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SOBRE EL CONCEPTO DE FORMACIÓN INTEGRAL

Para efecto de una mirada de las acciones pedagógicas y académicas propuestas


para el curso de Sociología de Administración de Empresas de UNAULA, proponemos
abordarlas como acciones comunicativas o dialógicas y valernos entonces del
esquema triangular abajo propuesto (véase Triángulo de Formación) en el cual
creemos recoger algunos elementos conceptuales de la Hermenéutica
contemporánea.

Es posible que este esquema nos pueda servir como marco referencial a partir del cual
podamos realizar una lectura más sistémica y amplia de los fenómenos relacionados
con la educación en los actuales momentos, así como dar cuenta de muchas de las
acciones pedagógicas que como acciones comunicativas se viven el diario discurrir
institucional. Por ahora ocupémonos del esquema antes anunciado y que nos servirá
de apoyo para el desarrollo de algunas ideas preliminares sobre la formación
universitaria desde una perspectiva integral como se lo propone claramente la
Facultad de Administración de Empresas: “Formar líderes promotores del
desarrollo de las organizaciones y la sociedad con sentido humanista,
visionarios y responsables de la biósfera". Este propósito del programa hace eco
de lo que la misión y visión institucionales subrayan:

Misión

"UNAULA, desde sus principios fundacionales: la autonomía, el cogobierno, el


pluralismo, la libre cátedra y la investigación, se compromete, con visión global,
en la formación integral de la comunidad académica y la difusión del saber,
desde la docencia, la extensión, la proyección social y la investigación, para
contribuir al desarrollo en el contexto nacional e internacional".

Visión

"UNAULA será reconocida por su compromiso con la formación en el saber, en


el ser, en el hacer, en el convivir y en el conocimiento científico y humanístico,
respondiendo de forma autónoma, respetuosa y pertinente a las diferencias
ideológicas, democráticas, para el desarrollo político, cultural, social y
económico en un contexto globalizado".
TRIÁNGULO DE FORMACIÓN

1. Acción racional científica,


tecnológica y humanística.
EPISTEMOLÓGICO: 2. Aprender a Saber y Hacer
3. Lo objetivo: el mundo físico
4. Las disciplinas científicas
5. Pronombre: él

ÉTICO: 1. Acción Racional Normativa ESTÉTICO: 1. Acción racional


Aprender a vivir juntos Dramatúrgica: Aprender a ser
2. Lo axiológico 2. Lo creativo, el deseo
3. Lo intersubjetivo: lo social 3. Lo subjetivo y singular
4. Los saberes sociales y humanos 4. La expresiones artísticas
5. Pronombre: tú 5. Pronombre Yo
SOBRE EL TRIÁNGULO DE FORMACIÓN

Como se puede inferir de este esquema triangular, una educación integral entendida
como acción dialógica o comunicativa comporta de manera holística las tres
perspectivas racionales (vértices) que desde los Griegos vienen fundamentado la
pedagogía occidental (dimensión epistemológica, dimensión ética y dimensión
estética), ámbitos de racionalidad que pensamos necesarios, complementarios y
equilibrados (triángulo equilátero), pero que casi siempre y según los intereses propios
de cada época terminan por desequilibrarse, privilegiando entonces, a veces una sola,
a veces dos o incluso las tres dimensiones, pero en una proporción desigual que
termina rompiendo la equilateralidad en detrimento o eclipsamiento de unas
dimensiones por las otras: se acentúa la dimensión ética, con alguna consideración
por la estética pero dejando poco espacio para la epistemológica (educación antigua),
o se privilegia la formación epistemológica por encima de la ética y en franca
minusvaloración de la estética (la educación moderna), o bien, se reivindica la
dimensión estética por encima de la ética y de la dimensión la epistemológica solo se
retoma su desarrollos tecnológicos (educación posmoderna).

