AUTONOMA DE VERACRUZ
♥ Sera un paciente.
2. Reconocimiento de la no plenitud:
Discapacidad, Mortalidad y N. E. E.
Aunque es difícil precisar la prevalencia e incidencia de la discapacidad, existen
elementos para afirmar que tiende a aumentar, no sólo de manera absoluta como
resultado del crecimiento de la población, sino en forma relativa como consecuencia
del proceso de cambio demográfico, epidemiológico y social (INEGI, et al., 2001).
Así, se ha podido reducir la mortalidad por hipoxia cerebral perinatal, pero los niños
que sobreviven sufren de parálisis cerebral con trastornos del movimiento,
alteraciones del lenguaje y epilepsia. También se ha incrementado la sobrevivencia
de los niños con defectos del tubo neural, pero los sobrevivientes sufren de parálisis
de las extremidades, falta de control de esfínteres, hidrocefalia, trastornos en la
comunicación humana y del aprendizaje. Se ha logrado que los adultos sobrevivan
a los traumatismos raquimedulares, pero muchos de ellos quedan parapléjicos o
tetrapléjicos, con incontinencia de esfínteres y alteraciones del habla (SSA, 2001).
Intervención Psicoeducativa
Así pues, resulta pertinente conceptuar las necesidades educativas especiales, las
cuales son entendidas como las dificultades que presenta un niño para desarrollar
el aprendizaje de los contenidos asignados en el currículo y que hacen pertinente
que en el proceso de enseñanza aprendizaje se incorporen mayores recursos y/o
recursos diferentes para que logre los fines y objetivos educativos, aclarando que
son relativas y pueden estar o no asociadas a una discapacidad, esto que quiere
decir, que las necesidades educativas especiales se presentan partir de las
características particulares del alumno y del entorno en que éste se desarrolla y, por
otro lado, que la discapacidad es una condición de la persona que puede o no
interferir en uno o varios aspecto del desarrollo.
Entre las causas que se desprenden del contexto escolar, familiar y social y que dan
lugar a las necesidades educativas especiales se encuentran las siguientes:
Una vez abordados los conceptos fundamentales y contando con una visión general
acerca de las necesidades educativas especiales, es preciso continuar con las
implicaciones de un cambio de actitud y de intervención. Un cambio de actitud hacia
las necesidades educativas especiales, implica entre otras cosas:
*Sensibilización.
Ahora bien, considerando que la escuela es uno de los contextos en los que se
desenvuelve el alumno y asumiéndola como un medio para propiciar la colaboración
entre escuela, familia y sociedad, se le asigna a la escuela un papel de suma
importancia al concebirla como generadora de relaciones en donde se dará la pauta
para los cambios en la intervención, asumiendo con ello una responsabilidad
importante.
Dichas dificultadas son superiores al resto de los alumnos, por diversas causas:
discapacidades, trastornos graves de conducta, altas capacidades intelectuales o
por integración tardía en el sistema educativo.
MARCO DE LA INTEGRACIÓN
Educación Especial
Evolución histórica
No obstante lo anterior, hay que citar las excepciones de los educadores españoles
de sordomudos antes mencionados, así como la creación en Francia, en el siglo
XVIII, de la escuela para ciegos de Haüy, en la que se educó Louis Braille.
Por último, la Constitución Europea sienta las bases, en sus artículos II-81.1 y II.86,
de la actuación de los poderes públicos en la promoción de la no discriminación y
de la acción positiva como bases para asegurar la integración social de los
individuos.
Todos los países europeos están adaptando la educación especial de acuerdo con
los principios de normalización, integración e inclusión, y con la concepción de la
educación como un servicio prestado a la ciudadanía. Sin embargo, existen
pequeñas diferencias de matiz que dan lugar a las siguientes tendencias:
El origen de las actitudes está en un sujeto racional y emotivo que aprende a pensar
y sentir de una u otra forma respecto a algo o a alguien. Esta característica
bidimensional de las actitudes cognición y emoción- nos lleva a tratadas como un
sistema complejo a partir del cual las personas deciden y organizan su percepción
del mundo y, por consiguiente, su forma de relacionarse en él. Con esta perspectiva,
es necesario considerar ciertos criterios que faciliten la comprensión de las actitudes
humanas, y que permitan establecer una mayor precisión cuando se hace referencia
a las mismas.
Aquí es donde entra en juego un tercer criterio para comprender las actitudes: la
durabilidad o permanencia. Si bien hay autores -No se nace con una determinada
actitud-, y la capacidad humana para el aprendizaje es infinita.
El éxito de la integración no puede ser impuesta por una Ley, para que la Integración
escolar sea una realidad uno de los componentes más poderosos es el actitudinal;
el modo cómo el profesorado responde es fundamental para transformar la
educación. Tener una actitud abierta hacia la diversidad es una de las claves para
el nuevo milenio en el campo educativo. Son numerosas las investigaciones
que han tratado el tema de las actitudes del profesorado hacia la integración del
alumnado con deficiencias; nuestro interés se centra en abordar este tema desde
una perspectiva socioeducativa, que nos permita analizar y reflexionar sobre cuáles
son las actitudes hacia las n.e.e. de los docentes de Infantil y de Primaria.
