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Centro de Psicoterapia Gestalt de Santiago

Diplomado Psicoterapia Gestalt en niños y Adolescentes


Alumnas: Paulina Gordillo, Paula Molina, Andrea Vallejo.
ROL DEL TERAPEUTA GESTALT E IMPORTANCIA DEL
VINCULO TERAPEUTICO EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

"El paciente ya es lo que es, y lo único que va a suceder en el


proceso terapéutico es que va a empezar a abrirse: primero ante
nosotros, pero sobre todo ante sí mismo; nosotros tan solo lo
acompañaremos, le brindaremos la ayuda necesaria o la no ayuda
si eso es lo que necesita, y seremos testigos de su renacer"
(Cornejo, 2000, p.19)

En el texto que presentaremos a continuación mostraremos qué es


para algunos de los más grandes exponentes de la Gestalt, el Rol
del Terapeuta. Además intentaremos evidenciar la importancia que
tiene el vínculo tanto en la terapia con niños como en la terapia con
adolescentes. Para ello comenzaremos hablando del Rol
Terapéutico en Gestalt.

Acerca del Terapeuta en Gestalt y su Rol


La relación terapéutica, tanto con adolescentes como con niños se
basa en un contacto presente, en el aquí y ahora, que implica la
relación de ambos participantes en el proceso. En psicoterapia
Gestalt se valora la relación entre dos personas (Yo – Tu) en el
presente, donde cada uno tiene cabida tal y cual es. Tanto las
lecturas como la propia experiencia nos han llevado al re-
descubrimiento de esta hermoso arte: la psicoterapia.

El rol del terapeuta gestáltico se caracteriza principalmente por


tener una actitud fenomenológica, estar interiormente dispuesto en
su totalidad, con todo su ser, para percibir al otro (al fenómeno que
aparece y al cómo aparece) "El terapeuta debe ser sensible a la
superficie que presenta el paciente, de modo que la capacidad de
darse cuenta más amplia del terapeuta se puede convertir en el
medio ambiente en el cual el paciente puede incrementar la propia
capacidad de darse cuenta" (Perls, 1976, p. 70-71), prestando
atención al modo como eso que aparece actúa sobre mí, esto se
entiende como una especie de doble apertura que el terapeuta
debe hacer, esto es estar presente para el paciente, atento a lo
que surge y a lo que a nosotros como terapeuta nos sucede con
eso. "El terapeuta puede ayudar al paciente en el descubrimiento
de si mismo actuando como un espejo ampliador. El terapeuta no
puede hacer descubrimientos para el paciente, solo puede facilitar
el proceso en el paciente". (Perls, 1976, p. 80). Confiar en nosotros
como terapeutas, en el otro y sus recursos individuales, con
humildad y paciencia. Facilitando el autoapoyo y la
autorregulación.
La relación que se establece con el individuo, en terapia, es una
relación donde no existe un yo ni un tú, sino un nosotros; en este
encuentro se crea la tercera historia de la cual Delacroix nos habla
-en su intento de transmitir lo que se genera en este encuentro-;
encuentro de intersubjetividades, encuentro en el cual ocurren
cosas tanto al paciente como al terapeuta.
En este encuentro la postura del terapeuta es fundamental,
dejando la posición de saber y considerando al otro tal cual es, de
esta manera ayuda a que el cambio se genere "En terapia Gestalt
no hay, entonces, un terapeuta que se sabe y que se siente
poseedor de la verdad y un paciente que no sabe y es considerado
enfermo. Hay dos personas, dos seres en un encuentro total,
verdadero y auténtico" (Varas, 2011, p.11).Es aquí donde aparece
como relevante la mirada ingenua del terapeuta y su capacidad de
sorprenderse con el acontecer.