1. LA DIMENSIÓN EPISTEMOLÓGICA: La Educación como Acción Racional


Epistemológica y Comunicativa

La educación como acción racional por fines centra su preocupación en el


conocimiento objetivo e instrumental del mundo para aprehenderlo y transformarlo
estratégicamente. Pero las acciones humanas de comprensión, interpretación y
transformación del mundo pueden obedecer a dos tipos de intereses con diferentes
consecuencias para el cuidado del mundo (biosfera), para el cuidado de la sociedad y
del sujeto mismo. Se puede -como pareciera ser el espíritu aún dominante en la
ciencia y tecnología actuales- emprender acciones humanas bajo el modelo de una
racionalidad cognitiva e instrumental cuyas estrategias tienen como fundamento la
eficiencia, la competitividad, el dinero y el afán de lucro y éxito social, valores propios
del mercado y del capitalismo en expansión: o bien se puede emprender una acción
humana orientada por fines racionales de entendimiento comunicativo, donde primen
las preocupaciones planetarias con valores que promuevan la sostenibilidad y cuidado
de la biosfera, las normas éticas en la convivencia y la sensibilidad estético expresiva,
como principios humanísticos por excelencia. La manipulación meramente
instrumental del mundo y del otro termina sumiendo la propia subjetividad a intereses
meramente técnicos, en un olvido del ser cuyas consecuencias ya palpamos en la
afectación que se ha hecho del medio ambiente natural, social e individual. La acción
meramente instrumental o estratégica propia de la racionalidad por fines que ha
caracterizado a la educación occidental desde los albores de la modernidad se ha
evidenciado demasiado limitada e inclemente con la dimensión humana y con el
planeta mismo. Una universidad crítica, dialógica y fundamentada en una racionalidad
mas comunicativa que instrumental, es cuidadosa de orientar sus acciones
teleológicas a la mera lógica e intereses del mercado y a la maximización del
rendimiento económico, cuidando que los saberes específicos que ofrece para la
formación de sus educandos, sean críticos frente a esa racionalidad instrumental
dominante en la sociedad actual con sus promesas de éxito, eficacia, habilidad,
destreza técnica en la relación que se establece con la naturaleza con la sociedad y
con la propia subjetividad. Bien sabemos hoy que estos saberes instrumentales tan
privilegiados en nuestra época y tan necesarios para los países en vía de desarrollo,
pueden resultar problemáticos cuando se aplican de manera irreflexiva sin la
racionalidad comunicativa que debiese orientarlos, pues terminan generando efectos
contrarios a los del bienestar humano, felicidad y progreso que la época de las luces y
los ideales de la modernidad esperaban de ellos.

Así pues, una racionalidad propia de la dimensión epistemológica busca un


conocimiento del mundo objetivo de la manera más racional posible, es decir
utilizando la téchne como medio, buscando eficiencia y eficacia pero mediante
acciones organizadas y coordinadas a partir de acuerdos logrados comunicativamente
por la comunidad científica y apropiados por las instituciones académicas encargadas
de la transmisión, difusión y re-creación de las ciencias. Los espacios universitarios y
la academia en general son dispositivos culturales para el Aprender a Conocer y el
Aprender a Hacer en un campo específico del conocimiento. En tanto se trata de la
apropiación de las cosas del mundo mediante el conocimiento científico y tecnológico
que se presume objetivo, el pronombre personal que mejor le cuadra es un él.

Sobra decir que la transmisión de estos saberes específicos e instrumentales, su


enseñabilidad, ha de realizarse con criterios racionales de calidad y pertinencia por
parte de las instituciones educativas encargadas de su enseñanza y promoción. Por
tanto, los contenidos de las diferentes disciplinas a enseñar si bien han de ofrecerse
de manera formalizada y rigurosa también ha de señalarse con claridad su pertinencia,
significatividad y relación con el mundo de la vida cotidiana así como cobran su real
sentido en tanto buscan aportar a la solución de las necesidades del entorno social
local, regional, nacional e internacional.

Veamos ahora, a manera de resumen, algunas de las acciones pedagógicas


relacionadas con dicha dimensión, tal cual aparecen en la vida académica:

FORMACIÓN EPISTEMOLÓGICA

(Episteme: ciencia, conocimiento. Logos: tratado, estudio)