Haciendo un repaso somero a algunos trabajos más relevantes, que nos han
ayudado a reflexionar sobre el tema de las actitudes del profesorado hacia la
integración, nos encontramos con investigaciones que se basan en la importancia
de la formación del profesorado, destacamos las investigaciones de Carberry,
Waxman y McKain (1981) que consideran que para mejorar las actitudes del
profesorado hacia la integración del alumnado con n.e.e. es fundamental una
adecuada formación.
También Ashman (1982) analiza las variables que influyen en las actitudes del
profesorado hacia la integración, encontrando que los cursos de formación
realizados por los docentes hacen que se sientan seguros de sí mismos en cuanto
a sus conocimientos sobre las n.e.e.; además, consideran que las escuelas
ordinarias son lugares donde mejor puede estar este tipo de alumnado.
Por otro lado, Harasymiw, Horme (1976); Clark (1977) y Toledo (1984) resaltan las
siguientes ideas: a algunos profesores de la escuela ordinaria les falta formación
para trabajar con el alumnado con n.e.e.; el profesorado del aula ordinaria considera
que si hay especialistas éstos están más preparados para trabajar con el alumnado
con n.e.e.; también, piensan que el hecho de estar en el aula alumnos con
deficiencia quita tiempo para el resto de la clase, es decir, la presencia de estos
niños repercute negativamente en el resto de los compañeros de la clase.
Otros estudios, entre los que destacamos los de García Pastor y Villar Angulo (1987),
Illán (1989), Dengra, Durán y Verdugo (1991), indican que en las actitudes negativas
hacia la integración influyen una serie de factores entre los que destacamos: la falta
de tiempo, la falta de medios y recursos didácticos adecuados, la escasez de apoyo,
falta de coordinación entre el profesorado y el apoyo, escasos cambios en la
estructura organizativa, escasez de modificaciones en las estrategias didácticas y
falta de cambios en la dinámica institucional del centro.
También, Dengra, Durán y Verdugo (1991) en un estudio sobre las variables que
afectan a las actitudes hacia la integración escolar de alumnado con n.e.e. llegan a
la conclusión de que la variable edad y tiempo de docencia correlaciona
negativamente con actitudes positivas; además, otras variables que influyen en las
actitudes son: el interés por la formación, el apoyo administrativo y técnico.
Sánchez Palomino y Carrión (2000) encuentran que las mayores dificultades que el
profesorado de aula ordinaria encuentra para afrontar el reto de integrar se centran
en que no se encuentran suficientemente preparados para llevar a cabo su trabajo,
se cuestionan los efectos positivos sobre la socialización del alumnado en el marco
de la integración, efectos que han sido reconocidos en otros trabajos. Por eso, no
sólo suficiente con adoptar la filosofía integradora sino que hay que hacer cambios
en los aspectos organizativos y didácticos y mejorar su formación.
Entre los trabajos que analizan las actitudes de los agentes educativos i mplicados
en la integr ación del al umnado con deficiencias, y centrándonos en el
profesorado encontramos que la evaluación de la integración escolar realizada por
el MEC (1988) muestra una progresión favorable, después de tres años de
implantación del plan de integración, tanto respecto a las actitudes de los docentes
como de las familias y los estudiantes. Como podemos observar estos resultados
contrastan con los estudios más actuales donde se aprecian actitudes ambivalentes
y negativas.
En cuanto a las investigaciones de León (1991, 1994) señala que todavía existe en
el centro una mentalidad individualista y errónea de la integración, entendiendo ésta
como sólo referida al profesor-tutor que tiene alumnos integrados en su aula.
De las investigaciones realizadas por García Pastor y Villar Angulo (1987), Illán
(1989), León (1991), Pallisera Díaz y Fullana Noel (1992), Parrilla (1992), Carrión
Martínez (1999) se llega a los siguientes resultados que en las actitudes que el
profesorado muestra se observa una cierta ambivalencia, pues al tiempo que se
acepta la filosofía de la integración, se observan actitudes negativas en relación
con la integración de alumnos con n.e.e. en su aula. Esta ambivalencia se puede
explicar porque aún aceptando la filosofía de la integración, en su práctica educativa
diaria encuentran muchos obstáculos.
¿Qué retos particulares presenta el siglo XXI con respecto a la situación y funciones
de la escuela?
¿Qué estrategias a corto y largo plazo se requieren con vista a crear un cambio
significativo?
En cuanto al bienestar de todos los alumnos las escuelas inclusivas deberían ser
por naturaleza instituciones acogedoras. Históricamente, sin embargo, la educación
especial ha sido sinónimo de exclusión y de que se trata ahora es de no dejar a
nadie fuera de la escuela. "La experiencia inclusiva supone aprender a vivir con los
otros"
Esto conlleva que los discapacitados orgánicos no sólo se encuentran con mayores
obstáculos para obtener un empleo o para compatibilizar su vida cotidiana con los
tratamientos a los que se tienen que someter, sino que, también, se tienen que
enfrentar a la traba que supone el desconocimiento generalizado de sus dolencias.
Esto permitirá a la escuela ofrecer opciones que se adapten a todos los niños.
Un alumno tiene N.E.E. cuando presenta dificultades mayores que el resto de los
alumnos para acceder a los aprendizajes que se determinan en el currículo que le
corresponde por su edad, (bien por causas internas, por dificultades o carencias en
el entorno socio-familiar o por una historia de aprendizaje desajustada), y necesita
para compensar dichas dificultades, adaptaciones curriculares en varias áreas de
ese currículo (Mel Ainscow).
Atencion a la diversidad.