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Derecho de las

sucesiones

Derecho
Privado VII

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Sucesiones
Derecho de las sucesiones
Definición
Con la denominación “derecho de las sucesiones” o “derecho sucesorio” se hace
referencia a la rama del derecho privado que regula la sucesión a título universal y
las adquisiciones a título particular, que se originan con la muerte de una persona.

Es la sección del derecho privado constituida por un conjunto de


normas, que regulan el destino que ha de darse a las relaciones
jurídicas de una persona física cuando esta muere, y rige también
la creación de relaciones jurídicas nuevas, cuyo surgir está
subordinado a la muerte de dicha persona. (Arias Ramos en Pérez
Lasala, 2014, p. 18).

Es dable señalar que el fenómeno sucesorio no solo tiene un claro interés familiar,
sino también social; es decir, no solo protege al individuo y a la familia, sino que
además el Estado resulta beneficiado por el estímulo que el derecho sucesorio
representa para el trabajo y la producción, pues el derecho de propiedad
constituye el presupuesto del derecho de sucesiones, ya que para que este exista,
tiene que existir la propiedad privada e individual.

Principios que lo rigen


El Código Civil y Comercial de la Nación se caracteriza por la constitucionalización
del derecho privado. Esto implica una arraigada conexión entre la Constitución
Nacional, los tratados internacionales y el derecho privado; todo ello, con base en
los aportes dados por la doctrina y la jurisprudencia. Asimismo, se caracteriza por
la recepción de grandes paradigmas del derecho privado a través de principios
que estructuran el resto del ordenamiento. Tales principios cumplen dos
funciones:

 Como fuente, pues se debe recurrir a ellos a fin de resolver aquellas


cuestiones que no tienen solución en la ley ni en las costumbres;
 y como elemento de interpretación de la ley.

“Fijan también un límite a su arbitrio, garantizando que la decisión no esté en


desacuerdo con el espíritu del ordenamiento jurídico” (Medina y Miguez de
Bruno, 2014, p. 2).
En el derecho sucesorio debemos tener presentes los principios generales
contenidos en el Libro Primero del Código Civil y Comercial, los principios
sucesorios expuestos en el capítulo 1 del título 1 del Libro Quinto, y los principios

1
específicos de las partes generales de las distintas instituciones sucesorias. A
modo general, podemos señalar los siguientes:

 La sucesión, en sentido técnico jurídico (sucesión del heredero), implica en


principio la subrogación en la posición jurídica del causante.
 La responsabilidad del heredero por el pago de las deudas y cargas de la
herencia es limitada, salvo en determinadas excepciones.
 Igualdad real (mejora para el heredero con discapacidad).
 La aceptación y renuncia de la herencia tiene sus particularidades en la
adquisición ipso iure y en la adquisición por aceptación.
 Mayor autonomía de la voluntad del autor de la sucesión (se aumenta la
porción disponible y se regula la mejora a determinados herederos que se
encuentran en una situación de vulnerabilidad).

Estructura en el Código Civil y Comercial de la Nación

La sucesión por causa de muerte se encuentra regulada en el Libro Quinto, bajo el


nombre de “Transmisión de derechos por causa de muerte”, desde el art. 2277 al
2531. Este libro está integrado por once títulos, los que en su mayoría se
subdividen en capítulos, y algunos de estos , en secciones.

De esta manera, el Libro Quinto presenta la siguiente organización:

Título 1: Sucesiones

 Capítulo 1: Disposiciones generales.


 Capítulo 2: Indignidad.

Título 2: Aceptación y renuncia de la herencia


 Capítulo 1: Derecho de opción.
 Capítulo 2: Aceptación de la herencia.
 Capítulo 3: Renuncia de la herencia.

Título 3: Cesión de herencia

Título 4: Petición de herencia

Título 5: Responsabilidad de los herederos y legatarios. Liquidación del pasivo.

Título 6: Estado de indivisión

 Capítulo 1: Administración extrajudicial.


 Capítulo 2: Indivisión forzosa.

Título 7: Proceso sucesorio

2
 Capítulo 1: Disposiciones generales.
 Capítulo 2: Investidura de la calidad de heredero.
 Capítulo 3: Inventario y avalúo.
 Capítulo 4: Administración judicial de la sucesión.

o Sección 1: Designación, derechos y deberes del administrador.


o Sección 2: Funciones del administrador.

 Capítulo 5: Pago de deudas y legados.


 Capítulo 6: Conclusión de la administración judicial.

Título 8: Partición

 Capítulo 1: Acción de partición.


 Capítulo 2: Modos de hacer la partición.
 Capítulo 3: Colación de donaciones.
 Capítulo 4: Colación de deudas.
 Capítulo 5: Efectos de la partición.
 Capítulo 6: Nulidad y reforma de la partición.
 Capítulo 7: Partición por los ascendientes.

o Sección 1: Disposiciones generales.


o Sección 2: Partición por donación.
o Sección 3: Partición por testamento.

Título 9: Sucesiones intestadas

 Capítulo 1: Disposiciones generales.


 Capítulo 2: Sucesión de los descendientes.
 Capítulo 3: Sucesión de los ascendientes.
 Capítulo 4: Sucesión del cónyuge.
 Capítulo 5: Sucesión de los colaterales.
 Capítulo 6: Derechos del Estado.

Título 10: Porción legítima

Título 11: Proceso sucesorio

 Capítulo 1: Disposiciones generales.


 Capítulo 2: Forma de los testamentos.

o Sección 1: Disposiciones generales.


o Sección 2: Testamento ológrafo.
o Sección 3: Testamento por acto público.

3
 Capítulo 3: Inhabilidad para suceder por testamento.
 Capítulo 4: Institución y sustitución de herederos y legatarios.
 Capítulo 5: Legados.
 Capítulo 6: Revocación y caducidad de las disposiciones.
 Capítulo 7: Albaceas.

Sucesión: Definición. Por actos entre vivos. Por mortis


causa
Con el término sucesión se designan todos aquellos supuestos en que se produce
el cambio o sustitución de un sujeto por otro en la titularidad del derecho, sobre
el objeto de una relación jurídica. En tal sentido, la sucesión provoca una
modificación subjetiva de la relación jurídica, aunque queda inalterado –en
principio– su contenido y objeto. De esta manera, se produce una trasmisión,
pues el derecho que pertenecía a un sujeto ha pasado a otro. Dicha transmisión
puede ser realizada por actos entre vivos o por mortis causa. Por acto entre vivos
es cuando la transmisión de los derechos y obligaciones patrimoniales se origina
en un acto jurídico manifestado en un negocio válido – compraventa, donación–.
La sucesión mortis causa tiene como presupuesto necesario y determinante la
muerte del sujeto a quien se habrá de suceder y comprende los siguientes
elementos:

1) El difunto, de quien dimana la sucesión.


2) El sucesor llamado por ley o por testamento, que puede ser universal o
particular.
3) Y los derechos y obligaciones del causante que constituyen la herencia.

Pérez Lasala (2014) expresa que: “la sucesión en sentido técnico-jurídico no es


más que la sucesión universal mortis causa, es decir, la del heredero y no la del
legatario que es un simple adquirente” (p. 17). Por ello, desagrega la sucesión
para referirse a la de tipo universal por oposición a las adquisiciones mortis causa,
que son las particulares. Esta es una de las posiciones doctrinarias; sin embargo, la
mayoría de los autores utilizan el término sucesión para referirse tanto a la
universal como a la particular.

En definitiva, la sucesión entre vivos es aquella en la que la fuente de la


transmisión es un acto jurídico realizado por el titular del derecho, mientras que
en la sucesión por causa de muerte, el hecho jurídico generador de la
transferencia de los derechos es la muerte de su titular.

4
Sucesión por causa de muerte: universal y a título
particular. Definiciones. Fundamentos
Como expresáramos con anterioridad, la sucesión mortis causa puede ser
universal o particular.

La sucesión por causa de muerte opera por la concurrencia de tres elementos:

1) Apertura de la sucesión.
2) La vocación del sucesor.
3) La aceptación.

La sucesión universal supone la subrogación en la posición jurídica del causante,


pues el sucesor ocupa el lugar del difunto en las relaciones jurídicas de las que era
titular y que no se extinguieron con su muerte. Es decir, el sucesor ocupa la
posición jurídica del causante en los derechos transmisibles; en consecuencia, en
principio, adquiere sus bienes y asume sus deudas.

Esta regla general contiene excepciones, pues hay posiciones jurídicas


patrimoniales que no se transmiten al heredero y hay otras que nacen en cabeza
de este con motivo de la muerte del autor de la sucesión.

En tal sentido, el art. 2280 prescribe que:

Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos los derechos
y acciones de aquel de manera indivisa, con excepción de los que no
son transmisibles por sucesión, y continúan en la posesión de lo que el
causante era poseedor1.

Conforme a ello, la sucesión universal presenta dos características:

 El cambio de sujetos no implica la extinción de las relaciones jurídicas


existentes en vida del causante ni la creación de otras nuevas.
 Se mantienen inalterados los títulos constitutivos de las relaciones jurídicas.

Una consecuencia del principio que el sucesor asume la posición jurídica del
causante es que, en la adquisición de la herencia, no se altera el título por el cual
es recibida. Esto significa que el heredero sigue siendo comprador, permutante,
etcétera, del derecho que le transfirió el difunto.