En esta relación se debe estar dispuesto a acoger lo que viene,


dejándonos sorprender, aceptando -tal como el ciego en el
ejercicio del lazarillo que realizamos en los primeros encuentros de
este diplomado- esto significa que el objetivo es llegar al nivel del
encuentro personal, no objetivo, no se trata de un encuentro en el
cual se diagnostica al otro, donde se realice una evaluación del
otro, es un encuentro en el cual el mirar es diferente, es un mirar
espiritual, intuitivo, al respecto Violet señala “a mí me corresponde
proveer los medios con los cuales abrirán puertas y ventanas a sus
mundos interiores. Necesito proveer métodos para que los niños
expresen sus sentimientos, logren sacar a la luz lo que tienen
guardado adentro, y así, podamos manejar juntos ese material”
(Oaklander, 1992, p. 192), estar para el otro y con el otro.

Lo que no significa no tener un objetivo terapéutico, sino que tener


siempre la prioridad de acompañar y seguir la figura del otro en el
proceso. "El terapeuta debe frustrar aquellas expresiones del
paciente que reflejan su autoconcepto, sus técnicas manipulatorias
y sus configuraciones neuróticas. Y debe satisfacer aquellas
expresiones del paciente que son verdaderamente expresiones de
sí mismo del paciente. Si ha de ayudar al paciente en cualquier
forma de autorrealización, deberá por definición, disuadir cualquier
satisfacción de las configuraciones que impiden la autorrealización
(la neurosis) y estimular exhibiciones del sí mismo esencial que el
paciente está tratando de encontrar" (Perls, 1976, p.113)
En este encuentro existe la posibilidad de influir en el otro, existe
una influencia que es mutua, que sin él no se podría llegar a
concebir la eficacia terapéutica, tal como la plantea F. Staemmler:
"si no hay posibilidad de influir al otro de una manera o de otra, no
se podría concebir la eficacia terapéutica alguna" (Delacroix,
2008). Junto con este proceso o gracias a él, es que se logra la
creación del vínculo terapéutico, de esta manera se genera la
transformación del individuo.

La importancia del vínculo terapéutico en niños y adolescentes


Antes que todo, haremos mención a nuestra responsabilidad tanto
con uno mismo y con el otro a quien recibiremos en consulta, en
este sentido como terapeutas, debemos trabajar en la sanación de
nuestro niño/adolescente interno y tener una postura positiva.
En el vínculo terapéutico es primordial tener una confianza real en
la persona, con mirada fenomenológica, sin juzgar al otro.
Mostrándose tal cual es.

Vínculo con el adolescente


En este proceso hay que tener presente la postura existencialista
del adolescente, si logramos estar en esta postura existencialista
es más probable que pueda entender y ponerme en el lugar del
adolescente, sin clasificaciones ni hipótesis. La persona, el
adolescente, se define (sí mismo) en relación con el mundo, con el
otro (campo/organismo/entorno), considerando todos los
introyectos adquiridos durante su desarrollo, los cuales muchos de
ellos han quedado incorporados erráticamente, creyendo cosas
negativas de sí mismo. La persona vista desde ahí logra
contactarse con el presente y por ende desarrolla el crecimiento, a
través del diálogo en el cual la comunicación es genuina y sin
restricción -tal como Buber lo plantea- en esta relación dialogal el
terapeuta está presente tal cual es. "El rol del terapeuta gestáltico
es el de un observador-participante de la conducta aquí y ahora, y
el de un catalizador para la experimentación fenomenológica del
paciente. El paciente aprende experimentando en la segura
emergencia de la situación terapéutica". (Perls, 1966, p. 8). En
este sentido, "el terapeuta no es pasivo, es activo. Atendiendo a la
conducta y no a los mentalismos, el darse cuenta y no preguntas
especulativas, el aquí y ahora y no el allá y entonces, todo necesita
acción y asertividad de parte del terapeuta" (Yontef, 1996, p. 32)

El desarrollo del vínculo comienza en nuestro primer encuentro


con el adolescente, en el cual nos mostramos desde la
autenticidad, tal cual somos, demostrándole que somos leales, que
lo acogemos y que cual sea su motivo de consulta, es importante y
que lo comprendemos.
En este primer encuentro debemos explicarle nuestro modo de
trabajar, lo que hacemos y lo que no hacemos, cual es nuestra
responsabilidad como terapeutas y la de ellos. Desde siempre ser
honestos.
Considerando estos planteamientos, se puede deducir que
generando este tipo de encuentro es absolutamente posible lograr
un vínculo efectivo, que propicie el descubrimiento de lo esencial
del otro.

