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CARACTERÍSTICAS EN NIÑOS DE 0 A 6 AÑOS.

Características Fisiológicas
0 a 3 años
CRECIMIENTO Y NUTRICIÓN

Los genes que el lactante hereda tienen una poderosa influencia sobre si el niño será alto o
bajo, delgado o corpulento, o algo intermedio. Esta influencia genética interactúa con
influencias ambientales, tales como la nutrición y las condiciones de vida, que también afectan
la salud general y el bienestar.
Patrones de crecimiento
Los niños crecen con mayor velocidad durante sus primeros tres años de vida, en especial
durante los primeros meses, de lo que lo harán el resto de sus vidas (figura 6-1). Para los cinco
meses de edad, el peso de nacimiento de un bebé varón promedio se ha duplicado a 7.3 kg, y
para su primer cumpleaños, casi se triplica a 10.45 kg. Esta rápida tasa de crecimiento
disminuye durante su segundo y tercer año de vida.
Por lo general, la dentición se inicia alrededor del tercer o cuarto mes, cuando los lactantes
empiezan a tomar casi cualquier objeto que encuentran para ponerlo en sus bocas; pero, de
hecho, el primer diente puede no aparecer sino hasta algún momento entre el quinto y noveno
mes de vida, o incluso más tarde. Para su primer cumpleaños, por lo general, los bebés cuentan
con seis a ocho dientes. Para los dos y medio años de edad, cuentan con un conjunto completo
de 20 dientes
3 a 6 años
En la segunda infancia, los niños se vuelven más delgados y más altos. Necesitan menos
sueño que antes y tienen mayor probabilidad de desarrollar problemas de sueño.
Mejoran en su habilidad para correr, saltar, brincar, impulsarse y arrojar pelotas.
También se vuelven más capaces para atarse las cintas de los zapatos (con moños en
lugar de nudos), dibujar con crayones (sobre papel en lugar de sobre las paredes) y
servirse el cereal (dentro de un tazón, no sobre el piso); asimismo, comienzan a mostrar
preferencia por utilizar la mano derecha o la izquierda.

Características Intelectuales
Piaget llamó a la segunda infancia la etapa preoperacional del desarrollo cognitivo
porque los niños a esta edad aún no están listos para utilizar las operaciones mentales
lógicas, como lo estarán en la etapa operacional concreta de la tercera etapa.

 La función simbólica

Por medio de la imitación diferida, el juego simulado y el lenguaje.

La imitación diferida, que se vuelve más robusta después de los 18 meses de edad, se
basa en mantener una representación mental de una acción que se observó.
En el juego simulado, también denominado juego de fantasía, juego dramático o juego
imaginativo, los niños pueden utilizar un objeto, como una muñeca, para representar o
simbolizar alguna otra cosa, como una persona.

El lenguaje utiliza un sistema de símbolos para la comunicación.

 Comprensión de los objetos en el espacio

Al menos hasta los tres años de edad, la mayoría de los niños no comprende de manera
confiable las relaciones entre imágenes, mapas o modelos a escala y los objetos más
grandes o pequeños o espacios que representan

Los preescolares mayores son capaces de utilizar mapas sencillos y pueden transferir la
comprensión espacial obtenida a partir del trabajo con modelos a mapas y viceversa.

 Comprensión de la causalidad

Piaget sostenía que los niños preoperacionales aún no pueden razonar de manera lógica
acerca de la causa y el efecto. En lugar de ello, decía, razonan por medio de la
transducción. Mentalmente conectan dos sucesos, en especial sucesos cercanos en el
tiempo, que tengan o no una relación causal lógica. Por ejemplo, Luis puede pensar que
sus pensamientos o comportamiento “malos” ocasionaron la enfermedad de su hermana
o el divorcio de sus padres. Sin embargo, cuando se les somete a prueba en relación con
situaciones que pueden comprender, los niños pequeños sí comprenden la causa y el
efecto

 Comprensión de identidades y categorización

La categorización, o clasificación, requiere que el niño identifique semejanzas y


diferencias. Para los cuatro años de edad, muchos niños pueden clasificar según dos
criterios, como color y forma. Los niños utilizan esta capacidad para ordenar muchos
aspectos de sus vidas, categorizando a las personas como “buenas” o “malas”,
“agradables” o “desagradables” y así sucesivamente. Así, la categorización es una
capacidad cognitiva con implicaciones psicosociales.

 Número
Para los cuatro años de edad, la mayoría de los niños cuentan con palabras que
comparan cantidades. Pueden decir que un árbol es más grande que otro o que una taza
tiene más jugo que otra.

Para los cinco años de edad, la mayoría pueden contar hasta 20 o más y saben las
magnitudes relativas de los números del uno al diez De manera intuitiva, los niños idean
estrategias para sumar, cuentan con los dedos o utilizan otros objetos.

Características Afectivas
 Las conductas y las reacciones afectivas del niño son reguladas por las figuras
de apego. El niño busca agradar a sus personas importantes. Cuando estas
reaccionan positivamente ante sus conductas, se convierten en estímulo para que
el niño consolide respuestas adecuadas y adaptadas. Busca la aprobación de los
adultos de referencia.
 A esta edad se produce un mimetismo entre el niño y sus figuras de apego, es
decir, suele tratar de imitar y reproducir todas las conductas y reacciones
afectivas que observa en el adulto.
 La expresión afectiva es más compleja y elaborada, no son solo puras reacciones
emocionales.
 Aparecen las emociones autoconscientes: vergüenza, orgullo, culpabilidad y
envidia. – El niño toma conciencia y racionaliza sus propias emociones. Estas
emociones incluyen una valoración de sí mismo y están íntimamente ligadas con
la moral.
 En este periodo aparece un nuevo tipo de afecto, la amistad. Las relaciones con
sus iguales son más estrechas y suelen forjarse sentimientos de reciprocidad

Características Sociales

La época de los tres a seis años de edad es esencial en el desarrollo psicosocial de los
niños.

