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PRESCRIPCIÓN DE LA HIPOTECA

Rama del Derecho: Derecho Civil. Descriptor: Derechos Reales.

Palabras Claves: Prescripción, Hipoteca, Artículo 968 del Código de Comercio, Artículo único de
la Interpretación Auténtica del Artículo 968 del Código de Comercio, Artículo 471 del Código Civil.

Fuentes de Información: Normativa, Doctrina y Jurisprudencia. Fecha: 26/02/2019.

Nombre del Investigador: Simons Salazar García.

Contenido

RESUMEN...........................................................................................................................2

NORMATIVA ......................................................................................................................2
Prescripción Mercantil: Disposición General ........................................................................ 2
Interpretación Auténtica del Artículo 968 del Código de Comercio ............................. 2
Cancelación de las Presentaciones de Prendas e Hipotecas en el Código Civil ......... 2

DOCTRINA .........................................................................................................................3
Prescripción de las Hipotecas y Cédulas Hipotecarias, Civiles y Comerciales, en
Costa Rica ............................................................................................................................................ 3

JURISPRUDENCIA ............................................................................................................ 18
1. Consideraciones sobre la Prescripción de la Hipoteca y de la Obligación
Mercantil ...........................................................................................................................................18
2. Interpretación Autentica del Artículo 968 del Código de Comercio ...................29
3. Referencia a la Constitucionalidad del Plazo de Prescripción de las Hipotecas.... 30
4. Prescripción de la Hipoteca: Materias Civil, Comercial y Agraria .......................31
5. Constitucionalidad del Artículo 968 del Código de Comercio y de la
Interpretación Autentica de este Artículo (I) ......................................................................32
6. Constitucionalidad del Artículo 968 del Código de Comercio y de la
Interpretación Autentica de este Artículo (II).....................................................................35

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RESUMEN

El presente informe de investigación recopila normativa, doctrina y jurisprudencia


sobre la Prescripción de la Hipoteca, considerando los supuestos normativos de los
artículos 968 del Código de Comercio, Artículo Único de la Ley de Interpretación
Auténtica del Artículo 968 del Código de Comercio y Artículo 471 del Código Civil.
Además del criterio externado por la doctrina y la Corte Suprema de Justicia.

NORMATIVA

Prescripción Mercantil: Disposición General


[Código de Comercio]i

Artículo 968. Las acciones que se deriven de actos y contratos comerciales, prescriben
con arreglo a las disposiciones de este capítulo. La prescripción se opera por el no
ejercicio del derecho respectivo dentro del plazo legalmente indicado.

(Nota de Sinalevi: Mediante el artículo único de la ley N° 3416 del 3 de


octubre de 1964; se interpretó este numeral en el sentido de que ".la
prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos
mercantiles, se regirá por las disposiciones del capítulo a que ese artículo se
refiere, salvo en cuanto a las hipotecas comunes o de cédulas, que
continuarán rigiéndose por la prescripción de diez años.)

Interpretación Auténtica del Artículo 968 del Código de Comercio


[Reforma Código de Comercio]ii

Artículo único. Interprétanse las disposiciones del artículo 968 del Código de Comercio
en el sentido de que la prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos
mercantiles, se regirá por las disposiciones del capítulo a que ese artículo se refiere,
salvo en cuanto a las hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por
la prescripción de diez años.

Cancelación de las Presentaciones de Prendas e Hipotecas en el Código Civil


[Código Civil]iii

Artículo 471. Las inscripciones en el Registro Público solo se extinguen, en cuanto a


terceros, por la cancelación o la inscripción de la transmisión del dominio o derecho
real inscrito, a favor de otra persona.

Las hipotecas inscritas, comunes o de cédulas, que aparezcan vencidas por más de diez
años sin que el Registro manifieste circunstancias que impliquen gestión cobratoria,
reconocimiento del crédito u otra interrupción de la prescripción, no surtirán efectos

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en perjuicio de terceros después de ese plazo. El registrador, al inscribir nuevos títulos
relativos a la finca, hará caso omiso de tales gravámenes y los cancelará.

Estas circunstancias se harán constar en las cédulas hipotecarias. La vigencia de las


anotaciones no contempladas en los artículos anteriores se determinará según el
término de la prescripción extintiva correspondiente a la obligación o el derecho de
que se trate.

Cuando se trate de las anotaciones provisionales referidas en los incisos 1), 2), 3) y 4)
del artículo 468, dentro de los términos indicados y a fin de interrumpirlos, la parte
interesada podrá gestionar la anotación de interrupción, si el juicio respectivo no
hubiere fenecido.

Las hipotecas inscritas y otorgadas para garantizar la administración de la tutela, que


aparezcan en cualquier tiempo con más de cuarenta años de constituidas, sin que el
Registro manifieste la circunstancia que implique gestión cobratoria, reconocimiento
del crédito u otra interrupción de la prescripción, después de ese tiempo, no surtirán
efectos en perjuicio de terceros y el registrador, al inscribir nuevos títulos relativos a la
finca, hará caso omiso de tales gravámenes y los cancelará.

(Así reformado por el artículo 178, inciso b), del Código Notarial No.7764 de
17 de abril de 1998)

DOCTRINA

Prescripción de las Hipotecas y Cédulas Hipotecarias, Civiles y Comerciales, en


Costa Rica
[Albaladejo, M. y Zeledón Zeledón, R.]iv

[P. 460] Uno de los temas sobre los cuales hay mayor reclamo jurisprudencial en el
país es el de la prescripción de la hipoteca y las cédulas hipotecarias. Son miles y miles
los recursos de casación presentados por dudas en cuanto a la tesis

[P. 461] más jurídica y más justa. El problema radica en que el estudio de la normativa,
incluso de esa gran cantidad de fallos judiciales, antiguos y recientes, por más que
pudieren darle un respaldo a la tesis jurídica de un determinado litigante no siempre la
normativa ni la jurisprudencia ofrece la solución adecuada.

El reproche generalizado consiste en el antagonismo entre el plazo de prescripción


dispuesto en los artículos 968 y 984 del Código de Comercio de cuatro años cuando se
trate de actos o contratos comerciales, que beneficia a los deudores. En contraposición
de la prescripción decenal prevista en el segundo párrafo del artículo 471, y 868, del

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Código civil, para beneficio de los acreedores, en general, y los bancos mercantiles en
particular, criterio cuyo contenido establece la prescripción de la hipoteca y las cédulas
hipotecarias en 10 años independientemente de la obligación que garantiza.

LA TESIS DE LA PRESCRIPCIÓN CUADRIENAL PARA LAS VENTAS MERCANTILES

N° 40. SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José, a las quince
horas del tres de junio de mil novecientos noventa y cuatro.

Redacta el Magistrado Picado Odio; y,

CONSIDERANDO:

III. El contrato de compraventa, en nuestro ordenamiento jurídico privado, puede ser


de naturaleza civil o mercantil. Esta Sala se ha ocupado de la distinción de ambos tipos
de contrato. Sobre el particular, es oportuno citar la sentencia N° 104, de las catorce
horas cuarenta minutos del tres de julio de mil novecientos noventa y dos, la cual, en
lo conducente, reza: "La última de las normas mencionadas [se refiere al artículo 438
del Código de Comercio], es la que, en nuestro Código de Comercio, establece cuándo
se debe reputar mercantil un contrato tal. Para efectos de su análisis, en el caso
concreto, importa reparar en el carácter híbrido de su contenido, pues recoge
elementos de la concepción francesa clásica, los cuales combina con conceptos más
evolucionados que hacen referencia a un sujeto inmerso en una determinada
categoría como lo es la empresa mercantil; asimismo emplea un criterio ob-

[P. 462] jetivo al referir la compraventa a determinados objetos, los cuales le confieren
el carácter mercantil al margen tanto del concepto subjetivo prohibido por la
concepción francesa, cuanto de vinculación alguna con la empresa. Conviene, para una
mejor inteligencia de la presente consideración, trascribir el susodicho artículo 438 de
nuestro Código de Comercio, el cual reza: "Será compra-venta mercantil: a) La que
realice una empresa mercantil, individual o colectiva en la explotación normal de su
negocio ya sea de objetos comprados para revenderlos en el mismo estado o después
de elaborados, b) La de inmuebles adquiridos para revenderlos con ánimo de lucro,
transformados o no. También será mercantil la compra-venta de un inmueble cuando
se adquiera con el propósito de arrendarlo, o para instalar en él un establecimiento
mercantil; c) La de naves aéreas y marítimas, la de efectos de comercio, títulos, valores
de cualquier naturaleza y la de acciones de sociedades mercantiles". De lo anterior se
colige que de acuerdo con el citado artículo la compraventa mercantil en Costa Rica,
puede configurarse a través de tres vertientes distintas: la primera deriva del sujeto,
cual es el empresario, quien figura como vendedor en el contrato (inciso a); la segunda
se origina en un elemento subjetivo, cual es la idea o el propósito especulativo, no del
vendedor sino del accipiens, sea, el comprador (inciso b); la tercera, parte de la
naturaleza del objeto, la cual determina la del contrato mismo (inciso c). En otra

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resolución, aún más reciente, la Sala se refiere de nuevo a esta norma, en los
siguientes términos: "XI.- El artículo 438 del Código de Comercio establece: "Será
compra-venta mercantil: a) La que realice una empresa mercantil, individual o
colectiva en la explotación normal de su negocio ya sea de objetos comprados para
revenderlos en el mismo estado o después de elaborados, b) La de inmuebles
adquiridos para revenderlos con ánimo de lucro, transformados o no. También será
mercantil la compra-venta de un inmueble cuando se adquiera con el propósito de
arrendarlo, o para instalar en él un establecimiento mercantil; c) La de naves aéreas y
marítimas, la de efectos de comercio, títulos, valores de cualquier naturaleza y la de
acciones de sociedades mercantiles". Si se define la empresa comercial como una
actividad dirigida al intercambio de bienes o servicios, la compraventa será comercial si
es realizada por dicha empresa en el giro normal de su actividad. En el inciso a) se
distinguen dos tipos de compraventa: la primera, realizada por una empresa
típicamente comercial, consiste en la simple reventa donde se despliega una labor de
intermediación en el intercambio de los bienes; la segunda, efectuada por una
empresa industrial, consiste en reelaborar los

[P. 463] bienes objeto del contrato, es decir, transformar materias primas para la
creación y venta de nuevos productos. Los incisos b) y c) acogen otros criterios,
subjetivos y objetivos, para calificar este tipo de compraventa; por el b) la
compraventa de inmuebles será comercial si su causa radica en la intención del
adquirente para revenderlo con ánimo de lucro o con el propósito de arrendarlo, o
bien para instalar en él un establecimiento mercantil; es decir, existe el propósito de
"especulación" del comprador, criterio ya superado con el concepto de empresa donde
el comerciante es visto como un "productor" de riqueza; por su parte el inciso c) prevé
la venta de naves aéreas o marítimas, efectos de comercio o títulos valores, así como
las acciones de sociedades mercantiles (criterio objetivo). En los incisos b) y c) es fácil
comprender la vinculación económica de esos negocios jurídicos con la empresa
comercial: así, el propósito de especulación se traduce en la producción de riquezas, la
venta de naves aéreas o marítimas se relaciona con la actividad de transporte aéreo o
marítimo, lo mismo acontece con la venta de títulos valores, acciones, y demás efectos
del comercio, pues sin duda, entran en el giro normal de las empresas comerciales" (N°
7 de las catorce horas treinta minutos del dos de febrero de mil novecientos noventa y
cuatro).

IV. Tratándose de partes comerciantes, la disposición del artículo 439 del Código de
Comercio establece una presunción, iuris tantum, al decir: "Se presumirá mercantil la
compra-venta que realice un comerciante, salvo que se pruebe que no corresponde a
alguna de las indicadas en el articulo anterior". La norma citada es consonante con el
artículo Io, párrafo primero, in fine, del mismo Código, el cual reputa actos de
comercio los contratos celebrados entre comerciantes, salvo prueba en contrario.
Estas disposiciones, en principio, estiman mercantiles las compraventas realizadas

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entre comerciantes, pero permiten a quien pretenda la aplicación de las normas del
Código Civil, en vez de las comerciales, probar que la negociación no se encuentra
dentro de los supuestos del artículo 438 citado. La razón de esa presunción es simple:
tratándose de comerciantes, lo normal es la adquisición de inmuebles para dedicarlos
a las actividades contempladas en el inciso b) de la última norma citada. Sería la
excepción, en cambio, que un comerciante adquiriera bienes de esta naturaleza con
otras finalidades. Ello no es imposible o absurdo, pero no es lo normal. Por tal motivo,
la norma impone al interesado la carga de la prueba, para que demuestre la no
concurrencia de los supuestos del citado inciso en la negociación bajo litigio. Por estas
razones, contrario a lo sostenido por el recurrente, no debe constar en el título de
venta que la negociación se halla dentro de los supuestos del artículo 438, inciso b),

[P. 464] citado. En el sub judice, en los hechos probados definitivos enunciados por el
Ad-quem, no hay alguno de tal naturaleza capaz de desvirtuar la presunción de
mercantilidad de la venta prevista por el artículo 439. Por el contrario, están
acreditados al menos tres traspasos de la finca en cuestión, los cuales más bien
sugieren una situación normal de tráfico comercial. En primer lugar, Fegara Limitada
adquiere el bien mediante subasta pública, realizada en juicio ejecutivo tramitado en
el Juzgado Primero Civil de esta ciudad. Poco tiempo después, aún antes de depositar
en ese despacho la totalidad del precio de adjudicación del bien en la subasta, lo
revende a Vásquez y Bendaña S.A., la cual, a su vez, lo revende a Bufete Vásquez
Artavia y Asociados S.A. En todas las negociaciones indicadas intervienen sociedades
mercantiles. El Código de Comercio, en el artículo 5 °, califica como comerciantes a las
sociedades constituidas según sus disposiciones, sin importar el objeto o actividad que
desarrollen (inciso c). En todos los traspasos antes dichos, comparecen sociedades de
responsabilidad limitada y anónimas, las cuales, según el precepto dicho, son
comerciantes. En consecuencia, no se han dado las violaciones legales citadas, pues es
correcta la decisión del Tribunal al aplicar el plazo de prescripción de cuatro años
previsto por el artículo 984 del Código de Comercio, y no el de diez años del 868 del
Código Civil.

