Cliente interno
Cuando hablamos de cliente interno nos referimos a aquellos que
intervienen en el desarrollo de nuestro producto o servicio. Son nuestros
empleados, colaboradores y proveedores.
Cliente externo
Los clientes externos son aquellos que pagan por obtener los bienes o
servicios de la organización. A la hora de clasificarlos podemos dividirlos en
distintos perfiles y tipología de clientes externos.
Perfiles de clientes
Dicen que cada persona es un mundo, que todos somos únicos e
irrepetibles, sin embargo, a grandes rasgos podemos dividirnos en
grupos, sectores o incluso por afinidades.El mundo de la empresa no
es tan diferente, y en tanto que está formado por personas, podemos
igualmente hacer clasificaciones, bien de directivos, empleados o, como en
este caso, de tipos de clientes:
El autosuficiente
El distraído
Los comerciales se encuentran a menudo con el tipo de cliente que
parecen ausentes y que vagan por el establecimiento como si no
supieran qué están haciendo allí.
Aunque aparentemente no escuchan, el vendedor tiene que demostrar
interés y curiosidad por aquello que necesita. Lo mejor en estos casos
es actuar con rapidez y elaborar un único argumento, ya que es poco
probable que este tipo de compradores rebatan una idea si se les convence.
El reservado
La verdadera prueba de fuego para la paciencia de un vendedor llega con
los clientes reservados y que necesitan mucho tiempo para tomar
una decisión. El perfil responde a una persona impasible, muy desconfiada
y tímida. Para conquistarle, no sólo hay que ser amable, sino proponer
distintas alternativas y repetir los argumentos bajo formas distintas.
Lo más conveniente es seguir su ritmo por lo que nunca hay que
impacientarse y, sobre todo, no hay que presionarlo para que decida.
El hablador
Mientras unos tipos de clientes compran, hay otros clientes que sólo
miran. Por este motivo, es importante identificarlos rápidamente. El
comprador que no pone objeciones de ventas suele ser alguien
desinteresado que no quiere comprar. En otros casos, hay gente que está
más interesada en hablar de sí mismos que en comprar y son poco dados a
la acción.
Hay que atenderlos con simpatía, pero sin distracción e intentando centrar
el tema comercial para descubrir si comprará o no.
El indeciso
Tomar decisiones nunca es fácil, pero hay personas a las que realmente les
cuesta hacerlo. Los compradores indecisos son incapaces de decidir por
sí mismos. Por este motivo, el comercial nunca debe dejarlo solo. Hay que
apoyarlo, confirmar cada decisión por la que se vaya inclinando y no
plantearle demasiadas alternativas para que no navegue a la deriva en un
mar de dudas.
Es recomendable ser muy rápido tanto en gestos, como en palabras.
Al respecto un consejo:
Si te encuentras con un tipo de cliente que no tiene medios económicos ni
posibilidades de conseguir crédito, DÉJALO. Ni las técnicas más depuradas
de ventas conseguirán venderle nada.
AUTORIDAD
Os voy a contar una anécdota que en un principio puede parecer que no
tiene nada que ver con las clases de clientes y sus características, pero al
final tiene su moraleja:
En la Parroquia del barrio donde vivo se han modernizado de tal forma que
han instalado dos lucecitas perfectamente visibles en la parte frontal de los
confesionarios. Cuando se enciende la luz verde significa que el sacerdote
está disponible. Cuando se enciende la luz roja, el sacerdote está ocupado.
Y cuando ninguna de las dos está encendida significa que en el
confesionario no hay nadie. Entró en el recinto sagrado un joven dispuesto
a confesarse.
Después de observar los confesionarios vio que en uno de ellos estaba la
luz roja encendida. Se puso en un banco contiguo y esperó. Al poco rato se
encendió la luz verde, se levantó para ir hacia el confesionario y, apenas
había dado dos pasos, se encendió la luz roja. Volvió a su sitio y continuó
esperando. A los cinco minutos se enciende de nuevo la luz verde, se dirige
de nuevo al confesionario y otra vez la luz roja. El joven estaba ya algo
mosqueado y decidió ponerse en el banco más cercano al confesionario
adoptando la postura del atleta que espera la señal para correr los 100
mts. libres. Mientras la luz estaba roja pensaba para sus adentros:
La próxima vez no se me adelanta nadie.
A los pocos minutos se volvió a encender la luz verde y el joven salió como
una flecha. Se instaló en el sitio que le correspondía y comenzó a decir:
Padre, me acuso de…
Aún no había terminado la frase cuando una voz desde el interior del
confesionario le cortó diciendo:
¿Y a mi qué me cuenta?. Yo sólo soy el electricista y estoy haciendo unas
pruebas con las luces.
Seguramente habrás esbozado una sonrisa con el desenlace de la
anécdota. Pues esto les pasa a los vendedores con más frecuencia de la
que crees. Se empeñan en hablar de las excelencias de sus PRODUCTOS a
los clientes menos idóneos y sin haber realizado una clasificación de
clientes previa.
NECESIDAD
Es importante que comprendas esto:
– No tengo dinero
– Ahora no tengo tiempo
– Lo tengo que consultar
Si eres poseedor de un coche, al adquirirlo, no compraste el coche en sí,
sino asientos confortables para poder viajar cómodamente, un maletero
espacioso para poder meter todo lo necesario cuando salgas de viaje con tu
familia, seguridad en los adelantamientos, estabilidad, fiabilidad, etc., etc..
Si el vendedor que te atendió supo cumplir con su trabajo, te vendió todos
estos beneficios y tú, al comprarlos, adquiriste también el coche. Has
comprado un coche que cubre tus necesidades y la de los tuyos.
4. Jamás.
Jamás contestarás una objeción cuando…
… no sepas el móvil de compra insatisfecho.
… es débil, pueril, o intenta confundirte.
… el cliente no es cliente.
… no sabes la respuesta.
¡¡¡ EXACTO !!!. Así es como se debe tratar y rebatir una objeción. Deja que
el cliente hable cuanto quiera, que él sólo la irá desinflando.
¿Qué sucedía cuando no se aplicaba este paso?. Pues que, pasados cinco
minutos, el cliente volvía a plantearte la misma objeción, la resolvías y
continuabas con la entrevista. Al poco tiempo, vuelta a escuchar la misma
objeción. ¿Qué pasaba?. Sencillamente que no se habrá confirmado la
respuesta la primera vez. Que no habías remachado…
Hasta aquí los pasos a seguir para rebatir las objeciones en ventas. A
continuación voy a plasmar algunos ejemplos de objeciones de
ventas que con más frecuencia se escuchan en la calle. Antes de proseguir
quiero volver a remarcar una vez más que no memorices las respuestas
que aquí leas, sino la técnica empleada en resolverlas.
Como actuar frente a las objeciones de los
clientes
A continuación se van a enumerar una serie de normas de conducta para
poder hacer frente a las objeciones.
1º.- Aceptarlas de buen grado. Piensa que quien más se beneficia al
desvanecer la objeción es el vendedor, es decir, tú. todo lo que se haga de
positivo en este momento, revertirá en favor de uno, ya que mejorará
considerablemente su posición ante el cliente.
2º.- Admitir la lógica de las objeciones sinceras. Esto no significa actuar
con hipocresía, sino con cortesía, a la vez que predisponemos al cliente
favorablemente para que acepte nuestros argumentos.
3º.- Nunca eludir una objeción. Podemos posponer su respuesta para
cuando nos convenga a nosotros, pero jamás la eludiremos por completo.
Hacerlo supondrían tanto como que el cliente lo pudiera tomar como una
puerta de salida para no cerrar la venta.
4º.- Tener calma y dominar la situación. Aún cuando el cliente adopte una
postura impertinente, injusta o incluso abusiva . . . es cuando más
debemos dominarnos. Te recuerdo que el papel del vendedor es el de
persuadir sin imponer, convencer sin vencer, ganarse al cliente sin discutir.
5º.- Busca puntos de acuerdo. Resalta los puntos más importantes en los
que estéis de acuerdo el cliente y tú antes de tratar las posibles diferencias.
Enuméralos ante el cliente, resáltalos conjuntamente con él. Este hecho
puede predisponerle muy favorablemente.
6º.- Utiliza el nombre de tu empresa. Para desvanecer las objeciones utiliza
el nombre de tu empresa y apóyate en él . . .
– La solución que plantea Muebles XX en estos casos es . . .
– La política de Muebles XX, respecto a eso es . . .
7º.- Sé sincero. Si te falta experiencia sobre un determinado tema, o no
puedes dar una respuesta exacta, es preferible que se lo digas al cliente
antes de improvisar, inventar y mucho menos engañar. Di algo así como . .
.
– En estos momentos no dispongo de los datos exactos para responder a su
pregunta. Si me lo permite tomaré nota de ella y lo consultaré en cuanto
me sea posible, haciéndole llegar la solución a su cuestión.
de rebatirlas.
ERA DE REA
¿Hay que abandonar por oír una respuesta así?. Claro que no. Hay que
aplicar un proceso para resolver objeciones que se llama “Poner el zapato
en el pie”. Aplicando esta técnica, el enfoque de la objeción anterior sería
este…
¿Está Vd. dispuesto a perder todo esto por … este pequeño detalle?.
1º.- Sería interesante que los vendedores supiesen que artículos tienen en
exclusiva y cuáles están compartiendo con la competencia. Esta es una
labor de la Dirección y cuya información debe ser dada a conocer al equipo
comercial.
2º.- Si realmente se trata de un artículo que puede tener la competencia,
sacarle al cliente dónde lo ha visto. Esta información no suelen darla el
cliente con facilidad, pero al menos debe intentarse obtenerla.
3º.- ¿Cuánto más barato?. Esta pregunta hecha justo a continuación de que
haya puesto el cliente la objeción es de lo más efectivo por dos razones:
a) el cliente no se espera una pregunta de este tipo.
b) le estás obligando a concretar.