ABRIL 13 -2019 E.

SABÁTICA
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TITULO: TEN PIEDAD DE MI OH DIOS
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Hay una nota antes de que inicie el Salmo, indicando que fue escrito, después que el profeta
Nathán, confrontó a David con su pecado con Betseba. Y el asesinato del esposo de ella.
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El pecado ciega nuestra razón y conciencia, haciéndonos creer que mientras no se sepa
entre las personas, el mal que hicimos o que estamos haciendo: No hay porqué
preocuparse; por eso seguimos pecando, o andamos como si nada hubiéramos hecho. Dios
es tan discreto y bondadoso, que no actúa en nuestra contra de inmediato, esperando que
nos arrepintamos. Por desgracia, muchos en lugar de arrepentirse y evitar el castigo
continúan pecando. Hay algunos a quienes se les encubrió un pecado, para darles
oportunidad de corregir y en lugar de ello, repitieron el pecado. En el caso de David, Dios
aguardó, aproximadamente un año, ya que cuando el profeta lo confrontó, ya había nacido
su hijo. David neciamente pensó que quizá nadie se había enterado, ya que nadie se
atrevía a denunciarlo. David. No era un cínico y sin duda que cada día que pasaba le
atormentaba la conciencia (“MIENTRAS CALLÉ, ENVEJECIÉRONSE MIS HUESOS, EN MI
GEMIR TODO EL DÍA” Salmo 32:3). Estaba tan turbado que no pensaba que varios en su
corte se habían dado cuenta de lo que había hecho: Los hombres a quienes les dio
instrucciones que le trajeran a Betseba, los que la vieron entrar al palacio, el general a quien
David le dio la orden de poner a Urías al frente de la batalla y desampararlo para que
muriera, la persona que fue enviada para decirle al rey que Betseba estaba embarazada.
Quizá esperaba que con el paso del tiempo todo mundo olvidaría lo sucedido y no habría
porque confesar. Todos ellos sabían de los pecados que había cometido, pero él ilusamente
creía que nadie lo sabía. Esas personas quizá lo comentaron con otros de su confianza o con
su familia (como sucede en estos casos). Aun cuando quien lo comenta le dice a quien lo
escucha: “No lo vayas a comentar con alguien más, yo te lo digo a ti en confianza” el pecado
de David posiblemente era tema de conversaciones en el palacio y entre muchos otros, al
grado que comenzaron a blasfemar el nombre de Dios: “MÁS POR CUANTO CON ESTE
NEGOCIO HICISTE BLASFEMAR A LOS ENEMIGOS DE JEHOVÁ, EL HIJO QUE TE HA NACIDO
MORIRÁ CIERTAMENTE” 2º. Samuel 12:14.
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Hay quienes cuando son confrontados con su pecado, aun así no muestran arrepentimiento
y lo que les interesa es saber quién los delató y preguntan: “¿Cómo te enteraste de esto?
¿Quién te dijo lo que hice?” No les pesa haber cometido pecado sino que los hayan
descubierto; si no los hubieran descubierto, ellos seguirían pecando. Otros se hacen las
víctimas y en lugar de sentir vergüenza, y pedir perdón, buscan despertar lástima.
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Bendito sea Dios que al enviar al profeta Nathán a confrontarlo con su pecado, le dio al
profeta la sabiduría para que sin ridiculizar a David ni hacerlo enojar, admitiera su culpa y
sobre todo, se volviera al Señor para suplicarle perdón, lo cual se refleja en este Salmo.
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LECTURA BASE: SALMO 51
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VERSÍCULO 1.- TEN PIEDAD. David reconoce su miseria y desgracia; y ruega al Señor, que
sienta compasión por él, que en lugar de enojo, Dios sienta lástima y tristeza, y que alivie el
dolor y sufrimiento que siente.
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Con humildad, David primero buscó la compasión de Dios, en lugar de despertar lástima en
las personas que lo apreciaban.
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CONFORME A TU MISERICORDIA.- David no tiene mérito alguno, no puede decir como
Nehemías o Ezequias: “Acuerdate de lo que he hecho”. No había en él nada meritorio y sólo
confía en un Dios cuyas piedades son muchas.
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BORRA MIS REBELIONES.- David no se justifica, ni minimiza su maldad, a la que le da el
nombre de “Rebelión”. No ora diciendo: “Si en algo te ofendí” Sabe claramente en que
consistió su maldad y la admite. No fue un acto de descuido, sino una abierta y franca
rebeldía, que aparece como una deuda ante Dios, imposible de pagar y por eso suplica que
Dios la borre del libro de deudores.
