Ediciones Santillana
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Miguel Ángel Bastenier ha escrito un libro apasionado y apasionante, en ocasiones airado y
siempre cultamente escéptico. Nos presenta aquí una reflexión práctica o una teoría en movimiento
para el trabajo periodístico: un sistema, como él lo llama, para ponerle nombre a la realidad,
destriparla y observarla.
Éste es un manual que responde a todas las preguntas que se pueda formular el estudiante de
periodismo mediante la descripción de una constelación de géneros que abarca la totalidad de la
gama posible de su trabajo.
De suma utilidad para el futuro profesional, es también un libro de reflexión, a veces sarcástica
pero siempre amena e inteligente, que interesará asimismo al público culto en general.
Después de la lectura de la obra de Bastenier, ya no se leen los periódicos de la misma manera.
Miguel Ángel Bastenier graduado en periodismo por la extinta Escuela Oficial y licenciado en
Derecho, Historia y Lengua y Literatura Inglesa, es subdirector de “El País” encargado de las
relaciones internacionales y profesor de Historia Política Contemporánea de Oriente Próximo en la
Fundación Ortega y Gasset. Entre 1968 y 1982, fecha en la que participó en la fundación de la
edición catalana de El País, trabajó en la prensa de Barcelona, donde fue director de Tele-Exprés y
subdirector de El Periódico de Catalunya. Ha publicado La guerra de siempre, sobre el conflicto de
Oriente Próximo, y ha colaborado en numerosos libros colectivos sobre asuntos de política
internacional.
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A Josep Pernau, que me ha enseñado mucho más de lo que sé.
Prólogo
Al cumplir la Escuela de Periodismo Universidad Autónoma de Madrid/El País sus quince años
de existencia se publica su primer manual de Periodismo. Su autor, Miguel Ángel Bastenier, es
uno de sus mejores profesores. Quizá otros docentes pongan pronto por escrito los contenidos de
sus clases, por lo demás fundamentalmente prácticas, lo que servirá para ahondar en un tipo de
enseñanza que hemos procurado impartir. En la Escuela siempre se ha considerado que, en
general, el periodismo no dispone de teoría por más que en ocasiones ésta se haya querido
inventar de forma artificiosa; el periodismo es, en esencia, una práctica sobre la que, a veces, se
puede teorizar. Pero no al revés. Por ello, durante estos tres lustros los casi seiscientos alumnos
que han pasado por las aulas de la Escuela –las aulas no son tales; son redacciones como las de
cualquier medio de comunicación– se han conformado, o se han sobrado, con los apuntes y las
explicaciones verbales de los profesores, en casi todos los casos periodistas en ejercicio, no
académicos de Ciencias de la Información.
Nietzsche dijo: "Somos profundos, volvamos a ser claros". Esta es la principal virtud de este curso
de periodismo que huye en sus páginas de un falso academicismo que ha desprestigiado tantas
veces a las ciencias sociales y a las denominadas ciencias de la información. En muchas ocasiones,
algunas de ellas muy cercanas, el descrédito de la enseñanza del periodismo ha venido asociada a
una solemnidad falsa, sobrevenida, artificial. Y ello lo tiene presente Bastenier, al que gusta poner
las cosas en su sitio; cuando están a ras de tierra, y cuando sobrevuelan por el espacio, también
observando irónico los forzados sobrentendidos que se fabrican circunstancialmente para crear,
repito, solemnidades vacías. No vale la metainformación, dice; cualquier marciano que aterrizase
un día en la Tierra debería entender el periódico sin haberlo leído el día anterior, ni algún otro
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día. O combatiendo los tópicos que nos afligen y de los que somos culpables (españolito de a pie,
líder carismático, dar luz verde, crónicas de una muerte anunciada...) los periodistas que
buscamos ingenio en voces colectivas, populares, que fabrican sin cesar latiguillos que prenden
en el público hasta el aburrimiento.
Este libro es un diálogo con el lector curioso. Para leerlo, para discutir con su contenido no es
necesario ser estudiante de periodismo ni periodista. Tan sólo lector: consumidor de información.
El cliente de los medios de comunicación encontrará en él explicaciones a lo que tantas veces se
pregunta. Por ejemplo, el texto responderá con suficiencia a la crítica tan frecuente de que los
medios sólo publican el lado malo de las cosas y que obvian lo positivo, lo fantástico de lo que
sucede: el periodismo no publica buenas ni malas noticias, sino sorpresas, lo que se interrumpe, se
rompe, estalla, no el encefalograma plano de la continuidad.
Naturalmente esto es discutible. Como lo es la versión del periodismo que se aporta, alejada de
sinónimo de servicio público. El periodismo como puro cumplimiento de un contenido
informativo, "en las antípodas del periodismo salvacionista de presuntos pedagogos y agentes del
bienestar ciudadano". No hay ley de acero que comunique indefectiblemente al periodismo con el
bienestar del género humano.
De acuerdo con la definición general, ¿no hay excepciones para ese no compromiso?, ¿no han
de tenerse nunca en cuenta las consecuencias inducidas de una noticia publicada (o de una
noticia no publicada)? "No hay periodismo neutral, contrapuesto a otro periodismo de toma de
posición; sólo hay un periodismo profesional que, partiendo de posiciones de neutralidad, toma
posiciones con el respaldo de la información de que dispone", escribe el autor. Pero ¿sirve la
limpieza de su bisturí mediático, por ejemplo, en coyunturas como la del País Vasco en la que lo
que está en juego es la libertad de expresión o, más genéricamente, la libertad de los ciudadanos?
¿Vale la descripción de la desigualdad, por ejemplo, en el conflicto árabe-israelí? Estas preguntas
son en parte retóricas. Conozco los matices de Bastenier porque reconozco su labor profesional en
tantos lugares. Pero hay que explicitarlos. Lo que hace es teorizar la objetividad para actuar como
Moisés, que sabe que nunca llegará a la tierra prometida, pero que no renuncia a caminar hacia
ella. La utopía (la objetividad) nos recuerda que, aunque no haya recetas milagrosas, el
periodismo no sólo debe ser administrado, sino cambiado y mejorado. Y ello no debe darnos
miedo.
La objetividad. Concepto del que abomina el autor de este texto, pero que utiliza como un
cuchillo para dar sus opiniones subjetivas. Si hay un periodista subjetivo (valga la redundancia)
ése es Bastenier, que cree que, en el extremo, la objetividad significa que todos los medios serían
iguales, sin señas de identidad. La objetividad es sólo una palabra, una invocación teórica, un
santo y seña; pero que la objetividad no exista no significa que no haya que trabajar con “fair
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play”, con la honradez del punto de partida, con la ausencia de “parti pris” por parte del
periodista.
Con estos puntos de vista ¿se puede enseñar el periodismo? Es discutible, tanto como las tesis
que se defienden en este manual. Pero lo que es seguro es que se puede aprender. A ello quiere
contribuir este libro tan práctico y a la vez tan reflexivo, que polemiza incluso con el propio
concepto de periodista. Para poder hablar con propiedad de la existencia de una profesión tienen
que darse al menos dos condiciones: el establecimiento de un conjunto de intereses comunes entre
los que la practican, y el desarrollo de un programa específico educacional y preparatorio para su
ejercicio.
Muchas veces se puede dudar, en lo cotidiano, de que en España existan las dos condiciones, o
incluso una sola de ellas. El autor opina que periodista puede serlo cualquiera, lo que no es
equivalente a que cualquiera pueda ser un buen periodista. El periodista se define en negativo. No
es sino la suma de lo que no es. No es novelista, sociólogo, historiador, escritor, político,
economista, etcétera. Lo que no acabamos de ser es lo que somos.
¿Existen garantías suficientes para los ciudadanos, más allá del ordenamiento legal general, de
que los periodistas, tal y como han sido descritos, no van a abusar impunemente de sus poderes?
En algún sitio he leído, y lo he utilizado en más de una ocasión, la historia de Noam Chomsky, el
lingüista norteamericano, que fue al dentista; el médico, al examinarlo, observó que le rechinaban
los dientes.
Consultada su mujer reveló que ese rechinar no tenía lugar en horas de sueño. ¿Cuándo
entonces? Tras un exhaustivo interrogatorio se demostró que al intelectual le castañeteaban los
dientes por las mañanas, cuando leía la prensa. Preguntado acerca de cómo era posible tal acto
reflejo, Chomsky suspiró, como si viera por adelantado todas las estúpidas perversiones de la
verdad que estaba condicionado a seguir leyendo durante el resto de su vida, sacudido cada
mañana por furiosos actos de reprobación.
Hace poco tiempo, el periodista polaco Ryszard Kapucinski –uno de los mejores reporteros vivos
de nuestro tiempo– hizo unas cuantas reflexiones sobre la adulteración de nuestra profesión, que
merecen ser compartidas mientras les damos respuesta:
–El imperativo del beneficio económico ha reemplazado en los medios a las exigencias cívicas
prioritarias.
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–En los debates sobre los medios se concede una atención excesiva a los problemas técnicos, a
las leyes del mercado, a la competencia, a las innovaciones y a las audiencias, y una atención
insuficiente a los contenidos. Cuando los medios hablan de ellos mismos enmascaran los
problemas de fondo con la forma; sustituyen la filosofía con la técnica. Se preguntan cómo editar,
cómo montar o cómo imprimir y en cambio no cuestionan lo que quieren editar, montar o
imprimir.
–Las tecnologías punta han provocado una multiplicación de medios. ¿Cuáles son las
consecuencias? La principal es el descubrimiento de que la información es una mercancía cuya
venta y difusión puede proporcionar importantes beneficios. Antaño, el valor de la información
iba asociado a diversos parámetros, en particular al de la verdad. Hoy todo ha cambiado. El precio
de la información depende de la demanda, del interés que suscita. Lo que prima es la venta. Una
información será juzgada sin valor si no consigue interesar a un amplio público.
–Los periodistas puros que antes dirigían los periódicos han sido reemplazados a menudo a la
cabeza de las empresas por hombres de negocios.
–Desde que está considerada como una mercancía, la información ha dejado de verse sometida
a los criterios tradicionales de la verificación, la autenticidad y el error. Ahora se rige por las leyes
del mercado. Esta evolución es la más significativa entre todas las que han afectado al mundo de
la cultura. El mercado se ha salido de su espacio natural económico y hace imperialismo con la
información.
–La guerra interna entre los grupos mediáticos es una realidad más intensa que la del mundo
que les rodea.
– ¿Cómo entender el mundo? Hasta ahora se aprendía la historia gracias al saber que nos
legaban nuestros ancestros, a lo que contenían los archivos y a lo que descubrían los
historiadores. Hoy, la pequeña pantalla es la nueva (y prácticamente la única) fuente de la
historia, destilando la versión concebida y desarrollada por la televisión.
–Vivimos un mundo paradójico. Por una parte se nos dice que el desarrollo de los medios de
comunicación ha conseguido unir a todas las partes del planeta (la globalización); por la otra, la
temática internacional ocupa cada vez menos espacio en los medios, ocultada por la información
local, por los titulares sensacionalistas, los cotilleos, los personajillos y toda la información
mercancía.
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Completar las reflexiones y los interrogantes de Kapucinski, que muchos nos hacemos, sobre la
pérdida frecuente del carácter tradicional de contrapoder del periodismo, es un desafío para la
Escuela de Periodismo UAM/El País –que nació para dudar, además de para enseñar– y para
futuros manuales sobre nuestra profesión y sus mutaciones.
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Introducción
Este libro es un manual, pero no exactamente un manual escolar; este libro es un
manual del curso de la Escuela de Periodismo UAM/El País, una materia, esta del
periodismo, sobre la que es complejo imaginar que se pueda impartir una
enseñanza académica; la pretensión, por ello, de este texto es la de ser a la vez que
un diálogo con el alumno, o con el lector interesado, también una exposición,
inevitablemente subjetiva, de cómo se practica el periodismo en nuestro entorno
cultural; una interrogación añeja sobre qué es o qué puede ser eso del periodismo;
y, como itinerario de fondo, un recorrido pormenorizado del trabajo que durante un
año, de enero a diciembre, se realiza en la Escuela de este periódico. Sin el
concurso, por tanto, de las catorce promociones que han llenado en otros tantos
años las instalaciones de Miguel Yuste, 40, este esfuerzo no habría sido posible.
Existe una diferencia esencial entre los estudios de Periodismo y los de cualquiera
de las profesiones liberales de todos conocidas. Derecho, Ingeniería, Arquitectura,
Medicina, son todas carreras que poseen un contenido positivo, evolutivo por
supuesto, pero indiscutible. La sociedad se protege contra los que deseen un día
ejercer como abogados, ingenieros, arquitectos, médicos, etcétera exigiendo que
los interesados cursen determinados estudios durante un cierto número de años
para que obtengan un papelito enmarcable, en el que se da fe de que esa persona
ha adquirido, teóricamente al menos, los conocimientos imprescindibles para ganar
algún pleito, para que no se le caigan irremediablemente las casas, o para que no
sufran indebidamente los enfermos. La sociedad carece, en cambio, de las debidas
garantías contra el abuso o mal uso del oficio o profesión –ambos términos me
parecen correctos– de periodista, más allá de lo que la protejan las disposiciones del
ordenamiento jurídico vigente. Y siempre a posteriori. ¿Por qué? Porque el
periodismo carece de corpus, currículo –”pensum”, como lo llaman en Colombia–
del conjunto de doctrinas o normas recibidas, que puedan estructurarse a manera de
compendioguía, más allá de unas generalizaciones que parecen ya un poco
desgastadas por el uso. Por eso, este libro no puede ser un auténtico manual
escolar, porque es limitado el acervo con el que proceder a una escolarización del
aspirante.
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¿Qué ocurre, entonces, con el periodismo? El periodista no es un novelista,
aunque, inevitablemente, sus materiales contienen un poderoso aliento de ficción,
de creatividad activa sobre lo que percibe; el periodista no es un sociólogo, pero qué
duda cabe de que en su trabajo habita una sociología práctica y cotidiana; el
periodista no es un historiador, aunque de las hemerotecas los historiadores
extraerán parte de la materia prima con la que trabajen; el periodista no es un
político, ni tiene por qué ser un hombre público, pero su cercanía a los corredores
del poder puede hacerle creer que es un agente de la gobernación del país, lo que
cabe, por supuesto, que sea, pero sólo de manera indirecta, como en todos los
casos anteriores.
El periodista puede entenderse, por tanto, como una suma de todo lo que no es:
no es un novelista, no es un sociólogo, no es un historiador, no es un político;
luego, la adición de todas esas imposibilidades o insuficiencias, conforma, de
manera muy apropiada aunque especialmente enigmática, lo que sí es. Lo que no
acabamos de ser, de una manera múltiple, es lo que somos.
Todo lo cual por supuesto, no significa que sea inútil tratar de adquirir un bagaje a
manera de canon para abrir boca, a través de las instituciones de que se trate. Pero,
siempre, resignándose a la evidencia de que en vez de disponer de una teoría que
guía nuestra práctica, el trabajo del periodista es una práctica sobre la que, en
ocasiones, nos da por teorizar.
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Capítulo I
El estado de la cuestión
No es imposible que estemos viviendo los últimos años de la profesión periodística
tal como se ha conocido, al menos, en el último siglo. Los alumnos de la promoción de
2001 de la Escuela UAM/El País, que habrán completado su preparación en diciembre
de este año, vivirán todavía una parte de su carrera, pero no necesariamente la
mayor, en un contexto básicamente similar al finisecular, pero van a asistir durante la
misma a enormes transformaciones en el ejercicio de la profesión, que es muy
probable que desemboquen, a no tantos años vista, en una realidad muy distinta de la
que hoy aún conocemos.
Quizá, los libros de historia del periodismo de dentro de unas décadas reseñarán, a
manera de piadosa elegía, este tiempo nuestro como el del comienzo de la gran
mutación.
Las páginas de los diarios de hace cien o más años son enormemente diferentes de lo
que entendemos hoy por prensa profesional, pero su esencia no ha variado en la
relación del lector con el producto: se despliega el periódico a tenor de su formato
(universal o broadsheet, tabloide y todos los híbridos de ambos); se lee de una manera
muy física, muy material, casi con el movimiento de cabeza de quien ve un partido de
tenis; se abarca de una ojeada la totalidad de la página, que tiene una arquitectura
informativa determinada, cuya percepción ya es en sí misma una primera
interpretación del mundo; el ordenamiento consecutivo en secciones del periódico, su
impecable orden interno, con todo lo cual estamos ya tan familiarizados, nos permite,
si lo deseamos, comenzar a leer un texto por el final, arrancar en cualquiera de sus
párrafos intermedios, o combinar la lectura casi simultánea de varias informaciones a
dosis determinadas por el usuario. Todas ellas son posibilidades de aproximación al
periódico que contribuyen a darle a la lectura una tangibilidad física hasta construir
una relación íntima y sensorial con el diario.
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Todo eso no lo podemos encontrar en la lectura de una publicación virtual.
La palabra, escrita pero titilando de manera apenas perceptible sobre una pantalla,
es el único nexo de unión de un futuro que ya es presente con un presente que corre el
peligro de ser cada día más pasado.
En el desglose por países y zonas culturales, las cifras no tienen, sin embargo, por
qué ser uniformes; países menos dados a la lectura, como Portugal y Grecia –por
debajo del consumo de 100 ejemplares por 1,000 habitantes– y en menor medida
España, con algo más de 100, gozan de un margen de crecimiento potencial mayor que
los mejor dotados como Noruega y, en general, el mundo escandinavo, donde el índice
oscila en torno a los 500 ejemplares.
Es probable, en consecuencia, que hayamos llegado en este tránsito entre los siglos XX
y XXI al volumen máximo de venta de diarios, en soporte papel, que el mundo ha
conocido o va a conocer. Los que entran, por tanto, este año 2001 en esta antesala de
la profesión que es la Escuela de El País o en las Facultades de Ciencias de la
Información –en general, llamadas de Comunicación en América Latina– que sepan
que el empleo en la prensa de papel, y en particular en los diarios de información
general, es una piel de onagro que se encoge, aunque, como compensación se esté
creando un importante volumen de empleo en los portales de Internet, que, tras el
necesario desbroce del trigo y de la paja, habrá de constituir la fuente de trabajo más
pujante en los años venideros.
El currículo de la escuela
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rosa para designar cómo se hace un diario. También tratamos de las publicaciones no
diarias, como es el caso de los semanarios, pero nuestro material de base es lo que
llamamos, erróneamente, periódicos, cuando son diarios. Las páginas que siguen se
ocuparán exclusivamente de este último transcurso, con el acento en el “qué” y el “por
qué”.
Todavía se repite como un mantra la famosa declaración de que “los hechos son
sagrados y las opiniones libres”, entre otras cosas porque los hechos cuestan el dinero
de ir a buscarlos y opinar puede hacerlo cualquiera sentado en su despacho.
Eso está bien, si no se nos sube a la cabeza. Efectivamente, lo que es la opinión del
periódico, en forma de editoriales no firmados, o artículos firmados que expresan una
valoración para subrayar que “esto es mejor que eso, yo recomiendo tal cosa, me
gustaría que pasara aquello o lo de más allá”, etcétera, son un tipo de textos que
deben estar claramente diferenciados en su presentación gráfica de lo que
comúnmente llamamos “información”, para que el lector sepa a qué atenerse, dónde
hay narración de hechos presuntamente ocurridos, y dónde se hallará lo que ha de ser
un comentario valorativo de los mismos. Pero suponer, realmente, que es posible
separar los hechos de la opinión es pura fantasía. No ha habido jamás un solo texto,
por desnudo que pueda parecer a nuestros ojos, que no contenga alguna carga de
opinión en primer grado, siquiera que sea por la colocación que ha merecido en las
páginas del periódico.
Contaba un día Fernando Savater que el escritor José Bergamín solía ironizar
diciendo que si él hubiera nacido “objeto” sería “objetivo”, pero como nació sujeto era
“subjetivo”.
La objetividad no existe y no hace ninguna falta que exista, porque si fuera así todos
los diarios, al menos los que cumplieran con sus objetivos profesionales, darían
siempre prácticamente la misma versión de los hechos, todo habría ocurrido de forma
inapelable, al margen de que luego se editorializara de la forma que fuese.
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Pero, más aún, incluso manteniendo inalterables las condiciones anteriores, si
comenzamos la historia escribiendo en el primer párrafo "un emigrante" –no digamos
ya un "norteafricano"– estaremos haciendo esa cosa tan horrible que es guiñarle un
ojo al lector, diciéndole como quien no quiere la cosa –que es la peor forma de querer
algo– “alerta los pueblos, que los asesinos de fuera están entre nosotros”; si damos, en
cambio, ese dato como cierre de la información, como una coletilla casi de cariz
administrativo en el último párrafo, pero siempre con el mismo fraseo a lo largo de la
información, estaremos haciendo mucho menos o ningún hincapié en la peligrosidad
del “sujeto”. Obviamente, si en aras de una versión de lo que hoy muchos consideran
políticamente correcto, llegamos a la conclusión de que no hay que “fichar” al
homicida, basándonos en que cuando un español mata a otro español no hacemos
mención de nacionalidad alguna, es que estamos ya entonces en mundos
diametralmente opuestos. Y, en cualquier caso, uno u otro tipo de diario, según su
visión del mundo, preferiría también diferentes versiones de lo sucedido.
Es cierto que, jugando con las palabras, podemos establecer diferentes cánones
terminológicos, a condición de que nos atengamos a ellos. Si en vez de opinión,
queremos decir –y querremos– que las diversas visiones antes reseñadas contienen
diferentes “interpretaciones”, porque el término opinión lo reservamos para más altas
misiones -y lo reservaremos- no hay tampoco inconveniente. Algún grado de
valoración o interpretación –u opinión– es siempre inseparable de eso que con gran
fantasía por nuestra parte llamamos “los hechos”.
1
“The Content of the Form”, Johns Hopkins University Press, 1987.
2
¿Qué es la historia?, Seix Barral, 1972.
14
para construir sus hipótesis y sus teorías 3". Sólo hace falta sustituir “sociólogo” por
“periodista”, que ya hemos visto que lo es en alguna forma sin necesidad de tener
conciencia de ello, “ideología” por “puntos de vista” o “preferencias personales”, y “los
otros” por “el mundo alrededor”, para que la cita sea tan impecable como implacable.
La realidad puede que exista o no, puede que seamos o no capaces de definir en qué
consiste, pero lo que sí es seguro es que ese conjunto magmático que se ofrece al
periodista integrado por ruidos, colores, ráfagas de luz, partículas de polvo,
radiaciones en suspensión y hasta sentimientos que se cortan con un cuchillo de los de
matar, es irreproducible, irreconstruible, no extrapolable; y no sólo, a causa de las
obvias dificultades que presenta su comprensión, por la existencia de variados y
muchas veces contradictorios puntos de vista hasta para mirar un cuadro, como
subrayaba un gran decano de la prensa italiana, Eugenio Scalfari, en una lección
inaugural del curso de la Escuela, sino porque lo que ocurre “ahí afuera” y lo que
ocurre “aquí adentro” no tienen ninguna relación entre sí que permita la transcripción
de un medio a otro.
Estamos, por lo tanto, creando una nueva realidad que es una narrativa, entre
muchas posibles e igualmente válidas, del “out there”. Pero, ¿significa eso que si Dios
no existe, como dijo Karamazov, todo está permitido? Por supuesto que no 4.
3
Maurice Duverger, “Sociologie de la politique”, PUF, 1973 (traducción del autor).
4
Fiodor Dostoievsky, “Los hermanos Karamazov”, múltiples ediciones en todas las lenguas del planeta.
15
valores profesionales; el no preferir ni a Hitler ni a la Virgen María, sino aspirar a dar
la mayor y mejor información posible a la sociedad, siempre actuando con honradez y
siguiendo las reglas del “fair play” con el objeto de la información.
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Capítulo II
La primera pregunta que hay que hacerse es la del porqué de los géneros.
¿Es inevitable que existan?, y, por tanto, ¿qué nos perdemos si no procedemos a su
previa codificación? La respuesta es que seguramente no nos perdemos nada
irreparable, y que el periodismo es perfectamente capaz de existir sin necesidad de
que nadie se pare a determinar en qué está escribiendo, como aquel que decía de
alguien que hablaba en prosa y no lo sabía. Eso no significa, sin embargo, que no sea
interesante establecer un mapa previo de lo que llamamos la realidad, de todo aquello
que es posible enfocar a priori como asunto periodístico, con unos determinados
objetivos e instrumentos de trabajo, de forma que todos los quehaceres informativos se
puedan enfocar desde un ángulo teórico previo.
Circulan por ahí definiciones de “género” que nos remiten a la vaguedad celestial
más completa. Se dicen y se escriben cosas como que la “crónica” es un texto con un
mayor contenido literario que la información o la noticia –cuando noticia sólo es la
materia prima, no la forma de trabajar con ella–, en la que el presunto cronista
dispone de unos recursos expresivos que van más allá de lo que sería necesario para
una información (“nota”, en el español de América Latina). Todo eso no quiere decir
nada, porque nadie sabe dónde empieza o dónde acaba la literatura en el quehacer
periodístico, ni qué son eso de mayores o menores recursos expresivos.
En esta Escuela se han ido destilando unos puntos de vista acerca de los géneros,
partiendo de la base de que la terminología es aleatoria, y lo que aquí puede llamarse
“crónica” en el chiringuito de al lado puede recibir un bautismo totalmente diferente, y
no por ello pasa nada si estamos hablando del mismo o similar tipo de cosa. Lo que se
ha intentado, por tanto, es sentar lo más claramente posible unos criterios de los que
se deduzca que estamos escribiendo, al menos predominantemente, en uno u otro
género. Y el punto de vista que yo he adoptado para establecer una parcelación en
géneros del trabajo periodístico es el de la perspectiva del autor, de forma que su
relación, llamémosle de propiedad, con el texto, sea el principal criterio para
determinar qué es lo que tenemos entre manos.
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también la personalización del mismo, la atribución creciente, por las razones que en
su momento veremos, de la propiedad intelectual, del dominio sobre el texto que posea
el autor. Paralelamente, como un derivado o subgénero de la crónica, se halla el
análisis (news analysis en la prensa anglosajona), y del reportaje, la entrevista, con
todas sus eventuales variantes.
O, mejor aún, dibujemos la gráfica de la relación que sostienen entre sí los géneros
en forma de círculos concéntricos sucesivos.
No existe el grado cero de la escritura más que en el sentido en que lo decía Roland
Barthes cuando hablaba de crear precisamente "una escritura blanca, una escritura
inocente, una escritura de periodista".5. Pero, entendiendo lo periodístico de una
manera obviamente distinta a como lo hacía el distinguido sabio francés, sabemos que
es imposible hallar textos en los que no se dé algún grado de opinión, de
interpretación, de visión del mundo. Pero lo que sí cabe es tratar de enunciar
solamente eso que llamamos “hechos”, sin deslizar opiniones o interpretaciones
explícitas, en cuyo caso aspiraremos al grado ya mencionado de despersonalización
máxima de lo narrativo, de menor apropiación intelectual por parte del autor.
5
Roland Barthes, “Le dégré zero de l'écriture”, Du Seuil, 1953.
18
de elementos o unidades narrativas de la manera que el autor crea más conveniente
para la mejor comprensión del texto.
Todo ello significa que para redactar un texto en género seco no podremos escribir "la
multitud corre despavorida", porque no es posible ver la condición de "pavor".
Diferentemente, para cumplir las exigencias de este género, habrá que escribir, por
ejemplo, que "la multitud corrió en todas direcciones"; es posible que añadamos
"gritando", o, en todo caso, de forma que la descripción del comportamiento de la
multitud se lleve a cabo sin una valoración que vaya más allá de lo físico, de lo que se
está viendo y oyendo. Como vemos, todo ello es algo más complejo que aquello de
"escribir sin adjetivos", como si fuera posible describir nada sin recurrir al adjetivo.
Este género seco es el habitualmente utilizado por las agencias en los cables que no
aparecen firmados. ¿Por qué gran parte del material que distribuyen las agencias está
redactado en ese estilo deliberadamente átono? Porque no es un material exclusivo,
porque se suministra a un gran número de publicaciones abonadas, que, por ello,
puede darse el caso de que publiquen la misma o virtualmente la misma información
sobre un hecho o acontecimiento determinado.
La agencia parte en esas piezas no firmadas del supuesto de que el que tiene que
pensar, el que tiene derecho a darle un enfoque interpretativo u opinativo a la
información es el periódico, que se sirve de los cables de agencia –que hoy llegan
directamente a los ordenadores de la redacción– de una gran variedad de formas, pero
que si es un verdadero periódico profesional, y no tiene nada que añadir a la historia
narrada en los cables, se limitará a publicarlos a lo sumo dándoles una mayor
coherencia por medio de su reescritura, pero tan carente esta de enfoque
interpretativo específico como el de la propia agencia.
Los grandes diarios, aquellos que aspiren con arrogancia luciferina a explicar el
mundo al mundo, están actuando por debajo de sus pretensiones teóricas si se ven
obligados a contar historias básica o exclusivamente construidas con material de
agencia, por mucha reescritura que se le dé al asunto, y, aunque todo esto es,
naturalmente, sólo un canon convencional que no pretende decir la última palabra
sobre nada, parece razonable decir que los diarios no deberían manipular ese material
más allá de lo necesario para hacerlo inteligible, lo que puede ser obligado porque,
normalmente, se habrá tenido que trabajar con una multitud de cables, de los que
cada uno cuenta sólo una parte de la historia, y entre todos habrá que componer una
narración unitaria. Ningún gran diario, por otra parte, deberá conformarse con contar
historias sólo a través del teletipo, por la sencilla razón de que esa información no es
suya, se deberá publicar con el debido crédito a la agencia, y la propiedad o
personalización que sus redactores hayan podido darle al asunto será próxima a cero.
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La prensa británica no emplea directamente el material de agencia, salvo en
informaciones brevísimas y muy complementarias. Eso no significa, por supuesto, que
los periódicos, grandes, pequeños o medianos puedan prescindir de este material.
Claro que lo necesitan. Los cables funcionan como una red de seguridad, una
estructura que permite a la redacción disponer de una narración de acontecimientos
casi en bruto, para poner en marcha sus estrategias informativas, distribuir las
fuerzas de la redacción, hacer el mapa diario de lo que se quiere destacar, y, también,
completar el texto de los periodistas que van a redactar una información, puesto que
no es descrédito que uno no haya visto, oído o asistido a la totalidad de la
representación teatral que suelen ser los “hechos”.
Esa técnica o esa trapacería bienintencionada podía ser tolerable en aquella época y
en aquellas circunstancias, pero o tenemos autoridad –palabra que, no por casualidad,
viene de autor– sobre el material informativo y entonces debemos responsabilizarnos
del mismo con nuestra firma, o la alternativa sólo puede ser ceñirnos a una
reescritura seca de los cables. Y, todo ello, sin olvidar que el objetivo del periódico no
puede ser nunca el de reescribir, sino el de escribir directamente sobre nuestro
conocimiento personal de los hechos informativos.
20
han dado las investigaciones “ha consternado bastante a los franceses, muy sensibles
en los últimos tiempos por la supuesta corrupción del actual presidente, Jacques
Chirac.
Veamos otro ejemplo, tomado de los periódicos y firmado sólo por agencia, del
extremo al que se puede llegar en una información exclusivamente hecha de cables, en
la que la manipulación del material por la redacción, o un trabajo menos que
profesional de la agencia, hace decir cosas no se sabe muy bien a quién, y que no
tienen padre ni madre.
Título:
Más preocupante, a largo plazo, es que los sondeos de opinión muestran que la
mayoría de los jóvenes quebequeses no están tan interesados en el separatismo como
las viejas generaciones, ni comparten la opinión de que un solo Quebec independiente
puede garantizar la supervivencia de su cultura en un mundo predominantemente
anglófono.
21
Geología del “breve”
Hay quien dice, con el grado justo de hipérbole, que el “breve” es el “género” esencial
del periodismo; no es un género según nuestro canon, pero sí puede verse como el
comienzo de todas las cosas; también hay quien dice que el que sabe hacer un “breve”,
sabe hacerlo casi todo. Puede que hasta sea verdad. Y, en cualquier caso, el género
seco, que se ha sucintamente descrito, va a expresarse de manera esencial y directa en
forma, precisamente, de “breve”. Pero, antes de que miremos al microscopio a ese
humilde soldado de infantería con que amueblamos los periódicos, son necesarias
algunas reflexiones generales.
Todas las informaciones, cualquiera que sea su extensión, han de entenderse como
unitarias, como una totalidad, lo que en esta Escuela yo llamo la “completud”. El
hecho de que una información sea minúscula en extensión, no significa que pueda
permitirse el lujo de ser parcial; al contrario, ha de ser siempre completa; lo que ha de
ocurrir para que una información sea igual de completa tanto si es larga como
cortísima, es que, según los casos, varíe la perspectiva y con ello la distancia del que
narra la historia con respecto al objeto de la información.
De lo que ve a esa lejanía elegirá tres o cuatro características, tan de bulto como
esenciales, y redactará para el diario de a bordo una información, presumiblemente de
género seco, porque no conviene pasarse con tan parca observación como materia
prima.
22
abarrotamientos urbanos, que, según su experiencia previa, quizá ya sabe que son los
ríos. Todo parece indicar que el astronauta podrá ya componer un texto de alguna
extensión, quizá ya en formato de crónica de media o más de media página.
Y si tanto baja como para poner pie en aquel apasionante mundo, comprobará la
existencia de seres humanos como él mismo, con los que es posible que entable
conversación. Aquel mundo habla, y con esos materiales el astronauta podrá llenar
periódicos enteros de lo que deberán ser ya crónicas y reportajes, amén de análisis y
entrevistas. Pero, volvamos a la astral perspectiva de los “breves”.
Nuestro lector es también el marciano del cuento, puesto que no tiene ninguna
obligación de habernos leído el día anterior, ni ningún otro día, y, sin embargo, sí tiene
el derecho, por el precio que sea (en España, 150 pesetas, los laborables, a comienzos
de 2001), de que se nos entienda todo lo que publicamos. Ello plantea la exigencia, no
ya sólo en los “breves”, sino en cualquier pieza periodística, de hacer de cada elemento
informativo del texto una unidad en sí misma. Así escribiremos: "José María Aznar,
presidente del Gobierno", etcétera, aunque Aznar sea, en el cambio de siglo, el más
conocido de los personajes de la política española. Pero eso se hará solamente la
primera vez que se lo mencione, con lo que ya quedará suficientemente protegido de la
incomprensión del lector.
Nada debe darse gratuitamente por sobrentendido, ni recurrir a ese alegato aún tan
frecuente en las redacciones del estilo de: "Pero, si esto ya lo contamos cada día".
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Chile: Lagos confirma que, a su pesar, convocará al Cosena
Impecable pero insuficiente estilo seco, firma de agencia, data de país, y concisión
absoluta. Demasiado absoluta. La “completud” de este texto sería la correcta si con la
convocatoria del organismo chileno mencionado, fuera razonable suponer que se
estaba dando una información que fuera autosuficiente, que se explicara a sí misma.
Pero no parece que sea así. Aunque la expresión "para debatir" fallos judiciales nos
pone en la pista de que estamos tratando del general golpista Augusto Pinochet, de su
eventual procesamiento por el juez Juan Guzmán, y lo del Cosena insinúa que en el
ejército chileno no reina la paz de los espíritus, no basta con esa metainformación por
alusiones para alcanzar la “completud”.
Desde un punto de vista técnico argumentaríamos, por añadidura, que el título, aun
siendo de dos líneas –y muchos periódicos exigen para el “breve” la concisión del título
a una sola línea–, no es suficientemente explicativo, puesto que el Cosena raramente
le ha sido presentado a los lectores españoles. En el título, además, se contiene una
afirmación, "a su pesar", de la que no se da noticia en el texto, lo que es inaceptable,
puesto que no hay nada peor que crear una expectativa de lectura no realizada. Así es,
más o menos, cómo Alexis de Tocqueville –por no dar al pueblo lo que el pueblo
esperaba– explica la Revolución Francesa6 (6). Mencionemos, también, como
discutible, la costumbre de anteceder el título con la palabra, por ejemplo, “Chile”,
puesto que es mejor, como se ha hecho en este caso, que en el propio título se hallen
los elementos de reconocimiento de lugar y situación. El presidente chileno Ricardo
Lagos sí que parece, en cambio, que le ha sido ya presentado al lector español
razonablemente interesado.
