (1993). Coherent 40 Hz oscillation

characterizes dream state in humans. Proceedings of the National Academy of Sciences, USA, 90,
2078–2081. Copyright 1993
National Academy of Sciences, USA.
necesario para que se genere un
funcionamiento de los hemisferios que
Estos estudios permiten concluir que sea coherente desde el punto de vista
la sumación de estos dos circuitos cognitivo, perceptual, emocional,
tálamo-corticales, dominantes y somatosensorial, memorístico, y
globales, son los responsables de la sincronizado. Por ello, en cada momento
producción del enlace temporal, de la conciencia, es el sistema de
1 Journal of EMDR Practice and
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circuitos tálamo-cortical específico
elque proporciona el contenido que se
relaciona con el mundo exterior,
mientras que el sistema de circuitos
tálamo-cortical no-específico es el que
proporciona el contexto ( estado de
alerta interoceptiva subjetiva. Llinas y
col. (2003) observan que “ de esta
manera, los inputs oscilatorios,
específicos y no-específicos, al sumar de
manera sincrónica, la actividad proximal
y distal....... a lo largo de toda la corteza
cerebral, proporcionan un mecanismo
para el enlace temporal global” (pág.
454).
El cerebelo y el tálamo
El cerebelo, órgano de pliegues
múltiples, se conecta a través de
proyecciones aferentes y eferentes con
el tronco del encéfalo, los lóbulos
frontales, el tálamo, el hipotálamo y el
sistema límbico (Leiner, Leiner & Dow,
1991; Schmahmann& Pandya, 1997).
Dos vías directas que van del cerebelo a
la corteza cerebral han sido rastreadas
anatómicamente. Una de las vías
conecta el cerebelo con el tálamo y,
luego, con la corteza prefrontal. La otra
vía conecta el cerebelo con el
hipotálamo y, luego, con la estructura
más antigua del sistema límbico del
cerebro (Heal& Matthews, 2002; Leiner
y col., 1991; Middleton& Strick, 1997)
Existe un acuerdo general de que los
núcleos dentados del cerebelo envían
sus fibras eferentes hacia dos regiones
principales del tálamo, activándolas: los
núcleos ventrolateral y central-lateral
(Chan-Palay,1977; Leiner et al., 1991;
Steriade et al., 1990). Estos dos núcleos
talámicos difieren en cuanto a las fibras
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de proyección que se dirigen a la corteza
cerebral. El núcleo central-lateral, que es
un núcleo intralaminar, posee
proyecciones más difusa y podría
proporcionar el sustrato necesario a
través del cual el cerebelo podría
contribuir al arousal cortical, al estado
de alerta, a la atención y a otras formas
interoceptivas de la conciencia (Leiner y
col., 1991). El núcleo ventrolateral
talámico, en cambio, proporcionaría una
vía más específica para transmitir
información y activar determinadas
columnas de la corteza cerebral; en
concreto, los lóbulos frontales (Heal &
Matthews, 2002; Leiner y col., 1991;
Middleton &Strick, 1997; Steriade et al.,
1990). Como se ha comentado
previamente, parece ser que la actividad
complementaria de ambos núcleos
talámicos proporcionaría la base para el
enlace temporal en el cerebro.
El cerebelo recibe input y se activa
por la práctica totalidad del sistema
sensorial (Parsons y col., 1997; Welker,
1987), incluidos los sistemas vestibular,
propioceptivo, visual, auditivo, táctil y
somatosensorial (Donga & Dessen,
1993; Naito, Lee, Beykirch, &
Honrubia, 1995; Welker, 1987).
Neuroimágen talámica
Función talámica y niveles de arousal
Como se ha observado anteriormente,
las funciones de enlace que ejerce el
tálamo se ven activadas por cuestiones
que están relacionadas con la atención y
con el arousal. El arousal y la atención
dependen de sistemas anatómicos
diferentes (Luria, 1973); el sistema del
1
arousal es principalmente de naturaleza
subcortical, mientras que el de la
atención es de naturaleza cortical. Sin
embargo, los dos sistemas comparten un
sustrato anatómico común, importante
que está representado por el tálamo.