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VERSÍCULO 2.- Los pecados son una horrible mancha: “AUNQUE TE LAVES CON LEJÍA, Y
AMONTONES JABÓN SOBRE TI, LA MANCHA DE TU PECADO PERMANECERÁ AUN DELANTE
DE MÍ, DIJO JEHOVÁ MI SEÑOR” (Jeremías 2:22) Dios es el único que puede lavar y limpiar
el pecado: “VENID LUEGO, DIRÁ JEHOVÁ Y ESTEMOS A CUENTA: SI VUESTROS PECADOS
FUEREN COMO LA GRANA, COMO LA NIEVE SERÁN EMBLANQUECIDOS: SI FUEREN ROJOS
COMO EL CARMESÍ, VENDRÁN A SER COMO BLANCA LANA.” (Isaías 1.18)
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VERSÍCULO 3.- RECONOZCO MIS REBELIONES. Sin buscar excusas, David admite su culpa.
David pudo haber dicho algo como: “Esa mujer tuvo la culpa, a quién se le ocurre bañarse
en un área descubierta; además no debió haber accedido a mi petición, yo no la obligué”
Ha sucedido que algunos se escudan tras quienes los defienden. Si alguien tomó
indebidamente, dinero que pertenecía a la iglesia, al momento de juzgarlo, algunos dicen:
“¿Quiénes somos nosotros para juzgarlo? Además ese dinero es de nosotros y nosotros se
lo regalamos. Así que no ha cometido ningún pecado, porque lo hizo por necesidad. Si se
ha cometido adulterio lo justifican diciendo: “El hermano es muy bueno, la culpable es esa
muchacha loca y resbalosa” o “La culpa la tiene su esposa siempre lo dejaba que fuera solo
a todas partes” Otras veces es la misma persona quien se justifica diciéndole a Dios: “ Tú
pudiste haberme detenido y no lo hiciste” “ si yo no hubiera perdido mi trabajo, nunca
hubiera venido aquí” .”Todos los demás tienen un mal carácter, yo soy muy franco y me
expreso así porque digo la verdad” “Lo que hacen los demás es porque son prejuiciosos, lo
que yo hago es expresar mis convicciones” “No sería un ebrio si mi vecino no viniera a
sonsacarme” David no cae en esas trampas y sabe que lo que necesita es el perdón de Dios
y no que la gente lo justifique.
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Uno puede fingir y engañar a la gente, pero a Dios no lo podemos engañar. Él nos conoce
en lo más íntimo. Toda vez que oramos allí está el pecado no confesado y perdonado.
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VERSÍCULO 4.- Un pecado contra el hombre, es un pecado contra Dios. Cuando José fue
invitado a cometer pecado con la esposa de Potifar, respondió: “¿CÓMO, PUES, HARÍA YO
ESTE GRANDE MAL Y PECARÍA CONTRA DIOS”? (Génesis 39:9) “ENTONCES DIJO DAVID A
NATHÁN: PEQUÉ CONTRA JEHOVÁ” (2º. De Samuel 12:13)
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HE HECHO LO MALO.- Había manchado la reputación de Betsabé, la había llenado de
angustia y vergüenza, destrozó su matrimonio, asesinó a su marido y ahora ella, tenía el
corazón hecho pedazos por la muerte de su bebé. Había hecho sentir cobardes y miserables
a los soldados, compañeros de Uría por abandonarlo en medio de la batalla. Había obligado
a mentir a otros. Había decepcionado a su familia y amigos cercanos.
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PORQUE TÚ SEAS RECONOCIDO JUSTO Y PURO EN TU JUICIO. Algunas veces, porque lo que
algunos llaman “discreción” o “conservar el buen nombre de la persona” no dicen el mal
que esa persona hizo y entonces Dios aparece como el malo e injusto, porque cómo es
posible que una persona tan buena hubiera tenido ese fin o estuviera sufriendo, y lo que
muchos ignoran, es que en ocasiones esa persona sufre a causa de sus malas acciones. David
no quiere que los demás piensen que Dios está siendo injusto con él y reconoce que todo
el dolor es consecuencia de sus malas acciones. Dios es Bueno y justo.
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VERSÍCULO 5.-Cuando hay pesar en nuestro corazón, por el pecado cometido, deseamos no
repetirlo y a la vez tememos repetirlo, como muchos lo hacen. Y nuestro temor es porque
nuestra razón nos dice que no debemos repetirlo, pero, no podemos evitar los deseos de
hacerlo y David nos dice que eso se debe a que nuestra naturaleza está inclinada al pecado.