Por todo ello, quizá, “Lagos convocará a los militares” podría optar, al menos en la
versión de una sola línea, a sustituir al título publicado. El título, en cualquier caso,
ha de ser tan seco como el propio texto que encabeza, junto a lo que también hay que
tener en cuenta que no es nada recomendable titular en negativo, como en:
porque los periódicos, escritos en el género que sea, están pensados para contar lo
que sucede, no lo que no sucede, quién o qué se ha impuesto, no quién o qué no se ha
impuesto, lo que no significa que no pueda haber excepciones, cuando, realmente, la
sorpresa, la noticia, consista en lo que no ha ocurrido, como en:
6
Alexis de Tocqueville, “El Antiguo Régimen y la revolución”, Guadarrama, 1969.
24
Por lo que respecta al contenido, podríamos decir que Lagos convoca al Cosena,
organismo militar, para tratar del caso Pinochet, describiendo brevísimamente a
continuación cuál era la situación procesal del general golpista. Así, el “breve” podría
quedar de la forma siguiente:
En la nueva versión hemos pasado de siete a nueve líneas, pero de un título de dos a
una línea, con lo que, gráficamente, ocupamos virtualmente el mismo espacio, y de 49
a 56 palabras, que es un crecimiento perfectamente válido dentro de las dimensiones
que corresponden a los “breves”.
Por lo tanto, sólo se deja fuera el hecho de que hizo el anuncio en televisión para
privilegiar otros aspectos de la información, en esta exigente concisión del “breve”.
Es cierto que el lugar o las circunstancias en las que se produce la noticia no suelen
ser irrelevantes.
Hay una diferencia profunda en el interés que ésta pueda tener para el público a
tenor del tipo de apropiación de la noticia que pueda hacer el periodista. El hecho
noticioso, por ejemplo, puede llegar a conocimiento de los medios a través de una
declaración pública por escrito, es decir, para todos por igual; por medio de una
alocución pública personal, que sigue siendo de todos, pero cuya fórmula de
presentación le da un relieve mayor; por medio de una rueda de prensa, que no deja de
25
ser algo colectivo, pero con el valor añadido de la comparecencia personal del que hace
el anuncio; por medio de una declaración hecha sólo a uno o varios periodistas, lo que
hace resaltar cada vez más el hecho; y, finalmente, por medio de un anuncio facilitado
únicamente a un periódico, o a título personal en una entrevista, que es cuando
alcanza el máximo interés. Se ha podido obviar, en este caso, que la declaración se
produjera por televisión precisamente porque el carácter masivo de la misma reducía
la necesidad de señalar el medio en que se desarrollaba.
Todo eso no significa, sin embargo, que el “breve” sea un mandato inapelable; puede
haber periódicos que renuncien a ese complemento, y, en cualquier caso, la existencia
de la Red, con su volumen y su celeridad imbatibles para acumular y renovar las
noticias, está haciendo crecientemente discutible el obligado cumplimiento del “breve”
informativo. Pero partidarios o no del mismo, éste será, dentro del género seco y de
una perspectiva de alejamiento del objeto que sólo nos permitirá verlo de forma
elemental, con trazo grueso y concluyente, la línea más corta entre dos puntos. La
línea recta de la información.
El género seco podrá emplearse, sin embargo, también en piezas de mayor extensión,
por ejemplo, la media columna o la columna, donde continuaremos moviéndonos en el
terreno de la información inducida, la que habitualmente nos facilitan los cables. Y, si
en el “breve”, aquellas pocas palabras con las que tendremos que persuadir al lector a
seguir adelante, casi tienden a confundirse con la totalidad del texto, en esas piezas de
mayor extensión, de entre 50 y 100 líneas, podremos distinguir sucesivamente en el
recorrido narrativo: “lead” y/o entradilla, conceptos que pueden o no coincidir, como
inmediatamente veremos; nudo o desarrollo; y, finalmente, remate o cierre de la
información.
Trabajemos con el siguiente ejemplo tomado de El País en los últimos días del año
2000. El ejemplo que utilizamos es una columna de cuatro quintos de página, 25
26
centímetros de altura, título de cuatro líneas, texto de ocho párrafos, 66 líneas y 323
palabras.
El título:
Argel. El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó en Argelia con relativa
tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con un trágico resultado de 250
muertos a causa de la violencia integrista. Este número de víctimas, establecido por
informaciones publicadas en la prensa local, incluye integrantes de los servicios de
seguridad, civiles y miembros de los grupos armados integristas.
El final del mes de ayuno y oración estuvo marcado por ataques a localidades aisladas,
atentados con bomba, emboscadas y falsos controles de carretera en las regiones de
Cabilia y Ain Defla, Chlef y Medea.
Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los de la organización rival Grupo
Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) protagonizaron emboscadas contra
los diferentes cuerpos de los servicios de seguridad en los que murieron al menos 40
guardias comunales y militares.
El principal objetivo de estas acciones era al parecer el de apoderarse de las armas de
las víctimas, que en casi todos los atentados eran despojados de sus equipos e incluso
de sus uniformes.
En Medea, a unos 120 kilómetros al sur de Argel, el ataque lanzado contra el
internado de un instituto en la plena noche del pasado día 16 se cobró la vida de 16
estudiantes, que fueron sorprendidos mientras dormían.
El 17 de diciembre un autobús fue ametrallado en el centro de la localidad y 17
pasajeros fueron asesinados.
Otras 22 personas pertenecientes a tres familias murieron poco después.
Ante la degradación de la seguridad en el país y el extraño mutismo mantenido por el
presidente, Abdelaziz Buteflika, se han elevado voces entre las asociaciones, los
partidos de oposición e incluso ciertas formaciones de la coalición de Gobierno en
demanda de protección a la población más expuesta a la violencia.
Algunos partidos han exigido incluso la dimisión del jefe del Estado, a quien hacen
responsable del fracaso de su política de perdón y concordia hacia los islamistas
integristas.
27
sino de que el bulto de los mismos domine, “pese” lo suficiente para “disciplinar” el
texto al que precede.
Si decimos "del Ramadán" parece que estamos diciendo que esos atentados
pertenecen al mes de ayuno y oración de los musulmanes, durante el cual debe
observarse una especial pasividad en las horas de luz, cuando, en realidad, esos
atentados se han producido durante "el" Ramadán. Pero también cabría argumentar
que esa lasitud de origen religioso hace que los terroristas elijan muy propiamente ese
período de tiempo porque su acción, aunque las fuerzas de seguridad tampoco se
sienten embarazadas por preceptos coránicos, puede desarrollarse con menores
dificultades. Seguimos prefiriendo "en", pero aceptaremos "del".
Más problemas nos presenta "se cobran". Uno de los enemigos mortales del
periodista es esa voz anónima, colectiva, popular, que repite y fabrica latiguillos sin
cesar, porque prende en el público una expresión que inicialmente hasta habría podido
parecer ingeniosa. Puede tratarse de una sola palabra, como “carismático”, auténtica
plaga del ingenio de los repetidores, y que le cae a los personajes más insospechados,
como la temporada en que le tocó al general ruso Alexander Lebed; o construcciones
como “dar luz verde”, cuando lo que se quiere decir es “dar permiso” para algo; “villa y
corte”, referido a Madrid, que, aunque lo sea la capital de España, no pasa de ser un
casticismo trasnochado y maloliente.
“Last”, pero no “least”, tengamos en cuenta lo que cabría llamar las afinidades
naturales entre las palabras; aquellos términos que, mentalmente, leemos de una sola
vez, como si estuvieran unidos. Hablamos de los artículos con sus sustantivos, en
parte de los adjetivos también con los sustantivos, las conjunciones, adverbios,
preposiciones con los términos a los que modifiquen o completen el sentido, etcétera.
Pues bien, de nuevo, según estudios de legibilidad, es conveniente, para facilitar la
lectura y aun darle su pleno sentido, que aparezcan esos términos afines en la misma
línea gráfica. Así, será lo adecuado leer, como en la versión publicada, "Los atentados"
en la misma línea, pero mucho menos "se cobran" con cada palabra en líneas
diferentes, y, por último, "250 vidas", todavía peor, con "250" en la tercera y "vidas" en
la cuarta línea.
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En consecuencia, propondríamos la siguiente redacción del “breve”, título y texto:
El primer párrafo está dividido en dos partes, que son dos frases distintas. La
primera es claramente el “lead”.
El mes sagrado musulmán del Ramadán, que comenzó en Argelia con relativa
tranquilidad el pasado 27 de noviembre, terminó ayer con un trágico resultado de 250
muertos a causa de la violencia integrista.
La referencia a la prensa argelina, de la que una parte es altavoz del poder militar,
sólo aparece en la segunda frase:
Idénticamente, las informaciones deben estar adscritas a una fuente, que puede ser
la genérica de Agencias, si el texto aparece bajo esa advocación, o del propio autor, si
en una información firmada no se especifica perfectamente quién dice qué. Y, tanto si
es verdad como si no que los muertos sean atribuibles al terrorismo, eso es algo que no
tiene que decir el periódico, porque no tiene ninguna garantía de ello, sino la fuente
correspondiente, en este caso, la prensa argelina.
Construida esa nueva versión de la primera frase, parecería más acertado pasar en
la segunda, siempre dentro del primer párrafo, a la identificación de víctimas y
asesinos. Aparte de la famosa historia de las “w”, si sabemos leer con la curiosidad del
29
buen lector, gozaremos de excelentes oportunidades también de saber escribir. ¿Qué es
lo que nos interesa más, tras enterarnos de que ha habido 250 muertos? Quién los
mató, evidentemente. En el texto publicado la referencia –incompleta– a estos últimos
se hace sólo, en cambio, en el tercer párrafo:
Los miembros del Grupo Islámico Armado (GIA) y los de la organización rival Grupo
Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) [...].
(cuyas siglas coinciden con las originales, porque la titulación de esas bandas se
difunde en francés, y el Imperio romano dispuso que los idiomas español y francés se
parecieran tantísimo).
Estas fuentes acusan al Grupo Islámico Armado (GIA) y a la organización rival Grupo
Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC) de numerosos atentados y
enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, en los que murieron miembros de las
mismas, civiles y terroristas.
Tomando fragmentos del segundo y cuarto párrafo del texto publicado, reharíamos
un segundo párrafo de la siguiente forma:
Abarcando, por fin, todo el texto publicado, veremos que en mayor o menor medida
los párrafos segundo, tercero, quinto y sexto hacen un desmenuzamiento de acciones
terroristas, y que los párrafos séptimo y octavo (y último), constituyen una especie de
comentario político-moral sobre todo lo anterior.
Creo, sin embargo, que todos esos párrafos podrían amalgamarse en uno solo, el del
relato de los hechos violentos, comenzando con el más horrible de ellos.
30
[...] dimisión del jefe de Estado, a quien hacen responsable del fracaso de su política de
perdón y concordia hacia los islamistas integristas.
Se trata, por tanto, de no terminar una información cuando se nos acaba el espacio,
cuando hemos agotado todos los datos o porque tengamos prisa, sino de hacerlo con
una cierta intención, con un clímax (la petición de dimisión), con lo que se espera que
pueda ocurrir, con una proyección a apuntar de cualquier historia.
El texto, por otra parte, es de un gran rigor canónico en lo que podríamos llamar la
perspectiva o la distancia con que se va contando la historia. Veamos.
Sobre la “sequedad” del texto, finalmente, anótese que en el primer párrafo no hace
falta hablar de "relativa tranquilidad", sino, en su lugar, facilitar los datos
comparativos de muertos de este año con el anterior para conseguir el mismo efecto
informativo, así como, por ejemplo, sustituir la "degradación de la seguridad y el
extraño mutismo", por los datos que encarnan esa degradación, y eliminar toda
extrañeza del mutismo de Buteflika, que con su silencio ya lo dice todo.
Finalmente, ¿es que falta algo que sea imprescindible? Diríamos que por lo menos
una cosa. Unas líneas de contexto sobre qué es eso de la mortandad argelina y de
dónde viene.
Habría que contar cómo el FIS (Frente Islámico de Salvación), del que se han
escindido o proceden los terroristas actuales, aunque la organización islamista se haya
apartado de la lucha, fue privado de su victoria en las elecciones de 1991 por una
junta militar, cuyo poder pervive en la presidencia de Buteflika, un civil para todas las
ocasiones.
31
Capítulo III
Aproximación al largo recorrido (género seco y consideraciones generales)
Cuatro columnas; página impar, la tres; con entradilla diferenciada sobre tres
columnas a medida falsa, lo que significa que su ancho es diferente de la columna en
la que está maquetado el periódico; y texto únicamente de agencias como se hace
constar en la fecha.
(Nota del Transcriptor: En la página 56 del original tinta, aparece una página de
periódico con un texto, en donde hay partes subrayadas, las cuales se pondrán entre
bastardillas)
Agencias, Belgrado/Pogdorica. Con las dos bases de poder aseguradas –la yugoslava
en las elecciones de septiembre y la de Serbia el pasado fin de semana–, la coalición de
18 partidos Oposición Democrática de Serbia (DOS), del presidente Vojislav
Kostunica, “ha comenzado a actuar con rapidez. Ayer” se conoció la destitución
“fulminante” del general Milan Obradovic, jefe militar en Montenegro, y la del
almirante Milan Zec, responsable de la Marina. Se da por segura la destitución (o
dimisión) del director de la “siniestra” policía política del régimen anterior, Rade
Markovic, quien ha perdido la protección parlamentaria.
32
La “fulminante” destitución del general Obradovic y del almirante Zec (cuya flota
está en la costa de Montenegro), decidida en el denominado Consejo Supremo de
Defensa, “es un gesto político destinado al presidente montegrino”, Milan Djukanovic,
“con el objetivo de calmar sus ímpetus sucesionistas”. El propio Kostunica, en unas
declaraciones a los medios de comunicación, aconsejó al Gobierno de Pogdorica que no
tome “decisiones unilaterales; una referencia clara a la convocatoria de un
referéndum”.
El diario Podjeda, de Montenegro, asegura que el jefe del Estado Mayor yugoslavo,
general Nebojsa Pavkovic, ha decidido también desmantelar el séptimo batallón, una
unidad de policía especial que se hallaba bajo el control directo de Milosevic. Algunos
miembros de la DOS han pedido a Kostumica la destitución del propio Pavkovic,
nombrado en su día por Milosevic. “Pero este militar fue una de las claves en impedir
la utilización de los carros de combate en octubre para aplastar las manifestaciones
callejeras que derribaron el régimen anterior”.
Además de las relaciones con la otra república yugoslava, Kostunica debe resolver el
creciente problema kosovar, y sobre todo su extensión al valle de Presevo, en el sur de
Serbia. “Una prueba de la fragilidad de la situación” es que este fin de semana
desaparecieron tres jóvenes serbios, presuntamente capturados por guerrilleros
albanokosovares que actúan en la zona.
Parlamento en Kosovo
"Esperamos que los otros partidos apoyen la idea y que dispongamos del permiso de
la comunidad internacional para celebrar allí esa sesión inaugural", dijo ayer el líder
del SSL, Borislav Pelevic.
33
“Montenegro y Kosovo son dos problemas nacionales”, como también lo es la
gravísima situación económica. Según los analistas, el nuevo Parlamento, gobernado
por mayoría absoluta por la DOS, debe actuar con rapidez.
“Al menos, en paliar los efectos de esa quiebra económica”. Hoy, en pleno invierno
balcánico, la mayor parte del país no dispone de calefacción ni de luz eléctrica, donde
los cortes por falta de energía se han ampliado a ocho horas diarias.
El título:
Pero aprovechemos ahora para llamar la atención sobre una norma de obligado
cumplimiento en toda la prensa occidental, por lo menos para el género seco, y
también para la crónica, aunque mucho menos para el reportaje.
¿Por qué?
El tiempo de la acción
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el más contundente, el que no necesita echar mano de la conjugación con el verbo
haber: "hizo" en lugar de "ha hecho" o "había hecho".
Así es como suele titularse, mezclando tiempos de verbo entre presente y pasado, o
entre diferentes tiempos del pasado, en la mayor parte de los países de América
Latina. Pero, de la misma forma que rechazamos esa confusión, tampoco queremos el
pretérito indefinido como forma de titulación estándar, precisamente por lo que se
apuntaba antes: el tiempo más próximo a esas 24 horas de vigencia de nuestros
papelitos de publicación diaria es el presente de indicativo, el que mejor expresa lo que
ha acabado de ocurrir. Si decimos:
estamos expresando algo mucho más cercano al tiempo inmediato del lector que si
escribimos:
pero en este caso las distancias temporales están mucho menos claras, ya que
utilizamos dos pasados, uno supuestamente más alejado que el otro, pero no porque el
indefinido tenga que ser más próximo que el pluscuamperfecto, sino, simplemente,
porque en el sentido de la frase se presupone que es así, al preceder uno al otro. Es
mucho más limpio, por tanto, afincar en el presente la acción inmediata y remitir a un
pasado (la convención o el uso ha hecho que sea el pluscuamperfecto "había desoído",
el tiempo que se prefiere en España) una segunda distancia temporal mayor que la
primera, en la que el líder palestino se había negado a actuar como se le pedía.
Sólo hay un supuesto estándar en el que es de rigor utilizar el pretérito indefinido u
otra de las formas del pasado, que es cuando, efectivamente, la acción se sitúe en un
tiempo más o menos distante, pero de la que se informe o se tenga conocimiento en el
presente. Titularemos así cuando anunciemos, por ejemplo, que:
O bien:
35
Washington torpedeó la presidencia de Samper en Colombia, afirma su delfín
Una vez precisado que lo que se relata ocurrió "ayer", no hará falta repetirlo a cada
párrafo, en cumplimiento de la teoría de los sobrentendidos, pero sólo de aquellos que
vamos creando a medida que progresa la narración; únicamente deberemos introducir
la partícula temporal correspondiente cuando, al cambiar de situación, varíe también
el momento de la misma.
Existen las excepciones, pero suelen ser deliberadas, porque con ellas se busca un
efecto. La convención, el uso o ambas cosas, parece que hacen que el indefinido nos
suene mucho más dramático, rotundo, literario. Por esa razón, no sería raro escribir:
Jason Robards murió a los 78 años tras una larga lucha contra la enfermedad
Nada impediría, sin embargo, que el segundo marido de Lauren Bacall hubiera
muerto en presente de indicativo.
36
comunicar al lector, y otra, complementaria, que también puede presentarse como
subtítulo o sumario, que va por debajo del título, a diferencia de lo que llamamos
antetítulo, que lo precede; aunque también puede darse la conjunción de antetítulo,
título y sumario o subtítulo. El antetítulo, sin embargo, no por preceder al título deja
de leerse normalmente con posterioridad al mismo, puesto que el tamaño, el cuerpo de
este último atrae obviamente mucho más el ojo del lector.
La entradilla, en cambio, es una pura expresión gráfica, un bloque que se destaca del
resto de la información porque se ha compuesto a un ancho de columna distinto, con
una letra diferente, o ambas cosas a la vez. El “lead” coincidirá, por tanto, con la
entradilla, sólo cuando ocurra que ese tratamiento gráfico se le dé únicamente a lo que
es el “lead”, aun cuando lo normal será que la entradilla sea mucho más extensa, y el
“lead” ocupe apenas las primeras líneas de la misma; que esté, por tanto, contenido en
la entradilla. Es como si la mano fuera una información, en la que los cinco dedos
constituyeran partes diferentes de la misma, y el “lead”, el puño de esa mano
buscando el gesto del impacto. Porque el interés que no suscitemos en las dos
primeras frases o, a lo sumo, en la totalidad de la entradilla, correremos gravísimos
riesgos de haberlo perdido para siempre. Todo ello, no obsta para que en la jerga de
las redacciones se tienda a identificar “lead” con entradilla, utilizando indistintamente
uno u otro nombre para lo que, en realidad, es la entradilla que, repito, suele ser
mucho más extensa que el “lead”.
El “lead”, al igual que el título, el antetítulo, los subtítulos o sumarios, los ladillos
(breves altos en la lectura, a la vez que separación de bloques de distinto sentido) y,
finalmente, el texto, constituyen unidades independientes entre sí, que deben poder
leerse por separado y tener sentido por sí mismas. Nos hallamos ante un todo
informativo, que se descompone en partes, también unitarias, de las que la última, el
texto, es la totalidad definitiva porque contiene a todas las anteriores. Por eso no cabe
37
decir que porque ya se ha expresado una idea en el antetítulo, el título, el sumario o el
“lead”, no hace falta repetirla; contrariamente, todas esas partes de la información son
como anuncios de diversa jerarquía que hay que desarrollar –pero no repetir
necesariamente de forma literal – en el texto.
Esa aspiración –de nuevo, la “completud”– que tienen los diferentes elementos de la
información, es lo que permite al lector apropiarse fragmentariamente de las
informaciones, leyendo sólo la entradilla o el “lead”, el aparataje de la titulación, o
incluso sólo el texto, para hacerse con una idea funcional de lo que contamos.
Un periódico, o una información del género que sea, pero, sobre todo, del género seco,
es una fenomenal articulación de elementos, que va desde lo mayor, la concepción
misma de la publicación, hasta cada una de sus piezas más minúsculas, de forma que
se permita al lector abordar el todo y las partes desde una gran multiplicidad de
ángulos, leyendo, en su caso, sólo los fragmentos que le parezcan más convenientes,
pero siempre con la exigencia de que cada uno de ellos sea inteligible por sí mismo. No
es, por tanto, el periódico una continuidad, como la novela quizá clásica, de la que la
pérdida de alguno de los elementos clave de lectura puede hacer imposible la
comprensión del conjunto.
La batalla de las playas, como decía Rommel del eventual desembarco aliado en
Normandía, que ha de ganar el periodista en la información que acabamos de ver
sobre Yugoslavia, podría estar encarnada en la discusión sobre el siguiente “lead”.
Con las dos bases de poder aseguradas –la yugoslava en las elecciones de septiembre y la de
Serbia el pasado fin de semana– la coalición de 18 partidos Oposición Democrática de Serbia
(DOS), del presidente Vojislav Kostunica ha comenzado a actuar con rapidez.
El marciano no sabría, evidentemente, qué es eso de tener las “dos bases de poder
aseguradas”, cuando lo más directo habría sido:
38
destituciones indican en qué medida son o no fulminantes; y de la policía política
habría bastado con citar algunas de las numerosas acusaciones sobre sus sangrientos
desmanes, para que quedara claro que quien no firma, tampoco puede opinar. El
resultado sería, sin embargo, informativamente casi indistinguible de la versión
“romanceada”; la policía de Milosevic habría sido calificada por alguien, cuyo
testimonio recogemos, como "siniestra".
No vamos a recorrer el resto del texto que, desde el punto de vista informativo, es
correcto, y está ya suficientemente bien explicado, sino subrayar que exactamente el
mismo efecto, el mismo volumen de información relevante con idéntico significado, se
podría haber dado cumpliendo el canon de lo seco, a condición de buscar las
declaraciones correspondientes de los protagonistas, las citas relevantes de lo dicho o
hecho en esos días que equivalieran a lo que ahí está romanceado. Todo en último
término se reduce a una técnica, porque el mundo entero ha dicho casi todo en uno u
otro momento, y casi cualquier posición es defendible buscando las fuentes
correspondientes.
Un profesor de historia que tuve hace muchos años decía que buscando lo suficiente
se podían hallar fuentes hasta para convertir a san Francisco de Asís en marxista-
leninista. ¿Significa eso que siempre es posible hacer trampa y llevar la historia por
dónde queramos? Si en medio de un tráfago de declaraciones sobre las relaciones entre
Rusia y Estados Unidos el presidente Putin dice que "hay que mitigar la tensión",
aunque esta declaración desempeñe un papel muy menor en su panoplia de
intenciones, el hecho de que la incluyamos con relieve en la información que
fabriquemos –sea del género que fuere– hará que –en la comunicación de que es
vehículo el periódico– hayamos "mitigado la tensión", aunque eso no tenga nada que
ver con la situación que pueda darse entre Moscú y Washington.
Tomemos, por último, como ejemplo de lo anterior el párrafo final del texto
comentado.
39
No habría sido posible conocer las intenciones de Djindjic, si éste o personas
relevantes de su entorno no hubieran formulado en su día declaraciones en ese
sentido; habría bastado, por tanto, recordar esas declaraciones, o que el ya jefe del
Gobierno serbio las hizo en su momento.
Dos cosas parece que deberían quedar claras al término de esta excursión
metodológica:
a) Que el género seco puede llegar informativamente tan lejos como otras
formas más personalizadas de la narración, aunque manejando el
material de otra manera.
Con otras formulaciones, como “De nuestra redacción”, como la firma del especialista
de esa área, con o sin el añadido de Agencias, la pieza habría sido perfectamente
correcta.
El periodista tendrá, entonces, que servirse del capital simbólico de la manera más
eficaz posible, utilizando la inmensa mayoría de esas palabras para acarrear un
significado, de forma que, una a una, vayan sumando información, y todo ello sin
repeticiones, o sólo con las inevitables de términos tan comunes que no puedan
soslayarse, artículos, conjunciones, pronombres, preposiciones y adverbios, aunque
incluso éstos no habrá que reiterarlos sin motivo.
40
Efectivamente, esa capacidad de acción acelerada era lo que se desarrollaba como
narración en buena parte del texto, pero no habría hecho nunca falta repetir que
Kostunica podía actuar así porque había ganado dos elecciones casi seguidas.
Una vez establecida esa plataforma para la acción, dividiremos la historia en bloques
o unidades narrativas bien diferenciadas, de forma que cada párrafo trate,
preferentemente, un aspecto distinto e individualizado de lo que se quiere contar; si,
tras narrar por ejemplo el hecho noticioso, reseñamos las reacciones al mismo, no
sería propio entonces abandonar el asunto, para volver a otros aspectos de esa misma
subhistoria dentro de la narración general, porque cuando nos convenga recuperar la
trama de las reacciones ya será tarde, y al lector le parecerá que ha habido un salto
demasiado brusco en la narración.
Veamos en directo, y por comparación con todo lo anterior, uno de los ejercicios,
dentro del género seco, sobre un texto de alrededor de una columna de extensión,
título a dos columnas, de los realmente corregidos en la Escuela. Casi un experimento
de “cinéma-verité”.
El título:
Mal. Por supuesto que hay reacciones. Hay reacciones siempre. Nos pasamos la vida
reaccionando. Hemos de contar las cosas, no contar que vamos a contar las cosas. Si
titulamos "Reacciones" contra lo que sea, estamos dando pre-noticias, porque la
noticia no es que haya reacciones, sino en qué consisten esas reacciones. Por lo tanto,
busquemos qué es lo que recubre la alusión, dónde está lo que ha ocurrido, y no tan
sólo lo que nominalmente se ha hecho: reaccionar, porque ha ocurrido algo; no
podemos conformarnos con aludir en lugar de nombrar o describir. Si decimos, por
ejemplo, que "la industria farmacéutica rechaza el medicamentazo", o que las
organizaciones de consumidores presentarán recurso ante quien sea, ya estaremos
contando en qué consiste la reacción, que es la noticia.
Sigamos.
"Ciertos" medicamentos no quiere decir nada; si se han excluido 894, pues hay que
poner 894; o si se ha excluido una serie identificable de ellos como analgésicos,
ansiolíticos, antiblenorrágicos, o si cabe caracterizarlos por su bajo costo o por lo
contrario, así hay que hacerlo constar. Siempre hay que precisar.
En vez de "ha provocado", "provocó ayer"; que esto se convierta ya en una reacción
automática del que redacta una información: todo ocurrió en algún momento y así hay
que decirlo, con su tiempo estándar, que es el pretérito indefinido. En "provocó ayer el
41
rechazo de partidos políticos", podemos comernos lo de "políticos", porque los partidos
no van a ser judiciales o de fútbol, y dejar el resto tal cual.
¿Es posible que todavía quede alguien que dude, después de esa lista interminable
de presuntos damnificados por la medida? ¿Quiénes son esos "otros"? Le pasa lo
mismo que a "ciertos". Si la mayoría coincide en cargarse el medicamentazo, ¿quiénes
son los que no lo hacen? Cuando al término de un párrafo, y todos los párrafos han de
ser unidades informativas que respondan a las preguntas que ellas mismas han
suscitado –recordemos la “completud” – nos vemos asaltados como aquí por esta
retahíla de interrogantes, quiere decir que se ha hecho fatal. Se ha redactado un
párrafo en el que lo que abundan son los cabos sueltos, uno de los peores enemigos del
periodista. No creemos expectativas que no podamos satisfacer y seamos capaces de
satisfacer todas las que exige la comprensión del texto. Eso es no dejar cabos sueltos.
Según avanzamos en la narración, con decir "la medida" habría bastado, porque lo
del medicamentazo ya estaba suficientemente acreditado. Hay que ver que estamos
metidos ya en esta información desde hace unas cuantas líneas, ya sabemos de qué
estamos tratando y, por tanto, el viaje que iniciamos con, pongamos, 300 palabras
para contar una historia, está ya lo bastante avanzado como para que hayamos
gastado, quizá, 100, con lo que ya sólo tenemos unas 200, y no nos queda ningún
medicamentazo por gastar.
Hemos creado unos puntos de apoyo, que nos permiten usar cada vez menos
palabras para expresar lo que queremos. Vamos cada vez más ligeros de equipaje,
como aquel cantante, hacia el fin de la información.
Para concluir con el párrafo, digamos que ese, "es decir", carece de todo valor
informativo. Le pasa lo mismo, sólo que peor, que al "reacciones" del título; es un
"decir" que no dice nada. Ése es el caso de tantas otras expresiones que si en el habla
están justificadas porque nos dan tiempo para pensar, para hilar la frase siguiente, en
lo escrito no tienen excusa porque ni quitan ni ponen rey y, además, nos hacen perder
el tiempo, como ocurre con "de hecho" (del inglés, in fact), que no recuerdo ni un solo
caso en que el texto haya sufrido lo más mínimo al suprimirlo. Y lo mismo cabe
afirmar de "actual" o "actualmente", que suelen estar de más porque lo que contamos,
si no ocurre "en la actualidad", ya lo haremos constar, de forma que cuando no
hagamos constar ninguna circunstancia temporal es que lo que sea está ocurriendo
"actualmente". No escribamos "fulano de tal que actualmente tiene 46 años", sino
"fulano de tal, de 46 años", o aún mejor, "fulano de tal, 46 años". Y el año pasado, 45.
42
periodismo. Por ello, los "según la policía, o quien corresponda, que queden siempre
para el final de la frase.
En vez de "Según la policía el asesino era capitán general", escribamos "El asesino
era capitán general, según la policía".
Cabe decir también que hay términos que son menos periodísticos que otros.
Cuando a los periodistas se nos hace la conocida crítica de que sólo contamos lo malo,
y de que no hacemos justicia a la realidad dando a conocer lo fantástico que es todo en
tantos sitios, habría que contestar que no damos buenas ni malas noticias, sino
sorpresas, lo que se interrumpe, se rompe, estalla, no el encefalograma plano de la
continuidad. Incluso de Colombia, a pesar de que en este país latinoamericano, tan
querido, lo normal es el horror, y algún éxito constituiría la excepción, que no se sabe
si en este caso confirmaría la regla, la noticia periodística ha de seguir siendo la
tragedia, por muy cotidiana que resulte, porque la cultura universal no nos permite la
inversión de valores que supondría saludar la normalidad como si fuera la sorpresa.
Comisiones Obreras calificó, por su parte, de "grave y lesiva la exclusión de los citados
medicamentos" ya que aunque el sindicato se muestra "partidario de la reducción del
gasto farmacéutico de la Seguridad Social", aboga "por una elaboración consensuada
de la lista de forma que no suponga una agresión para los más desfavorecidos". [...] La
portavoz del sector de Farmaindustria dijo mostrarse "escéptica con las posibilidades
de ahorro que puedan derivarse de la medida". El consejero en Cataluña de
Farmaindustria Xxx señaló, finalmente, que la medida "tendrá como consecuencia que
si el médico receta un medicamento y el enfermo lo paga se producirá un ahorro, pero
43
si el médico receta un medicamento y el enfermo le pide otro que lo sustituya no habrá
ahorro". En este mismo sentido, la portavoz de IU, Rosa Aguilar, señaló "que la
sociedad debe tomar la calle, debe mostrar el rechazo a estas medidas [...]".
Recalquemos que en lo tocante a ir soltando lastre bastaría con decir "grave y lesiva
la exclusión", porque ya sabemos que esa exclusión de medicamentos, aunque jamás
en el texto se ha molestado nadie en averiguar cuáles; que "la medida" se emplea
varias veces, y, en ocasiones, en líneas casi sucesivas; que "En este sentido", con lo que
se da entrada a la intervención de Rosa Aguilar, no sólo es innecesario, sino que
denota una sensación de que esto del periodismo es tan importante que no podemos
contar sencilla y llanamente las cosas; que hay que meter como algodones para la
mejor ilación de las frases para que quede todo bien acolchado; y que, sobre todo, lo
escrito suene lo más protocolario posible, solemne, que esto de escribir en los papeles
es tremendo; parece que hay que hacer un alto en el camino y envolver de hojarasca lo
que contamos; no hemos ennoblecido suficientemente la información, había que
decorarla aún más.
Pero, lo que interesa ahora del texto es la utilización de las comillas. No hay nada
más fácil que hacer un texto con muchas declaraciones porque el alumno se ve
inmediatamente salvado. Se le pide una información seca, o sea que no puede colar un
seudo-editorial con lo que a él le parezca, sino que hay que ir con pies de plomo para
huir de la opinión. Pero, si en los cables que ha utilizado para montar su texto hay
muchas declaraciones, no hay problema. Sólo tiene que hacer cita tras cita, cuanto
más largas mejor, y así se come sin enterarse las 100 líneas o más que hay que aviar.
Grave error. Esas barandillas de la información a las que nos agarramos sólo nos
enseñarán a andar como los cojos, con muletas. Siempre es mejor soltarse, aunque
alguna vez nos caigamos.
Las comillas son letales enemigos del periodista, porque cuando las utilizamos
estamos renunciando a nuestra propia voz; estamos retirándonos –aunque lo
entrecomillado lo haya elegido el autor– para dejar que otra persona aparezca en
primer plano y sea ella la que lleve la batuta de la información.
Sólo debemos echar mano de ese cojín para reposar, cuando se cumplan una serie de
condiciones:
44
ha dicho "arrea", no habrá forma de que mejoremos esa expectoración
escribiendo que "pronunció una exclamación no especialmente malsonante".
d) Cuando quien habla, caso que se dará mucho más directamente en el género
entrevista, sea de tal rango, o lo que diga de suficiente gravedad como para que
no queramos intermediarios demasiado obvios entre sus palabras y el lector. Si
optamos por callar, lo mínimo que hay que pedir es que valga la pena escuchar
lo que otros tienen que decir.
Y cabe poca duda de que en todos los entrecomillados del texto anterior, apenas
puede salvarse la calificación de "grave y lesiva" al medicamentazo, porque si lo han
dicho los sindicatos, quizá es mejor que se sepa literalmente; así como la soflama de la
representante de Izquierda Unida –que en el texto debía haber sido así identificada y
no sólo por las siglas, en aplicación de la teoría del marciano– incitando a la bravura
urbana, también por idénticas razones a lo anterior. En particular, la tirada central
sobre el médico, la receta, el medicamento y el ahorro debería haberse resuelto, en
cambio, por una vía narrativa directa, que no repela al lector con su sonsonete de
prospecto de laboratorio, o, simplemente, se habría podido prescindir de la
declaración, puesto que no parece especialmente significativa.
Toca ahora dar un segundo paso para salir del género seco y entrar en la crónica,
mojándonos un poco más en ese trayecto de personalización informativa que se ha
prometido recorrer.
45
Capítulo IV
La crónica a la que conducen todos los caminos
Puede decirse que la crónica es la prosa, la velocidad crucero del periodismo, puesto
que los periódicos están escritos fundamentalmente como crónica, ocasionalmente en
reportaje o entrevista, muy raramente en análisis, y cuando no queda más remedio, en
información seca. Cabría también decir, cortando por lo sano, que crónica es todo lo
que no son los otros géneros; que, cuando se han eliminado de un periódico todos los
restantes, lo que queda, y que es capaz todavía de expresar suficientemente ese paseo
diario por el “out there”, es la crónica.
El periodista se vale de todo lo que existe para construir la crónica porque utiliza
para ello los cables, las informaciones de televisión y radio, las ruedas de prensa, los
libros que ha leído, el conocimiento que posee de los asuntos, las fuentes a las que
puede recurrir y, sólo ocasionalmente, goza de una presencia directa en el lugar de los
hechos.