Portas y col., (1998) recurrieron a la
resonancia magnética funcional para
estudiar la relación existente entre el
tálamo, el arousal y la atención. Los
resultados obtenidos mostraron que la
actividad talámica (particularmente la
del núcleo ventrolateral) era menor
(regulación decreciente) cuando se
requería de atención en los estados de
arousal elevado. Por ello, se ha visto que
si bien los niveles elevados de arousal
producen una reducción en el
funcionamiento talámico, ésta es
significativamente menor que la
producida por el trauma.
Función talámica y TEPT
Lanius, Williamson, y Densmore
(2001) y Lanius, Williamson, y Hopper
(2003) identificaron en los pacientes que
padecían de TEPT una menor activación
talámica, replicando así hallazgos
similares obtenidos por Bremer, Staib, y
Kaloupek (1999) and Liberzon, Tay-
lor, and Amdur (1999). Considerando el
papel fundamental que desempeña el
tálamo en el enlace, esta menor
activación talámica acarrearía como
consecuencia, deterioros en la
conectividad de las diversas redes
neuronales dinámicas que se manifiestan
por fallos en las siguientes funciones:
1. Integración somatosensorial, que se
manifiesta en forma de fragmentación
1 Journal of EMDR Practice
Research, Volume 2, Number 4, 2008
de los recuerdos olfatorios, auditivos,
del sabor (oral), de episodios de
flashbacks visuales y de sensaciones
cinestésicas (corporales) perturbadoras.
2. Integración cognitiva, que se
manifiesta como auto-culpabilización
distorsionada y como vergüenza.
3. Integración de la memoria, que se
manifiesta como memoria
sobreconsolidada de episodios que se
asocia a memoria semántica deteriorada.
4. Integración hemisférica dinámica,
que se manifiesta en forma de una
notable lateralización hemisférica con su
estado enardecido (kindled) e
hiperemotivo concomitante, del sistema
nervioso.
Nuroimágenes de la lateralidad y
estudios electroencefalogáficos
Los estudios sobre la lateralización
hemisférica realizados han mostrado de
manera constante (en pacientes con
TEPT con respecto de los controles) que
existe una actividad incrementada de
manera significativa del hemisferio
cerebral derecho con respecto del
izquierdo (Lanius y col.,., 2004; Pagani
y col., 2005; Schiffer, Teicher, &
Papanicolaou, 1997; Teicher y col..,
1997).
Propper, Pierce, Geisler, Christman,
and Bellorado (2007) y Propper y
Christman informan (en este artículo) de
los efectos que los movimientos
oculares producen en la coherencia
interhemisférica del
electroencefalograma (EEG),
observando que los movimientos
oculares bilaterales conducían a una
coherencia interhemisférica gamma
reducida del EEG en la corteza
and
prefrontal anterior. Al interpretar estos
resultados en relación con el EMDR, es
necesario tener en cuenta lo siguiente:
en este caso se trataba de un estudio
sobre los efectos producidos por los
movimientos oculares sobre la memoria
episódica y sobre la coherencia
interhemisférica de la banda gamma
realizado con una población que no
padecía de TEPT; al no tratarse de un
estudio sobre el TEPT, la neurobiología
que aparecería ( actividad de la banda
gamma, coherencia hemisférica) sería,
probablemente, diferente; al examinar
los efectos que los movimientos
oculares producen cuando se está el
tratamiento del TEPT, es muy probable
que rindiera un resultado neurobiológico
totalmente diferente.
Existe un consenso cada vez mayor
(Aboitz, Lopez, & Montiel, 2003;
Engel, Konig, Kreiter, & Singer, 1991;
Quigley y col., 2003) en relación al
hecho de que el cuerpo calloso, por la
capacidad de que dispone de facilitar la
oscilación sincrónica de las redes neurales
bilaterales y su conectividad funcional
dinámica, actúa como mediador en la
coherencia interhemisférica (equilibrio).
Como se ha comentado anterior, es el
tálamo quien desempeña un papel que es
primordial para la mediación de la
existencia de oscilaciones sincrónicas a lo
largo de todo el cerebro empleando el
EMD debiendo, por tanto, estar
implicado de manera crítica en el
funcionamiento oscilatorio sincrónico
del cuerpo calloso.