El versículo no se refiere a que la madre de David cometió pecado de fornicación o que la
relación sexual en el matrimonio sea pecado. David está reconociendo lo que Pablo
expresa así: “ASÍ QUE, QUERIENDO YO HACER EL BIEN, HALLO ESTA LEY: QUE EL MAL ESTÁ
EN MI” (Romanos 7:21) Imaginemos que el pecado es un gran imán y nuestra naturaleza es
de hierro. La fuerza del imán nos atrae y la única forma de resistir su atracción es una fuerza
superior que nos detenga y esa fuerza es la de Dios, ¡Bendito sea!
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VERSÍCULO 6.- Ante esta lamentable condición que hace al apóstol expresar: “¡MISERABLE
HOMBRE DE MI! ¿QUIÉN ME LIBRARÁ DEL PODER DE LA MUERTE QUE ESTÁ EN MI CUERPO”
(Romanos 7:24) Dios le hace comprender a David, que la única forma de no repetir el
pecado, es comenzar por transformar nuestro más íntimo pensamiento. Dios puede ver lo
más profundo de nuestro ser y se goza cuando ve que en lo más íntimo, tenemos sinceros
y buenos deseos..
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EL PRINCIPIO PARA DEJAR DE PECAR, es reconocer nuestra pobreza de espíritu y por tal
razón buscar al Señor con hambre y sed. Es necesario reconocer nuestra fragilidad y peligro,
para que entonces este reconocimiento nos haga buscar a Dios en todo tiempo. El error de
David, fue pensar que podía pasar días sin ser alimentado por el Señor, y entonces sin el
Señor, sólo quedó su fragilidad humana.
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SEGUNDO: VERSÍCULO 7.- PURIFICAME CON HISOPO. El hisopo es una planta como la
esponja y se usaba para rociar la sangre de los sacrificios sobre los muebles sagrados y en
ocasiones sobre el pueblo. ELEGIDOS CON ANTERIORIDAD DE DIOS PADRE, EN
SANTIFICACIÓN PARA OBEDECER Y SER ROCIADOS CON LA SANGRE DE JESUCRISTO: GRACIA
Y PAZ OS SEAN MULTIPLICADAS” (1ª, de Pedro 1:2).
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Sólo cuando aceptamos el sacrificio de Jesucristo morimos al pecado, mediante el bautismo:
“¿O NO SABÉIS QUE LOS QUE SOMOS BAUTIZADOS EN CRISTO JESÚS, SOMOS BAUTIZADOS
EN SU MUERTE? SABIENDO QUE NUESTRO VIEJO HOMBRE, JUNTAMENTE FUE
CRUCIFICADO CON ÉL, PARA QUE EL CUERPO DEL PECADO SEA DESHECHO, A FIN DE QUE
NO SIRVAMOS MÁS AL PECADO. ASI TAMBIÉN VOSOTROS PENSAD QUE DE CIERTO ESTÁIS
MUERTOS AL PECADO, MAS VIVOS A DIOS EN CRISTO JESÚS SEÑOR NUESTRO. NO REINE
PUES EL PECADO EN VUESTRO CUERPO MORTAL, PARA QUE LE OBEDESCÁIS EN SUS
CONCUPISCENCIAS. NI TAMPOCO PRESENTÉIS VUESTROS MIEMBROS AL PECADO POR
INSTRUMENTOS DE INIQUIDAD, ANTES PRESENTAOS A DIOS COMO VIVOS DE LOS
MUERTOS, Y VUESTROS MIEMBROS A DIOS POR INSTRUMENTOS DE JUSTICIA” (Romanos
6:3, 6,11-13)
De nada servirán nuestros propios esfuerzos, es necesario aceptar el sacrificio de Cristo y
reconocer que sólo él puede librarnos del poder del pecado y de la muerte, y la forma de
hacerlo, es hacernos morir y resucitar con él. Sólo la sangre de Jesucristo puede lavarnos y
emblanquecer nuestra vida.
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TERCERO: VERSÍCULO 8.. La tristeza por el pecado, se irá cuando comprendamos
plenamente el enorme amor de Jesucristo, al dejar su Gloria y tomar nuestro lugar en la
cruz. Dios nos ayude a comprender en toda su plenitud tan grande amor a favor nuestro.
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CUARTO: VERSÍCULO 9.-.- Algo que nos cuesta, es sentirnos perdonados y aun y cuando nos
hemos arrepentido y suplicamos perdón, seguimos sintiéndonos indignos ante Dios. Conocí
a una anciana soltera, que siendo bautizada no se congregaba; así que fui a visitarla para
conocer la razón, las excusas que me dio no eran convincentes y se lo hice saber, entonces
muy triste se inclinó y comenzó a llorar y me dijo no soy digna de estar en el santuario de
Dios, porque cometí un pecado muy grave.}
- ¿Tan grave que Dios no lo puede perdonar ¿ cuándo fue eso?