En la sucesión universal se transmite la universalidad o una parte indivisa de la


herencia. Así, se puede distinguir dos aspectos en esta sucesión:

 El sustantivo: dado por la sucesión en la posición jurídica del causante, que


justifica la continuación de las relaciones jurídicas del causante, con las
consecuencias descriptas precedentemente.

1 Art. 2280- Ley 26.944 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación.

5
 El adquisitivo: que se refiere a que el heredero adquiere la universalidad o
parte alícuota de la herencia2.

Por su parte, la sucesión particular procede cuando se transmite un bien


particular o un conjunto de bienes que integran la herencia.

El sucesor particular no ocupa la posición del causante, ni responde por las deudas
de este, salvo que no haya bienes suficientes en la herencia, en cuyo caso su
responsabilidad se limita al valor de lo que recibe3; asimismo, responde por ellas
en el supuesto que le sean atribuidas como carga del legado.

Un sector de la doctrina, al que adhiere Pérez Lasala (2014), sostiene que en la


adquisición a título particular no solo cambia el sujeto de la relación jurídica, sino
también “el título constitutivo, que es el acto que sirve para transmitir el derecho”
(p. 400). Es decir, el legatario adquiere el derecho de un acto diferente del
realizado entre el causante y el causahabiente.

Sistemas: Sucesión en la persona y en los bienes. Orígenes y


consecuencias. Sistema seguido por el Código Civil y Comercial
de la Nación
Entre los sistemas sucesorios, se puede señalar dos formas básicas para
estructurar la transmisión sucesoria:

 Sucesión en la persona o sistema romano.


 Sucesión en los bienes o sistema germano.

El primero establece que la sucesión implica que el heredero continúa la persona


del difunto, en tanto que el segundo se basa en la sucesión en los bienes (Borda,
1994).

La sucesión en la persona tenía antiguamente un fundamento religioso, pues ante


la muerte de un sujeto, era indispensable que alguien ocupara inmediatamente su
lugar para que el culto familiar no se interrumpiese. Además, era fundamental
que alguien ejerciera la autoridad del difunto dentro de la familia.

En los primeros tiempos, los herederos afrontaban esta carga como un deber
moral y religioso. Pero cuando decayó el culto familiar, la repudiación de la
herencia o la aceptación con beneficio de inventario se hicieron comunes. A raíz
de ello, diversas leyes se dictaron para remediar la injusta situación del heredero,
quien solo recibía cargas.

Cuando fue perdiendo su influencia el sentimiento religioso, la idea de la


continuación de la persona subsistió por una razón de tradición jurídica y,

2 Art. 2278- Ley N° 26.944. Op. cit.


3
Art. 2319- Ley N° 26.944 Op. cit.

6
también, porque así se explicaba cómo las deudas del causante pasaban a gravitar
sobre el heredero.

El sistema romano adquirió un renovado impulso con el aporte de Aubry y Rau.


Estos autores sostuvieron que el patrimonio es un atributo de la personalidad,
una universalidad de derecho independiente de los elementos concretos que lo
integran (como se cita en Borda, 1994, 1119/10 y ss.).

No se concibe hoy, por lo tanto, persona sin patrimonio, y este no es susceptible


de alienación total o parcial. Por tal razón, no puede concebirse la transmisión del
patrimonio a los herederos sino mediante la ficción de que estos continúan la
persona del causante. El sistema romano viene así a dar explicación de la
transmisión de los derechos y deudas.

Las consecuencias de este sistema pueden sintetizarse en que:

 Se opera la confusión de patrimonios del causante y del heredero: el heredero


responde ultra vires, es decir, con sus propios bienes si los dejados por el
causante no alcanzan a cubrir sus deudas; y los acreedores del causante
concurren en igualdad de derecho con los del heredero, a cobrarse sus
créditos de la masa de bienes formada después de la transmisión.
 El heredero continúa la posesión del causante en el mismo carácter que
aquel.
 La sucesión debe ser única y estar sujeta a una sola ley, puesto que se trata de
la transmisión de una universalidad indivisible.

Cabe aclarar que la idea de la continuación de la persona es ante todo una ficción.

Por otro lado, el concepto germano de la transmisión hereditaria era muy distinto.
Cuando el jefe de la familia fallecía, la asamblea de la tribu le entregaba los
bienes; el heredero pagaba entonces todas las deudas y se quedaba con el
remanente. Entre sus consecuencias, se destacaba que no había confusión de
patrimonio y que las deudas del difunto no pesaban sobre los bienes del
heredero. Es decir, de acuerdo a este sistema, el heredero sucedía al causante
únicamente en sus bienes y debía pagar las deudas hasta tanto aquellos bienes
alcanzaran a cubrirlas, pero para ello no era necesario recurrir a la ficción de la
continuación de la persona. Por lo tanto, en el sistema de la sucesión de los
bienes, el heredero no ocupaba el lugar del difunto.

En nuestro derecho, el sistema del Código de Vélez recibió la influencia de Aubry


y Rau y siguió su teoría con todas sus consecuencias. En el artículo 3281 regulaba
que la sucesión a título universal era la que tenía por objeto un ideal, sin
consideración a su contenido especial ni a los objetos de esos derechos. En el
artículo 3417 establecía el sistema de la continuación de la persona. De todo ello
resultaba la confusión del patrimonio del heredero con el del causante.

El Código Civil y Comercial de la Nación,afirma Pérez Lasala (2014), ha aceptado


implícitamente la teoría de la sucesión en la posición jurídica del causante, y
explícitamente la teoría de la adquisición de la totalidad o de una parte indivisa de

7
los bienes hereditarios. De este modo, el heredero ocupa la posición jurídica del
causante en las relaciones transmisibles; por lo tanto, se le transmiten los bienes y
asume las deudas. Es decir, hay posiciones jurídicas que pasan del causante al
heredero de manera objetivamente idénticas. Son estas en las que se da
realmente la sucesión, porque el heredero ocupa el lugar del autor de la sucesión.
Sin embargo, también hay relaciones jurídicas que no se transmiten al heredero.

Por último, hay posiciones jurídicas que adquiere el heredero que no existían en el
causante, pero que nacen con motivo de su muerte.

Sucesión intestada y testamentaria. Caracterización


La sucesión mortis causa puede ser legítima (intestada, legal) o testamentaria,
según la naturaleza de la fuente del llamamiento, es decir, según si la sucesión
proviene de la ley o de la voluntad del sujeto expresada en testamento.

Nuestro sistema legal recepta ambas categorías. Así, el art. 2277 del Código
establece que: “la muerte real o presunta de una persona causa la apertura de su
sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a sucederle por
el testamento o por la ley4.

La sucesión intestada es la deferida por la ley al cónyuge y a los parientes más


próximos del causante, conforme a un determinado orden establecido por la
misma ley; la testamentaria, en cambio, responde a la voluntad del causante
manifestada en el testamento.

El art. 2424 del Código, cuando define a los herederos legítimos, prescribe que
“las sucesiones intestadas se defieren a los descendientes del causante, a sus
ascendientes, al cónyuge supérstite, y a los parientes colaterales dentro del
cuarto grado inclusive, en el orden y según las reglas establecidas en este
Código”5. El fundamento de este tipo de sucesión está basado en el respeto a la
voluntad presunta del difunto, dado por el reconocimiento del orden natural de
sus afectos y la protección del interés familiar.

Respecto a las sucesiones testamentarias, el art. 2462 establece que “las personas
humanas pueden disponer libremente de sus bienes para después de su muerte,
respetando las porciones legítimas (…)”6. Su fundamento reposa en el respeto a la
libre voluntad del causante expresada en su testamento, que en nuestro
ordenamiento jurídico se encuentra limitada en caso de existir legitimarios, pero
que alcanza su plena expresión a falta de estos.

En consecuencia, los sucesores pueden ser llamados por la ley, por la voluntad del
causante o en parte por la ley y en parte por voluntad del causante. Esta
compatibilidad entre ambos tipos de sucesiones ha sido receptada por el art.

4 Art. 2277- Ley N° 26.944. Op. cit.


5
Art. 2424- Ley N° 26.944. Op .cit.
6
Art. 2462- Ley N° 26.944. Op. cit.

8
2277, que establece: “Si el testamento dispone solo parcialmente de los bienes, el
resto de la herencia se defiere por la ley (…)”7.

La primera hipótesis procede cuando el causante tuviere herederos y no hubiere


testado; en este caso, la sucesión será en su totalidad deferida por la ley. En el
segundo supuesto, el testador no tiene legitimarios; por lo tanto, por medio del
testamento, determina quiénes van a sucederlo. Por último, la tercera hipótesis
es aquella en la que el causante, si bien posee legitimarios, dispone libremente de
la porción disponible de la herencia.

Nuestro sistema legal contempla la libertad del autor de la sucesión de disponer


de su patrimonio, siempre que respete las porciones legítimas, si existiesen
legitimarios.

En definitiva, cuando no hay legitimarios, el causante tiene libertad para distribuir


sus bienes como estime conveniente. Si, en cambio, el causante decide no testar o
las disposiciones testamentarias fueren ineficaces y tiene herederos, la misma ley
adjudica su patrimonio a sus parientes y cónyuge en determinado orden.