Vínculo con los niños

Para entender el proceso o de qué manera se puede lograr un


vínculo con el niño que va a terapia, es importante detenernos a
mirar el porqué este niño se encuentra en terapia, según Violet
existirían dos problemas básicos: “el primer problema básico se
relaciona con la incapacidad de establecer un buen contacto o la
capacidad de estar completamente presente en una situación,
utilizando todas las modalidades y sentido del organismo para
hacer” (Mortola, 2006, p. 17) y el segundo problema básico
consistiría en la “disminución del sentido del yo causado por un
bloqueo de la experiencia emocional y sensorial” (Mortola, 2006, p.
17). Es a partir de lo anterior que si se debiese hacer una
definición de lo que implica o es el rol del terapeuta que trabaja con
niños “la labor del terapeuta es desbloquear emociones y ayudar a
los niños a volver a tomar contacto con sus emociones, su cuerpo
y habilidad natural para enfrentar su vida” (Mortola, 2006, p. 17)

¿Cómo hacerlo? al momento de establecer una relación


terapéutica con un niño es primordial la generación del vínculo con
éste, es el pilar fundamental dentro el proceso terapéutico, ya que
sin este no podremos conocerlo ni tampoco ayudarlo.

Como mencionó Marina Varas -dentro de las clases expositivas del


diplomado- el vínculo parte desde la observación del niño y cómo
se relaciona con el mundo y con el otro. Es importante destacar y
no se puede separar, el que este niño también viene con unos
padres o cuidadores que son responsables de él, que pueden ellos
necesitar ayuda también o preferirían pensar que su hijo no
requiere realmente ayuda.
En el ejercicio y también desde la experiencia otorgada desde el
diplomado, pudimos darle la real importancia que tiene el juego en
los niños y como desde ahí el vínculo con el niño se fortalece. El
juego es una herramienta de entrada a este mundo infantil único y
diferente al que quizás tuvo el terapeuta en su propia infancia.

Importante es señalar que como terapeutas debemos realizar un


trabajo personal con nuestro niño interno, ya que nos acerca aun
más a este mundo infantil que muchas veces olvidamos como
adultos.

El vínculo terapéutico también permitirá establecer una relación


basada en el respeto por el proceso del niño -a que nos referimos
con esto- permitirá darnos cuenta que “las resistencias en un niño
no deben ser vencidas sino respetadas como parte normal
desarrollo de una relación íntima y amable” (Mortola, 2006, p. 34)

Finalmente, a partir de todo lo señalado en relación al vínculo, su


importancia terapéutica, de lo estudiado en nuestro paso por el
diplomado y las lecturas complementarias, podemos concluir que
existe una gran cantidad de argumentos que nos señalan la
importancia crucial del vínculo en el trabajo con otro y que al
llevarlo a la práctica sólo se confirma su relevancia como base de
un trabajo significativo para aquel otro que viene hacia nosotros.

Referencias bibliográficas:

Cornejo, L. (2000). Cartas a Pedro: Guía para un psicoterapeuta


que empieza. Bilbao: Editorial Desclée de Brouwer, S.A.
Delacroix, J. (2008). Encuentro con la psicoterapia: una visión
antropológica de la relación y el sentido de la enfermedad en la
paradoja de la vida. Santiago de Chile: Editorial Cuatro Vientos.
Mortola, P. (2010). El Método Oaklander aprender Gestalt Infanto
Juvenil con Juego y Arte. Santiago de Chile: Editorial Cuatro
Vientos.
Oaklander, V. (1992). Ventanas a nuestros niños. Terapia
gestáltica para niñs y adolescentes. Santiago de Chile: Editorial
Cuatro Vientos.
Perls, F. (1976). El enfoque Gestaltico & Testimonios de terapia.
Santiago de Chile: Cuatro Vientos Editorial.
Varas, M. (2011). Terapia de grupo. Santiago de Chile: Cuatro
Vientos Editorial.
Yontef, G. (1996). Proceso, diálogo en psicoterapia gestáltica.
Santiago de Chile: Editorial Cuatro Vientos.

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