- Yo era muy joven, respondió, y continuó entre sollozos: Sucedió algo que me hace sentir
muy sucia; y con mucha dificultad me dijo que su tío había abusado sexualmente de ella. --
- Usted no es culpable, le dije; pero ella seguía llorando amargamente y dijo:
- Soy culpable también. Entonces le pregunté:
- ¿La culpa que siente es porque algunas vez usted sintió placer al hacerlo?
- Y asintiendo con su cabeza me dijo que sí.
-Le recordé que al ser bautizada, Dios le había perdonado todos sus pecados
- Pero el mío es muy grave.
Tuve que mostrarle lo que dice la Palabra de Dios sobre el perdón y pedirle que no volviera
a pedir perdón por ese pecado y creyera en su corazón, que el Señor la había perdonado.
Al final le dije: Imagínese que yo rompiera uno de esos adornos de porcelana que usted
tiene, al que posiblemente le unan gratos recuerdos, entonces yo le pido perdón y le
pregunto qué cuánto cuesta para pagárselo y usted me dice que no hay necesidad de
pagarlo, que usted me perdona. Aunque yo insisto, usted se mantiene diciéndome que no
es nada, y me despido y dejo de visitarla. Entonces usted pregunta: ¿por qué ya no viene a
visitarme el pastor? Y si le dijeran, es que está muy apenado porque dice que le rompió un
adorno muy especial. ¿Qué me diría usted? … Pues que ya lo olvidara y que viniera a
visitarme. Bien, le dije, Dios le está diciendo lo mismo a usted, él ya le perdonó y usted sigue
sintiéndose culpable, ¿no cree que es tiempo de que acepte el perdón de Dios y le dé
gracias? Con una sonrisa movió la cabeza diciéndome que sí.
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Lo que le sucedió a esta anciana, nos sucede a muchos, aunque sabemos que Dios ha
perdonado, nosotros no nos hemos perdonado, por eso el salmista pide que Dios esconda
su rostro de sus pecados, para que él ya no los refiera más.
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QUINTO: VERSÍCULO 10. - Sólo con un nuevo corazón y el espíritu de Dios, podemos
obedecer al Señor, y vencer al pecado. “Y OS DARÉ UN CORAZÓN NUEVO, Y PONDRÉ
ESPIRITU NUEVO DENTRO DE VOSOTROS, Y QUITARÉ DE VUESTRA CARNE EL CORAZÓN DE
PIEDRA, Y OS DARÉ CORAZÓN DE CARNE. Y PONDRÉ DENTRO DE VOSOTROS MI ESPIRITU, Y
HARÉ QUE ANDÉIS EN MIS MANDAMIENTOS, Y GUARDÉIS MIS DERECHOS Y LOS PONGÁIS
POR OBRA” (Ezequiel 36:26,27.)
Si Dios no nos transforma, nuestros esfuerzos, juramentos y promesas, serán inútiles.
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SEXTO: VERSÍCULO 11..- David sabe que Dios tiene todo el derecho de decirle: “Fuera de mi
presencia, ya no te necesito” y por eso suplica que no lo haga, y que le dé la certeza de que
lo ayudará en su restauración, mediante la intervención de su Santo Espíritu. Bendito sea
nuestro Dios, porque cuando fallamos no nos arroja el cesto de basura: “ Y DESCENDÍ A
CASA DEL ALFARERO, Y HE AQUÍ QUE ÉL HACIA OBRA SOBRE LA RUEDA.
Y EL VASO QUE ÉL HACIA DE BARRO, SE QUEBRÓ EN LA MANO DEL ALFARERO, Y TORNÓ E
HIZOLO OTRO VASO, SEGÚN QUE EL ALFARERO PARECIÓ MEJOR HACERLO.
ENTONCES FUE PALABRA DE DIOS A MÍ, DICIENDO:
¿NO PODRÉ YO HACER DE VOSOTROS COMO ESTE ALFARERO, OH CASA DE ISRAEL DICE
JEHOVÁ? HE AQUÍ COMO EL VASO EN LA MANO DEL ALFARERO, ASI SOIS VOSOTROS EN MI
MANO, OH CASA DE ISRAEL” (Jeremías 18:3-6)
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SÉPTIM0: VERSÍCULO 12. - Aunque el pecado proporciona placer, en el fondo del alma, hay
pesar y miseria por haber ofendido al Señor, porque el pecado nos atrapa con cadenas y
nos mantiene en una oscura, pestilente y fría, prisión. No hay gozo comparable al que se
experimenta cuando el Señor rompe las cadenas y nos abre la puerta. ¡Qué dicha sabernos
elegidos por Dios para darnos salvación! David pide ese gozo, y un espíritu noble, que ya
no tenga ese espíritu rebelde.