De allí la íntima vinculación con el derecho de familia, porque la estructuración de


ella repercutirá en el derecho sucesorio, y viceversa.

Dentro del llamamiento hecho por la ley hay que hacer una distinción, a saber:

 Existe un llamamiento imperativo que corresponde a aquellos miembros de la


familia a los que la ley les atribuye una porción de la herencia – legítima–, de
la cual no pueden ser privados; estos son los legitimarios.
 Existe también un llamamiento supletorio que tendrá vigencia a falta de
legitimarios y a falta de herederos instituidos por el causante en su
testamento. Los herederos llamados supletoriamente se denominan
legítimos; de allí la posible confusión, ya que se designa legítimo al heredero
llamado a la sucesión por la ley -que constituye el género- y, asimismo, una
especie dentro de ellos recibe el mismo nombre.

Para clarificar la situación, se indicará cómo funcionan estos llamamientos.

En primer lugar, hay que verificar si existen herederos designados por la ley que
tengan un llamamiento imperativo, es decir, que existan legitimarios; pues de ser
así, el causante solo podrá testar sobre la porción disponible. A falta de
legitimarios, el causante podrá designar como heredero a quien quiera, y
entonces se encuadrará dentro de la sucesión testamentaria. Luego, a falta de
legitimarios y testamentarios, volverá a aplicarse el llamamiento deferido por la
ley en forma supletoria y recibirán la herencia los parientes colaterales hasta el
cuarto grado.

7 Art. 2277- Ley N° 26.944. Op. cit.

9
Pactos sucesorios. Definición. Regulación legal
El pacto sucesorio es el contrato cuyo objeto es todo o la parte de una herencia
futura, y cuyo contenido concierne a su organización, o a un aspecto de esa
organización, por referirse a disposiciones o transferencia de derechos sucesorios
eventuales, a reglas de distribución de la herencia o a otras cuestiones sucesorias.

El Código Civil y Comercial, manteniendo el régimen del Código de Vélez, no


admite la sucesión contractual. Expresamente, establece en el art. 1010 que:

La herencia futura no puede ser objeto de los contratos ni


tampoco pueden serlo los derechos eventuales sobre objetos,
excepto lo dispuesto en el párrafo siguiente u otra disposición
legal expresa. Los pactos relativos a una explotación productiva o
a participaciones societarias de cualquier tipo, con miras a la
conservación de la unidad de la gestión empresaria o a la
prevención o solución de conflictos, pueden incluir disposiciones
referidas a futuros derechos hereditarios y establecer
compensaciones a favor de otros legitimarios. Estos pactos son
válidos, sean o no parte el futuro causante y su cónyuge, si no
afectan la legítima hereditaria, los derechos del cónyuge, ni los
derechos de terceros8.

Lo que se persigue con la excepción prevista en la norma es la protección de una


unidad de negocios, especialmente, la familiar.

Una especie, dentro de la prohibición genérica receptada por este artículo,


corresponde a la imposibilidad de aceptar o renunciar a la herencia antes de la
muerte del autor de la sucesión, aun cuando se hicieran condicionadas al hecho
de la muerte. Así, el art. 2286 establece el “tiempo de la aceptación y la renuncia.
Las herencias futuras no pueden ser aceptadas ni renunciadas”9.

Maximiliano Flammá (2014, p. 40) sostiene que, desde un aspecto


eminentemente técnico, la prohibición de aceptar o repudiar una herencia futura
es el corolario lógico del principio dispuesto por el art. 2277; pues, antes de la
muerte del causante, no hay sucesor mortis causa ni se es titular de derecho
alguno que resulte susceptible de ser aceptado o repudiado.

Encontramos otra especificación con respecto a esta regla en el art. 2302, que
regula el momento a partir del cual produce efectos la cesión de herencia. No
obstante, existen supuestos excepcionales de sucesión contractual mortis causa.
Entre ellos, podemos mencionar:

8 Art. 1010- Ley N° 26.944. Op. cit.


9 Art. 2286- Ley N° 26.944. Op. cit.

10
 Partición de bienes por parte del ascendiente: el art. 2411 del Código Civil y
Comercial autoriza a la persona que tiene descendientes a efectuar la
partición de sus bienes entre ellos por medio de la donación o testamento.
 Transmisión de bienes a legitimarios: el art. 2461 prescribe que:
si por acto entre vivos a título oneroso, el causante transmite a
alguno de los legitimarios la propiedad de algunos de sus bienes
bajo reserva de usufructo, uso, habitación o bajo renta vitalicia, se
presume iuris et de iure la gratuidad del acto y la intención de
mejorar al beneficiario. El valor de los bienes debe ser imputado a
la porción disponible y el exceso debe ser colacionado10.


Si la donación o el testamento otorgara dispensa o estableciera una cláusula de
mejora, el cónyuge y los descendientes del causante están exentos del deber de
colacionar el valor de los bienes recibidos.

10 Art. 2411- Ley 26.944. Op. cit.

11
Referencias
Borda, G. (1994). Tratado de Derecho Civil – Sucesiones. Tomo I. Buenos Aires:
Abeledo Perrot.

Flammá, M. (2014). Título II. Aceptación y renuncia de la herencia – Capítulo 1


Derecho de opción. En J. C. Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y Comercial de
la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.

González Magaña, I. (2014). Título VII. Proceso Sucesorio – Capítulo 1


Disposiciones generales. En J. C. Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.

Medina, G., y Miguez de Bruno, M. S. (2014). Principios generales sucesorios y los


principios generales de la sucesión intestada en particular. Revista Derecho de
Familia y de las personas (109). Buenos Aires: La Ley.

Ley Nº 26.994 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso


de la Nación Argentina

Pérez Lasala, J. L. (2014). Tratado de Sucesiones. Tomo I. Santa Fe: Rubinzal


Culzoni.

12
Sucesores

Derecho
Privado VII

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Sucesores
Dentro de los sucesores mortis causa, nuestro Código distingue a los
herederos y a los legatarios. A su vez, los primeros pueden ser universales
o de cuota. Ambas categorías de sucesores son conceptualizadas por el art.
2278 del Código Civil y Comercial, en cuanto establece que: “se denomina
heredero a la persona a quien se transmite la universalidad o una parte
indivisa de la herencia; legatario, al que recibe un bien particular o un
conjunto de ellos”1.

Heredero: universal y de cuota


El heredero se subroga en la posición jurídica del causante y así recibe los
bienes del causante y asume las deudas. Ello se debe a que la figura del
heredero responde a una exigencia social, que consiste en poner en el
puesto del difunto a una persona para que continúe sus relaciones
jurídicas.

Sin embargo, el heredero ocupa una posición compleja que no es


coincidente en su totalidad con la del causante, pues hay relaciones
jurídicas de este que le son sustraídas a aquel, ya que muchos de los
derechos y obligaciones del causante desaparecen con él (derechos y
obligaciones intransmisibles), así como dentro de los derechos
transmisibles, algunos se destinan a los legatarios y se sustraen de la esfera
patrimonial del heredero.

Asimismo, hay derechos y obligaciones que nacen en cabeza del heredero


de manera originaria, pero con motivo de la muerte del autor de la
sucesión (derecho de colacionar, cumplir con los legados, etc.).

En las posiciones derivadas es donde realmente se da la sucesión, pues son


aquellas posiciones jurídicas que pasan del causante al heredero
permaneciendo objetivamente idénticas.

La ocupación, por parte del heredero, de la posición jurídica del causante,


que le otorga la calidad de tal, y la adquisición de la propiedad de los
bienes de aquel se producen de manera simultánea. La asunción de las
deudas del causante se limita a los bienes o a su valor.

1 Art. 2278- Ley N° 26.944 (2014) Honorable Congreso de la Nación

1
El heredero se encuentra habilitado a ejercer las acciones posesorias que le
hubieren pertenecido al causante. Excepcionalmente, puede ejercer
acciones o excepciones tendientes a reclamar o impugnar determinadas
situaciones jurídico-familiares del difunto.

El Código de Vélez receptaba la figura del legatario de parte alícuota, lo que


traía consecuencias complejas en la práctica y generaba una gran discusión
doctrinaria respecto a si se trataba de un sucesor universal o particular.
Pero el nuevo código ha puesto fin a este debate y define claramente a los
herederos universales y de cuota. En el art. 2486 establece: “Herederos
universales. Los herederos instituidos sin asignación de partes suceden al
causante por partes iguales y tienen vocación a todos los bienes de la
herencia a los que el testador no haya dado un destino diferente”2. Luego,
el art. 2488 instituye:

Herederos de cuota. Los herederos instituidos en una


fracción de la herencia no tienen vocación a todos los bienes
de esta, excepto que deba entenderse que el testador ha
querido conferirles ese llamado para el supuesto de que no
puedan cumplirse, por cualquier causa, las demás
disposiciones testamentarias3.

La diferencia entre ambas categorías de herederos está dada porque los


universales tienen derecho a acrecer, esto es, vocación a heredar todos los
bienes de la herencia a los que no les hubiesen asignado un destino
distinto; mientras que los de cuota carecen de tal derecho, salvo en los
casos que la ley o el testamento lo determine.

Legatario
Luego de haber realizado una breve descripción de los herederos
universales y de cuota, se analizará la figura del legatario.

El legatario es aquel que recibe un bien particular o un conjunto de bienes


que componen la herencia.