46
sobre el mundo en general; puesto que seguimos trabajando con los hechos, lo que
pasa es que ya construimos algo que va más allá de la pura ordenación informativa de
los mismos.
Lo que hacemos es darle un sentido a ese amasijo de datos contando una historia
unitaria formada por elementos que pueden llegar a ser muy dispares. Pero ese
sentido no responde a una realidad tallada en la historia, sino que tiene sólo el valor
de su propia coherencia, porque será uno entre los varios o muchos sentidos que quepa
darle a la narración. El propio Ricoeur afirma que los periodistas cuentan historias de
lo que ha ocurrido ayer o el año pasado "con mayor o menor idoneidad", como hacen los
detectives o los abogados litigantes 9. Ahí está la gracia.
Y, evidentemente, eso nos plantea el problema de hasta dónde podemos llegar con la
interpretación. Tracemos, para ello, la divisoria en alguna parte más allá de donde no
debemos ir. Y pongámosle ese límite en la opinión o valoración moral, la que establece
lo de “esto es mejor que aquello”. Pero en la crónica seguimos, como en el género seco,
sin preferir nada. No nos importa quién es bueno, ni malo, ni Clinton o Bush ni
Saddam Hussein, ante el negocio norteamericano de bombardear Irak lunes, miércoles
y viernes en sesión continua, como en los cines.
En la crónica ya hay una voz de autor, lo que no significa que tenga mucho sentido la
utilización de un “yo” explícito, de una primera persona. Siento particular horror a la
narración en primera persona, que, sin embargo, sería contemplable en otros géneros,
notablemente en el reportaje, pero a la que se le ve escasa razón en la crónica, que
busca continuidades y asociaciones informativas sobre las que tenemos insuficiente
control para justificar la primera persona. Eso no quita, sin embargo, que la voz de la
interpretación se haga notar. Leemos, por ejemplo:
y estamos haciendo una crónica, aun en su modestia, porque hemos dado el salto de
escribir
7
Paul Ricoeur, “Temps et récit”, Du Seuil, 1987.
8
Paul Ricoeur, “ibid.” menor idoneidad", como hacen los detectives o los abogados litigantes.
9
Paul Ricoeur, “ibid.”
47
que correspondería al género seco.
Pinochet, vestido con un traje azul, camisa rosada y corbata roja, apareció tranquilo
[...] Un desgastado Pinochet, al menos en apariencia [...]
El trayecto de la crónica
El periodista se pone en marcha con los cables, añade más información, que obtiene
de la radio, y cabe incluso que oiga con su voz a alguno de los protagonistas de la
historia, y ya tiene con ello una primera aproximación, mínimamente directa, al “out
there”, pero no ha tenido ningún control sobre la entrevista, o las declaraciones que ha
escuchado, ni sobre las preguntas, ni sobre la posible reacción a las respuestas; ve la
televisión, donde se suceden escenas relevantes para su historia, y alcanza con ello un
grado algo mayor de proximidad a las cosas, en la textura plana y en el color televisivo
de la vida, pero seguirá sin haber podido decidir los encuadres, ni habrá tenido ningún
poder de decisión sobre los tramos de espacio; recabará información a sus fuentes para
perfilar, iluminar, en tender mejor algún aspecto del asunto, recordará sucesos
anteriores que puedan tener alguna relevancia para los lectores –no digamos, por
favor, “sus” lectores, que nunca han reconocido propietario–; puede darse el caso de
que se celebre a su alcance alguna rueda de prensa que guarde relación con el “bolo
48
alimenticio” que está montando, y allí el periodista gozará de una primera
aproximación directa, personal, visual y auditiva, de algo que está realmente pasando,
aunque sea en la versión domesticada por el protocolo, con hora de entrada y de
salida, presencia atestada de los profesionales de prensa –lo que es de todos acaba
siendo de nadie–; y ya, en el colmo del acercamiento a las cosas, puede hasta tener la
suerte de asistir a lo que, contrariamente, no tiene ni horario, ni escenario, ni
calendario; simplemente, a lo que pasa.
Vemos, por tanto, cómo engloba al género seco, cómo está formada por toda una serie
de afirmaciones que representan los hechos, sobre los que se ha tejido una tela
distinta que aspira a que se vea una primera exposición -la suya- del sentido de las
cosas.
Pero, llegados a este punto, veamos cómo son los periódicos y su división en
secciones, en las que tendrá que desembarcar la crónica -como también, el género seco-
y cuáles pueden ser las “afinidades electivas”, para usar la expresión de Goethe, entre
la misma y ese despliegue territorial de los diarios.
De lo duro y de lo blando
No todas las secciones en que están divididos sirven para lo mismo, ni aspiran a
expresar de la misma forma y con los mismos medios el mundo que nos rodea.
49
y Televisión (esta última puede aparecer integrada o no en la sección de Cultura-
Espectáculos, o incluso en la de Sociedad).
Las secciones duras son aquellas en las que tiene normalmente cabida el suceso, la
violencia inesperada, el cataclismo, o, simplemente, todo un mundo, aunque lo sea en
gran medida de declaraciones tanto o más que de acontecimientos físicos, en el que las
decisiones que se toman y se llevan a la práctica pueden ser significativas para la
historia del momento.
Las secciones blandas serán aquellas en las que los hechos se encadenan de una
manera mucho más libre, su contenido apela más al ocio del azar que a la necesidad
de las trascendencias. Nuestra vida la condicionan las secciones duras, y la alivian,
sólo en parte, las blandas.
Y esos dos tipos de secciones se hallan en relación muy directa con lo que podría
llamarse la agenda de supervivencia informativa del periódico.
La primera está constituida por todo aquello que el diario tenga como exclusivo,
quizá fruto de su propio trabajo investigador; la segunda es aquel calendario
informativo público, conocido de todos, aireado también por los otros medios de
comunicación, con respecto al cual la publicación deberá decidir qué tipo de
50
tratamiento informativo y qué ángulo diferenciador quiere darle, pero que no se podrá
sustraer de publicarlo. Y ocurre que las secciones duras están obligadas a un gran
consumo de agenda obligada, mientras que las blandas gozan de mucha mayor
autonomía a este respecto.
En medida sólo algo menor, ocurrirá otro tanto con las secciones de Nacional –
pensemos en el vastísimo repertorio de declaraciones de José María Aznar– y de
Economía, donde, además, el espacio dedicado a los acontecimientos internacionales
habrá de ser particularmente notable.
¿Quién no está obligado a dar todas las páginas que sea capaz del cónclave de
Davos? En medio de todo ello, la sección de Opinión, en principio dura por la seriedad
que habitualmente la asiste, tiene, sin embargo, características muy particulares,
puesto que en vez de contar con una materia prima de acontecimientos en bruto, se
mueve en el terreno de las tomas de posición sobre los presuntos hechos, y en el
proceso de distanciamiento intelectual que ello supone encuentra una placidez, una
domesticación de lo que ha pasado, que la sitúa en una tierra de nadie entre lo duro y
lo blando.
Incidentalmente, creo también que este difícil diálogo de ocupación del territorio
entre agenda obligada y agenda propia, en la necesidad de ir privilegiando lo propio y
exclusivo con respecto a lo inevitable y de todos, va a ser una de las grandes
cuestiones a resolver en el periodismo de mañana mismo por la mañana.
La agenda propia, en cambio, puede explayarse con mucha mayor facilidad cuando
operamos en secciones que no se ven tan sometidas a un marcaje nacional o
internacional de acontecimientos, como ocurre con Cultura-Espectáculos, Deportes y,
en menor medida, Televisión. Es mucho más fácil contar con un calendario o agenda
propia informativa en este terreno, donde lo único verdaderamente obligado son
ciertos fallecimientos, unos festivales de cine, unos certámenes literarios, unas
competiciones deportivas, que es cierto, en este último caso, que hipotecarán también
formalmente gran parte de la sección de Deportes, pero dejando todo un océano de
enfoques posibles. Más acá de todo ello, la Cultura, el Deporte y los Espectáculos
pueden, sin embargo, organizarte la vida sin el temor de Dios que se da en las
secciones duras, sin el temor de que si no cubres todos los acontecimientos vas a ser el
hazmerreír de la profesión.
Al igual que la naturaleza tiene horror al vacío, el ser humano lo siente por la
ausencia de previsión, por los territorios inexplorados y sin mapa de trabajo; por eso,
51
muchas secciones de Cultura y Espectáculos se buscan la vida llenándose de
obligaciones que no deberían ser necesariamente tales, como las mil presentaciones de
libros, discos, ruedas de lo que sea, etcétera, en las que el interés en que se publiquen
las cosas pertinentes es mucho más del productor que del lector.
Los problemas de Sociedad, finalmente, son de otra índole puesto que al ser esta,
más que una sección canónica, una confederación difícilmente sistematizable de
sensibilidades muy diferentes, lo primero que habrá que resolver es la forma de
agrupación de materiales de rúbricas ya clásicas como Medicina o Sanidad, Educación,
Tribunales, Medio Ambiente, Religión, etcétera con otras de “cachet” más reciente
como Comunicación y Ciencia, pero, en su conjunto, todo ello de contornos muy
elásticos, de forma que casi podemos tener tanta Sociedad como nos apetezca –¿es
Ciencia la conquista del espacio o es Internacional? –. Esa sección durablanda nos
exigirá, en primer término, una definición lo más precisa posible de lo que queramos
que esté dentro y de lo que releguemos a las tinieblas exteriores del resto del
periódico.
Volviendo a la aventura de los géneros, subrayemos que aunque todos son utilizables
en todas las secciones, no todos sirven para todo. El género seco estará muy a sus
anchas en las secciones duras, cubriendo aquella parte de la actualidad que
querremos que sea básicamente complementaria, aunque nada impide que un gran
asunto, una información de trascendencia pueda ser cubierta también con ese angular
en el caso de que el periodista considere oportuno que la subjetivación de la crónica
penetre lo menos posible en el texto. Veremos, sin embargo, que ello será poco
frecuente porque ni el periodista ni el periódico se avendrán fácilmente a renunciar a
la explotación del éxito que supone contar con todos los medios expresivos posibles –la
crónica o, en su caso, el reportaje– lo que solo puede contar el autor porque, si
hablamos de crónica, habrá hecho un esfuerzo de asociación y coordinación de un
material muy diverso, y si de reportaje, porque basará su trabajo en el relato de los
hechos de que ha sido testigo. Subrayemos de nuevo, sin embargo, que aquí sólo
tratamos de establecer un canon autosuficiente y de servicio, pero nunca un pliego de
órdenes para usuarios.
10
Publicación semanal en forma de historieta que, con dibujos de Boixcar y asuntos de la II Guerra Mundial, tuvo gran
éxito en la España de la posguerra.
52
Todo ello puede coronarse diciendo que la crónica es especialmente apta por su
versatilidad para su despliegue en las secciones duras del periódico.
Título:
Texto a cuatro columnas, cabecera de página impar, bajo fotografía de igual extensión,
entradilla en medida falsa de tres bloques, doce párrafos, dos ladillos, –distribución
estándar–, apoyo infográfico y 144 líneas de texto. La titulación, como vemos, es
fáctica, lineal, idéntica a la de la información seca, puesto que el material que se
maneja sigue siendo el de los hechos.
Hallado con vida uno de los cinco esquiadores de fondo que se perdieron el sábado en
Girona
Hasta ahora son sólo las cosas que han pasado. El “lead” es la primera frase de la
entradilla, donde encontramos la conclusión-resumen de los hechos:
La nieve y el viento se han cobrado cinco vidas desde el sábado en el Pirineo, donde
anoche además permanecían desaparecidas otras seis personas.
En esta primera frase, aparte de la conocida obsesión por “cobrarse algo”, hallamos
el clásico tono de la crónica: "La nieve y el viento se han cobrado cinco vidas...", para, a
continuación, detallar muertes y desapariciones, dar comienzo al relato completo, sin
omitir nada. El “lead” ha sido el “gancho” de lo que en su “completud” narramos.
Dos horas después, a escasos 200 metros, era encontrado con vida uno de los
esquiadores, Josep María Vilá, refugiado bajo una cascada.
Otras dos personas fueron halladas muertas en la misma zona el domingo tras haber
pasado la noche al raso, y otras dos fallecieron a causa de los aludes en Port Ainé
(Lleida) y Panticosa (Huesca).
53
Nada hay que diferencie a este texto de una información seca, salvo la mínima
alusión a que 200 metros pueden ser "escasos", y otra escapada hacia el terreno de la
valoración en el tercer párrafo de la primera columna, donde leemos:
[...] los excursionistas seguían una senda de montaña y se desviaron para descender
a través del torrente que, posiblemente, intentaron utilizar como vía de escape de un
temporal brusco [...].
A eso se reducen los momentos interpretativos del texto, pese a lo que cabe
argumentar que nos hallamos ante una verdadera crónica, muy ilustrativa, además,
de la enorme latitud que puede haber en el grado de personalización con que se
trabaje entre diferentes marchamos del género.
El resto es tan seco como húmeda era la nieve que sepultó a los infortunados
montañeros. Pero encontramos también aquí los elementos propios de la crónica en la
multiplicidad de escenarios: excursionistas y esquiadores en puntos geográficos
distintos del Pirineo, y de fuentes, bomberos, Generalitat de Catalunya, y los propios
municipios afectados. Con todo ello, el autor ha construido una crónica, en la que lo
que podemos echar en falta es la presencia directa, muchas veces imposible por
multitud de razones prácticas, pero en la que lo que se cuenta no es una adición de
sucesos trágicos, sino la historia de una tormenta única, de una gran conmoción
material que se desarrolla en un extenso frente geográfico. No por ello, desde luego,
nos hallamos menos ante una crónica de mínimos. Pero sigamos para comprobar cómo
se va de menos a más personalización, sin que tal cosa implique censura sino
exposición de una gama de posibilidades en la utilización del género.
Ese mismo día se publicaba en “El País” una crónica sobre el descubrimiento de los
mortales planes de ETA en la capital sevillana.
También nos hallamos aquí ante una información a cuatro columnas, página par,
foto en cabecera de página, entradilla en tres bloques de media falsa, 11 párrafos,
ningún ladillo lo que revela algún descuido, y 135 líneas, más un añadido, o pieza
independiente, que en la germanía del periódico llamamos “despiece”, y sobre cuya
naturaleza se hablará más adelante.
El título:
La policía sospecha que el coche bomba que ETA dejó en Sevilla buscaba matar a los
artificieros
Estructura también lineal, informativa seca, al igual que el antetítulo:
Los Tedax tardaron cuatro horas en desactivar el artefacto con 100 kilos de dinamita
que cumple exactamente las mismas funciones complementarias del referido a los
montañeros. El “lead”, sin embargo, es mucho más largo, hasta consumir la casi
totalidad de la entradilla.
Alrededor de las ocho de la mañana del pasado 31 de diciembre, los Tedax, artificieros
del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, lograban desactivar un coche
54
bomba con una carga de 100 kilos de dinamita, aparcado por integrantes de ETA
frente a la Tesorería de la Seguridad Social en Sevilla. La policía especula con la
posibilidad de que se tratara de una bomba trampa, destinada a explotar cuando los
Tedax se pusieran a trabajar en ella. [...]
El “lead” es totalmente seco, hasta el punto de llegar casi a rivalizar con la prosa de
gabinete telegráfico, cuando un arranque más de crónica habría podido ser:
Artificieros de la policía desactivaron ayer en Sevilla un coche bomba cargado con 100
kilos de dinamita, evitando que explotara ante un edificio público, donde podía haber
causado una tragedia.
El resto de la entradilla podría haber sido el comienzo de la información “per se”, con
el detalle de qué edificio era el amenazado, la especulación sobre la bomba-trampa
etcétera, aunque no es así y la narración continúa sin distinguir entre “lead” y
comienzo de la información. Pero lo que más nos interesa aquí es cómo el autor,
manejando con destreza la multiplicidad de fuentes, policía, Junta de Andalucía,
Partido Socialista de Euskadi, y diversos escenarios materiales, sí utiliza más
plenamente que el anterior los recursos propios del género, como cuando en la propia
entradilla califica la carga de "colosal cantidad de dinamita", para seguir con los
"sofisticados circuitos", y ya en el texto (comienzo del segundo párrafo de la primera
columna) "los expertos de la policía se emplearon a fondo", o aún más
significativamente, al formular una asociación de ideas no inmediatamente referida a
la información del día (comienzo párrafo de la segunda columna):
Por todo ello, si bien encontraremos suficientes ejemplos de información seca, nos
hallaremos mucho más frecuentemente ante mezclas de géneros, crónicas en las que
se den elementos de reportaje y de entrevista, reportajes que, inevitablemente
contarán con fragmentos de género seco y de crónica, entrevista o incluso análisis, de
forma que podríamos ir a una sistematización de nuestro trabajo estableciendo una
55
serie de subgéneros, tan larga como el número de cócteles informativos que es posible
concebir:
Hagamos ahora sólo un aparente inciso, puesto que seguiremos hablando en realidad
de lo mismo, antes de continuar con otras modelizaciones de la crónica.
56
limpiamente aún, puede ser la narración de un aspecto de la información que no se
toque en la misma, pero cuya ausencia no cree problemas de comprensión en el texto.
Se daba la paradójica situación de que el Estado tendría que pagar al País Vasco
pese a que este continuaba consumiendo de sus servicios generales.
57
“El Periódico de Catalunya”, en su última reencarnación en noviembre pasado de la
mano de su inagotable director, Antonio Franco, ha dividido, por su parte, los
despieces en dos fórmulas perfectamente distintas y complementarias entre sí. Lo que
se llama en la publicación: “Más Datos”, que es una recopilación de informaciones muy
estadísticas, sin ningún asomo de crónica, y, en segundo lugar, el modelo clásico, esta
vez sin denominación de origen, que corresponde al modelo ya mencionado. El primero
lo hallamos en la página 4 del Tema del Día del 3 de enero de este año de “El
Periódico”; y el segundo, en ese mismo ejemplar, en página 2.
The Washington Post Barak and Arafat Set for Peace Talks Both Sides Press for
Position Before Key meeting in Egypt
27 de diciembre de 2000, título y sumario, o subtítulo, a dos columnas, sobre seis que
tiene el periódico, ángulo superior de la derecha en la primera página, lo que en el
argot profesional se denomina “de salida”, que en la prensa norteamericana se
considera el mejor porque es adonde se dirige naturalmente el ojo –la prensa europea,
sin embargo, privilegia el orden de lectura de izquierda a derecha, empezando por el
ángulo superior izquierdo de la misma, es decir, de entrada–. Notemos, además, que la
inicial de cada palabra en todos los titulares del periódico se halla en mayúscula o caja
alta, lo que no es más que una curiosidad gráfica, muy tradicional en la prensa
norteamericana.
El titular:
nos dan la medida de una titulación que va más allá de lo lineal, en consonancia con
el carácter panorámico e interpretativo del género crónica; ésta admite, por tanto, al
igual que la linealidad, un cierto grado de aproximación interpretativa a los hechos.
Un título puramente lineal nos habría remitido probablemente a:
58
porque la reunión, que se celebraría en el balneario egipcio de Sharm el Sheik,
marcaba el fin de un período de dos meses en que el primer ministro israelí y el
presidente palestino no se habían reunido, y las conversaciones directas estaban
paralizadas.
Aun admitiendo que "preparados" sea un término lineal, puesto que nadie sabe
“stricto sensu” qué es eso de estar "preparados", parece claro que en el sumario se
describe cómo cada bando trata de llegar a la que fue inútil cumbre con la mejor
imagen negociadora posible, que es lo que dice el sumario.
Jerusalén. El primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yaser Arafat,
parecían estar el miércoles (ayer) preparados para reanudar las negociaciones,
largamente estancadas, sobre la firma de un tratado general de paz y el
establecimiento de un Estado palestino, planificando a saltos (“haltingly”) su primer
encuentro cara a cara en dos meses, en el que debatirían la conveniencia de usar las
amplias propuestas del presidente Bill Clinton como base de futuras conversaciones.
Efectivamente, el inglés es una lengua muy diferente de todas las neolatinas; tiene
unas características como de articulación ligera, con verbos adverbiales con los que se
puede hacer de todo, y, en general, cabe decir que un mismo número de caracteres
acarrea más volumen de significado que lo que correspondería en español, italiano,
portugués, francés o catalán; no en vano, las editoriales españolas admiten un
aumento de la cantidad de texto en la traducción del inglés al castellano de hasta un
15 por ciento, pero todas las grandes lenguas occidentales pueden escribir largo y
corto, y hacerlo bien o mal; sólo hace falta adecuar los medios a las intenciones, con lo
que una frase puede ser todo lo larga que se quiera cuando procede, como el texto que
firma Keith B. Richburg, jefe de la delegación en París del “Washington Post”, de
manera que constituya una yuxtaposición lineal de enunciados, en vez de iniciar esa
dudosa carrera de los incisos, a los que los españoles somos tan dados.
59
Así, el periodista avanza, siguiendo una línea recta entre dos puntos, a través de
cinco posiciones o enunciados informativos:
El párrafo más largo es de 14 líneas –el inicial, que equivale en su totalidad al lead, tiene 12–,
pero más de la mitad tiene como mínimo 10, mientras que el más corto es sólo de dos líneas:
En la práctica, esa técnica, que no busca necesariamente alternar párrafo largo con
párrafo corto, hace que los bloques informativos más breves cumplan una cierta
función casi como de ladillos, provocando altos momentáneos en la lectura. Última
curiosidad, las personalidades tienen derecho a que se les atribuya el tratamiento de
“mr.”, y algunos periódicos británicos llevan su celo hasta escribir “señor”, con “ñ” bien
coronada, cuando corresponde.
“Le Monde”. La información que tomamos de “Le Monde” es del mismo día, pero se
centra en la campaña electoral israelí ante los comicios previstos para el 6 de febrero
de 2001, en los que Barak debía enfrentarse al líder de la derecha, Likud, el ultra
Ariel Sharon.
Título:
Campaña electoral a tambor batiente en Israel
60
Entradilla:
Aparte de que los dos son antiguos generales, hay otra característica común que
caracteriza hoy a Ehud Barak y Ariel Sharon, candidatos al cargo de primer ministro
de Israel: su falta de legitimidad a ojos del rival. El primero carecería, según el Likud,
de todo derecho a negociar con los palestinos, y el segundo, para los laboristas, no
debería ni presentarse como candidato a causa de su responsabilidad en la guerra del
Líbano.
Los ex generales israelíes Ehud Barak y Ariel Sharon tienen en común, a los ojos del
otro, su falta de legitimidad para presentarse a las elecciones a primer ministro del 6
de febrero.
Los párrafos son mucho más largos que en el caso anterior, hay uno de 31 líneas y
otro de 30, y los puntos de descanso para el lector se hallan en el tránsito de una a
otra unidad narrativa, más el solitario ladillo.
El señor [también cortesía] Sharon encarna el drama de la guerra del Líbano en la que
se enfangó Israel durante 18 años.
Veamos también por su carácter arquetípico una crónica de “The Guardian”, uno de
los grandes diarios británicos, dirigido en el cambio de siglo por Alan Rusbridger, pero
cuyo gran impulsor en los años 80 y 90 fue Peter Preston, uno de los grandes
periodistas de la prensa occidental. El texto se refiere también a los acontecimientos
en Oriente Próximo, y parece que resume lo que es una crónica.
61
Título:
Al tiempo que los musulmanes celebraban en todo el mundo Eid al Fitr, que marca el
fin del mes más santo del Islam, los doctores de la ley pedían a los fieles que enviaran
sus “zakat” (limosnas) a los palestinos.
Sólo una crónica podía dar cuenta con semejante precisión de este tipo de necesidad
informativa.
He tratado de mostrar hasta aquí cómo la crónica es el elemento central en toda esta
constelación de géneros; por ello, volviendo al esquemilla del segundo capítulo, hay
que ver la geometría del sistema también en su circularidad. Como círculos
concéntricos sucesivos, los géneros parten de un núcleo duro, el átomo de la
información, que es la descripción de todo lo que se ve, se oye, se toca; el círculo
siguiente es el de la crónica, en la que el periodista partiendo de un hecho noticioso
inmediato o de un haz de ellos, que constituyen la mayor parte de lo que se cuenta
diariamente en los periódicos, y para darle todo el relieve explicativo posible el género
recurre a una multitud de formas de apropiación de la información, de las que la
mayoría tienen que ser indirectas por el carácter múltiple y distante de lo que se
cuenta, aunque sin excluir en algún caso la apropiación directa.
62
En la rueda, vemos, oímos, y si nos dejan, tocamos, pero habitualmente lo
informativamente significativo será lo que se diga; las ruedas son comunicados
hablados a la vista de un reducido público de profesionales. Pero, al mismo tiempo,
son una especie de punta de iceberg, puesto que todas parten de un no-dicho anterior,
que es el conjunto de circunstancias y situaciones a partir del cual alguien decide que
ha llegado el momento de convocar a la prensa; y ese no-dicho puede ser tanto o más
voluminoso e interesante que lo que realmente allí se diga, así como también puede
tener una capacidad de prospectiva, de forma que son, uno y otro, el antecedente y el
consecuente de la noticia, susceptibles de ser evocados por el informador, que hará uso
de la memoria, del archivo, de lo que conoce sobre el asunto, etcétera para componer la
historia. Todo ello hace que el periodista prefiera en muchos casos trabajar la rueda de
prensa como crónica. De otro lado, pese a que, formalmente, es el periodista el que se
apropia por sí mismo de la información, el material que obtiene seguirá siendo,
básicamente, indirecto porque es un material común, que compartirá; por ello, la
rueda de prensa será la forma de vida periodística más primaria dentro de lo que ya
es, sin embargo, un primer contacto con el “out there”. La barahúnda de los hechos
dentro de una jaula con un domador-periodista que ha reducido casi exclusivamente a
declaraciones eso que llamamos realidad.
La relativa indeterminación de la crónica hace, por tanto, que orille los límites de los
restantes géneros, además de contener elementos informativos de cada uno de ellos.
Hasta el punto de que, como veremos en el capítulo dedicado al reportaje, hay textos
en los que es sumamente difícil establecer si lo que tenemos entre las manos es un
reportaje o una crónica, porque, a fragmentos, los textos pueden ser ambas cosas a un
tiempo. La crónica limita con todos los demás géneros. Es el fluido central del
periodismo.
63
Capítulo V
Primos de la crónica: el análisis y otros ensayos
En la secuencia del capítulo II se ha situado el análisis inmediatamente a
continuación de la crónica; pero también se ha apuntado que el análisis puede ser
visto como un subgénero dentro del anterior. Las dos geometrías son válidas. De igual
forma, en el análisis estaría contenido el editorial, mientras que el perfil se hallaría
tan cerca de la crónica como del reportaje, aunque ambos sean susceptibles de ser
abordados individualmente.
El grado de personalización tanto del análisis como del perfil es, sin embargo, algo
mayor que el del género madre de todos los géneros, la crónica, aunque la apropiación
del material informativo se haya hecho a través de la multiplicación de las fórmulas
indirectas y directas ya conocidas.
¿En qué consiste la diferencia entre análisis y crónica? ¿Por qué el material del
análisis es algo más “nuestro” que el de la crónica? El análisis tiene como objetivo el
verdadero desiderátum del periodismo:
Lo que tratan de hacer todos los géneros, con su correspondiente panoplia de medios
expresivos, es lo que pretende el análisis, pero liberándose para ello de toda limitación
técnica o de estilo, de forma que el autor pueda volcar todos sus conocimientos sobre la
materia en el texto.
El análisis
El análisis sigue aferrado a ese principio cardinal del periodismo informativo, por el
que el autor no prefiere nunca un resultado sobre otro, no valora moral ni
políticamente lo sucedido.
No expresa, por ello, opiniones sino conclusiones, pero siempre detallando la cadena
causal por medio de la que presente al lector un determinado tipo de interpretación,
aquella que no se limita a asociar para mostrar (como en la crónica), sino que desvela
los motivos y los objetivos de la acción que se procesa como noticia.
64
Este género no se entendería, obviamente, sin firma personal, ni le bastaría una
acreditación de responsabilidad del propio periódico. Al mismo tiempo, sigue sin verse
la necesidad del “yo” del narrador, como en la crónica, aunque, a diferencia del caso
anterior, no creo que deba darse una exclusión tajante del mismo; el carácter de
investigación de los hechos debería favorecer la tercera persona, pero también puede
darse el caso de que los argumentos que se aporten para llegar a las conclusiones
correspondientes, hayan sido directamente vividos por el autor, en cuyo caso no hay
razón para excluir terminantemente el “yo”. En esas circunstancias, sería incluso
preferible esa primera persona que ese horror contemporáneo que es "el que esto
firma", "el autor de estas líneas", "el periodista", etcétera, que todos, sin embargo,
hemos usado alguna vez.
El análisis no trata de una manera noticiosa la información del día, sino que trabaja
“a toro pasado”. Por ello, el grado de sobrentendido puede ser mucho mayor que en los
géneros anteriores. Estamos ante una fórmula especializada, en la que se le supone al
lector un conocimiento mayor de las implicaciones del texto. No estamos rompiendo a
informar, sino que, después de haber informado, explicamos.
De todo lo anterior, se deducen los problemas y las trampas con las que tropieza el
análisis. El primero de ellos es que nada es más fácil que ponerle el rótulo de
“análisis” a cualquier artículo personal, aquel en el que exponemos nuestro punto de
vista, que equivale, tantas veces, a nuestras puras preferencias.
El artículo no es un análisis
65
Con frecuencia hemos oído decir que Ortega y Gasset era un excelente periodista,
con lo cual se pretende, a la vez, hacerle un cumplido al gran pensador – ¡hasta sabe
de periodismo! y a la profesión la banalidad a la que se dedican ustedes los periodistas
es capaz de atraer firmas tan insignes–. Pero, en uno y otro caso el cumplido es
innecesario. Ni Ortega era un periodista porque escribiera artículos en los periódicos,
ni los periodistas necesitan –aunque sí es así, santo y bueno– que se les decore el
periódico de grandes firmas para hacer con ello un buen periódico.
Una de las cosas que, por cierto, me parecen gravemente distorsionadas en buena
parte del periodismo latinoamericano, es que tanto los propios profesionales como la
opinión ilustrada consideran grandes periodistas a los principales columnistas de
prensa, cualquiera que sea su relación intelectual o de trabajo con la fabricación de un
periódico. Por eso, el periodista puede ser un articulista, pero, no necesariamente el
articulista es un periodista. Los grandes periodistas son, a mi modo de ver, los que
han inventado esa maquinaria de relojería, que en su planteamiento ha de alcanzar la
“completud”, que es un periódico.
La excursión al editorial
Sobre el editorial, por alusiones, hay que decir que es un artículo del que se hace
responsable el periódico, razón por la cual no aparece firmado, y se aparca en zonas
bien diferenciadas de la publicación. Esto no es exactamente así en todo nuestro
entorno, puesto que la tradición en la prensa francesa es la del editorial firmado, del
que puede o no responsabilizarse el propio director, pero que, en cualquier caso,
expresa, también, el punto de vista de la publicación. En el mundo anglosajón, sin
embargo, la práctica ha sido siempre la del anonimato editorial. Los modos, sin
embargo, están cambiando puesto que “Le Monde”, que dirige JeanMarie Colombani,
–el gran reformador en los últimos años de la publicación, cuyo trabajo es una
magnífica reinvención del veterano título francés– ha introducido recientemente la
práctica de los editoriales anónimos, que sólo van tácitamente firmados por el
periódico.
En relación a qué cosa puede ser eso del editorial, se ha sentido en este manual la
tentación de incluirlo en la nómina de los géneros, como uno más, específicamente el
último del recorrido, puesto que en el mismo se da el grado máximo imaginable de
personalización, donde el autor, el periódico en funciones de oráculo y a veces de
esfinge, ostenta la propiedad absoluta del material, puesto que puede escribir lo que le
dé la gana; pero, de nuevo, nos hallamos, como en el caso del artículo, más allá del
campo de lo preceptivo.
El editorial no es más que un análisis que va más allá del intento de desvelar por
qué pasan las cosas que pasan, para comunicar al lector lo que está bien y lo que está
mal, aquello a lo que se opone o apoya la publicación. Eso parece que hace al editorial
más compacto, normalmente con menor capacidad de riesgo que el análisis; el
editorial tendrá que demostrar capacidades analíticas, información en ocasiones
privilegiada, familiaridad con el asunto, todas ellas características indispensables del
análisis, pero en último término deberá justificarse por una opinión, sagrada y
abstrusa palabra que lo puede todo y a la que se le permite todo. Esa opinión, por otra
parte, no emanará de una persona, como en el análisis, sino de un colectivo intelectual
66
que tendrá que expresar un sentimiento más central y con menos aristas que lo que
aparezca firmado individualmente. Los editoriales que tratan de un mismo asunto, y,
fundamentalmente, cuando éste se prolonga en el tiempo –el aborto, el terrorismo de
ETA– deben mantener una coherencia que sostenga la línea del periódico.
Visto todo lo anterior, este manual se ratifica, en cualquier caso, en que no estamos
ante un género, sino un mero avatar del análisis, aunque con personalidad propia.
Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto armado en el sur de
los Balcanes.
Las condiciones están servidas para que estalle un nuevo conflicto armado en el sur de
los Balcanes.
En tanto que el resto del párrafo enumera esas condiciones. El autor establece de
salida un punto de vista sobre un material informativo ya conocido, de forma que el
enunciado de hechos se limita a lo necesario para que haya una “percha”, como se dice
en la jerga profesional, relacionada con la actualidad, aunque esto último no es
67
imprescindible, ya que se puede hacer un análisis de sucesos alejados en el tiempo
insuficientemente esclarecidos. Pero lo que tiene que hacer ahora el autor es justificar
esa declaración.
En el texto, que tiene ocho párrafos, 125 líneas –extensión también estándar en un
periódico de este formato– y unas 700 palabras, el autor dedica los párrafos segundo,
tercero y cuarto, al desarrollo argumentativo de por qué Kosovo, cómo en Kosovo, y
quién en Kosovo, o sea, la geopolítica, las circunstancias sobre el terreno y el carácter
de los protagonistas.
Ahora se abren dos caminos: si predomina la guerra, si Milosevic sigue aplicando sus
métodos, hay que esperar una extensión del conflicto.
Kosovo tiene frontera con Albania; de momento, se han concentrado tropas en esa
frontera, pero entrarían en Kosovo, si las barbaridades contra sus habitantes se
agravan.
[...] Una crisis en Macedonia podría provocar el desmantelamiento del país, ya que
muchos de sus vecinos –Bulgaria, Grecia, Turquía tienen reivindicaciones territoriales
[...]–.
Pero hay dos problemas que revisten una urgencia inmediata: que Serbia cese en su
represión y retire su policía; que Milosevic acepte la comisión de conciliación que
encabeza Felipe González [...].
Por eso, imponer a Serbia que acepte la comisión de Felipe González se convierte en
un problema primordial.
1. Propuesta.
2. Argumentación.
3. Perspectiva.
4. Solución (si ha lugar).
5. Cierre, que puede ser futurible.
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En el texto, aunque se califica de manera abrupta a personajes como Milosevic y a su
política represiva –lo que es un lugar común tratándose del ex presidente yugoslavo–
no hay toma de posición, entendida ésta como preferencia moral o política en lo que se
refiere a la disección de los problemas. Se trata sólo de comprender lo que pasa, prever
consecuencias, contramedidas y dibujar un panorama de la inminencia.
En 1994, Felipe González se negó a presentar la dimisión como forma de asumir las
responsabilidades políticas nacidas de los escándalos protagonizados por altos cargos
de su Gobierno [...] su posterior decisión de aceptar la candidatura crea el peligro de
que los socialistas se sientan tentados a buscar en las urnas la absolución política
moral y penal de las acusaciones [...] lanzadas contra el Gobierno durante estos
últimos años: en tal caso la solución del problema de hoy crearía otros mucho más
graves el día de mañana.
69
Los análisis, aunque tengan una espina dorsal común, no serán, sin embargo,
idénticos a tenor de las secciones en que se publiquen y aparecerán mucho más
frecuentemente en las secciones duras que se hallan más en demanda de explicación.
Es un texto a cinco columnas, sobre ocho que tienen las páginas interiores del
periódico, con título y sumario, 17 párrafos, 165 líneas, y unas 850 palabras (que
equivalen a más de 1,000 en español).