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Si nosotros deseamos dejar de pecar y ser restaurados, necesitamos tomar en cuenta los 7
puntos anteriores.
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VERSICULO 13.- Dios obra su salvación en nosotros para que vayamos a contar de ella a los
que aún viven en pecado. Cuando aquel hombre que estaba dominado por el maligno, fue
liberado, le pidió al Señor que le concediera andar con él, pero el Señor le dio un mejor
camino: “Y AQUEL HOMBRE, DE QUIEN HABÍAN SALIDO LOS DEMONIOS, LE ROGÓ PARA
ESTAR CON ÉL; MAS JESÚS LE DESPIDIÓ DICIENDO:
VUELVE A TU CASA Y CUENTA CUÁN GRANDES COSAS HA HECHO DIOS CONTIGO, Y ÉL SE
FUE PUBLICANDO POR TODA LA CIUDAD, CUÁN GRANDES COSAS HABÍA HECHO DIOS CON
ÉL” (Lucas 8:38,39) . Es bueno decir a los demás lo que Dios ha hecho por otros, pero es
mejor decir lo que Dios ha hecho por nosotros.
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VERSÍCULOS 14-19.- Todos estos versículos se constituyen en un cántico nuevo que brota
del corazón de un hombre arrepentido y perdonado.
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14.- David había matado mucha gente, pero nunca con la perversa intención como lo hizo
con Urias, y clama porque no vuelva a comportarse de la misma manera. Cuando mató a
Goliath, hubo cánticos después de ello, las otras muertes eran una acción de obediencia a
Dios, quien por medio de él, castigo a mucha gente. Uno puede poner tristes a otros cuando
los ofendemos y nos aprovechamos de ellos, sólo por arrogancia, pero también podemos
poner tristes a otros, cuando en nombre de Dios, reprendemos y condenamos su pecado.
Que nuestra lengua cante por hacer la justicia de Dios y no por humillar a los demás.
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15.- El pecado nos hace sentir indignidad, aun de alabar a Dios. También permanecemos
mudos, y apenas podemos creer de lo que fuimos capaces. Dios es el único que puede
devolvernos la dignidad, y así abrir nuestros labios, para alabarle. Dos razones por las cuales
debemos alabar a Dios: 1) Porque nos quitó todo sentimiento de culpa. 2) Porque ha
quebrantado mi espíritu testarudo.
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16-17. David conocía perfectamente al Señor y sabía lo que no le agradaba: “OH HOMBRE
EL TE HA DECLARADO, QUE SEA LO BUENO, Y QUÉ PIDA DE TI JEHOVÁ: SOLAMENTE HACER
JUICIO Y AMAR MISERICORDIA, Y HUMILLARTE PARA ANDAR CON TU DIOS” (Miqueas 6:6-
8) Lo único que Dios espera es un espíritu quebrantado, un corazón contrito y humillado.
Bendito sea Dios que hizo pedazos nuestra terca voluntad y porque venció nuestra soberbia.
18.- David reconoce que su pecado ha afectado a todo el pueblo, Dios se ha alejado. “COMO
CIUDAD DERRIBADA Y SIN MURO, ES EL HOMBRE CUYO ESPÍRITU NO TIENE RIENDA”
(Proverbios 25:28)
“COMO JERUSALEM TIENE MONTES ALREDEDOR DE ELLA, ASI JEHOVÁ ESTÁ ALREDEDOR
DE SU PUEBLO, DESDE AHORA Y PARA SIEMPRE” (Salmo 125:2)
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19.- “Amado padre, te rogamos des sanidad a nuestros corazones adoloridos. Tu amor nos
quebrantó, y con tu poder hiciste que nos diéramos cuenta de todo el mal que hemos
causado a nuestra familia y a nosotros mismos, destruyéndonos, causándonos heridas y
aferrándonos al mal. Gracias por enviar tu Palabra que como un fiel profeta nos señala como
los culpables del daño en nuestra familia e iglesia. Sentimos tu bondad al señalarnos las
cosas equivocadas de nuestro corazón. Que con la intervención de tu palabra, seamos
ayudados a confesar y reconocer nuestra culpa y a recibir de ti, la limpieza que sólo tú
puedes darnos, en el nombre del Señor de perdón. Amén