V. La Ley N° 3416 de 3 de octubre de 1964, al interpretar en forma auténtica el artículo


968 del Código de Comercio, estableció: "Articulo Unico. Interprétanse las
disposiciones del articulo 968 del Código de Comercio en el sentido de que la
prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos mercantiles, se regirá
por las disposiciones del capitulo a que este articulo se refiere, salvo en cuanto a las
hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por la prescripción de diez
años". Esta disposición puede resultar equívoca por varios motivos. En primer lugar,
tratándose de cédulas hipotecarias, la interpretación dada por el legislador estaba
sobrando. En efecto, las cédulas hipotecarias incorporan, en sí, dada su condición de
título valor, un crédito, sin indicar la causa por la cual se emitió (principio de
abstracción). Ese crédito, al estar reguladas las cédulas en el Código Civil, es de

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naturaleza civil. Ergo, lo referente a la prescripción mercantil no le es aplicable a las
cédulas, por lo cual no precisaba respecto de ellas la citada interpretación. En cuanto a
las hipotecas comunes, la interpretación transcrita podría conducir a criterios
contradictorios. Debe repararse, al respecto, en la naturaleza accesoria de ese derecho
real de garantía. La hipoteca sirve para asegurar el cobro de una obligación en caso de
incumplimiento; ella confiere al acreedor el derecho de sacar a remate la finca dada en
garantía, siguiendo los

[P. 465] procedimientos legales respectivos, y así saldar la deuda con el dinero
obtenido en la almoneda pública. Pero si el derecho de crédito garantizado se
extingue, la hipoteca corre la misma suerte. Este principio lo recoge el artículo 424 del
Código Civil. Pero a la inversa no sucede igual. Si la hipoteca se extingue por cualquier
motivo, no necesariamente fenece el crédito asegurado. La garantía hipotecaria puede
darse sobre cualquier obligación. Por ejemplo, podría darse para respaldar el pago de
honorarios de profesionales, en cuyo caso, el derecho garantizado prescribiría en tres
años (artículo 869, inciso 2o), del Código Civil), y si se diera la extinción del derecho de
crédito por esta causa, también la hipoteca, como derecho accesorio, se extinguiría. En
realidad, no existe ninguna disposición en el Código Civil en la cual se establezca la
prescripción de la hipoteca, como derecho real de garantía, en el plazo de diez años. Al
ser un derecho accesorio, su existencia está ligada a la del crédito garantizado. Sin
embargo, el verdadero problema en este tipo de derecho real, es el de la vigencia de
su inscripción en el Registro. Para dar certeza en el tráfico de inmuebles, dada la
publicidad registral a la cual está afecta la hipoteca, el párrafo segundo del artículo 471
del Código Civil dispone: "Las hipotecas, ya sean comunes o de cédulas, inscritas o
detenidas por defectuosas, que en cualquier tiempo aparezcan vencidas por más de
diez años sin que el Registro manifieste circunstancias que impliquen gestión
cobratoria o reconocimiento del crédito u otra interrupción de la prescripción, no
surtirán, después de esa fecha, efectos en perjuicio de terceros y el Registrador, al
inscribir nuevos títulos relativos a la finca respectiva, hará caso omiso de tales
gravámenes". Sin embargo, ello no quiere decir que, cuando la hipoteca garantice una
obligación, sea civil o mercantil, cuyo plazo de prescripción sea inferior a los diez años,
deba interpretarse que el derecho garantizado deje de prescribir en el plazo que le es
propio, debiéndose aplicar entonces el término de diez años. Si garantiza, como se dijo
en el ejemplo, los honorarios de un profesional, el derecho de crédito principal sigue
prescribiendo en 3 años, y no en 10. Si respalda una obligación mercantil, el plazo de
prescripción será el previsto por el Código de Comercio para el acto o contrato
respectivo; sea, no podría aplicarse el de diez años. Empero, registralmente
continuaría existiendo el gravamen hipotecario, respecto de terceros, aún después de
haber transcurrido el término de prescripción previsto para el derecho asegurado. Por
ello, algunos autores han sostenido que, al menos en cuanto a la inscripción registral,
el derecho de hipoteca puede subsistir aún habiendo fenecido el crédito garantizado,

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quedando abierta la posibilidad de ejercer la acción hipotecaria si, terceros de buena
fe, se han constituido en cesionarios del eré-

[P. 466] dito hipotecario. Sin embargo, ello sólo es factible, al tenor de esta tesis,
respecto de terceros adquirentes de buena fe, quienes ejerzan acciones hipotecarias.
Pero, tal fenómeno no sucede en el sub lite, pues no se trata de una acción de
naturaleza hipotecaria, a cuya especie se refiere la interpretación auténtica dicha, sino
de una acción derivada del contrato mismo de compraventa, la cual, en virtud del
principio de accesoriedad precitado, y de la misma literalidad de la interpretación
auténtica del artículo 968, debe regirse por las disposiciones del Código de Comercio.
Por ello, el argumento del recurrente no es de recibo.

Voto Salvado del Magistrado Zamora Carvajal.

El suscrito Magistrado salva su voto y se aparta del criterio de la mayoría que estima
"correcta la decisión del Tribunal al aplicar el plazo de prescripción de cuatro años
previsto por el artículo 984 del Código de Comercio, y no el de diez años del 868 del
Código Civil", pues en el presente caso la compraventa relacionada es civil y no
mercantil. Se encuentra probado en el juicio que la reventa del inmueble fue por el
mismo precio de su adquisición, sea por la suma de ciento setenta y cinco mil colones,
lo que descarta que la compraventa y la reventa efectuadas por las sociedades
demandadas lo hayan sido con el objeto de lucrar con ese tipo de contratos, y así se
desprende tanto de la contestación de la demanda, como de los hechos probados
números 2 y 7. Dado que la compraventa efectuada es civil y no mercantil, tal y como
aparece demostrado en autos, resulta destruida la presunción de mercantilidad a que
se refiere el artículo 439 del Código de Comercio. Efectivamente, la compraventa
relacionada no corresponde a ninguna de las enumeradas en el artículo 438 del Código
de Comercio. Por otra parte, la prescripción de las hipotecas siempre será de diez
años, sin importar el tipo de obligación que garantizan, como se desprende de lo
dispuesto en el artículo 471, párrafo segundo, del Código Civil, y de la Ley
Interpretativa N ° 3416 de 3 de octubre de 1.964.

ANÁLISIS DE LAS TRES POSICIONES JURISPRUDENCIALES SOBRE LA PRESCRIPCIÓN, Y


LA VIGENTE

El fallo anterior se inclina por lo dispuesto por el artículo 968 del Código de Comercio
consagrado en cuatro años, y no en el decenal del Derecho civil, en un momento
cuando, por decisión jurisprudencial se le otorgó a los procesos ejecutivos el recurso
de

[P. 467] casación si se declara la prescripción, pues aunque esos procesos siempre han
carecido de tal recurso al declararse la prescripción se verían perjudicados por el
principio constitucional de la doble instancia.

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Para aclarar el punto de discusión se ofrece la siguiente sentencia donde se analizan
los diversos criterios legales y jurisprudenciales derivados, en diferentes momentos, de
esas normas, para explicar las tres diversas posiciones existentes, y justificar cómo la
Sala al fin resolvió en forma definitiva el término de la prescripción en el derecho real
de garantía hipotecario.

Repito, como hay miles de sentencias, antiguas y recientes, sobre la mencionada


prescripción, transcribirlas no traería ningún beneficio, sino confusión, al estudioso de
la materia cuya discusión no merece fe a la solución. Por ello se trae este nuevo
pronunciamiento con un análisis de las diferentes opciones y posiciones de la
jurisprudencia, cuya cita a la postre exime de reflexionar sobre tantísimos fallos
anteriores al 2002 cuya afirmación con toda seguridad no sería el exigido hoy por los
Tribunales de Justicia.

Un cambio de jurisprudencias anteriores tuvo como fundamento constitucional y legal


a la La Ley N° 3416 de 3 de octubre de 1964, contra la cual inclusive la Sala se
pronunció durante un buen tiempo, según se desprende de fallos, como el anterior,
dictados en un tiempo entre la Ley de comentario y la definición de la tesis actual.

En esta forma, por medio de una única sentencia cuyo análisis va a permitir un
interesante comentario, se aclara la sola existencia de la prescripción decenal de la
hipoteca, muy a pesar de la cuadrienal del derecho mercantil, siendo como es que en
su mayoría se sabe como las hipotecas y cédulas hipotecarias constituidas,
particularmente por los bancos mercantiles, lo son todas con apego a normas y fines
comerciales y nunca civiles.

N° 481. SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José a las dieciséis
horas quince minutos del diecinueve de junio del año dos mil dos.

Redacta el Magistrado Parajeles Vindas; y, CONSIDERANDO:

III. El punto debatido se limita a definir la naturaleza jurídica del plazo prescriptivo de
un crédito garantizado con hipoteca común. Sobre el tema es posible identificar tres
etapas: 1) la tesis tradicional que pregonaba la prescripción ordinaria o decenal, sin
distinguir entre la relación causal y el título que la garantiza. Su

[P. 468] apoyo jurídico lo fue la interpretación auténtica al artículo 968 del Código de
Comercio. 2) Esta posición se mantuvo invariable hasta el voto número 40 de las 15
horas del 3 de junio de 1994, cuando esta Sala por mayoría y, con otra integración, se
inclinó por establecer el plazo según el negocio subyacente. Este nuevo criterio se
aferra a la accesoriedad de la hipoteca respecto al negocio principal, de suerte que
prescrito éste debe suceder lo mismo con lo accesorio. 3) se retorna a la tesis legal de
los 10 años sin que tenga relevancia el origen del crédito garantizado.

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IV. El criterio de la relación causal encuentra su mayor representante en el voto 40 de
1994 de esta Sala, en el cual se cuestiona los alcances de la interpretación auténtica
del artículo 968 del Código de Comercio, norma que en forma clara dispone que las
hipotecas comunes o de cédulas continuarán rigiéndose por la prescripción de diez
años. En ese sentido, al analizar una compraventa mercantil con garantía hipotecaria,
por mayoría se dispuso: "

V. La Ley N° 3416 de 3 de octubre de 1964, al interpretar en forma auténtica el artículo


968 del Código de Comercio, estableció: "Articulo Unico, lnterprétanse las
disposiciones del articulo 968 del Código de Comercio en el sentido de que la
prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos mercantiles, se regirá
por las disposiciones del capitulo a que este articulo se refiere, salvo en cuanto a las
hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por la prescripción de
diez años.". Esta disposición puede resultar equívoca por varios motivos. En primer
lugar, tratándose de cédulas hipotecarias, la interpretación dada por el legislador
estaba sobrando. En efecto, las cédulas hipotecarias incorporan, en sí, dada su
condición de título valor, un crédito, sin indicar la causa por la cual se emitió (principio
de abstracción). Ese crédito, al estar reguladas las cédulas en el Código Civil, es de
naturaleza civil. Ergo, lo referente a la prescripción mercantil no le es aplicable a las
cédulas, por lo cual no precisaba respecto de ellas la citada interpretación. En cuanto a
las hipotecas comunes, la interpretación transcrita podría conducir a criterios
contradictorios. Debe repararse, al respecto, en la naturaleza accesoria de ese derecho
real de garantía. La hipoteca sirve para asegurar el cobro de una obligación en caso de
incumplimiento; ella confiere al acreedor el derecho de sacar a remate la finca dada en
garantía, siguiendo los procedimientos legales respectivos, y así saldar la deuda con el
dinero obtenido en la almoneda pública. Pero si el derecho de crédito garantizado se
extingue, la hipoteca corre la misma suerte. Este principio lo recoge el artículo 424 del
Código Civil. Pero a la inversa no sucede igual. Si la hipoteca se extingue por cualquier
motivo, no necesariamente fenece el crédito asegurado. La

[P. 469] garantía hipotecaria puede darse sobre cualquier obligación. Por ejemplo,
podría darse para respaldar el pago de honorarios de profesionales, en cuyo caso, el
derecho garantizado prescribiría en tres años (artículo 869, inciso 2), del Código Civil),
y si se diera la extinción del derecho de crédito por esta causa, también la hipoteca,
como derecho accesorio, se extinguiría. En realidad, no existe ninguna disposición en
el Código Civil en la cual se establezca la prescripción de la hipoteca, como derecho
real de garantía, en el plazo de diez años. Al ser un derecho accesorio, su existencia
está ligada a la del crédito garantizado. Sin embargo, el verdadero problema en este
tipo de derecho real, es el de la vigencia de su inscripción en el Registro. Para dar
certeza en el tráfico de inmuebles, dada la publicidad registral a la cual está afecta la
hipoteca, el párrafo segundo del artículo 471 del Código Civil dispone: "Las hipotecas,
ya sean comunes o de cédulas, inscritas o detenidas por defectuosas, que en cualquier

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tiempo aparezcan vencidas por más de diez años sin que el Registro manifieste
circunstancias que impliquen gestión cobratoria o reconocimiento del crédito u otra
interrupción de la prescripción, no surtirán, después de esa fecha, efectos en perjuicio
de terceros y el Registrador, al inscribir nuevos títulos relativos a la finca respectiva,
hará caso omiso de tales gravámenes.". Sin embargo, ello no quiere decir que, cuando
la hipoteca garantice una obligación, sea civil o mercantil, cuyo plazo de prescripción
sea inferior a los diez años, deba interpretarse que el derecho garantizado deje de
prescribir en el plazo que le es propio, debiéndose aplicar entonces el término de diez
años. Si garantiza, como se dijo en el ejemplo, los honorarios de un profesional, el
derecho de crédito principal sigue prescribiendo en 3 años, y no en 10. Si respalda una
obligación mercantil, el plazo de prescripción será el previsto por el Código de
Comercio para el acto o contrato respectivo; sea, no podría aplicarse el de diez años.
Empero, registralmente continuaría existiendo el gravamen hipotecario, respecto de
terceros, aún después de haber transcurrido el término de prescripción previsto para
el derecho asegurado. Por ello, algunos autores han sostenido que, al menos en
cuanto a la inscripción registral, el derecho de hipoteca puede subsistir aún habiendo
fenecido el crédito garantizado, quedando abierta la posibilidad de ejercer la acción
hipotecaria si, terceros de buena fe, se han constituido en cesionarios del crédito
hipotecario. Sin embargo, ello sólo es factible, al tenor de esta tesis, respecto de
terceros adquirentes de buena fe, quienes ejerzan acciones hipotecarias. Pero, tal
fenómeno no sucede en el sub lite, pues no se trata de una acción de naturaleza
hipotecaria, a cuya especie se refiere la interpretación auténtica dicha, sino de una
acción derivada del contrato mismo de compraventa, la cual,

[P. 470] en virtud del principio de accesoriedad precitado, y de la misma literalidad de


la interpretación auténtica del artículo 968, debe regirse por las disposiciones del
Código de Comercio. Por ello, el argumento del recurrente no es de recibo".

V. En otro asunto similar, pero referido a un contrato de arrendamiento de dinero


garantizado con cédula hipotecaria, igualmente por mayoría la Sala mantuvo el criterio
de que el plazo de prescripción es de 4 años de acuerdo con el negocio causal y no al
título que lo respalda. Al respecto se dijo: " III. La Ley N° 3416 del 3 de octubre de 1964
interpretó auténticamente el artículo 968 del Código de Comercio al expresar: " ... la
prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos mercantiles, se regirá
por las disposiciones del capítulo a que este artículo se refiere, salvo en cuanto a las
hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por la prescripción de
diez años". Esta disposición resulta equívoca por varias razones. En primer lugar las
cédulas hipotecarias por su condición de título valor incorporan un crédito, sin
mencionar la causa de su emisión. Las cédulas por encontrarse reguladas en el Código
Civil, su crédito es de naturaleza civil. No obstante, la prescripción mercantil no le es
aplicable a las cédulas hipotecarias por la naturaleza accesoria en tanto derecho real
de garantía. La hipoteca constituye un medio de aseguramiento para el cobro de una

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obligación en caso de incumplimiento, potenciando en el acreedor su derecho a sacar
a remate la finca en garantía y saldar la obligación con el resultado de la subasta
pública. Empero, si el derecho de crédito garantizado se extingue, la garantía
hipotecaria corre la misma suerte. Principio recogido por el artículo 424 del Código
Civil. Pero en sentido inverso no sucede igual. Si la hipoteca se extingue no fenece
necesariamente el crédito asegurado. La hipoteca puede constituirse sobre cualquier
tipo de obligación, y si opera la extinción del crédito principal, por la misma causa
también la garantía hipotecaria, como derecho accesorio, se extingue. En realidad, en
el Código Civil no existe disposición en la cual se establezca la prescripción decenal de
la hipoteca como derecho real de garantía. Por ser un derecho accesorio, su existencia
está ligada a la del crédito garantizado. Si el crédito respalda una obligación mercantil
el término de prescripción será el previsto en Código de Comercio para el acto o
contrato y no podría aplicarse el de diez años. No obstante, registralmente el
gravamen continuaría existiendo respecto de terceros de buena fe constituidos en
cesionarios del crédito hipotecario, aún después de transcurrido el término de
prescripción previsto para el derecho asegurado, quienes ejerzan acciones hipotecarias
(principio consagrado en la sentencia N° 40 de las 15 horas del 3 de junio de

[P. 471] 1994). En el sub lite no se trata de una acción hipotecaria a cuya especie se
refiere la interpretación auténtica, sino de una acción derivada de un contrato de
arrendamiento de dinero por virtud del principio de accesoriedad y la literalidad de la
interpretación-del artículo 968 del rito de comercio, debe regirse por el Código de
Comercio y no el Civil." Voto número 279 de las 15 horas 30 minutos del 26 de abril del
año 2000. En ambos casos, los votos salvados mantienen la tesis tradicional de los 10
años.