Título:
Doubts bar way to pact in Clinton twilight [Dudas en la búsqueda de acuerdo en el crepúsculo de
Clinton]
Y sumario:
Israeli concessions raised hopes of a deal but Palestinians are wo rried by lingering
ambiguities [Las concesiones israelíes hacían esperar un acuerdo, pero los palestinos
recelan de ambigüedades no disipadas]
Las perspectivas de un acuerdo final entre Israel y los palestinos antes de que el presidente
norteamericano Bill Clinton concluya su mandato este mes, parecía depender ayer de que se
superara el escepticismo palestino.
70
Expectations were raised [Crecieron las expectativas] [...].
The Clinton proposals suggest formulating a clause [...]. [Las propuestas de Clinton
apuntan a la formulación de una cláusula, según la cual las partes reconozcan el
derecho de los refugiados al regreso bien sea a la "Palestina histórica" o a su "patria"].
Shlomo Ben Ami, ministro de asuntos exteriores israelí, dijo, sin embargo, ayer, que el
regreso de un gran número de refugiados palestinos a lo que hoy es Israel era
totalmente inaceptable.
The next few weeks [...]. [Las próximas semanas es probable que haya más aproximaciones al
abismo, más filtraciones y a falta de un acuerdo, más violencia [...]. Clinton es el amortiguador
entre Barak y Arafat y Arafat quiere librarse de él.
Olvidémonos, por tanto, del presunto análisis que, aunque observe las reglas del
género, sea sólo un comentario voluntarista del teletipo.
Pero, sobre todo, la razón de haber presentado este texto ha sido la de mostrar la
fluidez que existe entre ciertos géneros, la casi imposibilidad de encontrarlos en
estado puro en la naturaleza, como ya se ha dicho, y, más aún, que veamos cómo un
texto de estas características es una alquimia de equidistancia entre la crónica y el
análisis. La crónica contendrá siempre elementos de análisis, y que el análisis, en
71
cuanto que tiene que referirse a los hechos, se servirá, aunque sea mínimamente,
como hemos visto en Azcárate, o en mucha mayor medida en Pradera, de material de
crónica; pero, lo notable es cuando se logra un virtual “ex aequo” como en este caso, en
el que una estructura muy propia del análisis usa casi tantos elementos de
información del día como material propio, con el objeto total de explicar por qué pasan
las cosas que pasan.
Título a dos columnas (sobre seis, pero de anchos variables en la misma página),
sumario, 22 párrafos, 198 líneas, unas 1,200 palabras y, como en el caso británico, sin
ladillos.
Título en interrogante, con lo que la propuesta, siquiera disimulada por la solo
aparente humildad de la pregunta, es la de convencernos de que el nacionalismo
francés es intrínsecamente malo para la construcción europea:
Hay una teoría de la peor posibilidad para Europa en la que Francia se convierte en
motor de la división interna, porque es tan incapaz de cambiar que paraliza el
desarrollo de la construcción europea con su obstinada defensa de sus vetustos mitos y
particularidades nacionales.
Los dos siguientes cotejan la propuesta con los hechos, tal como los entiende Vinocur:
aunque dura, la teoría no deja de tener algún fundamento. [...] En la cumbre de Niza,
el presidente Chirac, flanqueado por el primer ministro Jospin daba una imagen de
Francia en Europa en su versión más “rígida” y “arcaica”. [...] en una negación de la
72
evidencia de que Alemania tiene más población que Francia, Chirac insistió en
mantener la paridad de voto entre los dos países en el Consejo de Ministros, tras
asegurar que el pacto había sido sellado para la eternidad por Adenauer y De Gaulle.
En los párrafos séptimo a décimo, el autor desarrolla las razones y características del
ascenso paralelo de Alemania, notablemente el fin de la guerra fría que libera a Berlín
de ataduras bien conocidas. Los párrafos siguientes, hasta el decimoctavo, detallan
diversas actitudes francesas, básicamente negativas ante la reforma estructural, tanto
de la economía como del pensamiento, lo que completa el argumentario. Para volver,
en el antepenúltimo y penúltimo, a cerrar el capítulo alemán con un claro
perspectivismo:
Creo que este análisis revela uno de los problemas que plantea operar desde una
atalaya mundial, como le ocurre a cualquier gran periódico norteamericano, que es el
de que la política exterior de la potencia hegemónica mundial se halla mezclada en
todos los casos de algún interés planetario.
73
por su ámbito será mayor que el de sus pares en el extranjero, pero, al mismo tiempo,
la tendencia a asumir los intereses políticos de su país podrán llegar a colorear
excesivamente su texto. La paradoja radica en que el observador de una nación menor,
aunque esté, normalmente, peor informado, puede, sin embargo, arrojar una mirada
mucho más desapasionada al mundo que le rodea.
Con el análisis, el periodista puede, al igual que en los géneros hasta ahora
visitados, decir todo lo que quiera, directa o indirectamente, sin más limitación
expresiva que unas convenciones técnicas, que se doblegarán siempre a nuestro
superior criterio; que eso no degenere en pura y simple manipulación, sólo dependerá
del periodista que no querrá que las cosas sean de una determinada manera, sino que
buscará la manera necesaria para que la representación sea la que da mejor sentido a
las cosas.
Dentro del vasto mundo del análisis, primo menor de la crónica, habita también el
perfil. Si el análisis es una tentativa de dar explicaciones al vasto y abstracto mundo
de las cosas, el perfil, como en una reducción del angular informativo, se enfoca, en
principio, sólo sobre un personaje.
Igual que en el caso del análisis, este subgénero trabajará sobre una “percha”, un
acontecimiento de actualidad, lo que lo emparenta también con la crónica.
Aunque muchos perfiles se hacen sobre recortes de archivo, lo que los convierte en
una biografía más o menos inteligentemente comentada, esta debería ser una labor de
especialista, puesto que hay una diferencia muy grande entre hacer un perfil habiendo
visto y oído al personaje –haberlo entrevistado, por ejemplo– y trabajar desde el
anonimato.
De nuevo, el “yo” del autor parecerá aquí irrelevante, salvo que éste pueda aportar
una vivencia singular y personal que consienta más que exija la primera persona.
García Márquez puede hacer un perfil de Fidel Castro en primera persona, pero el
común de los mortales es mejor que se abstenga. En ese mismo sentido, también
parecería que los perfiles asimilan mal opiniones o interpretaciones demasiado
concluyentes, salvo, de nuevo, si es como consecuencia de una vivencia muy directa, de
la que uno puede responder con su firma.
La prensa anglosajona es una gran cultivadora del perfil, de igual forma que la
literatura inglesa es muy dada al género biográfico, o al de viajes que sería el perfil de
una geografía o de una sociedad. Comparativamente, en cambio, el mundo latino no
está tanto en esa tesitura.
74
2001, a cinco columnas, 15 párrafos, 245 líneas, y unas 1,250 palabras –bastante largo
para los estándares españoles–.
Título:
Y sumario:
Cuando las mujeres rusas votaron al presidente Putin el hombre más sexy de Rusia,
sus razones eran tan simples como reveladoras. Según una de las votantes: "No bebe,
no fuma, hace deporte, quiere a su mujer y a sus hijos. ¿Qué más se puede pedir?". Y
otra: "Me da miedo. O sea que me conviene".
Tras esta presentación, que es como las cartas credenciales del personaje, el
periodista, Robert Cottrell, hace la debida marcha atrás y rememora la llegada al
poder de Putin, los resultados electorales de marzo de 2000, etcétera, para hacer el
recorrido, primero, de ese año en el poder, y sólo a partir del cuarto párrafo, comenzar
su biografía cuando aún no era un hombre público. Estructura clásica, y válida tanto
para la crónica como para el género seco: comenzar por lo inmediato, para, luego,
retroceder en el tiempo hasta un comienzo más cronológico de la historia.
La parte central del perfil, tras el apunte biográfico “stricto sensu”, es una
especulación perspectivista; con todo aquello que cabe esperar del presidente ruso en
su tarea reconstructora del Estado, para terminar con los problemas y los activos con
que cuenta, una Duma, unos tribunales de Justicia y unos medios de comunicación,
globalmente favorables. Toda la pieza está concebida con la extrema prudencia con la
que hay que hablar de un personaje claramente en construcción –como subraya la
fotografía elegida para el reportaje: un busto de Putin, ni siquiera terminado– y el
cierre se ajusta también a todo lo que se ha reseñado sobre lo mucho que cunden los
futuribles.
Todo ello le da al señor Putin un interés muy grande en hacer que el Estado funcione.
Si tiene éxito, todos, en principio, lo celebrarán. En la práctica, todo dependerá de qué
clase de gobernante vaya a ser, dado el tiempo y los recursos con que cuenta. Rusia no
sabe todavía si ha elegido a un primo carnal de Tony Blair, o al hombre del KGB.
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En “El País” del 5 de marzo de 1998 apareció un perfil cuya técnica apenas es
distinta de la del caso anterior, firmada por un servidor sobre el entonces jefe de
Gobierno de Israel, Benjamín Netanyahu. Se trata también de establecer el perfil de
un personaje, que a sí mismo, según el autor, se ve en términos fuertemente
históricos.
Título:
El líder ultra israelí, entre dos modelos históricos, que fueron decisivos en tiempos
críticos de sus respectivos países, como espejos en los que le gustaría mirarse. De
entre las dos aparentes posibilidades –el que se hace (De Gaulle) y el que nace
(Churchill) – Netanyahu correspondería más bien al primer grupo, si bien "le ha
debido costar bastante"; ¿quizá es que no se ha salido muy bien a sí mismo?
Su devastada Némesis, Simon Peres dijo en una ocasión: –"La elección para un
político consiste en optar entre ser una estrella o un héroe. Si quiere ser lo primero,
pide un sondeo para averiguar qué tiene que hacer; si lo segundo, ha de correr
riesgos–". Benjamín Netanyahu parece llamado al estrellato".
La gráfica posible en forma de línea recta de la estructura posible del análisis sería:
1. Percha de actualidad.
2. Apunte biográfico.
3. Demostración de la propuesta.
4. Final prospectivo.
El perfil-investigación
El perfil se puede entender también desde otros ángulos, y de la misma forma que en
su modelo más clásico es una forma de la crónica, el perfilinvestigación sobre un
personaje, en torno al que se plantea un trabajo mucho más de averiguación de quién
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“realmente” es, tiende a emparentarse con el reportaje, sin perder nunca por ello las
características del análisis.
Título:
His life after 300 deaths [Una vida más allá de 300 muertes]
Sumario:
El asesino en serie Harold Shipman no muestra remordimiento. Así son sus años en la
cárcel.
Desde muchos puntos de vista sería el vecino perfecto, como ha demostrado cuando ha
podido hacerlo.
Éste es el estilo de gran parte del texto, que recorre con minuciosidad secretamente
horrorizada la jornada carcelaria del Dr. Muerte. El texto es largo, 336 líneas, y unas
1,650 palabras. Su momento culminante, en consonancia con el arranque del texto, se
produce cuando los autores buscan las asociaciones de ideas más significativas para
un público británico:
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Sólo avanzada la narración, a la mitad de la segunda columna, retroceden los
autores hasta el tiempo del juicio y de su vida criminal, de lo que se había informado
anteriormente en toda la prensa británica. Para terminar, la prospectiva siempre, con
el riesgo futuro de nuevos “Dr. Muerte”:
En último término, las ocasiones que un médico tenga de abusar de su posición están
limitadas, por definición, por el tipo de pacientes que se pongan en sus manos.
Shipman (nótese que los presos no son “señores”) aún se vanagloria de que tenía más
pacientes que ningún otro médico de cabecera de Manchester porque "era popular y se
fiaban de mí".
Probablemente pasará el resto de sus días entre rejas. Pero no hay ninguna garantía
de que llegue a reconocer que ha recibido lo que se merece. ¿Acaso, el diablo es capaz
de comprender que ha pecado?
Información directa, interpretación fría pero muy visual de las cosas, el contexto
justo, utilización de las comillas que irrumpen en el texto sin “dijo” ni “afirmó”, porque
el sobrentendido de quien habla es concluyente, y un retrato con el grado necesario de
asombro para transmitirlo tal cual a los lectores.
Cumplida toda esta parte del recorrido, llegamos a la primera aproximación directa
a eso de ahí afuera: la entrevista.
11
Mario Vargas Llosa, “La fiesta del chivo”, Alfaguara, 2000.
78
Capítulo VI
El out there comienza por la entrevista
El camino de los géneros, de la menor a la mayor personalización, de la menor a la
mayor apropiación intelectual del texto por parte del periodista, presenta en su
ecuador un punto de inflexión; o, quizá, porque es un punto de inflexión es un ecuador.
La inmensa mayoría de las informaciones que obtenemos han tenido como base una
entrevista, el encuentro en estado puro, entre el periodista y la fuente.
Pero, dentro del sistema en el que estamos trabajando, lo que publicamos como
entrevista, probablemente con algún tipo de tratamiento gráfico específico, es el
primer género en el que deberá producirse una apropiación completa del material por
parte del autor. Recordemos también que sólo en el paso siguiente, el del reportaje,
quien firma alcanza la plenitud de la apropiación directa; y, por ello, podríamos ver
también la entrevista como un primer apunte de reportaje; una visita al “out there” en
la que el escenario está habitado por una sola persona, que además nos está
esperando, por lo que nos hallamos ante una versión, naturaleza muerta de las
exuberancias que crecen ahí fuera. La entrevista como reportaje domesticado; la fiera
de la realidad aguardándonos en el zoo de un despacho.
79
La entrevista es el género de ficción veraz por antonomasia. Difícilmente
encontraremos nada más literario, más directamente creativo que la entrevista. Las
entrevistas en alguna medida se inventan todas, pero no por ello tienen que dejar de
responder a la verdad. Y eso es así porque la misma idea de la entrevista es una
utopía periodística: llevar a cabo una transcripción del lenguaje hablado al escrito,
como si eso fuera posible, y, sobre todo, como si pudiera tener algún sentido.
Recordemos que cuando hablábamos de los entrecomillados, decía que para que el
periodista se haga a un lado y deje que alguien tome la palabra en su lugar lo que
tiene que decir ese alguien ha de ser especialmente relevante, ha de tener mucho más
sentido dicho por el interesado que expresado en la pluma del periodista, o bien debe
sonar tanto a lenguaje hablado que tenga una fuerza de expresión que no se alcanzará
nunca con nuestra propia voz narrativa.
A la vista de todo lo anterior, hay que decir que la entrevista es el apocalipsis del
entrecomillado, por lo menos cuando se trata de la modalidad pregunta-respuesta, que
enseguida veremos en qué consiste. Pensemos en cómo hay que aquilatar en la
elección de los entrecomillados para llenar una pieza entera, una página o más, casi
exclusivamente de lo que ha dicho de manera presuntamente literal el entrevistado,
con esa irrupción masiva de lo hablado, tan difícil de aclimatar en el medio escrito.
Empecemos por ver que lo que nos dice el entrevistado es siempre literalmente
inmanejable, aparte de que 30 minutos de conversación tomados al pie de la letra o
incluso eliminando repeticiones, carraspeos, y tiempos muertos dan para llenar varias
páginas de cualquier periódico tabloide; de otro lado, nadie, excepto los intelectuales
franceses que hablan directamente como escriben, para la posteridad o, al menos, para
las galeradas de su próximo libro, es capaz de expresarse de forma suficientemente
inteligible para que el periodista pueda, o mejor deba limitarse a contar lo que nos
dicen; hay que contar, por el contrario, lo que nos quieren decir, que es algo que sólo se
le puede aproximar, aunque, sin duda, habrá frases o expresiones clave que
deberemos preservar; pero no soñemos con que es posible o conveniente “transcribir”,
porque lo que hay que hacer es “escribir”. Y si esto vale para la entrevista hecha en
nuestro propio idioma, pensemos que la mayoría de las entrevistas de Internacional se
hacen en inglés, o en alguna lengua extranjera, donde tenemos que traducir de un
idioma a otro, con lo que la necesidad de “escribir” es todavía mayor. Es bien sabido lo
de “traduttore, traditore”.
80
para que podamos encontrar el camino de vuelta de la conversación al papel. Por todo
ello, la entrevista es la solución periodística de un pasable rompecabezas.
No es sólo que el orden del cuestionario no tiene por qué ser el orden narrativo para
su publicación, sino mucho más. La respuesta a la pregunta número tres podrá darse,
y ni siquiera de una sola tirada sino normalmente a fragmentos, en las contestaciones
a las cuestiones números, cinco, nueve y diecinueve. El periodista, tanto si trabaja en
su propia lengua como con la ajena, tendrá que hacer corte y confección, buscar,
recortar, repelar, adjuntar lo que nos han querido decir, aquello que nos ha llegado de
la manera caótica que corresponde al lenguaje hablado. Por eso, la entrevista es una
obra hasta cierto punto de ficción, porque prácticamente nada ha ocurrido tal y como
lo contamos; pero lo que “debería haber ocurrido”, lo que de verdad expresa lo que los
protagonistas querían que ocurriera, eso es lo que contamos. No en vano, en muchas
entrevistas de la prensa norteamericana podemos leer como encabezamiento de la
misma: "A continuación, algunos fragmentos (“excerpts”) de la conversación que
(fulanito de tal) sostuvo con (la publicación)".
Todo esto puede poner muy nerviosos a jóvenes aspirantes a periodistas, a los que se
les llena la boca con esos términos de los que ya se ha hablado como objetividad,
incluso ética, fidelidad a los hechos, etcétera. La fidelidad a los hechos, muy al
contrario, consiste en saber que nadie sabe cuáles son los hechos, y que hay que
adivinar y acertar lo que le están diciendo a uno para poder reconstruirlo
comprensible y verazmente.
Modelos de entrevista
Aunque es posible hacer una relación casi tan extensa como se quiera, nos
concentraremos aquí en tres técnicas diferentes, cada una de ellas más adecuada a
intenciones profesionales también distintas.
81
Éstas serían:
1. Pregunta-Respuesta.
2. Romanceada.
3. Temática.
4. “Romanceado”, sin preguntas formuladas como tales, sino sólo con alusiones a
los asuntos a tratar, que permiten recoger las respuestas, “romanceándolas”
también, entre comillas, o alternando ambas posibilidades.
82
5. Finalmente, la entrevista temática, que se emplea muy poco en la prensa de
nuestro entorno, es, sin embargo, corriente en las grandes publicaciones
semanales norteamericanas como “Time y Newsweek”, y consiste, tras la
preceptiva presentación del asunto y del personaje, en una serie de bloques
informativos encabezados por títulos o ladillos que contienen, agrupadas, las
respuestas del entrevistado a una serie de cuestiones, preferentemente de tipo
general. Se leerá, por ejemplo: “Economía”, y tras el encabezamiento, aparecerá
lo de relevante que se haya dicho sobre el asunto. Por eso, son temáticas.
Pero todo eso no son más que vaguedades. El modelo pregunta-respuesta no es más
preciso que el romanceado, y puede incluso que lo sea menos. La “objetividad” de esta
o cualquier otra fórmula es una ficción, lo que no quiere decir que las entrevistas
realizadas con arreglo a la misma no puedan ser veraces. Eso no quita, sin embargo,
que la “ilusión” que crea de literalidad, empezando por el propio entrevistado sobre el
que puede ejercer notables efectos calmantes, la haga aconsejable-inevitable para
altas personalidades, aquellos de quienes el lector tenga derecho a esperar
declaraciones lo más precisas posible.
El monarca hachemí decía que "no faltaban meses, ni semanas, sino días" para que
la situación degenerara en violencia –no llegó a decir "guerra"–.
83
preguntas. De igual manera, el formato “romanceado” será especialmente útil cuando
la persona entrevistada sea mucho más –o mucho menos– que un productor de
declaraciones –cuesta imaginar una entrevista pregunta-respuesta a una estrella de
Hollywood; ¿quién querría saber únicamente lo que contesta a nuestras preguntas
Marilyn Monroe, prescindiendo de cómo ha visto el periodista a la estrella? –; o
cuando haya contexto, cuando el lugar en el que se realice la entrevista tenga un
interés descriptivo porque haya un “out there” llamativo a nuestro alrededor; no todas
las entrevistas a personalidades del mundo de la política se celebran en un anónimo
despacho, y ni siquiera todos los despachos son igual de anónimos; o también en ese
tipo de entrevista como instantánea, en la que se espera una respuesta rápida y
concisa a algo normalmente chocante.
Las buenas entrevistas piden un estudio previo del personaje, al que hay que tratar
de conocer lo mejor posible. Ello nos permitirá hacer no sólo preguntas relevantes,
sino establecer de salida las credenciales del entrevistador. No es lo mismo acercarse a
un alto representante del organismo que sea y arrancar con la entrevista formal,
aunque sea formulando preguntas interesantes, o tratar al comienzo de la entrevista
de demostrarle que conocemos a fondo el “dossier”, que nos hemos molestado en leer,
en preguntar sobre su vida y su obra.
Es correcto fabricarse un cuestionario, llevar algo apuntado, quizá unas ideas, pero
no me parece recomendable agarrarse al mismo como si fuera un salvavidas, porque
todas las situaciones han de ser reconducibles; a un determinado tipo de respuesta no
tiene por qué seguirle la pregunta que se lleva anotada, sino que puede evocar un
camino probablemente diferente, una repregunta, o hasta un replanteamiento
instantáneo de la entrevista.
84
cualquier caso, el periodista no tiene ninguna obligación de mantener aquellas
cuestiones a las que no le han contestado lo que preguntaba. Las preguntas se tienen
que reconstruir una vez que el periodista haya decidido qué respuestas le ha
proporcionado el material sonoro que proceda. A tales respuestas, tales preguntas.
Creo muy firmemente también que las entrevistas no son una justa de gladiadores,
en la que el periodista centra todo su esfuerzo en demostrar al lector –al entrevistado
sí que ha de demostrárselo– lo inteligente que es, lo mucho que sabe del asunto, cómo
acorrala al personaje y le obliga a confesar sus culpas; entre otras cosas, porque si le
acorrala es seguro que no confesará nada; las confesiones de verdad sólo se hacen
inadvertidamente, cuando el entrevistado se siente en equivocada confianza.
¿Significa todo ello que hay que engañar al entrevistado? Nada de eso.
En esa misma tesitura, las preguntas –o lo que es válido para cualquier formato,
como todo lo anterior, pero mucho más directamente para preguntarespuesta– han de
ser lo más breves posible, como propias de un médium que es el periodista, no un
amigo o un igual del entrevistado que está pasando un rato de charla con él; los
periodistas entrevistadores no existen más que de forma inducida, como agentes que
desatan lenguas. A medida que avanzamos en la entrevista –versión publicada– igual
que ocurre en los géneros seco y crónica, podremos emplear menos palabras en la
formulación de las cuestiones sucesivas, porque nos apoyaremos en los sobrentendidos
que hayamos ido creando con nuestras preguntas y con las respuestas obtenidas, de
forma que las primeras sean cada vez más breves. Habremos ido soltando lastre para
gastar nuestro capital simbólico de palabras de la manera más eficaz posible.
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Capítulo VII
El out there comienza por la entrevista (Continuación)
Desfile de modelos
Entrevista “romanceada” del diario norteamericano “USA Today”, que publicó “El
País” el 14 de enero de 2001, con lo que ya nos llega expertamente traducida. Una
entradilla general en cabecera de página, abastecida por el propio diario, da paso a la
entrevista. “El País” ha mantenido desde hace bastantes años un plan estable de
presentación del género: nombre del entrevistado y por debajo, el cargo que ocupa,
precediendo al título.
George W. Bush Presidente electo de Estados Unidos "Estoy listo para la presidencia"
Una de sus candidatas para el Gabinete acaba de verse obligada a retirarse, otros son
motivo de controversia, y él va a asumir el cargo la semana próxima, cuando muchos
norteamericanos están todavía irritados por la elección más ajustada y reñida que se
recuerda. El presidente electo, George Bush, dice, sin embargo, que "está totalmente
en paz". [...] En una hora de conversación en Blair House, la vivienda para los
invitados presidenciales, en Pennsylvania Avenue, enfrente de la Casa Blanca, Bush
parece confiado y sin inmutarse ante las secuelas de su caótico camino a la
presidencia.
Llega con 20 minutos de antelación a la cita tras comer con [...]. Bush está pensativo.
Dice que no va a mirar a sus padres cuando jure el cargo, porque sabe que va a ser un
momento muy emotivo. Habla de que va a cambiar cuadros que cuelgan en el
Despacho Oval [...].
Las autoras, Judy Keen y Mimi Hall, sitúan en los tres primeros párrafos –la
entrevista tiene 22 párrafos, 308 líneas, y unas 1,750 palabras– al personaje en el
momento y en el lugar; y como no se sienten en la obligación de recoger entre comillas
todo lo que consideran digno de publicación, cuentan con su propia voz lo que les
parece oportuno de las declaraciones del presidente electo, dando sólo paso a la
literalidad cuando creen que es conveniente “oír” sin intermediarios la voz de George
W. Bush. Y en vez de hacer preguntas buscan los momentos en los que la propia
narración dé pie a que el entonces presidente electo se explaye sobre ciertos asuntos.
Y ofrece algunos detalles sobre sus nuevas prioridades: [...] "Es el plan que presenté en mi
campaña", afirma. "Creo que no sólo cumpliría los objetivos que son reducir todas las tasas
marginales [...]".
86
En este texto del “Times de Londres” del 12 de enero de 2001, hallamos una
entrevista a Robert Bourne y a su señora, el constructor del Dome del Milenio, uno de
los grandes fracasos propagandísticos de la era Blair, en la que con 43 párrafos, más
de 350 líneas y unas 2,000 palabras, sólo aparecen entrecomilladas como
declaraciones del empresario poco más de 60 líneas, y, sin embargo, el periodista, que
hace a la vez perfil y entrevista, nos da cuenta de su vida y milagros, aunque, como las
anteriores, hartándose de los "he said".
El señor Bourne, tostado por el sol, ataviado con su imagen de marca, un conjunto de
Armani azul marino, se hallaba de lo más expansivo acerca del Nuevo Laborismo.
"Blair no pierde comba. Sabe lo que la gente necesita, lo que la economía necesita. Se
preocupa, es un tipo estupendo, ha transformado el partido laborista y atraído a
personas como yo que antes estaban con los conservadores", dijo.
El texto, además de buena parte de la primera página, ocupa tres más en el interior,
pero es que se trataba de la primera entrevista que concedía José María Ruiz-Mateos,
recién conocida la expropiación del conglomerado Rumasa. La entrevista tiene 825
líneas, lo que equivale a algo más de 4,100 palabras, más un despiece de 90 líneas y
casi 500 palabras.
Dada la trascendencia del momento se comprende que la fórmula solo pudiera ser
pregunta-respuesta –26 preguntas y alguna respuesta cuya extensión sobrepasa la
media columna de texto–. La presentación es totalmente clásica, de forma que se
entrelazan en la entradilla el entrecomillado de Ruiz-Mateos con el perfil y la
situación del personaje. (Ver apéndice).
Titulación:
El deseo del autor de ser especialmente literal es muy evidente, desde el comienzo.
Entradilla:
"Yo no estoy en lucha [...]", afirmó ayer en una larga entrevista concedida a “El País”,
José María Ruiz-Mateos, presidente de Rumasa hasta que la pasada semana el grupo
fuese expropiado por una decisión del Consejo de Ministros que se materializó en un
decretoley. Este hombre, que alguna vez se definió como más empresario que
banquero, que era un “outsider” en la comunidad financiera española, aseguró una y
87
otra vez, con gran vehemencia, que no tiene miedo de ir a la cárcel porque cree en la
justicia [...].
Y en un ejercicio inusual, para ese “dar fe” tan subrayado de lo que el autor está viendo y oyendo,
concluye la entradilla, haciendo una relación de todo aquello a lo que el empresario no quiso
responder. A mí que me registren.
Ruiz-Mateos contestó a casi todas las cuestiones [...], excepto a las siguientes: ¿Cuál de
las empresas perdidas le duele más? ¿Cuál ha sido su principal error? ¿Qué cantidad
piensa recuperar vía justiprecio o, en su caso, indemnización? ¿Cree posible que con
Rumasa se repita el caso del diario “Madrid”? ¿Qué defensa va a emplear para
desbloquear la situación en la que se encuentra el holding?, y ¿tiene Ud. capacidad de
reacción o ya está derrotado? Estuvo presente e intervino en la entrevista el asesor
legal de Ruiz-Mateos, Alejandro Rebollo.
[...] tiene un miedo casi patológico a que los fotógrafos de prensa, que acampan a la
puerta de su casa con potentes teleobjetivos, puedan localizarle. Lo mismo ocurre con
la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el periodista usando papel y
lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir fielmente su pensamiento, su
estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga conversación, Ruiz-Mateos parece más
relajado. "Hablo con el corazón", dice, y cada poco pregunta si le crees. Su capacidad
de convencimiento es infinita: cuando habla de Rumasa es un iluminado con pocas
dudas sobre el modelo.
Como puede verse, un gran esfuerzo notarial, hasta el extremo de que, difícilmente,
se puede escribir con una mayor economía de medios, personalizar menos, dentro de
los límites del formato.
Ángel Santa Cruz, en su momento uno de los especialistas de “El País” sobre los
Balcanes, se apuntó el éxito de entrevistar a Radovan Karadzic, considerado criminal
de guerra por el tribunal internacional de La Haya, y, en aquella época, presidente de
la república secesionista serbia de Bosnia. Entrevista pregunta-respuesta, aparecida
el 16 de julio de 1995, sobre una extensión de casi dos páginas, algo más de 500 líneas,
18 preguntas y unas 2,500 palabras.
Título:
Despiece:
88
Santa Cruz ha hecho una entrevista pregunta-respuesta que, ni a posta podía haber
resultado más conforme a los planteamientos de este sistema, lo que, sin embargo, no
está necesariamente ligado al hecho de que sea profesor de la Escuela.
Radovan Karadzic [...] psiquiatra de profesión y poeta por afición, tiene 50 años, es un
hombre alto, bien trajeado, fornido, capilarmente exuberante y hablador. Karadzic
recibió a “El País” [...] tres días después de que sus tropas conquistaran Srebenica,
deportaran a más de 30,000 habitantes musulmanes e hicieran prisioneros a todos los
hombres en edad de combatir.
Karadzic recibe en la primera planta de una antigua fábrica de motores a las fuentes
de Pale que le sirve de residencia oficial. En su despacho, que huele a nuevo y al que
se accede después de pasar unos controles de seguridad más que benignos, hay dos
mesas, una con muchos papeles y fruta y la otra con grandes mapas. El rasgo más
sorprendente de su personalidad es la distante naturalidad con la que se pronuncia
sobre hecatombes pasadas o venideras en Bosnia.
Karadzic ha recibido el primer tiro en la frente, pero nadie puede negar que Santa
Cruz está describiendo las cosas, tal como las ve y entiende. La "naturalidad" que el
autor ve en su interlocutor contrasta devastadoramente con aquello de lo que
Karadzic habla.
"¿Está Vd. dispuesto (el Vd. me parece, sin embargo, innecesario, porque el
tratamiento ya está indicado por la persona del verbo) a hacer la paz?"
"¿El plan para Bosnia del Grupo de Contacto (Rusia, EE'UU, Francia, Alemania
y Reino Unido) está descartado?"
"¿Qué no es correcto en este plan?"
"¿Se han impuesto una fecha límite para marchar contra estos enclaves?"
89
lado, el texto está hecho de preguntas y repreguntas; a una negativa de Karadzic a
admitir que hayan bombardeado objetivos civiles, apostilla Santa Cruz:
"He visto en Sarajevo edificios enteros de vecinos destruidos por su artillería. ¿Eran
emplazamientos de armas pesadas?"
Las preguntas, como corresponde a un personaje que tiene muy ardua la salvación
eterna, son duras, ponen en dificultades al entrevistado, pero lo importante es que si
este queda bien o mal ante los lectores son siempre sus respuestas las que así lo
determinan.
Santa Cruz es sólo un médium para un fin informativo que es evidente que él no
desea que sea favorable a Karadzic, pero el entrevistado es el que se cuelga a sí mismo
con sus declaraciones; de la misma forma, la condena del serbio-bosnio en el despiece
es tan formidable cuanto austera, y por ello doblemente efectiva. Santa Cruz no dice,
formalmente, nada por sí mismo, sino que es el psiquiatra jefe el que, sin querer, nos
recuerda que los monstruos viven en el vecindario.
La técnica es la que nos permitirá decir lo que queramos, cualquiera que sea el
género utilizado. En este caso, la imagen negativa de Karadzic sale muy reforzada
porque el formato, con su apariencia de inocuidad, le da una intensidad que en el
“romanceado” se habría perdido en medio de la propia narración, salvo que ésta fuera
sólo una diatriba, lo que siempre es de recusar.
90
Capítulo VIII
El reportaje, ADN del periodismo
El paso definitivo en este recorrido del cero al infinito, cuyo objetivo es el de abrazar
toda la realidad susceptible de tratamiento informativo, lo damos en el dominio del
reportaje.
Nos hallamos, por tanto, ante el “yo” de autor más subrayado posible, que nos
permitirá juzgar, valorar, llegar en nuestras interpretacionesopiniones más lejos que
en cualquier otra fórmula anterior, por supuesto, siempre respaldadas con nuestra
firma, de manera que el lector sea el jurado inapelable de las apreciaciones y
conclusiones del periodista. En esta situación, me parece evidente que la presunta
separación de hechos y opinión habrá pasado a mejor vida. Opinamos, pero con un
trabajo detrás y a beneficio de inventario. El artista jugándose el tipo en el alambre.
Hay que repetir, sin embargo, que difícilmente se presentará ningún tipo de
reportaje en estado puro, y que si es de escenario, no por ello dejará de requerir
determinadas complementariedades, búsqueda de otras fuentes, contexto, etcétera,
que corresponderían al reportaje virtual, o si se trata de un reportaje
predominantemente virtual no excusará tampoco la posibilidad de personarse “in
situ”, que podrían aportar retazos de reportaje de escenario.
Lo que unirá, en último término, estas dos grandes fórmulas será como siempre la
clase de apropiación del material por parte del autor, que es cierto que, en principio,
será de carácter tan total y directo como en la entrevista, pero sin la limitación que
esta entraña de desarrollarse en el circuito cerrado de un encuentro con horario, fecha
y calendario; diferentemente, estará abierto a las inmensas posibilidades de lo de ahí
afuera, lo imprevisible. Sobre esta misma base, veremos en este capítulo una
categorización, aunque nunca exhaustiva, de los tipos de reportajes posibles.
Paralelamente, como hemos visto en este recorrido, el reportaje englobará todos los
géneros que le “preceden”.
No sólo retendrá todo el texto seco que consideremos conveniente; más aún, en pura
teoría al menos, nada impide que un reportaje se escriba íntegramente en ese género,
aunque no parece probable que ni periodista ni periódico se apunten fácilmente a esa
posibilidad, puesto que en la misma medida en que el material sea propio, ambos
91
buscarán el máximo lucimiento ante el lector. La personalización le ganará la vez a la
austeridad.
Aunque los propósitos de este libro dejan de lado cuestiones capitales como el diseño
gráfico de los periódicos, quede mencionado al menos que si género seco y crónica
merecerán un tratamiento estándar, que no los distingue entre sí en su puesta en
página, el reportaje –como el análisis y el perfil– suele pedir una presentación
específica más ornamental y, sobre todo, una titulación que puede privilegiar lo
alusivo, salvo que arranquemos con noticia propia, en cuyo caso mantendremos la
formulación lineal. Con lo inédito no se juega.
La redacción de este trabajo ha servido, por otra parte, para comprobar hasta qué
punto se ha producido en los últimos años una bajamar del reportaje, o lo que es lo
mismo, su acantonamiento en las partes blandas del periódico, sobre todo, en los
suplementos, a favor de una temporalidad más laxa de los asuntos. Es lo que hay
quien califica, a veces con intención positiva y otras con seguro desprecio, de reportaje
de “color”; en otras palabras, de servir al ocio del lector.
Cuando tengamos todos los medios expresivos en la mano, cuando lo que sepamos,
hayamos visto y oído, sea sólo cosa nuestra, cuando en virtud de lo anterior nos
convirtamos en fuente de nuestra propia información, es cuando ésta nos distinguirá
más y mejor de nuestros competidores.
92
a veces el mal llamado “color”, porque el periodista se hallará en el centro de un
mundo, de algo que se mueve a su alrededor, que verá y oirá tanto como interrogará.