La Educación como Acción Racional Epistemológica o por fines

Dimensión objetiva y conocimiento del mundo natural y físico. Pronombre: él

 Desarrollo de competencias epistemológicas: competencias cognitivas


(teóricas o del saber) y competencias operativas (prácticas o del saber hacer).
 La enseñanza de los saberes específicos y su finalidad pragmática. Las
competencias instrumentales como saber- hacer en contexto
 Las líneas de profundización en el plan de estudios: Alta gerencia, Gerencia
del talento Humano y Gerencia estratégica de mercadeo.
 La racionalidad científica y tecnológica de nuestra época. La racionalidad
instrumental y el desarrollo sostenible. Lo praxeológico en la educación.
 Formación teórico-práctica. El aprender a conocer y el aprender a hacer
propios de la formación profesional.
 El carácter instrumental de los saberes específicos y su intervención en la
transformación objetiva del mundo: Ciencia – Tecnología - Sociedad
 Pertinencia, calidad y significatividad de los saberes específicos.
 La investigación formal (Grupos y líneas de Investigación: sujeto y
organización, organización y sociedad, intervenciones organizacionales).
Semilleros de investigación). La investigación formativa (Proyecto integrador
y ejercicios investigativos de aula). Investigación, desarrollo e innovación.
 Elaboración de proyectos y portafolios de servicios. La formación
emprenderista y empresarial del educando en épocas de la globalización de
mercados y en la sociedad del conocimiento.
 El debate epistemológico entre lo moderno y lo post-moderno en la educación.
La era post-industrial y las nuevas tecnologías.
 Paradigmas de complejidad, relativismo, incertidumbre y caos
 Enfoque constructivista en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
 El desarrollo de las estructuras cognitivas y de las habilidades o destrezas en
la ejecución y aplicación de los saberes tecnológicos y científicos.
 El cultivo de la mente y el cuidado de la naturaleza
 Las ciencias y las tecnologías en el mundo contemporáneo. La Modernidad.

2. LA DIMENSIÓN ÉTICA: La Educación como Acción Racional Ética (o por Normas y


valores):

Pero además de la apropiación reflexiva y crítica de los saberes específicos y sus fines
meramente instrumentales, la educación ha de tener en cuenta la dimensión social
que comporta toda acción y comunicación humana en tanto ella genera efectos
intersubjetivos. Acá se habla entonces de una racionalidad por normas, es decir, de
una acción humana orientada por normas y valores que constituyen el vínculo social.
En tanto se habla de la presencia del otro, estamos en el ámbito de la
intersubjetividad y el pronombre personal que mejor se ajusta es el tú. Así pues,
además de la techné y los saberes específicos, la educación como acción racional
comunicativa se preocupa también por los asuntos normativos y axiológicos que tejen
el lazo social: obrar por un valor, acatar una norma, ser solidario, respetar las
diferencias, ser tolerante, asumir posturas críticas y de responsabilidad social frente a
determinadas situaciones, son entre otras, acciones sociales que requieren
comprensión intersubjetiva, constituyendo de esta forma el espacio de las razones,
justificaciones y motivaciones implícitas en los comportamientos humanos y cuya
finalidad apunta al Aprender a vivir y trabajar Juntos.

Se ha llegado equivocadamente a pensar que el problema ético y de desarrollo


humano en las diferentes programas universitarios sería competencia exclusiva de las
llamadas materias humanísticas o transversales, cuestión ésta que desde la
perspectiva integral en que se ubica esta propuesta no resulta consistente, pues una
formación holística debe propender también -y desde las asignaturas específicas a
cada una de las carreras ofrecidas por la institución- por la promoción y
reconocimiento de los principios normativos y axiológicos que comporta toda acción
humana, y en este caso, el saber y hacer de una disciplina o saber profesional
particular. En este sentido, una formación integral no se logra con la simple sumatoria
de materias específicas y humanísticas, en porcentajes diversos y según el ciclo
formativo del que se trate (técnico profesional-tecnológico- universitario); no se trata
tanto de yuxtaponer como sí de integrar. Tampoco se trataría -olvidando la
especificidad propia de la formación disciplinar- de volcar los esfuerzos al problema de
la formación humana relegando para un segundo plano el de la formación profesional
y técnica en el campo específico (formar seres humanos antes que profesionales dicen
algunos). De nuevo acá el problema de la pertinencia debe ser tenido en cuenta, de tal
forma que a una rigurosa formación profesional en la disciplina de que se trate, corra
pareja una formación ética y axiológica autónomamente responsable. Cabría también
pensar que en este vértice del triángulo es posible ubicar mucho de lo que como
educabilidad se viene planteando desde las políticas pedagógicas nacionales
relacionadas con el posconflicto, en un país tan intolerante, inequitativo, y corrupto
como el nuestro, y que nos posibilite una transformación social donde aprendamos a
convivir con solidaridad y respeto por la dignidad de lo humano.