VI. El criterio de las relaciones causales no logró consolidarse dentro de la Sala. En el


voto número 54 de las 15 horas del 3 de junio de 1998 aplica el plazo decenal a una
compraventa civil conforme al artículo 968 del Código de Comercio y su interpretación
auténtica. En lo que interesa resolvió: "V. En el presente asunto, el Tribunal aplica la
prescripción de cuatro años que contempla el Código de Comercio, por considerar que
la compraventa es de naturaleza mercantil. Primeramente, cabe indicar que, aún
cuando la venta en cuestión fue hecha por una sociedad a un agricultor, dicho contrato
no encaja dentro del supuesto contenido en el inciso a), del artículo 438, del Código de
Comercio, por lo que el negocio subyacente no es mercantil sino civil. La finca inscrita
al sistema de folio real, matrícula número cincuenta y siete mil noventa y cinco- cero
cero cero, de la Provincia de Heredia, objeto de la venta en cuestión, es una finca de
aptitud agrícola, cuya naturaleza, según el Registro Público de la Propiedad, es terreno
de repastos y potrero, destinada, básicamente, a la ganadería (ver certificación a folio
9 y certificación de escritura a folio 4). Finca La Martita S.A. realizaba, hasta la fecha de
la venta del inmueble, actividades ganaderas en éste, es decir, no ha tenido por giro
normal de sus actividades la compra y venta de bienes inmuebles ni la búsqueda u

12
obtención de lucro con negociaciones de este tipo. De consiguiente, el Tribunal ha
errado al considerar que la compraventa es de naturaleza mercantil, también, al
aplicar la prescripción regida por el Código de Comercio, pues se debe tener presente,
además, que el plazo de prescripción de hipotecas es de diez años, según se desprende
de lo dispuesto en el artículo 471, párrafo segundo, del Código Civil y de la ley
interpretativa número 3416 de 3 de octubre de 1964, que interpreta, auténticamente,
el artículo 968 del Código de Comercio, cuando dispone: Artículo Único. Interprétanse
las disposiciones del artículo 968 del Código de Comercio en el sentido de que la
prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos mercantiles, se regirá
por las disposiciones del capítulo a que este artículo se refiere, salvo en cuanto a las
hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por la prescripción de
diez años.". El retorno a la tesis tradicional de los 10 años se

[P. 472] inicia con el voto número 422 de las 15 horas 45 minutos del 28 de julio de
1999 al disponer la Sala: " III. En la especie, se pretende la ejecución de una hipoteca
común, otorgada por la sociedad Ganadera Sabogal Ltda., en garantía de un crédito
que obtuvo en forma directa del Banco actor. En materia de prescripción de hipotecas,
el legislador ha dispuesto, claramente, en el artículo único de la Ley 3416 de 3 de
octubre de 1964, que interpreta, auténticamente, el artículo 968 del Código de
Comercio, "...que la prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos
mercantiles, se regirán por las disposiciones del capítulo a que ese artículo se refiere,
salvo en cuanto a las hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por
la prescripción de diez años". (La negrita no figura en el original). Sobre este aspecto,
en sentencia 54 de las quince horas quince minutos del veintisiete de mayo de mil
novecientos noventa y ocho, esta Sala consideró: "...el plazo de prescripción de
hipotecas es de diez años, según se desprende de lo dispuesto en el artículo 471,
párrafo segundo, del Código Civil y de la ley interpretativa número 3416 de 3 de
octubre de 1964, que interpreta, auténticamente, el artículo 968 del Código de
Comercio". En consecuencia, no lleva razón el recurrente cuando sostiene que el plazo
de prescripción aplicable es el de cuatro años, que rige para el préstamo mercantil,
puesto que al estarse ejecutando una hipoteca, expresamente, el legislador ha
establecido una prescripción decenal, como así lo consideró el órgano ad-quem en la
resolución recurrida. Por ende, no existe el aducido quebranto de los artículos 10,14,
409, 424, 471, 867 del Código Civil, tampoco de los ordinales 1, 2, 968, 984, del Código
de Comercio, ni del artículo único de la Ley 3416 que interpreta, auténticamente, el
968 del citado cuerpo normativo, antes bien, en la sentencia recurrida se ha hecho una
correcta aplicación de ambas disposiciones jurídicas de última cita, en consideración a
que se analiza el plazo de prescripción de una hipoteca común que, se reitera,
constituye uno de los supuestos contenidos en la Ley 3416".

VII. La Sala, ahora en forma unánime, en un voto reciente defíne el punto debatido al
establecer que el plazo de prescripción de las hipotecases de 10 años de acuerdo con

13
la interpretación auténtica. Se trata ele la sentencia número 411 de las 12 horas 15
minutos del 8 de junio del 2001, la que reitera el voto número 422 de 1999. Esta
posición es congruente con lo resuelto por la Sala Constitucional con ocasión a una
acción de inconstitucionalidad precisamente con la interpretación auténtica del
artículo 968 del Código de Comercio. La citada Sala resolvió: "III.- VIOLACIÓN AL
ARTÍCULO 121 INCISO PRIMERO: En lo que concierne al segundo alegato la accionante
señala que el legislador al promulgar la Ley 3416 abusó de su derecho de
interpretación al calificarla como ley interpretad-

[P. 473] va siendo en el fondo una reforma. Afirma que con el pretexto de aclarar
supuestos conceptos oscuros del artículo 968, lo reformó, introduciéndole preceptos
que no contenía esa norma. Se incurrió en un exceso en el ejercicio de las atribuciones
legislativas al dictarse una ley nueva, con el nombre de interpretación auténtica,
violándose el artículo 121 inciso 1) de la Constitución Política que establece que es
atribución de la Asamblea Legislativa dictar las leyes, reformarlas, derogarlas y darles
interpretación auténtica.-Lleva razón la accionante al señalar que la Ley 3416 de tres
de octubre de mil novecientos sesenta ^ cuatro es más bien una reforma y no una
interpretación auténtica. La jurisprudencia de esta Sala, ha señalado con relación al
tema que: "...en cuanto al fondo de la acción deben analizarse los aspectos que han
sido cuestionados por la Asociación Bancaria Nacional. Uno de ellos, tal vez sobre el
que más se (sic) hay referencia en los autos, es el de la naturaleza de la Ley N° 6319, de
26 de abril de 1979, que es "interpretación auténtica" de la N° 6041, de 9 de febrero
de 1977. La discusión se ha centrado en determinar si efectivamente se trata de una
ley interpretativa o si, por el contrario, no lo es, de donde hubo un exceso legislativo
en su promulgación, que deviene en ilegítimo. Se dice, que aunque la Asamblea
Legislativa le dio nombre de interpretación a la Ley N° 6319, se trata de una verdadera
reforma a la Ley N° 6041, con lo que se producen varios vicios y de entre ellos los más
destacados: que la mal llamada ley interpretativa se aplica retroactivamente, pues se
ha incorporado a la interpretada, como parte integrante ab initio, por decirlo así; que
al no haber sido consultada la Ley N° 6041 con las entidades afectadas, como
corresponda por Constitución Política, el promulgarse la ley interpretativa N° 6319,
puede discutirse aquel aspecto, no obstante que ésta si fue consultada debidamente a
las entidades afectadas. Pero alrededor de esos importantes aspectos, la Sala no
acepta las argumentaciones de la actora. En cuanto al primero cabe señalar que por
más que la Asamblea se esforzara en denominarla "interpretación auténtica", la Ley N°
6319 es una reforma de la Ley N° 6041, ya que el resultado final no fue, como se
pretendió con su denominación, precisar el sentido normativo de la primera o aclarar
alguno de sus conceptos, sino, lisa y llanamente, como se desprende de la
comparación de textos y particularmente de la evolución que tuvo la segunda en su
tramitación legislativa), introducirle una reforma al tributo primeramente diseñado, de
modo que fuera más productivo para la Comisión de Préstamos para la Educación.-

14
Aceptado que la Ley N° 6319 es una reforma, no puede entonces tenerse como un
hecho que haya podido integrarse a la N° 6014 y por ahí, que su aplicación lo fuera
retroactivamente. No

[P. 474] solamente no hay una referencia específica en ese sentido, que permita tener
como cierta esa aplicación ilegítima, sino que del todo es imposible que lo haya sido si,
como sostenemos, es una reforma legal pura y simple y no una interpretación
auténtica, que por su naturaleza jurídica produce efectos diferentes. De toda suerte, la
Sala deja expresa mención a la circunstancia de que el tipo de Ley que constituye la N°
6319, no permitiría aquella aplicación retroactiva que posibilita, en cierto sentido la
norma interpretativa. Por otro lado, tampoco es aceptable la consecuencia que, en
opinión de la Procuraduría General de la República, debe tener tal circunstancia ya
constatada de que no estamos en presencia de una ley interpretativa, de modo que
deba acogerse una inconstitucionali-dad de alcance limitado en tanto solamente se
considere ilegítima su aplicación retroactiva. La Sala con análisis de lo actuado por la
Asamblea prefiere otorgarle carácter de reforma y como tal, aplicable hacia el futuro
como cualquier ley reformadora, sin declarar inconstitucionalidad de ningún tipo con
vigencia y aplicación única y exclusivamente a partir de su promulgación de modo que
las consecuencias jurídicas son las mismas. Si esta acción se hubiera producido en la
hipótesis del párrafo primero del artículo 75 de la ley de la Jurisdicción Constitucional,
constatado en el proceso base una posible aplicación retroactiva, lo que en el pasado
dispuso la Corte Plena y ahora propone la Procuraduría General, tendría sentido. Mas
de conformidad con la normativa de la nueva jurisdicción constitucional, y en el caso
concreto, no es necesario proceder de esa manera independientemente de que se
acepte que hubo una torcida aplicación de la Asamblea Legislativa de su potestad para
interpretar auténticamente las leyes promulgadas." (Sentencia 320-92 de las quince
horas del once de febrero de mil novecientos noventa y dos).

En la especie, resulta aplicable el pronunciamiento señalado, en el sentido de que, por


el contenido del texto, la Ley 3416 es más bien una reforma y no una interpretación
auténtica, lo que implica que su aplicación debe ser hacia el futuro y no en forma
retroactiva. En todo caso, conforme se señaló en el considerando anterior, la
constitución de la hipoteca objeto de discusión en el asunto base, fue posterior a las
leyes que se impugnan, por lo que resulta irrelevante -para el caso- si en ellas se
dispone o no una aplicación retroactiva a la ley, dado que esta circunstancia no afecta
los intereses del accionante. No existe violación del artículo 121 inciso 1) de la
Constitución Política, pues dentro de las potestades y competencias exclusivas de la
Asamblea Legislativa se encuentran tanto la de reformar las leyes como la de darles
interpretación auténtica.-Por lo expuesto, procede rechazar por el fondo la acción en
cuanto a ese aspecto."

15
[P. 475] CASO N° 28. LA PRESCRIPCIÓN DECENAL EN ACTOS Y CONTRATOS
MERCANTILES

Como se ha mencionado reiteradamente la Ley N° 3416 del 3 de octubre de 1964


interpretó auténticamente el artículo 968 del Código de Comercio al expresar "... la
prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos mercantiles, se regirán
por las disposiciones del capítulo a que este artículo se refiere, salvo en cuanto a las
hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por la prescripción de
diez años".

A todas luces el criterio introducido contradice la normativa y los principios del


Derecho comercial, en cuanto a estos se aplica la prescripción cuadrienal.

La Sala Constitucional, en su fallo N° 7552 de las 10 horas 12 minutos del 23 de octubre


de 1998, deja clara la naturaleza jurídica de la Ley N° 3416: no es una interpretación
auténtica sino una reforma al numeral 968 del Código de Comercio, abusando en esta
forma de las potestades de interpretar señaladas en el artículo 121 inciso 1) de la
Constitución Política. Porque uno de los vicios contenidos en tal calificativo es la
aplicación retroactiva, pues la norma interpretativa se adicionaría a la interpretada ab
initio como parte integrante suya (como pretendía la Procuraduría). En esta forma se
declaró la inconstitucionalidad de la norma parcialmente, no en su contenido sino,
solamente, en cuanto a los efectos de una posible aplicación retroactiva para
comprender tal interpretación auténtica como una verdadera reforma cuyos efectos
en el tiempo sería a partir de su publicación, hacia el futuro, como cualquier otra ley
sin agregarle el atributo de la retroactividad por ilegítima.

Un argumento sostenido por una de las corrientes jurisprudenciales, en torno a la


interpretación auténtica, consistió en señalar la falta de trascendencia de tal ley
porque las hipotecas y las cédulas hipotecarias en el Código civil siempre habían tenido
una prescripción decenal.

Otros, por el contrario, en defensa de la comercialización del Derecho privado se


oponían a tal normativa pues si

[P. 476] las hipotecas y las cédulas hipotecarias, en su infinita mayoría eran
mercantiles en cuanto otorgadas a favor de Bancos públicos y privados, en negocios
jurídicos comerciales, era de suyo idónea la tesis de reducir el plazo de prescripción, a
la cuadrienal, para evitar la inercia de los acreedores y darle mayor velocidad a las
negociaciones comerciales.

En todo caso es conocido el principio derivado del fenómeno general operado en la


figura prescriptiva de ir reduciendo los plazos en todas las materias a plazos inferiores

16
(tanto en materia de Derecho privado como de Derecho público), distanciándose del
numeral 868 del Código civil.

A partir de la siguiente sentencia se dio cabida al recurso de casación en los procesos


ejecutivos cuando se declarara la prescripción como cosa juzgada:

N ° 12. SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.- San José, a las catorce
horas diez minutos del cuatro de febrero de mil novecientos noventa y ocho.

CONSIDERANDO:

I. El recurso de casación se rige por la regla general que contiene el artículo 591
del Código Procesal Civil, que remite al numeral 153, incisos 3) y 4) ibídem. De acuerdo
con la cuantía o si esta es inestimable. El inciso Io) dicho artículo 591 da cabida al
recurso de casación cuando se trata de sentencias o autos con carácter de sentencias
dictadas en procesos ordinarios y abreviados, y aunque no lo dice expresamente, ya se
sabe que eso es así porque en los citados procesos lo resuelto produce cosa juzgada
material. En su inciso 2o), el artículo 591 establece que, dependiendo de la cuantía,
procederá el recurso de casación contra las sentencias y autos con tal carácter que
produzcan cosa juzgada material dictadas en los demás procesos. Esta norma ha
debido decir, como en efecto lo dice expresamente, "que produzcan cosa juzgada
material", porque es bien sabido que, a diferencia de los ordinarios y abreviados, en
los demás procesos las resoluciones indicadas no producen cosa juzgada material,
salvo disposición legal en contrario.

II. El artículo 303 del Código Procesal Civil establece: "Lo resuelto en firme sobre
excepciones previas, decidirá definitivamente los puntos debatidos. Cuando el Tribunal
superior declare con lugar la excepción de incompetencia, fundada en que el negocio
no es, por razón del territorio nacional o de la materia, de conocimiento de los
tribunales civiles, cabrá recurso de casación ...".