Qué quietas están las cosas y qué bien se está con ellas, por todas partes sus manos
con nuestras manos se encuentran
con su descripción de las cosas que “están”, que nos rodean, pero que escasamente
“pasan”, expresa versiones respetabilísimas del periodismo de todos los días. Hallamos
ahí excelentes posibilidades de crónica y de análisis, los perfiles no faltan, aunque el
género seco seguramente no le haría justicia. Pero el “blanco móvil”, la historia de la
cosa en movimiento, rebelándose contra sí misma sin necesidad de preaviso, siempre
morará en los dominios del gran reportaje.
Al otro lado del espejo, de lo visual y de lo sonoro que será este reportaje de
escenario, hallamos el reportaje virtual, aquel que carece de una sede geográfica
determinada, en el que no hay, por tanto, elementos básicos de visualización, y donde
construiremos la historia unitaria –no simplemente una estructura dotada de un hilo
conductor como en la crónica– a partir de declaraciones de personajes, testigos,
contexto, etcétera. Y este tipo de reportaje virtual se puede basar en hechos
generalmente conocidos, sobre los que, por tanto, no puede haber apropiación
intelectual directa por parte del autor, o en elementos de información que no sean del
dominio público, obtenidos por el periodista para construir sobre ellos un texto tan
inédito como el tipo de acontecimiento espontáneo que recoge el mejor reportaje de
escenario; en este último caso, nos hallaremos ante un reportaje virtual de
12
Juan Ramón Jiménez, “Antolojía poética”, Losada, 1969.
93
investigación, que puede ser un ejemplo de “blanco móvil” a tan justo título como
cualquier reportaje de escenario.
Éste sería, según el plan anterior, un esquema de las parcelaciones básicas del
género.
División territorial:
a) Reportaje de escenario.
b) Reportaje virtual.
División temática:
a) Reportaje de escenario estático.
b) Reportaje escenario-blanco móvil.
c) Reportaje virtual sobre hechos conocidos.
d) Reportaje virtual de investigación-blanco móvil.
Son 12 párrafos, a cinco columnas, con título a cuatro, 171 líneas, y unas 850
palabras.
Título:
94
aceptado un título más alusivo? En la entradilla se establece ya una geografía y unos
protagonistas, ante los que se halla el autor:
En el Día de la Hispanidad, que aquí siguen llamando de la Raza, en una breve rasa
del valle de Ríoverde, a media hora de helicóptero de Medellín, en las montañas del
Oriente de Antioquia, el Gobierno de Bogotá y la guerrilla de la sierra, como dos
desposados, se prometieron ayer fidelidad mutua y la búsqueda de una paz verdadera.
[...]
[...] Apostados por toda la explanada, con mirada de asueto, pero pasamontañas como
ala de cuervo y lana tupida, había un centenar de guerrilleros de ambos sexos, tan
jóvenes muchos de ellos que llevaban la pubertad en la punta del fusil.
Texto de 37 párrafos, 412 líneas y casi 2,500 palabras, que practica una fórmula
efectista, pero de mucho abolengo: una voz parece que le habla directamente al lector.
Está usted en territorio tamil. Somos los Tigres de Liberación y luchamos por un
Estado independiente. Nada ni nadie nos detendrá".
95
Jaeyam, el jefe, magnum al cinto, habla tamil, como el resto. Un anciano de 80 años
oficia de intérprete, en el claro de la vegetación de la jungla, en medio de un calor
asfixiante y nubes de mariposas amarillas. Los ruidos de fondo son de insectos
enloquecidos y de los equipos de radio que los guerrilleros tamiles. [...]
Santa Cruz tiene que intercalar copiosa información de contexto, que en algunos
casos constituye verdaderos apuntes de análisis, porque Sri Lanka –la antigua
Ceilán– cae bastante más a trasmano que Colombia; el autor recorre las posiciones
tamiles acompañado del citado Jaeyam, e interroga a quien se deja, pero subrayando
un medio físico, en el que las cosas adquieren en sí mismas gran representatividad
narrativa:
En una cabaña con techo de hojas de cocotero, en un claro de la jungla, mientras otros
vigilan entre los matorrales, están los guerrilleros que tienen en jaque a 20,000
soldados y a un dispositivo militar tan formidable como la India no había desplegado
fuera de sus fronteras desde 1971, cuando Bangladesh.
Van descalzos, vestidos con el onhi, una especie de falda que llevan muchos hombres
en Sri Lanka. Cada uno es un arsenal humano. No fuman ni beben.
Los blancos móviles en estado puro son muy caros, con lo que hay que conformarse
con los que aún conserven los estertores del movimiento. Ignacio Cembrero fue uno de
los primeros periodistas occidentales en entrar en el campo de refugiados palestinos
de Chatila, en las afueras de Beirut, que, junto al vecino de Sabra, fue arrasado por
milicias cristianas ante la contemplativa actitud del ejército israelí, su patrón en la
guerra del Líbano, a cuyo mando se hallaba Ariel Sharon.
Sin llegar a situarse en la primera persona, Cembrero nos introduce, sin embargo,
muy vívidamente en el infierno:
Varios periodistas que efectuaban a primera hora de ayer una gira para visitar las
zonas de Beirut [...] descubrieron horrorizados en la entrada sur del campamento de
Chatila los cadáveres de 63 personas, en su mayoría mujeres y niños, algunos recién
nacidos, asesinados durante la noche.
Las caras de los cadáveres, ya en plena descomposición a causa del húmedo calor
beirutí, presentaban aún la expresión de horror de los momentos que precedieron a su
muerte.
96
Algunos niños estaban abrazados entre sí, un recién nacido mostraba signos de haber
sido degollado, varias mujeres no llevaban falda, y daba la impresión de que habían
sido violadas, antes de ser asesinadas.
El periodista confiesa haberse sentido horrorizado, pero ésta debe de haber sido sólo
una actitud personal, de sí para sí, porque el texto es de una frialdad tan
impresionante como para demostrarnos, con la salvedad de algunas especulaciones
sobre los muertos palestinos, que es posible escribir en género seco, lo que, por otras
características que considero predominantes, es un gran reportaje de oportunidad.
Habría sido injusto pedirle, además, al periodista que hubiera estado allí mientras
se consumaba la matanza, porque lo cierto es que nadie le había rogado que se pasara
por aquel sumidero. El blanco, por ello, se hallaba todavía en movimiento, con trágica
literalidad, dando sus últimas boqueadas.
Enmurallado en la penumbra del taller, la gran Ansaldo luce con insistencia. Letras
rojas pintadas con aplicación se destacan sobre el vientre negro de la caldera:
“Erythrean Railways”. En una fosa, bajo la enorme locomotora, dos hombres en azul
de faena sueldan una última pieza a la chimenea. A la hora de la pausa, Gueresguiher
Cardelli y Mebrahtu Kidane, 81 y 83 años, respectivamente, emergen ágilmente, el
rostro cubierto de sudor. La Ansaldo, un rutilante modelo 1925, Gueresguiher y
Mebrahtu tienen casi la misma edad que la máquina. Hace un cuarto de siglo que el
tiempo se detuvo para ellos, cuando el último tren entró en la estación de Asmara. La
locomotora se oxidaba en una vía muerta invadida por la hierba silvestre, y los dos
ferroviarios se habían jubilado en sus casitas a dos pasos de la vía férrea, sin dejar de
mirar a la máquina con ojos de enamorado en trance. Y un día de 1994 les llamaron
para que volvieran a poner en uso la “ferrovia”, la mítica línea construida por los
italianos entre 1887 y 1911 [...].
Como ellos, una cincuentena de veteranos respondió al llamamiento del joven Estado
de la Eritrea independiente, otros han llegado de Alemania, Estados Unidos, Arabia
Saudí...
El blanco no puede estar más inmóvil que la propia locomotora, pero éste es un
reportaje muy literario, con un escenario muy a mano, y, sobre todo, un gran número
de interlocutores.
97
El paisaje habitado por el hombre, que lo remoza tras el cataclismo de la guerra, y
vive días en los que tiene que reinventarse a sí mismo en el proceso de reconstrucción
de un pequeño país africano. El reportaje está políticamente muy decantado a favor
"del joven Estado", rozando en ocasiones la propaganda, lo que me parece, pese a lo
noble de la motivación, un poco barato.
Enero de 2000, “Washington Post”, 36 párrafos, para sólo 190 líneas y unas 1,100
palabras.
3 Taiwan Ships Arrive in China, Closing a 50-Year Gap [Tres buques de Taiwan
llegan a China poniendo fin a una ausencia de 50 años]
Primer párrafo:
Con su hijo de tres años a rastras, Huang Zicheng salió el martes a pasear por un
camino muy ventoso junto al agua, aquí en la costa sureste de China. Bajo los cielos
caliginosos podían divisarse perfectamente unas islas que pertenecían a otro país, allá
a la entrada del puerto. Cuando era niño, el señor Huang dijo, nadie podía acercarse
aquí por miedo a que hubiera guerra con Taiwan. "Era una zona militar", dijo. "Les
oíamos hacer fuego de artillería al otro lado".
Aparte de los molestos “dijo”, ¡qué gran principio para una novela de Pearl S. Buck!
En una de las fórmulas más clásicas de la prensa norteamericana, los personajes
encarnan, representan escenarios, situaciones, problemas. Una parte de la historia de
ese puerto chino, avanzada de Pekín ante el régimen nacionalista de Taiwan, nos la
contarán este u otros personajes en un esfuerzo por reconstruir una imagen de
escenario estático, aquello que la prensa occidental no pudo cubrir directamente
porque no lo permitieron las autoridades chinas.
Estamos en el lugar, pero más que los hechos noticiosos que ya se han producido,
encontramos a los interlocutores que nos permiten revivir la escena.
Y un blanco hieráticamente inmóvil, pero donde hay una buena pintura del aire, es
el reportaje de Francisco Peregil, aparecido el 29 de noviembre de 1992, a dos páginas,
algo menos de 500 líneas, unas 2,200 palabras, y cerca de 100 párrafos, en lo que es
una larguísima conversación coral, que a veces parece de zarzuela, en el negocio de los
pitonisos y videntes de Madrid.
Cuando ellos terminan de leer las cartas y abren el turno de preguntas, escuchan con
suma atención las primeras palabras que pronuncian los clientes; si preguntan sobre
las relaciones con su jefe, vislumbran un superior con pocos escrúpulos, que es lo que
muchas veces ellos creen que el cliente quiere oír. Si el que paga no pregunta por una
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mujer en concreto, la respuesta al hablar de amores suele ser la misma: "No veo a
corto plazo una relación estable". [...] Carteles, fotos, mazorcas de maíz colgadas en la
pared, lechuzas en miniatura sentadas sobre sillas de 20 centímetros y un intenso
efluvio de rosas que el vidente llamaba su "olor de santidad". [...] Cuadros, esculturas,
objetos colocados en rigurosa paridad simétrica, un piano que el pitoniso toca de oído y
ni un metro cuadrado libre de ornamento [...] se sube por unas escaleras
destartaladas.
publicado a página entera del periódico, 9 de enero de 2001, 13 párrafos (¿por qué
será que los franceses escriben “más largo” que nadie?), 390 líneas, y casi 2,400
palabras, el autor sobrecoge en un constante vaivén entre la gran perspectiva, la
Amberes histórica y monumental, y el miniaturismo de ciertas situaciones.
¿Hay que desesperar de Amberes? ¿Olvidar de repente que debe su gran fortuna al
océano, y resignarse a cambiar de siglo en el relente de alguna de sus tabernas, donde,
a fuerza de cerveza, se vomita al extranjero? ¿Olvidar que a la sombra de su catedral
atracaban un día los barcos del Congo, y dejar toda una historia de borgoñones
juerguistas, hidalgos sombríos, austríacos, judíos expulsados del Sur o huidos del
Este, agostarse en la exaltación de una Flandes orgullosa y pura? ¿Olvidar que
Rubens dio clases en Venecia, que al ayuntamiento le viene su elegancia de una
fecunda bastardía ítalo-flamenca, y no oír más que estas tres palabras que recorren la
ciudad: "Nosotros, los primeros"? ¿Desesperar de Amberes?
Es difícil que tantos interrogantes seguidos hayan dicho más, hayan sido menos
cargantes, y abarcado tanta historia, arte, cultura, política, ciudad.
Basta con pasar bajo los raíles de la estación central para acercarse a la caja de
caudales de la ciudad. Tres calles, vedadas a la circulación, erizadas de cámaras, tres
Bolsas y docenas de oficinas bien apalancadas. Dos tercios de la producción mundial
del diamante en bruto allí se negocian, día tras día, con discreción. Más de 15,000
millones de dólares en volumen de negocio, que los judíos instalados en el barrio desde
hace cinco siglos, comparten hoy con indios que desembarcaron sólo hace 20 años. En
Houvenierstraat, entre la sinagoga y el snack de kosher, reina el “business as usual”.
Elecciones, crecimiento del Blok, cordón sanitario son fenómenos lejanos.
Equilibrio paisajístico con antropología del lugar. La movilidad del blanco reside
aquí en la capacidad de hallar una entre tantas Amberes posibles y hacer mucho más
que dejar que hable. Habrá quien, legítimamente, no se pirre por este tipo de reportaje
que la gran prensa francesa sigue cultivando como nadie, pero ya que el género se
99
apega tanto a lo tangible, a aquello de lo que nos convertimos en fuentes o repetidores,
bien está que haya quien aspire a ver con el reportaje las ruinas del tiempo en la
historia de una ciudad.
“Reportajes virtuales” Y, dentro ya de lo virtual, una versión tan útil como frecuente
es la del reportaje que los franceses llamarían de “estado de la cuestión”, el que pone
al día un problema, una crisis, alternando la crónica de hechos más o menos recientes,
con la auscultación de personajes. Sin necesidad de una percha extraordinaria, y con
un blanco quieto pero bastante inquieto, Belén Cebrián, profesora de la Escuela,
publica en el suplemento de Negocios, 30 de mayo de 1999, un reportaje redactado
desde una sostenida glaciación, hecha tanto de prudencia como de datos, en el que la
autora examina la situación de Iberia en pleno proceso privatizador. Un texto a página
entera, 14 párrafos, 230 líneas y unas 1,100 palabras.
Título alusivo:
Belén Cebrián esmalta su visión del caso con las voces consultadas, de forma que lo
que leemos es una opinión-interpretación de la autora, apoyada en las fuentes. El
sistema vale tanto para un marco relativamente pequeño y manejable cual es una
compañía aérea, como para un país o todo un pueblo. La técnica nunca es inocente,
pero cuando está bien aplicada, como en este caso, sí, impune. Sirve para lo próximo y
lo lejano, lo grande y lo pequeño, lo difuso y lo estadístico.
Uno de los más extraordinarios reportajes dentro de este mundo virtual que yo
jamás haya leído es el titulado (moderadamente alusivo):
Pero sólo hay personaje desde un punto de vista técnico, porque en esa época Astiz se
hallaba en paradero desconocido. No se pudo, por tanto, hablar con él. Pero, la autora
sí nos deja oír otras muchas voces, en ocasiones directamente, o, las más,
“romanceadas” para reconstruir el personaje del canalla que no lo parecía.
100
Es un reportaje sobre-virtual, a voces, dominadas por la de la propia autora, cuyo
objetivo es, como Murnau, hacer el muñeco de un monstruo 13.
[...] Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo, la locura,
quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas.
Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual que
ahora, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón claro
acariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante caballeroso de oficial
de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta atención excesiva.
Gran promesa del espionaje argentino, se infiltra en el grupo de las Madres de Mayo.
Se le puede imaginar fácilmente: joven, rubio, guapo, simpático, tierno, el hijo con el
que todas aquellas mujeres desangradas podían identificarle [...] se convierte para
ellas en El Rubito, alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su
vez.
La Marina, que la autora ha descrito como el arma más frustrada por su rivalidad
con el Ejército, le ofrece entonces al marino lo que mejor podía darle: una guerra de
verdad; Malvinas, 1982. Y el mejor de todas las promociones, asesino de monjas
13
F. W. Murnau, “El Golem”, 1921.
101
francesas, ciudadanas suecas, y torturador de su propio país redondea una vida con la
evidencia final del oprobio:
[...] El teniente de navío Alfredo Astiz pudo finalmente combatir contra verdaderos
destructores, contra cañones auténticos y soldados entrenados como él para la muerte.
Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que pegarse un
tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso, ahora, quienes le recuerdan dicen que es un
monstruo con fisuras, un monstruo con los pies de barro.
El autor hace un reportaje también virtual, de blanco algo más sedentario, que se
halla como en la equidistancia de los dos anteriores. Es una reconstrucción coral, como
102
el de Astiz, pero las fuentes consultadas son fundamentalmente de auscultación
intelectual, no de reconstrucción de la vida de nadie; en vez de un torturador es el
cisma en un pueblo entero lo que hay que recomponer. Se podría decir también que es
un gran reportaje de diseño, porque primero se diseña lo que uno quiere encontrar y
en el interior de ese cuadro marco se construye un edificio con las fuentes que lo
sustentan. Todos los grandes reportajes, llamémosles “nacionales”, han de responder
fácilmente a estas premisas, porque no se ausculta a un pueblo como quien va al
dentista, un rato por la mañana. Ello no deja de entrañar, por supuesto, que el
periodista sea capaz de reajustar su punto de mira, cosa que siempre ocurre cuando,
como aquí, se trata de componer un dibujo, que es todo lo contrario de hacer que sea el
dibujo el que imponga sus condiciones a la realidad.
A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el PNV una
utopía irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha reconocido
alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por una broma de la
historia". Pero no está dispuesto a renunciar.
[...] Ningún ámbito escapa así a la sospecha. Jon Juaristi asegura que "con la
degradación actual la independencia sería un horror, que conduciría a una guerra
civil. Un Estado vasco sería hoy sólo posible bajo la forma de una dictadura".
Relativamente pocos párrafos –28ª causa de las largas tiradas del comandante, para
885 líneas, y algo menos de 4,500 palabras–. Descubrimos en la pieza aun sin
103
necesidad del microscopio una entrevista de base, que es como la espina dorsal que
recorre y sostiene todo el texto; un perfil de Castro que aparece como a saltos entre
peroratas; un análisis no sólo del personaje sino de la Revolución cubana; y
emulsiones de reportaje aquí y allá, como trataré de mostrar, hasta formar un friso
periodístico de un tiempo, un líder y un país. La crónica y el género seco son, aquí,
aparte de los géneros mencionados, básicamente formas de escritura, que se dan
cuando Cebrián recurre a desplegar el contexto o a mirar con el ojo de la agencia.
El perfil:
A sus 58 años tiene todas las características del seductor y todas las condiciones del
líder. Lo mismo en público que en las conversaciones privadas, sabe dar siempre con el
tono y el contenido de lo que los demás quieren oír. [...] A veces me recuerda las
memorias de algunos emperadores de Roma que escribían, guerreaban, gobernaban,
disfrutaban, administraban y decidían la historia [...]. El imperio viajaba con ellos
como con Castro viaja la revolución. [...] Esa incontenible afición suya a ser
protagonista de su propio espectáculo [...]. Trabajador infatigable, es noctívago y
duerme bastante poco durante el día. [...] Exuberante, ingenuo a veces, parece un niño
que quiere todos los juguetes para él. [...] España es una nostalgia que le desborda,
aunque no lo confiesa.
El análisis:
Los cuadros del Gobierno, los militares, los técnicos, la clase dirigente de Cuba, todos
se han formado en Moscú, en Rumanía, en Bulgaria, en Hungría. El ruso ha
sustituido en gran parte al inglés como segunda lengua, y los esfuerzos de
institucionalización del régimen para cuando Fidel falte se han hecho sobre el calco
explícito del modelo soviético: economía centralizada, controles severos sobre la
población. Sin embargo, ese modelo se adapta mal a la propia idiosincrasia del
comandante [...]. Castro gusta de presentarse como un revolucionario de los de antes
de Stalin. Es, además, un hombre pragmático: la Unión Soviética está demasiado
lejos, y Estados Unidos demasiado cerca de la isla.
El reportaje:
Provocador siempre, controla su propia extravagancia. Es capaz de hacer esperar
durante una hora al líder del Partido Laborista británico para luego espetarle, al filo
de las dos de la madrugada y ante las cámaras de la televisión británica, que espera
devuelva Gibraltar a los españoles [...].
[...] hay vacas frisonas de Canadá pastando en Cuba y produciendo leche a precios
insostenibles en el mercado mundial; hay quesos que les hacen competencia, con
ventaja, a los franceses, pero que muchos cubanos no pueden servir en su mesa; hay
“whisky” Havana Club, y no sólo ron, que Fidel se preocupa de distribuir en las
tiendas para extranjeros.
104
La entrevista es la tela de fondo en la que Castro, sin ningún “dijo”, ni “respondió”,
sino simplemente inserto con toda naturalidad en el texto, parece que toma la palabra
espontáneamente como en un silueteo sobre la crónica, el análisis y el reportaje del
autor. El líder cubano habla de que acepta etarras enviados por España, pero:
"Franco no se portó mal, hay que reconocerlo. [...] El gallego supo habérselas. ¡Que se
portó bien, caramba!".
Le da consejos a Washington:
En realidad es la clave". [...] "Es humillante para Contadora aceptar las pretensiones
de Washington [...]". "¿Y cómo puede exigírsele a Nicaragua que comience a
desarmarse mientras subsiste una guerra interna que le ha sido impuesta desde el
exterior?"
105
Capítulo IX
El año pasado en El País
El segundo y último cuatrimestre, tras el período de prácticas veraniegas, es el
período decisivo en la formación del alumnado de la Escuela.
Comenzando por cuatro y seis páginas, se llega rápidamente a ocho páginas, que son
reproducciones en miniatura, con sus diferentes secciones, de los periódicos de
información general.
Y no hacemos solamente lo que podríamos llamar “el modelo El País”, sino que se
ensayan también otras fórmulas periodísticas. Como trabajo de fin de curso, se hace
también una revista de un mínimo de 32 páginas en color, sobre la que no habrá nada
específico que decir en este libro, puesto que hay que entenderla como una
culminación de todo lo que se ha trabajado durante ese año pasado en “El País”.
Los periódicos se imprimen hasta el nivel de fotocopia, pueden utilizar color cuando
ello se crea conveniente, y se producen en grupos de diez alumnos, lo que significa que
los 40 que componen la nómina hasta ahora inalterable en los 15 primeros años de
existencia de la Escuela, se dividen en cuatro grupos, a periódico por cada uno de
ellos. Durante ese segundo cuatrimestre, los diez alumnos por grupo van rotando, de
manera que al término del mismo todos hayan desempeñado las tareas propias de una
redacción, desde un director/a a cualquiera de las diferentes ocupaciones que se
desempeñan en un periódico.
Todo esto significa que los modelos con los que se trabaja tienen una estructura
estándar de periódico profesional. Una primera página –no confundir con portada,
término que, en España por lo menos, sólo sirve para revistas–, y una serie de
secciones, inevitablemente de paginación reducida, que comprenden Internacional,
Nacional, y Local, cuando menos. La sección de Internacional se tiene que hacer, por
razones obvias, exclusiva o casi exclusivamente a partir del material de agencia –por
lo que primará en ella casi absolutamente el género seco–; en Nacional seguirá
habiendo cables, pero todo aquello que se pueda hacer informativamente desde
Madrid se aprovechará como trabajo en el “out there”, con lo que la crónica y, en
ocasiones, hasta el reportaje y la entrevista pueden tener cabida en esas páginas; y,
evidentemente, en Local se pretenderá que casi todo el trabajo se haga en forma de
crónica, reportaje y entrevista o perfil. Una cierta prudencia nos aconseja, sin
embargo, no hacernos demasiadas ilusiones con el análisis.
106
habitual, sino abarcando todo aquello que se puede hacer informativamente en la
ciudad, con lo que tenemos Local-Cultura, Local-Sociedad, Local-Economía, Local-
Deportes, además de Locallocal, puesto que se considera que la mejor enseñanza es la
práctica en la calle.
Y lo que vamos a tratar en este capítulo es ese trabajo realizado, desde la producción
de la primera página hasta la última, tratando de privilegiar el material firmado,
crónica, entrevista, reportaje, puesto que las piezas de género seco ya han sido
suficientemente estudiadas en los primeros capítulos del libro. Antes de seguir, sin
embargo, habrá que ver brevemente cuál es la estructura tipo de la primera página de
“El País”, en la que se inspiran los periódicos aquí revisados.
La mayor parte de los textos que aparecen en las primeras páginas de “El País”, que
llamamos “caretas”, son “leads” de dimensión variable, o resúmenes-gancho de las
informaciones más importantes contenidas en el periódico, que nunca van firmadas.
En principio, parece que eso aconsejaría que se observara en primera página la
fórmula del género seco, pero repito que cada periódico es muy dueño de adoptar la
estrategia informativa y de géneros que le parezca más apropiada.
Los títulos, antetítulos y sumarios, en consonancia, deberían ser en ese caso también
lineales.
Además de las caretas, cabe que un texto comience en primera página para morir en
páginas interiores, habitualmente firmado. Aunque, en teoría no hay ninguna
prescripción obligatoria sobre géneros con referencia a estas informaciones, que se
destacan especialmente, puesto que se propone una lectura de corrido de las mismas
de primera a páginas interiores, es bastante natural que consistan en reportajes, o
cuando menos, crónicas, que destaquen en el día por alguna razón informativa.
Ésta es la estructura que, mientras hagan el modelo “El País”, los alumnos de la
Escuela deberán tener en cuenta.
107
cabe encontrar hoy en España a un modelo popular, en la práctica muy inspirado en
“El Periódico de Catalunya”.
El primer modelo, 14 octubre 1994, abre con una gran fotografía y da tres asuntos.
Los dos textos principales son reportajes, ambos de la modalidad de pase al interior, y
el tercero, una careta clásica.
A las 9.30 de ayer, dos oficiales del juzgado y tres coches de la Policía desembarcaron
en el 66 de la Avda. Sepúlveda de Madrid. Motivo: la orden de desalojo de una
vivienda de dos plantas situada en el barrio del Lucero y que alberga a dos
matrimonios con cuatro y dos hijos. La casa, medio camuflada entre el follaje de un
plátano y situada al pie de dos calzadas con tráfico abundante, está rodeada de
policías, fotógrafos y periodistas.
108
Dentro, un fuerte olor a podredumbre contenido en cuatro habitaciones con el suelo,
las paredes y los muebles devastados. Y mierda, mucha mierda.
[...] el inquilino del sótano vivienda y amigo de [...] quiere alborotar. "Lo que pasa en
este país sólo hay política y a mí no me pueden echar". Y a continuación se calla
medianamente convencido de lo que acaba de decir. Están todos muy pálidos,
conteniendo la rabia y soltando una especie de resignación beligerante.
Aquí, en cambio, aunque con una visita obligada al barrio en el que se hizo la luz,
casi todo es trabajo de reconstrucción: diálogo con el concejal y elementos de contexto,
para que sepamos quiénes son los afectados.
14
John Huston, “Key Largo”, 1948.
109
Además de dos atracos, varios niños han sufrido contusiones y caídas y un enfermo
tuvo que dirigirse a tientas a la ambulancia porque los camilleros no podían distinguir
el camino.
"Nos comían las cucarachas. Por las noches ponía a mis hijos algodones en las orejas
para que no se les metiesen chinches".
Es toda una historia que se mueve atrás y adelante en el tiempo, desde cuando les
prometieron a los vecinos unas viviendas hasta los años que tardó el ayuntamiento en
cumplir su promesa; casi “Historia de una escalera” en cómodos plazos. Puro relato
virtual.
Tres de nacional:
En todos los casos en los títulos falta concisión. En Bosnia sobra "El Gobierno de" y
"la entrada".
Diría lo mismo:
Bosnia exige el fin del cerco a Sarajevo para aceptar el alto el fuego
110
En el caso de la cumbre euromediterránea no se nos dice en la entradilla por qué es
tan notable que no se haya invitado a Estados Unidos (ni a Rusia), con lo que el título
es una expectativa no realizada; no se identifica la noticia como de Nacional, y, por
tanto, se ignora en qué afecta a España, como tampoco se sabe quién invita a esa
cumbre; y, por último, la fórmula negativa siempre cojea un poco. Parecería más lógico
haber titulado con las medidas antiterroristas acordadas entre Chirac y González que
implican la creación de seis comisarías conjuntas hispano-francesas.
Olano agradece demasiadas cosas, puesto que sobra escribir "que le prestaron"; el
“auxilio” del título sólo podía ser al ciclista español.
Y, posiblemente, sólo el de Bases Autónomas, vale tal cual, aunque también podía
haberse suprimido "grupo ultra".
Lo más significativo es, sin embargo, que todos los textos, en mayor o menor medida,
son formato crónica en lugar de género seco, aunque hay que reiterar que eso no
significa que estén ni mal ni bien, sino que, si deliberadamente se quiere hacer la
primera página en género crónica, ésta es una opción tan válida como cualquier otra.
No hay un mérito intrínseco en género alguno, sino en saber qué es lo que estamos
haciendo en cada caso y para qué.
Es crónica todo lo que se escribe en esta primera página porque el juicio de la colza:
Porque:
El Gobierno bosnio exige el fin del cerco serbio a Sarajevo para aceptar el
establecimiento del alto el fuego.
111
En su “celo” por controlar la entrada a la sala, los neonazis amenazaron y agredieron
al abogado de la acusación [...].
[...] ni González ni Chirac hicieron mención en sus conversaciones a los dos temas
“álgidos” de cada Gobierno [o sea que eran cuatro].
Pero buenos sumarios en los que no se repite ningún elemento del título principal:
Si tenemos una oportunidad de titular dos o más veces una noticia, bien sea porque
hay una batería de sumarios en primera o porque en páginas interiores se retoma el
asunto con su propia titulación, no es que no podamos repetir algún elemento del
titular y en ocasiones incluso será imposible no hacerlo, pero sí es mejor que
empleemos el número de matrices que recibamos, el capital simbólico del que
hablábamos, de la manera más eficaz posible, esforzándonos en dar a cada término un
valor informativo propio, sin malgastar palabras al repetirlas.
112
mejores escritores españoles, cuyo denominador común bien podía ser una distancia
irónica o satírica, muchas veces mágica, de las cosas.
Estos “periodiquines” también han hecho sus tentativas de colofón de la obra escrita.
Tenemos aquí otras tres muestras de última, que por su relación con el modelo “el
País” podrían ser una versión muy próxima a la de nuestro periódico: "El escaparate
del mundo"; otra, con mayor variante: "Antonio Banderas a 200 pesetas"; y la más
alejada en el modelo semipopular: "La cacería de los zooterroristas".
El reportaje-entrevista concluye con una fórmula tan acreditada, que todos la hemos
empleado alguna vez.
Y es que en Barajas se ve de todo. Por eso P. B. tiene razón cuando dice que el
aeropuerto es el "escaparate del mundo".
113
Abrochar el texto como en un círculo que se cierra sobre el título.
En esa misma línea de anecdotario hay que juzgar la columna de breves, algo ya
talluditos, que apuestan a esa teoría tan conocida de que lo curioso siempre tiene
cabida: un fetiche de Elvis Presley que se ha vendido por un dinero; el Gordo de Brasil
vale 30 millones de dólares; y el sorprendente número de superdotados que nos rodea.
El reportaje:
Correos organiza una exposición con sellos sobre cine, deporte, moda, arte y baileno
es exactamente un blanco móvil, porque no hay nada más sosegado que una
exposición, pero el tema está tratado con soltura, aunque no sin alguna ingenuidad en
el “lead”:
Todos los que quieran podrán llevarse a su casa al actor Antonio Banderas o al
futbolista del Real Madrid Raúl por sólo 200 pesetas.
para continuar:
Son algunos de los rostros famosos que aparecen en una edición especial de 11 sellos
dedicados al cine, la música, el deporte, la moda y los medios de comunicación que
Correos [...].
Jamás habíamos creído que nos pudiéramos llevar al actor por cuarenta duros.
¿Preverá el presidente para el año que viene? El despiece, por su parte, responde a la
teoría enunciada; desarrolla uno de los aspectos mínimamente reseñados en el texto
principal: el citado pabellón juvenil. El inconveniente es que reitera la misma fórmula:
el reportaje coral lleno de niños, sin duda adorables, pero un poco repetidos.
114
La entrevista a María Galiana, actriz debutante, es muy correcta, del estilo
“romanceado” –el pregunta-respuesta habría sido absurdamente engolado– en el que
la voz de la entrevistada se funde cómodamente con la narración, que viene a ser una
crónica de cómo ha surgido la iniciativa de representar la obra de Séneca “Las
Troyanas” en diversos puntos de España hasta llegar a Móstoles, que es nuestra
percha de actualidad.
Hay un buen ojo para la descripción del personaje envuelto en sus propias palabras y
en el contexto del autor:
Galiana viste y habla como la profesora de instituto que fue hasta hace muy poco en
un centro de Sevilla, la ciudad donde vive. [...] Sólo se permite un capricho: unas gafas
de pasta azul modernísimas.
"Mis alumnas comentaban por el pasillo. ¿Pero ésta es famosa? ¡Si está gordísima!".
Galiana anunció, [...] [ya es hora de que a las mujeres se las trate también sólo por el
apellido] que, se “viene” a vivir a Madrid, pero sólo "por una temporada". [...] "No me
quedo a vivir porque a mi marido le da un ataque [...] para eso está el AVE".
Finalmente, todos los textos de la página tienen un mérito. Son buenas piezas de
usuario; aquellas que rinden un servicio específico al cliente; el lugar, las horas, las
circunstancias del asunto que se nos propone. Ése es uno de los mayores atractivos de
una sección de Local, que lo que publicamos influye en la vida de nuestros
conciudadanos de una manera directa y visible; nos cruzamos a diario por la calle con
las personas a las que les hemos facilitado una minucia al menos de mejor
conocimiento de cómo pueden moverse en la ciudad. Todo lo que publicamos ha de ser
siempre útil, servir para algo, pero, reconozcamos, que la utilidad de conocer mejor el
grado de etilización de Boris Yeltsin puede ser útil de una manera muy diferente, y
para un tipo de persona mucho más particular, que la información ciudadana que
contiene esta página.
Seguramente, la primera reflexión que nos tenemos que hacer antes de publicar
cualquier texto es ¿esto a quién, para qué sirve? ¿Qué razón hay para que alguien se
gaste dinero adquiriendo el derecho a leerlo? Una mayor sobriedad en la apreciación
de lo que hacemos conduciría a mejores resultados en esa operación crucial de todo
periódico, la primera de todas.
115
El tercer ejemplo de última, 13 de noviembre de 1999, en una línea de diseño más
popular, la traigo a colación para subrayar lo que no hay que hacer, aunque
técnicamente cumpla todos los requisitos formales. Tenemos un texto principal,
incluso bien titulado:
Una columna:
y una tercera pieza a pie de página sobre el fallecimiento de Antonio González, “El
Pescaílla”, firmada como Agencias. Y ocurre que tanto la pieza principal como la
columna futbolística no tienen más apoyatura informativa que los cables de agencia,
sin que ello se acredite en el texto por ninguna parte. Sólo la humilde muerte del
viudo de Lola Flores reconoce formalmente su paternidad periodística, aunque el
resultado es aún peor porque en realidad estamos ante una minicrónica:
El Lerele se queda vacío. La famosa casa del barrio madrileño de La Moraleja que
habitara durante casi 30 años la familia González Flores perdió ayer a su último
ocupante, Antonio González, “El Pescaílla”, el patriarca de la familia.
Los periódicos más o menos populares, como el que acabamos de ver –de los que
hablaremos acto seguido– no tienen por qué relajar ninguna de las exigencias de rigor
y cumplimientos canónicos que se atribuyen a los aristócratas de la prensa. Ocurre
que son diferentes.
Los ingleses inventaron eso de que los diarios que se leían con las cejas en posición
de descanso eran los “quality papers”, los diarios serios, y aquellos que hacían enarcar
las cejas eran los populares. En el sur de Europa no ha cuajado nunca, sin embargo,
ese tipo de publicaciones, quizá porque aquí se enarcan las cejas con mucha más
facilidad y, además, gratis.
116
El prototipo de esa prensa popular son los famosos “tabloides” británicos como el
“Daily Mirror” o el “Sun”, de los que al menos el primero, como también el “Daily
Express”, fueron excelentes diarios en los años 60, muy profesionales, ligeros, directos,
mientras que hoy parecen embarcados en un tobogán sensacionalista para combatir
sus ventas decrecientes.