Aspectos que subyacen en la relación profesor-alumno, en las formas de evaluación,


en la relación de los alumnos entre sí, en la relación escuela-sociedad y la
responsabilidad social de todo conocimiento, podrían ser mirados desde la perspectiva
de este vértice. Por ejemplo, algunas teorías pedagógicas contemporáneas de corte
constructivista, plantean que el educando puede aprender de manera más eficaz
cuando lo hace en un contexto de colaboración e intercambio con sus pares, cuando
trabaja en equipo que cuando lo hace únicamente de forma individual, pues el
aprendizaje es una actividad evidentemente social. Por ello, las discusiones grupales,
el estímulo a la argumentación, el debate entre alumnos que poseen diferentes
saberes previos y en diferentes grados de conocimiento sobre un tema dado, pueden
favorecer lo que algún autor llama la “zona de desarrollo próximo” de cada uno de los
educandos.

Igualmente, un reconocimiento del proceso formativo y no tanto de los resultados


finales traería consecuencias para una evaluación mas cualitativa que cuantitativa; por
ejemplo a menudo y como prejuicio socialmente difundido solo se califica atendiendo a
la respuesta o comprensión correcta del educando, sin consideración alguna por los
errores o incomprensiones manifiestas en sus evaluaciones y que son precisamente
las que pueden darnos indicios sobre la forma como está re-elaborando el
conocimiento o saber previo a partir del nuevo conocimiento .Se trataría entonces de
darle importancia a los errores como fuente de información sobre la estructura
cognitiva particular del educando (su saber previo), privilegiando los procesos internos
sufridos a lo largo del curso, el estancamiento o movilidad de sus estructuras previas,
y no tanto la exactitud de sus respuestas en el momento de la evaluación. Acá se abre
todo un tema de investigación sobre las dificultades del aprendizaje, la evaluación y la
deserción escolar.

Veamos ahora, a manera de resumen, algunas de las acciones pedagógicas


relacionadas con esta dimensión:

FORMACIÓN ÉTICA
(Ethos: carácter)
La Educación como Acción Racional Ética (por Normas y valores)

Dimensión social e intersubjetiva de las acciones educativas. Pronombre: tú

 Lo intersubjetivo en la educación: la pedagogía activa (aprender haciendo) y el


modelo constructivista. La participación de todos los actores en el proceso
educativo. El cogobierno
 La responsabilidad social del conocimiento: Escuela-Sociedad
 Las ciencias sociales y humanas en la formación profesional integral. El
pensamiento reflexivo y crítico.
 La relación profesor-alumno, alumnos entre sí, relación con empleados y con
administrativos y empleados.
 Tipos de ejercicio de autoridad en los educadores o instructores (autocrático,
paternalista, académico, leseferista, democrático, etc.)
 El trabajo en equipos colaborativos. Aprender a trabajar y vivir juntos.
Interactuar éticamente en el mundo de la vida.
 Respeto a normas, principios y valores institucionales. Los reglamentos al
interior de la Universidad (Reglamento Académico, Reglamento de Prácticas,
Reglamento de Bienestar Universitario). Los ordenamientos y jerarquías en las
organizaciones y sus efectos de solidaridad. El conducto regular. La relación
entre lo administrativo y lo académico.
 El asunto de la formación humanística del estudiante (no solo en las
asignaturas transversal sino también en aquellas específicas o técnicas).
 El cuidado de sí, del otro, de la naturaleza y de los objetos, herramientas y
útiles cotidianos.
 El modelo Pedagógico Socio-crítico con enfoque constructivista y social.
Trabajo por equipos colaborativos. Criterios de evaluación por competencias
(talleres, relatorías, ensayos, protocolos, trabajos de campo, vistas guiadas,
exámenes, portafolios, exposiciones grupales, mapas conceptuales, etc.).
 La conciencia social y política del estudiante.
 La Religión y el Derecho como reguladoras de los lazos sociales. La
Antigüedad.

3. LA DIMENSIÓN ESTÉTICA: La Educación como Acción Racional Estética


(Dramatúrgica, expresiva, creativa).

Finalmente y en una perspectiva holística, la pedagogía bajo el presupuesto de la


racionalidad dialógica o comunicativa propuesta por la hermenéutica actual, debe
también tener en cuenta la subjetividad particular de cada uno de los actores
implicados en el proceso educativo, su expresividad, su deseo siempre singular,
pues bien sabemos que sin pasión, sin deseo, no es posible creación o
“transformación” alguna. Esta racionalidad estética denominada también Expresiva o
Dramatúrgica busca que los diferentes actores implicados en la acción educativa se
manifiesten en lo que ellos son y pretenden ser, por medios verbales o no verbales,
constituyéndose en un tipo de acción que apela a la comprensión de las diversas
situaciones, compromisos y símbolos asumidos por el sujeto en su encuentro con
otras singularidades: Aprender a ser. Acá estamos en el terreno de la subjetividad y el
pronombre personal que daría cuenta de este vértice es el yo.