[P. 477] Conforme a lo anterior, en realidad habría entonces que entender que el
artículo 303 se refiere solo al recurso de casación en el caso específico de la defensa
previa de falta competencia por razón del territorio nacional o de la materia, pero que
conforme al 591 también procedería admitir tal recurso en aquellos casos en que,
además de ponerle término al proceso, la resolución produzca cosa juzgada material,
como ocurre por ejemplo al acoger las defensas previas de prescripción y cosa juzgada,
pero no tratándose de otras defensas como la resuelta en el súb júdice. Debe
entenderse entonces que aunque se haya resuelto alguna de las excepciones previas
previstas en el artículo 298, la admisión del recurso de casación también se rige por la
regla general del artículo 591, conforme se ha indicado.

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Formule un recurso de casación, en un juicio ejecutivo ficto, contra la sentencia de un
Tribunal Superior, alegando los argumentos indispensables para ser admitido y
declarado con lugar, invocando la prescripción decenal, debidamente razonada.

JURISPRUDENCIA

1. Consideraciones sobre la Prescripción de la Hipoteca y de la Obligación


Mercantil

[Tribunal Contencioso Administrativo, Sección IV]v


Voto de mayoría:

VII.- Sobre la prescripción del derecho de acción en materia de impugnación de


contratos mercantiles. La anulabilidad no actúa “ipso iure”, sino que precisa del
ejercicio de una acción mediante la cual se declare por la autoridad judicial
competente la invalidez o ineficacia respectiva. Así, pese a la existencia del derecho de
acción reconocido como derivación del artículo 41 de nuestra Carta Magna, se trata de
un derecho fundamental que pese a serlo, se ejercita conforme lo que dispone el
ordenamiento jurídico infra constitucional. La norma mencionada reza así: “
Ocurriendo a las leyes, todos han de encontrar reparación para las injurias o daños
que hayan recibido en su persona, propiedad o intereses morales. Debe hacérseles
justicia pronta, cumplida, sin denegación y en estricta conformidad con las leyes”. (El
resaltado no es del original). De este modo, ha sido el legislador ordinario quien ha
diseñado las reglas que suponen la forma y términos en que tal derecho debe ser
ejercido, incluso en cuanto al momento en que resulta oportuno hacerlo, pues a partir
de cierto lapso de tiempo, si quien se encuentra en posición de accionar judicialmente
no lo hace, pierde el derecho. Por principio finalista de aplicación del ordenamiento
jurídico, la razón de ser de la existencia de tal instituto se encuentra residenciada en la
necesidad de que el ordenamiento jurídico como bloque, además pueda proveer de
certeza en el operador, de modo que una restricción de orden temporal como la que
supone el instituto de la prescripción, no supone una ilegítima o violatoria limitante -
que lo es- al derecho de acción. Pues bien, definido que el pilar fundamental del
instituto se encuentra primordialmente residenciado en el valor “seguridad jurídica”,
en tanto procura eliminar situaciones de incerteza generadas ante el no uso del
derecho por parte de su titular en el transcurso del tiempo, es claro que por su medio
se favorece justo esa seguridad y la certeza frente al presunto desinterés del titular de
un derecho en hacerlo valer en el tiempo determinado. La posición dominante en la
actualidad, atribuye el fundamento de la prescripción a la necesidad de crear un
estado de seguridad de la especie ante una situación objetiva de incertidumbre,

18
producida por el no ejercicio oportuno del derecho en cuestión. Puede afirmarse en
consecuencia, que el valor tutelado por el derecho en estos casos es necesariamente
ese, por lo que se persigue con ello evitar el ejercicio sorpresivo de un derecho, ante
circunstancias que frente al transcurso del tiempo, se consolidan. Al respecto la Sala
Primera de la Corte Suprema de Justicia ha indicado que: “… la prescripción emerge
como un medio para crear seguridad, lo cual propende al orden y a la tranquilidad
social. Empero, no resulta difícil imaginar situaciones en las cuales la prescripción
pueda servir, en cierto modo, para tutelar injusticias e impedir el ejercicio de derechos
los cuales verdaderamente existieron. Al respecto, es de señalar, que el derecho, como
vehículo para la realización de la justicia, precisa actuar, necesariamente, dentro de un
marco de certeza y seguridad. De no ser así, el fin último enunciado, se vería frustrado,
en su dimensión práctica o funcional. La justicia no puede operar en medio de
situaciones de incertidumbre e inestabilidad. Es por ello que la seguridad se yergue,
inevitablemente, junto con la justicia, como valor esencial del derecho. Ninguno de los
dos, como fin de éste, es absoluto en el quehacer jurídico. En algún momento, uno de
ellos, en aras de la supervivencia del otro, tiene que ceder. Eso ocurre en el caso de la
prescripción cuando, en favor de la seguridad, cede la justicia. De no ser así, ésta, como
fin esencial del derecho, peligraría, al entronizarse la incertidumbre y el desorden en el
medio social, factores que la tornan inalcanzable. Tal fenómeno significa no ignorar la
justicia, sino fijar un plazo por parte del legislador, dentro del cual la tutela de ella halla
cabida; pero, una vez transcurrido éste, y en obsequio a la seguridad, cede ante la
necesidad de evitar litigios y controversias suscitados a destiempo, y por ende de difícil
solución, cuya posible incidencia mantendría una enervante sensación de
incertidumbre en las relaciones humanas…” (Sentencia número 120-F-92 de las 15
horas del 29 de julio de 1992, 43-97, de las 14:40 horas del 28 de mayo de 1997). En
suma, la prescripción extintiva, también denominada negativa o liberatoria, es una
institución creada para tutelar el orden social y la seguridad en las relaciones jurídicas.
El ejercicio oportuno por tanto, de las acciones y los derechos entre los que se
encuentra el de acción (por derivación del artículo 41 constitucional), se encuentra
dimensionado en respuesta a intereses de corte social. El instituto tiende a eliminar
estas situaciones de incerteza siendo que la postergación indefinida de una acción por
plazos fuera de los precisados por el legislador, supone la generación de duda y
zozobra en los individuos, y amenaza su estabilidad patrimonial, lo que no encuentra
amparo en nuestro ordenamiento jurídico a partir de lo dicho. El precepto 865 del
Código Civil indica que por la prescripción negativa o liberatoria se pierde un derecho y
para ello basta el transcurso del tiempo. De ahí que el artículo 866 del mismo cuerpo
legal, estatuya que la acción para hacer efectivo un derecho se extingue por la
prescripción del mismo. En efecto, la prescripción , también denominada “extintiva", "
negativa” o “liberatoria ”-, en razón de sus efectos, es creada precisamente para
tutelar el orden social y la seguridad en las relaciones jurídicas. La prescripción
ordinaria en materia civil es la decenal conforme las reglas del Código Civil, en tanto

19
que en lo mercantil, conforme lo dispone el numeral 984 del Código de Comercio, se
reduce a cuatro años, con las salvedades que ahí se contemplan o las que establezcan
otras leyes especiales en materia comercial. El diferente tratamiento dado por l
ordenamiento jurídico se justifica en la primordial relevancia que lleva la seguridad
jurídica en el marco de la actividad comercial. La cita de la norma que establece el
plazo de prescripción en materia comercial no es estéril, en la medida que como se
verá, se ha acreditado dentro de la presente causa, que la prescripción alegada por
ambas entidades bancarias accionadas operó, así como que lo fue en aplicación del
plazo de cuatro años previsto en la Norma relacionada del Código de Comercio. Debe
reiterarse que la relación o vínculo que unió contractualmente a las empresas
involucradas dentro de la presente causa, a partir del 20 de noviembre del 2009, se
encontró desde entonces regida por el derecho mercantil en lo que el Código de
Comercio regula el contrato de préstamo y por añadidura, dado lo accesorio al primero
que resulta, el de hipoteca pese a que encuentra regulación en el Código Civil, esto sin
perjuicio de que todas las partes vinculadas en sus diferentes campos de acción, son
por definición comerciantes. Este plazo específico, pero al tiempo general dentro de
esta suerte de relaciones jurídicas es como se mencionó, de cuatro años, y se potencia
como el propio y común en materia comercial, salvo norma especial en contrario.
Debe agregarse a lo anterior que el plazo de prescripción del derecho de acción
contemplado en la Ley General de la Administración Pública y el Código Civil, ceden
por imposición de las reglas que privan en materia de la aplicación del ordenamiento
jurídico, cuando media expresa regulación especial en atención a la materia. Conforme
así se ha tenido por acreditado dentro de la presente causa, sin que además resulte lo
que sigue un hecho controvertido, las pretensiones anulatorias, todas definidas por
este Tribunal como principales, se esgrimen a partir de la circunstancia fáctica de que
el día 20 de noviembre del año 2009, la empresa actora como sujeto que se dedica al
comercio, a través de su representante, quien a los efectos se identificó ante el Banco
Crédito Agrícola de Cartago como empresario y esto se indica sólo para efectos
ilustrativos, convinieron con esta entidad bancaria en que la primera daría una suma
de más de un millón de dólares a la segunda, con el objeto de cubrir obligaciones de la
misma especie, preexistentes desde años atrás, para con otra /as) entidades
financieras o terceros, para entonces con ocasión de la aplicación de aquellos fondos
como lo fueron desde un inicio, a inversión en el marco de la actividad de prestación
de servicios a terceros de hotelería, sea, en actividad turística. A la vez, fue suscrito
entre estos sujetos de derecho, ahora con la participación del Banco Improsa S.A., un
contrato de garantía, claramente accesorio al primero, identificado como un
fideicomiso, todo esto en la misma fecha, 20 de noviembre del 2009, además de un
pagaré, otorgado en favor del Banco Crédito Agrícola de Cartago tanto por la empresa
actora, como por su representante, señor Mario Martínez Coto -fiador- quien no es
parte dentro de la presente causa. Así, Marko de San José S.A. se constituyó en
deudora del Banco Crédito Agrícola de Cartago, dando en garantía un bien inmueble

20
en el marco de un contrato de fideicomiso, dentro del que Banco Improsa S.A. asumió
el rol de fiduciario. El régimen jurídico aplicable al caso concreto sin duda es el
mercantil, de modo que deben relacionarse los artículos 1 y 984 del Código de
Comercio: "Artículo 1.- Las disposiciones contenidas en el presente Código rigen los
actos y contratos en él determinados, aunque no sean comerciantes las personas que
los ejecuten. Los contratos entre comerciantes se presumen actos de comercio, salvo
prueba en contrario. / Los actos que sólo fueren mercantiles para una de las partes, se
regirán por las disposiciones de este Código". Por su parte, el numeral 984 relacionado
arriba, dice así:"Salvo lo expresamente dispuesto en otros capítulos de este Código,
todo derecho y su correspondiente acción prescriben en cuatro años , con las
siguientes salvedades que prescribirán en un año: a) Las acciones de nulidad de los
acuerdos tomados por las asambleas de accionistas o consejos de administración de
sociedades comerciales; las de reclamaciones por vicios de las cosas vendidas con
garantía de buen funcionamiento; y las de responsabilidad de los administradores,
gerentes, directores y demás miembros de la administración de sociedades; b) Las
acciones para cobrar intereses, alquileres, arrendamientos o rentas; c) Las acciones de
los empresarios, para cobrar el valor de las obras que ejecutaren por destajo; d) Las
acciones para cobrar el uso de cualquier otro derecho sobre bienes muebles; y e) Las
acciones derivadas de ventas al por mayor y al detalle a otros comerciantes o al
consumidor directamente". Dicho lo anterior, el plazo de prescripción del derecho de
acción en el marco de una relación de esta naturaleza lo es de cuatro años conforme lo
manda el artículo 968 del mismo cuerpo normativo, que dice así: "Las acciones que se
deriven de actos y contratos comerciales, prescriben con arreglo a las disposiciones de
este capítulo. La prescripción se opera por el no ejercicio del derecho respectivo dentro
del plazo legalmente indicado". En cuanto al inicio del cómputo del plazo de
prescripción, lo propio se encuentra previsto en el artículo 969 que reza lo que sigue:
"La prescripción comienza a correr al día siguiente del vencimiento en las obligaciones
que tienen determinado plazo dentro del cual deben ser cumplidas; y en aquellos
casos en que lo que autoriza la ley es ejercitar un determinado derecho, desde el día
en que tal derecho pudo hacerse valer". (El resaltado no es del original). Aquí no
puede perderse de vista que en una relación de crédito, los sujetos vinculados a partir
de ella asumen situaciones jurídicas diversas en función de las cuales, el deudor que
asume una obligación de pago, es sujeto pasivo frente al acreedor, este último que es
titular de un derecho de crédito frente al primero y sujeto activo en la relación. Dígase
de lo anterior, que constituida la relación jurídica de la especie, una cosa lo es decir
que entre las partes emerja un derecho sujeto a un plazo de accionar una contra la
otra, incluso en reproche de vicios en el acto originario que les vínculo, sea, con causa
en acusadas patologías en la convención o contrato, cosa que se encuentran sin duda
en posición de hacer a partir de que conocen de su existencia y contenido, salvo
prueba en contrario, y otra cosa decir, que con ocasión de que una obligación de
crédito se encuentre sujeta a plazo, vencido el mismo no corra un plazo de

21
prescripción, pero contra el acreedor y para ejercitar el derecho de crédito del que es
titular, que claro está, no corresponde al deudor. Al vencimiento del plazo en un
contrato de crédito no existe plazo de prescripción alguno que corra en contra del
deudor. En este caso, es cristalino que al deudor sujeto pasivo de la relación jurídica,
no le asiste derecho alguno frente al deudor, más que aquel referido a que no se tenga
por vencida la obligación sino al vencimiento del plazo para el retorno de lo dado en
préstamo, sea éste un solo pago y en tractos. Quien sí ostenta una posición jurídica de
la que emerge un derecho de acción es el acreedor, sujeto activo titular del derecho de
crédito. De este modo, para la ejecución de una obligación generada con ocasión del
vencimiento del plazo a partir del cual es exigible, el plazo prescriptivo corre en contra
del acreedor, quien habrá de ejercer el derecho que emerge en su favor del contrato
de crédito, debiendo tomar en cuenta que el plazo prescriptivo iniciará en cuanto a su
cómputo a partir de la fecha de vencimiento enunciada. Ningún plazo de prescripción
corre contra el deudor, ni derecho alguno más que una obligación de pago de su parte.
Reiteramos que es una situación diversa la que emerge del propio contrato de crédito,
que claro está, puede ser impugnado pero eso sí, dentro del plazo de previsto para ello
, y esto es, desde que el interesado se encuentra en posición de hacerlo, a aquella que
se genera con ocasión del vencimiento del plazo. En el primer caso y desde que se
suscribe el contrato por las partes involucradas, inicia el cómputo del plazo de
prescripción de cuatro años contra ambas partes, previsto por el Código de Comercio
en su artículo 984, entre otras posibilidades, para accionar en reproche de algún vicio y
consecuente nulidad, de alguna o varias de sus cláusulas o en su integridad, siendo la
fecha de suscripción del instrumento y no otra, a partir de la que cualquiera de las
partes se encuentra en posición de poder ejercer un derecho de acción en este
sentido, dado que se supone como condición insalvable -salvo que dicha presunción se
logre quebrar de demostrarse lo propio- que el contrato refleja verdad sobre lo
manifestado en él y la libre voluntad expresada por las partes a esos propósitos.
Presumir lo contrario, o que de entrada alguna de las partes haya obrado de mala fe,
especialmente si de relaciones mercantiles se trata, no resulta posible conforme el
ordenamiento jurídico. Para ir finalizando, queda a salvo el plazo de prescripción
previsto para la ejecución de hipotecas comunes o de cédulas, artículo único de la ley
N° 3416 del 3 de octubre de 1964. A este respecto debe advertirse y no puede ser
pasada por alto la diversa naturaleza que tienen ambas especies contractuales en el
marco del tema de interesa: La Sala Primera de la Corte Suprema de Justicia indicó en
su sentencia N° 420-F-03 de las 09:25 horas del 18 de julio del año 2003 lo que sigue,
ocasión de que un casacionista alegó la prescripción del derecho de crédito en un caso
en que se encontraba garantizado con una hipoteca y alegando la aplicación del plazo
de 4 años enunciado: "II.-La parte ejecutada promueve recurso de casación por el
fondo; para ello aduce como único motivo la violación de los artículos 968 y 984 ambos
del Código de Comercio, pues estos establecen cuat rienal el plazo de prescripción de la
pretensión para actos y contratos mercantiles. Esta Sala Primera, según el recurrente,