En España, hay, además, una razón muy específica para que este tipo de prensa no
haya encontrado su sitio.
Esta prensa popular tiene en Gran Bretaña y Alemania, al menos, una antigüedad
de cien o más años, muy ligada a los cambios en la sociedad como consecuencia de la
fase más madura de la Revolución Industrial y la aparición de una clase media
masiva, con capacidad de gasto relativamente suntuario como es la compra de un
periódico diario. Y este fue el vehículo exclusivo de información para el gran público,
por lo menos, hasta los años 50, con el conocido advenimiento de otros medios de
comunicación de masas.
Todo ello hace muy improbable que en España lleguen a existir periódicos parecidos
a los tabloides británicos o alemanes. Entre los diarios de alcance nacional sólo hay
dos que apuntan, pero de una manera muy relativa, en esa dirección. “El Periódico de
Catalunya y Diario 16”, pero que sí que tratan de “vender” una información, que es la
misma de todos, pero de una manera distinta, más ligera, y hasta tratando de
destapar asuntos y preocupaciones diferentes para crear público. Especialmente, el
rotativo de Barcelona es un híbrido de formidable factura, que ha hallado un punto de
117
equilibrio casi geométrico, que permite calificarlo como el periódico más serio de los
populares y el más popular de los serios.
Cuando hablo, por lo tanto, de diarios populares o semipopulares como los que
tratamos de hacer en la Escuela, el gran punto de referencia para los alumnos son los
diarios citados.
Y este tipo de periódico, por serlo, no recibe ninguna gracia especial que le permita
suspender las leyes de la verosimilitud, del rigor, de la coherencia. No hay ninguna
razón para creer que estos diarios practiquen un periodismo de menor altura que los
presuntamente más serios, ni que, por tanto, sus errores sean más perdonables. Esta
constelación de géneros les es aplicable exactamente igual que a los demás. Son sólo
periódicos de posibilidades y enfoques diferentes, pero las exigencias y virtudes de
fondo son las mismas.
¿En qué puede consistir, por ello, la diferencia? Para empezar, una publicación de
estas características no es un periódico de “los otros” con los titulares más grandes. Un
modelo de periódico, llamémosle híbrido, publica la gran mayoría de noticias que
publican sus competidores. Ocurre, sin embargo, que:
a) Los títulos tendrán no sólo mayor cuerpo sino un gran margen de significado
alusivo, así como buscarán, con preferencia a lo conceptual, al protagonista de
la noticia.
b) Los textos serán más cortos, y estarán redactados de la manera más directa y
sencilla posible, todo lo que no excluye llegar al fondo de los asuntos y escribir
tan bien como el que mejor lo haga.
c) El periódico deberá decidir prioritariamente si le vale el enfoque estándar de los
hechos noticiosos, para explorar, en cambio, otros ángulos en los que se
privilegie la repercusión “de usuario” de las informaciones. Será, por ese motivo,
un diario muy dado a la visualización práctica de las cuestiones noticiosas. Si
aumenta el canon del gas, por ejemplo, cuánto puede significar ello para una
economía familiar media, etcétera.
d) Se deduce de todo lo anterior, que la valoración de las noticias no puede ser la
misma que la de diarios más convencionales; aunque se publiquen todas las
informaciones de relevancia, determinado tipo de información de carácter muy
burocrático o administrativo, se consignará más para el “récord”, que para
competir en su cobertura.
e) Es verosímil que no necesite cubrir tanto horizonte informativo como los
modelos más clásicos, en especial en asuntos internacionales, lo que le
permitirá una mayor concentración de recursos, espacio y elemento humano en
una serie de objetivos mucho más propios y próximos. Si al diario de formato
más convencional se le pueden reprochar omisiones de alguna gravedad, esto
raramente ocurrirá en el modelo híbrido, que se representa mucho más por lo
que decide cubrir que por lo que “debería haber cubierto”.
f) Estamos, por tanto, ante un tipo de periódico para el que la agenda propia será
definitiva.
g) Aunque no renuncie a cubrir la escena política, podrá filtrar mucho más
severamente que sus competidores lo que merezca ser publicado; y,
118
paralelamente, valorará altamente secciones como Espectáculos, Deportes, y
Sociedad.
h) Será, por último, un diario muy ciudadano, de defensa de los usos y derechos
cotidianos de la comunidad.
Es a este modelo de prensa al que nos referimos cuando hablamos de periódicos más
o menos populares. Por ello, haremos ahora un poco de periodismo comparado entre lo
más pesado y lo más ligero que el agua.
Tenemos seis trabajos efectuados en la Escuela, tres dentro del modelo que
llamamos híbrido (semipopular) y tres en el formato clásico de diario de otras
ambiciones.
Con arreglo a las denominaciones de género conocidas, estaríamos ante una crónica
estándar, formato clásico, 30 de septiembre de 2000, con el título:
Veamos las diferencias entre los dos primeros textos. Título lineal para una crónica
en el primer caso, modelo clásico, aunque puede mejorarse: si el plan es de integración
de inmigrantes ha de beneficiar por fuerza a extranjeros, e incluso “beneficiar” es más
que discutible, puesto que de lo que se trata es de establecer unos requisitos que
difícilmente sabemos si mejoran o empeoran nada.
119
El plan de integración de Madrid beneficiará a 250,000 inmigrantes
que si no es el colmo del ingenio, y que para topar del todo habría hecho bien en
poner “Iglesia” con mayúscula, sí responde, en cualquier caso, a la idea de titulación
alusiva, mucho más genérica, de intención llamativa.
Las naturalezas de los materiales, en ambos casos, corresponden bien al perfil de los
dos tipos de periódicos; el primero tratará hasta con demasiada frialdad un asunto
caliente, las condiciones de vida de los inmigrantes, y el segundo con adecuada
escenificación, casi de película de Berlanga, un problema de derribo de sendas iglesias
en barrios populares de Madrid y Valencia. No significa ello, sin embargo, que las dos
informaciones no pudieran ser motivo de atención en el otro modelo de diario, pero sí
que el tratamiento debería ser diferente.
respectivamente, al fin del tercer párrafo y al comienzo del cuarto del texto, en vez
de lograr una fusión más fluida de todo ello en una sola historia. Las fórmulas,
“además” y similares no conectan bien las continuidades, sino que parecen
recordatorios de algo que hemos olvidado, y añadimos cuando lo recordamos. De igual
forma, esa suma de elementos mal ensamblados se destaca en formulaciones como la
del primer párrafo:
120
Administración Regional [no se dice cuándo, infringiendo el principio de no dejar cabos
sueltos]. Así lo afirmó ayer el presidente de la Comunidad [...].
Las declaraciones por delante, y el autor de las mismas a continuación con ese cliché
tan poco vistoso de "Así lo afirmó..."; esquema que repite en el despiece cuando
comienza el relato:
El despiece, por su parte, no es afortunado porque no hace un corte limpio, sino que
se mezcla un poco caóticamente con la información principal. Se trata, simplemente,
de más declaraciones de lo mismo, adobadas con estadísticas que sí, en cambio, podían
haber constituido por sí mismas un despiece limpiamente seccionado del contexto
principal.
La información del modelo híbrido, por su parte, enfoca muy bien la situación
arrancando ya con protagonista:
Creyente fervoroso de toda la vida, Paco Abad, de 59 años, se llevaría una inmensa
alegría si un juez ordenara derribar la iglesia de su barrio. [...] La nueva parroquia del
barrio valenciano de Tendetes ha sido edificada a pocos metros de su balcón con un
techo que llega hasta el cuarto piso y que deja en penumbra a 42 viviendas.
El autor tiene un oído excelente para fundir la voz que emerge del problema, que
escucha con una mirada irónica, pero nunca despectiva.
Es discutible, sin embargo, que haya tomado dos casos, aunque sean similares, en
Valencia y en el barrio del Pilar de Madrid, saltando de uno a otro en un ejercicio de
equilibrismo que no acaba de sonar justificado; y, sobre todo, falta un despiece, que
podría haber sido, precisamente, el caso que se considerara menor, Valencia o Madrid.
Pero, en todo caso, estamos ante un ejercicio muy presentable de reportaje coral y de
escenario, resuelto con garbo e intuición, aunque no pedía tanto despliegue de texto.
121
que hasta es una noticia, mientras que el modelo semipopular se eleva al espacio:
El problema de golpe de vista con el primer texto es que, aun con el reglamentario
despiece, resulta enormemente largo. Lo que ha pasado es muy simple. En vez de un
reportaje nos hallamos ante dos, uno a continuación del otro, que si es verdad que
versan sobre el mismo asunto, tienen tal cesura de separación que no hay ladillo que
lo arregle. Y ni uno ni otro son malos, ocurre que el injerto se ha hecho sin anestesia.
La práctica totalidad de los cubanos que piden asilo político en España logran entrar
en el país aunque no sea atendida su solicitud.
El Gobierno evita repatriar a cualquier persona a Cuba donde, por haber solicitado el
asilo, podría enfrentarse hasta a nueve años de cárcel por "peligrosidad social".
Sólo se obliga a continuar el viaje a quienes tengan visado para otro país de la Unión
Europea [...].
A lo largo de la pasada semana 32 cubanos pidieron asilo en Barajas. Sólo uno de ellos
ha visto admitida a trámite su solicitud. Se trata de un hombre de 28 años que vendía
artesanía a la puerta de la catedral de La Habana. Las autoridades cubanas vieron
con muy malos ojos su idea de asociarse con otros vendedores [...].
A partir de ahí, se inicia otro reportaje mucho más centrado en casos personales,
para volver a la visión de perspectiva general ya en el último tercio del texto:
122
Y no es que no se pueda hacer, que no se pueda combinar lo general y lo particular,
al contrario, sería muy propio; pero, aquí, las diferentes piezas no acaban de encajar;
los saltos son un poco bruscos y, sobre todo, cada una de las partes pesa más o menos
lo mismo en el conjunto de la narración, de forma que nada destaca, nada se impone, y
falta una línea melódica dominante. Habría sido mucho más adecuada una historia de
personajes en un contexto suficiente pero no abusivo de problemática general, o una
historia mucho más virtual de qué pasa con los cubanos, subrayada con apuntes
breves de casos personales; una u otra definición, pero no todas a un mismo tiempo.
Aunque eso no quita que hay material de calidad y que se ha trabajado para recrear
toda una circunstancia y todo un problema.
"Es la primera vez en la historia que España participa en una misión espacial con
instrumentos [...] hasta ahora España siempre pagaba, pero no recibía nada".
Es verdad que se hace notar la intención de diferenciar textos entre uno y otro
formato, como en el arranque:
El primer aporte tecnológico español a la conquista del Sistema Solar se llama PWA
(Permitivity Wave Analyzer o Analizador de Permisividad y Ondas). Es el aparato que
diseñó el Instituto de Astrofísica de Andalucía para medir la carga eléctrica de la
atmósfera de Titán, la luna más “enigmática” para el planeta más “estrafalario”:
Saturno.
La conciencia del autor de que aquello no puede ser “El País” está visible en todo
momento, estimable pero insuficiente, como en el “dramático” cierre del texto:
123
El resultado no es ni mucho menos malo, pero habría hecho falta decidir de
antemano con más claridad qué periódico estábamos haciendo para jugar mejor
nuestras cartas, puesto que de esta manera el texto es un asunto de información poco
llamativa para un diario híbrido, o que, tal como está, no le habría dado tanta
presencia en sus páginas; y que se ha querido especiar con giros del idioma, que,
finalmente, sólo se apoyan en sí mismos.
La Bestia llegó a la Gran Vía El cine Capitol fue el escenario elegido por Álex de la
Iglesia para estrenar su última película, [siempre se estrena lo último] “El día de la
Bestia”. En ella, un trío muy peculiar combate contra el [al] Anticristo que ha nacido
en Madrid.
(El autor, como también en el caso del reportaje astral, denota su origen
latinoamericano poniendo un punto al término del sumario, lo que no se hace en el
resto del mundo).
Muy cerca de las palomitas de maíz y suplicando un corte de cabello [pelo] Gabino
Diego inclina la cabeza hacia un barbado Jorge Sanz. [...] Ana Leza (la ex de
Banderas) se paseaba arriba y abajo [...]. El murmullo de "parece que ha logrado
rehacer su vida", cerraba su procesión entre la concurrencia.
[...] Cuando hubo que entrar a la sala, las diferencias quedaron claras de nuevo.
Corbatas, abajo en el patio.
124
un grito de satisfacción: "Qué guay. Han llenado esto de cucarachas, como el diablo de
la peli". [...] El joven tenía más imaginación que el equipo de promoción. Las
cucarachas no habían sido traídas especialmente. Nada extravagante adornó el
estreno. El público esperaba curas con metralletas, ver a Santiago Segura descolgarse
de una viga, encontrar máscaras demoníacas en los aseos. [...]
El escenario, naturalmente, son los presentes mucho más que un local o unas
molduras. Todo aquello que un periódico de otros vuelos habría encerrado en la jaula
de Gente, es la materia muy propia de este tipo de diario. De igual forma, el despiece
no se nos atraviesa por ninguna parte, porque lo que hace es contar la película, todo
ello adobado de una especie de crítica de la misma.
La última pieza es una crónica montada sobre una rueda de prensa de José
Saramago celebrada en Madrid al conocerse que había obtenido el Nobel de literatura,
para formato clásico.
Al revés, les faltaba uno. Pero, el verdadero “lead” se halla en la segunda parte de la
entradilla.
José Saramago agradeció ayer en Madrid que para ser Nobel no haya tenido que dejar
de ser comunista.
El autor se encuentra a gusto cuando, más allá del rosario de declaraciones con voz en
que se resume la mayoría de las ruedas de prensa, pugna por que las cosas se “vean”.
Una mirada seria –quizás el cansancio tras una noche de emociones y sólo tres horas
de sueño– reforzaba la expresión de su rostro marcado por profundas arrugas, que
125
delatan la historia de sus 75 años. [...] [...] una amplia sonrisa cuando reconoció que no
sería premio Nobel si el Papa hubiera estado en el gremio de la academia.
Pilar del Río, su joven esposa española [...] [como si tuviera varias]
"Me llama mucho la atención que el premio haya sido otorgado a un escándalo del
Vaticano".
cuando no se aclara qué tiene eso que ver con que le hayan preferido en Estocolmo,
puesto que el Nobel se otorga siempre a la obra, y no a una obra.
Este ha sido, hasta aquí, un florilegio de los trabajos del segundo cuatrimestre de la
Escuela, elegidos con arreglo a criterios estrictamente funcionales, aunque también
representativos. El periodismo no está muy claro cómo puede enseñarse, pero, quizá,
sí hemos visto que puede aprenderse. Resta ahora sólo un epílogo que no puede ser un
final.
126
Epílogo sin final
El propósito de este libro ha sido el de establecer un canon de acuerdo con el cual
fuera posible sistematizar las posibilidades que tiene el periodista de aprehensión de
eso que llamamos la “realidad”. Sería absurdo pretender que ésta es la única, ni
tampoco la mejor sistematización posible, pero sí cabe defender que el planteamiento
es claro y directo. Se ha tratado en estas páginas de huir de lo arbitrario, de lo
“literario”, entendido esto último como el dominio inescapable de lo subjetivo, para
establecer un punto de vista desde el que desplegar un esquema coherente. Por esta
razón, el punto de vista a partir del cual se parcela la posibilidad de acceso
periodístico a la realidad en géneros, es el grado de propiedad que el autor puede
reivindicar sobre su obra.
En esa carrera para abrazar la realidad desde lo periodístico he creído que una
trinidad básica bastaba para domesticar el “ahí afuera”.
127
convergencias significativas de sentido del “out there”; con ello, y por primera
vez, ya seremos nosotros los que contemos con nuestra voz periodística una
historia. Podremos iluminar considerablemente lo que prediquemos como el
“sentido de las cosas”, pero en nosotros mismos se hallarán los límites de lo
interpretativo. Las cosas hablan entre sí, pero no podemos ni debemos saber si
eso es bueno o malo.
Esa trinidad de géneros ya hemos visto que se puede escenificar como una
progresión, una línea recta a la que le salen brazos laterales o “subgéneros”, o también
como una estructura circular, de manera que procedamos de dentro afuera, de menos
a más personalizado, en cuyo caso, estaría, en este modo de representación, menos
evidente la individualidad de estos emparentamientos.
El por qué pasan las cosas que pasan, pero desnudándonos de toda preferencia de
autor, precisamente para no confundir interpretación con opinión, sería el gran
objetivo de este género emanado o subgénero.
Cabe argumentar también que en uno y otro caso la personalización del material irá
algo más lejos que en la crónica, por la libertad que tiene el autor de moverse en el
tiempo y en la temática que le sea propia, de no estar, en definitiva, ligado a una
construcción de lo cotidiano. Y es evidente que no se entenderá ni uno ni otro sin
firma, aunque esta pueda ser, en ocasiones, la del propio diario.
Se puede argumentar, por supuesto, que esta división trina con sus derivaciones no
agota la totalidad de lo publicable en forma de periódico. Hay subdivisiones muy
128
comunes de géneros que nos hablan de periodismo científico, de periodismo de
informe, periodismo religioso, periodismo jurídico, etcétera. Todo ello, sin embargo,
corresponde a una visión temática del periodismo, y es la pretensión de esta obra
sostener que todas esas posibilidades informativas se expresarán necesariamente en
alguno de los géneros o subgéneros mencionados, o como hay siempre que insistir, en
una mezcla de los mismos. El que luego consideremos si el predominio de alguno de
ellos nos permite etiquetar de una forma u otra al producto periodístico final me
parece, francamente, secundario.
El material es tan nuestro –del periódico– que han desaparecido las reglas; y
podemos hacer lo que nos dé la gana.
Y sobre el artículo, que puede ser todo lo opinativo que queramos, cabría decir algo
parecido, sólo que expresado de una forma no ya libre, sino chapoteando en la
anarquía absoluta. Si en el editorial suponemos que tiene que haber análisis, ¿por qué
ha de haberlo, sin embargo, en el artículo? Puede ser conveniente razonar en un
artículo para que nos comprendan mejor los lectores, pero conveniencia no equivale a
canon. Los artículos –llamémosles de colaboración o de la propia redacción– o son
editoriales firmados o análisis –aunque nada impide que en ellos se contengan
fragmentos de crónica, de entrevista o de reportaje– o hay que verlos como simples
expectoraciones personales, totalmente respetables por lo que en sí mismos valgan,
pero absolutamente fuera de lo normativo, y por ello ajenos al campo de estudio de
esta obra.
129
Índice
Prólogo.
Lo que no acabamos de ser es lo que somos. 7
Introducción. 19
Capítulo I.
El estado de la cuestión 25
El currículo de la escuela. 30
Sobre la objetividad y otros ensueños 32
Capítulo II.
Primera aproximación a los géneros: la información seca. 45
Alcance y utilización del género seco. 50
Algunos ejemplos del paradigma seco 57
Geología del breve. 62
Capítulo III.
Aproximación al largo recorrido (género seco y consideraciones generales) 95
El tiempo de la acción. 104
Título, antetítulo, sumario, entradilla y lead. 110
La técnica no es una trampa 118
El capital simbólico y la narración. 121
Una clase en directo. 124
Capítulo IV.
La crónica a la que conducen todos los caminos. 5
La primera interpretación personal 8
El trayecto de la crónica 14
De lo duro y de lo blando 17
La crónica, ¿cómo y para qué? 27
Teoría del despiece 40
Por esos mundos 45
Circularidad de los géneros 60
Capítulo Vi.
El out there comienza por la entrevista 111
Modelos de entrevista 120
Méritos respectivos de los tres formatos. 124
La técnica del entrevistador 128
130
Capítulo VII
El out there comienza por la entrevista (Continuación). 5
Desfile de modelos. 5
Capítulo VIII
El reportaje, ADN del periodismo. 22
Categorías del reportaje. 27
Desembarco en el mundo de "lo real”. 32
Todos los caminos conducen a Roma. 63
Capítulo IX.
El año pasado en El País 71
Las primeras páginas. 76
Las últimas páginas 92
De las cejas altas al ceño fruncido 105
Crónicas y reportajes a dos manos. 113
Epílogo sin final 137
131
Apéndice Un recordatorio, no una antología
En las páginas siguientes se recoge en un apéndice deliberadamente escueto algunos
textos publicados por “El País” en sus 25 años de existencia.
Por ese motivo –además de por el natural respeto a las instituciones– aparecen en su
totalidad la entrevista a Ruiz-Mateos, de Joaquín Estefanía, el reportaje “Cisma en la
tribu de Aitor”, de Jesús Ceberio, y la entrevista-reportaje de Juan Luis Cebrián con
Fidel Castro, al igual que el reportaje virtual de Maruja Torres “Alfredo Astiz, historia
de un centurión”, que ya figuran, pero a manera de ilustración y con textos mucho más
fragmentados, en los lugares que les corresponden en la obra. Por añadidura, se
incluye a autores como Camilo Valdecantos, que es uno de los cuatro profesores de
Reporterismo-Redacción en la Escuela, junto con Belén Cebrián, Ángel Santa Cruz y
yo mismo, que no han tenido cabida en la parte anterior del libro por causas que en la
demora de los aviones se identifican siempre como “técnicas”: tiempo, chapucería,
despiste, olvido. Más allá, tenemos también algún homenaje, como la última
entrevista del inolvidable Feliciano Fidalgo, que es por sí misma la encarnación de
todo un género, el formato pregunta-respuesta que llamaríamos de “shock” o
instantánea fotográfica del personaje, que ahora cultiva con el mismo acierto
Karmentxu Marín, y piezas de Carlos Mendo, que ahora que se ha jubilado está más
activo que nunca –el desencadenamiento de la Guerra del Golfo–, Rosa Montero –la
entrevista a Nixon–, Patxo Unzueta –un análisis sobre la coyuntura vasca que es
como el compendio de tantas que ha escrito–, y Santiago Segurola –un género de
nuevo cuño que podríamos calificar de periodismo deportivo-científico–. No cuesta ni
pizca justificar lo que sale; pero aterra pensar en todo lo que no; ya dije que esto no
era una antología.
Y una curiosísima pieza final, que no ha sido tomada de ningún periódico, y me fue
presentada como trabajo de curso en un seminario celebrado en la universidad UNAB
de Bucaramanga (Colombia). Su inclusión aquí me parece justificada, aparte de por la
calidad del texto que firma Alejandro Higuita, porque, con el misterio de la perfección,
puede que sea el único texto que jamás haya leído que responda sin resquicios al
concepto ferozmente teórico de lo que defino como reportaje de escenario. Estar allí
para ver, oír y contar. Sin nada alrededor. Un recordatorio.
132
I Internacional / 2 “El País”, domingo 20 de enero de 1985
Entrevista con el líder cubano, con ocasión de una visita a La Habana, el director
de “El País” fue recibido por el presidente del Consejo de Estado y de Ministros de
Cuba, comandante Fidel Castro. En el curso de su entrevista, que se prolongó
por más de tres horas, Castro sugirió a Juan Luis Cebrián que le acompañara en
su viaje a Managua para la toma de posesión de Daniel Ortega como presidente
de Nicaragua. Ello dio oportunidad al periodista de conversar también durante el
viaje en avión, y más tarde en torno a una mesa en la capital nicaragüense. La
entrevista que hoy publicamos es el resumen, pues, de largas horas de diálogo.
Bajo su visera verde oliva, a la que parece estar indisolublemente unido como los
vaqueros al sombrero tejano, Fidel Castro gesticula suavemente. Es un hombre
tímido, de hablar pausado y cuidadoso, dubitante al principio, acorazado en su
inmensa corpulencia y en su proteica verbosidad, que le hace pasearse con sus
interlocutores lo mismo sobre los beneficios de nadar con aletas –"se hace más
esfuerzo en menos tiempo y se oxigena hasta el cerebro"– que sobre el plan de
reconversión industrial en España. Su despacho del Consejo de Estado, junto al
edificio del Comité Central del Partido Comunista, lo preside un formidable retrato
de Camilo Cienfuegos, un cuadro que huye de la figuración hacia el abstracto. Le
comento que me ha sorprendido cómo en la isla el comunismo no ha cometido los
atentados moscovitas contra la plástica y el sentimiento estético. Otro día
estaremos sentados en su avión –por imprevista invitación suya–, rumbo a
Managua, o en torno a una mesa comentando la situación en Centroamérica, cuál
será el menú que mañana ofrecerá a los comandantes sandinistas y qué significa
el leninismo en la revolución.
A sus 58 años, Fidel tiene todas las características del seductor y todas las
condiciones del líder. Lo mismo en público que en las conversaciones privadas,
sabe dar siempre con el tono y el contenido de lo que los demás le quieren oír. En
su favor juegan un indudable atractivo físico y una humanidad real, mitificada con
el paso del tiempo y el peso del poder.
133
espectáculo, le han llevado a una organización vital tan arbitraria que todavía
sigue sorprendiendo a sus más antiguos colaboradores. Éstos no se acostumbran
aún a ver llegar al comandante sentado en un “jeep” de su escolta como un
soldado más, camuflado así contra las eventuales balas de la CIA. Trabajador
infatigable, es noctívago y duerme bastante poco durante el día. La vitamina C le
ayuda a mantenerse en vela hasta las seis de la mañana, hora en la que sus
ministros, los embajadores y dignatarios extranjeros, o sus amigos, deciden
atreverse a pedirle permiso para irse a la cama. Los que le rodean (casi todos, si no
todos, antiguos compañeros de Sierra Maestra) le temen tanto como le quieren, y
parecen quererle mucho. Algún día alguien escribirá, sin fervores de afiliado ni
fobias de perseguido, el retrato de este guerrillero que, a base de no ser otra cosa,
merecerá en la historia los honores de hombre ilustre.
Una situación más relajada permitirá decisiones en este terreno. Por lo demás, ya
sé que nació en Madrid, pero para nosotros es cubano. En cuanto a su
participación en la primera hora de la revolución, es indiscutible. Su hermano fue
un héroe. Pero él estaba en el Escambray en el tercer frente, y no pegó un solo tiro
hasta que cayó La Habana. Yo me encontraba tan preocupado entonces con la
situación que tuve que enviar al Che para esa región porque no estaba seguro de lo
que haría aquella gente. Los llamaban los “comevacas”: decían que se dedicaban a
pedir comida a los campesinos y no arriesgaban luego ni esto. Se otorgaron los
grados militares que quisieron y yo los respeté al triunfo de la revolución. Más
tarde, Menoyo marchó a Miami y creó una organización que realizó numerosos
ataques piratas contra embarcaciones pesqueras e instalaciones civiles cubanas.
Luego se infiltró con un grupo armado en las montañas de Oriente. Aquella acción
costó la vida a varios milicianos campesinos cuyos familiares no lo olvidan.
Menoyo se rindió a los pocos días al verse rechazado por la población y perseguido
134
por los propios campesinos. Habló por televisión y confesó públicamente su
estupidez. Le cogieron, le juzgaron, y hasta hoy".
"Al principio temimos que se tratara sólo de un gesto electoral, con vistas a los
comicios de noviembre.
135
todos los casos puedan lograr devolverlos, pero no ya porque Cuba obstaculice su
regreso.
Un número de cubanos, por otro lado, podrá viajar cada año a EE'UU. para
reunirse con sus familiares. Ha sido, sin duda, un paso constructivo".
Ahora se propone viajar a Suráfrica, a visitar a Tutu, lo mismo que antes hizo con
el Papa... En cuanto a la Iglesia, no tenemos problemas. Y desde luego no
queremos tenerlos. Su influencia no fue, por lo demás, nunca tan grande en Cuba
como en Nicaragua. ¿Sabe lo que le he dicho a monseñor Vega durante la toma de
posesión de Daniel Ortega? Le he invitado a visitarnos. Y he estado por sugerir que
si el Gobierno sandinista le regala un terreno, nosotros le ayudaremos a construir
la catedral de Managua, toda vez que la antigua fue destruida por el terremoto. Si
es preciso traemos microbrigadas de voluntarios para ello".
Los cubanos en Nicaragua se cuentan por cientos, por miles. Maestros, médicos,
asesores de todo género. El todavía endeble edificio burocrático y el considerable
poderío bélico que los nicaragüenses han conseguido construir en estos últimos
cinco años hubieran sido imposibles de levantar sin el apoyo cubano.
136
prestando servicios en el exterior. Sí, soldados también. Sería un error que nos
retiráramos de Angola sin la aplicación de la resolución 435 de las Naciones
Unidas, la independencia de Namibia, la retirada de las tropas surafricanas a su
propio territorio y el cese de toda ayuda exterior a las bandas
contrarrevolucionarias mediante acuerdo garantizado por el Consejo de Seguridad
de la ONU. Los angoleños aceptarían nuestra retirada únicamente sobre esas
bases y en forma progresiva. Sudáfrica está cerca y Cuba muy distante. Los
angoleños tienen el justificado temor de que Sudáfrica, a través de las bandas
contrarrevolucionarias, o de un ataque directo, inicie entonces una presión bélica
definitiva contra el régimen de Luanda. Ya ve lo que ha pasado en Mozambique
después del acuerdo de N,Komati entre Maputo y Pretoria: las bandas siguen con
una enorme actividad. Y las bandas sin Sudáfrica son independientes.
Este, en cambio, sí puede ocurrir en América Latina, donde exigen grandes masas
de campesinos, obreros, estudiantes, intelectuales y capas medias en situación
cada vez más desesperada.
Hay que estar muy ciego para no verlo. Mire Chile: ni los yanquis quieren ya a
Pinochet. Saben que cuanto más tiempo dure, más peligro de radicalización, de
explosión, hay en el país. Mire el Perú: ¿qué se va a encontrar Alan García cuando
reciba la banda presidencial? Una situación económica insoportable, problemas
sociales insolubles y una guerrilla en la sierra cuya creciente actividad nadie sabe
explicarse porque nadie saben bien cómo piensa, qué es y qué se propone Sendero
Luminoso. Pero refleja un fenómeno de inestabilidad y convulsión social sin
precedentes en América Latina. Se habla muchas veces, superficialmente, de la
subvención exportada desde el exterior para explicar estos problemas. No
comprenden que las revoluciones no se pueden exportar, como tampoco evitar
cuando un conjunto de factores incontrolables hacen estallar la sociedad".
Crear en América muchos Vietnam.He ahí el sueño del Che. Ya en los principios de
su revolución, antes del estrechamiento de lazos con la Unión Soviética, Fidel
confesaba que su conciencia de revolucionario le había acercado progresivamente
al pensamiento marxista-leninista y que para él era imposible entender que un
revolucionario de nuestros días no se afincara en él. Pero el aliento original parece
venirle de más lejos, de los sueños de los libertadores, de un concepto global sobre
América Latina y sus proyectos de independencia. Es imposible no reconocer en la
aventura castrista –y el régimen se empeña en enfatizarlo– la revuelta contra la
apropiación de la soberanía de la isla por parte de Estados Unidos al final de su
guerra con España. El liderazgo de Fidel Castro, que un día se extendió por la
izquierda europea y los barrios de estudiantes de París, Madrid, Londres o Roma,
busca ahora su concreción en el continente sudamericano.
137
"América Latina está en una situación explosiva, ya digo. Al subdesarrollo
económico, los graves problemas sociales acumulados, el intercambio desigual, la
exportación de ganancias y la fuga de capitales, que son ya tradicionales, se
suman ahora la crisis internacional, una enorme deuda externa, altas tasas de
interés, medidas proteccionistas dictadas por el egoísmo de las naciones
industrializadas y la política imposible que el Fondo Monetario Internacional aplica.
No se pueden exigir esfuerzos de austeridad y sacrificios a poblaciones que rozan
ya el nivel de subsistencia y que han visto descender vertiginosamente en la última
década su nivel de vida. Alfonsín, por ejemplo, está enfrentado hasta el límite de
sus fuerzas a las condiciones que se le imponen para el refinanciamiento de una
deuda de 45,000 millones de dólares que no es responsabilidad del actual
Gobierno ni del pueblo argentino. Lo sitúan en la alternativa de adoptar medidas
que arruinen el proceso democrático o resistir las exigencias insaciables del Fondo
Monetario, las tasas de interés leoninas y la amortización de una inmensa e
impagable hipoteca. Situación aún más grave debe afrontar Uruguay, con una
deuda de 5,500 millones de dólares, sólo 1,000 millones de exportación por año y
el nivel de vida del pueblo reducido a un 50%. De igual modo, el proceso
democrático de Brasil y el nuevo Gobierno de Neves enfrentarán una deuda de
100,000 millones. En Santo Domingo, el Fondo Monetario obligó al Gobierno a
lanzar al Ejército y a la policía a disparar contra el pueblo, matando a decenas de
ciudadanos. La crítica situación se repite por doquier. No pagar la deuda es la
única alternativa que le queda a América Latina, y no lo digo por Cuba; es
relativamente pequeña su deuda en divisas convertibles y es de los países del
Tercer Mundo que quiere y puede pagarla, sin que ello entrañe grandes sacrificios.
No estoy afirmando, por lo demás, que el no pago de la deuda sea la solución a los
problemas latinoamericanos; es sólo la condición primera para comenzar a
solucionarlos. En el caso de los bancos privados, los Estados de las naciones
industrializadas pueden perfectamente asumir la deuda, que no es tan elevada si
se le compara con las cantidades ingentes de dinero que se dedican a los gastos
militares. En un solo año se gastan en estos fines más que toda la deuda
acumulada del Tercer Mundo".
Miedo a volar.
A mí me pareció que Fidel tiene miedo a volar, aunque no le guste confesarlo. Vive
pendiente de evitar cualquier posibilidad de atentado, y quizá gracias a eso y a un
magnífico servicio de seguridad ha sobrevivido un cuarto de siglo al frente de su
país. Durante el viaje a Managua cambió un par de veces la ruta para evitar
"accidentes sospechosos.
Esta vez nos tenemos que guardar también de la artillería antiaérea sandinista",
bromea, "no nos vayan a confundir. Aunque en realidad no hay peligro", me dice,
cuando aterrizamos en Managua, en una pista rodeada de cañones con su
dotación bien pertrechada. "Junto a los sandinistas hay cubanos que saben que
llego en este avión". En Managua, Castro se atrevió con los cancilleres del Grupo
de Contadora.
138
"México es fundamental, en realidad es la clave. Mientras se mantenga firme, y
hay que decir que su comportamiento está siendo admirable. Contadora seguirá
adelante. La cuestión está en saber que modificaciones del acta se pretenden: es
humillante para Contadora aceptar las pretensiones de Washington respecto al
derecho a establecer bases militares en el área de Centroamérica. Ése es a mi
juicio uno de los puntos más críticos. Hay otros aspectos que han contribuido al
actual “impasse”. Si existe flexibilidad, buena fe y voluntad de encontrar
soluciones políticas, se pueden superar las dificultades que subsisten. En mi
opinión, los problemas relacionados con la verificación no constituirán obstáculo
alguno, pues a Nicaragua le beneficia más que a nadie.
La misma deberá ser eficiente y práctica, sin que se pretenda reducir a los Estados
centroamericanos a la categoría de municipios intervenidos.
No debe olvidarse además que desde hace tres años se llevan a cabo hostilidades
contra Nicaragua organizadas por Estados Unidos desde bases situadas en países
vecinos. Sin embargo, esto siempre se ha negado. ¿Y cómo puede exigírsele a
Nicaragua que comience a desarmarse mientras subsiste una guerra interna que le
ha sido impuesta desde el exterior? De no resolverse adecuadamente el problema
de los ocho o diez mil mercenarios que se encuentran dentro del país, en la frontera
con Honduras, el acuerdo de paz puede convertirse en un N'Komati para
Nicaragua. Por lo demás sería irreal pretender resolver el problema de
Centroamérica ignorando a El Salvador. Allí es indispensable estimular y apoyar el
diálogo y la solución política negociada entre el FMLN-FDR y el Gobierno. Sobre
estos temas cambié impresiones en Managua con los cancilleres de México,
Panamá y Colombia, expresándoles mi convicción de que es posible vencer los
obstáculos que subsisten todavía y ofreciéndoles el pleno apoyo y la cooperación
de Cuba".
139
El bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y la presión política objetiva del
partido comunista han llevado así a Cuba a una dependencia progresiva de la
Unión Soviética.
140
La nostalgia de España.
La lectura de los primeros discursos del Castro victorioso demuestra bien a las
claras que ha sido fiel a su pensamiento durante este cuarto de siglo y que su
pragmatismo le ha apartado en lo esencial de sus objetivos.