El legado responde a la facultad otorgada al testador para atribuir a alguna


persona ventajas patrimoniales determinadas, en virtud de afectos
familiares, de amistad o de gratitud, entre otros. Puede consistir en una

2 Art. 2486- Ley N° 26.944. Op. cit.


3 Art. 2488- Ley N° 26.944. Op. cit.

2
atribución patrimonial, es decir, en una transmisión de derechos (legado de
cosa cierta, de suma de dinero, etc.). También se encuentran legados que
no suponen una atribución patrimonial, en los que no se produce
adquisición alguna de derechos, por ejemplo, el legado de reconocimiento
de deuda. En este último caso, no es exacto hablar de sucesión, pues no se
transmite derecho alguno.

Un aspecto muy importante con respecto al legatario es que no sucede en


la posición jurídica del causante, por el contrario, solo se trata de una
adquisición (cuando se transmiten derechos, pues hay legados que no
suponen atribución patrimonial –como se dijo en el párrafo anterior–) y allí
se agota la relación con el heredero o la sucesión del causante.

Una de las diferencias entre el heredero y el legatario está dada por el


modo de adquirir los bienes, pues el primero recibe la universalidad de los
bienes del causante o una parte alícuota, en tanto que el segundo recibe
bienes concretos. Desde otro costado, el primero responde por las deudas
del causante y su responsabilidad es intra vires (art. 2280: con los bienes
que recibe o con su valor si los enajenó), la que puede convertirse en ultra
vires en determinados casos (ver art. 2321); por el contrario, el legatario no
responde por las deudas del difunto, a no ser que se le impongan como
cargas que acompañan la atribución del legado, no haya bienes suficientes
en la herencia o se trate del legado particular de una universalidad
(arts.2318, 2319, 2500) y hasta el valor de lo recibido.

Por último, el legatario solo obtiene la posesión material del objeto de su


legado en virtud de la entrega que efectúa el heredero, el administrador de
la herencia o albacea.

A lo largo de la materia se derrollarán estos aspectos con mayor


profundidad.

Contenido de la herencia
El artículo 2280 prescribe que:

Desde la muerte del causante, los herederos tienen todos


los derechos y acciones de aquel de manera indivisa, con
excepción de los que no son transmisibles por sucesión, y
continúan en la posesión de lo que el causante era
poseedor. Si están instituidos bajo condición suspensiva,
están en esa situación a partir del cumplimiento de la

3
condición, sin perjuicio de las medidas conservatorias que
corresponden4.

Conforme a ello, la herencia está compuesta por los derechos y


obligaciones de carácter patrimonial que se transmiten a los sucesores del
causante, pero la herencia no es idéntica al patrimonio del difunto, pues
excepcionalmente hay derechos y obligaciones patrimoniales que se
extinguen con la muerte de su titular y otros derechos que nacen derivados
de la muerte, pero de manera originaria en el heredero.

Esto lleva a considerar que si bien muchas veces herencia y patrimonio son
usados como sinónimos, desde el punto de vista técnico jurídico no son
equivalentes. La herencia tiene un contenido necesariamente menor que el
patrimonio, porque aquella es el conjunto de bienes que se transmiten por
causa de muerte.

La herencia tiene dos acepciones:

1) Subjetiva: se refiere a la situación subjetiva del heredero, esto es, a las


posiciones derivadas y originarias.

2) Objetiva: indica el conjunto de relaciones jurídicas (derivadas y


originarias) que son objeto del fenómeno sucesorio.

Todos los derechos activos y pasivos de contenido patrimonial de los que


era titular el causante y que se trasmiten por sucesión hereditaria forman
el caudal relicto, que es el objeto de la trasmisión.

Derechos y obligaciones que componen la herencia


Componen el caudal relicto los derechos y obligaciones que integran una
situación jurídica derivada del causante. Por regla general, todo derecho
patrimonial es transmisible, mientras que no todo derecho
extrapatrimonial lo es. De igual manera se transmite la posesión que tenía
el difunto.

El art. 2277 del Código Civil y Comercial, en su último párrafo, expresa que
“la herencia comprende todos los derechos y obligaciones del causante
que no se extinguen con la muerte”.

4 Art. 2280- Ley N° 26.944. Op. cit.

4
Los herederos legitimarios –ascendientes, descendientes, cónyuge– son
investidos de pleno derecho, pues alcanzan la calidad de tales desde el día
de la muerte del causante, sin formalidad alguna y aun cuando ignoren la
apertura de la sucesión; salvo para los derechos registrales en los que se
exige que para transferirlos les haya sido reconocida su investidura por
medio de la declaratoria judicial de herederos. En cuanto a los colaterales,
deben ser investidos de su calidad de herederos por el juez del proceso
sucesorio. En las sucesiones testamentarias, la calidad de heredero “resulta
de la declaración de validez formal del testamento” 5.

Realizadas estas aclaraciones, se puede señalar:

Derechos reales:

 En principio y salvo disposición legal en contrario, todos los derechos


reales se transmiten por herencia.
 También se transmite el aspecto patrimonial de la propiedad
intelectual.
 En cuanto a la posesión, el heredero continúa la del causante con las
mismas características que tenía.
 Así, para ejercer la acción por prescripción adquisitiva del inmueble
habitado por el autor de la sucesión, si existen varios herederos,
debe ser promovida por todos, pues cada uno tiene derechos del
difunto de manera indivisible.

Derechos y obligaciones derivados del contrato:

 En materia contractual, los sucesores continúan la posición jurídica


del causante, salvo que las obligaciones sean inherentes a la
persona, la transmisión resulte incompatible con la naturaleza de la
obligación o se encuentre prohibido por el contrato o por ley.
 El contrato de obra o servicio no se resuelve por la muerte del
comitente, salvo que “se haga imposible o inútil la ejecución”6.
 En cuanto a la locación de inmuebles, se admite la transmisibilidad
activa y pasiva del contrato de locación por causa de muerte, salvo
pacto en contrario.

Obligaciones y derechos derivados de fuente extracontractual

 Las consecuencias patrimoniales de un hecho ilícito, en principio, se


transmiten a los herederos del responsable (legitimación pasiva).

5 Art. 2338. Ley N° 26.994. Op. cit.


6 Art. 1259. Ley N° 26.944. Op. cit.

5
También se transmiten los derechos nacidos con ocasión del ilícito
(legitimación activa).

Estado de familia y acciones que la protegen

 Solo pasan a los herederos ciertas acciones de filiación. Los


legitimados para actuar son aquellos que tienen vocación hereditaria
actual o eventual, es decir, que concurren a la herencia con el
presunto hijo o resultan desplazados o traídos a la herencia por él.
 Los recuerdos de familia (retratos, diplomas) que no tienen
prácticamente valor económico, pero pueden tener un importante
valor afectivo, son objeto de transmisión hereditaria.
 En cuanto a los sepulcros, forman parte del caudal relicto y son
transmisibles mortis causa.

Derechos y obligaciones que no se trasmiten por causa


de muerte
En primer lugar, es dable señalar que los derechos de la personalidad y
atributos de la persona concluyen con la muerte de su titular. Igualmente,
todos los derechos y obligaciones que resultan del emplazamiento en el
estado de familia son inherentes a la persona e intrasmisibles por causa de
muerte (no se puede heredar o legar el carácter de padre o hijo).

En cuanto a los derechos reales:

 No se transmite el derecho de usufructo, uso y habitación; tampoco


las servidumbres personales.

En materia contractual:


No se transmiten las obligaciones que sean inherentes a la persona,
ni tampoco cuando la transmisión resulte incompatible con la
naturaleza de la obligación o se encuentre prohibida por el contrato
o por ley.
 En cuanto al punto de vista del sujeto activo, los derechos se
extinguen por fallecimiento del acreedor, si así lo estipula el
contrato o cuando se otorgan en atención a las cualidades que tiene

6
determinada persona (muerte del mandante) o por disposición de la
ley (renta vitalicia).
 El pacto de preferencia en el contrato de compraventa no se
transmite a los herederos del vendedor, pero sí a los del
comprador7.
 La reversión de donaciones solo es válida a favor del donante y no se
transmite al donatario.
 Se establece la intransmisibilidad a los herederos de la continuación
del contrato de locación de inmuebles, que es independiente de la
sucesión. Así lo determina expresamente el art.1190 del Código Civil
y Comercial:

Si la cosa locada es inmueble, o parte material de un


inmueble, destinado a habitación, en caso de abandono o
fallecimiento del locatario, la locación puede ser continuada
en las mismas condiciones pactadas, y hasta el vencimiento
del plazo contractual, por quien lo habite y acredite haber
recibido del locatario ostensible trato familiar durante el
año previo al abandono o fallecimiento. El derecho del
continuador en la locación prevalece sobre el del heredero
del locatario8.

 El contrato de obra o servicio se resuelve ante la muerte del


contratista o prestador, salvo que se acepte continuarla con los
herederos.

Respecto a las sociedades de personas:

 La muerte de uno de los socios, a falta de convenio expreso en


contrario, implica la resolución parcial del contrato de sociedad. Por
otra parte, resultan obligatorias para herederos y socios las cláusulas
por las que se establece la continuación de la sociedad con los
herederos del socio fallecido.

Seguridad social:

 Se extinguen los beneficios otorgados, como jubilaciones y


pensiones.