22
ha considerado errada la interpretación auténtica del numeral 968 del Código de
Comercio en el cual se basan los juzgadores para rechazar la prescripción. Desde otro
ángulo, agrega, la hipoteca puede constituirse sobre cualquier tipo de obligación y se
opera la prescripción de ésta, por la misma causa se extingue la garantía hipotecaria al
ser accesoria. Señala, además, la Sala ha considerado no existir en el Código Civil
disposición alguna donde se establezca la prescripción decenal de la hipoteca como
derecho real, pues más bien es un derecho accesorio ligado al crédito que garantiza. Se
estima aplicarse el Código de Comercio en cuanto a la prescripción de cuatro años y no
la decenal, por ende la hipoteca se hizo exigible y ejecutable desde el 26 de abril de
1995. Y al haber transcurrido el plazo de 4 años debe acogerse la prescripción. En la
especie, se pretende la ejecución de una hipoteca común, otorgada por (...) en garantía
de un crédito que obtuvo en forma directa del Banco Nacional de Costa Rica. / III.- La
Sala se ha referido al tema en discusión en diferentes formas. Al respecto resulta
oportuno transcribir lo relevante de la resolución de las 16 horas 15 minutos del 19 de
junio del 2002, correspondiente al voto 481 en la cual se resume los criterios en esta
Sede sobre el artículo 984 del Código de Comercio; “…Sobre el tema es posible
identificar tres etapas: 1) la tesis tradicional que pregonaba la prescripción ordinaria o
decenal, sin distinguir entre la relación causal y el título que la garantiza. Su apoyo
jurídico lo fue la interpretación auténtica al artículo 968 del Código de Comercio. 2)
Esta posición se mantuvo invariable hasta el voto número 40 de las 15 horas del 3 de
junio de 1994, cuando esta Sala por mayoría y, con otra integración, se inclinó por
establecer el plazo según el negocio subyacente. Este nuevo criterio se aferra a la
accesoriedad de la hipoteca respecto al negocio principal, de suerte que prescrito éste
debe suceder lo mismo con lo accesorio. 3) se retorna a la tesis legal de los 10 años sin
que tenga relevancia el origen del crédito garantizado. IV.- El criterio de la relación
causal encuentra su mayor representante en el voto 40 de 1994 de esta Sala, en el cual
se cuestiona los alcances de la interpretación auténtica del artículo 968 del Código de
Comercio, norma que en forma clara dispone que las hipotecas comunes o de cédulas
continuarán rigiéndose por la prescripción de diez años. En ese sentido, al analizar una
compraventa mercantil con garantía hipotecaria, por mayoría se dispuso: “V.- La Ley
Nº 3416 de 3 de octubre de 1964, al interpretar en forma auténtica el artículo 968 del
Código de Comercio, estableció: "Artículo Único.- Interprétanse las disposiciones del
artículo 968 del Código de Comercio en el sentido de que la prescripción de las acciones
que se deriven de actos y contratos mercantiles, se regirá por las disposiciones del
capítulo a que este artículo se refiere, salvo en cuanto a las hipotecas comunes o de
cédulas, que continuarán rigiéndose por la prescripción de diez años.".- Esta disposición
puede resultar equívoca por varios motivos. En primer lugar, tratándose de cédulas
hipotecarias, la interpretación dada por el legislador estaba sobrando. En efecto, las
cédulas hipotecarias incorporan, en sí, dada su condición de título valor, un crédito, sin
indicar la causa por la cual se emitió (principio de abstracción). Ese crédito, al estar
reguladas las cédulas en el Código Civil, es de naturaleza civil. Ergo, lo referente a la

23
prescripción mercantil no le es aplicable a las cédulas, por lo cual no precisaba respecto
de ellas la citada interpretación. En cuanto a las hipotecas comunes, la interpretación
transcrita podría conducir a criterios contradictorios. Debe repararse, al respecto, en la
naturaleza accesoria de ese derecho real de garantía. La hipoteca sirve para asegurar
el cobro de una obligación en caso de incumplimiento; ella confiere al acreedor el
derecho de sacar a remate la finca dada en garantía, siguiendo los procedimientos
legales respectivos, y así saldar la deuda con el dinero obtenido en la almoneda
pública. Pero si el derecho de crédito garantizado se extingue, la hipoteca corre la
misma suerte. Este principio lo recoge el artículo 424 del Código Civil. Pero a la inversa
no sucede igual. Si la hipoteca se extingue por cualquier motivo, no necesariamente
fenece el crédito asegurado. La garantía hipotecaria puede darse sobre cualquier
obligación. Por ejemplo, podría darse para respaldar el pago de honorarios de
profesionales, en cuyo caso, el derecho garantizado prescribiría en tres años (artículo
869, inciso 2°, del Código Civil), y si se diera la extinción del derecho de crédito por esta
causa, también la hipoteca, como derecho accesorio, se extinguiría. En realidad, no
existe ninguna disposición en el Código Civil en la cual se establezca la prescripción
de la hipoteca, como derecho real de garantía, en el plazo de diez años. Al ser un
derecho accesorio, su existencia está ligada a la del crédito garantizado. Sin
embargo, el verdadero problema en este tipo de derecho real, es el de la vigencia de su
inscripción en el Registro. Para dar certeza en el tráfico de inmuebles, dada la
publicidad registral a la cual está afecta la hipoteca, el párrafo segundo del artículo
471 del Código Civil dispone: "Las hipotecas, ya sean comunes o de cédulas, inscritas o
detenidas por defectuosas, que en cualquier tiempo aparezcan vencidas por más de
diez años sin que el Registro manifieste circunstancias que impliquen gestión
cobratoria o reconocimiento del crédito u otra interrupción de la prescripción, no
surtirán, después de esa fecha, efectos en perjuicio de terceros y el Registrador, al
inscribir nuevos títulos relativos a la finca respectiva, hará caso omiso de tales
gravámenes.". Sin embargo, ello no quiere decir que, cuando la hipoteca garantice
una obligación, sea civil o mercantil, cuyo plazo de prescripción sea inferior a los diez
años, deba interpretarse que el derecho garantizado deje de prescribir en el plazo
que le es propio, debiéndose aplicar entonces el término de diez años. Si garantiza,
como se dijo en el ejemplo, los honorarios de un profesional, el derecho de crédito
principal sigue prescribiendo en 3 años, y no en 10. Si respalda una obligación
mercantil, el plazo de prescripción será el previsto por el Código de Comercio para el
acto o contrato respectivo; sea, no podría aplicarse el de diez años. Empero,
registralmente continuaría existiendo el gravamen hipotecario, respecto de terceros,
aún después de haber transcurrido el término de prescripción previsto para el derecho
asegurado. Por ello, algunos autores han sostenido que, al menos en cuanto a la
inscripción registral, el derecho de hipoteca puede subsistir aún habiendo fenecido el
crédito garantizado, quedando abierta la posibilidad de ejercer la acción hipotecaria si,
terceros de buena fe, se han constituido en cesionarios del crédito hipotecario. Sin

24
embargo, ello sólo es factible, al tenor de esta tesis, respecto de terceros adquirentes
de buena fe, quienes ejerzan acciones hipotecarias. (...). El retorno a la tesis tradicional
de los 10 años se inicia con el voto número 422 de las 15 horas 45 minutos del 28 de
julio de 1999 al disponer la Sala: “III… En la especie, se pretende la ejecución de una
hipoteca común, otorgada por la sociedad (…) Ltda., en garantía de un crédito que
obtuvo en forma directa del Banco actor. En materia de prescripción de hipotecas, el
legislador ha dispuesto, claramente, en el artículo único de la Ley 3416 de 3 de octubre
de 1964, que interpreta, auténticamente, el artículo 968 del Código de Comercio,
"...que la prescripción de las acciones que se deriven de actos y contratos mercantiles,
se regirán por las disposiciones del capítulo a que ese artículo se refiere, salvo en
cuanto a las hipotecas comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por la
prescripción de diez años"...). Sobre este aspecto, en sentencia 54 de las quince horas
quince minutos del veintisiete de mayo de mil novecientos noventa y ocho, esta Sala
consideró: "...el plazo de prescripción de hipotecas es de diez años, según se desprende
de lo dispuesto en el artículo 471, párrafo segundo, del Código Civil y de la ley
interpretativa número 3416 de 3 de octubre de 1964, que interpreta, auténticamente,
el artículo 968 del Código de Comercio". En consecuencia, no lleva razón el recurrente
cuando sostiene que el plazo de prescripción aplicable es el de cuatro años, que rige
para el préstamo mercantil, puesto que al estarse ejecutando una hipoteca,
expresamente, el legislador ha establecido una prescripción decenal, como así lo
consideró el órgano ad-quem en la resolución recurrida. Por ende, no existe el aducido
quebranto de los artículos 10, 14, 409, 424, 471, 867 del Código Civil, tampoco de los
ordinales 1, 2, 968, 984, del Código de Comercio, ni del artículo único de la Ley 3416
que interpreta, auténticamente, el 968 del citado cuerpo normativo, antes bien, en la
sentencia recurrida se ha hecho una correcta aplicación de ambas disposiciones
jurídicas de última cita, en consideración a que se analiza el plazo de prescripción de
una hipoteca común que, se reitera, constituye uno de los supuestos contenidos en la
Ley 3416”. IV.- Por su parte, la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia,
revisó la constitucionalidad de la referida “interpretación”. Así analizó varios aspectos,
de interés para la resolución de este asunto en lo relativo a la naturaleza de la
disposición 968 del Código de Comercio: si se trata de una norma interpretativa o si
posee un sentido normativo, y sus efectos. La resolución Nº 7552-98 de las 10 horas 12
minutos del 23 de octubre de 1998 de esa Sede, dijo: “…por el contexto, la Ley 3416 es
más bien una reforma y no una interpretación auténtica, lo que implica que su
aplicación debe ser hacia el futuro y no en forma retroactiva. En todo caso, conforme
se señaló en el considerando anterior, la constitución de la hipoteca objeto de discusión
en el asunto base, fue posterior a las leyes que se impugnan, por lo que resulta
irrelevante –para el caso- si en ellas se dispone o no una aplicación retroactiva de la
ley, dado que esta circunstancia no afecta los intereses del accionante. No existe
violación al artículo 121 inciso 1) de la Constitución Política, pues dentro de las
potestades y competencias exclusivas de la Asamblea Legislativa se encuentran tanto

25
la de reformar las leyes como la de darles interpretación auténtica...”. Del extracto
anterior se desprende el carácter normativo de la mal denominada “interpretación”. En
realidad conforme lo estimo la Sala Constitucional, se esta en presencia de una norma,
la cual constituye una excepción en este tema, por voluntad expresa del legislador,
pues a criterio de ese órgano se trata de una ley, la cual no violó el procedimiento de
creación. En síntesis, resulta de aplicación obligada el plazo de prescripción de 10
años a la hipoteca de naturaleza mercantil, indistintamente de la suerte de la
relación causal del contrato del cual emerge, porque así lo dispone la legislación, y su
constitucionalidad ha sido verificada y declarada por la Sala Constitucional". De lo
anterior, se tiene que el plazo de 10 años previsto, si bien enerva el de 4 previsto en el
artículo 984 del Código de Comercio al tenor de lo que constituyó en criterio de la Sala
Constitucional una verdadera reforma legal, establece el plazo dentro del cual debe ser
ejercido el derecho que emerge del contrato, indistintamente que lo sea el de hipoteca
o de crédito que constituye el negocio subyacente. Este derecho que emerge del
contrato no es otro que el derecho de crédito, mismo del que no es titular el sujeto
pasivo de la relación y del que accesoriamente, el contrato de garantía, que podría
serlo hipotecario, constituye apenas un mecanismo compulsivo de corte ejecutivo
frente al deudor como sujeto pasivo de la relación jurídica. En tanto, derechos que no
emergen del contrato por no ser disponibles por las partes, sino que preexisten por
disposición de ley y son susceptibles de ser ejercidos mediante el derecho de acción,
entre otras posibilidades para impugnar el clausulado del contrato, no puede ser otro
que el previsto en el artículo 984, en relación con el 968, ambos del Código de
Comercio. Finalizamos indicando con respeto, que ninguna razón soportaría aceptar
que para este último caso por razones de equidad o justicia, deba aplicarse el plazo de
prescripción decenal que el legislador no diseñó para ello. En este sentido, una
aspiración en sentido a entender que la norma expresa lo que de su texto y el sentido
de sus palabras no se extrae, superaría las posibilidades que un ejercicio de
interpretación por parte del operador jurídico, más equivaliendo a un ejercicio
reformador, cosa que se encuentra vedada al juzgador.-

VIII.- Análisis del caso en estudio. Alegaron las representaciones de ambos bancos
demandados que en el presente asunto debe declararse la prescripción del derecho de
acción en aplicación de lo dispuesto en el artículo 984 del Código de Comercio. De este
modo, definido el plazo de prescripción de cuatro años conforme a la señalada
previsión legal (artículo 984 del Código de Comercio) debe indicarse que su cómputo
corre"... en aquellos casos en que lo que autoriza la ley es ejercitar un determinado
derecho, desde el día en que tal derecho pudo hacerse valer", como lo prevé el canon
969 del Código de referencia; pudiendo ser interrumpido o suspendido, pero sólo con
base en los motivos o causales dispuestas de manera expresa en la ley. En el subjudice,
se ha tenido por demostrado que en relación con la totalidad de las pretensiones de
corte anulatorio, tanto las principales como las subsidiarias, el plazo de prescripción

26
fue excedido si se toma en cuenta que los instrumentos contractuales cuyas cláusulas
se cuestionan datan de fecha 20 de noviembre del 2009, mientras que con
independencia de la fecha de la notificación de la presente demanda a las
demandadas, el escrito mediante el que se interpuso la acción lo fue hasta el día 17 de
noviembre del 2014 una vez transcurridos más de cuatro años, por lo que el instituto
ha operado y en consecuencia se impone declarar sin lugar la demanda en ese tanto,
sin que por la forma en que se falla resulte necesario incluso hacer un
pronunciamiento sobre el fondo en lo que corresponde con el resto de las
pretensiones, todas accesorias, si se toma en cuenta que habrán de correr la misma
suerte que las primeras. Véase que fue a partir del día 20 de noviembre del 2009 que
la empresa denominada Marko de San José Sociedad Anónima convino con el Banco
Crédito Agrícola de Cartago en adquirir de dicha entidad financiera un crédito,
garantizado a través de un contrato de fideicomiso, del que además formó parte el
Banco Improsa Sociedad Anónima, instrumentalizándose el mismo para que
respondiera en garantía un inmueble para entonces propiedad de la accionante. (Lo
anterior además de no constituir un hecho controvertido, consta visible a folios del
217 al 229 y del 201 al 216 todos del expediente judicial). Nada a nivel probatorio
permite afirmar, que quien suscribió un contrato de crédito y dio en garantía un
inmueble de su propiedad, recibiendo a cambio una importante suma de dinero para
aplicarla a su actividad comercial, no estuviese en posición justo a partir de haber
expresado su voluntad firmando ambos contratos cuyo contenido conocía -no se
puede presumir lo contrario- de ejercer cualquier acción o reclamo vinculado con
supuestos vicios de nulidad de su clausulado, por lo que haciéndose computar el plazo
de cuatro años previsto en el artículo 984 del Código de comercio a partir del día 20 de
noviembre del 2009, tomándose en cuenta que la presente demanda fue presentada a
estrados judiciales el día 17 de noviembre el 2014, es evidente que el plazo fue
superado, lo que conduce a afirmar que operó el instituto de la prescripción de la
acción previo a la interposición de la demanda, y así se declara. L a parte accionante no
obró demandando oportunamente en sede judicial, cuando en su lugar, la demanda
que se conoce dentro del presente proceso fue presentada a estrados judiciales más
allá del plazo previsto para ejercitar tal derecho conforme se extrae de la prueba
documental visible a folios del 4 al 65 del expediente judicial, en relación con los que
van del 217 al 229 y del 201 al 216 todos del expediente judicial, esto pasando por alto
que la interrupción de la prescripción siquiera habría podido producirse con la
presentación de la demanda, como sí y en su lugar con la notificación, siendo criterio
de este Tribunal que efectivamente sólo la demanda notificada -en los términos
previstos en el ordenamiento jurídico nacional- interrumpe la prescripción respecto
de los reclamos que en forma general o específica se hagan en ella, lo que se
constituye en un efecto material del emplazamiento, dispuesto por el numeral 296
inciso a) del Código Procesal Civil. La disposición resulta coincidente con lo establecido
en el mandato del artículo 876 inciso 2°) del Código Civil, que de manera expresa