141
El Salvador y Costa Rica amenazan con retirarse de Contadora
EE. UU. suspende indefinidamente las conversaciones de Manzanillo con Nicaragua
142
Reagan devuelve la pelota
Pero más grave que la falta de notificación al mediador es que el propio Harry
Shlaudeman, embajador extraordinario del presidente Reagan en Centroamérica,
desconociese la decisión de su Gobierno. Apenas unas horas antes habló en
Caracas sobre los progresos de la negociación bilateral con Nicaragua.
Las negociaciones regionales atraviesan también por una de sus crisis periódicas.
La última traba se ha tejido en torno a un incidente menor que el 24 de diciembre
ocurrió en la Embajada costarricense de Managua. Un desertor del Ejército
nicaragüense, José Manuel Urbina, resultó herido de bala en una pierna cuando
abandonaba la sede diplomática, en la que estuvo asilado desde el mes de agosto.
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El País
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Histórico encuentro entre Hassan Ii y Chadli Benyedid
El rey Hassan II de Marruecos y el presidente Chadli Benjedid de Argelia se
entrevistaron ayer en la pequeña localidad argelina de Akid Lutfi, fronteriza con
Uxda (Marruecos), en el primer encuentro que celebran los jefes de Estado de los
países en los nueve últimos años. La entrevista reviste un carácter histórico en las
relaciones de esos dos Estados magrebies, en confrontación recurrente desde la
independencia de Argelia, en 1962. El conflicto del Sahara, iniciado en 1976, abrió
un frente más importante aún entre ambos.
La coincidencia de esta fecha con el séptimo aniversario de la proclamación de la
RASD por el Polisario parece sugerir que si la normalización de las relaciones
bilaterales entre Argel y Rabat es muy posible, todavía queda, sin embargo, un
largo camino que recorrer para la solución del conflicto del Sahara. Con respecto a
este último, Argelia sigue reclamando que Marruecos se entienda directamente con
el Polisario, mientras que en Rabat se atienen a las estipulaciones del proyecto de
referéndum de autodeterminación para el Sahara.
145
Declaraciones de José María Ruiz-Mateos, ex presidente de Rumasa, a El
País
146
entiendo que la palabra heterodoxo no constituye, en absoluto, una descalificación
personal. Ahora bien: una cosa es heterodoxia y otra muy distinta es ilegalidad. Es
imprescindible no confundir los términos.
“P”. A pesar de que no pueda ser muy concreto, sí podrá comentar algo sobre la
gigantesca discrepancia a la hora de valorar los patrimonios entre su propia
organización y el ministro en cuestión. Miguel Boyer citó Galerías Preciados...
“R”. Una empresa extranjera que venga a España a montar un negocio estilo
Galerías Preciados, y traiga para ello 50,000 millones de pesetas, los deposita en
un banco y comienza.
Yo le digo que con esa cifra tan abrumadora no tendría suficiente, ni muchísimo
menos, para comprar los treinta solares, las treinta edificaciones, las treinta
instalaciones más lo que representa de organización, más el fondo comercial, el
nombre, la imagen... de Galerías. Nada de eso se improvisa. Tardaría mucho
tiempo en llegar a unas Galerías Preciados que ha pasado de unas pérdidas de
7,000 millones a estar prácticamente equilibradas el pasado año, totalmente
reflotadas. El presupuesto que este año tenía el grupo Galerías, con Marcol,
Mantequerías Leonesas y Sears era de 80,000 millones de pesetas.
Yo no soy solidario con estas afirmaciones ni con quien las hace. Si todos
pensásemos de la misma manera, yo no sé qué iba a ser de este país.
Nosotros, tras diez años de crisis mundial, no hemos cejado en nuestro intento de
hacer algo positivo por miles y miles de personas, que no son sólo las personas que
trabajan en el grupo ni las familias que dependen de ellas, sino la cantidad de
proveedores, suministradores, gente que pone sus ahorros en Rumasa. Si la gente
pone una confianza ciega en Rumasa, creo que la gente no es tonta, la gente tiene
un sentido, algo de positivo está viendo en las conductas de quienes dirigimos
Rumasa. ¿Es tan difícil de apreciar y de valorar esto, con independencia de los
147
propios activos? ¿Se puede decir de golpe "esto no vale nada" y en virtud de cuatro
cifras frías, que no sabemos de dónde salen, y en veinticuatro horas se destruye
toda la labor de veintitantos años de trabajo, donde tanta gente ha colaborado con
un empeño y un entusiasmo tan grande? Es algo insufrible, es algo que no tiene
sentido, es algo que no se llega a comprender para nada. Un día a lo mejor lo
entiendo; hoy por hoy estoy completamente atónito.
Estoy hablando con el corazón, y lo que más me importa de todo son las personas.
Cuando se va con ánimo de lucro ni interesan las personas, ni interesan los
puestos de trabajo ni las inversiones, ni complicarse la vida, sino solamente decir
aquí pongo dos, me dan cuatro, lo acumulo, lo guardo y de esto vivo.
Lo único que me ha movido es un afán noble, digno, con un coraje y con un ímpetu
enorme de hacer algo positivo, bueno, que redunde en beneficio del país. ¿Sabe lo
que más me preocupa? Me preocupan los obreros de Rumasa, el personal adicto e
incondicional de primerísima talla que no tiene precio y que no tiene valor material.
Me preocupa que toda la gente que ha puesto sus intereses saliesen perjudicados
en lo más mínimo. Esto es algo insufrible para mí.
“R”. Para calificar los riesgos concentrados en las propias empresas hay que saber
en qué se sustentan. Si se descansaran en unas parcelas de zona verde no tiene
valor, pero hay que apreciar que en este caso los riesgos descansan en empresas
muy importantes, con una actividad muy significativa, con una facturación de
mucha consideración y que además son operaciones normales con empresas que
se conoce, que están ahí, que se pueden tocar.
“P”. También se ha afirmado que los beneficios no existían y eran más bien
pérdidas.
148
reinvierte todos sus beneficios. Y esto es demostrable. ¿Para qué, pues, Rumasa se
va a inventar unos beneficios que no existen?
“P”. Por último, sobre las acusaciones concretas, ¿es cierta la deuda tributaria del
grupo por más de 20,000 millones de pesetas?
“R”. En primer lugar le digo que no me consta esta cifra. Los datos de las actas
recurridas son muy inferiores, pero de lo que no cabe duda es de que en este
volumen enorme de empresas, por poco que sea en cada una, a la hora de recurrir
y discutir, si suma todo ello hay que ver qué importancia tiene la cifra resultante en
relación a la que se paga. Además, entiendo que no hay deuda tributaria hasta
que los tribunales ante quien están recurridas las actas levantadas por la
inspección en muchas empresas digan su palabra. Mientras tanto, es un acta en
disconformidad, cosa perfectamente hacedera en un Estado de derecho. Dar la
cifra de 20,000 millones, y nada más, es decir una parte mínima de la verdad.
Diga usted también que en el año 1981 se pagaron del orden de 15,000 millones
de pesetas en impuestos. Diga usted también que esos cerca de 20,000 millones
de pesetas, en el supuesto de que fueran ciertos, obedecerán, lógicamente, al
período de prescripción fiscal, que es de cinco años. Se enfrenta así una cifra de
20,000 millones por cinco años con un volumen de pagos al Estado de 15,000
millones en 1981. Esto tiene una dimensión de relativismo en cuanto a las cifras, y
relativismo en cuanto a la decisión de los tribunales. Por otra parte, Rumasa desde
el primer momento ofreció la colaboración para estudiar en profundidad cada tema
tributario, negociando con el Ministerio de Hacienda. Ello se hizo por escrito, siendo
García Añoveros ministro. Hacienda contestó diciendo que estaban conformes en
examinar toda la problemática fiscal del grupo, en encontrar unos cauces para
determinar cuál era la deuda fiscal de verdad y establecer unos plazos y unas
formas de pago.
“P”. ¿Entiende usted que Rumasa es la primera pieza del dominó de las
nacionalizaciones socialistas? ¿Es el Gobierno actual un lobo con piel de oveja? ¿Le
ha defraudado Felipe González? ¿Qué opina de Miguel Boyer?
149
“R”. Rumasa encargó a la firma Arthur Andersen la auditoría de un centenar largo
de las empresas y de la totalidad de los bancos del grupo.
Como usted sabe muy bien, se trata de una prestación de servicios en la que,
lógicamente, el cliente tiene el legítimo derecho de poner reparos al trabajo
realizado o en vías de realización. Es una práctica normal que no puede extrañar a
nadie. En el caso que nos ocupa hubo, efectivamente, alguna divergencia de
opiniones que, justo es decirlo, mereció en todo momento la natural comprensión de
la prestigiosa firma. Buena prueba de ello es que Arthur Andersen nos había
entregado ya la documentación correspondiente a un centenar de empresas
totalmente auditadas y en la que se demuestra que la contabilidad reflejaba
fielmente la realidad patrimonial, y estaba a punto de facilitarnos la de otras
cuarenta y tantas. La documentación facilitada por Arthur Andersen fue entregada
inmediatamente al Fondo de Garantía de Depósitos y, que yo sepa, no ha merecido
ningún tipo de reparos.
En cuanto a la auditoría de la división bancaria del grupo, los trabajos habían sido
suspendidos para la formalización de un “status repport” o informe de situación
explicativo del trabajo realizado y del que quedaba por realizar en cada uno de los
bancos. Este informe de situación, que habíamos solicitado a principios de
diciembre de 1982, se empezaba a entregar precisamente en los días
inmediatamente anteriores a la expropiación.
Debo hacer constar que el Fondo de Garantía de Depósitos había emplazado a los
bancos del grupo Rumasa a que indicasen antes del 10 de marzo de 1983 la fecha
de terminación de sus auditorías, fecha que, evidentemente, aún no ha llegado.
“R”. No temo ir a la cárcel por la sencilla razón de que tengo plena fe en la justicia
y en la rectitud de intención de nuestras autoridades. Para condenar a alguien
primero hay que juzgarle, y yo tengo mi conciencia tranquila y la seguridad jurídica
que depara vivir en un Estado de derecho como es España. Lo de marcharme al
extranjero, prefiero pensar que se trata de una presunción tan ligera como
desprovista de fundamento.
150
“P”. Antes de la expropiación, durante mucho tiempo siempre se habló en voz baja
del sueño de Ruiz-Mateos de concentrar Rumasa con el Banco Español de
Crédito...
“P”. ¿Estaría dispuesto a comenzar otra vez de nuevo? ¿Cuáles son sus actuales
objetivos?
“R”. Rumasa empezó, hace veintiún años, con un capital de 300,000 pesetas. Si
después de todo esto tuviera que empezar de nuevo, lo haría con la misma ilusión
de entonces. Pero ahora no es esa la cuestión.
¿Mis objetivos actuales? Ayudar en lo que pueda a que todo este problema, que yo
no he planteado, se resuelva en un marco de serenidad y de justicia.
“P”. ¿Cómo se enteró usted de que le habían expropiado? ¿Es cierto que fue a la
misma hora que el resto de los ciudadanos?
“R”. Absolutamente cierto. Conocí la noticia por la televisión. Estaba hablando con
mis hijos y llegó una hija corriendo porque la había llamado su novio y le había
dado la noticia de la televisión.
“R”. Para mí fue una sorpresa enorme... Si la voluntad de Dios es esta, amén.
Ahora, esto es en un plano sobrenatural y de proyección en el que yo creo. En el
orden humano no entiendo nada.
151
Por todo ello, reitero una vez más que no entiendo nada, no sé nada, pero lo que
mantengo y repito hasta la saciedad es que no ha habido motivo en absoluto para
tomar las medidas que se han tomado. Estoy perplejo, atónito, y espero que con el
tiempo podré entenderlo.
“R”. Mire usted: la solidaridad suele darse con mucha más facilidad entre los
trabajadores que entre los financieros, como es lógico y por razones obvias. No
deseo entrar en análisis de actitudes, que siempre serían necesariamente
subjetivas. Respeto cualquier punto de vista a la hora de contemplar la delicada
situación presente, aunque no lo comparta. Lo importante es sentirse en paz con la
conciencia, y yo me siento en paz con la mía. Algunas declaraciones recogidas por
los medios de comunicación explican suficientemente determinadas posturas.
¿Para qué hablar más de ello? En cuanto a si me siento un “outsider” dentro de la
banca española, puede comprender que, al no ser en estos momentos banquero por
razón del decreto-ley de expropiación, me considero un “outsider” absoluto.
Con independencia de las auditorías, que son métodos modernos en este país, la
banca española, que es sabia, muy experta y ha funcionado siempre bien, se ha
dejado guiar por unos factores que en un período de tiempo determinado pueden
valorarse como buenos o malos.
152
“P”. ¿Qué cree que piensan sus trabajadores y el hombre de la calle a estas
alturas del conflicto desatado en el “holding” de la abeja? ¿Cuántos trabajadores
ha despedido durante los años de la crisis económica?
“R”. Tengo plena confianza en lo que piensa la inmensa mayoría de los hombres y
mujeres que durante tanto tiempo han colaborado conmigo en la hermosa tarea de
construir, engrandecer y consolidar Rumasa. Desde los cargos directivos hasta
quienes han desarrollado las labores más modestas saben de verdad lo que ha
sido Rumasa, y sólo ellos son capaces de medir la capacidad de esfuerzo y
entusiasmo compartido por todos en torno al logotipo de la abejita, tan entrañable
para todos nosotros. Estoy seguro de que ellos no van a dejarse influir por
cualquier tipo de informaciones tendenciosas, sensacionalistas o
intencionadamente calumniosas. ¿El hombre de la calle? Una reciente encuesta,
rigurosamente realizada hace pocos meses, mostraba la muy favorable opinión que
Rumasa merecía al pueblo español.
Por supuesto, es fácil influir en la opinión pública con cierta facilidad cuando exista
el propósito decidido de hacerlo y se disponga de los medios necesarios para ello.
El dato concreto que me pide sobre cuántos trabajadores han sido despedidos de
las empresas del grupo Rumasa en los últimos diez años es difícil de contestar.
Efectivamente, se han producido algunos despidos, muy pocos afortunadamente, y
siempre por causas graves. Si puedo recordarle que en 1973 el grupo tenía una
plantilla aproximada a las 30,000 personas y que al empezar 1983 contábamos
con cerca de 60,000. No me corresponde a mí comentar lo que supone tal
incremento, precisamente en este decenio de crisis continuada, en el que el
crecimiento del desempleo se ha convertido en una de las más graves
preocupaciones en nuestro país.
“R”. Voy a ser conciso en una respuesta global para esta serie de preguntas.
Jamás pensé que pudiera ocurrir la expropiación del grupo Rumasa. No había
razón alguna para temerlo. Y estoy en condiciones de poder afirmar otra vez que
sin esta expropiación el grupo Rumasa hubiera continuado con toda normalidad.
No tengo ninguna duda razonable al respecto.
“P”. Tras la reunión de Boyer con los periodistas, en la que asegura que enviará a
los inspectores del Banco de España al “holding” si se rompe con la auditora
Arthur Andersen, ¿qué pasa? ¿Cuál es la secuencia de hechos?
153
Boyer acepta esto. En la segunda parte, José María Ruiz-Mateos debía autorizar a
las autoridades monetarias para poder llamar y dialogar directamente con Arthur
Andersen. Se le responde que no hay ningún inconveniente, siempre que Rumasa
esté presente, pero no acepta. Boyer dio a Rumasa una hora para repensar su
actitud y que firmase el documento. Esto no ocurrió y se creó un clima de gran
tensión.
“P”. ¿Cuál es el patrimonio personal del que dispone en estos momentos el que ha
sido considerado el hombre más rico de España?
“P”. ¿Quiénes son sus enemigos? ¿Qué opina de la instrumentación política del
asunto? ¿Cuál es su estado anímico actual?
“P”. Rumasa ha sido el caso enésimo de crisis bancaria en España. Sin embargo,
su resolución ha sido atípica en comparación con todos los precedentes. ¿Se siente
discriminado en el trato obtenido respecto a Banca Catalana, Banco Urquijo y otros
muchos?
“R”. Le sugiero que esta pregunta la dirija usted a las autoridades competentes en
la materia, que supongo podrán responderle con todo lujo de detalles.
“P”. ¿Por qué cree que no le han concedido a usted las ayudas que va a emplear el
Estado en expropiar, sanear y devolver al sector privado las sociedades ahora
expropiadas?
154
“R”. Esta pregunta no me corresponde responderla a mí. Lo que sí puedo afirmar,
una vez más, es que Rumasa nunca tuvo ni necesitó ayuda del Estado.
“P”. ¿Fueron en algunas ocasiones buenas sus relaciones con el Banco de
España? ¿Alguna vez le amenazaron con nacionalizar el grupo?
“R”. El Banco de España jamás me amenazó con tan grave medida, y tengo la
convicción de que la autoridad monetaria no ha considerado en ningún momento
tal posibilidad. Prueba de ello es que, de haber encontrado irregularidades graves
en el grupo, habría adoptado inmediatamente las acciones cautelares necesarias,
y para los que está plenamente facultada, como ha ocurrido en otros muchos casos
fáciles de recordar.
Ese día conversaba con algunos de sus hijos en el salón de la mansión cuando
entró corriendo, apenas sin voz, otra de las hijas, para comentar lo que Eduardo
Sotillos, portavoz del Gobierno, acababa de decir por televisión: que Rumasa había
sido expropiada. A la incredulidad sucedió la emoción y más tarde la falta de
entendimiento. Era el fin de un proceso que según el ministro de Economía y
Hacienda, Miguel Boyer, había comenzado en 1978 y que había tenido sus
momentos más tensos el lunes pasado en una reunión de cuatro horas en el
Ministerio de Hacienda.
En ese mismo salón, sesenta y cuatro horas más tarde, Ruiz-Mateos explicaba
ayer a dos redactores de “El País” su aturdimiento. "El tiempo dirá quién tiene la
razón", dijo, pero "por el momento no tengo explicaciones razonables". Sobre la
mesa, la familia Ruiz-Mateos tiene, muy manoseado por el uso, un pliego de citas
de Séneca, Baltasar Gracián, Maquiavelo.
En otra mesa lateral, retratos de cada uno de sus trece hijos, del matrimonio, del
Rey Juan Carlos con Ruiz-Mateos y un tríptico con las fotografías de Alfonso XIII,
don Juan y el Rey Juan Carlos.
Ruiz-Mateos observa por los ventanales algunos de sus hijos más pequeños
corretear por el jardín con la camiseta del Barça. Para hacerle las fotografías con
los familiares los llama dentro de la casa; tiene un miedo casi patológico a que los
fotógrafos de prensa que acampan a la puerta de su casa con potentes
teleobjetivos puedan localizarle.
155
Lo mismo ocurre ante la presencia del magnetofón. La entrevista comienza con el
periodista usando papel y lápiz hasta convencerle de la necesidad de reproducir
fielmente su pensamiento, su estado de ánimo, su vehemencia. Tras la larga
conversación, Ruiz-Mateos parece más relajado que al principio. "Hablo con el
corazón", dice, y cada poco pregunta si le crees. Su capacidad de convencimiento
es infinita: cuando habla de Rumasa es un iluminado con pocas dudas sobre el
modelo.
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El País, Domingo
La violencia casi endémica que azota desde hace años el País Vasco se ha
trasladado al seno mismo de la familia nacionalista. La tribu de Aitor, el legendario
padre de los vascos que concibió el riojano Navarro Villoslada, conoce un nuevo
cisma. En un contexto de crisis económica que no encuentra la salida del túnel,
Euskadi ve cómo a la tradicional dualidad nacionalismo-españolismo, en torno a la
cual giraba la política vasca, se suman ahora múltiples guerras de banderías.
Madrid ya no es el único punto de referencia que agita a Euskadi.
En la cueva del Gorbea se rompió algo más que la familia Gárate. Por primera vez
secuestradores, policías y secuestrado eran igualmente vascos.
Activistas de ETA y afiliados al Partido Nacionalista Vasco (PNV), que habían
atravesado juntos el desierto franquista, se reconocían como enemigos. El cadáver
de Genaro García Andoáin entraba en casa en un mal momento, recién consumado
el cisma capitaneado por Carlos Garaikoetxea.
Religión y patria
Por mucho que Sabino Arana adjurase del carlismo, hay en él una amalgama de
integrismo y un raro federalismo de raíces forales. "El gran problema del PNV es
que ha sido incapaz de crear un modelo de Estado integrador, aunque sea vasco".
Fernando García Cortázar, jesuita de Deusto, historiador, crítico del nacionalismo,
añade que el púlpito ha sido uno de los vehículos para transmitir la ideología del
157
PNV. "No es extraño que la idea de patria haya terminado por adoptar caracteres
religiosos. Eso le da fuerza y le incapacita para el pacto". Con el infiel no hay
acuerdo posible.
Juaristi agrega que el PNV es "incapaz de entender una sociedad basado en lazos
políticos". Estudioso del siglo XIX, asegura que los vascos no han tenido en su
historia conciencia de unidad política, aunque sí de unos privilegios comunes, los
fueros, cuya defensa los unió ocasionalmente.
Los derechos históricos que Arzalluz invoca han teñido, a su juicio, de arcaismo la
vida política vasca, restando poder al Gobierno de Vitoria en favor de las
diputaciones. Garaikoetxea ha hecho de la ley de Territorios Históricos el blanco de
un partido que, a falta de legitimidad histórica, necesita justificar el cisma
nacionalista.
La batería de acusaciones hace poca mella en el máximo dirigente del PNV. Eso
que otros llaman foralismo, que garantiza a las tres provincias vascas idéntica
representación en las instituciones autonómicas, al margen de su peso
demográfico, era para él la única vía para que una provincia de poca implantación
nacionalista como Álava votase por Euskadi. "Sólo así podemos esperar que algún
día los navarros sigan el mismo camino".
Un proyecto discreto
El líder del PNV relata así la estrategia que trazó su partido al final del túnel
franquista. "Hicimos un diseño discreto para los 10 años siguientes. En un
momento en que teníamos escasos medios humanos y económicos, cuando la calle
estaba en manos de todos los radicales, no sólo de ETA, trazamos un proyecto
discreto: conseguir la unidad de Euskadi sur en el marco de un estatuto que no
fuera inferior al del 36, sin renunciar a nuestro propio ser". "Hoy tenemos una
hacienda autonómica, una policía, unos medios de comunicación propios y
competencias para desarrollar un modelo educativo que potencie el “euskera”.
Aunque no han faltado los regateos, hemos logrado el marco jurídico que
pretendíamos, salvo la unidad territorial, en la que el PSOE se echó atrás, es
posible que por consideraciones estratégicas. Navarra le da a Euskadi una
complementariedad territorial y una larga frontera pirenaica con Francia que
Madrid ve con recelo".
158
Con su fe fortalecida por 40 años de catacumbas, el PNV no supo ver, asegura el
médico donostiarra Antonio Ayestarán, que tras la aparición de ETA se había
consolidado la ruptura del nacionalismo con una cultura política radical que
reconocía en la violencia uno de sus rasgos de identidad.
Frente a la filosofía del paso a paso "sin renunciar a nada", como Arzalluz se
encargaba de recordar, o la política real que en boca de Garaikoetxea significa
establecer pactos sin abandonar el horizonte de la autodeterminación, los jóvenes
airados han alzado la bandera del todo o nada.
Para Herri Batasuna (HB) la soberanía vasca no tiene cabida en una Constitución
unitaria que deposita la soberanía en el pueblo español. Iñaki Esnaola afirma que
muchos nacionalistas que militan bajo otras siglas están de acuerdo con esto, sólo
que están atados por líderes timoratos. Ion Idígoras no tiene reparo en asegurar
que mientras no se acuerde "un nuevo marco político", idea dominante y casi única
de su actual campaña, la violencia seguirá en Euskadi. Es el sistema el que les
expulsa al no dejar resquicios para materializar sus ideas.
Minúsculos carteles
Tomás, cantante del conjunto de “rock radikal” Zer Bizio, dice que la violencia es
inseparable de su música. Viviendo en Bilbao no puede cantar a los pájaros del
cielo, entre otras cosas porque no los ve. "Tengo que decir –"qué bien, hoy no nos
ha parado la policía–". Eso no significa que el “rock radikal” se limite a decir –
"policía, policía, mierda, mierda"–. Nosotros queremos estimular a la gente
contándole lo que nos pasa".
Sus últimos conciertos están patrocinados por HB, que les paga 60,000 pesetas,
aunque puntualiza: "Nosotros no le damos la mano a nadie, ni siquiera a HB".
Según él, las elecciones no sirven para nada, salvo "para que se vea que en este
pueblo hay una respuesta". Su próximo disco saldrá pronto a la calle con un título
expresivo: “Sentimientos y venganzas”.
Contra los usos de otros partidos, HB apenas coloca un par de minúsculos carteles
en el escenario, al que no sube ningún orador. La comunicación con el público no
necesita de mayores identificaciones. El cantante de Zarama dedica una canción "a
las parejas conflictivas..., esto es, a todas las parejas..., incluidas las de la
Guardia Civil". Un centenar de jóvenes baila bajo la lluvia. Sólo un grito demasiado
obvio: "Gora ETA militarra". Todo se desarrolla en Baracaldo, un pueblo de aluvión
159
crecido en los huecos que dejan las fábricas. Altos hornos y viviendas se mezclan
en un paisaje infernal. Es lo que el escultor Eduardo Chillida denomina
"industrialización atroz".
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de
extrañar que el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. La
violencia no ha sido la causa, pero nadie niega que ambos fenómenos se alimentan
mutuamente. "Arzalluz apunta que HB es el desagüe de muchas cosas", que,
según Juaristi, ha dado cobijo a "todos los que andan a la búsqueda desesperada
de identidad". En términos más brutales añade: "Ya puede ser vasco todo el que
comulgue con la abyección y el asesinato". García de Cortázar no exculpa al
nacionalismo tradicional de la violencia. "Todo nacionalismo conduce a la exigencia
de un Estado, y el peligro de las utopías es que crean frustraciones y conducen a
la violencia".
Fin de época
Desde el axioma de que nada hay más tímido que un millón de dólares, no es de
extrañar que el País Vasco haya entrado en su más grave crisis económica. Es
seguro que la violencia no ha sido la causa del derrumbe industrial, pero nadie
niega que ambos fenómenos se alimentan mutuamente. Pérez de Calleja, que
desde su caserío aún puede divisar un bosque enriquecido de oro por el otoño, todo
un lujo en esa cadena de chimeneas que va desde Somorrostro a Fuenterrabía,
dice que la violencia es un fenómeno aledaño de una crisis industrial mucho más
profunda.
"Se nos ha agotado un modelo industrial que ha funcionado durante un siglo". Este
proyecto, encabezado por la Liga de Productores Vizcaínos y tributario de Henry
Bessemer, inventor del alto horno de hulla que permite la obtención de acero de los
hierros sulfurados vizcaínos, se apoyó en el nuevo marco económico implantado en
1976 tras la definitiva derrota carlista, que algunos nacionalistas recuerdan como
160
una más de las guerras perdidas por los vascos. El “monocultivo” del hierro fue el
motor de una industrialización algo tardía, que con el traslado de las aduanas a la
costa encontró en España un mercado cautivo.
Estamos en una típica situación de fin de época y parece que nuestros políticos ni
se han dado cuenta o al menos no lo reconocen". En su diagnóstico la violencia es
un hecho marginal, aunque actúa como factor de desmoralización.
La huida
Velasco añade que "ni la ITT ni la Hewlett Packard han venido, aunque sólo sea a
preguntar, prefieren irse a zonas menos calientes. Las multinacionales huyen del
País Vasco".
Jefes de personal ven su nombre en las calles con el añadido macabro: "Te vamos
a matar". Un empresario cuenta más de uno de sus jefes de taller ha recibido
llamadas amenazantes por el solo delito de echar una bronca en la fábrica. "No
importa que sea nacionalista".
Según una encuesta realizada recientemente por la ZUR entre 2,800 industrias del
Nervión, más de 700 no han invertido nada en los últimos tres años ni piensan
hacerlo en los tres próximos. La respuesta sólo fue positiva en 500 casos. "No
invertir en seis años es morir", sentencia Velasco.
Destrucción del 40% del empleo industrial en ocho años, tasas negativas de
inversión hasta 1983, paro del 56% entre menores de 25 años (el más alto en
todas las regiones de la OCDE), son datos –algunos del propio Gobierno autónomo–
161
que ha memorizado el socialista José María Benegas para desmentirle a Ardanza
cuando este sostiene que la crisis tocó fondo en 1980.
Hay empresarios que sostienen que el País Vasco volvería a dispararse hacia
arriba si se pusiera coto a la violencia. Algo de eso se trasluce cuando Vizcaino
transmite a los políticos el mensaje de que acaben con la lucha armada y se
pongan de acuerdo en algunos puntos esenciales, lo demás correrá de parte de los
empresarios.
"Algunos se han ido pero la mayoría sigue aquí. Las industrias no se pueden
desmontar y llevar a otro sitio.
El entierro de Neguri
"La explicación de que ETA", dice Juaristi, "es una respuesta al centralismo de
Madrid deja de servir cuando tienes el muerto en casa".
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seguidores de Euskadiko Ezkerra son unos vendidos a la causa de Madrid y
finalmente ETA acusa a todo lo que no sea HB.
Michelena confiesa que éste es "un país aterrorizado", en el que todos tienen un
exquisito cuidado en no decir lo que no deben decir. Impenitente lector en inglés de
novelas negras, no cree que el miedo de Euskadi sea muy diferente del que se
adueñó de Chicago bajo el imperio de la mafia del alcohol. "Nosotros creíamos algo
tan simple como que era malo matar.
Incluso tratamos de hacer la guerra decentemente. Pensaba que ése era un valor
del país, pero ahora resulta que se acepta lo contrario".
Todo es empeorable
A veces no se sabe si ese Euskadi soberano, por el que ETA mata, es para el PNV
una utopía, irrealizable como tal, o una meta política operativa. Arzalluz ha
reconocido alguna vez que Euskadi sólo podrá ser un Estado independiente "por
una broma de la historia". Pero no está dispuesto a renunciar. "Nadie renuncia a
nada, tampoco los socialistas a su propia utopía".
Michelena, que ha dedicado a esta lengua toda una vida, reflexiona así: "Cierto
grado de conflicto es inevitable, pero en interés de todos debemos conseguir que se
mantenga dentro de márgenes tolerables. La actuación sobre el “euskera” no
debería depender de los vaivenes electorales. Es difícil encontrar un marco
aceptable para todos, pero creo que podemos establecer dos principios: la lengua
menos favorecida históricamente tiene derecho a una protección especial, sobre
todo porque es un patrimonio esencial, pero es insensato pretender que se
convierta en el idioma único". El mejor conocedor del “euskera” sostiene que la
violencia es inútil en este terreno.
"La violencia no logra otra cosa que ahuyentar a la gente y nosotros, que somos un
país marginal desde el punto de vista de la cultura, necesitamos más que nadie la
exogamia. Todo lo que contribuya a avanzar en el terreno del conocimiento es
bueno, sea en una lengua o en otra. Necesitamos universitarios homologables en el
exterior, sin que el “euskera” sea la medida única". A Michelena le importa poco
que la física cuántica se explique en vascuence, "aunque ya podemos hacerlo,
porque nuestra lengua se ha modernizado". Prefiere que el profesor sea de primer
nivel.
163
El País, sábado 22 de mayo de 1982 Las Malvinas
La persona que tengo ante mí es uno de los pocos supervivientes –unos cien de
entre los 5,000 “secuestrados” que pasaron por la tétrica Escuela de Mecánica de
la Armada argentina– que hoy permanecen refugiados en Madrid, conocía al
capitán Alfredo Astiz. Alguien que conocía a Astiz como quizá sólo las víctimas
llegaron a calar en sus verdugos. Este es su testimonio.
Maruja Torres. La persona que tengo ante mí y que –como los otros que me nutren
para este reportaje– me pide que le respete el anonimato, ya que no los recuerdos,
se explica a sabiendas de que me va a costar entenderle: "Cuando digo que Alfredo
Astiz no es como le definen los periódicos no quiero significar que sea mejor.
Sencillamente, es distinto. No es un torturador, en el sentido de que su misión no
era conducir los interrogatorios ni aplicar la “picana” eléctrica, aunque
seguramente alguna vez lo hizo si fue necesario.
Pero es un torturador, a lo mejor el que más, porque él era uno de los que
suministraban el material humano que luego iba a parar bajo las manos de los
verdugos. Desde un punto de vista ético, moral y de responsabilidad histórica,
Astiz está metido hasta el cuello. Sin embargo, no quiero ser injusto con él, y si
alguna vez volvemos a encontrarnos cara a cara, pretendo que sepa que nunca le
falsifiqué, que expliqué su monstruosidad tal como era, sin simplificarla".
Otro testimonio -otro superviviente- coincide: "No es un Martín Borman. Eso sería
demasiado fácil". Y no es un personaje fácil, no, el teniente de navío Alfredo Astiz.
No es un hombre a la manera de Pernia, alias “el Rata”, que antes de hincarle la
“picana” en la carne a una mujer suplicaba: "Permiso, señora". Ni a la de Acosta,
alias “el Tigre”, un “dandy” que se cambiaba de atuendo varias veces al día y
disponía de distintos relojes marca Rolex para conjugar con el traje, y que entre
dos torturas practicaba la navegación a vela, y que descendía a la cámara de los
horrores en chándal, con un whisky en una mano y un lanzagranadas en la otra, y
que en plena aplicación del suplicio hacía una pausa para explicar, en su gracioso
estilo onomatopéyico –"y entonces el destructor, brrrrrrummm, en vez de atacar,
encalló, plas, plum, y chim, pom"–, ocurrentes chistes mientras sus víctimas
gemían de dolor. Tampoco es como Benasi, el minucioso, el concienzudo, que
aplicaba el martillo tan prolijamente que más adelante fue enviado a Arabia Saudí
para asesorar al rey Jaleb.
"Astiz era un oficial típico de la Marina argentina. Si su nombre transcendió fue por
haberse visto envuelto en asuntos internacionales".
Intoxicación de titulares
Asuntos internacionales: dos monjas francesas y una súbdita sueca –la “suegrita”,
como ellos la llaman– capturadas, torturadas y asesinadas. Pero luego hablaremos
de eso. Ahora estamos en que hay que prescindir de la intoxicación de titulares de
periódico y notas de agencia, del Astiz pintado como un lobo sediento de sangre
humana, para ceñirse a otra realidad mucho más compleja, a otro infierno.
164
Para entender a quienes se refieren a Alfredo Astiz como a un enemigo distinto –y
no por ello menos pavoroso– hay que empezar imaginando, si se puede, ese edificio
de cuatro plantas situado en el bonaerense barrio de Núñez, en la avenida del
Libertador, a cuatrocientos metros del estadio del River Plate. La cámara de tortura
está en el sótano; en la planta baja se encuentran las oficinas operativas y de
inteligencia; en el primer piso hay cuartos vacíos, en el segundo están los
dormitorios de los oficiales permanentes, y en el último, la “capucha”, en donde se
hallan, en un ambiente dividido por tabiques, los detenidos que no están siendo
torturados. El mundo comienza y termina ahí, hasta el punto de que los gritos de
los hinchas, que llegan amortiguados desde el estadio, parecen sonidos de
ultratumba. Es como vivir en el interior de un submarino, es el otro lado del espejo,
la locura, quizá tanto para los verdugos como para sus víctimas. Porque la mayoría
de quienes realizan entre esos muros su oficio de muerte tienen detrás una familia
destrozada.
165
atentado. Sin embargo, en aquel tiempo, Massera gustaba de acudir
personalmente a torturar –sólo de cuando en cuando, para alivio de los
guardaespaldas que tenían que protegerle–, como el patrono que llega
puntualmente a su fábrica para dar ejemplo a los obreros.
Desde muy niño había querido ser oficial de la Marina: por mucho que mire atrás
no recuerda haber pretendido otra cosa. Y, de alguna manera, es natural, lo lleva
en la sangre. Su abuelo poseía unos astilleros. Su padre fue un marino de los de
cuerpo entero, de esos que permanecen en el puente de mando infundiendo valor a
sus hombres, capaces de hundirse con el barco, a la manera de un personaje de
Conrad o Stevenson. Lástima que tantas virtudes navales tropezaran con la
ambición de Massera, que nunca le permitió llegar a contralmirante. En cambio,
Massera estuvo encantado de introducir a Astiz hijo en el turbio asunto de la
eufemísticamente llamada “lucha antirrepresiva”: era una forma de pringar a la
Marina tradicional hasta el cuello en la más sórdida página que ha conocido la
historia argentina.
