1. ADAPTACION
10 Mayo 2018
Las políticas adoptadas por las instituciones comunitarias sobre cambio climático no ofrecen
duda sobre su objetivo de descarbonizar la economía en la segunda mitad del siglo XXI. La
transición hacia un nuevo modelo a la que se enfrentan las empresas no tiene que suponer
necesariamente un riesgo para todos los incumbentes. Si bien los sectores relacionados con la
energía serán los de mayor impacto, también aparecerán nuevos negocios y mercados, en
especial en el sector energético, asociados a la extensión de la descarbonización. En este
sentido las estrategias que las empresa adopten sobre las oportunidades y adaptación a los
cambios del clima será clave para su sostenibilidad.
De gran utilidad son las recomendaciones hechas por la Task Force on Climate-related
Financial Disclosures (TCFD), creada por iniciativa de la Junta de Estabilidad Financiera (FSB)
del G20. Aunque las recomendaciones se centran en la divulgación de información para
asegurar la estabilidad del sistema financiero en el proceso de transición, éstas proporciona
una herramienta para identificar, analizar y valorar financieramente los riesgos y
oportunidades asociadas a aspectos del clima a los que se enfrentan las las empresas.
Aún considerando que los esfuerzos internacionales para alcanzar acuerdos globales de
mitigación de las emisiones de CO2 a la atmósfera fuesen exitosos, es previsible que en mayor
o menos medida los efectos derivados del cambio climático generen una serie de impactos,
que por otra parte ya se están observando, tanto en las observaciones de parámetros
climáticos como temperatura, precipitaciones, nivel del mar, etc., como en la mayor frecuencia
y magnitud de eventos meteorológicos extremos, catástrofes que producen pérdidas
crecientes. Las iniciativas de adaptación, de gobiernos y empresas, precisamente van dirigidas
a minimizar los riesgos asociados al cambio climático.
La adaptación, a diferencia de la mitigación, requiere para que sea eficaz de acciones muy
locales y específicas, basadas en probabilidades de frecuencia de sucesos y de impactos. La
vulnerabilidad de un sistema o una infraestructura viene determinada por la exposición a
variaciones climáticas, la sensibilidad del sistema a estas variaciones y la capacidad de
adaptación de éste. Las medidas de adaptación que se implantan van dirigidas a reducir la
sensibilidad y a aumentar la capacidad de adaptación, para que la vulnerabilidad sea menor.
¿Cuando?
¿Como?
¿Coste?
debido a las incertidumbres sobre la magnitud y velocidad de los cambios futuros del clima y
sobre el nivel de exposición y vulnerabilidad a que se pueden enfrentar las compañías, por lo
que se requiere un enfoque paso a paso, lo que se ha denominado la gestión adaptativa.
que en toda su cadena de valor pueden provocar daños, con el riesgo de interrupción del
transporte y distribución y cortes en el suministro o servicio a clientes. También las
instalaciones de producción pueden verse afectadas en su capacidad y rendimiento por estos
sucesos, elevadas temperatura o escasez de agua.
Las acciones de adaptación pasan por una primera fase de aumentar el nivel de conocimiento:
predicciones meteorológicas de temperatura, eventos extremos y de recursos de agua, sol y
viento, umbrales de impacto sobre las infraestructuras, inventario de instalación críticas, etc. Y
una segunda de planes de actuación que incluye el reforzamiento de infraestructuras
existentes, la revisión de los criterios de diseño, cambio en los trazados, reubicación de
emplazamientos, etc.
CONCLUSIONES
Hacer frente a los riesgos del cambio climático pasa por elaborar planes corporativos de
Adaptación, con un enfoque de gestión adaptativa debido a las incertidumbres de las
proyecciones, que permita revisar periódicamente el Plan e ir introduciendo cambios según las
nuevas experiencias, puntos de vista e información disponible.
5. Definir los escenarios que pueden hacer significativo (material) el riesgo para la
compañía