27
dispone: "Toda prescripción se interrumpe civilmente: ... 2°.- Por el emplazamiento
judicial , embargo o secuestro notificado al poseedor o deudor", (el resaltado no es del
original), en relación con el 879 del mismo cuerpo legal, respecto de las obligaciones
civiles, y con el numeral 977 inciso a) del Código de Comercio, que dispone
textualmente: "La prescripción quedará interrumpida: a.) Por la demanda o cualquier
otro género de interpelación judicial notificada al deudor. Se considera como no
interrumpida la prescripción, si el actor desistiere de ella o se declare desierta", (el
resaltado no es del original), que resulta de aplicación respecto de las obligaciones (o
contratos) mercantiles; se insiste, como la que da origen a este proceso, sin que
además conste conforme la prueba que obra en autos, que haya mediado algún otro
hecho interruptor de la prescripción. (Véanse las sentencias de la Sala Primera de la
Corte Suprema de Justicia número 509-F-2007, de las nueve horas cuarenta y cinco
minutos del veinte de julio de dos mil siete; número 631-F-2007, de las nueve horas
treinta y cinco minutos del treinta y uno de agosto de dos mil siete; número 615-F-S1-
2010, de las nueve horas del veinte de mayo de dos mil diez). Por lo demás,
constituiría amparar un uso abusivo o antisocial del derecho el aceptar que en quien es
conocedor de sus circunstancias desde entonces, sólo cuando se encuentre compelido
por su acreedor a pagar lo que recibió y disfrutó en préstamo mercantil con causa en
su incumplimiento, accione aún y fuera de ese plazo para impugnar justo el contrato al
amparo del cual recibió a finales del mes de noviembre del 2009 de parte de la
entidad bancaria, una suma que superó el millón de dólares, Moneda del Curso Legal
de los Estados Unidos de América. La parte actora requirió que en sentencia se declare
la nulidad de una serie de cláusulas en contratos varios, todos de la misma data, uno
de crédito, un fideicomiso de garantía, así como de un pagaré que habría
supuestamente dado también en garantía en concurso con su representante a título
personal, quien no es parte dentro de la presente causa, todo esto el día 20 de
noviembre del 2009, y en lo que corresponde, con el Banco crédito Agrícola de Cartago
y el Banco Improsa Sociedad Anónima. La demanda en lo principal es de corte
anulatorio, incluso en lo que fueron expresadas pretensiones subsudiarias y siendo
que interpuso la presente acción más allá del plazo de cuatro años de prescripción
previsto en el artículo 984 del Código de Comercio, se impone declarar con lugar la
excepción de prescripción interpuesta por ambas partes demandadas, y sin lugar la
demanda como en efecto así se declara. El resto de las pretensiones en su totalidad,
corresponden con extremos accesorios a los anulatorios respecto de los que la
demanda no tuvo éxito, por lo que debiendo correr la misma suerte que aquellos,
también en lo que respecta a estos se declara sin lugar la demanda.-

28
2. Interpretación Autentica del Artículo 968 del Código de Comercio

[Sala Primera]vi
Voto de mayoría

V.- En el presente caso el punto medular radica en establecer el plazo de prescripción


de las hipotecas que garantizan obligaciones mercantiles, para lo cual hay que hacer
referencia al artículo 968 del Código de Comercio y su correcta interpretación. Al
respecto esta Sala, en repetidas ocasiones, ha dicho: “III.- En la especie, se pretende la
ejecución de una hipoteca común, otorgada por la sociedad Ganadera Sabogal Ltda.,
en garantía de un crédito que obtuvo en forma directa del Banco actor. En materia de
prescripción de hipotecas, el legislador ha dispuesto, claramente, en el artículo único
de la Ley 3416 de 3 de octubre de 1964, que interpreta, auténticamente, el artículo
968 del Código de Comercio, "...que la prescripción de las acciones que se deriven de
actos y contratos mercantiles, se regirán por las disposiciones del capítulo a que ese
artículo se refiere, salvo en cuanto a las hipotecas comunes o de cédulas, que
continuarán rigiéndose por la prescripción de diez años". (La negrita no figura en el
original). Sobre este aspecto, en sentencia 54 de las quince horas quince minutos del
veintisiete de mayo de mil novecientos novena y ocho, esta Sala consideró: "...el plazo
de prescripción de hipotecas es de diez años, según se desprende de lo dispuesto en el
artículo 471, párrafo segundo, del Código Civil y de la ley interpretativa número 3416
de 3 de octubre de 1964, que interpreta, auténticamente, el artículo 968 del Código de
Comercio". En consecuencia, no lleva razón el recurrente cuando sostiene que el plazo
de prescripción aplicable es el de cuatro años, que rige para el préstamo mercantil,
puesto que al estarse ejecutando una hipoteca, expresamente, el legislador ha
establecido una prescripción decenal, como así lo consideró el órgano ad-quem en la
resolución recurrida. Por ende, no existe el aducido quebranto de los artículos 10, 14,
409, 424, 471, 867 del Código Civil, tampoco de los ordinales 1, 2, 968, 984, del Código
de Comercio, ni del artículo único de la Ley 3416 que interpreta, auténticamente, el
968 del citado cuerpo normativo, antes bien, en la sentencia recurrida se ha hecho una
correcta aplicación de ambas disposiciones jurídicas de última cita, en consideración a
que se analiza el plazo de prescripción de una hipoteca común que, se reitera,
constituye uno de los supuestos contenidos en la Ley 3416” (N° 422 Sala Primera de la
Corte Suprema de Justicia, a las 15:45 horas del 28 de julio de 1999).

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3. Referencia a la Constitucionalidad del Plazo de Prescripción de las
Hipotecas

[Tribunal Agrario]vii
Voto de mayoría

III.- Para referirnos a los agravios del recurrente los cuales se vinculan en parte con el
plazo de prescripción a aplicar a las hipotecas, es importante indicar que la Sala
Constitucional mediante Voto 2011-001654 de las quince horas ocho minutos del
nueve de febrero del dos mil once, resolvió declarar sin lugar la acción de
inconstitucionalidad que se había planteado contra la interpretación auténtica en el
artículo único que la Ley Número 3416 del 3 de octubre de 1964 hace del artículo 968
del Código de Comercio, mediante el cual se aplica el plazo decenal de prescripción
para la hipoteca. Al estar vigente esa interpretación auténtica y no resultar
inconstitucional según el Voto citado supra, carece de interés entrar a analizar la
naturaleza juridica de la hipoteca para determinar si ésta es civil o comercial, pues
indiferentemente de ello el plazo de prescripción lo es de diez años, de allí los agravios
expuestos en este sentido carecen de interés procesal. Teniendo como premisa
normativa que el plazo de prescripción de la hipoteca lo es de Diez años por motivo de
la Ley citada supra, y tomando en cuenta que la misma quedó vencida a partir del
veinte de enero de mil novecientos noventa y cinco, y fue suspendida su posiblidad de
cobro mediante el inicio de la administración por intervención judicial que tuvo una
vigencia del 18 de mayo de 1995 al 16 de julio del 2003 (declaración de la quiebra), y
siendo que el crédito hipotecario se inicia su cobro mediante este proceso el cual se
tiene por notificado al primero de los codemandados en fecha 23 de marzo del 2006
(ver escrito de apersonamiento de Desenredo S.A a folio 211), y el segundo de los
codemandados a través de su curador de la fallida Bananera Canta Gallo en fecha 15
de octubre del 2007, y siendo que la interrupción de la prescripción de la hipoteca es
solidaria, la misma ocurre en fecha 23 de marzo del 2006 cuando se tiene por
notificada a la sociedad Desenredo S.A. Es decir desde el 20 de enero de 1995 al 18 de
mayo de ese añó transcurrieron cuatro meses, y después de finalizada la suspensión el
16 de julio de 2003 a la fecha de notificación de esta demanda, el 23 de marzo de
2006, sea 2 años y 8 meses, para un total de 3 años de tiempo hábil para prescribir.
Entonces entre las fechas citadas no ha transcurrido el plazo decenal de prescripción
para la hipoteca, y en tal sentido ha de rechazarse. En todo caso, aunque se considere
el plazo de cuatro años de prescripción que pretende el apelante, el mismo tampoco
ha transcurrido, pues el tiempo prescriptivo hábil que ha operado lo es de tres años
aproximadamente como se indicó supra. Con relación a la prescripción de los
intereses, los mismos son liquidados por la parte actora los que van del 20 de enero de
1995 al 26 de febrero del 2002. Ha quedado demostrado que el proceso de
administración por intervención judicial tuvo una duración del 18 de mayo de 1995 al
16 de julio del 2003, por lo que durante ese período estaba suspendida la prescripción.

30
Corre nuevamente el plazo hábil para el conteo de la prescripción a partir del 16 de
julio del 2003 y se interrumpe con la notificación de ésta demanda al primero de los
codemandados sea en fecha 23 de marzo del 2006, por lo que el plazo de un año
estipulado como prescripción de intereses, ha transcurrido de manera sobrada. Por lo
expuesto deberá revocarse parcialmente la resolución recurrida únicamente en cuanto
declara sin lugar la prescripción de los intereses, para en su lugar acoger parcialmente
el incidente de prescripción de intereses que van del 20 de enero de 1995 al 26 de
febrero del 2002.- Por lo aquí resuelto, es importante indicar no se comparte el
criterio del a-quo en cuanto declarar extemporánea la incidencia de prescripción
incoada por el curador de la fallida, al manifestar debió interponerse como excepción
dentro del plazo de tres días después de otorgada la audiencia, pues la misma es
factible también interponerla vía incidental después de ese plazo con base en lo
estipulado en el artículo 673 del Código Procesal Civil el cual permite vía incidental
aducir la prescripción, y por tal motivo es que éste Tribunal ha entrado a emitir
pronunciamiento sobre la misma.-

4. Prescripción de la Hipoteca: Materias Civil, Comercial y Agraria

[Sala Primera]viii
Voto de mayoría

V.- En el presente asunto, el Tribunal aplica la prescripción de cuatro años que


contempla el Código de Comercio, por considerar que la compraventa es de naturaleza
mercantil. Primeramente, cabe indicar que, aún cuando la venta en cuestión fue hecha
por una sociedad a un agricultor, dicho contrato no encaja dentro del supuesto
contenido en el inciso a), del artículo 438, del Código de Comercio, por lo que el
negocio subyacente no es mercantil sino civil. La finca inscrita al sistema de folio real,
matrícula número cincuenta y siete mil noventa y cinco- cero cero cero, de la Provincia
de Heredia, objeto de la venta en cuestión, es una finca de aptitud agrícola, cuya
naturaleza, según el Registro Público de la Propiedad, es terreno de repastos y potrero,
destinada, básicamente, a la ganadería (ver certificación a folio 9 y certificación de
escritura a folio 4). Finca La Martita S.A. realizaba, hasta la fecha de la venta del
inmueble, actividades ganaderas en éste, es decir, no ha tenido por giro normal de sus
actividades la compra y venta de bienes inmuebles ni la búsqueda u obtención de lucro
con negociaciones de este tipo. De consiguiente, el Tribunal ha errado al considerar
que la compraventa es de naturaleza mercantil, también, al aplicar la prescripción
regida por el Código de Comercio, pues se debe tener presente, además, que el plazo
de prescripción de hipotecas es de diez años, según se desprende de lo dispuesto en el
artículo 471, párrafo segundo, del Código Civil y de la ley interpretativa número 3416
de 3 de octubre de 1964, que interpreta, auténticamente, el artículo 968 del Código de
Comercio, cuando dispone: Artículo Unico.- Interprétanse las disposiciones del artículo

31
968 del Código de Comercio en el sentido de que la prescripción de las acciones que se
deriven de actos y contratos mercantiles, se regirá por las disposiciones del capítulo a
que este artículo se refiere, salvo en cuanto a las hipotecas comunes o de cédulas, que
continuarán rigiéndose por la prescripción de diez años.".

VI.- En consecuencia, el Tribunal Superior ha incurrido en violación de los artículos 968,


969, 977, 984 del Código de Comercio y 424, 868, 876 del Código Civil. Por lo demás, se
tiene por demostrado que la operación mediante la cual se constituyó la hipoteca fue
suscrita el día diez de julio de mil novecientos ochenta y nueve (ver certificación folio
5); además, el demandado, señor Rafael Navas Beita, fue notificado de la demanda el
treinta de abril de mil novecientos noventa y seis; y dicha obligación se encuentra
vencida desde el día once de julio de mil novecientos ochenta y nueve. Por lo
expuesto, no han transcurrido los diez años de la prescripción civil, por lo que procede,
en consecuencia, el recurso interpuesto, debiéndose anular la sentencia recurrida y
confirmar la del Juzgado, para rechazar la excepción de prescripción.

5. Constitucionalidad del Artículo 968 del Código de Comercio y de la


Interpretación Autentica de este Artículo (I)

[Sala Constitucional]ix
Voto de mayoría

I. NORMAS CUESTIONADAS: La accionante refiere que las normas cuestionadas


vulneran los numerales 34 y 121 inciso 1) de la Constitución Política, en la medida en
que mediante una ley denominada "de interpretación", como es la 3416 de tres de
octubre de mil novecientos sesenta y cuatro, en realidad se reforma el contenido del
artículo 968 del Código de Comercio.- El artículo 968 del Código de Comercio dispone
que: "Las acciones que se deriven de actos y contratos comerciales, prescriben con
arreglo a las disposiciones de este capítulo. La prescripción se opera por el no ejercicio
del derecho respectivo dentro del plazo legalmente indicado." Por su parte, la Ley
número 3416 establece:

"Artículo Único. Ley No. 3416 de 3 de octubre de 1964. Interprétanse las disposiciones
del artículo 968 del Código de Comercio en el sentido de que la prescripción de las
acciones que se deriven de actos y contratos mercantiles, se regirá por las
disposiciones del capítulo a que ese artículo se refiere, salvo en cuanto a las hipotecas
comunes o de cédulas, que continuarán rigiéndose por la prescripción de diez años."

II. VIOLACION AL ARTICULO 34 DE LA CONSTITUCION POLITICA: Como primer motivo


de inconstitucionalidad alega la accionante violación al principio de irretroactividad de
las leyes contenido en el artículo 34 de la Constitución Política.- No es atendible tal
reclamo. Conforme se desprende del libelo donde alegó la inconstitucionalidad de las

32
normas en el expediente principal, que consta a folio 11 del expediente, la obligación
hipotecaria que se discute en ese proceso fue suscrita el doce de julio de mil
novecientos ochenta y cinco. Esto implica, que si el artículo 968 del Código de
Comercio rige desde el mes de mayo de mil novecientos sesenta y cuatro y la Ley
interpretativa de dicho artículo es de fecha tres de octubre de mil novecientos sesenta
y cuatro; obviamente, la parte accionante no tiene ninguna legitimación para alegar
una aplicación retroactiva de la ley. En el asunto base resultan aplicables las normas
cuestionadas porque son las que se encuentran vigentes a la fecha y ello no apareja
ningún problema de constitucionalidad.- En consecuencia, en cuanto a ese extremo, la
acción debe rechazarse de plano por carecer de legitimación.