Alfredo Astiz tenía 23 años cuando triunfó el golpe y era prácticamente igual que
ahora, igual de valiente, igual de seguro, con la sonrisa inocente, el mechón claro
acariciándole la frente, el cuerpo de jugador de rugby, el talante caballeroso de
oficial de elite frecuentador de niñas bien a las que no presta atención excesiva. La
primera operación en la que el joven Astiz participa, antes de pertenecer a
“Selenio”, tiene efecto poco después del golpe, cuando se procede a secuestrar –y
podría decirse que es un secuestro hasta cierto punto “legal”, teniendo en cuenta lo
que vendrá después– a políticos y sindicalistas que pueden oponerse al régimen de
Videla. La operación se lleva a cabo utilizando microbuses, y Astiz se jacta de su
eficacia, de que ha resultado mucho mejor que cuando el golpe de 1966, en el que,
según le han dicho, hicieron lo mismo utilizando microbuses de una sola línea y,
claro, aquello fue un desmadre.
166
La suequita
Parece bastante seguro, sin embargo, que Alfredo Astiz participó en la operación de
captura como uno más entre la treintena de oficiales que sitió la casa a la que ella
acudió, aunque resulta bastante probable que la bala que se alojó en su cabeza
perteneciera a la escopeta que el joven Astiz –alias “el Rubito” – solía utilizar en
este tipo de operaciones. El disparo rozó el cerebro de Dagmar y la dejó
hemipléjica, sin control de esfínteres. Luego la llevaron a la escuela, la torturaron
y, finalmente, la mataron.
La operación más brillante en que Astiz participó, aquella por la que más tarde se
haría, como suele decirse, tristemente famoso, fue su infiltración en el movimiento
de las Madres de la Plaza de Mayo. Se le puede imaginar fácilmente: joven, rubio,
guapo, simpático, tierno, el hijo con el que todas aquellas mujeres desangradas
podían identificarse. Apareció en la plaza de Mayo fingiéndose hermano de un
estudiante desaparecido.
En esa misma ocasión la policía –una hábil maniobra– carga sobre las madres, él
trata de defenderlas a golpes, las madres se conmueven, se arrojan sobre los
agresores, le rescatan.
Y a partir de ese momento, Alfredo Astiz se convierte para ellas, en “el Rubito”,
alguien a quien proteger y adoptar, alguien que les protege a su vez. Lo introducen
en la comisión, y él y una montonera detenida en la escuela que más tarde se une
a él en la infiltración, fingiéndose hermana suya –hoy, vive en Madrid y afirma que
fue obligada a ejecutar ese trabajo–, consiguen asistir a diversas reuniones.
Son capturadas las dos religiosas y trece madres, “el Rubito y la Rubita”, pero a
estos se les deja en libertad inmediatamente, aunque sus víctimas lo ignorarán
siempre.
167
"¿Dónde está el Rubito?, ¿qué han hecho con él?", dicen que preguntaban las
monjas en su celda, encapuchadas y con grilletes en tobillos y muñecas. Y dicen
también que nadie se atrevió a contarles la verdad.
En todo caso, ¿qué importa eso? Las trece madres y las dos religiosas fueron
también brutalmente suprimidas.
La orden debió partir nuevamente de Acosta, “el tigre”, el jefe, que en ese momento
se encontraba en Puerto Belgramo, visitando a su mujer y a su padre –se
vanagloriaba de haber enseñado a disparar a su hijo, de diez años, con una
pistola del 45–, y que habló por teléfono con Astiz cuando se enteró de la captura.
Pero no cabe exculpar a Astiz, que en ese momento no era ya un recién llegado,
sino un oficial con mucho prestigio en la escuela y que además, según la norma
imperante allí dentro, era dueño y señor de sus detenidas.
Dicen que Alfredo Astiz, a veces, reflexionaba en voz alta sobre el futuro. "Si la
Marina me larga por lo que he hecho aquí, ¿a qué me voy a dedicar? Claro que", se
animaba, "tengo una buena capacidad técnica, soy hombre rana, paracaidista,
experto en explosivos, sé hacer muchas cosas...
Después de haber combatido en esa otra guerra rastrera contra madres y monjas,
después de haber asesinado concienzudamente, el teniente de navío Alfredo Astiz
pudo finalmente combatir contra verdaderos destructores, contra cañones
auténticos, soldados entrenados como él para la muerte.
Y entonces se rindió. De acuerdo con su lógica marcial, hubiera tenido que pegarse
un tiro: pero ahí le falló el personaje. Por eso ahora, quienes le recuerdan, dicen
que es un monstruo con fisuras. Un monstruo con los pies de barro.
168
I El País, jueves 17 de enero de 1991
Internacional / 5
Bush dejó muy claro que las fuerzas aliadas destruirían el potencial químico y
nuclear de Irak en el curso de las operaciones, que todavía continuaban mientras
el presidente se dirigía a la nación. Bush, que notificó previamente a los líderes del
Congreso, de acuerdo con la resolución aprobada el pasado sábado, su intención
de iniciar las hostilidades, puso toda la responsabilidad por el comienzo de la
guerra en el presidente iraquí, Sadam Husein. "Mientras el mundo esperaba", dijo,
"Sadam Husein respondió a cada gesto de paz por parte de la comunidad
internacional con un desafío".
Planes previos
169
nuestras operaciones se están desarrollando de acuerdo con los planes previstos".
Según los corresponsales acreditados en el Pentágono, 2,500 aviones aliados han
participado en el bombardeo masivo de las posiciones iraquíes en Kuwait y en
Irak. En este país, pillado totalmente por sorpresa por el ataque que se ha
producido exactamente a las 19 horas de expirar el plazo de las Naciones Unidas,
los aviones aliados han bombardeado exclusivamente objetivos militares como lo
demuestra el hecho de que, según informaban en vivo los corresponsales de las
cadenas norteamericanas en Bagdad, las explosiones que iluminaban la noche
iraquí se producían a mucha distancia de la capital.
Bush subrayó que los objetivos norteamericanos eran claros. "Las fuerzas de
Sadam Husein abandonarán Kuwait, el legítimo Gobierno será restablecido y
Kuwait será de nuevo libre", afirmó Bush, quien anunció que su intención era
repatriar a los soldados norteamericanos en el Golfo tan pronto como terminara el
conflicto.
La guerra del Golfo, bautizada con el nombre de Tormenta del Desierto, comenzó a
primera hora de la madrugada de hoy con un bombardeo masivo de las posiciones
iraquíes en Kuwait e Irak, según anunció en dos escuetos párrafos, el portavoz de
la Casa Blanca, Marlin Fitzwater. "La liberación de Kuwait ha comenzado", declaró
Fiztwater en la sala de prensa de la mansión presidencial ante un compacto grupo
de informadores convocados apresuradamente desde sus casas y sus puestos de
trabajo para escuchar la esperada orden de ataque a Irak, cursada por el
presidente Bush como comandante en jefe de las fuerzas armadas de Estados
Unidos.
"En colaboración con las fuerzas de nuestros aliados. Estados Unidos ha iniciado
la operación Tormenta del Desierto, destinada a hacer cumplir los mandatos del
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Desde las siete de la tarde, hora de
la costa este norteamericana (una de la madrugada, hora española), las fuerzas
que participan en la operación están atacando objetivos en Kuwait e Irak.
La última oportunidad
170
público procedentes de los enviados especiales de las cadenas de radio y
televisión norteamericanas desplazados en Bagdad. La CBS informó que una
oleada de cazabombarderos F-15 estaba despegando de las bases situadas en el
centro y en el este de Arabia Saudí con dirección al norte.
La cadena ABC dio cuenta de que las sirenas de alarma habían comenzado a
sonar en las ciudades del reino saudí tan pronto como despegaron los aviones
mientras que, según el enviado especial de la CNN, las luces de Bagdad se
apagaron tan pronto como hicieron su aparición en el cielo iraquí los aviones
norteamericanos y aliados.
171
Washington, una ciudad pendiente de la televisión
Un recorrido por diversos barrios de la capital federal ofrecía anoche una ciudad
que se iba vaciando, más por curiosidad por seguir la guerra por televisión que por
pánico. En barrios como Georgetown o la avenida Massachusetts, donde se ubican
gran número de restaurantes, tabernas o salas de cine, apenas había gente.
Muchos restaurantes, que normalmente a esas horas están llenos de gente, anoche
aparecían casi vacíos.
En los pubs, los escasos consumidores estaban más atentos a las pantallas de
televisión que seguían la guerra minuto a minuto, que de los vasos de cerveza.
La presencia policial en las calles era prácticamente nula. Sólo frente a la Casa
Blanca, que se hallaba rodeada de una barrera de coches y agentes policiales, se
apreciaba una reacción popular a la guerra. Varios cientos de personas –la cifra
fue creciendo poco a poco– se manifestaban pacíficamente con pancartas contra el
conflicto bélico. Pero ni siquiera la avenida Pensilvania, donde se concentraban los
manifestantes y la policía –frente a la residencia del presidente norteamericano–,
estaba cortada al tráfico.
Más lejos, donde se ubican las embajadas de Israel y Kuwait –separadas por
apenas unas decenas de metrosal noroeste de la capital–, las calles estaban
todavía más vacías.
172
I Análisis Patxo Unzueta
Seguramente no sólo por convicción teórica, sino por las evidencias prácticas que
debieron proporcionarle los policías infiltrados en ETA (por ejemplo, aquella mujer
que convivía con el “comando Donosti”). Pero el hecho de que el Gobierno aceptase
entablar conversaciones con los jefes de ETA indica que seguramente tenía dudas.
Y es posible que también ETA las tuviera, pese a que siguiera preparándose para
actuar. Aquel enigmático comentario de los encapuchados entrevistados por la BBC
–si esto fracasa una nueva generación podría tomar las armas–, ¿era un indicio de
que pensaba en una retirada definitiva o más bien un aviso de la renovación
generacional que, según algunos ha realizado ETA durante la tregua? En la duda,
seguramente fue un error la detención de Belén González, uno de los interlocutores.
Cuando lo de Argel, Corcuera dio la orden de tener localizados a los terroristas,
pero de no detenerlos "sin consultar".
Lizarra ¿fue el resultado de Ermua –del miedo del PNV a ser barrido junto con ETA
/ HB– o del noble intento del PNV de "aportar los elementos que necesitan ETA y el
MLNV para pasar de la lucha armada a la vía política sin saltarnos la legalidad"?
Esto último lo dijo Arzalluz a fines de enero. Seguramente era en parte lo primero y
en parte lo segundo. Más que un deseo del PNV de seguir contando con el refuerzo
de ETA, lo que había era el intento de integrar al nacionalismo radical como fuera:
“a cualquier precio”; y ello por el temor, evidenciado en Ermua, de que el
nacionalismo pudiera quedar en minoría. La unidad “abertzale” se convierte en
condición para mantener la mayoría (y el poder). Pero esa unidad es imposible con
atentados. El PNV acepta abandonar el autonomismo, recuperando el
independentismo fundacional, como precio por la renuncia de ETA a la violencia.
No hay por qué negar una motivación moral, pero hay también un interés político
particular que sería arriesgado calificar sin más de legítimo.
173
sea legítima no significa que los demás estén obligados a compartirla para que
pueda plasmarse en la práctica. La independencia carece actualmente de apoyos
suficientes –sobre todo en Navarra– y por eso trata ETA de imponerla mediante la
coacción de la población. No puede ser democrático un planteamiento que implica
el chantaje de matar si no es aceptado.
Sería legítimo pedir al PNV que no plantee objetivos que sólo podrían alcanzarse
por medios ilegítimos; pero sólo se le exige que respete las reglas del juego: que no
trate de aprovechar la presión de ETA para provocar un cambio del marco político
favorable a sus intereses, y que no pacte con quienes consideran legítima la
extorsión y el asesinato. Lizarra es la expresión política de esa doble vulneración
de las reglas democráticas, y de ahí que sea legítimo exigirle que rompa dicho
pacto.
174
I El País, viernes 30 de junio de 1995
20 / España
Saldada esta cuenta, y como la tarde iba de espías, anduvo plagada de sorpresas.
La fundamental, que de espías no se habló demasiado. Además, Aznar, en la
réplica se mostró notablemente más brillante que en ocasiones anteriores y superó
de modo muy holgado lo que hasta ahora constituía su flanco más débil en la
confrontación parlamentaria.
Y hubo más. Julio Anguita, que soporta en muchas ocasiones un cierto tono de
cachondeo sintetizado en el "programa, programa, programa", se arrancó ayer una
catilinaria dirigida a los bancos socialistas para exhortarles a convertirse a la
izquierda verdadera.
Tampoco es frecuente que el portavoz del Grupo Socialista consiga como logró ayer
Joaquin Almunia, hasta ocho aplausos entusiastas de su grupo en una
intervención, relativamente corta, pero muy dura contra Aznar.
175
Lo habitual es que la intervención del portavoz del grupo que apoya al Gobierno
pase desapercibida.
Julián García Vargas, sentado tres escaños a la izquierda en el banco azul, veía
yugulada por ahora su carrera política y asistía impasible a su última sesión en el
Congreso, ya que, a diferencia de Serra, no es diputado.
176
El Grupo Mixto cuestiona a González como jefe del Gobierno
Para el portavoz canario, la gravedad de la situación "es tal que ha provocado una
alarma profunda" en toda España y aseguró que Felipe González ha dilatado su
comparecencia en el Congreso hasta poder hacerlo con el "gran éxito" de la cumbre
europea de Cannes debajo del brazo.
Mucho más duro estuvo el representante de Unión Valenciana José María Chiquillo,
que pidió la dimisión de González y propuso que el ministro de Exteriores, Javier
Solana, se pusiera al frente del Ejecutivo durante la presidencia de la UE.
177
Anguita equipara a los socialistas con el PP y les pide que abandonen la
política de derechas y se unan a IU
Derecha que, dijo, no está sólo en el PP y que amplió a los bancos socialistas que
apoyan políticas neoliberales.
Los rumores eran ya clamor –como el mismo Anguita dijo– cuando el coordinador
de IU aclaró que la derecha era el PP, pero era también aquella "que vota a la
reforma laboral, que hace una política neoliberal". El clamor amenazaba con pasar
a escándalo y Anguita se ofrecía a bajar el tono.
178
necesita". Y les reprochaba que "calléis, aplaudáis y luego murmuréis por los
pasillos", porque eso es "mantener una agonía terrible y ominosa para la izquierda
y para todo el país".
A los reproches de González y del portavoz socialista Joaquin Almunia sobre los
cafés con Aznar y la política de pactos poselectorales seguidos por la IU, Anguita,
elevando el tono –ahora sí– vino a decir que, al fin y al cabo, si no tomaba café con
González era porque éste no quería saber nada con Izquierda Unida.
179
I El País, martes 24 de agosto de 1999 Deportes / 41 Sevilla.
Las de Lewis pesaban 116 gramos, y eran de usar y tirar. "Sólo se podía utilizar
en una carrera", dice Hatfield. Se diría que las de Greene tienen una mayor
esperanza de vida; cuatro carreras. Las diferencias entre las que usó Lewis en
Tokio respecto a las de Greene no radican únicamente en el peso. La estructura de
cada una de ellas apenas guarda relación en el diseño y en los componentes.
"Aunque es más bajo que Lewis (1,76 frente a 1,86), Greene es más potente, más
grande. Sólo por eso", continua, "necesita otro tipo de calzado, una estructura que
le permita aprovechar lo mejor posible su forma de pisar sobre la pista. Greene
pisa con más potencia que Lewis y con un ángulo diferente cuando contacta con el
suelo".
180
trabaja intensivamente en el diseño de sus zapatillas, tampoco se parece al
plusmarquista mundial de 100 metros. Aunque Johnson es un atleta de 200 y 400
metros, nadie ha alcanzado una media de velocidad más alta que él. En Atlanta
corrió los 200 metros en 19,34 s. con una media de 9,66 segundos en cada 100.
Sin embargo por su estilo, menos abrasivo que el de Greene, su calzado es
diferente. Cada una de sus zapatillas pesa 125 gramos (75 menos que las de
Greene) y el tejido es más sedoso.
"A Johnson se le notan las marcas de los dedos cuando corre", dice Hatfield. Y
añade: "Es un atleta que ha tenido propensión a las lesiones musculares y
debemos cuidar muy bien el diseño para que no se produzca ningún tipo de
desequilibrio cuando corre".
"Greene tiene unos pies muy grandes para su estatura. Necesita más superficie en
la planta de sus zapatillas para guardar el equilibrio que se requiere al correr tan
rápido", dice el diseñador norteamericano. "Hasta que conseguimos la zapatilla que
queríamos, tardamos 18 meses. Durante ocho sesiones, estuvimos grabando su
manera de correr. Con una cámara nos fijábamos en las prestaciones de su
cuerpo.
Todos los detalles de Greene han tenido respuesta en su zapatilla. Decía Valentín
Rocandio, responsable del área de velocidad de la Federación Española, que
cuando el estadounidense pisa contra la superficie, tira el pie con la máxima fuerza
hacia adelante, para producir un “efecto cepillo”. Las cerdas del cepillo quedarían
alineadas hacia adelante, para impulsar mejor. Las zapatillas de Greene, que
cuentan con ocho clavos frente a los 10 de las de Marion Jones, contienen una
181
multitud de pequeñas púas de goma, que generen ese “efecto cepillo”. Todo
dispuesto, en suma, para que a Greene no le falte ayuda en la caza de récords.
182
I El País, sábado 3 de mayo de 1980 Internacional / 7
Sonrisa de elecciones
Todo empezó a eso de las 20:30 horas –una hora antes de que “mister” Nixon
llegara–, cuando entraron en el edificio los hombres del Servicio Secreto
norteamericano, vigilantes precisos y fogosos. Llevaban audífonos incrustados en
la oreja, a modo de cordón umbilical, para órdenes y sigilos, y así, al compás de
las consignas radiadas, inspeccionaron la casa entera, escudriñaron rincones,
miraron debajo de las mesas, esperando encontrar quizá un bolchevique
emboscado. Era un equipo de suspicaces sordos. Uno de ellos dejó olvidada su
agenda secreta de agente secreto en uno de los despachos, y el dueño del
despacho se la devolvió con inocencia singular, sin hacer siquiera fotocopia de ella,
mientras que el olvidadizo agente enrojecía hasta la médula, horrorizado ante su
183
fallo. Pero “mister” Nixon (todos le llaman “mister President”, porque un presidente
de Estados Unidos conserva siempre el tratamiento, aunque haya salido por
piernas del sillón, como en este caso) estaba al llegar, y los agentes se dispusieron
disciplinadamente a su espera en la puerta:
”Mister president” es muy amable, muy abierto –decía uno–. Dará la mano incluso
a los empleados.
Y “mister” Nixon llegó y dio la mano incluso a los empleados, con estereotipada
sonrisa de candidato electoral. Su Dodge azul marino venía precedido por los
motoristas municipales, una pareja de guardias armados vigilaban sus pasos, y su
escolta personal ascendía a catorce hombres: tres del Servicio Secreto
norteamericano, tres de la Embajada de Estados Unidos, tres policías españoles
de paisano, tres chóferes-guardaespaldas y el coronel Brenan, jefe de la “casa
civil” de “mister” Nixon, y Ray Price, su asesor político, el hombre que le escribe los
discursos.
Primero hubo una especie de cóctel, con Nixon sentado en un sofá, serio y adusto,
con los mofletes terrosos y temblones –¿Has visto?, yo creo que lleva maquillaje"
cuchicheaban los presentes–, embutido en un traje azul marino que, a la segunda
ojeada, se revelaba descabalado, es decir, que la chaqueta era de un traje y los
pantalones de otro, producto a no dudar, de un despiste expresidencial. Llevaba
una camisa de nailon genuino, con bolsillo sobre el corazón y un bolígrafo de
plástico asomando por él: su figura era tan estereotipadamente norteamericana
que parecía una caricatura. Eso sí, sujetaba la corbata con un elegante prendedor
de oro y perla que le navegaba un poco en bajura, allá como por la barriga. Jesús
Hermida intentaba hacerle una entrevista apresurada y política, con heroica
resolución, ante la masa expectante de invitados y agentes secretos que
escuchaban, y “mister” Nixon juntaba sus manos –enormes, blancas, venosas,
manos de anciano– sobre el regazo y permanecía muy erguido en el respaldo, como
si tuviera que mantener su abundante cabeza en perfecto equilibrio vertical, so
pena de que, de romperlo, se le desplomase la testuz por efectos del peso. Miraba
sin ver y en su rostro alargado no había rasgos precisos, porque tiene una cara de
carne flácida, de nariz pendular, una cara arenosa y desplomada, carente de
expresión, a excepción de una notable tendencia a componer un gesto enfurruñado
y adusto. De vez en vez, cuando hacía su chiste –y su chiste fue, durante toda la
noche, añadir la coletilla de "usted en ese año no debía de haber nacido" a sus
interlocutores, aparentando un bonachón paralelismo de hombre viejo–, sonreía de
manera incolora y fía.
Le pregunté por una entrevista que acababa de hacer a la revista “now”, en la que
dice que no puede volver a presentarse a la Presidencia de Estados Unidos porque,
según las leyes norteamericanas, sólo se puede ser reelegido dos veces, y él ya las
ha cubierto, y comenté que si él creía que ese era al único inconveniente que podría
encontrar ahora para volver a ser presidente, que si el asunto Watergate, no tenía
peso ya en la memoria de los americanos. Se le cerró el gesto, "eso no se puede
probar, es una pregunta sin mucha importancia en estos momentos", dijo, "creo que
es necesario que Estados Unidos tenga líderes nuevos", añadió.
184
–Pero usted ha vendido su casa de San Clemente, se ha trasladado a Nueva York,
parece dispuesto a reintegrarse en la vida política –insisto.
–No me he trasladado a Nueva York por el buen tiempo que allí hace, como puede
comprender, es que mis dos hijas están en el Este, y vivir a 4,800 kilómetros de
distancia es demasiado. Además, he tardado tres años y medio en escribir mis
memorias, porque para los periodistas les es muy fácil escribir, pero para mí no –
su respuesta está cargada de malhumor–, y luego he tardado otros dos años en
escribir este libro actual, y ahora podría quizá dedicarme a otros trabajos, pero
creo que estando fuera del poder puedo decir lo que verdaderamente pienso; creo
que el líder tiene la obligación de analizar el entorno y decir lo que juzga
conveniente a los demás y convencerles de que está en lo cierto; yo, ahora, tengo la
libertad de exponer mis verdaderas opiniones.
Insistirá “mister” Nixon toda la noche en que no vuelve a la política, en que ésta no
le interesa, dando una imagen de sereno pensador que tan sólo quiere ayudar al
bien común a través de sus paternales consejos de ético cuáquero, de político en
retiro.
Creo que hubiera sido una tragedia para Vietnam del Sur si no hubiéramos hecho
los bombardeos, si no les hubiéramos ayudado.
“Mister” Nixon bebe jerez y vino blanco, aunque los cuáqueros tampoco beben:
seguramente los cuáqueros no están dispuestos a ser abstemios a cualquier precio.
"¿Ha visto el Prado?", le preguntan. "Sí, es magnífico; en Europa, siempre lo digo,
hay que ver el Louvre, el Prado y el Vaticano".
185
cometer la irresponsabilidad de no mantener contacto con los otros poderes
mundiales. Cuando yo fui a China y a Rusia, siendo presidente, muchos amigos
míos republicanos se desilusionaron. Pero es necesario establecer contacto con
rusos y chinos, el presidente de Estados Unidos ha de estar preparado para
negociar. Claro que hay que negociar desde una posición de fuerza, hay que
negociar la paz como un tratado de guerra. Tenemos que restaurar nuestra fuerza
militar, nuestra fuerza económica, y cuando rusos y chinos vean que somos más
fuertes, negociaremos la paz desde unas bases de poder". Después comienza a
enumerar el armamento nuclear, las nuevas cabezas atómicas, los nuevos tipos de
proyectiles.
–Es que ese es el mundo real; nadie quiso la paz tanto como el presidente Wilson,
pero metió a Estados Unidos en la primera guerra mundial.
–Roger Martin du Gard, que fue un premio Nobel, escribió en su novela “Los
Thibault” que hablar de guerra es precisamente la manera de comenzar una
guerra.
–Ese tipo no debió ganar el Premio Nobel, porque no sabe nada de Historia...; es el
comentario más bestia y estúpido que he escuchado...
Y habla Nixon de Franco -"que no hizo todo bien, con el que no estoy del todo de
acuerdo, pero que tuvo grandes aciertos"-, y de Pinochet -"a Pinochet no le conozco,
pero parece que el régimen chileno actual está consiguiendo un buen desarrollo
económico, y, desde luego, Allende arruinó al país y además creó un Estado
policial"-, y después mira su reloj con aire de dar la visita por terminada.
Y mientras todos nos ponemos de pie, intento hacerle la última pregunta, sobre la
posible utilización de los países alineados en la OTAN como peones de una guerra.
Nixon me brama: "Es una pregunta irracional", se vuelve a firmar a los invitados
los ejemplares de su libro; yo siento que alguien me sujeta con firmeza del
antebrazo y me aparta del grupo, es un hombre más bien bajo, corpulento, un
186
norteamericano rotundo: "Mejor déjele firmar ahora los libros", me dice con helada
sonrisa, mientras me mantiene firmemente agarrada.
187
I El País El País digital, a través de Infovía o Internet, en la dirección
http://www.elpaís.es
Luz de Gas
Vicente Cantatore, entrenador de fútbol: "Al fútbol no lo mata nadie"
Feliciano Fidalgo. Los hombres y mujeres de Pucela lo han “nombrado” dios de
carne y hueso porque la directiva del Real Valladolid, sin ton ni son, por tres
partidos perdidos, lo ha puesto de patas en la calle: en el campo Nuevo Zorrilla el
clamor pro-Cantatore es la palabra del día; y en la plaza de Toros otro tanto; y es
pregonero de las fiestas de San Mateo, y lo han acuñado como vallisoletano del
año.
“Pregunta”. ¿Le convertirán en paso de la severa y grandiosa Semana Santa de
Valladolid? “Respuesta”. No. Lo que tendré siempre es el cariño de la gente.
“P”. ¿Qué tiene el fútbol que no se ve y remueve a una ciudad?
“R”. Es difícil explicarlo: es deporte vital, es la masa, es el dinero, domina ánimos...
“P”. ¿Qué ha hecho usted que no saben los aficionados y sabe la directiva para
echarle?
“R”. He volcado mi experiencia en un grupo de jugadores jóvenes.
“P”. "Vicente, la gente inteligente está contigo", gritan en Valladolid. ¿Qué hay que
pensar?
“R”. Eso no lo olvidaré nunca en mi vida. Pero que ahora sea para la institución.
“P”. Me parece usted muy, muy buena persona.
“R”. Es una obligación, no es virtud.
“P”. ¿Está loco el fútbol?
“R”. En lo económico, sí.
“P”. ¿Qué manicomio le iría?
“R”. Buscar un equilibrio y saber que con más dinero no se juega mejor.
“P”. Una cláusula de rescisión de 65,000 millones, ¿revela que a alguien se le
apareció Dios?
“R”. En fútbol, lo que hoy parece absurdo, en un año es una realidad.
“P”. ¿Por qué le han destituido?
“R”. Aún no me lo explico.
“P”. A Cantatore, el carismático, le echan: ¿y si ahora el Pisuerga deja de pasar por
Valladolid? “R”. Es que el Pisuerga siempre va a pasar por Valladolid.
“P”. Usted es el primer entrenador despedido a través de la radio: ¿hubiese
preferido la tele o la homilía del cura de su parroquia?
“R”. No hubiera querido que me despidieran nunca.
“P”. Una recién casada no queda embarazada después de tres noches de amor,
¿hay que repudiarla? “R”. Eso quiere decir que no pudo quedar embarazada.
“P”. ¿Qué le gusta más del paseo de Zorrilla?
“R”. La alegría de la gente cuando pasea.
“P”. ¿Ha hablado con Valdano tras el despido de ambos?
“R”. Sí, en una emisión de radio.
“P”. ¿Le han salido canas por el despido brutal?
“R”. No, angustia y amargura por no irme de otra forma.
“P”. Con tanto follón de entrenadores, jugadores, cláusulas de rescisión, ¿le ve
futuro al fútbol? “R”. Al fútbol no lo mata nadie.
“P”. ¿Y los entrenadores tienen futuro?
“R”. Sabemos que todo depende de los resultados.
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“P”. Si se juntan usted, Valdano y Cruyff, ¿no podrían comprar un equipo de
fútbol?
“R”. No tendríamos dinero.
“P”. Pero les prestaría dinero un banco.
“R”. Nosotros somos entrenadores, no dirigentes.
“P”. ¿De qué sabe además de saber de fútbol?
“R”. De muy pocas cosas; por eso soy medianamente inteligente.
“P”. ¿Cuál es su privilegio?
“R”. Me siento privilegiado para saber escuchar. Y me siento privilegiado por estar
en una profesión vocacional.
“P”. Si mañana Valladolid se echa a la calle y la directiva le readmite, como ya ha
pretendido, ¿qué haría?
“R”. No pretendo eso, ni lo he buscado.
“P”. Aznar, ligado a Valladolid, ¿le ha telefoneado para consolarle o algo así?
“R”. No.
“P”. ¿Qué le mantiene vivo?
“R”. Mi familia y la vida, que son lo más bonito.
“P”. ¿Sobra dinero en el fútbol?
“R”. Lo que ocurre es que el fútbol genera ese dinero.
“P”. ¿Qué escasea en el fútbol?
“R”. A veces, el equilibrio de los dirigentes para juzgar.
“P”. ¿Moriremos de una intoxicación de fútbol?
“R”. No, el fútbol agrega vida.
“P”. ¿Qué espera de la vida tras 44 años de fútbol a sus espaldas?
“R”. Seguir en el fútbol hasta que muera, aunque sea de espectador.
“P”. ¿Qué es el amor?
“R”. Estar ligado a algo sin condiciones.
“P”. ¿Qué le dice en estos instantes a la afición del Real Valladolid?
“R”. Gracias por conocerlos; y ahora a alentar al equipo.
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La Ciudad Bonita. La viciosa, la pecadora y hasta la religiosa, a las carreras
"Es un antro, lo peor de la ciudad está acá", dice el flaquísimo taxista Pedro
Jiménez al pasajero que recogió en la terminal de transporte terrestre y que le pidió
que lo llevara a la residencia El Reposo, en la calle 28 con la 7ª.
Son las 6:00 p.m. y en la acera del frente, un grupo de indigentes, a quienes el
cabello largo y los trapos sobre los trapos dificultan identificar su sexo, preparan
una sopa en un tarro de galletas Saltinas; dentro del recipiente, ennegrecido por el
humo, flota un hueso blancuzco con varias papas minúsculas.
Quienes se atreven a pasar por estas calles, cercanas a la Fiscalía, deben estar
"muy mal", según Jiménez, pues la fama adquirida es más que tenebrosa. "De acá
se dice de todo, que violan a las mujeres, que atracan, que guardan los carros
robados. Pero eso es mentira, acá sí pasan cosas malas pero eso ocurre en toda la
ciudad", asegura la vendedora.
Su versión no es muy creíble; los taxistas dicen conocer casos espeluznantes,
historias que los pasajeros les han narrado pero que ellos no pueden certificar.
A estas calles les caen del cielo los profetas, o mejor dicho, éstos ruedan en taxis.
"Dios te ama", condena o salvación que lanza un taxista rojizo y rollizo al visitante.
"Tú eres la iglesia... Dios habita en cada uno de nosotros..." Y comienza la
cantaleta y no se calla, pero es que no se calla, mientras se interna hacia el centro,
por la Cra. 15.
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La noche sacra del sábado finaliza a las 7:30 p.m. La oveja se despide del profeta
del volante y sale del templo rumbo a las Cra. 15, dejando atrás a su "salvador",
quien a una cuadra se le escucha clamar, como una voz en el desierto:
"Bucaramanga está perdida por el odio, la mentira, el sexo..." ¡Amén!
Como salidas de las alcantarillas salen las chicas. ¡Las chicas! Todas con sus
vestiditos, senitos y palabrotas. "Papito, mira lo que tengo", dice una provocadora.
Mejor no mirar.
Un taxista aparece y vaya que si es de ayuda cuando hay que saber de sexo en la
ciudad. Este es gordo y con una nariz tan ancha como su sonrisa.
Asegura que el mejor sitio de levante es por la Cra. 15, entre la 36 y la 20.
Las de la Cra. 33 no hablan con extraños. "A menos que sea un mexicano", lo dice
como un chiste por la cantidad de sitios de rancheras y de mariachis del lugar.
Además de plata, hay que tener pinta de mero macho, a lo Vicente Fernández,
para que las chulas se dignen a aceptar los requerimientos sexuales.
Con las chicas de la 36 hay que tener cuidado, pues allí ellas son fácilmente ellos.
"¡Ah, es que los maricas no faltan!", grita el chato. Y las de la Plaza son directas al
bolsillo. "10,000 pesos mi amor", le informan las gatas golosas a los perros en
calor.
Los ratos de sexo se pasan en los hoteles dos estrellas o en las residencias
destartaladas. En estas últimas, como en la Nutibara, se tiene derecho a lo típico:
una porción de papel higiénico de una capa y de color marrón, una toalla y una
jarra con agua para limpiar el cuerpo antes y después de aquello. Valor: 8,000
miserables pesos por menos de una hora.
Sexo triple X
A falta de plata están las mangas, los lotes abandonados o los parques, y aquí
sobran. Las salas triple X son para otro público. Bucaramanga tiene dos
registradas en el directorio telefónico: El Rosedal (Cra. 34 con la 21) y El Unión
(Cra. 16 con la 45). En el primero escasean las mujeres, puros hombres solos,
algunos junticos; y en el segundo nada de damas, a excepción de una malgeniada
anciana, tapizada en polvos, que a veces hace de cajera y otras de tendera.
Sus clientes conocen tanto de los gatos que se pasean por entre las silleterías,
como del prontuario de los actores y actrices folladores: Rocco Sigfredy, Moana, la
Cicciolina...
Un cliente, delgadito y florido, cuenta en la tienda las penurias del sexo en vivo en
El Unión. "A veces la policía molesta y hay que darles plata, o uno se topa con
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quien no debe y le arman un escándalo tenaz, otras veces uno se arrepiente y
bueno, aunque se diga que ojo de loca no se equivoca, yo me he equivocado". A
estas salas ingresan, dice el taxista, los prostitutos y cacorros. Dice que ellos
tienen menos espacios que la otra gente pero que en Bucaramanga los hay. Sobre
la Cra. 33, entre las calles 45 y 34 existen cuatro.
Tres de ellos son fáciles de identificar porque sus dueños se esfuerzan en que no lo
sean: no tienen su nombre en las fachadas, como el bar Abril y las discotecas
Ángel Negro 1; el otro es más que evidente, lleva el nombre El Closet afuera, en
donde este 5 de agosto "... tenemos otro show de striptease que cada vez son más
y más interesantes", según anuncia un boletín que circula en otros bares.
"Se llama Abril porque es el mes de la primavera", dice con voz primaveral Mauricio
G., su dueño. "Bucaramanga es todavía una sociedad muy cerrada, por eso no
salimos ni en el directorio telefónico, pero sí estamos en la guía nacional Hot Gay".
El temor del primoroso es porque hace unos años Vanguardia Liberal publicó los
nombres de varios homosexuales que organizaron un supuesto escándalo en una
finca. "Eso fue horrible, casi me echan del país", expresa Mauro.
!Qué hambre!
Son las 4:00 a.m. y la vida nocturna va feneciendo, dejando borrachos y borrachas
con las tripas vacías.
Se llama Francisco, a secas, así se le presenta a los pasajeros ebrios que recoge
las aceras. "Si el borracho está bien llevao, lo llevo a la Calle de los
Desayunaderos".
Ésta se encuentra en la Cra. 15 con la calle 42. Son como 5 negocios con una
clientela variopinta: serenateros aulladores de la luna, putas con los maquillajes
corridos, ancianos cogidos de la vida, travestis y dragqueens con silicona hasta en
las tetas, amantes oliendo a jabón de hotelucho...
Fin de la obra
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Índice
Apéndice.
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