Estudios adicionales de
neuroimágen en el TEPT
Es necesario hacer una breve
Journal of EMDR Practice and
Research, Volume 2, Number 4, 2008
descripción de varios estudios de
neuroimágen del TEPT que están
relacionados con la hipótesis planteada
en este artículo. Dentro de los hallazgos
más replicados en el TEPT se encuentra
la actividad reducida de la corteza
prefrontal dorsolateral ( con respecto de
los controles no traumatizados) (BA 9 y
10) (Bremner et al., 1999; Lanius et al.,
2001,2003; Shin, McNally, & Kosslyn,
1999; Shin, Whalen,& Pitman, 2001). Se
sabe que estas estructuras ejercen
funciones de procesamiento de
modulación de diversas emociones clave
(Selemon y col., 1995).
Se ha propuesto que, (en el TEPT), la
actividad emocional que necesita ser
modulada por los lóbulos frontales está
mediada parcialmente por una amígdala
sobreactiva, hecho que ha sido
observado en los estudios de
neuroimágen realizado( Liberman y col.,
1999; Rauch y col., 1999; Shin y col.,
1999; Shin, Wright, & Cannistraro,
2005). La menor activación de la corteza
prefrontal dorsolateral izquierda que
aparece en el TEPT es consecuente con
la respuesta de hiperactivación (hiper-
arousal) observada. Existen
estudios en los que se ha
encontrado una correlación
negativa entre las activaciones de
la corteza prefrontal dorsolateral
y de la amígdala (Frewen & Lanius,
2006; Gilboa, Shalev, & Laor, 2004; Shin
et al., 2005).
Estudios de neuroimágen en EMDR
Es necesario hacer una breve
descripción de varios estudios de
neuroimágen del EMDR que están
relacionados con la hipótesis planteada
1
en este artículo. Los estudios de
neuroimágen de tratamientos con
EMDR en los que se ha obtenido éxito
han mostrado de manera constante que
existe una activación incrementada del
lóbulo frontal (Lansing, Amen, Hanks,
& Rudy, 2006; Levin, Lazrove, & van
der Kolk, 1999; Oh & Choi, 2007; Pagani
et al., 2007).
EMDR y el tálamo
Como se ha comentado previamente,
el tálamo recibe aferencias y se activa
por prácticamente, la totalidad de los
sistemas sensoriales, incluidos los
aparatos vestibular, propioceptivo,
visual, auditivo, táctil y somatosensorial.
De acuerdo con ello, se ha propuesto
que la estimulación mediante EMDR
(visual, auditiva y táctil) constituiría una
estimulación constante y marcada del
cerebelo (Bergmann, 2000).
Las fibras eferentes que se dirigen
hacia el hipotálamo y hacia los núcleos
reticulares localizados en el tronco del
encéfalo permiten al cerebelo transmitir
información a las estructuras del sistema
límbico.Las fibras aferentes procedentes
del hipotálamo y de los núcleos
reticulares del tronco del encéfalo
permiten que éste reciba información
procedente del sistema límbico. Por la
activación concomitante de las
eferencias de cada uno de los núcleos
dentados del cerebelo envía, luego, su
información procesada a través de sus
fibras eferentes, produciendo la
activación de dos regiones principales
del tálamo: los núcleos ventrolateral y
centrolateral.
Como se ha comenta previamente, los
estudios de neuroimágen de alta
2 Journal of EMDR Practice
Research, Volume 2, Number 4, 2008
resolución recientes han mostrado que,
en pacientes que padecen de TPET,
existe una menor activación talámica.
Esta reducción acarrea como
consecuencia deficiencias en la
conectividad funcional de las diversas
redes neuronales dinámicas que se
ponen de manifiesto a través de fallos
en: la integración somatosensorial
(fragmentación y existencia de
flashbacks en todas las modalidades
sensoriales); integración cognitiva (auto-
culpabilización distorsionada);
integración dela memoria (recuerdos
episódicos sobreconsolidados que se
asocian a memoria semántica
deteriorada); e integración hemisférica
dinámica ( lateralización hemisférica
notable y estado enardecido e
hiperemocional concomitante del
sistema nervioso).