7 Art. 1165- Ley N° 26.944. Op. cit.


8 Art. 1190- Ley N° 26.944. Op. cit.

7
Derechos y obligaciones que nacen con motivo de la
muerte, pero de manera originaria en los herederos
Se refiere a las situaciones jurídicas que no existían en cabeza del causante,
sino que nacen originariamente en el heredero como consecuencia de su
condición de tal. Estas no integran el caudal relicto, ya que no estaban en
el patrimonio del causante. En otras palabras, son aquellas que nacen con
motivo de la muerte, están vinculadas al fenómeno sucesorio, pero crean
situaciones originarias en el heredero. Así, desde el punto de vista de los
derechos (aspecto activo) los sucesores pueden ejercer:

 Acción de colación.
 Acción de indignidad.
 Acciones de protección de la legítima.
 Acción de partición.
 Acción de petición de herencia.

Desde el punto de vista de obligaciones (aspecto pasivo):

 Deben responder por las cargas de la herencia


 Tienen la obligación de la entrega de los legados.

También hay derechos y obligaciones que nacen con ocasión de la muerte


de una persona, pero que están desvinculados del fenómeno sucesorio;
entre ellos, se puede mencionar: el derecho de pensión, la indemnización
por la muerte del trabajador, seguro de vida, derecho real de habitación
del cónyuge supérstite y la atribución de la vivienda en caso de muerte de
uno de los convivientes.

8
Referencias
González Magaña, I. (2014). Título VII. Proceso Sucesorio – Capítulo 1
Disposiciones generales. En J. C. Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.

Ley Nº 26.994 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina

9
Apertura de la
sucesión.
Transmisión de
la herencia

Derecho
Privado VII

0
Apertura de la sucesión.
Transmisión de la herencia
El art. 2277 expresa que “la muerte real o presunta de una persona causa la
apertura de su sucesión y la transmisión de su herencia a las personas llamadas a
sucederle por el testamento o por la ley.”1.

Este artículo tiene especial importancia, ya que consagra tres principios generales
del derecho hereditario:

La muerte:

 Determina la apertura de la sucesión.


 Transmite de manera inmediata los bienes de la persona fallecida a sus
sucesores.
 Transmite la totalidad del patrimonio, excepto los derechos inherentes a la
persona.

Como la ley no quiere que la herencia quede vacante, estatuye que la transmisión
se opera en el momento de la muerte; la herencia se adquiere ipso iure al
momento de la apertura de la sucesión. Pero como tampoco se impone la
aceptación, se condiciona esa transmisión a que sea aceptada.

En el fenómeno sucesorio hasta la adquisición definitiva de la herencia, se puede


indicar ciertos momentos, algunos de los cuales coinciden cronológicamente.
Tales momentos tienen vigencia siempre que el heredero adquiera de manera
definitiva la herencia por medio de la aceptación. Si ello no sucede, se considera
que estos momentos no han existido.

1 Art. 2277- Ley N° 26.944 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación.

1
Tabla 1

Apertura de la sucesión La sucesión de una persona se abre


siempre y forzosamente en el
momento de su muerte.
Vocación a la herencia Es un llamamiento en abstracto
realizado en el momento de la
muerte del causante.
Se dirige a todos los posibles
herederos. Puede ser efectuado por
la voluntad o por la ley.
Delación de la herencia Es el llamamiento concreto y
efectivo a los herederos que no
tienen obstáculo para adquirir la
herencia.
Se produce una adquisición
provisional.
Adquisición de la herencia La adquisición provisional se
consolida con la aceptación de la
herencia efectuada por el heredero,
ya sea de manera expresa o tácita.

Fuente: elaboración propia.

Detallados tales momentos, es necesario precisar que en nuestro derecho –en


principio– no se produce la herencia yacente. Esta se configura en aquellos
ordenamientos jurídicos en los que la herencia se adquiere mediante aceptación
y, por lo tanto, existe un período de tiempo que va desde la apertura de la
sucesión hasta la aceptación, durante el cual la herencia carece de titular actual.
En cambio, en los ordenamientos jurídicos –como el nuestro– la herencia se
adquiere ipso iure al momento de la apertura de la sucesión. Sin embargo, la regla
no es absoluta, pues existen algunos supuestos excepcionales que se producen
por la vacancia actual de la titularidad hereditaria o por el estado de hecho de
incertidumbre sobre la identidad del heredero, a saber:

 El heredero instituido bajo condición suspensiva: no tiene vocación actual


durante el tiempo que transcurre desde la muerte del causante y hasta el
cumplimiento de la condición, período en el cual la herencia no pertenece al
causante ni al instituido bajo condición.

 La institución de heredero a favor de la persona jurídica a fundarse, hasta
tanto no se haya constituido.

2
 Cuando no hay herederos testamentarios o legítimos, o los existentes han
renunciado a la herencia y corresponde iniciar el trámite de vacancia a favor
del fisco.
 Cuando el heredero no es conocido.

Ingresando al análisis de la transmisión hereditaria, se puede individualizar cuatro


elementos:

 Transmisor: Es el causante, que debe ser una persona física, pues el derecho
de familia estudia las relaciones entre personas físicas.
 Receptor: herederos y legatarios.
 Objeto: son todos los derechos transmisibles. Los no transmisibles no forman
parte del caudal relicto (que son los bienes del causante al momento de
morir). Los derechos extrapatrimoniales se extinguen con la muerte de su
titular, mientras que los derechos patrimoniales –en principio– se transmiten
a los herederos, pues hay derechos inherentes al patrimonio que no son
susceptibles de transmisión.
 Título o causa: esta trasmisión de derechos se opera en virtud de la ley (lo que
da origen a la sucesión legítima, ab intestado o intestada) o a través de un
llamado hecho por el causante por medio de un testamento (lo que da origen
a la sucesión testamentaria).

Apertura de la sucesión. Momento en que opera


La muerte real o presunta es el hecho jurídico que causa, de manera simultánea,
la apertura de la sucesión de la persona fallecida y la transmisión de la herencia a
los llamados a recibirla por ley o por testamento. Una vez sucedida la muerte, la
ley o la voluntad del causante producirán el llamamiento a una o más personas
para que reciban la herencia.

La muerte real se produce con el fallecimiento de una persona, mientras que la


muerte presunta procede en el supuesto de ausencia de una persona, sin que se
tenga noticias de ella durante el tiempo establecido por la ley. En este supuesto,
se requiere que sea declarada por el juez.

La determinación del momento preciso de la muerte puede tener gran


trascendencia en materia hereditaria si, entre quienes mueren casi al mismo
momento, existen derechos sucesorios.

Supuesto de conmoriencia
Se refiere al caso en que dos o más personas que tienen derechos hereditarios
entre sí fallecen en un mismo desastre o acontecimiento (terremoto, incendio,
etc.) o en cualquier otra circunstancia (p. ej.: dos personas fallecen en lugares
diferentes sin poder determinarse quién murió primero).

3
El Código Civil y Comercial, en su art. 95, presume la contemporaneidad de los
fallecimientos; esto es, que se considera que todas las personas murieron en el
mismo instante si no es posible precisar quién falleció primero; en consecuencia,
no se puede alegar transmisión alguna de derechos entre ellos.

Supuesto de ausencia con presunción de fallecimiento


Nuestro Código, en el capítulo 7 del título 1 del libro primero, regula lo relativo a
la presunción de fallecimiento. Tal presunción procede cuando una persona se
ausenta de su domicilio sin que se tenga noticia de ella por el término de tres
años. El plazo se cuenta desde la fecha que se tuvo la última noticia del ausente.

En este caso, la declaración judicial del fallecimiento presunto se asimila a la


muerte comprobada. La sentencia debe contener el día presuntivo de la muerte y,
si es posible, la hora; de lo contrario, se tiene por sucedida la expiración ese día.

La determinación de dicho día tiene gran importancia, ya que la sucesión se


considera abierta en ese momento y determinará quiénes tienen vocación y
delación hereditarias.

Respecto a la entrega de los bienes a los herederos y legatarios, el art. 91 del


Código Civil y Comercial señala que recibirán los bienes del declarado
presuntamente fallecido, previa formación de inventario. Asimismo, se dispone
que el dominio debe inscribirse en el registro correspondiente con la prenotación
del caso. Entre sus facultades, pueden hacer la partición de los bienes, pero no
enajenarlos ni gravarlos sin autorización judicial.

Si una vez entregados los bienes se presenta el ausente o se tiene noticia cierta de
su existencia, queda sin efecto la declaración de fallecimiento, procediéndose a la
devolución de tales bienes a petición del interesado.

Por su parte, el art. 92 preceptúa que la prenotación queda sin efecto luego de
transcurridos cinco años desde la fecha presuntiva del fallecimiento u ochenta
años desde el nacimiento de la persona. Desde ese momento, puede disponerse
libremente de los bienes; y si sucediera que el ausente reaparece, este podrá
reclamar:

a) “La entrega de los bienes que existen en el estado en que se encuentran.


b) Los adquiridos con el valor de los que faltan.
c) El precio adeudado de los enajenados.
d) Los frutos no consumidos”2.

2 Art. 92- Ley N° 26.944. Op. cit.

4
Delación de la herencia
La delación supone un llamamiento concreto a determinados herederos y
efectivo, porque con ella se adquiere la herencia, en virtud de que los llamados
carecen de obstáculos para adquirirla.