 El autoconcepto y comprensión de las emociones se vuelve más complejo; la


autoestima es global.

El autoconcepto comienza a ser el centro de atención durante la primera infancia. Se


vuelve más claro mientras la persona adquiere más capacidades cognitivas y lidia con
las tareas del desarrollo asociadas con la niñez, la adolescencia y, luego, la adultez.
Entre los cinco y siete años de edad es típico que cambie la descripción de los niños
acerca de sí mismos, como lo demuestran los cambios en la autodefinición.

Cuando la autoestima es elevada, el niño tiene motivación de logro. Sin embargo,


cuando la autoestima es contingente al éxito, es posible que los niños consideren al
fracaso o a la crítica como una recusación de su propia valía y quizá se sientan
imposibilitados para hacer mejor las cosas.

 Aumentan la independencia, la iniciativa y el autocontrol.

La capacidad para comprender y regular, o controlar, los propios sentimientos es uno de


los avances clave de la segunda infancia. Los niños que pueden comprender sus
emociones son más capaces de controlar la manera en que las demuestran y de ser
sensibles a los sentimientos de los demás.

Los niños preescolares pueden —y quieren— hacer cada vez más cosas. Al mismo
tiempo, están aprendiendo que algunas cuestiones que quieren hacer tienen aprobación
social en tanto que otras no.

 Se desarrolla la identidad de género.

Los niños y niñas tienen igual desempeño en tareas que implican habilidades
matemáticas básicas y tienen igual capacidad para aprender matemáticas. Sin embargo,
existen pequeñas diferencias en capacidades específicas. Las niñas tienden a ser
superiores en pruebas de fluidez verbal, cálculo matemático y memoria de
localizaciones de objetos. Los varones tienden a ser superiores en analogías verbales,
problemas verbales aritméticos y memoria de configuraciones espaciales.

 El juego se vuelve más imaginativo, elaborado y, en general, más social.

El juego contribuye en todos los dominios del desarrollo. Por medio de esta actividad,
los niños estimulan los sentidos, ejercitan sus músculos, coordinan vista con
movimiento, ganan dominio de sus cuerpos, toman decisiones y adquieren nuevas
habilidades.

 El altruismo, la agresión y el temor son más comunes.

El altruismo está al centro de la conducta prosocial, que es la actividad voluntaria


dirigida a beneficiar a otra persona. Incluso antes de cumplir dos años, es frecuente que
los niños ayuden a los demás, compartan sus pertenencias o alimentos y ofrezcan
consuelo. Es posible que los motivos de la conducta prosocial cambien a medida que los
niños crecen y desarrollan un razonamiento moral más maduro.

La agresión en preescolares tiende a tener motivos egocéntricos; desean obtener elogios


y evitar la desaprobación. Ponderan los costos y beneficios y consideran cómo querrían
que los demás actuaran hacia ellos.

Entre los 2.5 y cinco años, es común que los niños peleen por juguetes o por el control
del espacio. A medida que los niños desarrollan más autocontrol y adquieren más
capacidad para expresarse en forma verbal, es común que cambien de las muestras de
agresión con golpes a la agresión con palabras.

En todas las culturas estudiadas, como entre la mayoría de los mamíferos, los varones
son más agresivos en sentido físico y verbal que las niñas. Sin embargo, es posible que
las niñas sean más agresivas de lo que parecen. Los varones presentan una agresión más
explícita o directa —agresión física o verbal dirigida a su blanco en forma abierta— las
niñas, en especial a medida que crecen, tienen mayor probabilidad de participar en una
agresión relacional o social. Éste es un tipo más sutil de agresión que consiste de dañar
o interferir con las relaciones, reputación o bienestar psicológico, a menudo por medio
de burlas, manipulación, ostracismo o tentativas de control.

Los temores pasajeros son comunes en la segunda infancia. Muchos niños de dos a
cuatro años les temen a los animales, en especial a los perros. Para los seis años, es más
probable que teman a la oscuridad. Otros temores comunes son las tormentas, los
doctores y las criaturas imaginarias. La mayoría de estos miedos desaparecen a medida
que los niños crecen y pierden su sensación de impotencia.

Relaciones con otros niños

 Las relaciones con hermanos y pares contribuyen a la autoeficacia.


 Los hermanos aprenden a resolver disputas y negociar diferencias.
 La mayoría de las interacciones entre hermanos son positivas.
 Los hermanos mayores son los que suelen iniciar las actividades y los más
pequeños tienden a imitar.
 Los hermanos del mismo sexo, en especial las niñas, se llevan mejor entre sí.
 El tipo de relación que tienen los niños con sus hermanos a menudo se transmite
a las relaciones con sus pares.
 Los hijos únicos parecen desarrollarse cuando menos tan bien en la mayoría de
los sentidos como los niños con hermanos.
 Los preescolares eligen compañeros de juego y amigos que se les parecen y con
quienes tienen experiencias positivas. Los niños agresivos son menos populares
que los niños prosociales.
 Los amigos tienen más interacciones positivas y negativas que los compañeros
de juego.
 La crianza infantil puede afectar la competencia social de los niños con sus
pares.

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