Por ello, gracias a la capacidad que
tiene el EMDR para actuar de mediador
en la activación de los núcleos
talámicos, ventrolateral, específico y
centrolateral, inespecífico, es posible la
reparación de la oscilación neuronal
sincrónica y, por ende, del enlace
temporal tálamo-cortical.Ello permite,
desde el punto de vista clínico, reparar
la función de integración
somatosensorial, cognitiva y
memorística.
Se ha observado previamente que
parece ser que el cuerpo calloso, por la
capacidad de que dispone de facilitar la
oscilación sincrónica de las redes
neurales bilaterales y de su conectividad
funcional dinámica, actuaría de
mediador en la consecución de la
coherencia interhemisférica equilibrio).
Los estudios neurobiológicos realizados
en relación con el TEPT han demostrado
and
de manera constante la existencia de una
marcada lateralización derecha.
Parecería, entonces, más que plausible
suponer que, al repararse el tálamo y su
función primordial de oscilación
sincrónica y enlace, podría éste mediar
en la reparación del cuerpo calloso y de
la lateralización.
A ello se añade que las fibras de
proyección del núcleo ventrolateral
talámico, al activar las cortezas
cerebrales dorsolaterales (hallazgo más
consistente obtenido con neuroimágen
en EMDR), podrían facilitar la
integración de los recuerdos traumáticos
en las redes semánticas y en otras redes
neocorticales.
Sugerencias para futuras
investigaciones
Con el fin de estudiar empíricamente
este modelo, diversas líneas de
investigación han demostrado ser
productivas. En el TEPT, la
neuroimágen de alta resolución- como
es el caso de la investigación realizada
por Lanius, Williamson, y Densmore
(2001) y p o r Lanius, Williamson, and
Hopper (2003)—puede ser empleada
para explorar la función talámica, tanto
antes como después del tratamiento con
EMDR. El empleo, tanto de
provocación de síntomas conducida por
guión como de paradigmas de pruebas
de concentración clínicamente
estandariazados, como es el de Lansing
y col. (2006), permitirían investigar los
efectos que sobre la activación talámica
tiene el EMDR.
Las mismas técnicas y paradigmas
podrían ser empleados para explorar el
Journal of EMDR Practice and
Research, Volume 2, Number 4, 2008
efecto que el EMDR tiene sobre la
lateralización hemisférica. Los estudios
de electroencefalografía cualitativa
(EEGC), como la empleada por Teicher
y col., (1997), puede ser igualmente
empleada. A ello se añade que la
replicación de estudios previos de
EMDR realizados con EEGC podrían
permitir estudiar y documentar
adicionalmente los efectos que el
EMDR tiene sobre la reparación de la
lateralización.Los estudios con
magnetoencefalografía pueden ser
empleados en el TEPT para explorar la
actividad de la banda gamma de 40 Hz,
tanto antes como después del
tratamiento con EMDR. Existen
diversos aspectos del funcionamiento
talámico y tálamo-cortical que pueden
ser estudiados mediante la provocación
de síntomas, la concentración
estandarizada y los paradigmas
cognitivos.
Conclusión
Los modelos previos de EMDR han
postulado mecanismos de acción
neurales en relación con la reducción de
las perturbaciones afectivas, la
activación del lóbulo frontal, la
activación del sistema REM y la
reparación de la memoria, la supresión/
inhibición recíproca del cíngulo anterior
y la depotenciación de los circuitos del
sistema límbico. Este estudio ha
propuesto cuatro métodos adicionales
para la reparación de procesos
relacionados con la lateralidad
hemisférica, la integración de la
memoria, la integración somatosensorial
y la integración cognitiva, que resultan
de la sincronización de las redes
2
neuronales dinámicas. Por último, a
través de la ejemplificación del tálamo
y del enlace temporal tálamo-cortical
como plataforma sobre la cual se
producen la integración perceptual,
somatosensorial, cognitiva como así
también la integración de la memoria, se
ofrece un marco dominante de
conciencia que permite integrar y
encajar con modelos, tanto previos
como futuros, de EMDR.
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