Es importante distinguir la delación de la figura de la vocación. Esta última es un


llamamiento a todos los posibles herederos, efectuado por la ley o la voluntad del
difunto. Dentro de este llamamiento pueden existir herederos llamados
subsidiariamente o afectados por alguna inhabilidad o ser indignos; por lo tanto,
la delación presupone la vocación.

En nuestro derecho desde la delación hay heredero, con la salvedad de que puede
dejar de serlo si renuncia a la herencia, pues se trata de un adquirente provisional.
De allí que la delación y la adquisición provisional se producen siempre en el
mismo instante.

En conclusión, se adquiere provisionalmente la herencia como consecuencia del


llamamiento concreto y efectivo, que es la delación. Tal adquisición no requiere la
intervención de la voluntad del tercero.

Adquisición
Nuestro Código recepta el sistema de la adquisición ipso iure de la herencia. En
consecuencia, el heredero, a quien se ha deferido la herencia, se hace titular de
ella desde el momento de la apertura de la sucesión. Es decir, entre la apertura de
la sucesión y la adquisición no media intervalo de tiempo alguno. Así lo determina
el art. 2280 del Código Civil y Comercial, cuando prescribe que “desde la muerte
del causante, los herederos tienen todos los derechos y acciones de aquel de
manera indivisa, con excepción de los que no son transmisibles por sucesión”3.

Como ya se mencionó , se trata de una adquisición provisional, pues el heredero


tiene la facultad de renunciar a la herencia, lo que tendrá efecto retroactivo y, por
lo tanto, se considerará que nunca ha sido heredero. Asimismo, puede consolidar
su adquisición por medio de la aceptación de la herencia, que constituiría la
aceptación definitiva, ya sea expresa o tácita.

Efectos de la transmisión
La muerte, la apertura y la transmisión se producen en el mismo instante del
fallecimiento. En consecuencia:

 En ese momento debe verificarse el requisito de la existencia del sucesor y su


habilidad para suceder. La indignidad para suceder también se entiende
referida al momento del fallecimiento.

3 Art. 2280- Ley N° 26.944. Op. cit.

5
 Los sucesores a título universal adquieren la propiedad de los bienes
hereditarios.
 Los herederos legitimarios quedan investidos de la calidad de herederos.
 Nace la comunidad hereditaria, si hubiese más de un heredero.
 A partir de allí, los herederos pueden aceptar o repudiar la herencia.
Comienza a correr el plazo de veinte años para aceptarla o repudiarla.
 A ese instante se retrotrae el efecto declarativo de la partición.
 Comienza a correr el curso de prescripción de las acciones sucesorias.
 La ley que rige la sucesión es la vigente al tiempo del fallecimiento del
causante, correspondiente a su último domicilio.
 La competencia: juez del último domicilio al producirse el fallecimiento –
fuero de atracción–. En caso de un heredero único, las acciones personales de
los acreedores del causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez del
último domicilio del causante o ante el que corresponde al domicilio del
heredero único.

Personas que pueden suceder


El Código Civil y Comercial, en su terminología, no habla de capacidad o
incapacidad para suceder, sino que se refiere a las personas que pueden suceder
y las que son inhábiles para ello. Sin embargo, esto no implica que desaparezca la
noción de capacidad, que es la causa por la cual se puede o no suceder.

La capacidad es la aptitud legal para ser titular del derecho a recibir por sucesión
los derechos activos y pasivos transmisibles del causante. Tal capacidad es la de
derecho y debe acreditarse al momento de la muerte del autor de la sucesión,
salvo en el caso de las fundaciones creadas por testamento que obtengan la
autorización del Estado para funcionar.

La capacidad para suceder ser rige por la ley del domicilio del causante al tiempo
de su fallecimiento.

Se debe distinguir la capacidad de la vocación y la delación hereditaria. La


vocación implica un llamamiento virtual de todos los posibles herederos, hecho
por la ley o por el testador; la delación es el llamamiento concreto de quien no
tiene impedimento para adquirir la herencia; por ello, la capacidad es un
presupuesto subjetivo de la delación.

Para que el heredero con vocación tenga delación, es decir, el concreto y efectivo
llamamiento de la herencia, y pueda adquirirla, debe ser una de las personas
autorizadas por la ley para suceder.

El art. 2279 del Código Civil y Comercial establece que:

Pueden suceder al causante:

 Las personas humanas existentes al momento de su muerte.

6
 Las concebidas en ese momento que nazcan con vida.
 las nacidas después de su muerte mediante técnicas de
reproducción humana asistida, con los requisitos previstos en
el artículo 561.
 Las personas jurídicas existentes al tiempo de su muerte y las
fundaciones creadas por su testamento4.

En cuanto al inciso b), la persona humana debe estar concebida y nacer con vida.
Si no naciere con vida, se considera que nunca existió.

Respecto al inciso c), es dable señalar que, en un primer momento, el Proyecto de


Código hacía una remisión al art. 563, lo que implicaba reconocer que las
personas concebidas por las técnicas de reproducción humana asistida –TRHA–,
luego de la muerte del causante, podían sucederlo; luego esto fue suprimido. Solo
pueden sucederlo las nacidas luego de la muerte del causante habiendo utilizado
estas técnicas y siempre que se cumplimenten los requisitos establecidos sobre el
consentimiento informado.

La persona concebida tiene capacidad hereditaria; sus representantes legales


administran sus bienes y esos actos son válidos respecto del heredero que resulte
ulteriormente; solo que la muerte antes del nacimiento opera una extinción
retroactiva de todos sus derechos, al punto que la ley la reputa como si nunca
hubiera existido.

Con relación al inciso d), se establece que pueden suceder las fundaciones creadas
por testamento. A esto hay que relacionarlo con el art. 193 del Código Civil y
Comercial, en cuanto establece que, si el fundador es una persona humana,
puede disponer su constitución por acto de última voluntad. Como ya se dijo
precedentemente, la fundación debe obtener la autorización del Estado para
poder funcionar.

Indignidad

Noción. Fundamento
La indignidad es una sanción legal impuesta en una sentencia judicial, en virtud de
la cual el heredero o legatario que ha incurrido en determinadas ofensas contra el
difunto, tipificadas por la ley, queda privado de la herencia. Por ello, no es indigno
frente a cualquier sucesión, sino frente a determinada sucesión.

El fundamento de la sanción reside en:

4
Art. 2279- Ley N° 26.944. Op. cit.

7
1) La presunta voluntad del causante de excluir al indigno de la sucesión, pues se
regula la posibilidad del perdón.
2) El sentimiento de moral social.

En cuanto a la relación de la delación y la indignidad, cabe destacar que la


indignidad actúa como presupuesto de la delación, pues el declarado indigno
carece de llamamiento efectivo y, por lo tanto, no se lo puede considerar
heredero por el lapso que va desde la apertura de la sucesión hasta la declaración
de la indignidad.

Respecto a quienes pueden ejercer la acción, el art. 2283 prescribe:

La exclusión del indigno solo puede ser demandada después de


abierta la sucesión, a instancia de quien pretende los derechos
atribuidos al indigno. También puede oponerla como excepción el
demandado por reducción, colación o petición de herencia. La
acción puede ser dirigida contra los sucesores a título gratuito del
indigno, y contra sus sucesores particulares a título oneroso de
mala fe. Se considera de mala fe a quien conoce la existencia de la
causa de indignidad5.

La acción de indignidad tiene por finalidad obtener la declaración de indignidad,


cuya consecuencia inmediata es la exclusión del heredero, al que se considera que
nunca ha sido tal. Se trata de una acción personal que persigue la declaración de
indignidad sin incluir lo relativo a transferencia de los bienes al demandante. Por
ello, cuando el demandado se encuentra en posesión de los bienes, es
conveniente ejercer también la acción de petición de herencia, se le entreguen
los bienes hereditarios.

Esta declaración de indignidad puede entablarse como acción o excepción. Lo


primero corresponde cuando se entabla contra el indigno que se encuentra en
posesión material de la herencia; lo segundo, cuando el poseedor material de la
herencia es el heredero real, entonces este opone excepción por indignidad.

Los legitimados activos para plantear la acción son:

 Los descendientes.
 Los ascendientes.
 El cónyuge.
 Los herederos instituidos a fin de proteger la porción que pudiese
corresponderles.
 El fisco, si por falta del indigno tiene que recibir los bienes hereditarios.

5 Art. 2283- Ley N° 26.944. Op. cit.

8
Respecto a los legatarios, no hay una posición unánime en la doctrina: una parte
considera que los legatarios no pueden ejercer la acción (Pérez Lasala, 2014, p.
432); otros sí le reconocen esta acción, cuando se pretende evitar la reducción de
la liberalidad (Rolleri, Pagotto y Dangeli, 2014, p. 32).

Con relación a la legitimación pasiva, pueden ser declarados indignos los


herederos llamados por ley o testamento y los legatarios. Cabe la acción contra
los herederos del indigno siempre que no hereden por representación.

Desde otra arista, el art. 2284 prescribe que:

Caduca el derecho de excluir al heredero indigno por el transcurso


de tres años desde la apertura de la sucesión, y al legatario
indigno por igual plazo desde la entrega del legado. Sin embargo,
el demandado por el indigno por reducción, colación o petición de
herencia, puede invocar la indignidad en todo tiempo6.

