Durante los últimos años se ha venido poniendo de manifiesto una preocupación creciente por
los posibles efectos que sobre el clima pudiera causar el aumento progresivo de
contaminantes en la atmósfera como consecuencia de las actividades humanas.
Se cree que el incremento de CO2 en la atmósfera es debido a las alteraciones que las
actividades humanas producen en el ciclo biogeoquímico del carbono ya que, por una parte,
en la combustión de combustible fósiles y en los incendios forestales se producen grandes
cantidades de CO2, y por otra parte, estos mismos incendios y la tala progresiva de bosques,
que produce una disminución de las masas forestales mundiales, la degradación del suelo y la
creciente desertificación, producen una disminución de la tasa de la absorción total del CO2
presente en la atmósfera por la vegetación.
Los sulfatos y las partículas finas presentes en la atmósfera pueden tener igualmente efectos
sobre el clima. Las partículas finas tienen una doble acción sobre la radiación solar: por una
parte, difunden la luz incidente y, por otra, absorben una parte de esta radiación, lo que
produce un calentamiento de las partículas y la emisión de radiación infrarroja. Los efectos
atmosféricos que producen dependerán de la altitud a que las partículas se encuentren.
Las de baja altura disminuyen el flujo solar sobre el suelo, pero contribuyen a aumentar el
efecto invernadero. A más alta temperatura, el efecto de barrera solar es preponderante,
produciendo un enfriamiento de la baja atmósfera y un calentamiento en la estratosfera. Las
partículas pueden causar también efectos sobre el clima de forma indirecta al actuar como
núcleos de condensación del vapor de agua y jugar éste un importante papel en los cambios de
calor atmosférico.
Otro tipo de contaminantes vertidos a la atmósfera que pueden afectar el clima son los
clorofuorcarbonos, debido a su acción sobre la capa de ozono y a que, como ya se ha indicado
anteriormente, el ozono es el principal absorbente de la radiación solar ultravioleta en la
estratosfera, regulando la temperatura de la misma.
CUENCA GEOGRÁFICA:
Se conoce como cuenca a un término derivado del latín concha que puede aprovecharse para
mencionar distintas cuestiones. Una cuenca, según la teoría, puede ser un accidente de
carácter geográfico que supone una depresión en la superficie de la Tierra, un valle en medio
de alturas o un terreno cuyas aguas se dirigen hacia el mismo mar, río o lago.
En este sentido, puede hablarse de cuenca endorreica (cuando el cauce más importante
desemboca en lagos o pequeños cuerpos de agua), cuenca exorreica (si desemboca en zona
marina), cuenca de recepción (tal como se acostumbra identificar a la zona inferior de un
curso, donde las aguas son recogidas), cuenca arreica (si el agua se infiltra o evapora previo a
su desembocadura) o cuenca hidrográfica (nombre que recibe el territorio drenado por un
mismo sistema natural).
Una cuenca oceánica, por otra parte, es un área extensa y bastante uniforme que constituye el
fondo del océano. Para la hidrología, toda depresión en la Tierra cubierta por el mar es una
cuenca oceánica, mientras que la geología define a la cuenca oceánica como la amplia
depresión que queda por debajo del nivel del mar.
Una cuenca sedimentaria, en cambio, es una acumulación de sedimentos que se produce por
la erosión de la superficie terrestre. El espesor de los sedimentos supone, al menos, varios
cientos de metros y una extensión de decenas de kilómetros cuadrados.
Un incendio es una ocurrencia de fuego no controlada que puede afectar o abrasar algo que
no está destinado a quemarse. Puede afectar a estructuras y a seres vivos. La exposición de los
seres vivos a un incendio puede producir daños muy graves hasta la muerte, generalmente por
inhalación de humo o por desvanecimiento producido por la intoxicación y posteriormente
quemaduras graves.
Para que se inicie un fuego es necesario que se den conjuntamente tres componentes:
combustible, oxígeno y calor o energía de activación, lo que se llama triángulo del fuego.
INTRUSIÓN SALINA:
La intrusión salina es el proceso por el cual los acuíferos costeros están conectados con el agua
del mar. Esto supone que el agua salada (procedente del mar) fluye hacia el subsuelo
continental mezclándose con las reservas de agua dulce. Este proceso se debe a la mayor
densidad del agua del mar (debido a que contiene más solutos) que el agua dulce. Esta
diferencia de densidades provoca que la presión en el fondo de una columna de agua salada
sea mayor que la de una columna de agua dulce de la misma altura. Si se conectaran ambas
columnas por debajo, el agua salada fluiría hacia la columna de agua dulce. El proceso se
detiene cuando la columna de agua dulce se hace mayor, la presión aumenta y consigue
igualar a la intrusión de agua de mar. Si se extrae toda el agua dulce, el agua salada inunda el
acuífero y resulta muy difícil de recuperar.
ESTRATIFICACIÓN TÉRMICA: