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Las abejas de Notre Dame sobreviven al incendio

Las cerca de 200.000 abejas que habitan Notre-Dame han sobrevivido al


incendio que devastó el techo de la catedral parisina el pasado lunes. "Las
abejas están vivas. Hasta esta mañana no tenía ninguna noticia", ha
explicado el apicultor Nicolas Géant, encargado de las tres colmenas
situadas en la sacristía, situada a un costado del templo.

"Al principio pensé que las tres colmenas se habían quemado, no tenía
ninguna información. Pero luego vi en las imágenes satelitales que no era
así y el portavoz de la catedral confirmó que entraban y salían de sus
colmenas", agregó. Géant recibió mensajes y llamadas del mundo entero de
personas que preguntaban si las abejas habían muerto por las llamas.

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 Cuatro abejas vivían en el ojo de una mujer taiwanesa

"Era inesperado. Recibí llamadas de Europa, por supuesto, pero también de


Sudáfrica, Japón, Estados Unidos y Sudamérica", ha comentado Géant. En
caso de incendio y de los primeros signos de humo, las abejas toman
mucha miel y protegen a su reina.

"Esta especie, la abeja europea, no abandona su colmena. (...) El dióxido de


carbono las adormece", señaló Géant, quien espera volver a ver a las
abejas la "próxima semana". Cada colmena produce en promedio cada año
25 kilos de miel, vendido al personal de Notre-Dame, que las alberga desde
2013.

Se ha vuelto común que se instalen en la capital francesa colmenas en


diversos e inesperados lugares, como por ejemplo la Opera de París.
Los osos polares se alimentan principalmente de focas, aunque también
pueden devorar morsas, belugas, ciervos y algunas especies de roedores.
Sin embargo, científicos han constatado que el gran depredador del Ártico
ingiere cada vez más residuos derivados de la actividad humana; sobre todo
plástico. Análisis efectuados en estómagos de estos úrsidos así lo
confirman. A su vez, expertos han detectado niveles significativos de
químicos de uso industrial en la sangre de varios de estos animales de
blanco pelaje.

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 Un estudio pionero ubica las áreas donde más cazan los grandes depredadores del Ártico
 Una invasión de osos polares pone en alerta un asentamiento militar ruso

Investigadores del Departamento de Vida Silvestre de North Slope, el


condado más septentrional de Alaska, presentaron hace unas semanas un
informe sobre lo que hallaron en los estómagos de 51 osos polares. Dichos
órganos correspondían a animales muertos entre 1996 y 2018. En 13 de los
51 estómagos analizados se encontraron plásticos. La mayoría provenía de
bolsas negras de basura y de las que ofrecen algunas tiendas de
autoservicio, aunque aparecieron de igual forma plásticos empleados para
envolver alimentos.

“Dos de los osos polares se mostraron muy irritables y agresivos, y no


respondieron a las medidas disuasorias comúnmente empleadas”, señala el
documento. Tuvieron que ser abatidos. Ambos osos tenían una cantidad
importante de plástico en sus estómagos. Los expertos mencionan en el
informe que la ingesta de este material puede afectar la salud de estos
úrsidos, ya sea por absorción de contaminantes o por obstrucción gástrica.
“Las buenas prácticas en el manejo de desechos en las zonas donde se
detecta la presencia del oso polar son primordiales para proteger su salud”,
aparece en el texto. Diversos estudios muestran que el cambio climático ha
provocado que estos animales se desplacen cada vez más al sur en busca
de alimento, por lo que su presencia ha aumentado en asentamientos
humanos que aparecen en sus recorridos.

A principios de este año, la prensa internacional informó de que decenas de


osos polares sembraron el pánico en el archipiélago ruso de Novaya
Zembla . La explicación de este fenómeno que ha sonado con más fuerza
es que los militares destacados en la región no respetaron las férreas
medidas de almacenamiento de basura para evitar que los úrsidos se
sintieran atraídos. Churchill, población de la provincia canadiense de
Manitoba, es llamada por sus residentes “la capital mundial del oso polar”.
Durante varios meses del año, estos animales se pasean por sus calles. Sin
embargo, las autoridades municipales tienen un programa desde hace
varios años para disminuir su presencia. Uno de los puntos fundamentales
de este plan es un control estricto de los desechos provocados por la
actividad humana.

Investigadores de las Universidades de Alberta (Canadá), Iowa (Estados


Unidos) y Estocolmo (Suecia) analizaron la sangre de 20 osos polares; 10
que habitan en Alaska y 10 en la bahía canadiense de Hudson. De acuerdo
con los resultados, publicados el año pasado, las muestras contenían
niveles significativos de químicos de uso industrial. No obstante, los osos de
Alaska presentaban niveles más altos que los de Canadá. Según los
autores, esto podría explicarse por las corrientes que transportan desechos
desde Asia.

A principios de este mes, la cadena CBC informó de que la Oficina de Medio


Ambiente de los Territorios del Noroeste de Canadá comenzó a solicitar el
apoyo de los cazadores pertenecientes a diversos grupos indígenas,
quienes cuentan con autorización para abatir osos polares debido a
derechos ancestrales. Las autoridades piden a estas personas que envíen
fotografías de los estómagos de estos animales o que conserven dichos
órganos para someterlos a análisis posteriores. El objetivo es conocer de
forma más detallada el grado de consumo de basura entre los osos polares
de la zona. CBC entrevistó a dos de estos cazadores. Uno de ellos comentó:
“Cuando abro los estómagos de los osos, encuentro trozos de foca”. Sin
embargo, recordó que ya se ha topado con papel aluminio y envoltorios de
caramelos.

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