La finalidad de la norma es que no quede por tiempo indefinido sin aclararse la


situación del indigno, que se encuentra en posesión material de la herencia.

Una innovación en este punto está dada por el modo de contar el término de
caducidad, que para el heredero es de tres años desde la apertura de la sucesión y
para el legatario es de tres años desde la entrega del legado.

En el primer supuesto del artículo, el heredero indigno está en posesión material


de la herencia; por ello, los demás herederos solicitan la declaración de indignidad
y el reintegro de los bienes hereditarios.

El segundo supuesto es el que procede cuando el indigno no se encuentra en


posesión material de la herencia, sino que la tiene otro heredero. El heredero
indigno demanda al heredero poseedor, quien podrá oponerle la excepción de
indignidad en todo tiempo.

Una cuestión que resulta necesario indicar es la supresión en el Código de la


figura de la desheredación y la ampliación de las causales de indignidad. Es dable
apuntar que la desheredación consistía en la privación de la legítima a los
legitimarios en virtud de una causa justa, demostrable, taxativamente enumerada
en la ley y expresada en el testamento. En los fundamentos del Proyecto de
Código se manifestó que dichas modificaciones (es decir, la eliminación de esta
figura y el incremento de causas de indignidad) obedecen a evitar una doble
regulación para situaciones prácticamente idénticas. Esto ha sido objeto de
fuertes críticas por prestigiosos autores, quienes estiman que existen claras

6 Art. 2284- Ley N° 26.944. Op. cit.

9
diferencias que admiten mantener ambas instituciones, ya que en la
desheredación es el propio sujeto el que califica la conducta de su futuro sucesor;
de esta manera, puede defender la porción legítima del resto de sus sucesores
frente a alguno que no mereciera adquirir mortis causa (Rolleri, Pagotto y Dangeli,
2014, pp. 22-23). Asimismo, sostienen que si se admite que ciertos parientes
deben recibir necesariamente una determinada porción de bienes del difunto,
aun contra la voluntad de este, con más razón debe asegurarse su derecho a
excluir por testamento a alguien cuando medien justas causas (Córdoba, 2014).

Causales. Consecuencias
El art. 2281 enuncia las siguientes causas de indignidad (se alternan comentarios):

Son indignos de suceder:

a) Los autores, cómplices o partícipes de delito doloso contra la


persona, el honor, la integridad sexual, la libertad o la propiedad
del causante, o de sus descendientes, ascendientes, cónyuge,
conviviente o hermanos. Esta causa de indignidad no se cubre por
la extinción de la acción penal ni por la de la pena.
[La norma comprende los delitos dolosos; en consecuencia, no
alcanza a los delitos culposos. Dentro de los delitos dolosos, no se
limita al homicidio o tentativa como regulaba el código de Vélez,
sino que incluye un amplio espectro de hechos que afectan
distintos bienes jurídicos protegidos. Otra novedad del inciso es la
incorporación de la figura del conviviente].
b) Los que hayan maltratado gravemente al causante, u ofendido
gravemente su memoria.
[Esta causal es genérica por lo que serán la doctrina y la
jurisprudencia quienes establecerán las pautas sobre el alcance
del término “gravedad”]
c) Los que hayan acusado o denunciado al causante por un delito
penado con prisión o reclusión, excepto que la víctima del delito
sea el acusador, su cónyuge o conviviente, su descendiente,
ascendiente o hermano, o haya obrado en cumplimiento de un
deber legal.
[La norma se refiere a un delito penado con prisión o reclusión,
cualquiera sea el tiempo establecido en la condena. Esta causal no
es absoluta, el mismo inciso determina los casos en que no se
configura la indignidad].
d) Los que omiten la denuncia de la muerte dolosa del causante,
dentro de un mes de ocurrida, excepto que antes de ese término
la justicia proceda en razón de otra denuncia o de oficio. Esta
causa de indignidad no alcanza a las personas incapaces ni con
capacidad restringida, ni a los descendientes, ascendientes,
cónyuge y hermanos del homicida o de su cómplice.
[El fundamento de esta causal es que el heredero que va a recibir
una herencia debe procurar el castigo del delincuente que

10
ocasionó la muerte del causante. La denuncia debe formularse
dentro de un mes de ocurrida la muerte, salvo que antes de ese
término el juez ya se encuentre interviniendo en razón de otra
denuncia o de oficio].
e) Los parientes o el cónyuge que no hayan suministrado al causante
los alimentos debidos, o no lo hayan recogido en establecimiento
adecuado si no podía valerse por sí mismo.
[Esta causal recepta dos supuestos. Respecto a los alimentos, para
algunos autores, la causal no exige reclamo judicial o que hayan
sido fijados judicialmente (Pérez Lasala, 2014); para otros, por
razones de seguridad, solo se configura la causal cuando media
incumplimiento de una resolución que establece la cuota
alimentaria (Mazzingui, 1996). En cuanto al supuesto de no
recoger al causante en establecimiento adecuado, la norma
establece que aquel no debe poder valerse por sí solo, pero no
exige – como lo hacía el Código de Vélez– que se encuentre
demente y abandonado].
f) El padre extramatrimonial que no haya reconocido
voluntariamente al causante durante su menor edad.
[La falta de reconocimiento debe haberse dado durante la
minoridad, por lo tanto, si tal reconocimiento se efectuó después
de la mayoría de edad, lo alcanza esta causal].
g) El padre o la madre del causante que haya sido privado de la
responsabilidad parental.
h) Los que hayan inducido o coartado la voluntad del causante para
que otorgue testamento o deje de hacerlo, o lo modifique, así
como los que falsifiquen, alteren, sustraigan, oculten o sustituyan
el testamento. Esta causal se funda en el propósito de proteger la
libre manifestación de la voluntad del testador o el cumplimiento
de esa voluntad.
i) Los que hayan incurrido en las demás causales de ingratitud que
permiten revocar las donaciones7.

El art. 1571 detalla las causas de ingratitud que autorizan a revocar las
donaciones. A saber:

a) si el donatario atenta contra la vida o la persona del donante,


su cónyuge o conviviente, sus ascendientes o descendientes; b) si
injuria gravemente a las mismas personas o las afecta en su
honor; c) si las priva injustamente de bienes que integran su
patrimonio; d) si rehúsa alimentos al donante (…)8

Por último, el artículo expresa que “en todos los supuestos enunciados, basta la
prueba de que al indigno le es imputable el hecho lesivo, sin necesidad de

7 Art. 2281- Ley N° 26.944. Op. cit.


8 Art. 1571- Ley N° 26.944. Op. cit.

11
condena penal”9. Ello solo resulta aplicable cuando se trata de supuestos en que
la conducta del indigno implica delito.

Cabe señalar que las causales previstas en la norma son de interpretación


restrictiva, atentan a la naturaleza sancionatoria de la indignidad; además, son de
carácter excepcional y limitadas, es decir que no pueden extenderse a otras
situaciones, aun cuando sean de mayor gravedad.

Las causales pueden obedecer tanto a hechos positivos realizados por el indigno
como a omisiones o abstenciones.

El art. 2285 regula los efectos de la indignidad. Estos son:

Admitida judicialmente la exclusión, el indigno debe restituir los


bienes recibidos, aplicándose lo dispuesto para el poseedor de
mala fe. Debe también pagar intereses de las sumas de dinero
recibidas, aunque no los haya percibido. Los derechos y
obligaciones entre el indigno y el causante renacen, así como las
garantías que los aseguraban10.

En definitiva, una vez dictada la declaración judicial de indignidad, el indigno es


excluido de la sucesión y se considera que nunca ha heredado.

1) Efectos respecto al indigno:

Conforme a esta norma, se considera que el indigno es poseedor de mala fe en el


período anterior a la declaración judicial de indignidad y, en consecuencia, debe
restituir los bienes recibidos con todos los aumentos, mejoras, los frutos y
productos obtenidos y los que por su culpa dejó de percibir, además de los
intereses de las sumas de dinero recibidas, aunque no los haya percibido. En
cuanto a las mejoras, hay que distinguir dos posibilidades: 1) si fueron realizadas
con frutos y productos de los bienes recibidos, debe entregarlas; 2) si fueron
realizadas con dinero propio, se aplica el art. 1938, del Código Civil y Comercial.

Desde otro costado, el indigno puede reclamar las mejoras útiles, pero hasta el
límite del mayor valor adquirido por la cosa.

Por otra parte, renacen los derechos y obligaciones entre el indigno y el causante,
pues se considera que nunca fue heredero; por lo tanto, los créditos que tenga
contra la sucesión son exigibles, y lo mismo sucede a la inversa.

9 Art. 1571- Ley N° 26.944. Op. cit.


10 Art. 2285- Ley N° 26.944. Op. cit.

12
Desde otra arista, el indigno no está obligado a restituir los bienes que el causante
le hubiese donado, salvo que afectara la legítima, en cuyo caso estará sometido a
reducción.

2) Efectos respecto de los descendientes del indigno:

Los hijos del indigno vienen a la sucesión [del causante de este] por derecho de
representación.

3) Efectos respecto de terceros:

Las enajenaciones de los bienes hereditarios que el indigno haya realizado antes
de la declaración de indignidad, son en principio válidas, sin perjuicio de que los
herederos puedan accionar contra el indigno por daños y perjuicios.