III. VIOLACION AL ARTÍCULO 121 INCISO PRIMERO: En lo que concierne al segundo


alegato la accionante señala que el legislador al promulgar la Ley 3416 abusó de su
derecho de interpretación al calificarla como ley interpretativa siendo en el fondo una
reforma. Afirma que con el pretexto de aclarar supuestos conceptos oscuros del
artículo 968, lo reformó, introduciéndole preceptos que no contenía esa norma. Se
incurrió en un exceso en el ejercicio de las atribuciones legislativas al dictarse una ley
nueva, con el nombre de interpretación auténtica, violándose el artículo 121 inciso 1)
de la Constitución Política que establece que es atribución de la Asamblea Legislativa
dictar las leyes, reformarlas, derogarlas y darles interpretación auténtica.- Lleva razón
la accionante al señalar que la Ley 3416 de tres de octubre de mil novecientos sesenta
y cuatro es más bien una reforma y no una interpretación auténtica. La jurisprudencia
de esta Sala, ha señalado con relación al tema que: "...en cuanto al fondo de la acción
deben analizarse los aspectos que han sido cuestionados por la Asociación Bancaria
Nacional. Uno de ellos, tal vez sobre el que más se hay referencia en los autos, es el de
la naturaleza de la Ley N° 6319, de 26 de abril de 1979, que es "interpretación
auténtica" de la N° 6041, de 9 de febrero de 1977. La discusión se ha centrado en
determinar si efectivamente se trata de una ley interpretativa o si, por el contrario, no
lo es, de donde hubo un exceso legislativo en su promulgación, que deviene en
ilegítimo. Se dice, que aunque la Asamblea Legislativa le dio nombre de interpretación
a la Ley N° 6319, se trata de una verdadera reforma a la Ley N° 6041, con lo que se
producen varios vicios y de entre ellos los mas destacados: que la mal llamada ley
interpretativa se aplica retroactivamente, pues se ha incorporado a la interpretada,
como parte integrante "ab initio" , por decirlo así; que al no haber sido consultada la
Ley N° 6041 con las entidades afectadas, como corresponda por Constitución Política,
el promulgarse la ley interpretativa N° 6319, puede discutirse aquel aspecto, no
obstante que ésta si fue consultada debidamente a las entidades afectadas. Pero
alrededor de esos importantes aspectos, la Sala no acepta las argumentaciones de la
actora. En cuanto al primero cabe señalar que por más que la Asamblea se esforzara
en denominarla "interpretación auténtica", la Ley N° 6319 es una reforma de la Ley N°
6041, ya que el resultado final no fue, como se pretendió con su denominación,

33
precisar el sentido normativo de la primera o aclarar alguno de sus conceptos, sino, lisa
y llanamente, como se desprende de la comparación de textos y particularmente de la
evolución que tuvo la segunda en su tramitación legislativa), introducirle una reforma
al tributo primeramente diseñado, de modo que fuera mas productivo para la
Comisión de Préstamos para la Educación.-

Aceptado que la Ley N 6319 es una reforma, no puede entonces tenerse como un
hecho que haya podido integrarse a la N° 6014 y por ahí, que su aplicación lo fuera
retroactivamente. No solamente no hay una referencia específica en ese sentido, que
permita tener como cierta esa aplicación ilegítima, sino que del todo es imposible que
lo haya sido si, como sostenemos, es una reforma legal pura y simple y no una
interpretación auténtica, que por su naturaleza jurídica produce efectos diferentes. De
toda suerte, la Sala deja expresa mención a la circunstancia de que el tipo de Ley que
constituye la N 6319, no permitiría aquella aplicación retroactiva que posibilita, en
cierto sentido la norma interpretativa. Por otro lado, tampoco es aceptable la
consecuencia que, en opinión de la Procuraduría General de la República, debe tener
tal circunstancia ya constatada de que no estamos en presencia de una ley
interpretativa, de modo que deba acogerse una inconstitucionalidad de alcance
limitado en tanto solamente se considere ilegítima su aplicación retroactiva. La Sala
con análisis de lo actuado por la Asamblea prefiere otorgarle carácter de reforma y
como tal, aplicable hacia el futuro como cualquier ley reformadora, sin declarar
inconstitucionalidad de ningún tipo con vigencia y aplicación única y exclusivamente a
partir de su promulgación de modo que las consecuencias jurídicas son las mismas. Si
esta acción se hubiera producido en la hipótesis del párrafo primero del artículo 75 de
la ley de la Jurisdicción Constitucional, constatado en el proceso base una posible
aplicación retroactiva, lo que en el pasado dispuso la Corte Plena y ahora propone la
Procuraduría General, tendría sentido. Mas de conformidad con la normativa de la
nueva jurisdicción constitucional, y en el caso concreto, no es necesario proceder de
esa manera independientemente de que se acepte que hubo una torcida aplicación de
la Asamblea Legislativa de su potestad para interpretar auténticamente las leyes
promulgadas." (Sentencia 320-92 de las quince horas del once de febrero de mil
novecientos noventa y dos).

En la especie, resulta aplicable el pronunciamiento señalado, en el sentido de que, por


el contenido del texto, la Ley 3416 es más bien una reforma y no una interpretación
auténtica, lo que implica que su aplicación debe ser hacia el futuro y no en forma
retroactiva. En todo caso, conforme se señaló en el considerando anterior, la
constitución de la hipoteca objeto de discusión en el asunto base, fue posterior a las
leyes que se impugnan, por lo que resulta irrelevante -para el caso- si en ellas se
dispone o no una aplicación retroactiva a la ley, dado que esta circunstancia no afecta
los intereses del accionante. No existe violación del artículo 121 inciso 1) de la
Constitución Política, pues dentro de las potestades y competencias exclusivas de la

34
Asamblea Legislativa se encuentran tanto la de reformar las leyes como la de darles
interpretación auténtica.-

6. Constitucionalidad del Artículo 968 del Código de Comercio y de la


Interpretación Autentica de este Artículo (II)

[Sala Constitucional]x
Voto de mayoría

I. Sobre la admisibilidad. De conformidad con lo que dispone el párrafo primero del


artículo 75 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional, para interponer la acción de
inconstitucionalidad resulta necesario que exista un asunto pendiente de resolver
antes los tribunales, inclusive de habeas corpus o de amparo, o en el procedimiento
para agotar la vía administrativa, en que se invoque esa inconstitucionalidad como
medio razonable de amparar el derecho o interés que se considera lesionado. En el
caso que nos ocupa, la empresa demanante invocó la inconstitucionalidad de la
disposición impugnada dentro del incidente de prescripción que se tramita en el
proceso de ejecución hipotecaria No. 04-001280-0638-CI interpuesto por Newtex S.A.
contra Tunatun Internacional de Costa Rica S.A., el cual se encuentra pendiente de
resolver. Por resolución del Juzgado Civil de Mayor Cuantía de Alajuela, a las trece
horas con treinta minutos del veinticuatro de noviembre del dos mil nueve, rechazó la
excepción de prescripción de la obligación de primer y segundo grado, con
condenatoria al pago de las costas procesales, y en el escrito de interposición del
recurso de apelación la parte demandada invoca la inconstitucionalidad de la Ley No.
3416 del 3 de octubre de 1964. Ahora bien, de conformidad con las actuaciones que
constan en el incidente de prescripción, el recurso planteado se encuentra admitido
por resolución del Juzgado Civil a las nueve horas treinta y cinco minutos del ocho de
diciembre de dos mil nueve, y la acción recursiva aún se encuentra pendiente de
resolver por el ad quem. En razón de lo anterior, con el fin de dilucidar las dudas que
plantea el accionante, lo que procede es conocer de la acción por el fondo.

II. Objeto de la impugnación. La declaratoria de inconstitucionalidad que la empresa


accionante solicita a esta Sala, se resume en dos aspectos fundamentales del trámite
legislativo de la Ley No. 3416 del 3 de octubre de 1964: los problemas relacionados con
la instrucción de los proyectos de Ley presentados a la Asamblea Legislativa,
concretamente la posibilidad otorgada a los legisladores para dispensar trámites, y
nuevamente se replantean las implicaciones de una interpretación auténtica que
resulta en una reforma legal. Para la primera cuestión, debe esta Sala analizar
excepcionalmente la normativa vigente al momento en que se tramitó la Ley
impugnada, y en cuanto a lo segundo, es claro que existe jurisprudencia que controla
el resultado de esta decisión. Pero para dilucidar el aspecto más relevante en
discusión, deben despejarse varias cuestiones, para revelar si existen las

35
inconstitucionalidades solicitadas, para lo cual sería necesario determinar si el
legislador actuó dentro de sus facultades otorgadas por la Constitución Política, dentro
del ejercicio de facultades establecidas interna corporis de la Asamblea Legislativa,
cuya función legislativa se encontraba en el momento gobernada por el Reglamento de
Orden, Dirección y Disciplina Interior de la Asamblea Legislativa.

III. Sobre el fondo. Con la promulgación de la Ley No. 7135 de 11 de octubre de 1989,
Ley de la Jurisdicción Constitucional, se admite la interposición de acciones de
inconstitucionalidad cuando en la formación de las leyes o acuerdos legislativos se
viole algún requisito o trámite sustancial previsto en la Constitución o, en su caso,
establecido en el Reglamento de Orden, Dirección y Disciplina Interior de la Asamblea
Legislativa (inciso c) del artículo 73). Resulta cierto que esta Sala ha conocido y
declarado inconstitucionales diversas reformas legislativas cuando suponen violación a
las disposiciones sustanciales de procedimiento contenidas en la Constitución Política
o el Reglamento de la Asamblea Legislativa, sin embargo, no se puede pretender
aplicar las disposiciones vigentes en este último cuerpo normativo, a las reformas o
interpretaciones auténticas aprobadas bajo otras reglas normativas, como sucede en
el caso concreto que nos ocupa. Ahora bien, para efectos de resolver esta acción, la
Sala debe tomar en consideración lo siguiente:

A. Sobre la obligación de publicar proyectos de ley. El artículo 129 de la Constitución


Política establece la obligación de publicar las leyes aprobadas por la Asamblea
Legislativa y sancionadas por el Poder Ejecutivo, sin embargo ésta obligación no está
relacionada con proyectos de ley, que por su carácter provisional, estarían sujetos a
mociones de forma y de fondo. La Constitución Política no regula específicamente la
obligación de publicar proyectos de ley o sus informes de Comisión, mucho menos la
posibilidad de que el Plenario Legislativo decida dispensar estos trámites de
procedimiento legislativo, pues la publicación es una tendencia que ha avanzado en la
práctica parlamentaria en diferentes países, y se conocen excepciones, por ejemplo, en
el derecho parlamentario anglosajón, donde recientemente lo receptan en Inglaterra.
El problema, en consecuencia, se traduce a uno de la práctica legislativa o de las
normas que las regula, lo cual, en nuestro país, nace con la autonomía propia que le
concede el artículo 121 inciso 22) de la Constitución Política a la Asamblea Legislativa,
que pone en funcionamiento los valores y principios constitucionales que se deben
resguardar en el proceso de formación de las leyes, relacionados con el principio
democrático. Sin duda, el principio de publicidad en el procedimiento legislativo
cumple además de funciones formales, también materiales, no solo en los actos
preparatorios de un proyecto de ley, sino cuando se encuentra en otras fases del
trámite, cuando la Asamblea Legislativa recibe la publicidad por radio y televisión,
dado que los debates del Plenario legislativo están abiertos al público (párrafo tercero
del artículo 117 de la Constitución Política). En tal sentido, estas circunstancias y la
obligación de publicar los proyectos de ley está contenido en el principio de publicidad

36
que debe servir como vector de legitimidad de todo órgano representativo de la
soberanía popular. En tal sentido, los parlamentos y sus actos son de gran valor y
trascendencia para la vida democrática de los países, y deben permitirse ventilar sus
actuaciones con transparencia y de cara al público, al ser éstos los centros políticos y
jurídicos de una Nación, y el lugar primario en el que una sociedad desarticulada debe
modularse.

Ahora bien, la jurisprudencia de esta Sala ha sido decisiva al asignarle un peso


importante al principio de publicidad como un requisito sustancial dentro del trámite
legislativo, en lo que se refiere a la ley ordinaria y a la enmienda constitucional. Así, en
un caso en que se discutió la obligación de publicar una proposición de reforma
constitucional, respecto del inciso 13) del artículo 121 y del artículo 174 y adición de
un párrafo del 175 de la Constitución Política, se estableció en la resolución No. 2006-
09567, que:

“VI. Del principio esencial de la publicidad en el trámite de reforma de la


Constitución Política. Del precedente citado supra, en relación con el procedimiento
de formación de la ley que es reforma de la Constitución que se analiza, debe
entenderse que una vez que el proyecto de reforma cuenta con el informe de la
comisión nombrada al efecto, éste es presentado a la Asamblea Legislativo dentro del
plazo de 20 días que señala en inciso 3 del artículo 195 de la Constitución Política, y
debe además observar el trámite dispuesto en el inciso 4) siguiente, según el cual:

“4) Presentado el dictamen, se procederá a su discusión por los trámites establecidos


para la formación de las leyes; dicha reforma deberá aprobarse por votación no menor
de los dos tercios del total de los miembros de la Asamblea;”.

De la lectura del mandato constitucional recién transcrito se infiere que en el trámite


de reforma de la Constitución Política debe ajustarse además el Legislador a los
principios que informan la formación de ley ordinaria. Como principio esencial en la
formación de las leyes está el Principio de Publicidad, en el tanto garantiza un amplio
debate que facilita el contacto con la opinión pública en general y, en particular, con
quienes pudieran tener interés, por razón de sus actividades económicas, en conocer y
hasta participar en la deliberación del asunto, o, igualmente, la posibilidad de escuchar
a órganos públicos, en este caso las municipalidades. En este punto es importante
reiterar lo ya expuesto en anteriores consultas evacuadas por este Tribunal, en cuanto
ha señalado que la publicidad de los procedimientos parlamentarios resulta además
esencial dado el carácter representativo de la comunidad nacional que ostenta la
Asamblea Legislativa, siendo que la soberanía reside en el pueblo y los diputados
solamente son sus representantes, según lo dispone el artículo 105 constitucional. (En
tal sentido ver sentencia 2000-03220 de las diez horas con treinta minutos del
dieciocho de abril del dos mil). Extraña la Sala en este asunto, que después de la

37
presentación del informe por la Comisión nombrada al efecto en el año dos mil uno, se
obvió la publicación del texto previo a la inclusión en el orden del día y primer debate
iniciado tres años más tarde, en la sesión número 12 del dieciocho de mayo de dos mil
cuatro, (folios 104 a 107 del expediente legislativo). Tal omisión resulta contraria al
principio de publicidad de los procedimientos parlamentarios que se entiende inmerso
en el procedimiento de reforma de la Constitución Política, y que según mandato del
inciso 4) del artículo 195 de la Constitución Política - en relación con lo dispuesto en los
artículos 116 y 121, ambos del Reglamento de la Asamblea Legislativa-, debe
publicarse el proyecto de ley en el Diario Oficial, previo a la inclusión del mismo en el
Orden del Día. Conviene agregar a lo expuesto que al tratarse de una reforma de la
Constitución Política cuya tramitación es más compleja que la formación de la ley
ordinaria, no podría válidamente acordarse el trámite de dispensa de publicación
previsto en el Reglamento de la Asamblea Legislativa. La omisión de trámites no es
posible en cuanto a reformas parciales a la Constitución Política, en primer lugar por la
naturaleza misma de las reformas a la Constitución Política que es formal y agravada; y
en segundo lugar porque, del trámite de reforma parcial a la Constitución que
establece la Constitución Política, se desprende expresamente la exigencia de la
Comisión nombrada al efecto, de elaborar el respectivo informe (Artículo 195 incisos 3
y 4 de la Constitución Política). En otros términos se puede afirmar que la publicación
constituye un trámite esencial en el procedimiento de reforma parcial de la
Constitución Política, cuya omisión se constituye en un vicio invalidante; y no puede la
publicación ser omitida en los términos ya explicados.”. (lo subrayado no es del
original).