Una consideración más rigurosa del ámbito de lo subjetivo no solo deberá tener en
cuenta el sujeto de la conciencia, el sujeto epistémico del interés y la voluntad de
saber, sino también el sujeto del deseo en tanto inconsciente, sujeto en falta y en el
cual las vicisitudes sufridas por sus pulsiones epistemofílicas (amor al conocimiento)
que muchas veces se ven obstaculizadas por las demandas de estandarización que
vienen del Otro dominante, lo promoverán hacia el deseo de saber en su resistencia a
la uniformidad, o hacia la pasión por la ignorancia en su sumisión. Si es cierto eso de
que solo se aprende lo que se desea, entonces la labor educativa mucho a de ver no
sólo con la transmisión rigurosa de saberes sino principalmente con la promoción del
deseo de saber en el educando, promoción necesariamente correlativa al deseo de
saber y de enseñar del educador, pues a fin de cuentas “se transmite un deseo, una
pasión, y no tanto un conocimiento”.

Veamos ahora, a manera de resumen, algunas de las acciones pedagógicas


relacionadas con esta tercera dimensión:
DIMENSIÓN ESTÉTICA

(Aisthesis: percepción, sensibilidad, belleza)

Dimensión singular y subjetiva de las acciones educativas. Pronombre: yo

 Desarrollo de competencias sensibles, comunicativas y creativas


Aprender a ser: la autonomía y el proyecto de vida.
 La expresividad, el deseo y la creatividad en la enseñanza y el aprendizaje. Las
actividades estéticas, lúdicas, deportivas y sensibles.
 El problema del deseo y lo inconsciente en los procesos formativos: deseo de
saber, deseo de aprender, deseo de enseñar: “Se enseña y aprende una
pasión un deseo, y no tanto un conocimiento”.
 La racionalidad estética o dramatúrgica en el aula de clase. Los recursos
estéticos y lúdicos como posibilidad de expresión en los aprendizajes.
 La creatividad e innovación necesarias en los proyectos formativos
 Los códigos estéticos y deportivos en los procesos formativos. Generar hábitos
saludables mediante la actividad física.
 La sensibilidad, el aprender a expresarse y comunicarse en su singularidad
 La autonomía y responsabilidad.
 Las habilidades lecto-escriturales y de expresión oral. Las competencias de
época: el manejo de las herramientas ofimáticas (TIC) y el manejo de una
segunda lengua (Inglés).
 Las artes, los deportes y el espectáculo. La Posmodernidad

Sintetizando lo hasta ahora expuesto, la pedagogía entendida como Acción Racional


Comunicativa (centro del Triángulo) pareciera constituirse en una especie de meta-
teoría que permite explicar los diversos tipos de acción social educativa, sus sentidos y
énfasis específicos de racionalidad. En este sentido, estaríamos en el ámbito de lo
colectivo y el pronombre pertinente sería el nosotros. La connotación holística propia
del centro del triángulo, conlleva a una relación cuidadosa con la naturaleza, con el
otro y consigo mismo, lo que bien podría abrir espacios para la emergencia de lo otro,
de la dimensión espiritual (que no religiosa) tan ajena a los procesos formativos. Se
trata ahora de pensar la condición humana planetaria más que las divisiones
generadas por cuestiones de raza, sexo, nacionalidad, geografía o cultura.

Finalmente, es de anotar que la teoría de la acción comunicativa, no solo media sino


que integra en sí, de manera holística, las propuestas pedagógicas surgidas en los
diferentes contextos históricos (cuestión de contexto de la que no habíamos hablado
pero que siempre debe tenerse como telón de fondo) y que casi siempre enfatizan
hacia la relevancia de alguna de las dimensiones que constituyen los vértices del
triángulo como dijimos anteriormente, propuestas éstas que han determinado los
diversos modelos pedagógicos y sus ideal de hombre, según intereses propios a las
diferentes concepciones del mundo que gravitan en cada época. Se trata ahora de una
visión más integral donde lo objetivo, lo intersubjetivo y lo subjetivo cobren su lugar y
posibiliten transformaciones del mundo, de la sociedad y del individuo. En este marco
filosófico se plantea la posibilidad de una formación integral para los estudiantes de
Administración de Empresas de UNAULA que apunte al cuidado de sí, del otro y del
mundo.

Víctor Ignacio Ortega Restrepo. Febrero de 2007

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