El art. 2283 del Código Civil y Comercial, en el segundo párrafo, sienta el principio
de protección a los terceros adquirentes a título oneroso y de buena fe.

Perdón
El perdón dado por el causante ofendido hace caer la indignidad.

Así como la indignidad debe ser probada por los herederos, que se beneficiarán
con la exclusión del indigno, el perdón debe ser probado por el ofensor.

El art. 2282 regula que: “el perdón del causante hace cesar la indignidad. El
testamento en que se beneficia al indigno, posterior a los hechos de indignidad,
comporta el perdón, excepto que se pruebe el desconocimiento de tales hechos
por el testador”11.

De la norma se desprende que el perdón puede hacerse por testamento; sin


embargo, algunos autores señalan que esto no impide receptar otros medios.

Por otra parte, no es necesario que en el testamento conste de manera expresa el


perdón; se aceptan también los casos en que el testador instituyó heredero o
legatario a quien incurrió en una causal de indignidad, pues se presume iuris et de
iure que ha tenido conocimiento de ese hecho y lo ha perdonado.

11 Art. 2282- Ley N° 26.944. Op. cit.

13
Referencias
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Código Civil y Comercial de la Nación [Suplemento especial nuevo Código Civil y
Comercial]. Buenos Aires: La Ley. Recuperado de:
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Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La Ley.

14
Proceso
sucesorio

Derecho
Privado VII

1
Proceso Sucesorio. Objeto.
Competencia: Regla general.
Excepción
El proceso sucesorio tiene por fin “la distribución del haber líquido hereditario
entre los herederos o beneficiarios (…), previa aprobación judicial del
testamento o previo reconocimiento de la calidad de heredero ab intestato”
(Pérez Lasala, 1989, p. 30) Es de carácter universal, salvo exclusiones
establecidas por la ley con relación a algunos bienes, en este se liquidará el
total del patrimonio del causante.

El proceso sucesorio ha sido tratado expresamente en el Código Civil y


Comercial, en el capítulo 1 del título VII, que comprende la recepción de
normas procesales en la regulación sucesoria.

El art. 2335 señala que: “el proceso sucesorio tiene por objeto identificar a los
sucesores, determinar el contenido de la herencia, cobrar los créditos, pagar las
deudas, legados y cargas, rendir cuentas y entregar bienes”.1

Algunos autores, entre ellos Pérez Lasala (2014, p. 86), cuestionan que el
artículo omite referirse a la resolución judicial que declara herederos o que
aprueba el testamento.

Entre sus caracteres, podemos destacar que:

 Es un proceso voluntario, pues no está destinado a resolver controversias,


sino que está destinado a dar certeza a determinadas situaciones jurídicas.
Esto no implica que no puedan presentarse conflictos de intereses que se
plasmen en impugnaciones, por ejemplo, en la etapa de inventario, avalúo y
partición.
 Es un proceso universal, pues tiene por objeto la distribución de la totalidad
de un patrimonio. Como consecuencia de ello, se ejerce el fuero de
atracción, por el cual corresponde al juez, que entiende en el proceso, el
conocimiento de las acciones vinculadas a la persona y al patrimonio del
difunto.

En cuanto a las etapas, podemos identificar tres:

 Apertura del proceso.


 Declaratoria de herederos o aprobación del testamento.

1 Art. 2335- Ley N° 26.944 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

2
 Inventario, avalúo, división, partición y adjudicación.

En cuanto al juez competente, el art. 2336 prescribe que:

La competencia para entender en el juicio sucesorio corresponde


al juez del último domicilio del causante, sin perjuicio de lo
dispuesto en la Sección 9ª, Capítulo 3, Título IV del Libro Sexto. El
mismo juez conoce de las acciones de petición de herencia,
nulidad de testamento, de los demás litigios que tienen lugar con
motivo de la administración y liquidación de la herencia, de la
ejecución de las disposiciones testamentarias, del
mantenimiento de la indivisión, de las operaciones de partición,
de la garantía de los lotes entre los copartícipes y de la reforma y
nulidad de la partición2.

De ello se desprende que la regla general fija que la competencia, para conocer
en el sucesorio, corresponde al juez del último domicilio del causante, sin
perjuicio de lo dispuesto en el título destinado a las disposiciones de derecho
internacional privado.

Cabe aclarar que el domicilio al que se refiere la norma es el domicilio real del
causante. En algunos casos, el domicilio legal determina el lugar en que
corresponde abrir el juicio sucesorio, como es el caso de los incapaces que
tienen el domicilio de sus representantes.

Conforme a esta regla, el juez del sucesorio conoce acerca de:

1) Acción de petición de herencia: que es la acción que ejerce el que invoca


el carácter de heredero y la dirige contra el que está en posesión material de
los bienes hereditarios, invocando el título de heredero.
2) Acción de nulidad del testamento: se puede ejercer aunque haya
culminado el proceso sucesorio; en ese caso, deberá acumularse la acción de
nulidad de la partición.
3) Acciones que tienen lugar con motivo de la administración y liquidación
de la herencia: entre ellas, podemos mencionar la acción de remoción del
administrador y la de impugnación de inventario.
4) La ejecución de las disposiciones testamentarias: por ejemplo, la acción
para la entrega de los legados.

5) El mantenimiento de la indivisión: en las cuestiones que se susciten con


relación a las indivisiones dispuestas por el testador, los herederos o el
cónyuge.

2 Art. 2336- Ley N° 26.944. Op. cit.

3
6) Las operaciones de partición: este punto se refiere a los problemas que
surjan en la partición, licitación de bienes, colación, etcétera.
7) Acciones por evicción o vicios ocultos.
8) Acciones de reforma y nulidad de partición.
9) Acciones de los acreedores antes de la división de la herencia; por
ejemplo, las acciones personales.

Por último, en su parte final, el art. 2336 del Código Civil y Comercial recepta la
excepción a la regla general de la competencia que procede cuando hay un
único heredero: “…Si el causante deja solo un heredero, las acciones personales
de los acreedores del causante pueden dirigirse, a su opción, ante el juez
delúltimo domicilio del causante o ante el que corresponde al domicilio del
heredero único”3.

Algunos autores cuestionan tal solución, pues estiman que el hecho de que se
diga que se trata de un heredero único no basta para variar la competencia del
juez del sucesorio, y aun cuando se pudiese acreditar que lo es, tampoco es
suficiente para modificar la competencia, ya que pueden existir legatarios o
beneficiarios de cargos que tuviesen interés en mantener la competencia en el
último domicilio del causante (González Magaña, 2014, pp. 178-179).

Se advierte que en el caso de que el causante tuviese su último domicilio en el


extranjero, pero hubiese dejado bienes en nuestro país, no rige el art. 2336 del
Código Civil y Comercial, y resultaría competente el juez del lugar en el que
estén situados los bienes. Si se tratase de varios inmuebles, podrá discutirse si
es competente el del lugar en donde se encuentren los bienes más valiosos o el
de cualquiera de los lugares donde estén dichos bienes; esta última es la
solución más aceptada (Pérez Lasala, 2014, pp. 112-113).

La regla del fuero de atracción deriva del carácter universal del proceso. Su
fundamento reside en la necesidad de radicar ante un mismo juez todas las
cuestiones que involucren bienes que conforman el acervo hereditario, lo que
responde a la conveniencia práctica, al interés general de la justicia y a la
economía procesal, dada por la concentración en un solo juez de todo lo
relativo a la liquidación y transmisión del patrimonio del causante. Además, los
acreedores deberán acudir a un único juez, ante el cual los herederos podrán
hacer valer sus defensas. Pero esta regla no es absoluta, pues:

 No comprende las acciones reales (reivindicatoria, interdictos, etc.).


 Solo se ejerce cuando los herederos son demandados, ya que se ha creado
para beneficio de los acreedores de la sucesión.
 No procede respecto a algunas acciones personales (relacionadas con el
contrato de trabajo, sociedades).
3Art. 2336- Ley N° 26.944. Op. cit.

4
Por último, el fuero de atracción no puede ser renunciado por las partes.

Por otro lado se mencionará brevemente la ley aplicable en las sucesiones.

El art. 2644 sostiene que la sucesión por causa de muerte se rige por el derecho
del domicilio del causante al momento de su fallecimiento. Pero contiene una
excepción respecto a los bienes inmuebles situados en el territorio de nuestro
país en los que rige la ley nacional. En consecuencia, cuando el difunto tiene
bienes inmuebles en el país, pero al momento de su muerte tiene su domicilio
en el extranjero, se aplica la ley argentina. Por lo tanto, los herederos
nacionales o extranjeros deberán iniciar el sucesorio ante el juez competente
argentino.

5
Referencias
González Magaña, I. (2014). Título VII. Proceso Sucesorio – Capítulo 1
Disposiciones generales. En J. C. Rivera y G. Medina (Dirs.), Código Civil y
Comercial de la Nación Comentado. Buenos Aires: Thomson Reuters – La
Ley.

Ley Nº 26.994 (2014) Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina

Pérez Lasala, J. L. (2014), Tratado de Sucesiones. Santa Fe: Rubinzal


Culzoni, Tomo 1.

Pérez Lasala, J.L. (1989), Curso de Derecho sucesorio, Buenos Aires:


Depalma.

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