Por otra parte, con claridad meridiana esta Sala ha explicado los alcances de la
obligación de publicar proyectos de ley. Por resolución de la Sala No. 2002-3458
estableció que:

“I. Sobre la publicación del proyecto en el Diario Oficial. Por otra parte, cabe discutir
si la aprobación de una moción de dispensa de trámites de publicación y espera en la
sesión del Plenario Legislativo número 91 del catorce de noviembre de dos mil uno,
respecto del proyecto de aprobación del "Convenio Internacional para la represión de
la Financiación del Terrorismo", así como a otras cinco iniciativas (cfr. folio 37 del
expediente legislativo número 14.556), resulta acorde con el parámetro de
constitucionalidad. Luego de que la Sala hiciera un trabajo de búsqueda en las
ediciones de La Gaceta, se logró determinar que el presente proyecto, si bien no fue
publicado en forma íntegra, sí lo fue una razón informando acerca del acuerdo
legislativo que dispensó los referidos trámites, e indicando el tamaño y ubicación del
expediente legislativo, para quien quisiera consultarlo. (La Gaceta número 230 de
treinta de noviembre de dos mil uno, página 7). Dicha actuación, a juicio de la Sala,
impidió que se incurriera en una violación a reglas esenciales del procedimiento
legislativo. La publicación en la Gaceta de los proyectos discutidos en la Asamblea

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Legislativa es un instrumento que puede propiciar la participación popular en la
adopción de las grandes decisiones nacionales, además de constituir una garantía de
transparencia de la función de creación de la Ley. Si bien la Constitución Política omite
cualquier referencia a este requisito, el Reglamento de la Asamblea Legislativa sí lo
hace en sus ordinales 116, 117 y 121. De éstos, el 117 es el que contiene la regla
general, en el siguiente sentido:

"Artículo 117.-

Autos de presentación

En el Departamento de Archivo se redactarán los autos de presentación de los asuntos


y se formará el expediente original, así como los expedientes para los miembros de la
Comisión respectiva. Este Departamento enviará una copia de esos asuntos a la
Imprenta Nacional para su publicación en el Diario Oficial."

Como se puede apreciar, el Reglamento de la Asamblea Legislativa expresamente


dispone la publicación de los proyectos de Ley que conoce la Asamblea Legislativa.
Dicho requisito debe ser entendido como esencial, por involucrar directamente el
principio democrático ínsito a la función legislativa. No obstante lo anterior, en la
especie la Asamblea Legislativa no ha lesionado este requisito procedimental, pues si
bien la Asamblea acordó relevar el presente proyecto del trámite de su publicación,
decidió que en La Gaceta fuera publicado un aviso referente a la existencia del
proyecto en cuestión, invitando a quien estuviera interesado en leerlo para que lo
consultara en la Asamblea, donde sería puesto a disposición del público. Esta Sala es
del criterio de que esta última determinación permitió un acceso, por parte del
público, al expediente legislativo 14.556, permitiendo así la participación popular en la
discusión del referido proyecto. No huelga destacar que, si bien la dispensa de trámites
de que habla el artículo 35.5.d) del Reglamento de la Asamblea Legislativa debe ser
entendido a la luz de la más explícita norma del artículo 177 ibídem, en el sentido de
que dicha dispensa lo es del trámite de conocimiento en comisión, y no una genérica
de “todos” los trámites legislativos, pues aquellos previstos en la Constitución Política
y en el mismo Reglamento, garantías mínimas de respeto del principio democrático, no
pueden ser dispensados, ni siquiera por acuerdo de la propia Asamblea. Obviamente lo
que sucedió en este caso es que –como ya fue dicho líneas atrás- se dispensó la
publicación “integral” del proyecto en el Diario Oficial, no se dispensó dar publicidad al
mismo, lo cual sería inconstitucional, por constituir la excusa ante el incumplimiento
de un trámite esencial. Así las cosas, estima esta Sala que en el procedimiento seguido
para la discusión de este proyecto, no han sido violados trámites esenciales, por lo que
procede entrar a discutir el fondo de la propuesta,”.

El anterior precedente es importante por cuanto modula en una justa dimensión el


principio de publicidad y la publicación del proyecto de ley, evidenciando, claro está, la

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importancia del principio de publicidad, el cual se puede cumplir –excepcionalmente-
sin exigir la publicación de la totalidad de un proyecto de ley dando referencias exactas
del que se pretende aprobar y las razones en que se funda para adoptar tal medida. En
el caso que nos ocupa, ni siquiera fue objeto de reseña alguna, pero lógicamente su
tramitación legislativa al ocurrir hace cuarenta y seis años, en otra época y bajo otra
normativa, le corresponderá a esta Sala examinar estas cuestiones.

B. Sobre la cuestión principal planteada en la acción de inconstitucionalidad: la


moción de dispensa de trámites y la omisión en la publicación del proyecto de ley. En
el caso que nos ocupa, con el libelo de interposición de la acción de
inconstitucionalidad se acompañan copias de una iniciativa planteada por el Sistema
Bancario Nacional (folio 19), la cual fue acogida por el Diputado Ruiz Fernández para su
tramitación, y donde consta la presentación de la moción para que se le dispensara de
todos los trámites. Ciertamente, la iniciativa fue sometida el 2 de septiembre de 1964,
la moción del legislador fue presentada a la Asamblea Legislativa y aprobada el 7 de
ese mes y año, según se demuestra con los sellos que corren en las copias respectivas.
De igual forma se hace constar que la ley recibió los tres debates exigidos para su
aprobación. Pero en lo que interesa, la moción se lee de la siguiente manera:

“PARA QUE SE LE DISPENSEN TODOS LOS TRÁMITES Y SE LE DE PRIMER DEBATE EN


ESTA SESION EN PRIMER TERMINO AL PROYECTO DE LEY PRESENTADO POR LOS JEFES
DE LAS SECCIONES LEGALES DE LOS BANCOS DEL ESTADO A FIN DE DAR
INTERPRETACIÓN AUTÉNTICA AL ARTÍCULO 968 DEL CODIGO DE COMERCIO”.

Para dilucidar la cuestión debe esta Sala determinar a qué actos se refiere la dispensa
de trámites, si se refiere a los actos de instrucción de los expedientes legislativos
incluida la publicación en La Gaceta, y la tramitación ante la Comisión legislativa
respectiva. Para resolver lo anterior debe esta Sala examinar con detenimiento el
acuerdo legislativo No. 399 de la Asamblea Legislativa, con el cual promulga el
Reglamento de Orden, Dirección y Disciplina Interior de la Asamblea Legislativa. Fue
con base en estas disposiciones reglamentarias que se tramitó la Ley No. 3416 de 3 de
octubre de 1964. De conformidad con lo anterior, el trámite inicial de los expedientes
legislativos se regula en los artículos 33 y siguientes, sobre la presentación de
proyectos de ley y su tramitación. Es claro, que siendo un proyecto de ley tramitado y
aprobado en los primeros años de vigencia del Reglamento, éstas serían las
disposiciones vigentes con las cuales esta Sala debe resolver la actuación ahora
impugnada en la acción de inconstitucionalidad, y no las disposiciones actuales que
regula el iter parlamentario y los criterios expuestos arriba por la Sala. No obstante lo
anterior, debe aclararse que la fase de presentación de proyectos no ha sufrido
modificaciones sustanciales, comprende los actos de instrucción de toda iniciativa de
ley, o de su enmienda, o de reforma a la Constitución Política. De igual manera, el
párrafo 3° del artículo 34 del Reglamento de orden, dirección y disciplina interior de la

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Asamblea Legislativa, regula los actos preparatorios del proyecto o proposición
legislativa, que incluye los estrictamente relacionados con la preparación formal del
expediente, su enumeración, redacción de autos, anotación en libros, formación de los
expedientes y el envío de las copias a la Imprenta Nacional para su publicación en “La
Gaceta”. Para esta Sala es claro que la dispensa de trámites se refiere más que a los
actos preparatorios de un expediente legislativo, a los referentes a la publicación de
las copias que se envía a la Imprenta Nacional. Por lo regulado en la norma de
comentario, desde aquella época se tenía la obligación de publicar el proyecto de ley,
para darle publicidad, como sucede hoy día, sin embargo, se debe determinar si las
normas reglamentarias contemplaban expresamente la posibilidad de dispensar
dentro de los trámites legislativos, la publicación del proyecto de ley. La dispensa de
trámites debe entenderse como una herramienta de una mayoría legislativa que
responde a la ductibilidad y flexibilidad propios de los procedimientos legislativos, para
tramitar un asunto, por ejemplo, por una urgencia o por la importancia se le impone al
legislador omitir procedimientos, dado que deben prevenir daños graves a las
personas o que la omisión pueda ocasionar una alteración irreparable de las cosas, de
no actuar con celeridad. La norma que se relaciona expresamente con la Dispensa de
Trámites, establece:

“Artículo 56.- Un proyecto de ley podrá ser conocido por la Asamblea en Primer Debate,
sin el requisito de informe previo de una de las Comisiones de la Asamblea,
entendiéndose entonces que aquélla actúa como Comisión General, cuando así lo
disponga la propia Asamblea, mediante la expresa dispensa de trámites previos. En
este caso, una vez terminada la discusión del asunto en Primer Debate, y habiéndose
conocido directamente las mociones de fondo de los Diputados, el Presidente de la
Asamblea pondrá a votación el asunto”.

La norma no ha sido objeto de enmienda alguna al día de hoy (corresponde al numeral


177 del actual Reglamento), de manera que ciertamente existe una disposición que
autoriza un procedimiento legislativo extraordinario de proyectos de ley, de manera
que releva cualquier trámite ante las comisiones legislativas y su informe respectivo,
consecuentemente las Comisiones quedan sustituidas por el Plenario que actúa como
Comisión General, conocerán las mociones de fondo y recibirá la votación en primer
debate del asunto. Pero la disposición no aclara la cuestión planteada en la acción. Un
examen más profundo de las disposiciones del Reglamento de Orden, Dirección y
Disciplina Interior de la Asamblea Legislativa, disponía que: “Artículo 38.- Ningún
proyecto de ley o informe rendido por una Comisión podrá ser discutido en Primer
Debate en la Asamblea, hasta dos días después de su publicación en el Diario Oficial,
salvo que la Asamblea resuelva dispensarle el trámite de publicación.”

En otras palabras, una propuesta de legislación o su respectivo informe no podría ser


discutido en Primer Debate hasta tanto no hubieran transcurrido el tiempo de espera

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de dos días desde su publicación, pero la norma reglamentaria también permitía la
posibilidad de dispensarle del trámite de publicación. De ahí que, la pretensión
planteada ante esta Sala, debe desestimarse dado que el lenguaje de la moción
presentada por el Diputado Ruiz Fernández era suficiente para pasar el examen de las
exigencias del procedimiento legislativo de 1964, como fue aprobado por los
legisladores. Efectivamente la moción y su aprobación tenía como fin eximir todos los
trámites preparatorios, con lo cual para este Tribunal Constitucional la moción estuvo
siempre amparada a la normativa reglamentaria que le regía, la dispensa lógicamente
se refirió a los actos de instrucción referentes a su publicación y también la de obviar la
tramitación ante una Comisión legislativa, que evidentemente retrasaría cualquier
toma de decisión en un asunto cuyos efectos económicos en el país y las personas que
dependían de créditos garantizados con hipotecas, y que estando amenazadas las
finanzas de los Bancos hubieran tenido la obligación de ejecutar las garantías, sin
permitir la readecuación de deudas con los deudores. En este sentido, el plazo de
prescripción más reducido para hacerlas valer, implicaba el peligro para la estabilidad
económica de muchas de estas instituciones financieras, y sin duda ello podía afectar
la estabilidad económica del país en aquella época. Por todo lo expuesto, a juicio de la
Sala el trámite legislativo seguido a la Ley No. 3416 del 03 de octubre de 1964, en
relación con la interpretación auténtica del artículo 968 del Código de Comercio, no
contiene ninguna violación sustancial al procedimiento legislativo, por cuanto el
artículo 38 del Reglamento admitía la dispensa de trámites, expresamente la
publicación del proyecto de ley en el Diario Oficial La Gaceta.

C. Sobre la jurisprudencia de la Sala respecto de la interpretación auténtica de la Ley


No. 3416. Por último, no estima esta Sala que existan razones para modificar la
jurisprudencia constitucional, especialmente la referente a la sentencia No. 1998-
07552, en cuanto ya analizó la acusada inconstitucionalidad de la interpretación
auténtica al artículo 968 del Código de Comercio, dado que la misma se encuentra
debidamente sustentada en la normativa vigente en aquel momento, y no procede
extrapolar otras reglas e interpretaciones actuales con las que fueron tramitadas en su
momento. Consecuentemente, como no existen razones para cambiar la
jurisprudencia de esta Sala, lo que procede es desestimar la presente demanda, como
en efecto se hace.

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de utilizar el material indicado.

i
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 3284 del treinta de abril de 1964. Código de Comercio. Vigente
desde 27/05/1964. Versión de la Norma 16 de 16 del 24/08/2016. Publicada en: Gaceta No 119 del
27/05/1964. Alcance: 27.

ii
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 3416 del tres de octubre de mil novecientos sesenta y cuatro.
Reforma Código de Comercio. Versión de la Norma: 1 de 1 del 03/10/1964. Publicada en: Colección
de Leyes y Decretos: Año 1964, Semestre 2, Tomo 2, Página: 633.

iii
ASAMBLEA LEGISLATIVA. Ley 63 del veintiocho de setiembre de mil ochocientos ochenta y siete.
Código Civil. Vigente desde 01/01/1888. Versión de la Norma 13 de 13 del 30/11/2016.

ivALBALADEJO GARCÍA, Manuel. (2013). Derechos Reales: Iura In Re Aliena. Tomo III. Editorial
Investigaciones Jurídicas S.A. San José, Costa Rica. Pp 460-477. Comentado para Costa Rica por
ZELEDÓN ZELEDÓN, Ricardo.

v
TRIBUNAL PROCESAL CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO, SECCIÓN CUARTA, SEGUNDO CIRCUITO
JUDICIAL DE SAN JOSÉ. Sentencia 42 de las trece horas cuarenta y cinco minutos del veintisiete de
abril del dos mil dieciséis. Expediente: 14-009615-1027-CA.

vi
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 411 de las doce horas quince
minutos del ocho de junio del año dos mil uno. Expediente: 00-000053-0170-CA.

vii
TRIBUNAL AGRARIO DEL SEGUNDO CIRCUITO JUDICIAL DE SAN JOSÉ. Sentencia 934 de las catorce
horas dos minutos del treinta y uno de agosto de dos mil once. Expediente: 02-004750-0170-CA.

viii
SALA PRIMERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 54 de las quince horas quince
minutos del veintisiete de mayo de mil novecientos noventa y ocho. Expediente: 98-100054-0004-
CI.

ix
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 7552 de las diez horas con
doce minutos del veintitrés de octubre de mil novecientos noventa y ocho. Expediente: 98-006958-
007-CO-M.

x
SALA CONSTITUCIONAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. Sentencia 1654 de las quince horas y
ocho minutos del nueve de febrero del dos mil once. Expediente: 09-018320-0007-CO.

43

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